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Me cogí a mi cuñada en el cumpleaños de mi hermano II

Me cogí a mi cuñada en el cumpleaños de mi hermano II
(Al día siguiente)

Recomiendo leer la primera parte, esta es una continuación, me esforzaré para que se entiendan de forma independiente

Cierta ensoñación me hacía recordar años atrás, cuando jugábamos futbol, éramos muy competitivos, mi hermano era defensa y yo atacante, como es normal, habían intensas discusiones de cuál era la posición más importante en el partido, y para aderezar la rivalidad él jugaba para los equipos rivales a los que yo jugaba (normalmente me marcaba para que personalmente), así que frecuentemente teníamos disputas fuertes en el campo, más apasionadas de lo normal. Creo que él siempre fue mejor deportista que yo, sin embargo siempre era yo quien se llevaba los laureles pues era quien hacía los goles, y eso es lo que finalmente hace que tenga sentido el juego de fútbol y que la gente lo quiera ver. Eso ha sido una rivalidad permanente y ahora se me presentaba como una especie de sueño lúcido que me planteaba un dilema sobre mis actos de la noche anterior.

En medio de la ensoñación escucho voces, de las cuales puedo inferir un diálogo algo nervioso, entre mi hermano y mi cuñada, él estaba apurado por llegar a su trabajo y le decía a su hermosa esposa que me dejara dormir, que yo no tenía urgencia por salir y que si quería me podía quedar durmiendo toda la mañana, miraba insistentemente el reloj y a tropezones terminaba de vestirse para irse a su trabajo. Escuchaba como ella lo alentaba a que se fuera rápido, pues en varias oportunidades había llegado tarde y eso no les gusta a sus superiores.

Un “te amo” y un portazo supone la partida de Marcel, yo trato de despertar, pero me gana la pereza. Un rato con un silencio perturbador imperó, no sé cuánto tiempo pasó, sabía que estaba solo en casa con Marya, pero aún no estaba seguro si lo de la cogida de la noche anterior quedaría como una locura de borrachos y si ella fingiría demencia. Si era así, yo haría lo propio y no pasaría nada más.
De pronto escucho la puerta crujir, se abre con cuidado como si ella tuviera la intención de no despertarme, yo estaba sin camisa, en el pueblo hace bastante calor, y tenía mis pantalones con la bragueta abierta, para dormir más cómodo. Escucho sus pasos con pies descalzos, acercándose sigilosamente hasta mí, se detiene al borde de la cama, como una señal de duda o quizá de estudio de su presa, a estas alturas yo me hacía el dormido. Con mucho cuidado, con la intención de no despertarme, gatea por la cama hasta estar frente a mi verga. Con los ojos entreabiertos la veo, estaba con un top negro, poco más grande que unos sostenes, que al inclinarse dejaba ver el canal de sus tetas, permitiendo ver a trasluz unos shorts de licra, blancos con pepitas negras, ajustado que dejaba ver su culo en forma de corazón a través del espejo de la peinadora que tenía al frente. Con mucha delicadeza, mete las manos entre mi pantalón, me agarra la pija, ya para este momento estaba tomando dureza, ella se ríe con picardía porque se dio cuenta que yo fingía dormir. Le da lametones a mi verga, cual gatita limpiando una patita, al tercer lametón, no me aguanto y la tomo del pelo para que se tragara mi tranca que ya estaba a punto de explotar, antes de engullirla, me dice: “ah se despertó el señor, pensé que no iba a querebbm”, la última palabra no la termino porque se la clave en la boca. Me empezó a hacer un garganta profunda, que me sorprendió, no sabía que con esa carita tan inocente, de sonrisa cándida pudiera ser tan buena mamando.

“Que buena mamadora eres cuñadita, quien lo iba a pensar… como te gusta mamar!”, con la glande entre los labios, me dice “tep paresbcepm??”, me rio sínicamente y le pregunto: “no te enseñaron que no debes hablar con la boca llena??”, y Marya con cara retadora y con la pija en la boca me dice: “nob, mep enseñaps vosp??”, mientras un hilo de baba sale de su comisura y rueda hasta su barbilla y estrepitosamente cae en mi pantalón que aún está a medio bajar. Le doy un bofetón sonoro, con tal fuerza que se le salió la pija de la boca, ella me miró con cara de sorpresa e inmediatamente, como si el rayo de sol que se filtraba torpemente por las cortinas la fuera iluminado completa, se transfiguró, puso una cara de puta sin precedentes, buscó el guevo con la boca, sin usar las manos, y empezó a mamar con gran intensidad, como si de ello dependiera su vida, me miraba desde su posición con cara de reto, como si quisiera la otra bofetada, le solté la otra bofetada, en la otra mejilla, pero esta vez un ruido hizo que no fuera con tanta intensidad. Sentimos que se abrió la puerta y un manojo de llaves lo arrojaron a algún sillón. Marya saltó de la cama con agudeza gatuna, se fue sin hacer ruido a la cocina. Escucho pasos pesados, y miran por la rendija de la puerta, yo rápidamente tomé la sábana de la cama y me cubrí en posición de cucharita, y escucho un murmullo de Marcel: “vaya cruda, mira la hora que es y aun dormís como un bebé” (sin imaginarse que unos segundos antes tenía a su mujercita en cuatro patas chupando chota y que su saliva aún me tenía humedecido todo el entrepierna).
Va hacia la cocina, y se escucha a Marya sorprendida, mientras trastea en la cocina como una ama de casa aplicada “Amor marce, qué haces acá? Y el trabajo??”, él le dice “llamé para que me esperaran y me dijeron que no me apurara, que había tiempo de lluvia, pero que fuera para pasar lista a los obreros para pagarle la jornada aunque no hicieran nada”. A lo largo de la oración, pasé de la resignación de quedarme con la calentura, al éxito de que pronto se iría y me cogería a su mujercita. Ella le dijo “ah bien, yo me quería quedar durmiendo, pero me dio pena con tu hermano, y me puse a hacer el desayuno, aunque ese esta borracho, aun ni se levanta!”, Marcel: “si, ya vi… pero no te angusties” sacude una bolsa de papel que traía en la mano “para que no se afane mi mujercita hermosa, traje el desayuno, empanadas y jugo” mientras que agitó un litro de zumo como un trofeo. Marya se le abalanzó al cuello y le dio un afectuoso beso “Gracias amor, sos mi sol!!”. Al Marcel le tuvo que saber raro el beso de su nena (mamadora), pero los halagos y arrumacos de la hermosa Marya no le permitieron reparar en aquel olor. Justo en ese momento suena el móvil de Marcel, y contesta con voz autoritaria, gira unas instrucciones a su gente, que no se vayan de la obra y se despide muy apurado de su mujer.

Casi corriendo, suena un portazo, el hombre no iría ni en la esquina, cuando la culoncita de Marya llega flamante, saltando como una chiquilla a la puerta, y me dice “si querés desayunar, tenés que ganártelo” voltea menea la cola con exuberante sensualidad, y levanta la pierna coquetamente. Yo me levanté como un león, y ella echó a correr retándome a alcanzarla. De dos zarpazos la alcancé justo al frente de su cuarto de matrimonio y empezamos a besarnos intensamente, dándonos lengua hasta las amígdalas y yo le metía mano por todos lados, le apretaba las nalgas, le sobaba las tetas, la recosté contra la pared con mi pelvis, y ella hacia movimientos circulares para estimular su clítoris, se zafó con fuerza y corrió hasta su cama matrimonial, donde la alcancé de nuevo, de un tirón le baje las licras y las tangas hasta las rodillas, ella quedó en cuatro patas… le lamí su almejita, olía delicioso, a mujer deseosa, a una combinación embriagante de chocolate, miel y limón… Estaba muy húmeda, tanto que de un solo movimiento de pelvis la clavé hasta el fondo, una especie de espasmo la invadió “aahjj!!!” como si el aire se la atragantara, y empecé a darle una cogida salvaje, mientras le susurraba al oído “esto puede repetirse cuantas veces quieras”, sus nalgas y sus muslos chocaban contra mi pelvis y mis muslos, haciendo un sonido plas plas plas, como si nuestros cuerpos ovacionaran aquella escena, en la que a menos de 24 h del cumpleaños de mi hermano, ya la había cogido 2 veces y puesto a mamar casi que en sus narices.

Estuvimos un rato así, ella gritaba desesperadamente, la cabecera de la cama chocaba contra la pared, como si fuera a desarmarse, yo bramaba gravemente, fuimos muy, pero muy ruidosos… tanto, que el viejete del vecino, que es un chismoso de primera gritó “sshhh, dejen dormir sin vergüenzas, que aquí vive gente decente!”… empezamos a reír como chiquillos de sus travesuras, ella me hizo señas con la mano para que no hiciera ruido, se volteó me tomo por los hombros, controlando la situación, me recuesta y se monta, hace movimientos muy sensuales, que me hacen estremecer, le pellizco los pezones, ella cierra los ojos y empieza a gemir como una perrita, aumenta el ritmo intensamente, su cuquita se inunda con sus líquidos calientes, y se derrumba en mi pecho, con su cuerpo totalmente convulsivo y llena de sudor… murmura “soy tuya, haz lo que se te venga en gana conmigo”.

La tomo por el cuello pongo unos cojines en medio de la cama y la tumbo boca abajo dejando esas nalgotas en pompa, juro que le quería romper el culo de un solo golpe, pero tengo mis perversiones, y tenía un plan para romperle el culito en otra situación, estaba completamente seguro que se me iban a presentar (y vaya que se han presentado situaciones después de esta).
La ensarto desde atrás, por la vulva, y estaba hecha un rio, literalmente encharcada, el sonido de mis embestidas parecían cuando presuroso día de invierno llegas a casa chapaleando por toda la calle. Blop blop blop, sonaba esa cuca… no sé cuánto tiempo paso, pero tengo que decir que la gocé, la cogí, disfruté hartamente de su cuerpo. Cuando ya estaba a punto de acabar, empecé a cabalgar aquella yegüita con tanta fuerza que ella, de sus monótonos “umm ummm umm” que se extendieron por toda la cogida como segundero que marca el reloj, los transformó en un “ah ah ah ayyy”. Para que no escuchara el vecino tuve que taparle la boca fuertemente, tan fuerte, que la empujaba con mi pelvis y la halaba con la mano que contenía sus gritos que resonaban entre mis dedos.
Justo antes de acabar (ya lo había retenido mucho, por lo tanto me iba a venir con intensidad) le metí el pulgar derecho en el culo, que entró sin problemas por sus, jugos, mi sudor, su sudor, etc. La agité como una muñeca, con una mano en su boca y la otra aferrada al culo como si fuera una bola de boliche, y le solté toda mi leche dentro de ella… temblé como si toda mi estructura ósea se fuera a pulverizar, y sentí como todos sus músculos se tensaron mientras recibió mi leche, y su cuerpo resonó con el mío, como el mazo que hace estremecer a la campana… y caí pesadamente sobre ella.
Dormitamos un rato, mi verga salió de su interior como reptando por efecto de la flacidez… no sé cuánto pasó. Pero lo que nos despertó fueron los gritos de Marcel, que desde afuera llamaba para que le abrieran. A toda velocidad me vestí, ella se metió a la ducha y yo tomé las llaves que temprano Marcel había dejado en el sillón, y le abrí. Me saludó afectuosamente, se extrañó por mi sudoración, aunque le salí adelante con que me estaba ejercitando para botar el alcohol, pues me había quedado en la tarde para darle algunas lecciones de futbol ( a tono de broma), y el aceptó el reto buscando uniformes para salir a jugar. A lo que Marya, impecablemente vestida y recién salida del baño protestó, diciendo que no íbamos a almorzar! (por supuesto que no había almuerzo hecho) y yo le seguí la corriente diciéndole “ah pues, ahora no vamos a lanzarnos un partido con los grandes, porque a este ñoño lo tienen que alimentar jajajaja”, Marcel se ruborizó de la rabia y dijo “aaaah, vamos a ver si este viejito jetón aún le queda algo para jugar fútbol ”. Nos fuimos a la cancha, dándole tiempo a Marya de hacer su cacareado almuerzo. Que tomamos, como una bonita familia y como si nada hubiese pasado.

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