Mi nombre es Juan y soy como cualquier pibe de barrio. A mis 18 años no tengo novia pero cada tanto consigo algun garche,
Les voy a contar como un sueño se hizo realidad.
Mi mamá necesitaba alguien que venga 2 veces por semana a limpiar a mi casa, que no es grande, pero necesita arreglarse. El día martes me pidió que a las 10 de la mañana le abriera la puerta. Me desperté con el timbre y me levanté a abrir en shorts y sin remera. Cuando abrí la puerta no lo podía creer, la chica de limpieza era el sueño de todo hombre. Era una chica de 23 años, morocha de ojos miel, un escote de esos que te vuelven loco, y una cinturita para comersela toda.
-Hola, pasá- le dije con la voz temblorosa, estaba soñando.
-Gracias, me llamo Paula- Contestó sonriendo.
Cuando la vi de atras, con esas calzas negras, fue aún peor, tenía un culito hermoso. Redondito y chiquito, casi que se le notaba la tanguita.
-Mi mamá me dijo que arranques en el patio.
-Bueno dale.
Me fui corriendo rápido a mi habitación a masturbarme, no aguantaba más, me había vuelto loco. Esas tetas, ese escote, y esa colita. Era un minón.
Cuando salgo de la habitación ella estaba refregando el piso, el espectáculo era magnifico, el culo en primer plano y una tanga que se queria salir. Me quede embobado viendola hasta que se dio vuelta y me vio.
-Que miras nene?
-Nada nada, venía por un vaso de agua.
-Me servis por favor?- me preguntó sonriendo.
-Si
En ese momento se paro y vino hacia mi por el vaso, mis ojos se clavaron en sus tetas. Ya me las podía imaginar en mis manos. Volví la mirada y ella estaba riendo, la vergüenza se apoderaba de mi, y la calentura se hacia notar tras mi short.
Justo ahí, cuando no sabía como disimular sonó el telefono y me salvó.
El día después, siguió su curso, cuando se hicieron las 16, Paula entro al baño a cambiarse para irse. Fue ahí cuando decidi espiarla. Meti mi ojo en la cerradura y lo vi, su culito hermoso y una tanguita blanca hermosa que casi no tapaba nada. Se sacó la remera y quedó en corpiño, un corpiño de encaje que apenas retenía sus tetas.
Ahí, no aguanté más y me empeca a masturbar, me baje los pantalones y comencé. No creía lo que veía
Estaba tan caliente que cuando lo hacía golpié la puerta sin querer. -Me descubrio- me dije para adentro. Y de repente escucho desde adentro:
-Queres pasar? pasá
Continuará...
Les voy a contar como un sueño se hizo realidad.
Mi mamá necesitaba alguien que venga 2 veces por semana a limpiar a mi casa, que no es grande, pero necesita arreglarse. El día martes me pidió que a las 10 de la mañana le abriera la puerta. Me desperté con el timbre y me levanté a abrir en shorts y sin remera. Cuando abrí la puerta no lo podía creer, la chica de limpieza era el sueño de todo hombre. Era una chica de 23 años, morocha de ojos miel, un escote de esos que te vuelven loco, y una cinturita para comersela toda.
-Hola, pasá- le dije con la voz temblorosa, estaba soñando.
-Gracias, me llamo Paula- Contestó sonriendo.
Cuando la vi de atras, con esas calzas negras, fue aún peor, tenía un culito hermoso. Redondito y chiquito, casi que se le notaba la tanguita.
-Mi mamá me dijo que arranques en el patio.
-Bueno dale.
Me fui corriendo rápido a mi habitación a masturbarme, no aguantaba más, me había vuelto loco. Esas tetas, ese escote, y esa colita. Era un minón.
Cuando salgo de la habitación ella estaba refregando el piso, el espectáculo era magnifico, el culo en primer plano y una tanga que se queria salir. Me quede embobado viendola hasta que se dio vuelta y me vio.
-Que miras nene?
-Nada nada, venía por un vaso de agua.
-Me servis por favor?- me preguntó sonriendo.
-Si
En ese momento se paro y vino hacia mi por el vaso, mis ojos se clavaron en sus tetas. Ya me las podía imaginar en mis manos. Volví la mirada y ella estaba riendo, la vergüenza se apoderaba de mi, y la calentura se hacia notar tras mi short.
Justo ahí, cuando no sabía como disimular sonó el telefono y me salvó.
El día después, siguió su curso, cuando se hicieron las 16, Paula entro al baño a cambiarse para irse. Fue ahí cuando decidi espiarla. Meti mi ojo en la cerradura y lo vi, su culito hermoso y una tanguita blanca hermosa que casi no tapaba nada. Se sacó la remera y quedó en corpiño, un corpiño de encaje que apenas retenía sus tetas.
Ahí, no aguanté más y me empeca a masturbar, me baje los pantalones y comencé. No creía lo que veía
Estaba tan caliente que cuando lo hacía golpié la puerta sin querer. -Me descubrio- me dije para adentro. Y de repente escucho desde adentro:
-Queres pasar? pasá
Continuará...
5 comentarios - La de limpieza