Martes 13

Nuestras miradas se habían cruzado muchas veces, tus ojos mirando mi boca, mis tetas, desnudándome, mis ojos mirando tus labios, tus manos, desvistiéndote... Reuniones familiares aburridas, con amigxs, conocidxs, siempre nos cruzábamos, siempre nos mirábamos, siempre...

No se si vale la pena contar quien sos o quien era yo en ese momento, pero para entender la historia conlleva a que ustedes queridxs lectores lo sepan.

Él esposo, compañero, pareja de la hermana de, en ese entonces una amiga y compañera de trabajo (por eso nos cruzamos tantas veces), alto, interesante, inteligente, manos y labios grandes. Nos presentaron por obligación, por coincidir en ese mismo espacio y tiempo, la mirada fue fulminante, inquietante, excitante. Desde ahí cruzamos solo algunas palabras, de cortesía, pero las miradas ....uuuufff que miradas... Creo que ninguno avanzaba por respeto o indecisión, tampoco nunca lo hablamos.
Ese mediodía en la fiesta de cumpleaños de Ana (amiga y compañera de trabajo), en el baño vomitaba todo el alcohol que mi cuerpo no pudo soportar. Cuando salí de allí estabas vos en la puerta y me preguntaste si estaba bien, acariciándome el pelo, dije sí con la cabeza. -Nos debemos un encuentro nosotros. -vos decís? dije sonriendo. A lo cual asentiste con la cabeza.
-No es el mejor momento acá, pero te propongo algo, en unos días va a llegar a tu oficina una carta, allí abra instrucciones.
No pude decir nada más, se despidió con un beso en mi mejilla.

Martes 13, 8 am en la oficina, informes, carpetas, formularios, y ese sobre extraño, verde... Lo abrí curiosa en el una nota que decía un hotel, un día y un horario, además agregabas que al ingresar a la habitación apague el teléfono y que vaya con ropa cómoda. La llave de la habitación 269 cliché ... si,..
No había firma, nada más, no sabia si eras vos, si ibas a ir, si iba a ir yo. Tenia algunas horas para decidir... La cita era ese mismo día a las 13pm, calentura, intriga, excitación rodeaban mi cuerpo y mi mente.
Salí de trabajar, fui a mi casa, mi cabeza no paraba de pensar, de imaginar, hice unas cosas pendientes, me bañe, fui, de camino mil preguntas daban vueltas en mi cabeza. Llegue, 13pm en punto puerta de un lindo y "discreto" hotel.

En la puerta de la habitación, con la llave en la mano, volví a dudar, pero mi cuerpo pedía que pase, me empujaba. Entre, había una pequeña habitación que funcionaba como recibidor con una mesita, un velador prendido, y lo demás era oscuridad. Mire mi celu por ultima vez para cumplir su petición. 13:13. Lo apague. Al dejarlo en la mesita vi otra nota que decía:-apaga la luz y en la cama deja toda la ropa, ya molesta. También estaba su celular, apagado. Apague la luz, y fui caminando como podía hasta acercarme a la cama. Me senté, el corazón me latía a mil, no veía casi nada...

Mis manos comenzaron a desvestirme, no era consiente de mis movimientos. Se abrió la puerta detrás mio y ahí estabas, parado, la luz del baño iluminaba tu silueta... Estabas en boxer y empezaste a caminar hacia mí. En corpiño y bombacha esperaba temblorosa hasta que tu cuerpo se acercara. Sucedió, hicimos contacto, nuestros cuerpos se chocaron y nuestras bocas se comieron, se hundieron en un beso profundo, desesperado, hambriento, sediento de la saliva del otro.
Era un acto de necesidad, de necesidad del otro, difícil describir la ansiedad de tocarte, de sentirte, de besarte, de chuparte, tus labios recorrieron mi cuello, mis tetas, mi panza, mi ombligo, arrancaste mi cullote, me tiraste a la cama, abriste mis piernas y bebiste de mis flujos, derramados de pasión y calentura, tu lengua y mi clitoris se hicieron uno, eran la continuación del otro , vibraban yo me estremecía, me retorcía, gemía, gritaba, vos te hundías más en mi.
Con tu mano en mi cadera me giraste y te pusiste por detrás encima mio, sacaste tu pene erecto de tu boxer y empezaste a frotarlo de adelante hacia atrás por toda mi concha hasta mi ano. Me penetraste suavemente, tu cadera comenzó a ejercer presión hasta que tu pija se metió entera en mi vagina. bombeabas, bombeabas como endemoniado. La presión que ejercías sobre mi me calentaba, me motivaba, me desesperaba, solo pensaba que quería más y más. Acabaste en unos minutos, te desplomaste sobre mi. Respiraste profundo, susurraste que era perfecto y tu boca beso mi cuello, mi espalda, mi cintura, mi cola.
Te tiraste sobre la cama boca arriba, me miraste, te acercaste a mi boca y nos besamos suavemente...
Con pocas palabras, con manos buscándonos nuevamente empece a pensar que era el principio del fin de muchas cosas... la mala suerte existe, me pregunte?