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La puta del super III

Eva llega por fin a su casa después de la noche más dura de su vida y solo tiene un día de descanso, antes de la vuelta al trabajo, sin saber que le puede esperar allí de manos de sus compañeros.



+ Nos vemos el lunes Evita. Te daría un beso pero ahora mismo me da asco tu boca; dijo el viejo cínico.

+Que sueñes con los angelitos.

Cogí mi bolso y mi abrigo y salí del coche. Rápidamente me puse el abrigo. Eran las 7 de la mañana y algún vecino podría verme con esas pintas. Solo esperaba que Rubén estuviese dormido para que no me viera aparecer con esas pintas y oliendo a puta barata.

Ande hasta mi portal casi corriendo y escuche como el viejo de mierda se marchaba. Era libre. Por lo menos hasta el lunes. Escupí el condón y entre rápido en el portal.

Eran las 7 de la mañana. Tendría que darme prisa pero seguramente mi marido estaría dormido y podría ducharme para que no sospechara lo que había pasado.

Llame al ascensor rezando para no encontrarme con ningún vecino. Por suerte no había nadie dentro. Cuando me vi reflejada en el espejo no podía sentir más vergüenza por mí misma.

Todo mi maquillaje corrido, el pintalabios apenas quedaba algún resto. En mi pelo había restos de la corrida de Mario que ni siquiera sabía que estaban allí. Abrí mi abrigo para verme y la imagen de puta barata no era más desacertada que la que tendría hace un rato en el polígono. El vestido lleno de manchas del regalito de Mario. Con marcas de sudor. Y mi olor era una mezcla de todo un poco.

El ascensor paro en mi piso. Antes de abrir la puerta de casa me quite los zapatos para no despertar a mi marido ni a mi hijo. Entre en casa y por suerte estaban dormidos. Cerré con cuidado. Deje mi abrigo y mi bolso en la percha del pasillo y los zapatos en el suelo. Allí mismo me quite el vestido. En el estado que estaba era mejor que mi marido me pillara desnuda que con el vestido puesto. Lo metí en la lavadora para eliminar pruebas. Más tarde la pondría.

Fui directa al baño, necesitaba una buena ducha. Tenía miedo que el agua despertara a mi marido pero era algo que tenía que hacer. Me metí dentro y deje que agua caliente me relajara. ¡Qué a gusto! Era lo que necesitaba. Según me limpiaba con la esponja los recuerdos de esta noche me venían a la cabeza. Era extraño pero después de todo lo sucedido, algo me pasaba. Me excitaba pensar como me trataron. Recordar cómo me manoseaban mis compañeros en la discoteca. Lo que había hecho para Mario en el baño… y Luis… eso era peor. Pero igualmente, no sé por qué pero me excitaba.

Cuando me di cuenta me sorprendí a mí misma apretando uno de mis pezones mientras frotaba con la esponja mi coñito. Me di cuenta que con todo lo que había hecho no había follado. Ninguno de ellos me había metido su polla. Quizás era eso lo que me pasaba. Había estado dando placer a varios hombres, y casi a una mujer, pero yo no había follado.

¿Mi cuerpo me estaría traicionando? ¿Podía más mi coño que mi cabeza? ¿O es que me estaba volviendo una enferma sexual? Deje de darle vueltas a mi estado emocional cuando ya tenía tres dedos dentro mía y apoyada contra la mampara de la ducha me masturbaba como una loca. No tarde mucho en correrme como una perra en celo. Ahora si estaba lista para irme a dormir.

Termine de lavarme bien el pelo, me lave los dientes tres veces para quitar todos los sabores que por ella habían pasado y salí con una toalla hacia nuestro dormitorio. Allí estaba él. Mi marido, el pobre cornudo. No se merecía esto. Era la mejor persona que había conocido en mi vida. ¿Por qué lo había hecho? Si no hubiera caído en las tentaciones de Mario nada de esto hubiera pasado. ¿Qué sería de mi vida en el trabajo ahora? Me acosté en la cama junto a mi marido. El me noto y me pregunto medio sobado:

+ ¿Qué tal cariño?

-Bien amor, cansada. Duérmete que es pronto; y le di un pico en los labios.

Me di la vuelta y el me abrazo haciendo la típica cuchara.

¿Por qué soy tan puta? Me dormí con esa pregunta.

Cuando desperté eran la hora de comer. Me dolía la cabeza de la resaca pero intente que Rubén no se diera cuenta.

+Que tal anoche golfa; dijo él, sin saber cuánta razón tenía con ese calificativo.

-Bien, normal, ya sabes la típica cena de empresa de todos los años; intente quitarle transcendencia.

+Pues llegaste mucho más tarde que otros años; contesto él.

-Ya… Unas compañeras y yo nos liamos un poco hablando y bebiendo y luego hicimos tiempo a que abrieran el metro; mentí en cada una de las palabras que salieron por mi boca.

+Haces bien amor. A veces hay que desconectar. El fin de que viene salgo yo ¡eh!; me dijo riéndose.

El día pasó como otro cualquiera. A excepción de que mi cabeza no paraba de darle vueltas a lo sucedido y sobre todo a lo que me esperaba a partir de ahora.

Al llegar la noche volvía a estar muy caliente. Busque a mi marido y acabamos follando como hacía tiempo que no lo hacíamos.

+ ¿Qué te pasa nena? Estas muy salidorra. ¿Te pusiste cachondilla anoche?; me pregunto él…. Si tú supieras amor….

Me despertó la alarma del móvil. No había dormido mucho por los nervios. Y ahora estaba peor. Cambie mi café mañanero por una tila. Tenía que afrontarlo. Deje a mi hijo en la guardería y me fui al trabajo.

Las primeras horas todo fue normal. Ese día compartía turno en la panadería con Nuria. La jefa de la sección de panadería.

Nuria tenía 26 años. Es una chica muy guapa de cara, morena de ojos marrones, algo rellenita, sin llegar a estar gorda. Unos pechos algo mayores que los míos actualmente propiciados por ese pequeño exceso de peso y un culo a concordancia. Las malas lenguas decían que era lesbiana. Eso y trabajar en la panadería la había hecho cargar con el mote de bollera a sus espaldas. La verdad que no se le conocía pareja pero a mí era algo que no me importaba lo más mínimo. Era una chica muy simpática y me llevaba muy bien con ella a pesar de ser mi jefa directa.

+ ¿Dónde te metiste la otra noche? No se te vio el pelo.

-Por ahí, bailando. Me fui pronto a casa; no quería entrar en detalles para no cagarla.

+ Te vi muy acaramelada a Mario. ¿Qué pasa que consiguió lo que lleva tanto tiempo buscando?; dijo ella entre risitas.

-Anda no seas tonta. Que cosas tienes. Solo es que hay que tenerle contento. Es el encargado; le dije yo bromeando.

No podía más con la duda de si Luis estaba en la tienda. Por lo que me pase por la frutería y mí que estaba Yolanda sola.

Yolanda era una frutera colombiana de unos 35 años, compañera de Luis, que le tenía el mismo asco que le tenía yo. Tenía el cuerpo típico de una colombiana de telenovela. Grandes pechos y culo respingón. Por eso su mote era la melones. Allí casi todos tenían uno. Cuando no se lo ponían los chicos, era la zorra de Elena la que se ocupaba de hacerlo. A la otra frutera, que trabajaría hoy por la tarde, la llaman la peritas. Podéis imaginaros porque.

-Hola Yoli ¿estas solita hoy?; la pregunte para cerciorarme.

+Si amor. Mejor sola que mal acompañada. Ya sabes; me contesto ella

-Pues sí; la dije sonriéndole la gracia y por la tranquilidad que eso me daba.

Ya más tranquila, sabedora de que Luis no me molestaría hoy, seguí trabajando acompañada de Nuria. El día estaba bastante tranquilo y Nuria me mando que hiciera un pequeño inventario de lo que teníamos en el almacén mientras ella se encargaba de atender en la panadería.

Estaba en ello, contando cajas en el frio almacén, cuando note unas manos que me abrazaban por la cintura.

+Hola bombón; era Mario, su voz y su olor eran fácilmente reconocible para mí.

-Hola Mario; le dije yo secamente.

+ ¿Qué tal esta mi perrita hoy?; estaba claro que no iba a dejar correr lo sucedido aquella noche.

-¡sshiii! Que te puede oír alguien; le dije casi susurrando.

+Aquí no hay nadie perrita; volvió a repetir el niñato.

-¿Qué quieres Mario? ¿Qué pasa que Elena ya no te hace caso?; le conteste yo con recochineo.

+ ¿Por qué dices eso?; me dijo él soltándome la cintura.

-Tú sabrás.

+ ¿Que pasa te pones celosa? Te recuerdo que eres tú la que está casada; me dijo dándome un golpe bajo.

-Pues por eso. Lo mejor será olvidarse lo que paso.

+Yo no puedo olvidarlo. Y tú tampoco verdad guarrilla; me dijo volviéndome a cogerme esta vez por las tetas.

-Estate quiero Mario. Aquí no que nos pueden ver; le dije asustada de que entrara alguien.

+ ¿Ya se te ha olvidado quién manda?; dijo desabrochándome la camisa.

-Por favor Mario, para. Nos van a pillar…

+Ven; me ordeno.

Le seguí hasta una puerta que había en el almacén siempre cerrada. Saco una llave y la abrió. Era una especie de cuarto de basuras que solo tenía un par de cubos y unas cajas de cartón plegadas. Encendió la luz que solo era una triste bombilla y cerró la puerta con nosotros dentro.

+Aquí no nos vera nadie; dijo Mario.

-¿Qué quieres Mario? Ya te he dicho que tenemos que olvidar lo que paso.

+Ahora no te hagas la esposa digna. La otra noche me mostraste a la zorra y es a la que quiero ver de ahora en adelante; me dijo terminándome de desabrochar la camisa. Por suerte siempre llevaba una camiseta debajo para evitar que se transparentase el sujetador.

-Estaba borracha, no lo tengas en cuenta. Por favor déjalo ya; le dije intentando convencerle.

+Bueno pues si el problema es ese yo tengo la solución; dijo sacando un porro del bolsillo de su camisa.

-¿Estás loco? ¿Quieres que nos despidan?

+Aquí nadie se va a enterar; dijo mientras se lo encendía.

+Venga quiero verte las tetas mientras me lo fumo; dijo echándome el humo en la cara.

No me preguntéis porque. Decir que era porque el porro me había colocado sería una tontería. Pero hice lo que me pido. Me quite la camisa, después la camiseta y por ultimo deje caer mi sujetador al suelo.

+Ummm que visión más bonita. Esto es vida. Fumarse un canutillo mientras tengo esos melones delante. Para que luego digan que el trabajo es duro.

-¿te gustan? ¿O te gustan más las de Elena?; le dije picándole.

+La verdad que las de Elena están más levantadas; me dijo él.

-Es lo que tiene la silicona. ¿Qué pasa que se las has visto?

+Puede… pero seguro que las tuyas botan más.

-No lo sé. Pregúntaselo a ella; le dije celosa.

+Ya sé cómo botan las suyas. Mejor demuéstrame como lo hacen las tuyas.

-¿Qué?; le pregunte sorprendida.

+Que botes. Me apetece ver como botan esos melones mientras me fumo el porrillo; dijo volviéndome a echar el humo en la cara.

No sé qué tenía ese niñato en mí. Que acabe haciendo lo que me pedía. Empecé a dar saltitos con mis tetas al aire. Mientras él se reía y disfrutaba de su porro.

+ ¡Umm! ¿No te duelen al tenerlas tan grandes?

-Un poco; le conteste yo mientras seguía saltando.

+Haber, pon las manos en la nuca y salta más fuerte.

Hice lo que me pidió y empecé a saltar con más ímpetu.

+Más, más. Haber hasta donde llegas.

Me empezaba a sentir ridícula. Pero le obedecí. Cogiendo impulso y saltando con todas mis fuerzas.

+ ¡Jajajajaja!; no sé si era el efecto del porro o mi espectáculo pero se está partiendo el culo de mí.

-¿Puedo parar ya?; le pedí.

+ ¿Ummm? Bájate los pantalones mientras saltas y me lo pienso; dijo el muy cabron.

Hice lo que me pidió a para divertimiento de él. Como pude me desabroche los pantalones y me los baje hasta los muslos. De ahí hasta los pies bajaron solos con los saltitos.

+ ¿Y esas bragas de vieja? Me gustan más los tanguitas como el de la cena.

-No esperaba que nadie fuera a verme así; le dije mientras seguía saltando.

+Vale, para ya; me dijo acercándose a mí.

Me agarro por el culo y me beso en la boca. Bueno más bien nos besamos. Otra vez estaba rendida a los pies de ese niñato. Me tiro de las bragas hacia arriba dejándolo como un tanga metidas en mi culo.

+Así estas mejor.

-Como tú quieras; le dije rendida por aquel beso.

+Arrodíllate

Sabía lo que eso significaba. Por lo que me arrodille y espere a que se sacara la polla para luego metérmela en la boca y saborearla como si no hubiera comido en días. La deje dentro de mi boca hasta que creció tanto como para que no fuera capaz de mantenerla toda dentro. Me dedique entonces a chupársela lo mejor que sabía. Lamiéndole desde el capullo hasta los huevos y luego metiéndomela entera hasta que hacia tope con mi garganta.

Cuando se cando me dijo:

+Te voy a dar lo que te falto aquella noche perrita.

Me cogió de los pezones y me llevo tirando de ellos hasta uno de los cubos de basura. Me hizo doblarme apoyando mi pecho sobre la tapa, dejándole mi culo expuesto.

De un tirón me bajo las bragas a las rodillas y empezó a pasarme la mano desde mi coño a mi culo. Así varias veces para mi placer.

+Umm ¿Por dónde meto esto que tengo aquí?; dijo pasando la punta de su polla de la misma manera que antes pasaba la mano.

-Follame el coño por favor; le pedí sumisamente.

+Bueno por ser la primera vez, cumpliré tu deseo. Pero mañana vente preparada para que te taladre el culo.

-Lo que tú quieras Mario; le dije sin pensar lo que me esperaría mañana.

No se ando con tonterías y me la metió de un golpe. Por suerte estaba encharcada. Empezó un bombeo suave que poco a poco fue acelerando. Tuve que sujetarme al cubo para no caerme de las embestidas que me daba.

+Levántate. Que así no veo cómo te botan las tetas.

Levante mi pecho dejando solo mi tripa apoyada en el cubo para que disfrutara viendo mis tetorras meneándose al son de sus embestidas.

Notaba que me iba a correr en cualquier momento. Y aun no sé porque, le dije;

-Estoy a punto de correrme. ¿Puedo?

+ ¡Jajaja! Así me gusta perrita que pidas permiso a tu señor. ¿Cómo se pide?

-Por favor mi señor, ¿me da permiso de correrme?; le dije entre jadeos.

+Hazlo zorra.

Y como si hubiera apretado un botón tuve si el orgasmo más placentero de mi vida. Las piernas me fallaron y si no fuera porque él seguía bombeando mi coño me hubiera caído al suelo.

Aguante unos minutos más. Y cuando yo ya estaba otra vez apunto caí en la cuenta de que no podía correrse dentro.

-No te corras dentro por favor. No tomo la píldora ni nada.

+ ¿Cómo se piden las cosas?; ya le había dicho “por favor” que quería… a claro…

-Mi señor, le suplico que no se corra dentro de mi coño para que no me deje embarazada otra vez.

+ ¡Jajaja! Aprendes muy rápido. ¿Y dónde quieres que me corra zorra?

-Donde tu desees; le dije al borde de otro orgasmo.

En ese momento saco la polla de mi coño y me dijo:

+Pues será en tu culo así lo notaras mojadito el resto del día.

La saco de mi coño para mi desgracia y después de pajearse un poco se corrió sobre mi culo llenándomelo todo de su leche espesa. Llego a mancharme hasta las piernas. Me subió las bragas y me las volvió a meter a modo de tanga.

+Límpiamela. Que una cosa es que tu lleves las bragas manchadas y otra que se me manche a mis los gallumbos.

Me arrodille como estaba con los pantalones bajados y se la limpie con mi boca. Cuando le pareció que estaba bien limpia se la guardo y abriendo la puerta me dijo:

+ Seguro que ahora trabajas más relajada ¡jeje!; y se marchó dejándome allí arrodillada.

Me vestí lo más rápido que pude. Sin limpiarme como él me había ordenador. No sé porque le seguía obedeciendo si estaba claro que jugaba conmigo. Y lo más seguro que se hubiera tirado a la zorra de Elena la otra noche. Salí y volví a la panadería. Nuria me estaría ya echando en falta.

Al llegar estaba atendiendo a una mujer. Cuando acabo me dijo:

+ ¿Dónde te habías metido?

-Perdona Neri, el pesado de Mario que me ha estado jodiendo, que si haz esto, que si haz lo otro; no mentía.

+Si es que como no le haces caso se pica, tendrás que ser más cariñosa con él; dijo ella riendo.

-Sí, debe ser eso.

+Por cierto ha venido Víctor, que fueras a buscarle para subir al despacho de Alfredo que teníais que firmar algo de la ropa.

-¿Víctor? Pregunte yo extrañada.

+Si, no sé. Pregúntale a él. Alfredo no está ahora, viene por la tarde.

Alfredo era el jefe de tienda y Víctor era muy amigo suyo. A veces se tomaba la confianza de actuar como encargado cuando él no estaba.

-Bueno pues si no te viene mal voy ahora; la dije pidiéndola permiso para volver a ausentarme.

+Ve, tranquila. Esto está muy tranquilo hoy.

Fui dando vueltas por la tienda buscando a Víctor cuando me encontré con Carlos que me dijo:

+Víctor te está buscando.

-Y yo a él; le conteste.

+Está arriba, vamos que yo también tengo que subir.

Subimos los dos a la oficina y allí estaba Víctor sentado en la silla de Alfredo.

+Hola Evita. ¿Qué tal la resaca?; me saludo Víctor.

-Bien; le conteste secamente, no quería recordar lo que paso en la discoteca con ellos dos y Luis.

-¿Qué es lo que tengo que firmar?; le pregunte para salir de allí lo más pronto posible.

+No, si firmar no hace falta. Es para notificarte que tienes que cambiar algunas cosas de tu vestimenta.

-¿Cómo?; pregunte extrañada.

+Si veras. Según las normas de empresa hay cosas que no estás haciendo bien.

-¿A qué te refieres?; le dije molesta y preocupada.

+Pues por ejemplo nos hemos fijado que debajo de la camisa del uniforme llevas una camiseta tuya. Y eso no se puede.

-Pero que tontería es esa. Casi todas la llevamos. La camisa es blanca y se transparenta todo; le dije excusándome.

+Ya bueno, pero es el uniforme de la empresa y tú tienes que acatar las normas; me dijo haciendo de jefe el gilipollas.

-¿Y el resto de las chicas? Todas vamos a tener que ir enseñando el sujetador.

+Por el resto no te preocupes. Tú preocúpate de ponerte un sujetador bonito; me dijo Carlos cachondeándose de mí.

-No sé de qué vais pero os estáis pasando; les dije enfadada.

+Pues no te queda guapa. A ver si te crees que el único que se lo va a pasar bien aquí va a ser Mario.

¿Sabrían estos dos también lo de la discoteca? Es muy posible por eso se comportaron así conmigo junto a Luis. Tenía que comprobarlo antes de mandarles a la mierda.

-¿A qué te refieres?

+Pues que si hay una puta en la tienda la tenemos que disfrutar todos; contesto Carlos.

+Claro, o follamos todos o la puta al rio ¡JAJAJA!; dijo Víctor.

-Iros a la mierda. Yo no soy ninguna puta.

+Eso no es lo que me ha dicho Luis.

Eso era una sentencia. Si ellos estaban enterados de lo de Mario y lo de Luis estaba en serios problemas.

-¿Qué, que, pasa con Luis?; tartamudee por los nervios.

+A ti que te voy a contar putita callejera; estaba claro, lo sabían todo.

-Luis me chantajeo. Es un cerdo. Tenéis que ayudarme; les dije intentando ponerles de mi parte.

+Ya, ya, sabemos lo que te hizo Luis. A ver quién te crees que le paso las fotos ¡jajaja!

Estaba claro. Fue alguno de ellos el que me saco las fotos en el baño. Lejos de ayudarme estos cabrones querían aprovecharse de la situación.

-¿Qué queréis?; les pregunte. Teniendo la esperanza de que con un trabajito me dejaran en paz.

+Ya te lo hemos dicho, que seas la puta del super; sentencio Víctor.

-Por favor, no me hagáis esto. Hare lo que me pidáis ahora mismo y borráis las fotos.

+ ¡Jajaja! No, no. Preferimos tenerte a cada día para jugar contigo como nos apetezca.

+Y para que te vayas adecuando a tu nuevo puesto en la empresa. Nos hemos tomado la molestia de buscarte un uniforme más adecuado; dijo Carlos.

-¿Qué?; pregunte yo.

+Es verdad; dijo Víctor levantándose de la silla y sacando algo de un armario de la oficina.

-No podemos hacerte ir con el vestido de putón del otro día. Tienes que ir con uniforme pero este te quedara mejor que el que llevas; añadió sacando un uniforme nuevo como el mío.

+Venga pruébatelo. A ver qué tal te queda; me indico Carlos.

Cogí el uniforme con cara de pocos amigos e hice el amago de irme para ponérmelo en el vestuario.

+ ¿Dónde crees que vas?

-Al vestuario. ¿No queréis que me lo ponga?

+Y para que te vas a ir. Hazlo aquí así vemos la mercancía; dijo Víctor.

Les mire y estaba claro que no bromeaban. Que tonta era si pensaba que iba a ser tan sencillo. Para que alargarlo. Estaba claro que verme desnuda no era lo peor que me iba a pasar. Además ya me habían visto en el baño. Empecé quitándome la camisa.

+Vete echando la ropa vieja en la bolsa. Ya no te va a hacer falta; dijo Carlos.

Hice lo que me pidió. Me quite las botas de trabajo para poder quitarme los pantalones. Y por último me quite mi camiseta interior. Ya estaba solo en bragas y sujetador delante de esos dos cerdos.

-Mira si es guarra que llevando bragas se las mete por el culo; dijo Carlos mirándome desde atrás.

+A ver. Date la vuelta; me ordeno Víctor.

Así lo hice dejando que contemplara mi culo. Espero que no se notara la corrida de Mario.

+Es verdad que guarra; declaro Víctor.

+A partir de mañana nada de bragas de vieja. Tanguitas para alegrar a los clientes; añadió.

+Y a los empleados ¡jajaja!; dijo Carlos.

No eran los primeros que me decían eso hoy…

+Venga pruébate tu uniforme nuevo; me ordeno Víctor.

Cogiendo los pantalones me di cuenta que eran bastante más pequeños que los que usaba. Los pantalones del uniforme son blancos, como la camisa y eso no ayudaría a disimular nada de mi anatomía. Me los fui subiendo y comprobé que así era. Me quedaban ajustados. Casi como unas mayas. Me los abroche a duras penas. Puestos me di cuenta que me quedaban algo cortos y más bajos de cintura que como deberían.

+Date la vuelta a ver cómo te quedan; ordeno Víctor desde su silla.

Obedecí y le di la espalda.

+Muy bien. Ahora agáchate como si recogieras algo; hice lo que me pido.

+Perfecto justo como habíamos pensado. Con esas bragas no vale mucho pero con un tanguita sexy merecerá la pena; dijo Carlos mientras seguía agachada para ellos.

+Si, además procura ponerte tangas de colores bonitos. A ver si tenemos suerte y si transparenta como el vestido de la cena; dijo el cerdo de Víctor.

-Como digáis; les conteste yo sumisamente desde esa posición.

+Venga, la camisa; ordeno Víctor que llevaba más la voz cantante.

Me enderece y cogí la camisa. Como era de sospechar también era más pequeña. Al Ponérmela no tuve muchos problemas pero cerrar los botones era otra cosa. La zona de mis pechos apenas se unía. Y cuando lo conseguí quedaba tan tenso que los huecos entre botones quedaban abiertos.

+Perfecta. Justo como debe lucir la putita del super; dijo Carlos.

+Si pero está muy abrochada; dijo Víctor levantándose de la silla.

Se acercó a mí y me desabrocho el último botón diciendo:

+Así está mejor. Y para que no tengas la tentación de abrocharlo…

Cogió unas tijeras de la mesa y cortó ese botón.

+Mucho mejor ¡jejeje!; le rio la idea su compañero.

+Haber apoya las manos en la mesa y agáchate; dijo Víctor.

Hice lo que me pidió quedando con mis tetas colgando hacia Víctor y con mi culo expuesto para Carlos.

+Excelente. Deja ver lo necesario. ¿Qué tal por hay detrás?; le pregunto a Carlos.

-Muy bien. Le falta el tanga pero tiene un culazo.

+Seguro que tu amiga la bollera estará encantada de tu nuevo uniforme; dijo Víctor refiriéndose a Nuria.

+ ¡Jajaja! Seguro que te tiene todo el día recogiendo miguitas de pan del suelo ¡jajaja!; reía el gilipollas de Carlos.

+Para terminar ponte esto que nunca lo llevas y es una falta en la normativa de la empresa; me dijo dándome el pañuelo para el cuello y el gorrillo de panadería.

Es cierto que todas tenemos que llevar el pañuelo en el cuello. Y en las secciones cada una tiene un gorro pero casi ninguna lo llevamos. Es muy ridículo y el jefe de tienda no se mete en eso. Como no merecía la pena discutir me lo puse.

+Perfecto. Se está haciendo tarde y no queremos que la bollera se enfade así que ponte las botas. Que nosotros ya nos las pondremos más tarde contigo. ¡JAJAJA!; rieron los dos.

Me calce las botas y me fui cerrando la puerta de la oficina.

Cuando entre en la tienda me sentía súper ridícula con esas pintas. Si ya de por si llamaría bastante la atención con esa ropa tan ajustada y transparentándose el sujetador. Además tenía que llevar el gorrito y el pañuelo para dar un look más ridículo. Fui directa a la panadería. Detrás del mostrador estaría más cubierta.

Al llegar tenía cara de enfado. Pero al verme con esas pintas se le abrieron los ojos como platos.

+ ¿Y ese uniforme? ¿Te queda un poco pequeño no?; dijo intentando no reírse.

-Ya… es que me han llamado la atención de personal por no llevar el uniforme completo.

+Por eso el gorrito y el pañuelo ¿no? Pero esa camisa te queda pequeña, se te van a salir; dijo ella en alusión a mis pechos.

-No tenían otra y la mía estaba manchada. Mejor ponerme esto a que me sancionen; me invente para excusarme de mi atuendo.

+Si eso sí, bueno ponte a trabajar que llevas un día que no haces nada; me dijo.

Tenía razón entre Mario y estos dos había pasado casi toda la mañana sin trabajar en la panadería. Me puse a ello.

Mi nuevo uniforme no pasaba desapercibido. Las clientas me miraban con cara de desaprobación. Pero a los hombres no les molestaba. Hasta eran más simpáticos. Sobre todo los abueletes que vienen a comprar el pan.

+Dame un cuarto de los cruasanes esos de abajo; me decía un señor.

-¿De estos?; le pregunte señalándoselos agachada.

+No, mejor esos bollos de chocolate que tienes hay detrás; me volvió a decir.

-¿Cuánto quiere?; le pregunte dándole la espalda.

+No mejor déjalo que mi mujer es diabética y no puede comerlos. Dame solo una barra de pan; decía el viejo que estaba claro que me estaba mareando para verme bien.

-Tome señor.

+Muchas gracias guapa. Ten cuidado que se te a desabrochado la camisa; me dijo el abuelete.

¡Qué vergüenza! No sabía el tiempo que llevaba así. Seguro que por eso me estaba haciendo dar vueltas. Nuria se reía por lo bajo.

-¡Ya te vale tía! Podías haberme avisado.

+ ¡Jajaja! Si es que con esa camisa lo vas pidiendo.

-Pero para eso estas tú que eres la jefa. Para que no haga el ridículo.

+Por eso. A si seguro que así suben las ventas ¡jeje!; dijo riéndose.

+Anda recoge las bolsas de las barras que se me han caído.

-Estas muy torpe ¿no?; le dije mirando como tenía el suelo lleno de las bolsitas donde metemos el pan.

+ SI es que me distraes; dijo ella riéndose otra vez.

Parece que esos dos cabrones tenían razón y al final Nuria iba a ser lesbiana. Me agache para ir recogiendo y note como ella no me quitaba los ojos de mi culo. Seguro que se me verían las bragas. Decidí ponerme a recogerlas de rodillas pero creo que verme a cuatro patas andando por el suelo de bolsa en bolsa fue un espectáculo mejor para mi jefa.

La mañana había pasado rápido y bastante tranquila a partir de entonces. Muchas miradas calientes de clientes y compañeros y algún comentario subido de tono. Casi podía decir que me había excitado un poco. Sobre todo cuando pille a Nuria mirándome el escote desde lo alto de la banqueta mientras colocaba unos precios. A mí nunca me habían gustado las mujeres pero siempre es un alago notar que le pones a alguien.

Ya estaba a punto de acabar mi turno cuando apareció Víctor por la panadería.

+Evita; antes de irte sube arriba que te falta firmar una cosa.

-Vale; le conteste secamente casi sin mirarle.

Seguro que ese cabron tenía algo más que hacerme antes de poder irme a mi casa.

+Y súbeme una barrita de pan de esas pequeñitas que tienes hay. Que hoy tengo que quedarme a comer aquí y se me ha antojado; dijo señalando a los colines.

-Mírale si es como un niño. Eso está muy duro para ti. Se te van a romper los dientes; le dijo Nuria bromeando.

+ ¡Jeje! No te preocupes entre más duro mejor. Elíjelo tu que eres la experta; le dijo Víctor a Nuria.

-Esté. Duro y grande por si hay que darte en la cabeza con él; bromeo Nuria.

+Perfecto. Sabía que elegirías bien. Tráemelo cuando subas y luego lo pago; dijo Víctor.

-Vale; volví a decir yo pensando en que tendría pensado hacerme. Nada bueno seguro.

20 minutos antes de acabar mi turno Nuria me dijo que subiera para que no se me hiciera tarde para irme.

+No te olvides el colín. Y ya sabes si se pone tonto le atizas en la cabeza; decía ella bromeando.

-Gracias Nuri; yo no estaba para bromas…

Subí con mis pintas y el colín en la mano a la oficina. Llame a la puerta y Víctor me dijo:

+ ¿Quién es?

-Soy Eva.

+ ¿Qué Eva?; pregunto el estúpido. No había ninguna más que se llamara Eva en la tienda. Seguro que buscaba humillarme. Abrí la puerta sin más. Dentro estaba Víctor y su fiel acompañante Carlos.

+ ¿Qué haces?; dijo el al verme dentro.

-Tú me has dicho que subiera.

+Sí. Pero te he pregunto que quien era y no me has contestado.

-Lo he hecho. Te he dicho que era Eva.

+Pero es que tú no eres Eva ya. Tu eres la puta del super ¿no te acuerdas?

Eso era lo que quería escuchar el muy cerdo.

+Venga sal y probemos otra vez.

Le mire con cara de odio. Me hizo un gesto con la mano para que saliera. Decidí hacerlo para acabar con esto pronto y no llegar tarde a mi casa. Cerré la puerta y volví a llamar.

+ ¿Quién es?; pregunto con retintín.

-Soy Eva, la puta del Super; dije para mi humillación.

+Ah sí, te estábamos esperando. Entra; dijo el imbécil.

Entre en la oficina.

-Tomo tu colín. Que te aproveche; le dije yo con asco.

+No. Si es para ti; contesto él.

+Como es casi la hora de comer y tendrás hambre hemos pensado en darte de comer; dijo ahora Carlos.

-No tengo hambre; les dije.

+Venga tonta que tienes que comer bien para producir leche para tu bebe; dijo de nuevo Carlos.

Como sabía que era absurdo discutir fui a llevarme el colín a la boca para acabar con esto.

+Nooo. Por la boca no zorrita. Te lo tienes que comer por el coño; dijo ahora Víctor.

-¿Qué?; pregunte alucinada.

+No creo que seas tan estúpida. Que te metas eso por el coño. Queremos ver cómo te follas con el pan que te a elegido tu amiga la bollera; aclaro Víctor.

Estaba alucinando. Que mentes tienen los tíos de esta tienda. Cada cual es más pervertido. Sabiendo que no tenía opción me baje los pantalones con esfuerzo.

+Quítatelos. No querrás que se manchen que son nuevos; dijo Carlos.

Sin mirarle, hice lo que me pidió y adelantándome a su siguiente orden me quite las bragas. Deje todo en una silla.

+Te diría que lo chuparas antes de metértelo como tan bien haces con las pollas. Pero no queremos que pierda “la erección” ¡jajaja!; dijo Carlos haciéndose el gracioso.

+Ábrete bien de piernas y mételo poco a poco que queremos disfrutar de las vistas.

Mirando a los dos cara de odio. Abrí mis piernas y de pies como estaba me dispuse a violarme con ese trozo de pan duro. Antes de metérmelo me fui a acariciar el coño para lubricarlo un poco pero no hacía falta. Incomprensiblemente estaba empapado. Puse la punta del colín en mi entrada y poco a poco fui metiéndolo en mi coñito.

+ ¿Qué tal lo hace el pan de Nuria?; dijo Víctor.

+Seguro que la bollera hoy se lleva uno a su casa para hacer lo mismo que tú pensando en tus tetas; dijo burlándose Carlos.

Esa imagen se me vino a la cabeza. Nuria en su casa abierta de piernas completamente desnuda follandose con el colín pensando en mí. No sé qué me pasaba pero me excitaba pensar que podía ser cierto.

Cuando me di cuenta me estaba follando con alegría el coño para su disfrute. Me metía y sacaba el colín como si fuera un consolador.

+Mírala como disfruta la muy cerda; dijo Carlos.

+Pues claro, si se hace la estrecha pero en el fondo la encanta. Ya lo dijo Luis; comento Víctor.

Esos dos estaban compinchados con Luis. Seguro que les había relatado cada cosa que me hizo en el polígono. Eso no podía ser bueno. Les había abierto la mente a hacerme cualquier cosa.

+Ya está bien de que disfrutes tu sola; dijo Víctor.

Víctor se levantó de la silla y se acercó a mí. Ahora tenía uno a cada lado mía mientras me seguía follando con el pan. Empezaron a manosearme. Carlos me cogió la teta derecha y Víctor la izquierda.

Eso no ayudaba a dejar de estar excitada. Sus manos junto con mi consolador improvisado me estaban poniendo muy cachonda. Víctor soltó mi teta y paso a mi culo. Primero acariciándolo para luego agacharse enfrente de él y abrirlo con sus manos. Dejando mí agujero expuesto a sus ojos. Mi excitación seguía aumentando y sin quererlo me había doblado un poco hacia delante para facilitarle mi culo a ese hijo de puta.

Mientras tanto Carlos había desabrochado mi camisa y soltado mi sujetador. Ahora se divertía estrujando mis grandes pechos. Hinchados por la leche acumulada de toda la mañana. No tardo en empezar a salir chorritos de leche de mis pezones para el cachondeo de él.

+ ¡Jajajaja! Mírala como chorrea. La voy a llamar la pascual ¡jajaja!; decía Carlos.

Pero Víctor estaba ocupado con mi culo. Abriéndome las nalgas con las manos empezado a lamerme mi agujerito trasero. Me estaban volviendo loca de placer esos dos cerdos. Yo seguía follandome con el pan a un ritmo frenético. No me faltaría mucho para correrme cuando Víctor paro de trabajarme el culo diciendo:

+Es hora de que te demos tu comida; y lo acompaño de una sonora palmada en mi culo.

+Si, que ya estoy a reventar; secundo Carlos.

+De rodillas perra; me ordeno Víctor.

Cosa que hice como un resorte. Ellos se bajaron los pantalones y se sacaron las pollas casi sincronizados. Ya estaban bien duras y yo con lo caliente que estaba no les hice rogar. Me fui primero a por la de Víctor metiéndomela en la boca y chupando como si fuera un helado. Mientras con mi mano pajeaba a Carlos para que no se sintiera abandonado.

+Así zorra, chupa; decía él.

Tenía una polla larga y un poco doblada hacia arriba. No era la más bonita que había visto pero eso poco me importaba. Cambie a la de Carlos, lamiéndole del tronco a la punta para pasar a metérmela entera. Está era más pequeña. Me entraba prácticamente sin problemas. A todo esto yo seguía follandome con mi consolador improvisado. Estaba a mil.

+Ya está bien. Ven aquí que te folle esa boca; dijo Víctor cogiéndome del pelo y llevándome a su polla.

Empezó un mete saca frenético en mi boca. Mis babas salían de mi boca llenándome las tetas que tenía fuera del sujetador como las había dejado Carlos. Casi no podía respirar pero poco me importaba de lo caliente que estaba. Saco su polla y aproveche para coger aire. Al momento tenía la de Carlos dentro follandome igual de salvaje o más que su compañero.

+Dame el colín ese zorra que ya está bien de disfrutar; dijo el cabron de Víctor.

Me saque el colín del coño para mi tristeza y se lo entregue como pude ya que Carlos no paro un segundo de embestirme la garganta.

+Joder como lo has dejado guarra; dijo él al verlo.

+Abre bien la boca; me ordeno.

Como si lo tuvieran planeado Carlos paro de follarme dejando su polla dentro. Víctor metió el colín en mi boca haciendo que tuviera que abrirla como nunca en mi vida.

+ ¡Te gusta eh zorra!; decía Carlos.

Empezaron a follarme la boca. Uno con su polla y otro con el pan. Ahora sí que me estaba atragantando, casi no podía respirar. Empecé a darles palmadas en las piernas para que parasen pero ellos solo se reían. Cuando creía que iba a vomitar me las sacaron. Mientras cogía aire empezaron a darme pollazos en la cara.

+Mírala que guarra está llena de babas; decía Carlos.

+Es hora de que la llenemos de otra cosa; dijo Víctor.

+Hazle una cubana a esto; me dijo Víctor, poniéndome el colín en mi canalillo.

No entendía que querían conseguir con eso. Supongo que solo humillarme más. A estas alturas ya poco me importaba. Puse una mano en cada teta apretando aquel trozo de pan lleno de babas y flujos y empecé a mearlas como si hiciera una cubana a una polla.

+Mírala como le gusta su juguete; bromeo Carlos.

+Pues que coja estos dos que ese no le va a dar leche; dijo Víctor golpeándome en la cara una vez más con su polla.

+Y que no se te caiga el pan de tus tetorras; añadió Carlos.

Como pude agarre una polla con cada mano mientras apretaba mis tetas con los codos para que no se me cayera. Era una posición incómoda para pajearles. Pero sobretodo ridícula y humillante. Estuve así como 5 minutos hasta que Víctor se corrió en abundancia sobre mi cara pero sobretodo en mis tetas. Carlos no tardo mucho pero este apunto mejor a mi cara y me la lleno de su espesa leche.

Tenía los ojos medio cerrados debido a la corrida de Carlos. Solo pude notar como me ponían una polla en la boca. Entendí que querían que se la limpiara. Empecé a chupársela para dejarla reluciente como ya había aprendido. Luego la saco y fue la otra, creo que la de Carlos por el tamaño, la que se metió en mi boca para su limpieza. A todo esto yo seguía sujetando el pan con mis tetas.

+Buen trabajo Evita; dijo Carlos.

+Ahora comete tu trocito de pan con nuestra leche. Que tienes que ir bien alimentada a casa.

Esos hijos de puta no iban a parar de humillarme. Fui a coger el colín con las manos pero se me cayó al suelo. Intente buscarlo palpando con las manos pero no lo encontraba por lo que entreabrí los ojos. Vi el trozo de pan lleno de corrida entre mis piernas. Lo cogí y me lo lleve a la boca.

+Chúpalo como nos chupabas las pollas; dijo Carlos.

Cuando les mire vi que Víctor tenía el móvil en la mano. El hijo puta lo estaría grabando.

+ ¡Venga puta chupa!; me volvió a exigir Carlos.

Chupe aquel pedazo de pan que se me deshacía en la boca debido a su estado.

+Hasta dentro, hazle una garganta profunda como tú sabes; dijo de nuevo Carlos.

Me lo metí lo que pude hasta que me daban arcadas.

+Ahora recoge la leche de tus tetas con el pan y tómatelo todo; ordeno Víctor.

Hice lo exigido llenando el pan de semen y mis tetas de migas con babas. Me lo volví a meter en la boca y seguí haciéndole una mamada a lo que quedaba de colín.

+Hasta que no te lo comas todo no nos vamos y ya se está haciendo tarde; dijo Víctor.

Empecé a tragar lo que se me quedaba en la boca para intentar hacer desaparecer el colín de una vez.

+Y que no se te olvide la leche zorrita; añadió Carlos.

Obedeciéndole, volví a restregarme el pan por las tetas y la cara intentando limpiarme y así terminar con aquello. Repetí la mismo un par de veces hasta que me acabe de comer todo el colín. En mi cara y mis tetas podía notar que aún quedaba semen de esos dos. Pero pareció no importarles.

+Venga zorra muévete que ya es muy tarde; dijo Carlos.

Fui a levantarme pero me detuvieron.

+A cuatro patas. Y sal ya que tengo que cerrar la oficina; dijo Víctor tirando mis pantalones y mis botas fuera.

Dándome patadas en el culo me sacaron de la oficina al pasillo. Carlos puso mis bragas en mi cara.

+Nos lo hemos pasado muy bien. Mañana más y mejor; dijo Víctor mientras cerraba la puerta de la oficina con llave.

+Date prisa en vestirte, no vaya a subir alguien por aquí; dijo Carlos mientras se iban bajando las escaleras.

Me dejaron allí a 4 patas, desnuda, llena de corrida y de pan y con el único sitio donde ir cerrado. Solo me quedaba vestirme rápido y rezar para que no subiera nadie.

Continuara…

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