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Una chica curiosa. Capítulo 10

Una chica curiosa. Capítulo 10

Esta es la historia de Paula, una chica que a los 19 años la curiosidad la empieza a llevar por experiencias nuevas que cada vez resultan ser más intensas. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

Capítulo 10: Otro chamuyero más
   - Y contáme linda. ¿Qué estudiás?
   Leonel se había acercado a mí en el medio del boliche y me había alejado de las chicas casi de prepo hasta arrinconarme contra la barra. Era lindo, alto, morocho de ojos claro, con una sonrisa hermosa, pero muy chamuyero y eso no me gusta. Se hacía el agrandado y se comportaba como un langa mientras conversaba conmigo. Me había dejado llevar por el asunto, más que nada después de que me comprara un trago, pero a Lucio no le gustaba nada eso y miraba la situación un poco alejado de nosotros dos.
   Después del reencuentro con él, con Juliana, Ornella y Ramiro, el grupo parecía que volvía unirse como lo había hecho hace un tiempo ya. Lucio y yo volvíamos a salir y a diferencia de la otra vez, las chicas no parecían tener un problema con eso, de hecho estaban contentas con nuestra relación que de a poco se iba fortaleciendo. El momento culminante fue cuando un día de principios de Abril en el que hacía mucho calor, bajamos a la pileta los 5 y me cruce a Nicolás y a la cornuda de su novia, Lucila y frente a sus ojos besé a Lucio con ganas. La mirada de sorpresa total de mi vecino fue éxtasis para mí.
   Ese tiempo fue raro, volvía a reunirme con los chicos y cada vez con más frecuencia, en la facultad venía estudiando mucho y cada vez me iba mejor y con Lucio me animaba mucho más que antes. Después de pedirle que me acabara en la cola, dejé que lo hiciera en mi boca y a pesar de que lo terminé escupiendo, me gustó sentirla en mi lengua por unos segundos. A su vez nos estábamos poniendo cada vez más salvajes. En tan solo un mes lo hicimos en el ascensor de mi casa, en el auto de su viejo, en varios telos y me animé a calentarlo en la calle una noche después del boliche, tocándolo por encima de la ropa.
   Pero Lucio no era el único que acaparaba mi mente en esa época. Además de no poder contarme y mirar a Nicolás con cara de boba cada vez que me lo cruzaba, también volvía a pasar por mi cabeza imágenes mías estando con mujeres. El recuerdo de mi primera vez con Noemí, así como fantasías con mujeres que veía solo por algunos segundos, se hacían presentes de vez en cuando y no podía evitar quedarme pensando qué significaba eso. Era obvio que me encantaban los hombres, pero… ¿Las mujeres?

   Volviendo a la historia con el chico que conocí esa noche en el boliche, era el cumpleaños de Ornella y los 5, así como algunos amigos de ella, habíamos salido a bailar y la noche se iba pasando entre canciones y alcohol. Yo seguía bailando con las chicas y de vez en cuando con Lucio que estaba más mimoso que nunca esa noche. Pero no fue hasta que una chica se cruzó por unos segundos en medio de la ronda y cruzamos miradas de una forma que decía algo más que un simple “permiso”. Me di vuelta cuando pasó y comprobé que ella también se había dado vuelta para mirarme. A los pocos segundos la volví a ver a unos metros de donde yo estaba y me miraba fijo.
   Fui al baño y me alejé del grupo y cuando pasé por al lado de ella le toqué la espalda de manera disimulada. Ella se dio vuelta y me miró y una sonrisa se dibujó en su rostro para luego seguirme hasta el baño. Entramos y fuimos directo a un cubículo que estaba vacío y tras cerrar la puerta me arrinconó contra el borde y me besó de manera muy apasionada. Me dejé llevar por sus labios y a pesar de que me esperaba la situación, su impulso me tomó completamente por sorpresa, por lo que no supe cómo reaccionar. Su mano se metió por debajo de mi remera y llegó hasta mi corpiño y me apretó la teta, entonces bajé las mías hasta su cola y se la manoseé con ganas. Pero dos chicas entraron al baño a los gritos y al caer en la cuenta de lo que estaba haciendo me alejé de ella y salí de ahí a las apuradas.
   Volví con los chicos y Lucio me preguntó a donde había ido y de mal modo le dije que había estado en el baño. Ella pasó por al lado mío y su mano se metió entre mis piernas y sentí un escalofrío que hizo que me mojara toda. “¿Estás bien?” me preguntó Lucio y sentí como que me estaba controlando. Le dije que me dejara tranquila y mi comentario pareció ofenderlo ya que me dijo que era una histérica y se fue con Ramiro que estaba bailando con unas amigas de Ornella.
   “¿Histérica? ¡Ah bueno! Que tarado” pensé yo y como si fuese lo que estaba esperando, un chico alto, morocho de pelo cortito y con ojos claros apareció delante de mí y me sacó a bailar hasta terminar arrinconándome contra una pared al lado de la barra. Se presentó como Leonel y enseguida me di cuenta que era bastante agrandado y chamuyero, pero al ver que Lucio miraba desde atrás, “escondido” bajo el hombro de Juliana, me animé a seguir hablando con él y a dejar que me invitara un trago. Me parecía un chico atractivo a nivel físico, sin embargo no me cerraba su personalidad, era obvio que se creía mejor que todos y que debía ser muy machista, pero en ese momento la calentura que me había causado la chica del baño y la molestia que sentía hacia Lucio, me llevaron a romper el impulso y a besarlo en frente de todos.
   - ¿Querés que vayamos a otro lado?- Me preguntó después de tranzar un rato largo y de dejarnos llevar por las manos.
   No me gustó mucho su propuesta, seguro debía pensar que era una putita fácil que se levantaba en el boliche y después se dejaba, pero al ver detrás de él a Lucio que me observaba con cara de odio, le dije que sí y lo tomé de la mano hasta que salimos del lugar. Me llevó hasta su auto y después de subirnos arrancó para ir a un telo. Mi mayor momento de alegría fue cuando pasamos por la puerta del lugar y vi que Lucio estaba afuera y miraba para todos lados buscando hacia donde me había ido. Entonces una sonrisa maligna se me dibujó en el rostro. “Esa no soy yo” pensé al darme cuenta de lo que estaba haciendo, pero miré a Leonel que manejaba confiado y mi yo extrovertida me dijo que sí, que era yo la que iba en ese auto.

   Llegamos a un telo y después de pedir una habitación, entramos para ir directo a la cama. Leonel me acostó sobre ella y se tiró sobre mí para volver a besarme con ganas. Sus manos fueron hacia mi cuello y después empezaron a recorrer mis hombros y mi pecho. Me costaba creer que había llegado hasta ahí con un completo desconocido, pero entonces sentí sus dedos pasar por mi cintura e hicieron que me olvidara por completo de lo que estaba pensando.
   Él empezó a sacarme la ropa y la iba dejando a los costados de la cama. Cuando se sacó la remera pude ver un cuerpo delgado, no bien trabajado, pero la sencillez de eso me atrajo bastante. Comenzó a bajar su boca por mi cuello y después siguió hasta mi pecho. Me desabrochó el corpiño y fue directo a mis tetas para empezar a lamerlas con ganas. Les pasaba la lengua como loco, se las metía en la boca y jugueteaba con mis pezones ayudándose también con las manos, las cuales sabía mover muy bien. Sus labios siguieron recorriendo mi cuerpo llegando a mi pancita y después a mi cintura. Me desabrochó el short y me lo sacó para dejarme solamente puesta la bombacha, que venía muy mojada desde el beso con esa chica en el baño del boliche.
   - ¡Que rica concha que tenés!- Me dijo Leonel mientras me la chupaba emocionado.
   Estaba demostrando ser un gran amante. Con su lengua había recorrido cada parte de mi entrepierna y ahora se concentraba en lamerme los labios y el clítoris mientras jugaba con sus dedos sobre la zona. Lo hacía muy bien y definitivamente me gustaba como me iba excitando de a poco. Se entretuvo un muy buen rato jugando conmigo y cada minuto que pasaba era como un momento en el cielo. Coloqué mi mano sobre su nuca, como ya lo había hecho con otros y apreté bien fuerte hundiendo su cara sobre mi concha y sentí como su lengua entraba en mi cuerpo.
   Entonces me levanté de golpe y él se arrodilló sobre la cama, yo me acosté a un lado de él y bajándole el bóxer a las apresuradas lo dejé desnudo. Su pija me sorprendió. Un hermoso pedazo de unos 18 centímetros se apareció frente a mí, bien dura y venosa. Sin dudarlo la tomé con mi mano y comencé a tocarlo despacito mientras iba acercando mi boca a su cuerpo. Primero lo besé en la cintura, después un poco las piernas y suavemente me fui acercando hasta su pija y cuando ya ninguno de los dos podía más, me la metí en la boca y me dediqué a chuparla.
   - ¡Si hermosa! ¡Qué lindo como la chupás!- Decía él entre suspiros.
   Yo se la mamaba como si fuese una experta. La calentura de estar en un telo con alguien que había conocido hacía unas horas y que seguramente no fuese a ver nunca más en mi vida, me ponía como loca. Jugaba con su verga que estaba al palo, le manoseaba los huevos y pasaba mi lengua por todo su cuerpo mientras él seguía alabando mi forma de chuparla.
   Después me recostó sobre la cama y entre medio de besos y más toqueteo se puso un preservativo a las apuradas y se acostó sobre mí para volver a besarme mientras me la iba metiendo. Yo estaba tan mojada que entró directo sin ningún problema y el placer que me provocó me llevó a lanzar un suspiro de placer puro sobre su oído. “Me vas a volver loco” dijo él y empezó a darme suave pero a fondo y a su vez me besaba con mucha pasión.
   Leonel demostró esa noche ser un gran amante. Me cogió muy despacio al principio, entrando en clima, con mucho movimiento de cadera y con golpes secos sobre mi cuerpo. Pero de a poco le iba poniendo intensidad al asunto y sentía como su verga me partía al medio y me volvía loca de placer entre gemidos y gritos. Al igual que Lucio, de vez en cuando me decía cosas al oído, alabando mi cuerpo o mi calentura, pero su voz era mucho más intensa, más fuerte y llegaba hasta lo más profundo de mi cabeza.
   Yo lo monté a él, tanto de frente como de espaldas, después él volvió a ponerse sobre mí y me abrió las piernas para metérmela bien a fondo. Me puso en cuatro y mientras hacía presión sobre mi cintura me cogía bien duro golpeando su cuerpo contra mi cola causándome gritos de pasión. Después se volvió a sentar contra el respaldar de la cama y yo me puse una vez más encima de él y mientras lo cogía moviéndome como loca él me besaba con ganas, con una mano sobre mi espalda y la otra sobre mi nuca.
   - ¡Que bien que la pasé, hermosa!- Me dijo una vez que los dos terminamos y yo me recosté sobre su cuerpo, algo exhausta pero bien satisfecha. Todavía tenía su pija adentro de mi concha.- ¡Sos una loba!
   Yo lo dejé hablar, ya que ahora alababa mi forma de coger y mi cuerpo y no seguía hablando de él. Entonces Leonel de pronto resultó ser mucho más atractivo y no un simple chamuyero. El viaje de vuelta también fue distinto al de ida, me contó de sus estudios y de algunas cosas personales mientras yo le hablaba un poco de mi vida aunque omitiendo algunos detalles. Cuando llegamos a la puerta del edificio se animó a pedirme el celular. “Así, salimos algún día. ¿Te parece?” me dijo mientras sonreía y yo convencida de lo que estaba haciendo, le pasé mi número esperando que me llamara.


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2 comentarios - Una chica curiosa. Capítulo 10

exiliado-40 +2
hermoso y caliente, histérica y mala como me gustan a mi jajajajajajajaajaja +4
HistoriasDe
Jajaja gracias por pasar!!
suaveplatense +1
Uff q lindo cuando se fue al baño con la chica
HistoriasDe
Todo puede pasar!
Gracias por comentar