Era una fiesta, por supuesto. Una fiesta en la costa, pese a la prohibición reciente y a los controles policiales. Felicitas (Feli, para los amigos) no sabía quién había arreglado con la policía, aunque María, una de sus amigas, le dijo que era porque el que la organizaba era el sobrino del Intendente.
Feli y sus amigas habían llegado a las dos de la mañana, cuándo la música ya estaba sonando y se respiraba sudor, porro y mucho Drum & Bass. Feli, alta, delgada tenía puesto un jean y una remera; no iba a ir a una fiesta electrónica demasiado arreglada. "Quiero divertirme, no garcharme al primer flaco que se me cruce" dijo a sus amigas. Un amigo de una amiga les ofreció Keta; ella declinó, porque la hacía querer enroscarse a cualquier chabón. Solo aceptó unas secas de un porro y se concentró en bailar.
El tiempo pasó: sin fijarse en el celu, no sabía qué hora era. Lo único que hacía era bailar y saltar. Pero una a una, cada una de sus amigas o se fue con un chabón o se sentó en los médanos, cansada. Finalmente, ella también se sintió cansada...apoyándose en un médano, sintiéndose feliz y un poco mareada, se quedó mirando al cielo.
Al rato, mientras se debatía entre decirle a una amiga que se había quedado dormida si no se iban o si volvía un poco a bailar espió a un chabón. Alto, delgado, con cuerpo de ciclista bailaba lentamente, a contrarritmo de la música. Al parecer, venía con un grupo de amigos, pero cada tanto miraba hacia otro lado, como aburrido.
Feli sentía que el tipo la atraía, por lo que se quedó mirándolo. Pero al rato otra gente se puso entre ella y el grupo de amigos, por lo que no lo pudo mirar más. Aburrida, decidió ir a tomarse un trago antes de irse.
En la barra, esperando al trago, espió de vuelta al chabón. Estaba a dos personas de distancia, detrás de ella, para pedir el trago. Feli decidió quedarse un poco más en la barra a ver si le hablaba o que le parecía de cerca.
En el momento en que él estuvo al lado, la miró y le sonrió. Le dijo una boludez (no se escuchaba bien, por el ruido) pero mientras llegaba el trago, estuvieron haciendo como que hablaban, aunque ninguno de los dos se escuchaba. Cuándo se lo dieron, él le señaló los médanos e hizo gestos de que no escuchaba. Feli entendió que le pedía ir a hablar ahí; justo lo que quería.
En los médanos la charla no mejoró. Salvo saber su nombre ("José, pero decíme Joe", dijo él; qué aburrido, pensó ella) el chabón era medio inentendible. Feli supuso que ella tampoco estaba mucho mejor. El faso, la bebida y la noche larga la habían puesto demasiado mareada. Pero al fin de cuentas no importaba; el la miró fijamente y le dió un beso, primero despacito, a ver como reaccionaba y luego más y más intenso, cuándo la lengua de ella lo buscó.
Feli perdí el sentido del tiempo. Sintió que las manos de él la acariciaban (deteniéndose, como siempre, en las tetas, como si no hubiera otra parte), el peso de él que la aprisionaba un poco y acarició su espalda musculosa. Luego de un rato, el la miró y le dijo "¿vamos un poco más allá, así no nos ven?" y ella dijo "dale, vamos".
Fueron de la mano a un espacio entre médanos. De nuevo se acostaron, él besándola y tocándole las tetas, ella apretándole la espalda y pellizcándole la cola. Él era medio bestia, pero a ella en ese momento no le importaba. Ella pateó sus zapatillas y se sacó el jean; el simplemente se abrió un poco el pantalón y se lo bajó. Ella vió su pija; venosa, la miraba y despacito le dió un besito. Estaba media transpirada (habían estado bailando toda la noche) pero no le importó; el gusto era una parte del placer, la otra era recorrerlo y mojarse esperando que estuviera dentro de ella.
Feli le dió solo un par de chupadas; por un lado, sentía que él estaba re caliente y por el otro, estaba muy cansada; solo quería que él la empalme. Le preguntó "tenés forro ¿no? sin forro no garchamos" y él sacó de su billetera (semicaída en sus pantalones) uno. Mientras se lo ponía, ella se recostó y abrió las piernas.
Pero el chabón tenía otras ideas: tomando sus piernas, se las puso en el hombro y le entró directamente. Ella estaba caliente, así que sintió como entró de una, pero la molestó un poco. Sin embargo...no pudo dejar de admitir que el chabón garchaba bien. Primero empezó de a poco, pero sin parar. Si bien le picaba la arena (luego encontraría granitos de arena por todos lados) el chabón no bajaba el ritmo. Empezó a girar un poco el pene, pero siempre dándole un poco más rápido, un poco más fuerte. Una de sus manos jugaba con sus pezones y la otra la usaba de apoyo.
Feli se dejó dar...estaba relaja, contenta, se la estaban garchando como quería. El chabón subió el ritmo de las penetraciones; ya cada vez que se la metía, golpeaba contra ella con un chasquido. Feli se sintió que iba a llegar, pero justo cuando estaba a punto de llegar el chabón le baja las piernas la agarra y tirándose para atrás, se queda el abajo y ella arriba.
Feli le dice "¡justo estaba a punto de llegar!" y el sonríe, dándosela de groso. Pero la sonrisa se le va cuándo Feli dijo "uh, estoy cansada...por favor, movéte". El chabón también estaba cansado, pero empezó a corcovear bajo ella. La tomó de sus caderas y la hizo moverse.
Feli empezó a calentarse de nuevo. Se subió la remera y le mostró las tetas en corpiño, a lo que el chabón se incorporó a besarlas. Feli empezó a moverse y el chabón, soltando su cadera la ayudó agarrándola de la cola y tocando con la otra mano su clítoris.
Esto fue lo que faltaba; Feli empezó a temblar y se sintió venir, dejándose caer sobre el chabón. Le dijo "dale, veníte que no puedo más" y el chabón aceleró sus pijazos. La mano de la cola empezó a jugar con su ano, mientras la otra agarraba a Feli de la nuca par que lo besara. Ella no quería darle la cola ahí (menos que nada, con toda la arena) pero en cuánto el chabón la tocó, se nota que se calentó porque se vino al toque.
Él dejó caer la mano, cansado ya y ella se corrió de él y se quedó tendida al lado, mirando el cielo que iba a aclarar. Feli estaba feliz, garchada y relajada, pero lo único que pudo pensar fue "uff...voy a estar llena de arena".
Feli y sus amigas habían llegado a las dos de la mañana, cuándo la música ya estaba sonando y se respiraba sudor, porro y mucho Drum & Bass. Feli, alta, delgada tenía puesto un jean y una remera; no iba a ir a una fiesta electrónica demasiado arreglada. "Quiero divertirme, no garcharme al primer flaco que se me cruce" dijo a sus amigas. Un amigo de una amiga les ofreció Keta; ella declinó, porque la hacía querer enroscarse a cualquier chabón. Solo aceptó unas secas de un porro y se concentró en bailar.
El tiempo pasó: sin fijarse en el celu, no sabía qué hora era. Lo único que hacía era bailar y saltar. Pero una a una, cada una de sus amigas o se fue con un chabón o se sentó en los médanos, cansada. Finalmente, ella también se sintió cansada...apoyándose en un médano, sintiéndose feliz y un poco mareada, se quedó mirando al cielo.
Al rato, mientras se debatía entre decirle a una amiga que se había quedado dormida si no se iban o si volvía un poco a bailar espió a un chabón. Alto, delgado, con cuerpo de ciclista bailaba lentamente, a contrarritmo de la música. Al parecer, venía con un grupo de amigos, pero cada tanto miraba hacia otro lado, como aburrido.
Feli sentía que el tipo la atraía, por lo que se quedó mirándolo. Pero al rato otra gente se puso entre ella y el grupo de amigos, por lo que no lo pudo mirar más. Aburrida, decidió ir a tomarse un trago antes de irse.
En la barra, esperando al trago, espió de vuelta al chabón. Estaba a dos personas de distancia, detrás de ella, para pedir el trago. Feli decidió quedarse un poco más en la barra a ver si le hablaba o que le parecía de cerca.
En el momento en que él estuvo al lado, la miró y le sonrió. Le dijo una boludez (no se escuchaba bien, por el ruido) pero mientras llegaba el trago, estuvieron haciendo como que hablaban, aunque ninguno de los dos se escuchaba. Cuándo se lo dieron, él le señaló los médanos e hizo gestos de que no escuchaba. Feli entendió que le pedía ir a hablar ahí; justo lo que quería.
En los médanos la charla no mejoró. Salvo saber su nombre ("José, pero decíme Joe", dijo él; qué aburrido, pensó ella) el chabón era medio inentendible. Feli supuso que ella tampoco estaba mucho mejor. El faso, la bebida y la noche larga la habían puesto demasiado mareada. Pero al fin de cuentas no importaba; el la miró fijamente y le dió un beso, primero despacito, a ver como reaccionaba y luego más y más intenso, cuándo la lengua de ella lo buscó.
Feli perdí el sentido del tiempo. Sintió que las manos de él la acariciaban (deteniéndose, como siempre, en las tetas, como si no hubiera otra parte), el peso de él que la aprisionaba un poco y acarició su espalda musculosa. Luego de un rato, el la miró y le dijo "¿vamos un poco más allá, así no nos ven?" y ella dijo "dale, vamos".
Fueron de la mano a un espacio entre médanos. De nuevo se acostaron, él besándola y tocándole las tetas, ella apretándole la espalda y pellizcándole la cola. Él era medio bestia, pero a ella en ese momento no le importaba. Ella pateó sus zapatillas y se sacó el jean; el simplemente se abrió un poco el pantalón y se lo bajó. Ella vió su pija; venosa, la miraba y despacito le dió un besito. Estaba media transpirada (habían estado bailando toda la noche) pero no le importó; el gusto era una parte del placer, la otra era recorrerlo y mojarse esperando que estuviera dentro de ella.
Feli le dió solo un par de chupadas; por un lado, sentía que él estaba re caliente y por el otro, estaba muy cansada; solo quería que él la empalme. Le preguntó "tenés forro ¿no? sin forro no garchamos" y él sacó de su billetera (semicaída en sus pantalones) uno. Mientras se lo ponía, ella se recostó y abrió las piernas.
Pero el chabón tenía otras ideas: tomando sus piernas, se las puso en el hombro y le entró directamente. Ella estaba caliente, así que sintió como entró de una, pero la molestó un poco. Sin embargo...no pudo dejar de admitir que el chabón garchaba bien. Primero empezó de a poco, pero sin parar. Si bien le picaba la arena (luego encontraría granitos de arena por todos lados) el chabón no bajaba el ritmo. Empezó a girar un poco el pene, pero siempre dándole un poco más rápido, un poco más fuerte. Una de sus manos jugaba con sus pezones y la otra la usaba de apoyo.
Feli se dejó dar...estaba relaja, contenta, se la estaban garchando como quería. El chabón subió el ritmo de las penetraciones; ya cada vez que se la metía, golpeaba contra ella con un chasquido. Feli se sintió que iba a llegar, pero justo cuando estaba a punto de llegar el chabón le baja las piernas la agarra y tirándose para atrás, se queda el abajo y ella arriba.
Feli le dice "¡justo estaba a punto de llegar!" y el sonríe, dándosela de groso. Pero la sonrisa se le va cuándo Feli dijo "uh, estoy cansada...por favor, movéte". El chabón también estaba cansado, pero empezó a corcovear bajo ella. La tomó de sus caderas y la hizo moverse.
Feli empezó a calentarse de nuevo. Se subió la remera y le mostró las tetas en corpiño, a lo que el chabón se incorporó a besarlas. Feli empezó a moverse y el chabón, soltando su cadera la ayudó agarrándola de la cola y tocando con la otra mano su clítoris.
Esto fue lo que faltaba; Feli empezó a temblar y se sintió venir, dejándose caer sobre el chabón. Le dijo "dale, veníte que no puedo más" y el chabón aceleró sus pijazos. La mano de la cola empezó a jugar con su ano, mientras la otra agarraba a Feli de la nuca par que lo besara. Ella no quería darle la cola ahí (menos que nada, con toda la arena) pero en cuánto el chabón la tocó, se nota que se calentó porque se vino al toque.
Él dejó caer la mano, cansado ya y ella se corrió de él y se quedó tendida al lado, mirando el cielo que iba a aclarar. Feli estaba feliz, garchada y relajada, pero lo único que pudo pensar fue "uff...voy a estar llena de arena".
1 comentarios - Un breve encuentro en los médanos