Hola a toda la comunidad! Hoy les traigo otra de las anécdotas que venía mostrando anteriormente, pero creo que esta hasta la fecha fue la más arriesgada.
Estaba en la estación de Burzaco, esperando el Roca hacia Constitución. Eran como las 5 de la tarde, y había bastante gente en el andén (no es la primera vez que viajo a esa hora desde esa estación y siempre encuentro alguna situación interesante). Me dispuse a caminar a lo largo del andén, a ojear y pispiar un poco las mujeres y quienes estaban esperando el tren. Para mi mala suerte no había llegado a ver nada que me interese, e incluso no tenia lugar para sentarme, asi que me fui hasta el fin del techo del andén, para que no me agarre el sol.
Me quede esperando como todos, viendo si venia el tren, expectante de que se presente algo que me asombre. De repente visualizo que detrás mío llega una mujer, bastante linda a mi gusto, algo morochita, bajita, de unos 1.60cm y entre 27 y 32 años, pero no me atrevo a darme vuelta y mirarla de frente porque estaba con su marido al parecer, y su nena. Quizás les suene morboso, pero en mi experiencia aprendí que las mujeres mas atrevidas y calientes en los transportes no son las minas que se parten solas, sino aquellas que ya tienen unos años de experiencia, algún esposo o son separadas, y también si van con sus hijos suelen ser bastante mironas, quizás en otra ocasión cuente algo sobre eso.
En fin, logro vencer mi miedo y me doy vuelta para mirarla… Y PARA QUE! Tenía una cola hermosa, no era despampanante, pero tenia unas calzitas coloreadas que le marcaban excelente todas las piernas y ya de por si le quedaba bien con ese culo gordito y redondo que tenia. Yo por mi parte, admito que me empecé a frotar las manos. Cuando viene el tren me prepare para dar el primer contacto, y es el mas sutil de todos, espere a que la muchedumbre se compacte para subir al tren y allí ella quedo adelante mio, yo presa de esa cola hermosa que empezaba a acariciar mi mano, sentía toda la lycra pasándose por mis dedos. Ella miro suavemente hacia atrás, constatando de quien era el que la estaba apoyando, y sin mas volvió a mirar hacia adelante como todo el mundo.
Yo ya estaba que no daba mas, y para colmo nos quedamos cerca de la puerta todos apretados, yo fui creando mi lugar detrás de ella. Pero aca se viene otra mala noticia… el marido puso su mano abrazando su cintura, y eso me complicaba un poco el trabajo. Les digo la verdad, no es que soy un kamikaze que no me importa nada, fuera de lo moral, lo que mas me preocupaba era que el chabon se retobe y me quiera cagar a piñas, pero lo fui midiendo… al cabo de un rato me di cuenta de que no había ningún problema, quizás me tiraba alguna mirada, pero nunca de esas miradas agresivas ni señaladores, simplemente quizás “percibía” que algo sucedía entre la culona de su mujer y yo.
Proseguí a viajar como 3 o 4 estaciones rozando y manoseando levemente esa cola, sin resistencia alguna, únicamente con la incomodidad del brazo del tipo, pero ella sedienta de que me vuelva loco y me caliente por esa cola que me hubiera comido de un bocado. A ella le encantaba, se le notaba cuando se tiraba para atrás, y no ofrecía resistencia ante los golpes del tren que la acercaban a mi, en cualquier momento tranquilamente podría haber escapado a los brazos de su marido, pero de alguna manera sutil lograba conseguir hacer las dos cosas, seguir con el flaco abrazada y sentir todos los dedos en su colita.
El premio me lo lleve cuando se agacho para buscar algo del piso y termine sintiéndole toda la raya que le separaban esas dos hermosas nalgas, me sentía como nunca y contento de que una mina tan atrevida se preste a estos juegos eróticos. Estoy seguro que cualquier mujer hubiera sentido eso, y ella al sentirlo lo único que hacía era reclinarse suavemente para sentir el tacto y el calor de mis manos.
Luego el tren se fue descontracturando. Tuve una segunda oportunidad cuando se apoyo sobre la puerta que no se abría y de costado sacaba ese culo que me volvía loco, lo cual yo respondí acercándome nuevamente y volviéndola a rozar. A todo esto… y el marido? La gente? Quizás ni enterada de lo que sucedía, pero yo termine demasiado extasiado, disconforme con saber que no iba a pasar nada mas, pero alegre de que existan este tipo de mujeres tan volcadas al placer y al morbo.
Me baje del tren en mi estación, sin mirar atrás, espero la oportunidad de que otra mujer me brinde ese tacto que pocos solemos apreciar.
Estaba en la estación de Burzaco, esperando el Roca hacia Constitución. Eran como las 5 de la tarde, y había bastante gente en el andén (no es la primera vez que viajo a esa hora desde esa estación y siempre encuentro alguna situación interesante). Me dispuse a caminar a lo largo del andén, a ojear y pispiar un poco las mujeres y quienes estaban esperando el tren. Para mi mala suerte no había llegado a ver nada que me interese, e incluso no tenia lugar para sentarme, asi que me fui hasta el fin del techo del andén, para que no me agarre el sol.
Me quede esperando como todos, viendo si venia el tren, expectante de que se presente algo que me asombre. De repente visualizo que detrás mío llega una mujer, bastante linda a mi gusto, algo morochita, bajita, de unos 1.60cm y entre 27 y 32 años, pero no me atrevo a darme vuelta y mirarla de frente porque estaba con su marido al parecer, y su nena. Quizás les suene morboso, pero en mi experiencia aprendí que las mujeres mas atrevidas y calientes en los transportes no son las minas que se parten solas, sino aquellas que ya tienen unos años de experiencia, algún esposo o son separadas, y también si van con sus hijos suelen ser bastante mironas, quizás en otra ocasión cuente algo sobre eso.
En fin, logro vencer mi miedo y me doy vuelta para mirarla… Y PARA QUE! Tenía una cola hermosa, no era despampanante, pero tenia unas calzitas coloreadas que le marcaban excelente todas las piernas y ya de por si le quedaba bien con ese culo gordito y redondo que tenia. Yo por mi parte, admito que me empecé a frotar las manos. Cuando viene el tren me prepare para dar el primer contacto, y es el mas sutil de todos, espere a que la muchedumbre se compacte para subir al tren y allí ella quedo adelante mio, yo presa de esa cola hermosa que empezaba a acariciar mi mano, sentía toda la lycra pasándose por mis dedos. Ella miro suavemente hacia atrás, constatando de quien era el que la estaba apoyando, y sin mas volvió a mirar hacia adelante como todo el mundo.
Yo ya estaba que no daba mas, y para colmo nos quedamos cerca de la puerta todos apretados, yo fui creando mi lugar detrás de ella. Pero aca se viene otra mala noticia… el marido puso su mano abrazando su cintura, y eso me complicaba un poco el trabajo. Les digo la verdad, no es que soy un kamikaze que no me importa nada, fuera de lo moral, lo que mas me preocupaba era que el chabon se retobe y me quiera cagar a piñas, pero lo fui midiendo… al cabo de un rato me di cuenta de que no había ningún problema, quizás me tiraba alguna mirada, pero nunca de esas miradas agresivas ni señaladores, simplemente quizás “percibía” que algo sucedía entre la culona de su mujer y yo.
Proseguí a viajar como 3 o 4 estaciones rozando y manoseando levemente esa cola, sin resistencia alguna, únicamente con la incomodidad del brazo del tipo, pero ella sedienta de que me vuelva loco y me caliente por esa cola que me hubiera comido de un bocado. A ella le encantaba, se le notaba cuando se tiraba para atrás, y no ofrecía resistencia ante los golpes del tren que la acercaban a mi, en cualquier momento tranquilamente podría haber escapado a los brazos de su marido, pero de alguna manera sutil lograba conseguir hacer las dos cosas, seguir con el flaco abrazada y sentir todos los dedos en su colita.
El premio me lo lleve cuando se agacho para buscar algo del piso y termine sintiéndole toda la raya que le separaban esas dos hermosas nalgas, me sentía como nunca y contento de que una mina tan atrevida se preste a estos juegos eróticos. Estoy seguro que cualquier mujer hubiera sentido eso, y ella al sentirlo lo único que hacía era reclinarse suavemente para sentir el tacto y el calor de mis manos.
Luego el tren se fue descontracturando. Tuve una segunda oportunidad cuando se apoyo sobre la puerta que no se abría y de costado sacaba ese culo que me volvía loco, lo cual yo respondí acercándome nuevamente y volviéndola a rozar. A todo esto… y el marido? La gente? Quizás ni enterada de lo que sucedía, pero yo termine demasiado extasiado, disconforme con saber que no iba a pasar nada mas, pero alegre de que existan este tipo de mujeres tan volcadas al placer y al morbo.
Me baje del tren en mi estación, sin mirar atrás, espero la oportunidad de que otra mujer me brinde ese tacto que pocos solemos apreciar.
1 comentarios - Esposa joven, calzitas y frotismo en el tren Roca
Suelo disfrutar estas cosas en el subte D, A o B.
Te dejo puntos....
Besooos
Mer