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Ay ellas!

Nueva entrega y anteúltima de la serie que ahora se me dió por llamar "Ellas". disfruten y caliéntense, que si pasa eso me doy por satisfecho.


I
Cuando el Negro Fernandez salió de encima suyo, Connie sintió su cuerpo lleno de su sudor, su saliva, su semen, su aroma. Tomó aire profundamente y llenó sus pulmones porque le faltaba. El corazón le latía fuerte dentro del pecho. Sintió las sábanas empapadas de su propia transpiración, de su cuerpo también completamente transpirado. Tenía en su boca el su aliento a cigarrillo y el gusto de su pija. Sintió su entrepierna mojada, viscosa, vacía de su sexo que acababa de llenarla. Su vagina latía. Se sintió exhausta y satisfecha. Sucia y con ganas de dormir. Vió la espalda del Negro mientras se metía en el baño. Su espalda fuerte y llena de vello negro. Su culo flácido y blanco. Un agradable vacío la llenaba y la sumergía en dudas y certezas.

II
- Son tres meses nada más Miru. Está buena la propuesta, es buena plata y de paso conozco el Sur, que nunca fuí.
Miranda escuchaba callada del otro lado de la cama del departamento que ambas compartían como Connie le informaba que se iba a Comodoro Rivadavia a trabajar haciendo foto fija en la filmación de una película de época. La paga era buena, era cierto. También era cierto que la propuesta le había llegado a través del Negro Fernandez, quien también trabajaría en la filmación como productor.
Detrás de ellas la enorme foto de sus propias manos entrelazadas en el Machu Pichu, el día que se "casaron" con la Pacha Mama de testigo. Hacía ya casi cuatro años y nada era como entonces para Connie. Nunca se había sentido del todo "lesbiana". Si se sentía enamorada de Miranda, disfrutaba mucho de su compañía, pero no terminaba de encajar en su círculo íntimo en el que todos de alguno u otra manera tenían que ver con el circuito gay.
- La quiero pero me aburro.- le confesó alguna vez a una amiga.
Miranda entendía todo lo que pasaba aunque no supiera los detalles. Era completamente consciente de que la estaba perdiendo desde hacía tiempo, pero también sabía que no podía hacer nada para retenerla. En ese momento solamente la besó. Le dió el beso más pasional del que fué capaz. Hundió su lengua lo más profundo que pudo dentro de la garganta de Connie. Pegó su cuerpo al suyo subiéndosele encima. Arrancándole de un tirón la remera y el corpiño. Prendiéndose de sus enormes tetas, chupandolas, mordiendo sus pezones grandes y oscuros como solía hacerlo siempre. Sacándole la calza y la vedettina, dejándole los zoquetes de colores, porque eso le calentaba. Y habíendola desnudado completamente, empezó a besarla entera. Lamiéndola de la panza al cuello y de una de las tetas a la otra. Desde el tobillo a la entrepierna y de la concha al culo levantándole las piernas. Quería hacerla gozar, hacerle saber que su calentura estaba ahí para ella cuando quisiese. Que su lengua, sus manos, sus pies, toda ella estaba ahí para hacerla gozar.
Connie se dejó hacer. Sentía el cuerpo de Miranda pero no dejaba de pensar en el Negro Fernandez. En sus labios toscos. En su forma primitiva y áspera de buscar su sexo. Esa necesidad instintiva de sacarse la leche de encima. Se calentó pensando en sus brazos fuertes abrazándola. En sus manos torpes amasándole las tetas con lujuria. De su cara lasciva penetrádola con gusto. De su espalda fuerte y sus manos agarrándola, empujándolo dentro de ella, sintiéndolo transpirar junto a su piel, llenándola en cada empujón de su pija dentro de la concha. Volvían a su mente las imágenes de esa tarde calurosa en que la llevó a su departamento. Y mientras Miranda le lamía el clítoris, ella veía con los ojos cerrados otra vez la escena de su pija pequeña y dura dentro de su boca. De sus huevos hinchados entre sus manos. De los gemidos de placer que daba él con cada lamida en su frenillo.
Acabó con la lengua de Miranda y la mirada del Negro en sus ojos mientras acababa dentro suyo unos días antes.

III
Connie bajó apurada las escaleras. Un remisse la esperaba en la puerta hacía diez minutos para llevarla al aeropuerto. Al salir a la vereda vió que del edificio de enfrente salía el hombre de traje empujándo un cochecito de bebé. Instintivamente levantó la mano para saludarlo. El le devolvió el saludo con una sonrisa. Era la primera vez que tenían éste tipo de contacto.
Dentro del cochecito un bebé de siete meses dormía. El volvía hacía un rato del trabajo e iba a hacer unas compras. La tanga bajo el pantalón le empezaba a molestar con el calor. Sentía las nalgas transpiradas. Quería volver rápido de las compras porque le había prometido a su mujer que se pintaría de diferentes colores las uñas de los pies para esa noche y necesitaba aprovechar la siesta del nene.
Después de unos tres primeros meses de abstinencia, ella empezó de a poco a pedirle y a buscarlo para reanudar su vida sexual. No fué fácil al principio, cansancios e interrupciones se les interponían, pero de a poco y con la calentura de sus pequeños juegos de dominación todo parecía encaminarse. El fue incorporando la ropa interior femenina. Ella le decía que era su puta, su juguete, su pequeño consolador y él se calentaba cada día más entregándole el ojete para sus más lúbricos deseos.
Volvió del chino en menos de diez minutos. El niño seguía durmiendo, así que se acomodó en su pequeño cuarto "de soltero" y sacándose los zapatos y los pantalones puso manos a la obra. Ella le había pedido pies coloridos. En el supermercado solo consiguió un violeta bastante intenso y un rojo furioso. Tenía un celeste por ahí perdido y también lo usó. Equilibraba su falta de pericia con ganas y calentura. Ver sus pies con las uñas pintadas lo calentaban a morir. también se había depilado dolorosamente las piernas a su pedido. De a poco se iba trasvistiendo en la intimidad para su mujer. y para su propio placer. A solas le encantaba verse en el espejo, sacarse fotos, pajearse viéndose con ropa de mujer. Alguna tarde a solas se asomó a la ventana para que las vecinas lo vieran, pero eso se había cortado apenas nacido el nene.
Anochecía y acababa de terminar su obra. Sus pies eran un colorinche sin sentido pero a él le encantaban. Miró hacía afuera y de repente reparó en la ventana del primer piso del edificio de enfrente. Fumando un cigarrillo en el balcón, una mujer de unos cuarenta y cinco años lo miraba.
Fumaba y miraba. Estaba en camisón. Un camisón largo y con breteles que hacía evidente que no llevaba corpiño. Sus ojos se fijaron en él. Apenas, como escondiéndose de otras miradas, su mano derecha fue hasta el escote y dejó ver unos segundos su teta izquierda. Después de eso dió una profunda pitada y se metió en el interior del departamento tirando la colilla a la calle.
El vió la estela de luz que dejaba el cigarrillo al caer y reparó que su pija se puso dura debajo de la tanga.
El llanto de Fidel lo sacó de su calentura. Se puso los pantalones lo más rápido que pudo y salió corriendo de la habitación.

IV
Seis meses atrás, era un domingo, Lucía lo recordaba bien porque volvía de visitar a su madre en un geriátrico del Boulevard. Serían las seis o siete de la tarde. Esa hora en que los suicidas tienen ideas locas. Ella caminaba de vuelta a casa cuando su celular sonó. Era Dominguez, su jefe. Era extraña la llamada y no atendió. No andaba con ganas de meterse en el laburo fuera de horario. El ring tone sonó dos veces más sin respuesta. A la cuarta llegó un mensaje de texto:
"necesito verte ahora. es por vos"
Obviamente lo enviaba Dominguez y ella no pudo resistirse más. Lo llamó.
- Hola, qué pasa?
- Necesito que hablamos ahora. Es por tu bien. Por donde andas?
- Boulevard y Pellegrini.
- Ok, en 15 estoy en Piacere. Te invito un café.
- Dale.
Desde dónde estaba hasta el café había cinco cuadras mas o menos. Lucía pensó en todas las posibles ocurrencias de Dominguez para joderla un domingo a la tarde. La más plausible era su posible ascenso. Hacía más de dos años que lo esperaba. Seguro era eso. Seguro que Dominguez se reservaba para él ese momento de gloria de anunciarle la gerencia de recursos humanos que se merecía y ejercía de hecho hacía tiempo. Seguro que Dominguez disfrutaría el momento y aprovecharía para darle uno o dos besos en las mejillas. Su enamoramiento era evidente desde siempre. Ingresaron a la empresa con dos meses de diferencia, hacía ya 19 años. El había hecho carrera y llegado a gerente. Ella se había convertido en insustituíble. El, solterón, la miraba con lujuria. Ella, primero casada y después divorciada, nunca le había dado corte, pero de vez en cuando aceptaba tomar un café. Era inocuo y mantenía la paz laboral.
Cuando llegó, Dominguez ya estaba sentado. Eligió la mesa más alejada que pudo. Vestía una remera de Miami, bermudas de jean y unas zapatillas demasiado blancas para no ser nuevas. Ella se sentó a su lado.
- Lucía, estoy muy preocupado. En realidad me da un poco de vergüenza, pero no quiero que te tengas que enfrentar con ésto mañana en la empresa. Por eso te llamé. Vos sabés que te quiero, pero ésto es una bomba. Nada, mejor no doy más vueltas. Me llegó ésto por wassap.- y extendiéndole su celular le mostró una foto de ella misma, de espaldas, en el baño de hombres de la empresa, abriéndose las nalgas. Su orto abierto, dejaba caer una gota de semen por un costado. En el espejo se veía su cara sacando apenas la lengua y mirando a Fabricio, que sacaba la foto.

9 comentarios - Ay ellas!

real-visceral
Impecable, larga vida a esta saga
paspadohastalos +1
La próxima termina. Gracias por pasar y person el -1, meti mal el dedo. Abrazo!
real-visceral +1
@paspadohastalos jaja no pasa nada, abrazo
xy_latino
metele una que otra imagen
paspadohastalos
Todos ponen imágenes, a mi me gusta escribir. Gracias por comentar y el consejo igualmente.
grancucon +1
¡¡¡ Que barbaro maestro....Tremebundo relato....Impactante...Felicitaciones y gracias por compartirlo...!!!!
paspadohastalos +1
genial el comentario y gracias a vos por la buena onda.
Pervberto +1
Brillante sucesión de breves historias.
paspadohastalos
enormes gracias como siempre
Lomorocha +1
Excelente! Y como siempre, me dejás con ganas de más!!
paspadohastalos +1
gracias a vos. cuantas ideas surgen con eso de "dejarte con ganas de mas"... el proximo es el ultimo
Lomorocha
@paspadohastalos nuuu bueno, seguramente saldrán nuevas genialidades de tu cabeza... Y espero no quedarme con ganas de más 😋
paspadohastalos
@Lomorocha es un poco exagerado eso de genialidades, pero lo agradezco. con calentarte y entretenerte me basta y sobra.
mimilau +1
"Sus ojos se fijaron en él. Apenas, como escondiéndose de otras miradas, su mano derecha fue hasta el escote y dejó ver unos segundos su teta izquierda. Después de eso dió una profunda pitada y se metió en el interior del departamento tirando la colilla a la calle. "

Me encantó... todo... no puede ser el anteúltimo... vamos!! Otro más!!
paspadohastalos
gracias!