El domingo 18 de diciembre me levanté cerca del mediodía y me di una duchita. La idea era levantarme temprano pero como siempre me quedé dormida.
Después de bañarme me preparé algo rápido para almorzar, me puse la bikini y ropa arriba, preparé una muda más en un bolsito y me fui a la cochera a buscar el auto.
Había quedado que a las 15 hs estaría en casa de Vane con la idea de pasar la tarde con ella y también quedarme hasta el otro día. Sus papis no estaban así que teníamos la casa entera para nosotras solitas.
Entré con las llaves que tengo (como voy muy seguido me hizo un juego de sus llaves así entro directo, por supuesto sus padres no saben porque la matan) y fui directo al patio.
Allí estaba Vanesa tomando sol completamente en bolas, como acostumbraba hacerlo. Al igual que ella, no nos gustan las marcas de sol por la bikini.
- Que raro en bolas vos! Le dije acercándome
- Jaja hola puti, todo bien?
- Todo bien! Estamos solas?
- Está Fran [su hermanito] en la pieza con la play como siempre, más tarde viene un amigo
Los papás de Vanesa están muy poco en la casa. Sumado a que viajan mucho por trabajo, se van casi todos los fines de semana a una casa quinta que tienen en las afueras de la ciudad.
Y como ella nunca, se queda con la casa entera para hacer de las suyas. El único problema es su hermanito que siempre se lo dejan al cuidado de ella.
Aunque claro, lo suele solucionar muy fácil: le dice que invite a un amigo y los encierra toda la tarde con la play. Los chicos felices y Vane, mucho más.
Enseguida comencé a sacarme la ropa y me quedé completamente desnuda también. Agarré el sillón reclinable y me puse al lado de ella tomar sol. Vane boca arriba y yo de espaldas.
La ventaja de estar solas (o al menos sin sus papis en la casa) era la de poder tomar sol desnudas sin problemas. Del hermanito ni nos preocupábamos, si quería mirar podía hacerlo y yo no tenía ningún drama.
Estuvimos como una hora tomando sol y charlando de todo.
- Qué hacemos a la noche? Le pregunté al final de la conversación
- Vienen los chicos!
- Quiénes?
- Los del finde pasado, igual creo que uno o dos ya se fueron así que invitaban a otros
“Los chicos” para mi amiga podían ser cualquiera de su grupo de amigos, si bien teníamos un grupito fijo con el cual nos enfiestábamos casi todos los fines se semana, en general siempre venia alguno nuevo que no sé ni de donde salía.
Me quedé tranquila entonces de que la íbamos a pasar genial. Pileta y sexo eran mis combinaciones preferidas.
Un rato más tarde cayó el amigo de su hermanito y como siempre, se encerraron en la pieza con la play. Con Vane entonces nos metimos en la pile más tranquilas, aún desnudas. Si bien no nos consideramos bisexuales, nos calienta mucho franelear y tocarnos.
Nos hemos también masturbado juntas y cuando cogemos en grupo nos comemos la boca y la concha. En plena fiesta todo vale.
Pero sobre todo solemos hacer eso cuando hay flacos presentes, nos encanta ser bien calienta pijas.
Esa tarde sin embargo empezamos a tocarnos un poco por cuenta propia, sin el objetivo de calentar a nadie. Como suele pasar fue ella la que apoyó las dos manos en mis lolas y comenzó a amasarlas.
Siempre me dice que son irresistibles, incluso para las mujeres. Primero con las manos, luego con la boca, empezó ahí adentro de la pile a darle besitos y acariciarlas, para luego comenzar a apretarlas más y más fuertes y hasta morderme los pezones.
Yo empecé a gemir, me estaba excitando muchísimo, mis lolas son mi debilidad y ya me mordía los labios de la calentura que me estaba agarrando.
No aguanté más y empecé a comerle la boca. Para la hora que venían los chicos aún faltaba mucho y a ese ritmo no iba a aguantar. Necesitaba un orgasmo!
Con nuestras lenguas entrelazándose todas llenas de saliva y sus dos manos en mis tetas, empezamos a gemir las dos ya bastante zafadas por la situación. Vane entonces bajó una de sus manos y me la metió dentro de la bikini.
Empezó suavemente a tocarme y frotarme la concha mientras yo seguía gimiendo. La cosa se nos fue yendo de a poco de las manos y ya no nos importaba nada.
“Sentáte en el borde”, me dijo en modo imperativo. Yo subí por las escaleras y me senté en el borde con ella aún metida en la pile.
Empezó entonces a pasarme la lengua por todas mis piernas mientras yo las iba abriendo dispuesta a que me dé sexo oral.
Unos segundos más tarde empezó a comerme la concha. Yo comencé a gemir mal, Vane sabía hacerlo demasiado bien y las veces que me la había chupado no había aguantado nada.
Cerré mis ojos y semi acostada para atrás con los codos apoyados en el piso, me dediqué exclusivamente a sentir el placer que me estaba dando.
Su lengua jugaba con mi clítoris de una manera que me hacía explotar de placer. Yo miraba cómo su cara se enterraba entre mis piernas mientras no dejaba de morderme los labios, no podía más y ni siquiera me había metido los dedos!
Como si me hubiera leído el pensamiento y sin dejar de mover la lengua a todo ritmo, me metió dos dedos de una, sin escalas. Tras cuatro o cinco metidas sentí cómo el orgasmo iba llegando.
“Acabo! Acabo! Acabo!”, empecé a gritar totalmente desesperada por sentir ese placer.
Vane alejó su boca de mi concha y sólo de dedicó a meter y sacar los dos dedos aún más rápido mientras me miraba fijo a los ojos. Enseguida exploté de placer con mi primer orgasmo del día, gritando como una puta a más no poder.
“Shhh boluda no grites tanto que mi hermano va a escuchar y espiarnos!”, me dijo mi amiga en tono preocupado. Pero el orgasmo era muy intenso y estaba durando mucho tiempo, por lo que continué gritando y gimiendo sin darle bola a lo que me había dicho.
“Si quiere espiar, que espíe”, pensé en un momento. El orgasmo habrá durado unos treinta segundos o más, y sólo en ese momento ella sacó los dedos de dentro mío y acercó su boca nuevamente, para chuparme muy suavemente el clítoris.
El placer de que te la chupen así luego de acabar es sublime.
-Uf! Boluda que buena acabada, tenía unas ganas! Le dije con respiración jadeante intentando recuperarme.
- Se nota! No duraste nada! Gritaste mucho puta! Jaja
- Y también vos como la chupás, imposible no gritar
- Cuánto falta para que vengan los chicos? Que ganas de sentirla adentro! Le dije como loca.
- Algunas horas! Jaja.
- Bueno ponete acá que es mi turno
A Vane la hice acabar tras hacerle lo mismo por al menos veinte minutos. A diferencia de mí, a ella a veces le cuesta un poco más llegar al orgasmo y además supongo que yo no la chupo tan bien como ella.
La tarde fue pasando más tranquila, con el hermanito ahora apareciendo cada tanto con su amigo en el patio. Nosotras seguíamos igual desnudas pero sólo de arriba. No nos importaba estar en topless, a esa altura Fran ya nos había visto mil veces así.
Cuando se hizo la hora de que vengan nuestros chicos, les dijimos que vuelvan a la habitación y se encierren en la pieza. De todas formas, la puerta de la casa que daba al patio iba a estar cerrada así que ellos no podían entrar, aunque sí ver.
Vane les prohíbe siempre que salgan de la pieza, pero siempre dudo que les hagan caso. Era muy tentador ver cómo nos cogían en la pileta y el patio entre varios flacos. Por más que eran aún algo chicos, las hormonas las tenían a full.
Sonó el timbre y Vane atendió la puerta en bikini y sólo una remera arriba. Cuando llegaron al patio me di cuenta que sólo conocía a dos de ellos, los otros dos no sabían quiénes eran, aunque eran lindos.
“Dos para cada una es un buen número”, me dije a mí misma sintiéndome una puta por pensar así.
Ni bien aparecieron caí en la cuenta que aún estaba desnuda de arriba, así que mientras ellos se iban acercando agarré lo más rápido que pude mi remera y me la puse así nomás.
Los otros dos flacos que no conocían eran muy simpáticos y lindos por suerte, se llamaban Cristian y Jony . Pegamos onda enseguida y nos metimos nuevamente en la pile todos juntos.
Eran las 20 hs cuando Vane recién prendió las luces del patio y de la pileta, la noche estaba muy cálida y el agua demasiado linda como para salir.
Mientras yo estaba charlando con uno de los flacos que conocía, uno de los nuevos se me acerca para sacarme algo de charla. Mientras me hablaba sus ojos se clavaban en mis lolas que la bikini me hacía explotar.
- Hace mucho que te las operaste? Me preguntó el flaco.
- Cuando cumplí 18 años, me las regaló mi mami. Le dije con voz dulce.
- Uy! Que copada tu mamá, jaja. Se deben quedar re paradas sin bikini no?
- Sí, quedan bien paraditas.
- Son hermosas y muy grandes! Me vas a dejar tocarlas?
- Ni en pedo! Le dije riéndome mientras Vane se acercaba a nuestra conversación.
No pude ni reaccionar cuando mi amiga se puso delante mío, y mirando al flaco que me estaba preguntando por las tetas, apoyó sus dos manos en ellas apretándolas bien fuerte.
“A mí sí me deja tocárselas!”, le dijo Vane mirándolo y riéndose.
Yo me puse un poco colorada por la situación y le saqué las manos, pero enseguida volvió a tocármelas para que los chicos vieran lo que era.
Los flacos estaban como locos, los que no nos conocían mucho más porque no estaban acostumbrados a eso. Y que encima fuese mi amiga la que me las estuviese tocando, era demasiado para ellos.
Tras sacarle de nuevo sus manos de mis lolas Vane se puso atrás mío y siguió hablando con los otros flacos. Pero unos minutos más tarde sentí que alguien me desabrochaba la bikini de arriba. Cuando quise acordar mi amiga me había dejado en bolas de arriba con todas las tetas al aire.
Enseguida me tapé con las dos manos mientras la puteaba. Intenté rescatar la bikini pero Vane ya la había tirado afuera de la pileta. Cuando me di cuenta que no me quedaba otra, dejé de tapármelas con mis manos mostrándoselas por completo a los flacos.
“Ya fue”, pensé. “Total en un rato vamos a estar cogiendo todos”.
Todos quedaron boquiabiertos, sobre todos los nuevos. Se acercaron para verlas mejor y uno apoyó una mano en una.
“Me dejás tocarlas?”, me preguntó Cris. “Primero se pregunta y después se toca, no al revés. Pero sí, te dejo”, le contesté. Enseguida apoyó sus dos manos apretándomelas bien fuerte. Yo me contuve de gemir, no daba para empezar ya con eso, es que como ya había dicho, son mi debilidad.
El flaco comenzó a coparse amasándolas mal, mientras al mismo tiempo otro de los chicos se acercó y empezó a tocarme la cola. “Por favor que pedazo de orto que tenés”, me dijo mientras me lo acariciaba.
Con la cabeza ya casi metida entre mis tetas, el resto de los chicos junto con Vane miraban todo en primer plano mientras la empezaban a manosear por donde se les ocurría.
Cuando quise acordar ya me habían dejado en bolas adentro de la pileta y mientras uno me besaba, el otro desde atrás me tocaba y masajeaba la concha a full. Yo estaba a esa altura excitadísima y desesperada por ser penetrada!
Cris salió de la pileta lo más rápido que pudo y buscó forros para él y mi otro macho. Se sacó en el borde de la pileta toda la ropa y con la pija al mango se metió de nuevo.
Me llevó entonces a la escalera de la pileta y me hizo sentar en uno de los escalones de más arriba. Ni bien me acomodé, me tomó de la cabeza y me hizo comer su pija.
“Que perra que sos”, empezó a decirme mientras veía cómo me comía su pene haciéndole garganta profunda sin el menor de los problemas.
Mientras yo la chupaba mi otro flaco se acercó también y puso la lado del otro para que se la chupe. Saqué entonces el pene de Cris de mi boca y me metí el del otro chico, Seba. De nuevo me la metí de un solo bocado hasta el fondo, sin drama.
Seba, con el que ya habíamos garchado unas cuántas veces, me tomó dela cabeza con sus dos manos y empezó a cogerme muy fuerte por la boca.
Toda la saliva empezó a caerse en el agua por la intensidad de la cogida que me estaba pegando. Apenas me estaba dejando respirar e incluso me hacía toser de vez en cuando, para colmo era tenía demasiado gruesa y se dificultaba para metérmela bien en la boca.
“Dale dale, comela de nuevo”, me decía cuando yo sacaba su pija de mi boca para intentar respirar y recuperarme. Pero nunca lo lograba hacer por completo porque me hacía demasiada fuerza casi obligándome a metérmela de nuevo.
La cogida por la boca que me estaba pegando era terrible, y yo me sentía tan pero tan puta que volaba de la calentura.
Cris, que veía todo eso estando al lado de Seba, me tomó también de la cabeza y me la hizo comer. Si bien no era tan violento como lo había sido el otro flaco, me la hacía comer a un ritmo muy acelerado, tosiendo de vez en cuando también.
Tras un par de minutos más Cris me dijo que no podía más, que era demasiado puta como para seguir aguantando. “Te acabo porque no doy más”, me dijo mientras se empezaba a pajear apuntando la punta del pene a mi cara.
Yo esperé ansiosamente la leche mientras lo miraba fijo a los ojos. El flaco se pajeaba a todo ritmo también mirándome y cuando ya estaba por acabar apoyó la cabeza del pene en mi lengua, largando tres y cuatro chorros de leche espesa todos adentro de mi boca.
El flaco se retorció y gimió del intenso orgasmo mientras no paraba de decir lo puta y perra que era.
Con la lengua afuera y mi boca llena de leche, lo miré para que viera cómo me tragaba todo. Antes claro me puse a saborear un poco el semen y luego sí lo tragué todo en una sola vez.
Seba no aguantó semejante acto mío y sin decirme nada empezó a pajearse a pleno también. Estaban tan calientes que no habían llegado ni a penetrarme. Si bien eso me excitaba plenamente, también mi calentura aumentaba cada vez más.
Tras unos segundos unos cuantos chorros de leche de Seba fueron a mi cara, pelo y frente. Al parecer le gustaba más la idea de llenarme la cara de leche más que la boca, porque sólo el último chorro fue a parar adentro. Algunas gotas de semen cayeron también en el agua.
Cris y Seba se limpiaron la pija un poco con el mismo agua y esperaron en los escalones de la escalera a que se les parara de nuevo, esta vez para empezar a penetrarme.
Yo metí la cabeza dentro del aguan limpiándome toda la cara. El agua era n enchastre de leche y recién estábamos comenzando. “Pobres los papis de Vane cuando se metan”, pensé riéndome hacia adentro.
Mientras tanto todos veíamos las cosas que le hacían a Vanesa claro. Uno de los chicos le chupaba como un desesperado la concha y el otro le metia y sacaba la poronga de la boca a todo ritmo.
Tras unos minutos, uno de los flacos que estaba con mi amiga salió de la pileta y en unos segundos se puso un forro y se metió adentro de nuevo.
Se acercó entonces a mí y abriéndome las piernas me penetró sin decir una sola palabra. En ese mismo momento el otro chico que estaba con Vane la empezaba también a penetrar, mientras que Seba y Cris miraban todo de cerca esperando que se les pare la pija.
Con sus dos manos agarrándome los muslos y manteniéndome las piernas abiertas, el flaco empezó a darme bomba haciendo terrible ruido nuestros cuerpos chocando dentro del agua.
Yo empecé a gemir como una puta disfrutando cómo su pija entraba y salía a ritmo constante, primero lento, después más y más rápido.
Cris y Sebas tenían ahora la pija totalmente paradas, esperando su turno para penetrarme. Mientras tanto ahí sentados en el escalón se pajeaban viendo cómo nos cogían.
“Te gusta que te cojan fuerte no putita?”, me decía mi macho mientras no dejaba de meter y sacar su pija dentro mío. Una y otra vez me lo decía a medida que me penetraba más y más fuerte.
Yo gemía a esa altura muy alto, sin importarme nada. No me importaba que el hermano de Vanesa estuviese adentro con su amigo, ni que los vecinos escucharan. Por suerte era imposible que nos vieran los vecinos porque las paredes del patio medían más de dos metros y medio.
Tras un par de embestidas mi orgasmo empezó a llegar. “Dale más fuerte que te acabo, dale!”, empecé a gritarle a mi macho que me daba con todo sin dejar de mirarlo. Ni bien terminé la frase acabé como un puta, liberando un gemido aún más alto mientras sentía un escalofrío que recorría todo mi cuerpo.
Por al menos 30 segundos estuve sintiendo el intenso orgasmo mientras la poronga del flaco seguía entrando y saliendo.
Con respiración aún jadeante, mi macho me hizo levantar y me dio vuelta dándole la espalda. Allí apoyé mis manos en el borde de la pileta con los brazos extendidos y me penetró de nuevo.
Mis tetas se movían de acá para allá con las embestidas que me pegaba, mientras yo no dejaba de gritar y morderme los labios. Mientras tanto Vane estaba afuera de la pileta montando a su chico con sus cuerpos desnudos y mojados.
“Que orto que tenés pendeja”, me dijo mi chico que seguía dándome bomba desde atrás. Un par de embesitdas más y el chico se sacó el forro y enseguida me largó toda la leche en los cachetes de la cola y la espalda.
“Dale metánsela que hay que hacerla mierda”, dijo mi macho que recién acaba de largarme toda la leche, mientras yo me daba vuelta para recibir la cogida de alguno de los otros chicos.
Seba le ganó a Cris y en pocos segundos me la mandó adentro. Yo me sentía tan puta, toda desnuda en la pileta de mi amiga, habiéndoles tomado la leche a dos flacos, habiendo sido cogido por uno y esperando la pija de los demás.
Seba como había dicho la tenía mucho más gruesa que el anterior, pero por suerte ya mi concha se había dilatado lo suficiente como para bancarme lo que sea. Aun así me hacía doler más y por ende, gritaba más. Eso a los flacos los re excitaba y volvía loquitos! Y mi cara de puta en celo aún más.
Con las manos en mis tetas, Seba no hacía otra cosa que mirar cómo su propia pija entraba y salía dentro mío. Mi conchita parecía que explotaba por el grosor de la pija de mi macho, y eso lo calentaba.
Mientras tanto Cris se había acercado a mí comiéndome la boca primero, haciéndome comer su verga después. Me la metía y sacaba desesperado, estaría a esa altura loco por metérmela.
Pensé en un instante en el hermano de Vane y su amigo, quizás nos estarían viendo ahí escondido tras las cortinas de la ventana de la cocina, donde tenía una imagen de película para ver. Me sentí una degenerada y puta al mismo tiempo. Ya no me importaba nada.
Mis pensamientos se esfumaron con los gritos de Vanesa que estaba acabando, aún arriba del chico que al parecer ya tampoco daba más. “Seguí así, seguí así”, le rogó el flaco que quería que mi amiga lo haga acabar con sus espectaculares movimiento de cintura.
Sin embargo Vane tenía otro plan. Se salió de arriba de él, le sacó el forro y se comió la pija de su chico. Con la cabeza del pene adentro de su boca y una mano pajeándolo, el flaco le acabó adentro retorciéndose del placer, mientras mi amiga iba tragando todo lo que él le daba con una sonrisa de oreja a oreja.
Cris, que a esa altura seguía cogiéndome por la boca, aprovechó que Vane estaba sola para ir a cogérsela. Salió de la pileta y enseguida se puso un forro e hizo acostar a mi amiga en el suelo, al lado de la pileta.
“Ay sí”, dijo ni bien la penetró profundamente. El pobre flaco estaba como loco por meterla. Empezó enseguida a darle bomba a full, mientras mi amiga comenzaba con los gemidos de nuevo.
Con las piernas arriba de sus hombres, y Seba metiendo y sacando la pija, volví a acabar una vez más. Era el tercer orgasmo seguido y ya se sentía ese número, eran cada vez más intensos y duraderos.
Tuve que abrir casi 180 grados mis piernas mientras sentía cómo el orgasmo me invadía el cuerpo entero, cerrando los ojos y hasta retorciendo mis espalda levemente.
Seba mientras disfrutaba cómo me había hecho acabar, seguía apretando y tocándome las tetas en cuanto podía.
Cuando mis orgasmo terminó se sacó el forro y pajeándose por apenas unos segundos me largó unos cuántos chorros de leche que caían en mis abdomen y lolas, aunque claro, el agua enseguida me mojaba de nuevo y por suerte para mí y desgracia para los papis de Vane, se encargaba de limpiar todo.
El flaco al que Vane la había tragado antes la leche se acercó a mí con forro puesto. “Uy la puta no me dejan ni respirar”, le dije cuando vi que se acercaba a mí dispuesto a seguir cogiéndome.
Ahí nomás en la misma posición en la que había quedado me mandó la pija de una hasta el fondo. Mientras tanto Cris le seguía dando a Vane que ya había vuelto a acabar de nuevo.
Mi macho me había puesto de costado, y mientras podía perfectamente tocarme la cola mientras me penetraba, me miraba a los ojos diciéndome lo puta que era.
Tras pocos minutos me tomó de la mano y me sacó de la pileta. Enseguida me dijo que me pusiera en cuatro y apenas lo hice comenzó nuevamente a cogerme.
Me había tomado con sus manos de mi cintura y me daba violentamente, la pija entraba hasta el tope, hasta el choque de nuestros cuerpos.
Me ardían y dolían las rodillas de estar en esa posición. Yo estaba en cuatro al lado de la pile donde hay un caminito de baldosas, por lo que era de lo peor para estar así. Encima las embestidas violentas del flaco hacían que me moviera demasiado.
Tras un par de metidas y sacadas sentí que unos de los dedos se apoyaba en mi cola. No dije nada, estaba demasiado entretenida esperando llegar a mi cuarto orgasmo del día, aunque sabía que iba a costarme un poco más.
El dedo lentamente comenzó a entrar cada vez más, mientras mi cola se dilataba y cedía. Cuando quise acordar ya lo tenía enteramente adentro. Lo peor fue que unos minutos más tarde eran dos los dedos adentro de mi cola.
“Me dejás no?”, me dijo mi macho sabiendo que a esa altura, seguramente entregaría la cola.
“No, más tarde”, le dije haciendo un esfuerzo por hablar y dejar de gemir. Y no era que no tenía ganas, sino que sólo quería acabar una vez más y recuperarme un poco.
Si él me hacía la cola, todos los demás se iban a copar e iban a querer hacer lo mismo.
Al flaco no le gustó mucho, pero no tuvo otra opción que seguir mi idea. Enseguida empezó a meter y sacar los dos dedos de mi cola, como si fuese un acto de venganza. Pero no hizo otra cosa que excitarme aún más y lograr mi ansiado cuarto orgasmo de la tarde.
Mi macho ni bien terminé de acabar se levantó, se sacó el forro y me la hizo comer. “Tragámela toda”, me dijo ordenándome. Parecía calentito por no haberme podido hacer la cola y yo disfrutaba de eso.
Enseguida me tomó del pelo y me la hizo comer, metiéndola hasta el fondo. Allí la dejó un rato hasta que empecé casi a ahogarme, repitiendo el proceso algunas veces. Luego me pidió que abra la boca y pajeándose a full apuntó la punta del pene a mi boca y cara.
Un par de chorros de semen entraron directos a mi boca mientras que otro fueron a parar a mi cara. Toda enchastrada, me acerqué a la pile y tomando un poco de agua con mis manos me limpié como pude.
Vane y el resto de los chicos estaban en el borde de la pile también, todos descansando y viendo cómo terminaba nuestra escena de sexo con mi chico.
Un rato más tarde Vanesa abrió la puerta de la cocina de la casa, la que da al patio, y entramos para preparar algo de comer y tomar. Estábamos todos sedientos y muertos de hambre. Yo me había puesto sólo un short y mi musculosa, sin nada abajo.
Vanesa en cambio andaba con la bikini nada más. Ni bien entramos apareció el hermanito y su otro amigo, los dos con la cara más rara que nunca vi en un chico. “Nos re vieron”, pensé enseguida.
Mi amiga les preparó unos sándwiches a los chicos y otros para nosotros, mientras yo sacaba las cervezas del freezer y agarraba unos vasos. “Se habrán hecho mil pajas viéndonos”, me dijo Vane cagándose de risa camino al quincho.
Yo quedé helada, el grado de degeneradez de mi amiga era casi superior al mío. Porque el hermano del que estaba hablando, claro también de su amiguito.
El hermano y su amigo se metieron un rato en la pile luego de devorar su cena, mientras nosotros nos sentábamos en la mesa del quincho, en el patio, a comer y tomar. Era el único momento en el cuál los pobres nenes podían meterse.
Eran ya casi las doce de la noche y habían pasado unas dos horas en las cuales el hermano de mi amiga y su amigo aún seguían adentro de la pile. En ese momento, Vanesa y Seba comenzaron a apretar ahí nomás en la mesa, mientras el flaco le metía la mano adentro de la bikini y le tocaba las lolas.
Enseguida los chiquitos se dieron cuenta de eso y se quedaron perplejos mirando cómo Vanesa era totalmente manoseada por dos flacos, porque ahora otro más se había sumado y la tocaba por donde se le ocurría.
Enseguida sentí que me levantaba los brazos por atrás y me sacaban las remera. Quedé con las tetas al aire y los pobres nenes quedaron aún peor de esa escena.
Enseguida comenzaron a chuparme las tetas mientras yo los miraba a ellos y les decía que salgan de la pileta. No me hicieron caso así que le dije a Vane que hiciera algo. Vane estaba tan inmersa en lo suyo que ni me escuchaba, estaba como loca comiéndole la boca a uno de los chicos.
“Ey Vane!”, tuve que gritarle. Ahí entró en razón y les dijo a los nenes que rajaran para adentro. Con las pijas paradas a mango su hermano y su amigo se metieron dentro de la casa.
Ni bien se metieron los nenes dentro de la casa, quedamos totalmente en bolas. Los flacos se sacaron también todo y nos metimos de nuevo en al pile. Vane con dos, yo con dos, empezaron a manosearnos por todos lados, excitándonos nuevamente a más no poder.
A quien tenía yo atrás era Cris, quien antes se había quedado con las ganas de hacerme la cola. Y estaba ahí para hacerle cumplir mi promesa: “Más tarde”.
Enseguida sentí como me mandaba un dedo dentro de la cola que, ayudado por el agua, había entrado sin ningún problema. Luego fueron dos los que empezó a meter y sacar mientras el otro chico me comía la boca metiéndome al lengua hasta el esófago.
Tras un rato de toqueteo me puse en el borde de la pile, en cuatro, con Cris atrás apoyando ya su pene en mi cola, dispuesto a hacérmela. Lentamente fue empujando su pija y mi cola cediendo. Yo estaba re caliente de nuevo y como loca porque me hagan la cola!
La pija fue metiéndose más y más hasta llegar al fondo. “Al fin putita hermosa, cómo te voy a culear”, me dijo mientras comenzaba a meter y sacar su pija dentro mi cola a un ritmo cada vez más acelerado.
Mientras tanto Vane empezaba a gritar nuevamente mientras se la cogía Seba por la concha.
Cris me estaba rompiendo el culo a pleno, yo gritaba aún más que Vane porque me estaba haciendo doler un poco. Pero él no tenía piedad de mí y seguía embistiéndome con su pija una y otra vez.
Mientras no paraba de decirme que tenía una zarpada cola y que no iba a aguantar mucho, me tomaba con sus manos de los cachetes del culo y me los apretaba y golpeaba.
Mientras tanto yo me frotaba la concha a más no poder, a veces ayudado de su propia mano que me franeleaba el clítoris haciendo explotar de placer. Luego Cris se paró y flexionando sus rodillas, digamos en una posición semi parado, metió la pija en mi cola haciéndome un penetración profunda.
El grito que pegué cuando me hizo eso no tiene nombre. La pija de él podía entrar perfectamente en mi cola, con sus manos apoyadas en la parte baja de la espalda.
Mientras tanto otro de los chicos estaba ahí parado al lado mío viendo lo que me hacían, y esperando su turno por culearme.
Me estaba literalmente rompiendo el culo y yo gritaba como la más puta de la ciudad. Tras un par de metidas en esa posición no pude más y acabé una vez más. Mientras tanto la pija seguía entrando saliendo de mi cola y eso me hacía disfrutar de un modo incalculable.
No sé cuánto duró el orgasmo, sólo sé que mientras duraba Cris logró adentro (del forro) en la cola, sacó su pija y enseguida apareció el chico que esperaba su turno se puso atrás mío y me penetró de nuevo a cola. Todo eso en alrededor de un minuto aproximadamente.
Yo seguía gritando y deseando que mi nuevo macho acaba pronto, sentía que ya no podía más. Había sido mi quinto orgasmo del día y parecía que a la cosa aún le quedaba más tiempo.
Totalmente loco por estar haciéndome la cola, mi macho gemía y disfrutaba del placer de hacer una cola como la mía. “Que hija de puta, que cola tenés bebé”, me decía todo el tiempo mientras seguía metiendo y sacando al pija, más bien a un ritmo lento, como queriendo disfrutar cada penetrada, como queriendo durar todo lo que pudiera.
Pero el pobre chico no aguantó nada, no habrían pasado ni 10 minutos que enseguida me acabó tal cual lo había hecho Cris, adentro de la cola adentro del forro.
Seba ya le había acabado también a Vane hacia unos minutos atrás y era el otro flaco el que ahora se la cogía a ella, también por la cola.
El pene de Seba estaba a medio parar cuando se me acercó y me la hizo comer. Me dijo que se la hiciera parar así me hacía la cola. “Tres flacos en un rato y por el culo? Tan puta voy a ser?”, pensé sintiéndome casi hasta mal.
Pero con la calentura que me brotaba a cada rato dejé pasar e pensamiento. Esta vez lo hice acostar yo a Seba y me puse arriba de él. Enseguida me senté en su pija haciendo que me penetrara hasta el fondo.
Comencé entonces a mover mi cintura en círculos, poniéndole las tetas a la altura de su boca para que se entretuviera con ellas. Seba me las chupaba y mordía los pezones mientras yo gemía y gemía.
Empecé luego a mover mi cola de abajo hacia arriba, haciendo que su pene entrara y saliera a todo ritmo. Como mi chico me pidió que bajar el ritmo o no aguantaba más, comencé a montarlo más despacio, frotándome sobre todo el clítoris sobre su cuerpo.
Estuve un buen rato así, disfrutando de ese roce que me excitaba y hacia explotar de placer. Un rato después me salí de arriba de él y comenzó a hacerme la cola.
Su pene, a diferencia de los otros, costó un poco más que entraba. Como había dicho la tenía muy gruesa y me hacía ver las estrellas. Tras un par de intentos metió la pija hasta la mitad ya partir de ahí al metía y sacaba.
Unos minutos más tarde su pene entraba y salía por completo, y yo gritaba como nunca. Mientras a mí me culeaban, el resto nos miraban. Vane y los otros tres chicos estaban ya exhaustos al costado de la pileta viendo todo.
Unos minutos más tarde se acercó Vane a mí, y mientras mi chico me seguía haciendo la cola ella me comía la boca y yo me frotaba la concha. Al poquito rato acabé una vez más. No grité prácticamente nada, ya no daba más. Sólo respiraba más y más fuerte, me temblaba todo, me daba escalofríos y mis piernas parecía que cedían de tanto placer.
En el minuto que me duró el orgasmo la poronga de Seba seguía entrando y saliendo, y yo deseaba ya que me acabara porque no daba más.
“Ay boludo no puedo más, acabame!”, le dije casi gritándole. Pero Seba seguía rompiéndome el culo a todo ritmo. El flaco ya había acabado también varias veces y le estaba costando acabar otra vez. Para él mejor porque más disfrutaba de mi cola, para mi peor porque no podía más.
Algunos minutos más tarde sacó el pene de mi cola, se sacó el forro y me largó toda la leche en la cara. No le quedaba mucho, fueron sólo dos chorros cargados y después casi nada.
Me lavé la cara así nomás con el agua de la pileta y me puse sólo un short, sin nada abajo ni la bikini de arriba. Quedé ahí tirada al borde de la pileta respirando muy rápidamente, intentando recuperarme.
Eran casi la 2 am cuando terminó nuestra orgía. Y es que lo pasábamos tan bien que esas fiestitas eran la figurita repetida de todos los fines de semana en casa de Vane. Sólo que esa sería la última fiesta del año, unos días más tarde mi amiga se iba de vacaciones con los padres y luego nosotras también junto a otras chicas más.
Cerré los ojos y me dormí por unos minutos. Cuando desperté los chicos se estaban vistiendo para ya irse. Yo los saludé en el patio, aún con las lolas al aire y sólo el short puesto. Vane los acompaño a la puerta sólo con la bikini de abajo puesta.
Un rato más tarde nos acostamos en la cama de la pieza de sus papis, muy cansadas de la noche que habíamos tenido. El hermano y su amiguito dormían profundamente en la pieza de al lado.
Unos segundos antes de dormirme hablamos un par de palabras con mi amiga y me tiró una idea.
“Y si en la próxima juntada subimos la apuesta e invitamos a uno o dos flacos más? Hay que aprovechar que somos pendejas y lindas no? Me dijo mi amiga como auto convenciéndose de que la idea que había tenido no era tan descabellada.
Apenas pude contestarle, ya casi me estaba durmiendo. Le sonreí ante su pregunta y me salió una sola frase:
“Invitá a los que quieras, yo me la banco”, le dije durmiéndome profundamente.
Después de bañarme me preparé algo rápido para almorzar, me puse la bikini y ropa arriba, preparé una muda más en un bolsito y me fui a la cochera a buscar el auto.
Había quedado que a las 15 hs estaría en casa de Vane con la idea de pasar la tarde con ella y también quedarme hasta el otro día. Sus papis no estaban así que teníamos la casa entera para nosotras solitas.
Entré con las llaves que tengo (como voy muy seguido me hizo un juego de sus llaves así entro directo, por supuesto sus padres no saben porque la matan) y fui directo al patio.
Allí estaba Vanesa tomando sol completamente en bolas, como acostumbraba hacerlo. Al igual que ella, no nos gustan las marcas de sol por la bikini.
- Que raro en bolas vos! Le dije acercándome
- Jaja hola puti, todo bien?
- Todo bien! Estamos solas?
- Está Fran [su hermanito] en la pieza con la play como siempre, más tarde viene un amigo
Los papás de Vanesa están muy poco en la casa. Sumado a que viajan mucho por trabajo, se van casi todos los fines de semana a una casa quinta que tienen en las afueras de la ciudad.
Y como ella nunca, se queda con la casa entera para hacer de las suyas. El único problema es su hermanito que siempre se lo dejan al cuidado de ella.
Aunque claro, lo suele solucionar muy fácil: le dice que invite a un amigo y los encierra toda la tarde con la play. Los chicos felices y Vane, mucho más.
Enseguida comencé a sacarme la ropa y me quedé completamente desnuda también. Agarré el sillón reclinable y me puse al lado de ella tomar sol. Vane boca arriba y yo de espaldas.
La ventaja de estar solas (o al menos sin sus papis en la casa) era la de poder tomar sol desnudas sin problemas. Del hermanito ni nos preocupábamos, si quería mirar podía hacerlo y yo no tenía ningún drama.
Estuvimos como una hora tomando sol y charlando de todo.
- Qué hacemos a la noche? Le pregunté al final de la conversación
- Vienen los chicos!
- Quiénes?
- Los del finde pasado, igual creo que uno o dos ya se fueron así que invitaban a otros
“Los chicos” para mi amiga podían ser cualquiera de su grupo de amigos, si bien teníamos un grupito fijo con el cual nos enfiestábamos casi todos los fines se semana, en general siempre venia alguno nuevo que no sé ni de donde salía.
Me quedé tranquila entonces de que la íbamos a pasar genial. Pileta y sexo eran mis combinaciones preferidas.
Un rato más tarde cayó el amigo de su hermanito y como siempre, se encerraron en la pieza con la play. Con Vane entonces nos metimos en la pile más tranquilas, aún desnudas. Si bien no nos consideramos bisexuales, nos calienta mucho franelear y tocarnos.
Nos hemos también masturbado juntas y cuando cogemos en grupo nos comemos la boca y la concha. En plena fiesta todo vale.
Pero sobre todo solemos hacer eso cuando hay flacos presentes, nos encanta ser bien calienta pijas.
Esa tarde sin embargo empezamos a tocarnos un poco por cuenta propia, sin el objetivo de calentar a nadie. Como suele pasar fue ella la que apoyó las dos manos en mis lolas y comenzó a amasarlas.
Siempre me dice que son irresistibles, incluso para las mujeres. Primero con las manos, luego con la boca, empezó ahí adentro de la pile a darle besitos y acariciarlas, para luego comenzar a apretarlas más y más fuertes y hasta morderme los pezones.
Yo empecé a gemir, me estaba excitando muchísimo, mis lolas son mi debilidad y ya me mordía los labios de la calentura que me estaba agarrando.
No aguanté más y empecé a comerle la boca. Para la hora que venían los chicos aún faltaba mucho y a ese ritmo no iba a aguantar. Necesitaba un orgasmo!
Con nuestras lenguas entrelazándose todas llenas de saliva y sus dos manos en mis tetas, empezamos a gemir las dos ya bastante zafadas por la situación. Vane entonces bajó una de sus manos y me la metió dentro de la bikini.
Empezó suavemente a tocarme y frotarme la concha mientras yo seguía gimiendo. La cosa se nos fue yendo de a poco de las manos y ya no nos importaba nada.
“Sentáte en el borde”, me dijo en modo imperativo. Yo subí por las escaleras y me senté en el borde con ella aún metida en la pile.
Empezó entonces a pasarme la lengua por todas mis piernas mientras yo las iba abriendo dispuesta a que me dé sexo oral.
Unos segundos más tarde empezó a comerme la concha. Yo comencé a gemir mal, Vane sabía hacerlo demasiado bien y las veces que me la había chupado no había aguantado nada.
Cerré mis ojos y semi acostada para atrás con los codos apoyados en el piso, me dediqué exclusivamente a sentir el placer que me estaba dando.
Su lengua jugaba con mi clítoris de una manera que me hacía explotar de placer. Yo miraba cómo su cara se enterraba entre mis piernas mientras no dejaba de morderme los labios, no podía más y ni siquiera me había metido los dedos!
Como si me hubiera leído el pensamiento y sin dejar de mover la lengua a todo ritmo, me metió dos dedos de una, sin escalas. Tras cuatro o cinco metidas sentí cómo el orgasmo iba llegando.
“Acabo! Acabo! Acabo!”, empecé a gritar totalmente desesperada por sentir ese placer.
Vane alejó su boca de mi concha y sólo de dedicó a meter y sacar los dos dedos aún más rápido mientras me miraba fijo a los ojos. Enseguida exploté de placer con mi primer orgasmo del día, gritando como una puta a más no poder.
“Shhh boluda no grites tanto que mi hermano va a escuchar y espiarnos!”, me dijo mi amiga en tono preocupado. Pero el orgasmo era muy intenso y estaba durando mucho tiempo, por lo que continué gritando y gimiendo sin darle bola a lo que me había dicho.
“Si quiere espiar, que espíe”, pensé en un momento. El orgasmo habrá durado unos treinta segundos o más, y sólo en ese momento ella sacó los dedos de dentro mío y acercó su boca nuevamente, para chuparme muy suavemente el clítoris.
El placer de que te la chupen así luego de acabar es sublime.
-Uf! Boluda que buena acabada, tenía unas ganas! Le dije con respiración jadeante intentando recuperarme.
- Se nota! No duraste nada! Gritaste mucho puta! Jaja
- Y también vos como la chupás, imposible no gritar
- Cuánto falta para que vengan los chicos? Que ganas de sentirla adentro! Le dije como loca.
- Algunas horas! Jaja.
- Bueno ponete acá que es mi turno
A Vane la hice acabar tras hacerle lo mismo por al menos veinte minutos. A diferencia de mí, a ella a veces le cuesta un poco más llegar al orgasmo y además supongo que yo no la chupo tan bien como ella.
La tarde fue pasando más tranquila, con el hermanito ahora apareciendo cada tanto con su amigo en el patio. Nosotras seguíamos igual desnudas pero sólo de arriba. No nos importaba estar en topless, a esa altura Fran ya nos había visto mil veces así.
Cuando se hizo la hora de que vengan nuestros chicos, les dijimos que vuelvan a la habitación y se encierren en la pieza. De todas formas, la puerta de la casa que daba al patio iba a estar cerrada así que ellos no podían entrar, aunque sí ver.
Vane les prohíbe siempre que salgan de la pieza, pero siempre dudo que les hagan caso. Era muy tentador ver cómo nos cogían en la pileta y el patio entre varios flacos. Por más que eran aún algo chicos, las hormonas las tenían a full.
Sonó el timbre y Vane atendió la puerta en bikini y sólo una remera arriba. Cuando llegaron al patio me di cuenta que sólo conocía a dos de ellos, los otros dos no sabían quiénes eran, aunque eran lindos.
“Dos para cada una es un buen número”, me dije a mí misma sintiéndome una puta por pensar así.
Ni bien aparecieron caí en la cuenta que aún estaba desnuda de arriba, así que mientras ellos se iban acercando agarré lo más rápido que pude mi remera y me la puse así nomás.
Los otros dos flacos que no conocían eran muy simpáticos y lindos por suerte, se llamaban Cristian y Jony . Pegamos onda enseguida y nos metimos nuevamente en la pile todos juntos.
Eran las 20 hs cuando Vane recién prendió las luces del patio y de la pileta, la noche estaba muy cálida y el agua demasiado linda como para salir.
Mientras yo estaba charlando con uno de los flacos que conocía, uno de los nuevos se me acerca para sacarme algo de charla. Mientras me hablaba sus ojos se clavaban en mis lolas que la bikini me hacía explotar.
- Hace mucho que te las operaste? Me preguntó el flaco.
- Cuando cumplí 18 años, me las regaló mi mami. Le dije con voz dulce.
- Uy! Que copada tu mamá, jaja. Se deben quedar re paradas sin bikini no?
- Sí, quedan bien paraditas.
- Son hermosas y muy grandes! Me vas a dejar tocarlas?
- Ni en pedo! Le dije riéndome mientras Vane se acercaba a nuestra conversación.
No pude ni reaccionar cuando mi amiga se puso delante mío, y mirando al flaco que me estaba preguntando por las tetas, apoyó sus dos manos en ellas apretándolas bien fuerte.
“A mí sí me deja tocárselas!”, le dijo Vane mirándolo y riéndose.
Yo me puse un poco colorada por la situación y le saqué las manos, pero enseguida volvió a tocármelas para que los chicos vieran lo que era.
Los flacos estaban como locos, los que no nos conocían mucho más porque no estaban acostumbrados a eso. Y que encima fuese mi amiga la que me las estuviese tocando, era demasiado para ellos.
Tras sacarle de nuevo sus manos de mis lolas Vane se puso atrás mío y siguió hablando con los otros flacos. Pero unos minutos más tarde sentí que alguien me desabrochaba la bikini de arriba. Cuando quise acordar mi amiga me había dejado en bolas de arriba con todas las tetas al aire.
Enseguida me tapé con las dos manos mientras la puteaba. Intenté rescatar la bikini pero Vane ya la había tirado afuera de la pileta. Cuando me di cuenta que no me quedaba otra, dejé de tapármelas con mis manos mostrándoselas por completo a los flacos.
“Ya fue”, pensé. “Total en un rato vamos a estar cogiendo todos”.
Todos quedaron boquiabiertos, sobre todos los nuevos. Se acercaron para verlas mejor y uno apoyó una mano en una.
“Me dejás tocarlas?”, me preguntó Cris. “Primero se pregunta y después se toca, no al revés. Pero sí, te dejo”, le contesté. Enseguida apoyó sus dos manos apretándomelas bien fuerte. Yo me contuve de gemir, no daba para empezar ya con eso, es que como ya había dicho, son mi debilidad.
El flaco comenzó a coparse amasándolas mal, mientras al mismo tiempo otro de los chicos se acercó y empezó a tocarme la cola. “Por favor que pedazo de orto que tenés”, me dijo mientras me lo acariciaba.
Con la cabeza ya casi metida entre mis tetas, el resto de los chicos junto con Vane miraban todo en primer plano mientras la empezaban a manosear por donde se les ocurría.
Cuando quise acordar ya me habían dejado en bolas adentro de la pileta y mientras uno me besaba, el otro desde atrás me tocaba y masajeaba la concha a full. Yo estaba a esa altura excitadísima y desesperada por ser penetrada!
Cris salió de la pileta lo más rápido que pudo y buscó forros para él y mi otro macho. Se sacó en el borde de la pileta toda la ropa y con la pija al mango se metió de nuevo.
Me llevó entonces a la escalera de la pileta y me hizo sentar en uno de los escalones de más arriba. Ni bien me acomodé, me tomó de la cabeza y me hizo comer su pija.
“Que perra que sos”, empezó a decirme mientras veía cómo me comía su pene haciéndole garganta profunda sin el menor de los problemas.
Mientras yo la chupaba mi otro flaco se acercó también y puso la lado del otro para que se la chupe. Saqué entonces el pene de Cris de mi boca y me metí el del otro chico, Seba. De nuevo me la metí de un solo bocado hasta el fondo, sin drama.
Seba, con el que ya habíamos garchado unas cuántas veces, me tomó dela cabeza con sus dos manos y empezó a cogerme muy fuerte por la boca.
Toda la saliva empezó a caerse en el agua por la intensidad de la cogida que me estaba pegando. Apenas me estaba dejando respirar e incluso me hacía toser de vez en cuando, para colmo era tenía demasiado gruesa y se dificultaba para metérmela bien en la boca.
“Dale dale, comela de nuevo”, me decía cuando yo sacaba su pija de mi boca para intentar respirar y recuperarme. Pero nunca lo lograba hacer por completo porque me hacía demasiada fuerza casi obligándome a metérmela de nuevo.
La cogida por la boca que me estaba pegando era terrible, y yo me sentía tan pero tan puta que volaba de la calentura.
Cris, que veía todo eso estando al lado de Seba, me tomó también de la cabeza y me la hizo comer. Si bien no era tan violento como lo había sido el otro flaco, me la hacía comer a un ritmo muy acelerado, tosiendo de vez en cuando también.
Tras un par de minutos más Cris me dijo que no podía más, que era demasiado puta como para seguir aguantando. “Te acabo porque no doy más”, me dijo mientras se empezaba a pajear apuntando la punta del pene a mi cara.
Yo esperé ansiosamente la leche mientras lo miraba fijo a los ojos. El flaco se pajeaba a todo ritmo también mirándome y cuando ya estaba por acabar apoyó la cabeza del pene en mi lengua, largando tres y cuatro chorros de leche espesa todos adentro de mi boca.
El flaco se retorció y gimió del intenso orgasmo mientras no paraba de decir lo puta y perra que era.
Con la lengua afuera y mi boca llena de leche, lo miré para que viera cómo me tragaba todo. Antes claro me puse a saborear un poco el semen y luego sí lo tragué todo en una sola vez.
Seba no aguantó semejante acto mío y sin decirme nada empezó a pajearse a pleno también. Estaban tan calientes que no habían llegado ni a penetrarme. Si bien eso me excitaba plenamente, también mi calentura aumentaba cada vez más.
Tras unos segundos unos cuantos chorros de leche de Seba fueron a mi cara, pelo y frente. Al parecer le gustaba más la idea de llenarme la cara de leche más que la boca, porque sólo el último chorro fue a parar adentro. Algunas gotas de semen cayeron también en el agua.
Cris y Seba se limpiaron la pija un poco con el mismo agua y esperaron en los escalones de la escalera a que se les parara de nuevo, esta vez para empezar a penetrarme.
Yo metí la cabeza dentro del aguan limpiándome toda la cara. El agua era n enchastre de leche y recién estábamos comenzando. “Pobres los papis de Vane cuando se metan”, pensé riéndome hacia adentro.
Mientras tanto todos veíamos las cosas que le hacían a Vanesa claro. Uno de los chicos le chupaba como un desesperado la concha y el otro le metia y sacaba la poronga de la boca a todo ritmo.
Tras unos minutos, uno de los flacos que estaba con mi amiga salió de la pileta y en unos segundos se puso un forro y se metió adentro de nuevo.
Se acercó entonces a mí y abriéndome las piernas me penetró sin decir una sola palabra. En ese mismo momento el otro chico que estaba con Vane la empezaba también a penetrar, mientras que Seba y Cris miraban todo de cerca esperando que se les pare la pija.
Con sus dos manos agarrándome los muslos y manteniéndome las piernas abiertas, el flaco empezó a darme bomba haciendo terrible ruido nuestros cuerpos chocando dentro del agua.
Yo empecé a gemir como una puta disfrutando cómo su pija entraba y salía a ritmo constante, primero lento, después más y más rápido.
Cris y Sebas tenían ahora la pija totalmente paradas, esperando su turno para penetrarme. Mientras tanto ahí sentados en el escalón se pajeaban viendo cómo nos cogían.
“Te gusta que te cojan fuerte no putita?”, me decía mi macho mientras no dejaba de meter y sacar su pija dentro mío. Una y otra vez me lo decía a medida que me penetraba más y más fuerte.
Yo gemía a esa altura muy alto, sin importarme nada. No me importaba que el hermano de Vanesa estuviese adentro con su amigo, ni que los vecinos escucharan. Por suerte era imposible que nos vieran los vecinos porque las paredes del patio medían más de dos metros y medio.
Tras un par de embestidas mi orgasmo empezó a llegar. “Dale más fuerte que te acabo, dale!”, empecé a gritarle a mi macho que me daba con todo sin dejar de mirarlo. Ni bien terminé la frase acabé como un puta, liberando un gemido aún más alto mientras sentía un escalofrío que recorría todo mi cuerpo.
Por al menos 30 segundos estuve sintiendo el intenso orgasmo mientras la poronga del flaco seguía entrando y saliendo.
Con respiración aún jadeante, mi macho me hizo levantar y me dio vuelta dándole la espalda. Allí apoyé mis manos en el borde de la pileta con los brazos extendidos y me penetró de nuevo.
Mis tetas se movían de acá para allá con las embestidas que me pegaba, mientras yo no dejaba de gritar y morderme los labios. Mientras tanto Vane estaba afuera de la pileta montando a su chico con sus cuerpos desnudos y mojados.
“Que orto que tenés pendeja”, me dijo mi chico que seguía dándome bomba desde atrás. Un par de embesitdas más y el chico se sacó el forro y enseguida me largó toda la leche en los cachetes de la cola y la espalda.
“Dale metánsela que hay que hacerla mierda”, dijo mi macho que recién acaba de largarme toda la leche, mientras yo me daba vuelta para recibir la cogida de alguno de los otros chicos.
Seba le ganó a Cris y en pocos segundos me la mandó adentro. Yo me sentía tan puta, toda desnuda en la pileta de mi amiga, habiéndoles tomado la leche a dos flacos, habiendo sido cogido por uno y esperando la pija de los demás.
Seba como había dicho la tenía mucho más gruesa que el anterior, pero por suerte ya mi concha se había dilatado lo suficiente como para bancarme lo que sea. Aun así me hacía doler más y por ende, gritaba más. Eso a los flacos los re excitaba y volvía loquitos! Y mi cara de puta en celo aún más.
Con las manos en mis tetas, Seba no hacía otra cosa que mirar cómo su propia pija entraba y salía dentro mío. Mi conchita parecía que explotaba por el grosor de la pija de mi macho, y eso lo calentaba.
Mientras tanto Cris se había acercado a mí comiéndome la boca primero, haciéndome comer su verga después. Me la metía y sacaba desesperado, estaría a esa altura loco por metérmela.
Pensé en un instante en el hermano de Vane y su amigo, quizás nos estarían viendo ahí escondido tras las cortinas de la ventana de la cocina, donde tenía una imagen de película para ver. Me sentí una degenerada y puta al mismo tiempo. Ya no me importaba nada.
Mis pensamientos se esfumaron con los gritos de Vanesa que estaba acabando, aún arriba del chico que al parecer ya tampoco daba más. “Seguí así, seguí así”, le rogó el flaco que quería que mi amiga lo haga acabar con sus espectaculares movimiento de cintura.
Sin embargo Vane tenía otro plan. Se salió de arriba de él, le sacó el forro y se comió la pija de su chico. Con la cabeza del pene adentro de su boca y una mano pajeándolo, el flaco le acabó adentro retorciéndose del placer, mientras mi amiga iba tragando todo lo que él le daba con una sonrisa de oreja a oreja.
Cris, que a esa altura seguía cogiéndome por la boca, aprovechó que Vane estaba sola para ir a cogérsela. Salió de la pileta y enseguida se puso un forro e hizo acostar a mi amiga en el suelo, al lado de la pileta.
“Ay sí”, dijo ni bien la penetró profundamente. El pobre flaco estaba como loco por meterla. Empezó enseguida a darle bomba a full, mientras mi amiga comenzaba con los gemidos de nuevo.
Con las piernas arriba de sus hombres, y Seba metiendo y sacando la pija, volví a acabar una vez más. Era el tercer orgasmo seguido y ya se sentía ese número, eran cada vez más intensos y duraderos.
Tuve que abrir casi 180 grados mis piernas mientras sentía cómo el orgasmo me invadía el cuerpo entero, cerrando los ojos y hasta retorciendo mis espalda levemente.
Seba mientras disfrutaba cómo me había hecho acabar, seguía apretando y tocándome las tetas en cuanto podía.
Cuando mis orgasmo terminó se sacó el forro y pajeándose por apenas unos segundos me largó unos cuántos chorros de leche que caían en mis abdomen y lolas, aunque claro, el agua enseguida me mojaba de nuevo y por suerte para mí y desgracia para los papis de Vane, se encargaba de limpiar todo.
El flaco al que Vane la había tragado antes la leche se acercó a mí con forro puesto. “Uy la puta no me dejan ni respirar”, le dije cuando vi que se acercaba a mí dispuesto a seguir cogiéndome.
Ahí nomás en la misma posición en la que había quedado me mandó la pija de una hasta el fondo. Mientras tanto Cris le seguía dando a Vane que ya había vuelto a acabar de nuevo.
Mi macho me había puesto de costado, y mientras podía perfectamente tocarme la cola mientras me penetraba, me miraba a los ojos diciéndome lo puta que era.
Tras pocos minutos me tomó de la mano y me sacó de la pileta. Enseguida me dijo que me pusiera en cuatro y apenas lo hice comenzó nuevamente a cogerme.
Me había tomado con sus manos de mi cintura y me daba violentamente, la pija entraba hasta el tope, hasta el choque de nuestros cuerpos.
Me ardían y dolían las rodillas de estar en esa posición. Yo estaba en cuatro al lado de la pile donde hay un caminito de baldosas, por lo que era de lo peor para estar así. Encima las embestidas violentas del flaco hacían que me moviera demasiado.
Tras un par de metidas y sacadas sentí que unos de los dedos se apoyaba en mi cola. No dije nada, estaba demasiado entretenida esperando llegar a mi cuarto orgasmo del día, aunque sabía que iba a costarme un poco más.
El dedo lentamente comenzó a entrar cada vez más, mientras mi cola se dilataba y cedía. Cuando quise acordar ya lo tenía enteramente adentro. Lo peor fue que unos minutos más tarde eran dos los dedos adentro de mi cola.
“Me dejás no?”, me dijo mi macho sabiendo que a esa altura, seguramente entregaría la cola.
“No, más tarde”, le dije haciendo un esfuerzo por hablar y dejar de gemir. Y no era que no tenía ganas, sino que sólo quería acabar una vez más y recuperarme un poco.
Si él me hacía la cola, todos los demás se iban a copar e iban a querer hacer lo mismo.
Al flaco no le gustó mucho, pero no tuvo otra opción que seguir mi idea. Enseguida empezó a meter y sacar los dos dedos de mi cola, como si fuese un acto de venganza. Pero no hizo otra cosa que excitarme aún más y lograr mi ansiado cuarto orgasmo de la tarde.
Mi macho ni bien terminé de acabar se levantó, se sacó el forro y me la hizo comer. “Tragámela toda”, me dijo ordenándome. Parecía calentito por no haberme podido hacer la cola y yo disfrutaba de eso.
Enseguida me tomó del pelo y me la hizo comer, metiéndola hasta el fondo. Allí la dejó un rato hasta que empecé casi a ahogarme, repitiendo el proceso algunas veces. Luego me pidió que abra la boca y pajeándose a full apuntó la punta del pene a mi boca y cara.
Un par de chorros de semen entraron directos a mi boca mientras que otro fueron a parar a mi cara. Toda enchastrada, me acerqué a la pile y tomando un poco de agua con mis manos me limpié como pude.
Vane y el resto de los chicos estaban en el borde de la pile también, todos descansando y viendo cómo terminaba nuestra escena de sexo con mi chico.
Un rato más tarde Vanesa abrió la puerta de la cocina de la casa, la que da al patio, y entramos para preparar algo de comer y tomar. Estábamos todos sedientos y muertos de hambre. Yo me había puesto sólo un short y mi musculosa, sin nada abajo.
Vanesa en cambio andaba con la bikini nada más. Ni bien entramos apareció el hermanito y su otro amigo, los dos con la cara más rara que nunca vi en un chico. “Nos re vieron”, pensé enseguida.
Mi amiga les preparó unos sándwiches a los chicos y otros para nosotros, mientras yo sacaba las cervezas del freezer y agarraba unos vasos. “Se habrán hecho mil pajas viéndonos”, me dijo Vane cagándose de risa camino al quincho.
Yo quedé helada, el grado de degeneradez de mi amiga era casi superior al mío. Porque el hermano del que estaba hablando, claro también de su amiguito.
El hermano y su amigo se metieron un rato en la pile luego de devorar su cena, mientras nosotros nos sentábamos en la mesa del quincho, en el patio, a comer y tomar. Era el único momento en el cuál los pobres nenes podían meterse.
Eran ya casi las doce de la noche y habían pasado unas dos horas en las cuales el hermano de mi amiga y su amigo aún seguían adentro de la pile. En ese momento, Vanesa y Seba comenzaron a apretar ahí nomás en la mesa, mientras el flaco le metía la mano adentro de la bikini y le tocaba las lolas.
Enseguida los chiquitos se dieron cuenta de eso y se quedaron perplejos mirando cómo Vanesa era totalmente manoseada por dos flacos, porque ahora otro más se había sumado y la tocaba por donde se le ocurría.
Enseguida sentí que me levantaba los brazos por atrás y me sacaban las remera. Quedé con las tetas al aire y los pobres nenes quedaron aún peor de esa escena.
Enseguida comenzaron a chuparme las tetas mientras yo los miraba a ellos y les decía que salgan de la pileta. No me hicieron caso así que le dije a Vane que hiciera algo. Vane estaba tan inmersa en lo suyo que ni me escuchaba, estaba como loca comiéndole la boca a uno de los chicos.
“Ey Vane!”, tuve que gritarle. Ahí entró en razón y les dijo a los nenes que rajaran para adentro. Con las pijas paradas a mango su hermano y su amigo se metieron dentro de la casa.
Ni bien se metieron los nenes dentro de la casa, quedamos totalmente en bolas. Los flacos se sacaron también todo y nos metimos de nuevo en al pile. Vane con dos, yo con dos, empezaron a manosearnos por todos lados, excitándonos nuevamente a más no poder.
A quien tenía yo atrás era Cris, quien antes se había quedado con las ganas de hacerme la cola. Y estaba ahí para hacerle cumplir mi promesa: “Más tarde”.
Enseguida sentí como me mandaba un dedo dentro de la cola que, ayudado por el agua, había entrado sin ningún problema. Luego fueron dos los que empezó a meter y sacar mientras el otro chico me comía la boca metiéndome al lengua hasta el esófago.
Tras un rato de toqueteo me puse en el borde de la pile, en cuatro, con Cris atrás apoyando ya su pene en mi cola, dispuesto a hacérmela. Lentamente fue empujando su pija y mi cola cediendo. Yo estaba re caliente de nuevo y como loca porque me hagan la cola!
La pija fue metiéndose más y más hasta llegar al fondo. “Al fin putita hermosa, cómo te voy a culear”, me dijo mientras comenzaba a meter y sacar su pija dentro mi cola a un ritmo cada vez más acelerado.
Mientras tanto Vane empezaba a gritar nuevamente mientras se la cogía Seba por la concha.
Cris me estaba rompiendo el culo a pleno, yo gritaba aún más que Vane porque me estaba haciendo doler un poco. Pero él no tenía piedad de mí y seguía embistiéndome con su pija una y otra vez.
Mientras no paraba de decirme que tenía una zarpada cola y que no iba a aguantar mucho, me tomaba con sus manos de los cachetes del culo y me los apretaba y golpeaba.
Mientras tanto yo me frotaba la concha a más no poder, a veces ayudado de su propia mano que me franeleaba el clítoris haciendo explotar de placer. Luego Cris se paró y flexionando sus rodillas, digamos en una posición semi parado, metió la pija en mi cola haciéndome un penetración profunda.
El grito que pegué cuando me hizo eso no tiene nombre. La pija de él podía entrar perfectamente en mi cola, con sus manos apoyadas en la parte baja de la espalda.
Mientras tanto otro de los chicos estaba ahí parado al lado mío viendo lo que me hacían, y esperando su turno por culearme.
Me estaba literalmente rompiendo el culo y yo gritaba como la más puta de la ciudad. Tras un par de metidas en esa posición no pude más y acabé una vez más. Mientras tanto la pija seguía entrando saliendo de mi cola y eso me hacía disfrutar de un modo incalculable.
No sé cuánto duró el orgasmo, sólo sé que mientras duraba Cris logró adentro (del forro) en la cola, sacó su pija y enseguida apareció el chico que esperaba su turno se puso atrás mío y me penetró de nuevo a cola. Todo eso en alrededor de un minuto aproximadamente.
Yo seguía gritando y deseando que mi nuevo macho acaba pronto, sentía que ya no podía más. Había sido mi quinto orgasmo del día y parecía que a la cosa aún le quedaba más tiempo.
Totalmente loco por estar haciéndome la cola, mi macho gemía y disfrutaba del placer de hacer una cola como la mía. “Que hija de puta, que cola tenés bebé”, me decía todo el tiempo mientras seguía metiendo y sacando al pija, más bien a un ritmo lento, como queriendo disfrutar cada penetrada, como queriendo durar todo lo que pudiera.
Pero el pobre chico no aguantó nada, no habrían pasado ni 10 minutos que enseguida me acabó tal cual lo había hecho Cris, adentro de la cola adentro del forro.
Seba ya le había acabado también a Vane hacia unos minutos atrás y era el otro flaco el que ahora se la cogía a ella, también por la cola.
El pene de Seba estaba a medio parar cuando se me acercó y me la hizo comer. Me dijo que se la hiciera parar así me hacía la cola. “Tres flacos en un rato y por el culo? Tan puta voy a ser?”, pensé sintiéndome casi hasta mal.
Pero con la calentura que me brotaba a cada rato dejé pasar e pensamiento. Esta vez lo hice acostar yo a Seba y me puse arriba de él. Enseguida me senté en su pija haciendo que me penetrara hasta el fondo.
Comencé entonces a mover mi cintura en círculos, poniéndole las tetas a la altura de su boca para que se entretuviera con ellas. Seba me las chupaba y mordía los pezones mientras yo gemía y gemía.
Empecé luego a mover mi cola de abajo hacia arriba, haciendo que su pene entrara y saliera a todo ritmo. Como mi chico me pidió que bajar el ritmo o no aguantaba más, comencé a montarlo más despacio, frotándome sobre todo el clítoris sobre su cuerpo.
Estuve un buen rato así, disfrutando de ese roce que me excitaba y hacia explotar de placer. Un rato después me salí de arriba de él y comenzó a hacerme la cola.
Su pene, a diferencia de los otros, costó un poco más que entraba. Como había dicho la tenía muy gruesa y me hacía ver las estrellas. Tras un par de intentos metió la pija hasta la mitad ya partir de ahí al metía y sacaba.
Unos minutos más tarde su pene entraba y salía por completo, y yo gritaba como nunca. Mientras a mí me culeaban, el resto nos miraban. Vane y los otros tres chicos estaban ya exhaustos al costado de la pileta viendo todo.
Unos minutos más tarde se acercó Vane a mí, y mientras mi chico me seguía haciendo la cola ella me comía la boca y yo me frotaba la concha. Al poquito rato acabé una vez más. No grité prácticamente nada, ya no daba más. Sólo respiraba más y más fuerte, me temblaba todo, me daba escalofríos y mis piernas parecía que cedían de tanto placer.
En el minuto que me duró el orgasmo la poronga de Seba seguía entrando y saliendo, y yo deseaba ya que me acabara porque no daba más.
“Ay boludo no puedo más, acabame!”, le dije casi gritándole. Pero Seba seguía rompiéndome el culo a todo ritmo. El flaco ya había acabado también varias veces y le estaba costando acabar otra vez. Para él mejor porque más disfrutaba de mi cola, para mi peor porque no podía más.
Algunos minutos más tarde sacó el pene de mi cola, se sacó el forro y me largó toda la leche en la cara. No le quedaba mucho, fueron sólo dos chorros cargados y después casi nada.
Me lavé la cara así nomás con el agua de la pileta y me puse sólo un short, sin nada abajo ni la bikini de arriba. Quedé ahí tirada al borde de la pileta respirando muy rápidamente, intentando recuperarme.
Eran casi la 2 am cuando terminó nuestra orgía. Y es que lo pasábamos tan bien que esas fiestitas eran la figurita repetida de todos los fines de semana en casa de Vane. Sólo que esa sería la última fiesta del año, unos días más tarde mi amiga se iba de vacaciones con los padres y luego nosotras también junto a otras chicas más.
Cerré los ojos y me dormí por unos minutos. Cuando desperté los chicos se estaban vistiendo para ya irse. Yo los saludé en el patio, aún con las lolas al aire y sólo el short puesto. Vane los acompaño a la puerta sólo con la bikini de abajo puesta.
Un rato más tarde nos acostamos en la cama de la pieza de sus papis, muy cansadas de la noche que habíamos tenido. El hermano y su amiguito dormían profundamente en la pieza de al lado.
Unos segundos antes de dormirme hablamos un par de palabras con mi amiga y me tiró una idea.
“Y si en la próxima juntada subimos la apuesta e invitamos a uno o dos flacos más? Hay que aprovechar que somos pendejas y lindas no? Me dijo mi amiga como auto convenciéndose de que la idea que había tenido no era tan descabellada.
Apenas pude contestarle, ya casi me estaba durmiendo. Le sonreí ante su pregunta y me salió una sola frase:
“Invitá a los que quieras, yo me la banco”, le dije durmiéndome profundamente.
52 comentarios - Domingo de pileta (#68)
+10
Nos hemos también masturbado juntas y cuando cogemos en grupo nos comemos la boca y la concha. En plena fiesta todo vale![/i]
Como me calienta ver o imaginarme a dos hembras comerse la concha y las tetas, es una locura y tu lo relatas maravillosamente querida!! 🔥 🔥 +10
FELIZ 2017...Besitos!! 😘
+10
Vipo.-
+10
Vos tan puta como siempre!
Y si dejas que los nenes gocen un poco?
El hermanito y el amigo, un pete al menos
increible
que dura me la pusoo
casi que acabo sin tocarmela
que lindas putitas que son ehh que lindo seria enfiestarme con udes
+10
Van 9 puntos
Tu te bancas a 6 a 8 o a1000 jajajaj
Lo que cogí en ese avión y en NY no tiene nombre...y eso que odio el invierno y allá hacía un frío de cagarse!!! volví el 22 de diciembre...imaginate como volví!
Me dejaste la pija re dura!
Pensé que se venía garche con el hermano de Vane y su amiguito 😛
+10!
Seguí dándonos erecciones!