Durante este año volví poco para Rosario, por temas económicos; asi que decidí quedarme entre las fiestas con la familia. Y también, volver a ver a mis amigas. Este sábado pasado (el 31), había organizado para salir después de brindar con Agustina.
Un amigo de ella la había invitado a una fiesta que se hacía en una casa. Desde hace varios años, el dueño invitaba a sus amigos, la hermana a sus amigas, cada uno llevaba para tomar; y en el jardín armaba una verdadera disco con luces, música y una barra improvisada donde cada uno se servía lo que quería. Tenía buena pinta la joda.
Íbamos a ir más en grupo, pero a último momento se fueron bajando, así que quedamos nosotras dos. Ella se iba a encontrar con un chongo. Para los que me habían preguntado qué era de la vida de Agus, ahora está terminando la licenciatura en nutrición y trabaja en un negocio de ropa en un shopping. Hace un año se fue a vivir sola. Este chongo, es uno de los proveedores del negocio, y parece que estuvieron estrenando el departamento varias veces. Y habían arreglado recibir el año juntos.
Igualmente, ella insistía que no iba a irse con él porque no quería dejarme sola. Al no venir mis otras amigas, yo no tenía con quien quedarme. Le insistí que no se preocupara, que vaya a garchar y yo encontraba forma de volverme.
Mientras estábamos discutiendo, aparece el chongo de Agus. Me quedé boquiabierta. Terrible pendejo, estaba para partirlo en 20. Morocho, alto, marcado, barbita, ojazos... Agus me presentó, su nombre era Santiago.
En un momento que se fue, aproveché para decirle a Agus el terrible bombonazo que se estaba comiendo. "Si te gusta, te lo presto" me dijo así como si nada. Yo me quedé mirándola y le dije que no le iba a robar los machos. No dijo más nada.
Estuvimos un rato más en la fiesta los 3. Las dos tomamos bastante, Agus no solo alcohol. Yo nunca la seguí en esas cosas, así que solo tomé champagne. Si bien la fiesta estaba copada, el calor que hacía era infernal.
Agus dijo algo del calor que hacía. Santiago, rápido, tiró que en la casa tenía aire acondicionado. Agustina, que no se quedaba atrás, le dijo "vamos". Luego, me miró y me dijo "pero yo estoy con ella... te molesta si vamos los 3?". Cruzamos unas miradas cómplices con mi amiga, donde entendí a dónde quería llegar. Santi ni lo pensó, dijo que no había problema y encaramos para el auto.
Yo me subí atrás, y ellos adelante. Durante el viaje, nos mensajeabamos con Agus, que me iba quemando la cabeza. "No sabés como coge, es una bestia. Y lo mejor... no sabés la pija que tiene!".
Yo leía todo eso mientras cerraba mis piernas y me rozaba la conchita. Me detuve cuando llegamos, y tuve que bajar. Nadie habló en los 5 pisos que recorrió el ascensor hasta el departamento de Santi. Había un clima de tensión sexual terrible.
Entramos y lo primero que hizo fue prender el aire (gracias a Dios). Nos trajo algo para tomar, puso música y nos pusimos a boludear un rato, bailar, hablar.
Hasta que Agus puso reaggeton y empezó a bailar conmigo. Y como en aquellas épocas adolescentes, donde bailábamos para calentar pendejos, empezamos a franelearnos a más no poder. Yo me puse atrás de ella, mientras Agus meneaba y bajaba al ritmo del a música rozándome la cola contra mi muslo. Yo la agarré de la cintura y le acariciaba la panza levantándole la remera.
Luego, ella se dio vuelta y quedamos de frente. Pasé mi pierna por entre medio de las suyas y otra vez repetimos el ritual. Pero ahora, ya sin ningún pudor, nuestras conchas se franeleaban contra el muslo de la otra. Agus me agarró fuerte de la cola para acercarme más a su cuerpo.
Nos olvidamos por completo de Santi, que no se perdía detalle. Empezamos a dejar escapar pequeños gemidos. Cuando damos una vuelta, veo como el pibe estaba tirado en el sillón mirando y manoseándose la pija por encima del pantalón. Me detuve y me quedé mirándolo. No hizo falta nada más. Cuando Agus se dio cuenta, encaramos las dos para donde él estaba.
Agustina lo hizo parar y nos arrodillamos a sus pies. Se sacó la remera mientras mi amiga desabrochaba sus pantalones. Cuando cayeron al piso, un terrible pijón quedó delante de nuestros ojos. Agus se mordió los labios y empezó a pajearlo mostrándomelo. "Viste lo que es esta pija!!", me decía sin dejar de masturbarlo.
Santi sabía de la herramienta que tenía y seguramente no éramos las primeras en quedarnos embobadas mirando esos más de 20cm de carne bien pero bien ancho y con una cabeza que debía destruir todo a su paso. No podía ser más perfecto el chabón.
Él se quedaba parado, dejando que admiráramos su pija. Por más que quisiera disimular, no podía ocultarlo. Cuando me di cuenta, tenía la boca abierta y no podía sacarle los ojos de encima no solo a su pija sino al terrible lomazo que tenía el chabón. Mi amiga ya estaba chupándosela, le pasaba la lengua y se metía la cabeza en la boca.
Yo me puse a su lado y empecé a tocarle las bolas mientras Agus seguía chupando. Cuando quiso metérsela toda adentro, se atragantó y se la sacó tosiendo. "Es muy ancha, no puedo". Era la primera vez que escuchaba decir algo así a Agus. Igualmente, no se como hacía para tragarse más de la mitad de esa bestialidad. Cuando la probé yo, sentía que no me daban los labios, más que la garganta. Era una bestia.
Yo seguía tratando de tragar lo más posible, mientras Agus le chupaba las bolas. Ella me acarició la cabeza, y me dijo "no sabés como te deja el culo", mientras su dedo rozaba mis nalgas. Sentí como mi ano se dilató solo al sentir esas palabras. El suspiro lo ahogó la verga que tenía atravesada en la garganta.
Pasaba mis labios por toda la extensión del tronco, como si fuese una armónica. Agus hacía lo mismo, en frente mío. Íbamos desde la base hasta la cabeza. Cuando llegábamos a la punta, nuestros labios se rozaban. Cruzamos un par de miradas y la siguiente vuelta que coincidimos en la punta, nos pegamos un beso de lengua profundo que me mojó toda.
Santi se alejó un poco para ver como nos fundíamos en ese beso y nos metíamos mano por todos lados. Agus me chupó las tetas mientras mi mano fue buscando su conchita. La tenía empapada. Me tumbé al piso y abrí mis piernas. Mi amiga se tiró a chuparmela. Yo me tocaba las tetas mientras la lengua de Agus se metía en mi concha.
Ni nos dimos cuenta que Santi se había ido, y vuelto al rato con un colchón. Nos interrumpió y me hizo acostar ahí. Agus siguió chupándomela, pero ahora tenía en mi cara la pija de Santi. Ella se levantó y se puso encima mío, también al lado del pijón. Se la chupamos un rato hasta que nos hizo acostar una al lado de la otra.
Se acomodó primero entre mis piernas. La apuntó y sentí como la enorme cabeza se apoyaba contra la entrada empapada de mi concha. Empujó y fue metiéndola toda. Empujaba, sacaba y volvía a meter. Con una mano, le tocaba la concha a mi amiga.
Santi se movía despacio, como acostumbrándola. De golpe, pegó un empujón y la enterró más. Yo pensaba que ya la tenía toda adentro, pero faltaba un poco menos de la mitad. Pegué un grito que fue seguido de una cogida fantástica que me hizo acabar casi al instante. Santi me agarró de las piernas y con fuerza me empujaba contra su cuerpo.
Después que acabé, abrí mis ojos y vi a Agus arrodillada al lado de Santi, que se entretenía chupándole las tetas. Ella se tocaba la concha mientras el chabón me cogía a mi y chupaba sus tetas.
Santi me la sacó y tiró a mi amiga contra el colchón. Le abrió las piernas, le metió dos dedos y se la empezó a chupar. Era una bestia el pibe, lo que me calentaba el triple y a mi amiga también. Agus gemía cada vez que Santi le enterraba los dedos. Yo no me aguanté la tentación y me acomodé arriba de ella, poniéndole mi concha en la cara. Me había puesto de tal forma para que el pibe viera mi cola moverse en la cara de mi amiga.
No tardó mucho en darse cuenta de esto. Cuando lo vio, estiró una mano y empezó a buscar mi cola. Yo tiré mi cuerpo hacia adelante levantando las caderas para facilitarle la tarea. Sin dejar de chupársela a Agus, empezó a jugar alrededor de mi ano. Sus dedos estaban mojados. Supuse que eran los mismos que habían estado adentro de mi amiga.
Agus me la chupaba ahogando los gemidos. De golpe, corrió la cabeza y empezó a gritar. Su cuerpo empezó a convulsionar en un orgasmo fuertísimo. Cuando me levanté, vi como estaban todas las sábanas mojadas entre sus piernas.
Sin espera, Santi levantó sus piernas y se la empezó a garchar igual de fuerte que a mi. Me llamó para que me ponga a su lado. Me hizo poner en 4, al lado de Agus. Esto le permitía seguir metiéndome mano en la cola. Yo me tumbé toda hacia adelante, y mientras él me acariciaba el ano, yo me tocaba la concha. Estaba extasiada de placer.
Santi nos acomodó a las dos en 4, con la cola apuntando hacia él. Primero, empezó a garcharme la concha a mi. Se trepó encima mío y me dio con ganas un rato hasta que mis piernas no dieron más y quedé tumbada en la cama.
Me dejó ahí irada y fue el turno de Agustina, que recibió pija hasta que también cayó rendida. Yo estaba recuperándome, cuando sentí como Santi me daba vuelta y me arrastraba hasta la punta donde estaba él. Era un animal. Nos estaba pegando un garche terrible a las dos.
Otra vez fue mi turno, pero esta vez no duró mucho más. Sacó la verga que ya se notaba como latía, la apuntó a mi panza y acabó como 4 chorros espesos y abundantes de leche que llegaron hasta mis tetas. Agus empezó a tocarle las bolas, como exprimiéndoselas, mientras lo pajeaba.
El chabón seguía teniendo la pija dura como una piedra. Las caricias de Agus no dejaban que se le bajara. Cuando pudo calmar un poco la respiración, la sacó a mi amiga y la tiró contra el colchón nuevamente. Se le trepó encima y se la empezó a coger otra vez.
Yo me tumbé boca arriba con las piernas abiertas y empecé a pajearme mirando como se la cogían a Agus. Cuando Santi vio que yo estaba a punto de acabar, salió de adentro de mi amiga y se tiró de cabeza a mi concha. Me apretó las piernas contra su cara y me la chupó hasta que tuve un orgasmo fantástico.
Luego, volvió a cogersela a Agus un rato, hasta que ella le pidió parar. Lo tiró en el colchón y empezó a tratar de sentarse encima. Con dificultad, llegó a enterrarse casi toda la verga en la concha. Después de acostumbrarse, empezó a cabalgarlo cada vez con más ganas. Se movía levantando sus caderas y dejándose caer haciendo desaparecer toda la pija entre sus piernas.
Luego fue mi turno. Me senté en la pija y la enterré toda. Agus hizo tumbar mi cuerpo contra el de Santi. Mientras yo me lo cogía, ella comenzó a hurgar en mi cola. "Ay siii" exclamé cuando con su lengua rozó mi ano. Con ganas, siguió chupándome el culo hasta dejarlo bien húmedo y dilatado.
"Te vas a bancar esa pija en la cola, Juli?" me preguntaba mientras me metía un dedo. Yo seguía moviéndome encima de la pija de Santi. "Ahhhh.. no... se... ahhh" exclamaba yo que estaba en el paraíso. Me seguí moviendo hasta que Santi me hizo frenar.
Me bajé, él se paró encima de nosotras que estábamos acostadas una al lado de la otra y se empezó a pajear. "No doy más... como te movés hija de puta, no aguanto más" me decía. Agus se arrodilló y abrió la boca grande. Santi apoyó la pija en su lengua. Mientras yo le chupaba las bolas, mi amiga rozaba el glande con la punta de la lengua hasta que lo hizo acabar.
Los chorros de leche ensuciaron toda la cara de mi amiga. "Dame leche.. dame lecheee!" gritaba Agustina desencajada. La pija de Santi, aun dura, latía mientras seguía sacando chorritos de leche en la boca de mi amiga.
Cuando se detuvo, Santi se arrodilló en el piso, extenuado. Yo me tiré también cerca. Agus estaba sacada (tal vez, por lo que había estado tomando) y lo agarró al pibe acostándolo en el colchón. "Pará un pocooo! Te eché dos al hilo, loca!" le decía en clara muestra que necesitaba descansar.
Y a mi no me vendría mal tampoco un poco de descanso. Dos polvos al hilo nos había pegado el hijo de puta. Pero ella quería seguir y trataba de chupársela mientras le decía "nos tenés que romper el culo... a las dos!". Me acerqué y la abracé por la espalda y de a poco lo fue soltando.
La acosté al lado mío y la empecé a besar. Aun tenía gusto a leche tibia en los labios y la cara chorreando de semen. Santi se levantó y se fue a limpiar y yo me quedé abrazada con Agus. Con mis besos y caricias logré que se calmara. Empezamos a franelearnos, cada vez con más ganas. Puse su muslo entre mis piernas.
Me refregaba la concha contra su pierna y ella hacía lo mismo, mientras nos besábamos. "Ay boluda estoy re caliente, haceme acabar!" me decía entre gemidos Agus. Yo también estaba re caliente y sus palabras me encendía aún más.
Seguimos franeleando cada vez con más intensidad. No nos habíamos dado cuenta de la presencia de Santi, que miraba atento desde un rincón. Primero fue el turno de Agus, que entre gemidos y gritos de placer acabó abrazandome fuerte y clavándome las uñas en la espalda. Poco tiempo después, sentí como mi cuerpo se contorsionaba y convulsionaba. La abracé a mi amiga y le di un beso que ahogó mi grito de placer.
Recién cuando nos relajamos nos soltamos. Santi se acercó, con su pija ya al palo de nuevo por el espectáculo que habíamos dado. Se acostó en medio de nosotras y nos empezó a tocar. Con una mano recorría mi panza y subía despacio hasta rozar mis pechos.
Yo me acomodé y cerré mis ojos. Me estaba encendiendo de nuevo. Estiré mi mano para tocarle la pija. Cuando la encontré, descubrí la mano de mi amiga que ya lo estaba pajeando.
Pusimos una mano encima de la otra y lo pajeamos con una coordinación envidiable. Mientras, él se dedicaba a manosearnos y besarnos. Luego de un rato, Agus se levantó y fue derecho a chupársela. Yo me acomodé para seguir besándolo y tocando el lomazo marcado que tenía. Podía ver bien de cerca las caras de placer que hacía el flaco por el trabajo de mi amiga en su verga.
De pronto Santi se levantó y acostó a Agus boca arriba. Levantó sus piernas y las puso en sus hombros. Apuntó la verga y la empezó a penetrar. Mi amiga estaba sacadísima. Se movía y gritaba descontrolada mientras Santi la sometía a una garchada bestial.
Yo me acosté al lado y le chupaba las tetas. Agus se agarró fuerte de mi cabeza, pensé que estaría por acabar. Justo en ese momento, Santi dejó de garcharla para chuparle la concha como si su vida dependiera de eso.
Mi amiga empezó a convulsionar y levantó sus caderas con todo el cuerpo tenso, mientras Santi acompañaba esos movimientos sin sacar la cara de su concha. En un momento, Agus lo agarró de la cabeza y le dijo "basta... pará". Quedó rendida en el colchón, pero el pibe no descansaba. Levantó la vista y me vio a mi, arrodillada mirando la situación. Solita, me di vuelta y me puse en 4. Puta sumisa tenía que ser.
De un salto, la bestia se me tiró encima y me penetró. El garche que me pegó era digno de un animal. Me dio con tanta fuerza que movió el colchón con los 3 arriba unos metros. Se detuvo un instante. Sacó la pija y empezó a acariciarme el culo abriendo mis nalgas. De pronto, siento 4 manos en mi cola.
Agustina se había reincorporado y estaba dispuesta a ayudar. Santi escupió en mi ano y lo desparramó con el dedo, para que luego Agus empezara a chuparme la cola. Yo me dejé caer sobre las sábanas y las mordí mientras ellos hacían lo que querían con mi cola. En poco tiempo, tenía 2 o 3 dedos adentro mío. No se si eran de Santi o Agus. Lo que si reconocí, es la terrible cabezota del pijón cuando se apoyó en la entrada mojada de mi cola.
Cuando había empezado a empujar, siento que la saca. Me doy vuelta, y veo como Agus se la estaba chupando para lubricarla bien. Le pegó un par de escupitajos y la desparramó con la mano y la lengua. Cuando quedó brillosa y lubricada por la saliva de mi amiga, ella misma la dirigió a mi cola.
"Al principio te duele. Pero después te acostumbrás", me decía como si fuese la primera vez que me iban a hacer la cola. La realidad era que hacía bastante tiempo no me comía una pija de ese ancho, pero sabía que era cuestión de tiempo y relajación.
Santi empezó a empujar despacio. La cabeza se hacía lugar desgarrando mi colita. Sentía como si fuese la primera vez que me hacían el culo. Mordí las sábanas y aguanté el dolor, mientras ya tenía la mitad de la pija enterrada. El vergón entraba y salía.
Cuando salía, escuchaba a Agus escupir sobre el tronco para mantener la lubricación. "Aaay ssiii" grité cuando por fin, mi cola se acostumbró. "Más fuerte", le di la orden a Santi, quien obedeció sin decir nada. Aceleró el ritmo, hasta terminar de nuevo trepado arriba mío sometiendo mi cola a un castigo bestial.
Después de un rato, no pude más. Pedí que se detuviera. Santi sacó despacio la verga y sentí como mi ano volvía de a poco a su tamaño original. Agus lo acostó boca arriba y se subió encima. Despacio fue bajando hasta que la verga desapareció por completo entre sus piernas. Mi amiga lo empezó a cabalgar como loca. Yo me acerqué y la tumbé sobre el cuerpo de Santi, haciéndole levantar la cola. Yo no iba a ser la única que se iba a ir con el culo roto.
Abrí sus nalgas y empecé a chuparle la cola. Mi amiga gritaba cada vez más desesperada. Se descontrolaba con el pijón adentro y el roce de mi lengua en el ano. Después de dejarlo bien mojado, chupé uno de mis dedos y empecé a penetrarla.
Ella detuvo un poco su ritmo hasta que logré meterle dos dedos. Ahí empezó a moverse nuevamente. Podía sentir el pijón de Santi moverse adentro de mi amiga. Me excité de tal manera, que no pude evitar tocarme mientras veía a mi amiga disfrutar siendo penetrada por todos lados.
De golpe Agus se levantó. "Rompeme el culo. Por favor, rompeme el ortooooo!" gritaba mientras se ponía en 4 y levantaba la cola. Santi con una sonrisa de oreja a oreja se levantó. El primer día del año, se iba a cargar dos culos. Se acomodó atrás de mi amiga, que estaba totalmente rendida y entregada a la pija del chabón, mientras rozaba con la punta de su pija el ano mojado por mi saliva.
Repetí el mismo ritual que había hecho ella. Agarré la pija de Santi y la escupí desde la punta hasta la base, para luego pasarle la lengua y metermela en la boca. Cuando la dejé bien mojada, la acomodé contra mi amiga y dejé que Santi terminara el trabajo.
En poco tiempo, Agus estaba delirando con la mitad de la pija del chabón adentro. Apretaba con fuerza las sábanas mientras Santi seguía empujando. Estaba desafiando todos los límites de profundidad conocimos. Siguió metiendo hasta casi enterrarla toda, cuando mi amiga gritó "ay basta... basta, hasta ahí!".
Santi se detuvo y empezó a moverse dentro de ella. Yo me fui para el otro lado, y me acosté adelante de Agus dejando mi concha sobre su boca. Ella estaba con los ojos cerrados disfrutando las embestidas, pero no se sorprendió cuando tomé su cabeza y la llevé a mi concha. Obediente, empezó a chuparmela despacio.
Agus solo frenó de chuparme la concha para decir que no podía más. Me levanté, y vi como le había quedado el culo. Terrible el boquete que le había dejado. Agus se acostó rendida. La di vuelta y me puse encima de ella. Nos besamos un rato hasta que recuperó un poco el aliento.
Santi no se detenía. Nos acomodó un poco a las dos, así como estábamos, y empezó a penetrarme. Sentía como la sacaba toda y la mandaba al fondo de una. Después, bajó a la concha de Agus y hacía lo mismo. Mientras, nosotras nos besábamos ahogando los gritos de placer.
Una penetrada para mi, una para Agus. Así un rato, hasta que Agustina gritó "acabá hijo de puta... no doy más!". Se notaba la voz desgarrada ante cada penetración. "Acabo, pero me toman toda la leche, está bien, mis putitas?". Nos decía mientras nos cogía más fuerte. "Sii, lo que quieras pero acabá" le decía mi amiga ya rendida.
Santi se paró, nosotras nos arrodillamos a sus pies. Desde abajo, la pija era más impresionante aun. Agus le chupaba las bolas mientras él se pajeaba. Yo lo tocaba por todos lados y metía mi lengua en la cabeza del pijón. Cuando estuvo por acabar, agarró de los pelos a Agustina para que se acomodara bien abajo de la pija.
Ella me besó y llevó mi cabeza hacia la pija que teníamos en frente. Empezamos a chuparla una de cada lado, acompañando la pajeada de él, bien en la cabeza. De pronto, chorros de leche empezaron a brotar saltando descontrolados para todos lados.
Un chorro me quedó en la mejilla, y lo sentí caer sobre mis hombros. Fue Agus quien se metió la pija en la boca para recibir el resto de la descarga. Cuando ella se la sacó, fue mi turno. Nos alternamos entre las dos, hasta que Santi no pudo más. Ya no estaba tan dura, pero aún así era gigante.
Nos acostamos los 3 un rato, hasta quedarnos dormidos. Nos levantó el sol que entraba por la ventana, cerca de las 9 de la mañana. Aunque habíamos terminado exhaustos los 3, nos levantamos calientes. Santi estaba con la pija al palo de nuevo, y no lo desaprovechamos.
Nos dejó en el departamento de Agus cerca del mediodía. Agus tenía la cara demacrada y el maquillaje todo corrido, y yo debía estar igual. Caminamos con dificultad hasta la habitación de ella y nos tiramos las dos en la cama. No se porqué, a pesar de todo el cansancio, nos empezamos a besar nuevamente y desvestirnos hasta quedar desnudas.
Ella tomó la iniciativa, y se dio vuelta, quedando con su cara en mi concha. Así de costado como estábamos, empezamos a hacer un 69, como hacía tiempo no tenía. Acabamos casi al mismo tiempo, yo apenas un ratito antes.
Ya no quedaban fuerzas ni para darse vuelta. Nos quedamos dormidas en esa posición. En un momento de lucidez, agarré mi teléfono y le avisé a mi vieja que volvía más tarde porque me quedaba con Agustina. Dejé caer el celular al piso y cerré los ojos. Casi dormida, sentí como Agus se acostaba atrás mío. Sólo atiné a susurrar "como te extrañé amiga". Agustina me abrazó y nos quedamos dormidas.
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Un amigo de ella la había invitado a una fiesta que se hacía en una casa. Desde hace varios años, el dueño invitaba a sus amigos, la hermana a sus amigas, cada uno llevaba para tomar; y en el jardín armaba una verdadera disco con luces, música y una barra improvisada donde cada uno se servía lo que quería. Tenía buena pinta la joda.
Íbamos a ir más en grupo, pero a último momento se fueron bajando, así que quedamos nosotras dos. Ella se iba a encontrar con un chongo. Para los que me habían preguntado qué era de la vida de Agus, ahora está terminando la licenciatura en nutrición y trabaja en un negocio de ropa en un shopping. Hace un año se fue a vivir sola. Este chongo, es uno de los proveedores del negocio, y parece que estuvieron estrenando el departamento varias veces. Y habían arreglado recibir el año juntos.
Igualmente, ella insistía que no iba a irse con él porque no quería dejarme sola. Al no venir mis otras amigas, yo no tenía con quien quedarme. Le insistí que no se preocupara, que vaya a garchar y yo encontraba forma de volverme.
Mientras estábamos discutiendo, aparece el chongo de Agus. Me quedé boquiabierta. Terrible pendejo, estaba para partirlo en 20. Morocho, alto, marcado, barbita, ojazos... Agus me presentó, su nombre era Santiago.
En un momento que se fue, aproveché para decirle a Agus el terrible bombonazo que se estaba comiendo. "Si te gusta, te lo presto" me dijo así como si nada. Yo me quedé mirándola y le dije que no le iba a robar los machos. No dijo más nada.
Estuvimos un rato más en la fiesta los 3. Las dos tomamos bastante, Agus no solo alcohol. Yo nunca la seguí en esas cosas, así que solo tomé champagne. Si bien la fiesta estaba copada, el calor que hacía era infernal.
Agus dijo algo del calor que hacía. Santiago, rápido, tiró que en la casa tenía aire acondicionado. Agustina, que no se quedaba atrás, le dijo "vamos". Luego, me miró y me dijo "pero yo estoy con ella... te molesta si vamos los 3?". Cruzamos unas miradas cómplices con mi amiga, donde entendí a dónde quería llegar. Santi ni lo pensó, dijo que no había problema y encaramos para el auto.
Yo me subí atrás, y ellos adelante. Durante el viaje, nos mensajeabamos con Agus, que me iba quemando la cabeza. "No sabés como coge, es una bestia. Y lo mejor... no sabés la pija que tiene!".
Yo leía todo eso mientras cerraba mis piernas y me rozaba la conchita. Me detuve cuando llegamos, y tuve que bajar. Nadie habló en los 5 pisos que recorrió el ascensor hasta el departamento de Santi. Había un clima de tensión sexual terrible.
Entramos y lo primero que hizo fue prender el aire (gracias a Dios). Nos trajo algo para tomar, puso música y nos pusimos a boludear un rato, bailar, hablar.
Hasta que Agus puso reaggeton y empezó a bailar conmigo. Y como en aquellas épocas adolescentes, donde bailábamos para calentar pendejos, empezamos a franelearnos a más no poder. Yo me puse atrás de ella, mientras Agus meneaba y bajaba al ritmo del a música rozándome la cola contra mi muslo. Yo la agarré de la cintura y le acariciaba la panza levantándole la remera.
Luego, ella se dio vuelta y quedamos de frente. Pasé mi pierna por entre medio de las suyas y otra vez repetimos el ritual. Pero ahora, ya sin ningún pudor, nuestras conchas se franeleaban contra el muslo de la otra. Agus me agarró fuerte de la cola para acercarme más a su cuerpo.
Nos olvidamos por completo de Santi, que no se perdía detalle. Empezamos a dejar escapar pequeños gemidos. Cuando damos una vuelta, veo como el pibe estaba tirado en el sillón mirando y manoseándose la pija por encima del pantalón. Me detuve y me quedé mirándolo. No hizo falta nada más. Cuando Agus se dio cuenta, encaramos las dos para donde él estaba.
Agustina lo hizo parar y nos arrodillamos a sus pies. Se sacó la remera mientras mi amiga desabrochaba sus pantalones. Cuando cayeron al piso, un terrible pijón quedó delante de nuestros ojos. Agus se mordió los labios y empezó a pajearlo mostrándomelo. "Viste lo que es esta pija!!", me decía sin dejar de masturbarlo.
Santi sabía de la herramienta que tenía y seguramente no éramos las primeras en quedarnos embobadas mirando esos más de 20cm de carne bien pero bien ancho y con una cabeza que debía destruir todo a su paso. No podía ser más perfecto el chabón.
Él se quedaba parado, dejando que admiráramos su pija. Por más que quisiera disimular, no podía ocultarlo. Cuando me di cuenta, tenía la boca abierta y no podía sacarle los ojos de encima no solo a su pija sino al terrible lomazo que tenía el chabón. Mi amiga ya estaba chupándosela, le pasaba la lengua y se metía la cabeza en la boca.
Yo me puse a su lado y empecé a tocarle las bolas mientras Agus seguía chupando. Cuando quiso metérsela toda adentro, se atragantó y se la sacó tosiendo. "Es muy ancha, no puedo". Era la primera vez que escuchaba decir algo así a Agus. Igualmente, no se como hacía para tragarse más de la mitad de esa bestialidad. Cuando la probé yo, sentía que no me daban los labios, más que la garganta. Era una bestia.
Yo seguía tratando de tragar lo más posible, mientras Agus le chupaba las bolas. Ella me acarició la cabeza, y me dijo "no sabés como te deja el culo", mientras su dedo rozaba mis nalgas. Sentí como mi ano se dilató solo al sentir esas palabras. El suspiro lo ahogó la verga que tenía atravesada en la garganta.
Pasaba mis labios por toda la extensión del tronco, como si fuese una armónica. Agus hacía lo mismo, en frente mío. Íbamos desde la base hasta la cabeza. Cuando llegábamos a la punta, nuestros labios se rozaban. Cruzamos un par de miradas y la siguiente vuelta que coincidimos en la punta, nos pegamos un beso de lengua profundo que me mojó toda.
Santi se alejó un poco para ver como nos fundíamos en ese beso y nos metíamos mano por todos lados. Agus me chupó las tetas mientras mi mano fue buscando su conchita. La tenía empapada. Me tumbé al piso y abrí mis piernas. Mi amiga se tiró a chuparmela. Yo me tocaba las tetas mientras la lengua de Agus se metía en mi concha.
Ni nos dimos cuenta que Santi se había ido, y vuelto al rato con un colchón. Nos interrumpió y me hizo acostar ahí. Agus siguió chupándomela, pero ahora tenía en mi cara la pija de Santi. Ella se levantó y se puso encima mío, también al lado del pijón. Se la chupamos un rato hasta que nos hizo acostar una al lado de la otra.
Se acomodó primero entre mis piernas. La apuntó y sentí como la enorme cabeza se apoyaba contra la entrada empapada de mi concha. Empujó y fue metiéndola toda. Empujaba, sacaba y volvía a meter. Con una mano, le tocaba la concha a mi amiga.
Santi se movía despacio, como acostumbrándola. De golpe, pegó un empujón y la enterró más. Yo pensaba que ya la tenía toda adentro, pero faltaba un poco menos de la mitad. Pegué un grito que fue seguido de una cogida fantástica que me hizo acabar casi al instante. Santi me agarró de las piernas y con fuerza me empujaba contra su cuerpo.
Después que acabé, abrí mis ojos y vi a Agus arrodillada al lado de Santi, que se entretenía chupándole las tetas. Ella se tocaba la concha mientras el chabón me cogía a mi y chupaba sus tetas.
Santi me la sacó y tiró a mi amiga contra el colchón. Le abrió las piernas, le metió dos dedos y se la empezó a chupar. Era una bestia el pibe, lo que me calentaba el triple y a mi amiga también. Agus gemía cada vez que Santi le enterraba los dedos. Yo no me aguanté la tentación y me acomodé arriba de ella, poniéndole mi concha en la cara. Me había puesto de tal forma para que el pibe viera mi cola moverse en la cara de mi amiga.
No tardó mucho en darse cuenta de esto. Cuando lo vio, estiró una mano y empezó a buscar mi cola. Yo tiré mi cuerpo hacia adelante levantando las caderas para facilitarle la tarea. Sin dejar de chupársela a Agus, empezó a jugar alrededor de mi ano. Sus dedos estaban mojados. Supuse que eran los mismos que habían estado adentro de mi amiga.
Agus me la chupaba ahogando los gemidos. De golpe, corrió la cabeza y empezó a gritar. Su cuerpo empezó a convulsionar en un orgasmo fuertísimo. Cuando me levanté, vi como estaban todas las sábanas mojadas entre sus piernas.
Sin espera, Santi levantó sus piernas y se la empezó a garchar igual de fuerte que a mi. Me llamó para que me ponga a su lado. Me hizo poner en 4, al lado de Agus. Esto le permitía seguir metiéndome mano en la cola. Yo me tumbé toda hacia adelante, y mientras él me acariciaba el ano, yo me tocaba la concha. Estaba extasiada de placer.
Santi nos acomodó a las dos en 4, con la cola apuntando hacia él. Primero, empezó a garcharme la concha a mi. Se trepó encima mío y me dio con ganas un rato hasta que mis piernas no dieron más y quedé tumbada en la cama.
Me dejó ahí irada y fue el turno de Agustina, que recibió pija hasta que también cayó rendida. Yo estaba recuperándome, cuando sentí como Santi me daba vuelta y me arrastraba hasta la punta donde estaba él. Era un animal. Nos estaba pegando un garche terrible a las dos.
Otra vez fue mi turno, pero esta vez no duró mucho más. Sacó la verga que ya se notaba como latía, la apuntó a mi panza y acabó como 4 chorros espesos y abundantes de leche que llegaron hasta mis tetas. Agus empezó a tocarle las bolas, como exprimiéndoselas, mientras lo pajeaba.
El chabón seguía teniendo la pija dura como una piedra. Las caricias de Agus no dejaban que se le bajara. Cuando pudo calmar un poco la respiración, la sacó a mi amiga y la tiró contra el colchón nuevamente. Se le trepó encima y se la empezó a coger otra vez.
Yo me tumbé boca arriba con las piernas abiertas y empecé a pajearme mirando como se la cogían a Agus. Cuando Santi vio que yo estaba a punto de acabar, salió de adentro de mi amiga y se tiró de cabeza a mi concha. Me apretó las piernas contra su cara y me la chupó hasta que tuve un orgasmo fantástico.
Luego, volvió a cogersela a Agus un rato, hasta que ella le pidió parar. Lo tiró en el colchón y empezó a tratar de sentarse encima. Con dificultad, llegó a enterrarse casi toda la verga en la concha. Después de acostumbrarse, empezó a cabalgarlo cada vez con más ganas. Se movía levantando sus caderas y dejándose caer haciendo desaparecer toda la pija entre sus piernas.
Luego fue mi turno. Me senté en la pija y la enterré toda. Agus hizo tumbar mi cuerpo contra el de Santi. Mientras yo me lo cogía, ella comenzó a hurgar en mi cola. "Ay siii" exclamé cuando con su lengua rozó mi ano. Con ganas, siguió chupándome el culo hasta dejarlo bien húmedo y dilatado.
"Te vas a bancar esa pija en la cola, Juli?" me preguntaba mientras me metía un dedo. Yo seguía moviéndome encima de la pija de Santi. "Ahhhh.. no... se... ahhh" exclamaba yo que estaba en el paraíso. Me seguí moviendo hasta que Santi me hizo frenar.
Me bajé, él se paró encima de nosotras que estábamos acostadas una al lado de la otra y se empezó a pajear. "No doy más... como te movés hija de puta, no aguanto más" me decía. Agus se arrodilló y abrió la boca grande. Santi apoyó la pija en su lengua. Mientras yo le chupaba las bolas, mi amiga rozaba el glande con la punta de la lengua hasta que lo hizo acabar.
Los chorros de leche ensuciaron toda la cara de mi amiga. "Dame leche.. dame lecheee!" gritaba Agustina desencajada. La pija de Santi, aun dura, latía mientras seguía sacando chorritos de leche en la boca de mi amiga.
Cuando se detuvo, Santi se arrodilló en el piso, extenuado. Yo me tiré también cerca. Agus estaba sacada (tal vez, por lo que había estado tomando) y lo agarró al pibe acostándolo en el colchón. "Pará un pocooo! Te eché dos al hilo, loca!" le decía en clara muestra que necesitaba descansar.
Y a mi no me vendría mal tampoco un poco de descanso. Dos polvos al hilo nos había pegado el hijo de puta. Pero ella quería seguir y trataba de chupársela mientras le decía "nos tenés que romper el culo... a las dos!". Me acerqué y la abracé por la espalda y de a poco lo fue soltando.
La acosté al lado mío y la empecé a besar. Aun tenía gusto a leche tibia en los labios y la cara chorreando de semen. Santi se levantó y se fue a limpiar y yo me quedé abrazada con Agus. Con mis besos y caricias logré que se calmara. Empezamos a franelearnos, cada vez con más ganas. Puse su muslo entre mis piernas.
Me refregaba la concha contra su pierna y ella hacía lo mismo, mientras nos besábamos. "Ay boluda estoy re caliente, haceme acabar!" me decía entre gemidos Agus. Yo también estaba re caliente y sus palabras me encendía aún más.
Seguimos franeleando cada vez con más intensidad. No nos habíamos dado cuenta de la presencia de Santi, que miraba atento desde un rincón. Primero fue el turno de Agus, que entre gemidos y gritos de placer acabó abrazandome fuerte y clavándome las uñas en la espalda. Poco tiempo después, sentí como mi cuerpo se contorsionaba y convulsionaba. La abracé a mi amiga y le di un beso que ahogó mi grito de placer.
Recién cuando nos relajamos nos soltamos. Santi se acercó, con su pija ya al palo de nuevo por el espectáculo que habíamos dado. Se acostó en medio de nosotras y nos empezó a tocar. Con una mano recorría mi panza y subía despacio hasta rozar mis pechos.
Yo me acomodé y cerré mis ojos. Me estaba encendiendo de nuevo. Estiré mi mano para tocarle la pija. Cuando la encontré, descubrí la mano de mi amiga que ya lo estaba pajeando.
Pusimos una mano encima de la otra y lo pajeamos con una coordinación envidiable. Mientras, él se dedicaba a manosearnos y besarnos. Luego de un rato, Agus se levantó y fue derecho a chupársela. Yo me acomodé para seguir besándolo y tocando el lomazo marcado que tenía. Podía ver bien de cerca las caras de placer que hacía el flaco por el trabajo de mi amiga en su verga.
De pronto Santi se levantó y acostó a Agus boca arriba. Levantó sus piernas y las puso en sus hombros. Apuntó la verga y la empezó a penetrar. Mi amiga estaba sacadísima. Se movía y gritaba descontrolada mientras Santi la sometía a una garchada bestial.
Yo me acosté al lado y le chupaba las tetas. Agus se agarró fuerte de mi cabeza, pensé que estaría por acabar. Justo en ese momento, Santi dejó de garcharla para chuparle la concha como si su vida dependiera de eso.
Mi amiga empezó a convulsionar y levantó sus caderas con todo el cuerpo tenso, mientras Santi acompañaba esos movimientos sin sacar la cara de su concha. En un momento, Agus lo agarró de la cabeza y le dijo "basta... pará". Quedó rendida en el colchón, pero el pibe no descansaba. Levantó la vista y me vio a mi, arrodillada mirando la situación. Solita, me di vuelta y me puse en 4. Puta sumisa tenía que ser.
De un salto, la bestia se me tiró encima y me penetró. El garche que me pegó era digno de un animal. Me dio con tanta fuerza que movió el colchón con los 3 arriba unos metros. Se detuvo un instante. Sacó la pija y empezó a acariciarme el culo abriendo mis nalgas. De pronto, siento 4 manos en mi cola.
Agustina se había reincorporado y estaba dispuesta a ayudar. Santi escupió en mi ano y lo desparramó con el dedo, para que luego Agus empezara a chuparme la cola. Yo me dejé caer sobre las sábanas y las mordí mientras ellos hacían lo que querían con mi cola. En poco tiempo, tenía 2 o 3 dedos adentro mío. No se si eran de Santi o Agus. Lo que si reconocí, es la terrible cabezota del pijón cuando se apoyó en la entrada mojada de mi cola.
Cuando había empezado a empujar, siento que la saca. Me doy vuelta, y veo como Agus se la estaba chupando para lubricarla bien. Le pegó un par de escupitajos y la desparramó con la mano y la lengua. Cuando quedó brillosa y lubricada por la saliva de mi amiga, ella misma la dirigió a mi cola.
"Al principio te duele. Pero después te acostumbrás", me decía como si fuese la primera vez que me iban a hacer la cola. La realidad era que hacía bastante tiempo no me comía una pija de ese ancho, pero sabía que era cuestión de tiempo y relajación.
Santi empezó a empujar despacio. La cabeza se hacía lugar desgarrando mi colita. Sentía como si fuese la primera vez que me hacían el culo. Mordí las sábanas y aguanté el dolor, mientras ya tenía la mitad de la pija enterrada. El vergón entraba y salía.
Cuando salía, escuchaba a Agus escupir sobre el tronco para mantener la lubricación. "Aaay ssiii" grité cuando por fin, mi cola se acostumbró. "Más fuerte", le di la orden a Santi, quien obedeció sin decir nada. Aceleró el ritmo, hasta terminar de nuevo trepado arriba mío sometiendo mi cola a un castigo bestial.
Después de un rato, no pude más. Pedí que se detuviera. Santi sacó despacio la verga y sentí como mi ano volvía de a poco a su tamaño original. Agus lo acostó boca arriba y se subió encima. Despacio fue bajando hasta que la verga desapareció por completo entre sus piernas. Mi amiga lo empezó a cabalgar como loca. Yo me acerqué y la tumbé sobre el cuerpo de Santi, haciéndole levantar la cola. Yo no iba a ser la única que se iba a ir con el culo roto.
Abrí sus nalgas y empecé a chuparle la cola. Mi amiga gritaba cada vez más desesperada. Se descontrolaba con el pijón adentro y el roce de mi lengua en el ano. Después de dejarlo bien mojado, chupé uno de mis dedos y empecé a penetrarla.
Ella detuvo un poco su ritmo hasta que logré meterle dos dedos. Ahí empezó a moverse nuevamente. Podía sentir el pijón de Santi moverse adentro de mi amiga. Me excité de tal manera, que no pude evitar tocarme mientras veía a mi amiga disfrutar siendo penetrada por todos lados.
De golpe Agus se levantó. "Rompeme el culo. Por favor, rompeme el ortooooo!" gritaba mientras se ponía en 4 y levantaba la cola. Santi con una sonrisa de oreja a oreja se levantó. El primer día del año, se iba a cargar dos culos. Se acomodó atrás de mi amiga, que estaba totalmente rendida y entregada a la pija del chabón, mientras rozaba con la punta de su pija el ano mojado por mi saliva.
Repetí el mismo ritual que había hecho ella. Agarré la pija de Santi y la escupí desde la punta hasta la base, para luego pasarle la lengua y metermela en la boca. Cuando la dejé bien mojada, la acomodé contra mi amiga y dejé que Santi terminara el trabajo.
En poco tiempo, Agus estaba delirando con la mitad de la pija del chabón adentro. Apretaba con fuerza las sábanas mientras Santi seguía empujando. Estaba desafiando todos los límites de profundidad conocimos. Siguió metiendo hasta casi enterrarla toda, cuando mi amiga gritó "ay basta... basta, hasta ahí!".
Santi se detuvo y empezó a moverse dentro de ella. Yo me fui para el otro lado, y me acosté adelante de Agus dejando mi concha sobre su boca. Ella estaba con los ojos cerrados disfrutando las embestidas, pero no se sorprendió cuando tomé su cabeza y la llevé a mi concha. Obediente, empezó a chuparmela despacio.
Agus solo frenó de chuparme la concha para decir que no podía más. Me levanté, y vi como le había quedado el culo. Terrible el boquete que le había dejado. Agus se acostó rendida. La di vuelta y me puse encima de ella. Nos besamos un rato hasta que recuperó un poco el aliento.
Santi no se detenía. Nos acomodó un poco a las dos, así como estábamos, y empezó a penetrarme. Sentía como la sacaba toda y la mandaba al fondo de una. Después, bajó a la concha de Agus y hacía lo mismo. Mientras, nosotras nos besábamos ahogando los gritos de placer.
Una penetrada para mi, una para Agus. Así un rato, hasta que Agustina gritó "acabá hijo de puta... no doy más!". Se notaba la voz desgarrada ante cada penetración. "Acabo, pero me toman toda la leche, está bien, mis putitas?". Nos decía mientras nos cogía más fuerte. "Sii, lo que quieras pero acabá" le decía mi amiga ya rendida.
Santi se paró, nosotras nos arrodillamos a sus pies. Desde abajo, la pija era más impresionante aun. Agus le chupaba las bolas mientras él se pajeaba. Yo lo tocaba por todos lados y metía mi lengua en la cabeza del pijón. Cuando estuvo por acabar, agarró de los pelos a Agustina para que se acomodara bien abajo de la pija.
Ella me besó y llevó mi cabeza hacia la pija que teníamos en frente. Empezamos a chuparla una de cada lado, acompañando la pajeada de él, bien en la cabeza. De pronto, chorros de leche empezaron a brotar saltando descontrolados para todos lados.
Un chorro me quedó en la mejilla, y lo sentí caer sobre mis hombros. Fue Agus quien se metió la pija en la boca para recibir el resto de la descarga. Cuando ella se la sacó, fue mi turno. Nos alternamos entre las dos, hasta que Santi no pudo más. Ya no estaba tan dura, pero aún así era gigante.
Nos acostamos los 3 un rato, hasta quedarnos dormidos. Nos levantó el sol que entraba por la ventana, cerca de las 9 de la mañana. Aunque habíamos terminado exhaustos los 3, nos levantamos calientes. Santi estaba con la pija al palo de nuevo, y no lo desaprovechamos.
Nos dejó en el departamento de Agus cerca del mediodía. Agus tenía la cara demacrada y el maquillaje todo corrido, y yo debía estar igual. Caminamos con dificultad hasta la habitación de ella y nos tiramos las dos en la cama. No se porqué, a pesar de todo el cansancio, nos empezamos a besar nuevamente y desvestirnos hasta quedar desnudas.
Ella tomó la iniciativa, y se dio vuelta, quedando con su cara en mi concha. Así de costado como estábamos, empezamos a hacer un 69, como hacía tiempo no tenía. Acabamos casi al mismo tiempo, yo apenas un ratito antes.
Ya no quedaban fuerzas ni para darse vuelta. Nos quedamos dormidas en esa posición. En un momento de lucidez, agarré mi teléfono y le avisé a mi vieja que volvía más tarde porque me quedaba con Agustina. Dejé caer el celular al piso y cerré los ojos. Casi dormida, sentí como Agus se acostaba atrás mío. Sólo atiné a susurrar "como te extrañé amiga". Agustina me abrazó y nos quedamos dormidas.
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34 comentarios - Recordando viejas épocas adolescentes
que lindo arrancar asi!!
cuando estes en rosario podes escribirme
no lo dudes
besos!
bueno, yo tambien disfruto bastante jejeje 😉
gracias por pasar!!
me alegro que te haya gustado
Tremendo relato
Ano nuevo necesitaban las dos después de semejante pijón, jeje.
gracias por pasar
¿Qué se tomó Agus para ponerse así? Es para darselo a mi novia jajajajaja
Felicitaciones! Van pts 🙂
Uffff...Que calentura más grande cuando tu chica te pide esto...UNA LOCURA!! +10
gracias por pasar!
gracias por pasar!
gracias por pasar
felicitaciones por ser tan put...
+3
gracias por pasar