Con Belén nos conocíamos desde que éramos bebés. Vivíamos en casa contiguas en el barrio. Yo soy dos años mayor que ella. Desde pequeños íbamos a la misma colonia de vacaciones, al mismo colegio, al mismo secundario y éramos mejores amigos. Nunca estuvimos de novios ni nada de eso, porque era como raro. Yo tardé en tomar consciencia de lo hermosa que ella se había vuelto. Siempre fuimos muy compañeros y a pesar que las abuelas decían que nos íbamos a casar desde que éramos niños, lo máximo que llegamos fue a garchar unas veces (al principio normal y después se complicó un poco por una cagada que me mandé, pero que es otra historia). Esto fue alrededor de mis 20 o 21 años (18 o 19 de ella), hecho que ambos manejamos bastante mal al día siguiente y quedamos como medio raro. Ella se fue a estudiar ingeniería y yo entré a las fuerzas armadas. Durante casi diez años nos vimos apenas un poco para las fiestas, cuando ambos volvíamos al barrio. Un fin de año me avisó que se casaba y me puse muy contento por ella. Un par de años después me casé yo y el contacto ya era mediante Facebook más que nada. Nos veíamos cada vez menos.
Cuando nació mi hijo, decidí dejar la vida militar y empecé a trabajar en temas de seguridad en forma privada, al principio en forma independiente y después en una empresa petrolera, de la que soy gerente de seguridad al día de hoy. Al poco tiempo de trabajar, leyendo correspondencia interna, me entero que Belén estaba trabajando en la misma empresa, como jefa de los equipos de campo que hacen mantenimiento en los pozos. Retomamos el contacto enseguida, hoy tenemos 41 y 43 años, ella sigue siendo una mujer hermosa, alta, un poquito culona y con tetas normales… hermosa.
Hace unos dos meses me llama a la oficina y me dice que tiene que ir a verificar unos pozos que la empresa tiene en Venezuela. Como seguro sabrán, la cosa está jodida en ese lugar y me llama para pedirme referencias de un par de custodios locales que teníamos contratados en Caracas.
Yo venía posponiendo desde hacía casi dos meses un viaje a Caracas, la verdad es que no quería ir ni en figuritas, pero viendo lo bueno de la oportunidad, aproveché para matar dos pájaros de un tiro, verificar a la gente que tenemos allá y asegurarme que Belula (ese es el apodo que uso con ella) tuviera todo controlado.
Nos íbamos a quedar en un hotel para extranjeros, no era cinco estrellas, pero era muy bueno y bastante seguro. Obviamente, cada uno iba con su propia habitación.
Llegamos, nos alojamos y la gente que nos recibió quería invitarnos a una cena esa misma noche, en el hotel, porque no hay mucho lugar para salir hoy en Caracas. Quedamos que a las 20 nos encontrábamos en el lobby.
La verdad es que Belula estaba más que hermosa. Tenía un vestido corto blanco con sandalias de taco, también de color blanco y poco maquillaje (no lo necesita). El escote de del vestido le marcaba tremendamente las tetas. Tragué saliva y le dije que estaba muy linda.
La cena fue medio porque esta gente se la pasaba hablando de los estándares que cumplían y de cosas que seguro Belula entendía, yo solo pensaba en sus tetas y sus piernas. La cena, además, fue fielmente venezolana, poca comida y mucho alcohol.
Cuando terminamos, ninguno de los dos estaba en pedo, pero sí un poco alegres. La acompañé a su habitación, ella me agarraba del brazo, Cuando llegamos ella me dice si la podía ayudar con el cierre del vestido. Le bajé el corto cierre e hice algo en forma totalmente involuntaria. Realmente no me di cuenta en que momento decidí meter ambas manos dentro del vestido, a cada lado del cierre abierto y subir con mis palmas, rozando su espalda hasta los hombros y deslizar el vestido sobre sus hombros.
Fueron dos segundos eternos, el vestido no se le cayó (esta es una historia real, no una película), quedó trabado en sus brazos y pensé que atrás de eso venía el cachetazo de rigor. Belu se dio vuelta y me encajó un beso que me sorprendió. Estuvimos besándonos durante un rato. No crean que fue una película porno, no empezamos a tocarnos en seguida, paramos un par de veces, nos mirábamos a los ojos y seguíamos besándonos con lenguas enredadas. Yo acariciaba su espalda, cuando reaccioné que el vestido estaba por su cintura y bajé a su cola, ella empezó a tocarme la mía y ahí todo se fue al carajo en cinco segundos.
En menos de un minuto estábamos desnudos en la cama, realmente era pura química, ninguno de los dos pensaba nada, eran solo impulsos.
El romanticismo del beso inicial se acabó completamente. Empecé a chuparle las tetas, ella agarraba mi pija, ya totalmente dura y me empezaba a pajear. En un alto, ella me empuja para el costado y me deja de espaldas. Bajó hasta mi pija y me la empezó a besar y a pasarle la lengua. Yo no lo podía creer. Ella no me sacaba los ojos de encima, en ningún momento perdimos contacto visual. De repente Belu abrió la boca y se mandó toda mi pija adentro y empezó a subir y bajar con la cabeza, yo estaba que me moría de placer y tuve que pedirle que parara, porque explotaba en ese momento y quería cogérmela.
La chupada había sido tan buena, que si se la metía en ese momento acababa como un toro. Así que la tumbé en la cama y empecé a chuparle la concha. Al principio ella me decía que fuera despacio, pero a los treinta o cuarenta segundos, me agarró de la cabeza y me empujaba hacia su concha. Empecé a meterlos los dedos mientras le chupaba el clítoris, hasta que ella me dijo a los gritos que me la cojiera ya mismo.
Cuando me levanté, ella se dio vuelta y se puso en cuatro. Yo estaba poseído por la locura de estar garchando con mi mejor amiga, que además es una mina hermosa. Me acomodé detrás de ella y empecé a metérsela en la concha. Estaba mojadísima, entré como si nada y rápidamente empecé a moverme dentro de ella.
Belu me decía que estaba recaliente, que no parara y yo estaba loco, metiendo y sacando pija en su concha. Belu acabó fuerte una vez, no gritó, pero me dí cuenta cuando metió la cabeza en la almohada, así que seguí dándole. A los tres o cuatro minutos cambiamos, ella se dio vuelta y abrió mucho las piernas, se la mandé hasta el fondo y seguimos con el mete y saca, sin parar.
Ella acabó una vez más y yo empecé a sentir que ya estaba cerca, ella me pidió que no le acabara adentro y ante mi pregunta, ya en los últimos empujones, me dijo que me saliera, que ella me iba a hacer acabar.
Me acosté y en medio segundo ella ya estaba pajeándome y chupándome la pija a toda velocidad. Cuando acabé, se metió la pija en la boca y mientras acababa, me empezó a frotar la punta de la pija con los labios… estallé. Me quedé tirado, respirando a bocanadas durante diez o quince segundos, mientras Belu seguía chupándome despacio la pija y sobándome los huevos… se había tragado todo.
Ella se acostó al lado mío e instintivamente la abracé. Nos pegamos y nadie decía nada. Fueron un par de minutos de silencio, que no eran incómodos, pero como que algo había que decir.
La miré y nos besamos otra vez como al principio, tranquilo pero con mucha lengua.
Yo tenía mi mano en su cola y se la acariciaba, la verdad es que estaba totalmente fuera de mí. No había esperado que algo así pasara, no voy a negar que tenía la fantasía, pero no lo tenía planeado.
Ella se separó de mí y se apoyó sobre su codo. Las lolas estaban a la altura de mi cara y se las chupé un poco. Ella me dio una cachetadita muy suave, se rió, y me preguntó que hacía. Mi respuesta fue seguir chupándole las tetas y cambiar mi mano de la cola a la entrepierna. Busqué su rajita y ella respondió abriendo las piernas para darme acceso.
Empecé a frotarle despacito el clítoris mientras le seguía chupando los pezones alternadamente. Ella seguía en la misma posición. Seguimos así un minuto más o menos, cuando ella se movió acostándose boca abajo, pero con las piernas abiertas. Yo seguí pajeándola desde atrás, buscándole de apoco el culo. Cada vez que le metía un dedo, llegaba un poquito más cerca, hasta que al final lo tuve a mi alcance y empecé a frotarlo por afuera, con los dedos llenos de sus propios jugos. Lejos de molestarse, levantó un poco la cola, para permitirme mejor acceso. Me coloqué detrás de ella y seguía con el ejercicio hasta que, sin dejar de pajearla, bajé hasta poner mi cara entre sus nalgas. Cuando empecé a pasarle la lengua por el ano se estremeció toda así que seguí para adelante. Con dos dedos en la concha y chupándole el culo ella estaba gimiendo bastante y yo estaba durísimo, listo para otro round. Dejé de chuparle el culo y empecé con los dedos. El mayor en la concha y el índice en la cola, Belu abrazaba la almohada y gemía cada vez más intensamente.
De repente se da vuelta y me pide que pare con los dedos y me la coja. Desde esa posición se levantó y quedó otra vez en cuatro, se la metí en la concha y empecé despacio otra vez, pero esta vez con dos dedos en el culo. En menos de un minuto me estaba pidiendo que se la metiera en la cola. Obviamente no me hice rogar y aunque costó un poco, nos pusimos de costado y una vez que ella estuvo cómoda con la cabeza adentro, empezamos a movernos despacio.
Después de un par de bombeadas quise pajearla, pero me encontré con la sorpresa de su propia mano en ese lugar, así que puse la mía sobre la de ella y traté de acompañar sus movimientos.
La verdad es que la excitación era muchísima, ella me miraba a los ojos mientras yo le rompía el culo y mientras ella se pajeaba. Me dijo que le llenara la cola de leche y eso me pudo. Me vine muy intensamente. Fue, creo, la única vez en que pensé que me había explotado la verga, ella se vino casi al mismo tiempo, nos quedamos quietos en esa posición, en cucharita y nos quedamos dormidos.
(continuará)
Cuando nació mi hijo, decidí dejar la vida militar y empecé a trabajar en temas de seguridad en forma privada, al principio en forma independiente y después en una empresa petrolera, de la que soy gerente de seguridad al día de hoy. Al poco tiempo de trabajar, leyendo correspondencia interna, me entero que Belén estaba trabajando en la misma empresa, como jefa de los equipos de campo que hacen mantenimiento en los pozos. Retomamos el contacto enseguida, hoy tenemos 41 y 43 años, ella sigue siendo una mujer hermosa, alta, un poquito culona y con tetas normales… hermosa.
Hace unos dos meses me llama a la oficina y me dice que tiene que ir a verificar unos pozos que la empresa tiene en Venezuela. Como seguro sabrán, la cosa está jodida en ese lugar y me llama para pedirme referencias de un par de custodios locales que teníamos contratados en Caracas.
Yo venía posponiendo desde hacía casi dos meses un viaje a Caracas, la verdad es que no quería ir ni en figuritas, pero viendo lo bueno de la oportunidad, aproveché para matar dos pájaros de un tiro, verificar a la gente que tenemos allá y asegurarme que Belula (ese es el apodo que uso con ella) tuviera todo controlado.
Nos íbamos a quedar en un hotel para extranjeros, no era cinco estrellas, pero era muy bueno y bastante seguro. Obviamente, cada uno iba con su propia habitación.
Llegamos, nos alojamos y la gente que nos recibió quería invitarnos a una cena esa misma noche, en el hotel, porque no hay mucho lugar para salir hoy en Caracas. Quedamos que a las 20 nos encontrábamos en el lobby.
La verdad es que Belula estaba más que hermosa. Tenía un vestido corto blanco con sandalias de taco, también de color blanco y poco maquillaje (no lo necesita). El escote de del vestido le marcaba tremendamente las tetas. Tragué saliva y le dije que estaba muy linda.
La cena fue medio porque esta gente se la pasaba hablando de los estándares que cumplían y de cosas que seguro Belula entendía, yo solo pensaba en sus tetas y sus piernas. La cena, además, fue fielmente venezolana, poca comida y mucho alcohol.
Cuando terminamos, ninguno de los dos estaba en pedo, pero sí un poco alegres. La acompañé a su habitación, ella me agarraba del brazo, Cuando llegamos ella me dice si la podía ayudar con el cierre del vestido. Le bajé el corto cierre e hice algo en forma totalmente involuntaria. Realmente no me di cuenta en que momento decidí meter ambas manos dentro del vestido, a cada lado del cierre abierto y subir con mis palmas, rozando su espalda hasta los hombros y deslizar el vestido sobre sus hombros.
Fueron dos segundos eternos, el vestido no se le cayó (esta es una historia real, no una película), quedó trabado en sus brazos y pensé que atrás de eso venía el cachetazo de rigor. Belu se dio vuelta y me encajó un beso que me sorprendió. Estuvimos besándonos durante un rato. No crean que fue una película porno, no empezamos a tocarnos en seguida, paramos un par de veces, nos mirábamos a los ojos y seguíamos besándonos con lenguas enredadas. Yo acariciaba su espalda, cuando reaccioné que el vestido estaba por su cintura y bajé a su cola, ella empezó a tocarme la mía y ahí todo se fue al carajo en cinco segundos.
En menos de un minuto estábamos desnudos en la cama, realmente era pura química, ninguno de los dos pensaba nada, eran solo impulsos.
El romanticismo del beso inicial se acabó completamente. Empecé a chuparle las tetas, ella agarraba mi pija, ya totalmente dura y me empezaba a pajear. En un alto, ella me empuja para el costado y me deja de espaldas. Bajó hasta mi pija y me la empezó a besar y a pasarle la lengua. Yo no lo podía creer. Ella no me sacaba los ojos de encima, en ningún momento perdimos contacto visual. De repente Belu abrió la boca y se mandó toda mi pija adentro y empezó a subir y bajar con la cabeza, yo estaba que me moría de placer y tuve que pedirle que parara, porque explotaba en ese momento y quería cogérmela.
La chupada había sido tan buena, que si se la metía en ese momento acababa como un toro. Así que la tumbé en la cama y empecé a chuparle la concha. Al principio ella me decía que fuera despacio, pero a los treinta o cuarenta segundos, me agarró de la cabeza y me empujaba hacia su concha. Empecé a meterlos los dedos mientras le chupaba el clítoris, hasta que ella me dijo a los gritos que me la cojiera ya mismo.
Cuando me levanté, ella se dio vuelta y se puso en cuatro. Yo estaba poseído por la locura de estar garchando con mi mejor amiga, que además es una mina hermosa. Me acomodé detrás de ella y empecé a metérsela en la concha. Estaba mojadísima, entré como si nada y rápidamente empecé a moverme dentro de ella.
Belu me decía que estaba recaliente, que no parara y yo estaba loco, metiendo y sacando pija en su concha. Belu acabó fuerte una vez, no gritó, pero me dí cuenta cuando metió la cabeza en la almohada, así que seguí dándole. A los tres o cuatro minutos cambiamos, ella se dio vuelta y abrió mucho las piernas, se la mandé hasta el fondo y seguimos con el mete y saca, sin parar.
Ella acabó una vez más y yo empecé a sentir que ya estaba cerca, ella me pidió que no le acabara adentro y ante mi pregunta, ya en los últimos empujones, me dijo que me saliera, que ella me iba a hacer acabar.
Me acosté y en medio segundo ella ya estaba pajeándome y chupándome la pija a toda velocidad. Cuando acabé, se metió la pija en la boca y mientras acababa, me empezó a frotar la punta de la pija con los labios… estallé. Me quedé tirado, respirando a bocanadas durante diez o quince segundos, mientras Belu seguía chupándome despacio la pija y sobándome los huevos… se había tragado todo.
Ella se acostó al lado mío e instintivamente la abracé. Nos pegamos y nadie decía nada. Fueron un par de minutos de silencio, que no eran incómodos, pero como que algo había que decir.
La miré y nos besamos otra vez como al principio, tranquilo pero con mucha lengua.
Yo tenía mi mano en su cola y se la acariciaba, la verdad es que estaba totalmente fuera de mí. No había esperado que algo así pasara, no voy a negar que tenía la fantasía, pero no lo tenía planeado.
Ella se separó de mí y se apoyó sobre su codo. Las lolas estaban a la altura de mi cara y se las chupé un poco. Ella me dio una cachetadita muy suave, se rió, y me preguntó que hacía. Mi respuesta fue seguir chupándole las tetas y cambiar mi mano de la cola a la entrepierna. Busqué su rajita y ella respondió abriendo las piernas para darme acceso.
Empecé a frotarle despacito el clítoris mientras le seguía chupando los pezones alternadamente. Ella seguía en la misma posición. Seguimos así un minuto más o menos, cuando ella se movió acostándose boca abajo, pero con las piernas abiertas. Yo seguí pajeándola desde atrás, buscándole de apoco el culo. Cada vez que le metía un dedo, llegaba un poquito más cerca, hasta que al final lo tuve a mi alcance y empecé a frotarlo por afuera, con los dedos llenos de sus propios jugos. Lejos de molestarse, levantó un poco la cola, para permitirme mejor acceso. Me coloqué detrás de ella y seguía con el ejercicio hasta que, sin dejar de pajearla, bajé hasta poner mi cara entre sus nalgas. Cuando empecé a pasarle la lengua por el ano se estremeció toda así que seguí para adelante. Con dos dedos en la concha y chupándole el culo ella estaba gimiendo bastante y yo estaba durísimo, listo para otro round. Dejé de chuparle el culo y empecé con los dedos. El mayor en la concha y el índice en la cola, Belu abrazaba la almohada y gemía cada vez más intensamente.
De repente se da vuelta y me pide que pare con los dedos y me la coja. Desde esa posición se levantó y quedó otra vez en cuatro, se la metí en la concha y empecé despacio otra vez, pero esta vez con dos dedos en el culo. En menos de un minuto me estaba pidiendo que se la metiera en la cola. Obviamente no me hice rogar y aunque costó un poco, nos pusimos de costado y una vez que ella estuvo cómoda con la cabeza adentro, empezamos a movernos despacio.
Después de un par de bombeadas quise pajearla, pero me encontré con la sorpresa de su propia mano en ese lugar, así que puse la mía sobre la de ella y traté de acompañar sus movimientos.
La verdad es que la excitación era muchísima, ella me miraba a los ojos mientras yo le rompía el culo y mientras ella se pajeaba. Me dijo que le llenara la cola de leche y eso me pudo. Me vine muy intensamente. Fue, creo, la única vez en que pensé que me había explotado la verga, ella se vino casi al mismo tiempo, nos quedamos quietos en esa posición, en cucharita y nos quedamos dormidos.
(continuará)
5 comentarios - Belén, mi mejor amiga (1ra parte)