Eran días dificiles para los Gó**z, la señora había muerto trágicamente hace 2 meses y su hija Juli y su marido Roberto estaban consternados.
Un día que Roberto llegara temprano a casa es que esta historia peculear y conmovedora empieza: Roberto pasó al baño, meo y todo muy silenciosamente, Juli en su tristeza, dormía mucho y él no quería molestarla.
Es así que luego de guardarse la verga en el pantalón, y de lavarse las manos, se acercó cuidadosamente a la pieza de Juli para ver si dormía, y pues ciertamente no lo estaba haciendo.
Roberto.
“Dios mío” pensó Roberto mientras su hija murmuraba entre sollozos y tiernos gemidos:
“Rompeme el ojete papi, quiero leche, papiii, iii, mmm, mmm”.
Juli se estaba masajeando el ano con un grueso juguete anal de la difunda mami.
Roberto estuvo a punto de entrar furioso a la pieza de Juli, pero el engrosamiento inevitable de su verga a ver tan rosadito ojete dilatado y lleno de cremita lo retuvo en el marco de la puerta, viendo, escondido desde allí.
Roberto tuvo una erección potentísima, y fue cuando su hija se sacó el consolador que su difunta esposa, del juvenil ojete de adolescente y lo mamara con tanto entusiasmo y disfrute, que no pudo aguantar más y volvió sobre sus pasos a actuar una ruidosa entrada a casa, para que Juli supiera que él estaba ahí.
Roberto entró al baño de nuevo, esta vez no para mear sino para pajearse furiosamente pensando en el ano de su hija.
— Hola, papi, buenas tardes, llegaste temprano, te prepararé el mate — le dijo Juli a su papi desde afuera del baño.
— Hola… hija… sí… gracias — dijo con voz agitada el amorosa padre y se siguió pajeando, más caliente con la voz de nena, nena puta, de su hija.
Y es aquí donde ocurrió el milagro, como papi había espiado a través de una puerta mal cerrada en la pieza de su hija, es que Juli espió a través de la puerta del baño que papi había dejado entreabierta. Y lo vió. Vió a su papi pajeándose furiosamente y sus labios, bucales y vaginales se mojaron mientras veía la tremenda verga de papi y cómo, luego de un rato, acababa leche en cantidad en el lavatorio.
Juli se fue pensando a la cocina, con el ojete y la concha hirviendo de calentura prohibida.
Puso a calentar el agua y se acarició delicadamente su virginal concha.
Caliente y piadosa se sentó en la mesa lista para cebarle mate a papi, hablar de las tonterías usuales. Pero Juli estaba incómoda, ambos lo estaban, y finalmente Juli le dijo a papi lo que pensaba:
— Papi, no te tenés que pejear, es pecado, tenés que conseguir una novia…
— Juli! Qué cosas decís..!
Juli se puso de pie, abrazó a Roberto y se sentó en su regazo como buena y tierna hija que era.
— Perdón papi, yo sólo quiero tu bien, no te enojés.
— Está bien, hija.. Pero… — y sintiendo el culo de Juli moviéndose despacito en su verga es que escuchó como su hija se apiadaba de él y su soledad.
— Si querés te chupo la verga papi…
— Qué? Callate, Juli! Las cosas que decís, estás enferma! — Roberto se puso de pie y tenía la verga tiesa. Juli lo miró, Juli se la miró y despacito con la mano le bajó el cierre mientras lo abrazaba y con su cara en el pecho de aquél hombre lo calmaba y le decía que estaba bien hacer eso… que no tenga miedo.
Juli se arrodilló y sin más le empezó a mamar la verga a papi mirándolo allá arriba con ojos de piedad y amor de hija, de hija puta, con ternura y comprensión. Se sacó la verga de la boca y le dijo:
— Gracias, papi.
Y siguió mamando, algo torpemente pero con mucho hambre, mientras Roberto le acariciaba el pelo pensando en el ojete de es tremeda puta que lo peteaba y era su hija, sintiendo el glande profundo en la garganta de su nena con los ojitos llorosos, pero feliz de cuidar a su papi.
Roberto acabó muchas más leche, en la garganga de Juli, Juli tragó todo, le lamió la verga a papi y volvió a agradecerle.
— Dazias papi...
La historia sigue acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2955504/Juli-se-apiada-de-papa-II-adicta-a-la-verga-de-pa.html
Un día que Roberto llegara temprano a casa es que esta historia peculear y conmovedora empieza: Roberto pasó al baño, meo y todo muy silenciosamente, Juli en su tristeza, dormía mucho y él no quería molestarla.
Es así que luego de guardarse la verga en el pantalón, y de lavarse las manos, se acercó cuidadosamente a la pieza de Juli para ver si dormía, y pues ciertamente no lo estaba haciendo.
Roberto.
“Dios mío” pensó Roberto mientras su hija murmuraba entre sollozos y tiernos gemidos:
“Rompeme el ojete papi, quiero leche, papiii, iii, mmm, mmm”.
Juli se estaba masajeando el ano con un grueso juguete anal de la difunda mami.
Roberto estuvo a punto de entrar furioso a la pieza de Juli, pero el engrosamiento inevitable de su verga a ver tan rosadito ojete dilatado y lleno de cremita lo retuvo en el marco de la puerta, viendo, escondido desde allí.
Roberto tuvo una erección potentísima, y fue cuando su hija se sacó el consolador que su difunta esposa, del juvenil ojete de adolescente y lo mamara con tanto entusiasmo y disfrute, que no pudo aguantar más y volvió sobre sus pasos a actuar una ruidosa entrada a casa, para que Juli supiera que él estaba ahí.
Roberto entró al baño de nuevo, esta vez no para mear sino para pajearse furiosamente pensando en el ano de su hija.
— Hola, papi, buenas tardes, llegaste temprano, te prepararé el mate — le dijo Juli a su papi desde afuera del baño.
— Hola… hija… sí… gracias — dijo con voz agitada el amorosa padre y se siguió pajeando, más caliente con la voz de nena, nena puta, de su hija.
Y es aquí donde ocurrió el milagro, como papi había espiado a través de una puerta mal cerrada en la pieza de su hija, es que Juli espió a través de la puerta del baño que papi había dejado entreabierta. Y lo vió. Vió a su papi pajeándose furiosamente y sus labios, bucales y vaginales se mojaron mientras veía la tremenda verga de papi y cómo, luego de un rato, acababa leche en cantidad en el lavatorio.
Juli se fue pensando a la cocina, con el ojete y la concha hirviendo de calentura prohibida.
Puso a calentar el agua y se acarició delicadamente su virginal concha.
Caliente y piadosa se sentó en la mesa lista para cebarle mate a papi, hablar de las tonterías usuales. Pero Juli estaba incómoda, ambos lo estaban, y finalmente Juli le dijo a papi lo que pensaba:
— Papi, no te tenés que pejear, es pecado, tenés que conseguir una novia…
— Juli! Qué cosas decís..!
Juli se puso de pie, abrazó a Roberto y se sentó en su regazo como buena y tierna hija que era.
— Perdón papi, yo sólo quiero tu bien, no te enojés.
— Está bien, hija.. Pero… — y sintiendo el culo de Juli moviéndose despacito en su verga es que escuchó como su hija se apiadaba de él y su soledad.
— Si querés te chupo la verga papi…
— Qué? Callate, Juli! Las cosas que decís, estás enferma! — Roberto se puso de pie y tenía la verga tiesa. Juli lo miró, Juli se la miró y despacito con la mano le bajó el cierre mientras lo abrazaba y con su cara en el pecho de aquél hombre lo calmaba y le decía que estaba bien hacer eso… que no tenga miedo.
Juli se arrodilló y sin más le empezó a mamar la verga a papi mirándolo allá arriba con ojos de piedad y amor de hija, de hija puta, con ternura y comprensión. Se sacó la verga de la boca y le dijo:
— Gracias, papi.
Y siguió mamando, algo torpemente pero con mucho hambre, mientras Roberto le acariciaba el pelo pensando en el ojete de es tremeda puta que lo peteaba y era su hija, sintiendo el glande profundo en la garganta de su nena con los ojitos llorosos, pero feliz de cuidar a su papi.
Roberto acabó muchas más leche, en la garganga de Juli, Juli tragó todo, le lamió la verga a papi y volvió a agradecerle.
— Dazias papi...
La historia sigue acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2955504/Juli-se-apiada-de-papa-II-adicta-a-la-verga-de-pa.html
7 comentarios - Juli se apiada de papá I: traga todo.
♥
Y sigue prendida a la verga.