Como cada vez que se vienen las fiestas, la familia se vuelve a reunir para celebrar.
En mi caso, esta vez tuve la suerte de que las hermanas se vuelvan a juntar después de año de estar separadas, y mi mamá y mi tía, decidieron dejar de lado las diferencias familiares que una vez las alejaron y volvieron a unir a la familia en una mesa.
De más está aclarar, que junto a mi tía, volvían mis primas, entre esas, una que se fue a vivir a Córdoba, que hace mucho no veía y con la que siempre histeriqueábamos.
Llegaron, con botellas y comida en las manos y salí a recibirlas esperando que llegue la más morocha de todas mis primas (son 4). Como no podía ser de otra manera, vino muy producida y preparada para la guerra: vestido negro con un enorme escote y bien cortito y ajustado.
Mientras hacíamos las charlas preliminares, se encargó de dejar en claro que está de novia con un cordobés y que por trabajo no había podido viajar para celebrar con nosotros.
Nos sentamos cerca y continuamos con las charlas que habíamos tenido antes de la cena: su trabajo allá, cómo se había adaptado a la vida y cómo había conocido al muchacho. Arrancamos con cerveza, seguimos con fernet y cenamos con vino. A esa altura, el alcohol había surgido efecto y las miradas cómplices se hicieron más que presentes.
Entre charla y charla, nos contó (estábamos charlando entre ella, un primo y yo), que no se había podido despedir de su novio con sexo, ya que por temas de su trabajo, hacía 2 días que no lo veía. Yo, sabiendo de su gran apetito sexual, indagaba más y más. Consulté si la atendía bien, si estaba a la altura de su famosa frase de hacía un tiempo de "si queres estar conmigo, me tenes que garchar 2 veces por día", y demás cuestiones, buscando que se desate. Cuando nuestro primo se levantó para ir a buscar no se qué a la cocina (ya me había perdido entre sus tetas con mi marada y tampoco prestaba atención a lo que decía), me dijo que no le haga más esas preguntas incómodas adelante del primo y me dijo: "si te portas bien, después hay premio".
Seguí mirando como siempre, pero sin preguntar más. Solo la miré y la deseé mucho con la mirada. Llegó el momento del brindis, se abrió el champagne y las burbujas hicieron efecto en los 2. Toda la familia se fue al patio trasero de la casa a mirar los fuegos artificiales, mientras que ella quería ir a la puerta. Mi mamá y mi tía le decían que había mucha inseguridad en el barrio, que no salga, que tenían miedo. Pero mi prima insistió y me preguntó si la acompañaba. Sin dudar, agarré la llave y nos fuimos a la vereda, con una botella de champagne y 2 copas.
El pasillo es largo hasta la puerta y la charla enseguida se puso caliente: "Boludo, vos me decis adelante del primo si el cordobés me garcha y al pendejo se le para la pija", me dijo enseguida. Y mi respuesta fue: "Vos te pensas que yo no la tengo parada?". Se rió, me puso la mano en la entre pierna y me preguntó "DE verdad?".
Al "tantear" que yo estaba al palo de tanto mirar su escote, me dijo que tenía muchas ganas de garchar y que le gustaría cornear al cordobés conmigo. Con una respuesta rápida le dije: "Tengo la llave del auto en el bolsillo y está alejado de la puerta de casa, vamos a tomar el champagne ahí?". No dudó ni un instante: "SI".
Ni bien nos sentamos en el asiento de atras, me bajó el cierre del jean y me empezó a chupar la pija mientras yo de a poco le iba bajando el vestido para verle las hermosas tetas que tiene. Mientras me la chupaba, me dijo que no tenía ropa interior, así que automáticamente le abrí las piernas y le empecé a meter los dedos en la concha.
Antes de poder pensarlo, se me subió y empezó a cabalgar. El único pedido que me hizo fue que no le toque el pelo, que no quería despeinarse, porque teníamos que volver a entrar y no daba volver así de "ver cohetes".
Mientras garchabamos, me dijo que se quería tragar mi leche, pero al mismo tiempo me dijo que también le gustaría sentirla adentro, sentir como mi pija explotaba en su concha. Le dije que se iba a tener que decidir por una de las 2 chances, porque no íbamos a tener tiempo, ya que en cualquier momento, los primos más chicos iban a salir a la vereda. Entonces me dijo que la llene.
Fue un flash, cuando no aguanté más acabé como loco adentro de ella, ella pegó un grito hermoso cuando sintió mi leche caliente y me dijo que no podía quedar así, que teníamos que volver a garchar.
Nos acomodamos la ropa, nos arreglamos y volvimos a casa. Desde ese momento hasta las 4 de la mañana, casi no volvimos a hablar. Empezaron a venir algunos amigos para ir a una fiesta que teníamos en una quinta. Mi tía, que ya estaba más que ebria, me dijo "porque no la llevas con vos y tus amigos, que se va mañana y tiene ganas de salir". Le dije que si ella tenía ganas, se sumaba al plan. Respondió que si.
En el grupo de Whats App de los chicos, avisé que me bajaba de la fiesta porque me tenía que ir a garchar con mi prima. Cuando salimos todos a la calle, ellos rumbearon a la quinta y yo me fui a un telo con mi prima. Lamentablemente la respuesta del portero fue "abrimos a las 6, falta un rato", pero lejos de enojarnos, mi prima dijo "tenemos tiempo": Me bajó el pantalón y en la puerta del hotel me chupó la pija, se tragó toda la leche y me aseguró que en el telo me entregaba el orto.
En mi caso, esta vez tuve la suerte de que las hermanas se vuelvan a juntar después de año de estar separadas, y mi mamá y mi tía, decidieron dejar de lado las diferencias familiares que una vez las alejaron y volvieron a unir a la familia en una mesa.
De más está aclarar, que junto a mi tía, volvían mis primas, entre esas, una que se fue a vivir a Córdoba, que hace mucho no veía y con la que siempre histeriqueábamos.
Llegaron, con botellas y comida en las manos y salí a recibirlas esperando que llegue la más morocha de todas mis primas (son 4). Como no podía ser de otra manera, vino muy producida y preparada para la guerra: vestido negro con un enorme escote y bien cortito y ajustado.
Mientras hacíamos las charlas preliminares, se encargó de dejar en claro que está de novia con un cordobés y que por trabajo no había podido viajar para celebrar con nosotros.
Nos sentamos cerca y continuamos con las charlas que habíamos tenido antes de la cena: su trabajo allá, cómo se había adaptado a la vida y cómo había conocido al muchacho. Arrancamos con cerveza, seguimos con fernet y cenamos con vino. A esa altura, el alcohol había surgido efecto y las miradas cómplices se hicieron más que presentes.
Entre charla y charla, nos contó (estábamos charlando entre ella, un primo y yo), que no se había podido despedir de su novio con sexo, ya que por temas de su trabajo, hacía 2 días que no lo veía. Yo, sabiendo de su gran apetito sexual, indagaba más y más. Consulté si la atendía bien, si estaba a la altura de su famosa frase de hacía un tiempo de "si queres estar conmigo, me tenes que garchar 2 veces por día", y demás cuestiones, buscando que se desate. Cuando nuestro primo se levantó para ir a buscar no se qué a la cocina (ya me había perdido entre sus tetas con mi marada y tampoco prestaba atención a lo que decía), me dijo que no le haga más esas preguntas incómodas adelante del primo y me dijo: "si te portas bien, después hay premio".
Seguí mirando como siempre, pero sin preguntar más. Solo la miré y la deseé mucho con la mirada. Llegó el momento del brindis, se abrió el champagne y las burbujas hicieron efecto en los 2. Toda la familia se fue al patio trasero de la casa a mirar los fuegos artificiales, mientras que ella quería ir a la puerta. Mi mamá y mi tía le decían que había mucha inseguridad en el barrio, que no salga, que tenían miedo. Pero mi prima insistió y me preguntó si la acompañaba. Sin dudar, agarré la llave y nos fuimos a la vereda, con una botella de champagne y 2 copas.
El pasillo es largo hasta la puerta y la charla enseguida se puso caliente: "Boludo, vos me decis adelante del primo si el cordobés me garcha y al pendejo se le para la pija", me dijo enseguida. Y mi respuesta fue: "Vos te pensas que yo no la tengo parada?". Se rió, me puso la mano en la entre pierna y me preguntó "DE verdad?".
Al "tantear" que yo estaba al palo de tanto mirar su escote, me dijo que tenía muchas ganas de garchar y que le gustaría cornear al cordobés conmigo. Con una respuesta rápida le dije: "Tengo la llave del auto en el bolsillo y está alejado de la puerta de casa, vamos a tomar el champagne ahí?". No dudó ni un instante: "SI".
Ni bien nos sentamos en el asiento de atras, me bajó el cierre del jean y me empezó a chupar la pija mientras yo de a poco le iba bajando el vestido para verle las hermosas tetas que tiene. Mientras me la chupaba, me dijo que no tenía ropa interior, así que automáticamente le abrí las piernas y le empecé a meter los dedos en la concha.
Antes de poder pensarlo, se me subió y empezó a cabalgar. El único pedido que me hizo fue que no le toque el pelo, que no quería despeinarse, porque teníamos que volver a entrar y no daba volver así de "ver cohetes".
Mientras garchabamos, me dijo que se quería tragar mi leche, pero al mismo tiempo me dijo que también le gustaría sentirla adentro, sentir como mi pija explotaba en su concha. Le dije que se iba a tener que decidir por una de las 2 chances, porque no íbamos a tener tiempo, ya que en cualquier momento, los primos más chicos iban a salir a la vereda. Entonces me dijo que la llene.
Fue un flash, cuando no aguanté más acabé como loco adentro de ella, ella pegó un grito hermoso cuando sintió mi leche caliente y me dijo que no podía quedar así, que teníamos que volver a garchar.
Nos acomodamos la ropa, nos arreglamos y volvimos a casa. Desde ese momento hasta las 4 de la mañana, casi no volvimos a hablar. Empezaron a venir algunos amigos para ir a una fiesta que teníamos en una quinta. Mi tía, que ya estaba más que ebria, me dijo "porque no la llevas con vos y tus amigos, que se va mañana y tiene ganas de salir". Le dije que si ella tenía ganas, se sumaba al plan. Respondió que si.
En el grupo de Whats App de los chicos, avisé que me bajaba de la fiesta porque me tenía que ir a garchar con mi prima. Cuando salimos todos a la calle, ellos rumbearon a la quinta y yo me fui a un telo con mi prima. Lamentablemente la respuesta del portero fue "abrimos a las 6, falta un rato", pero lejos de enojarnos, mi prima dijo "tenemos tiempo": Me bajó el pantalón y en la puerta del hotel me chupó la pija, se tragó toda la leche y me aseguró que en el telo me entregaba el orto.
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