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Una chica curiosa. Capítulo 3

Una chica curiosa. Capítulo 3

Esta es la historia de Paula, una chica que a los 19 años la curiosidad la empieza a llevar por experiencias nuevas que cada vez resultan ser más intensas. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

Capítulo 3: Jugando con la imaginación
   - ¡Basta Paula! Vamos a hablar.- Me dijo Noemí de repente en el pasillo de la facultad y no me dejó otra opción.- ¿Vamos a la cafetería?
   No muy convencida de lo que tenía que hacer la seguí por los pasillos de la facultad hasta que nos sentamos en una de las mesas de la cafetería de la facultad y ella me miró con cara seria. “¿Qué?” le pregunté de prepo y ella enseguida me preguntó qué era lo que me pasaba a mí. “Nada” le dije haciéndome la indiferente y mirando hacia el costado. No quería tener esa conversación, mucho menos en ese lugar, de hecho no quería hablar con ella por el momento. Pero Noemí no pensaba lo mismo..
   - Entiendo que te parezca raro, pero no podés ser tan chiquilina de no hablarme Paula.- Me dijo sin mucho rodeo.- Lo que pasó entre nosotras dos, pasó. Si te sentiste forzada u obligada, te pido disculpas, yo no quería obligarte a nada. Pero pasó. ¿No querés que le digamos a nadie y que quede entre nosotras dos? No tengo problema. Sé que a vos te gustan los chicos y que no sos lesbiana, pero yo si Pau y ahora que vos lo sabes necesito que me sigas tratando como antes y sobre todo que me sigas queriendo como antes. No podés ignorarme para siempre.
   - Está bien.- Le dije algo ofendida pero resignada.- No sé porque hice lo que hice, me dejé llevar y listo. Yo estoy saliendo con Lucio y él me gusta. Y me gustan los hombres.- Aclaré por las dudas.- Ya está.
   - Obvio Pau.- Me dijo ella calmándose un poco.- Y perdóname si te hice sentir incómoda. Yo también me di cuenta que no deberíamos haber hecho nada. Pero ya pasó, punto. ¿Podemos volver a ser amigas?
   - Nunca dejamos de ser amigas, tarada.- Le digo sonriendo.
   Antonella, Fabiana y Vanesa no entendían muy bien que había pasado en esas dos semanas. No les quedaba en claro por qué Noemí y yo no nos hablamos por más de diez días y de repente éramos amigas de nuevo, pero tampoco hicieron muchas preguntas. Parecía que estaban felices de que todo volviera a la normalidad y a pesar de que intentaron sacarnos algo de información, nosotras les dejamos bien en claro que era algo nuestro y que ya se había solucionado.

   Julio terminó con algunas mesas de exámenes que nos mantuvieron bastante ocupadas a las 5, estudiando siempre a full. Con Lucio no nos volvimos a ver en todo el mes, sin embargo nos mandábamos varios mensajes y parecía que de a poquito la relación iba tomando el protagonismo que tenía antes de que el grupo se dejara de ver. “Te extraño mucho” me escribió un domingo a la tarde mientras que con las chicas estudiábamos Anatomía 2 para rendir al día siguiente. “Yo también” le respondí sintiendo como mi corazón saltaba de alegría y pensando en lo mucho que me gustaría volver a estar con él una noche a solas.
   Una vez pasadas las mesas del mes, llegó Agosto y ahí sí fue mucho más relajante. Juliana, Lucio y Ramiro propusieron hacer una reunión para juntarnos después de tantos meses de no vernos y yo accedí a pesar de que Ornella prefirió no ir. Fue una noche muy tranquila y agradable, en la que pude ver a Lucio una vez más entre amigos y me di cuenta de que me gustaba cada vez más. Esa noche el sexo volvió a ser increíble entre los dos, sin imágenes en mi cabeza que me distraían y no me permitían disfrutarlo al máximo. Luego de eso, tuvimos otros encuentros que fueron algo esporádicos, pero igual de satisfactorios que el primero. Me daba cuenta que Lucio iba tomando más protagonismo en mi vida y a pesar de que eso me gusta, me daba miedo de que todo pudiera salir mal de golpe.
   Septiembre vino más rápido de lo que pensábamos y el cumpleaños de Fabiana se dio un lunes a la tarde en su casa. Llegamos con las chicas y Fernando, su novio, nos abrió la puerta para que pasáramos al comedor donde ella y algunas amigas estaban tomando unos mates y comiendo algo. Nos sentamos y nos sumamos a la charla que ella estaba teniendo con sus amigas del club. Al principio todo se dio de manera natural, como solía pasar en cualquier reunión que hacíamos, pero de golpe una chica llamó mi atención.
   La había visto anteriormente, hacía un año en el cumpleaños de Fabi, pero estaba totalmente cambiada. Clara tenía los ojos más brillosos, el pelo más claro y la sonrisa más brillante. Su carita bonita me dejó algo atónita, con sus ojos verde claro, su pelo rubio y sus labios preciosos que se movían de manera lenta cuando hablaba. Logré notar un cruce de miradas y ella me devolvió una sonrisa a pesar de que yo solamente la miraba algo perdida. Era como si su belleza me tuviera cautiva, sin saber muy bien que hacer…
   - ¡Pau!- Me llamó Noemí y entonces reaccioné.- ¡Pau, pasá el mate!
   Volví en sí y después de parpadear un par de veces le alcancé el mate a mi amiga que me miró de manera rara. Giró su cabeza en dirección hacia donde antes estaba mi mirada y se dio cuenta de que me había quedado algo atónita observando a Clara. A pesar de que traté de ignorarla, Noemí volvió a mirarme y una sonrisa pícara se dibujó en sus labios por unos segundos.

   La semana se pasó volando y el viernes me volví a encontrar con Lucio en otra noche de pasión muy caliente. “¿Te puedo acabar en la boquita, amor?” me preguntó mientras me cogía bien duro y a pesar de la calentura que sentía en ese momento, le volví a decir que no, que la próxima podía ser y una vez más me llenó de leche la cola.
   - ¿Por qué no me dejas?- Me preguntó una vez que nos acostamos.
   - Porque me da asco.- Le respondí con franqueza.
   - ¿Tampoco me la vas a chupar?- Me preguntó después.- Yo te la chupé varias veces Pau.
   - Ya se.- Le dije irritándome.- Pero me da cosa.
   ¿Por qué no podía entender mis tiempos? Yo no era tan liberal en el sexo como otras chicas con las que él seguramente ya había estado. A mí me gustaba mucho más el romanticismo, la sensualidad, la delicadeza. “Tal como lo hizo Noemí” me dijo mi yo curiosa y la discusión entre lo que estaba bien o mal volvió a aparecer en mi mente. “Bien que te quedaste mirando a Clara el otro día. Y mañana a la noche la vas a ver otra vez” continuó la curiosidad en mi mente y no sabía qué hacer.
   A pesar de que nos habíamos juntado el lunes en su casa, Fabiana había organizado una noche de salida con sus amigas a un boliche para ese sábado y a pesar de que iba a ser una salida común y corriente, no sabía por qué me ponía algo nerviosa. “Es porque el otro día te gustó como estaba Clara” dijo mi yo provocadora. “Es una chica linda y nada más” reaccionó la tradicional y puritana yo desde adentro. Sentía que me estaba volviendo loca con esas discusiones en mi cabeza.
   Llegamos a la casa de Fabi, donde se hacía la previa y lo primero que noté es como estaba vestida Clara. Por más que el día estaba fresco, ella se había puesto una pollerita bien al cuerpo, ajustada y una remera algo apretada que le resaltaba sus pechos, no muy grandes pero preciosas. Se había pintado los labios con brillo y se había delineado los ojos, cosa que le remarcaba más aun el color verde. “Te gusta” dijo la curiosa y provocadora yo desde mi mente. “Callate” le dije entonces y me fui directo a sentar con las chicas de la facultad.
   La noche fue muy divertida y se trató de unas diez chicas que salieron a bailar con el objetivo de pasarla bien entre ellas. Antonella terminó bastante borracha y con Vane la llevamos en un taxi hasta la casa, pero aprovechando que vivía por la misma zona que nosotras, Clara se sumó también al taxi. Al principio yo no decía nada, intentaba controlar a mi amiga y la presencia de ella me puso algo nerviosa. Pero después me empezó a hablar y me di cuenta de que era muy buena onda, amable y simpática y no pude evitar darle una sonrisa cuando me ayudó a entrar a Anto hasta su casa.
   Fuimos las últimas en bajarnos del taxi, por lo que hicimos casi diez cuadras solas y estuvimos hablando un poco acerca de nuestras vidas. Cada vez que me decía algo, mi mirada iba directo a sus labios, esos labios hermosos y carnosos que tenía. ¿Por qué me provocaban tanto? Me acerque despacio a ella que me seguía hablando con esa boca perfecta…
   La besé. Ella me devolvió el beso y fue algo perfecto y hermoso. Sus labios eran igual de suaves que los de Noemí y tenían un sabor especial. Su mano se posó sobre mi pierna y cuando el taxi paró en la puerta de mi casa ella me propuso de bajarse conmigo. “¿Querés que pase un ratito?” me preguntó y automáticamente le dije que sí. Me tomó de la mano ni bien nos bajamos y fuimos hasta la puerta para entrar mirándonos a los ojos y sonriéndonos la una a la otra.
   Entramos a mi casa y fuimos de la mano caminando hasta mi pieza. Ella cerró la puerta y mientras se sacaba los zapatos yo me recostaba sobre mi cama. Clara se acercó hacia mí y se acostó sobre mi cuerpo quedando cara a cara, a tan solo unos centímetros de distancia. Nuevamente sus labios se acercaron a los míos en un beso hermoso e increíble que fue mucho más pasional ahora que no había nadie más alrededor nuestro. La suavidad de su piel rozando con la mía y la calidad de sus labios iban haciendo el entorno totalmente excitante.
   Comenzamos a sacarnos despacito la ropa y Clara llevaba los tiempos con total calma. Una vez que quedamos en ropa interior empezó a bajar por mi cuerpo besando cada centímetro de mi piel, tal cual lo había hecho mi amiga hacía ya unos meses. Pero esta vez era mucho más excitante y placentero. Esta vez no iba a cortarse. Llegó hasta mis tetas y desabrochándome el corpiño lo depositó en el suelo y con suavidad me besó el pezón derecho. Despacio corrió su cara hasta el izquierdo y lo besó de la misma forma. Se sentía hermoso como sus labios se posaban sobre mis tetas y me iban calentando cada vez más y más. Mis manos en su espalda le sacaron el corpiño que terminó al lado del mío.
   Clara continuó bajando por mi cuerpo hasta llegar a mi cintura y pasó su lengua de un lado al otro causándome un cosquilleo que hizo que me moviera toda. Sin decir nada me bajó la bombacha y la arrojó a un lado de la cama. Se acostó con la cabeza entre mis piernas y muy lento empezó a besar mis piernas y mi cintura. De a poquito se iba acercando a mi conchita y me provocaba una estremecimiento total que me volvía loca. Su boca estaba tan cerca.
   Empezó a chuparme despacito la concha, pasándole la lengua suavecito de un lado al otro y se sentía tan bien que me logró sacarme un gemido en cuestión de segundos. Clara me lamía toda de una manera sorprendente y me acariciaba las piernas mientras lo hacía. Su lengua mojada patinaba sobre mi piel como loca y cuando llegó hasta mi clítoris no pude evitar una risita nerviosa que indicaba que me gustaba lo que estaba haciendo. Era hermoso como me daba placer con su boquita divina.
   Entonces sus dedos fueron trasladándose de mis muslos hasta mi concha y empezó a jugar con ellos y su lengua sobre mi cuerpo. Se sentía tan bien que no podía controlar mis gemidos. Mi cuerpo comenzaba a agitarse y el calor se iba haciendo cada vez más y más a medida que los dedos de Clara me rozaban. Me tocaba el clítoris y me lamía la concha con ganas y era excelente. Probó metiéndome un dedo y entró tan bien que enseguida me metió el segundo y yo me mordí el labio para no gritar como loca y despertar a mis padres. Mientras tanto, su lengua seguía recorriendo mi conchita que ya estaba totalmente mojada.
   Me empezó a coger despacito con sus dedos mientras que con su boca se divertía por encima de mi clítoris. “¡Ay sí!” gemí cuando empezó a acelerar el ritmo y noté como sus dedos entraban y salían cada vez más rápido. Era excelente el placer que me provocaba y me calentaba mucho más saber que lo hacía una mujer. Era toda una experta y su boca perfecta recorría mi cuerpo causándome mucha felicidad. Me cogía cada vez más y más rápido con su mano. No podía aguantarme. Sentía que estaba a punto de llegar. Su lengua se movía como loca sobre mi clítoris. Sus dedos entraban y salían cada vez más rápido…
   Abrí los ojos de golpe y sentí como un orgasmo provocado por sus dedos salía de mi conchita. Miré al techo y entonces entendí todo. No era su mano la que se mojaba con mis jugos, sino la mía. Levanté la cabeza y vi que Clara no estaba ahí, de hecho no había nadie. Había sido todo parte de mi imaginación, me había bajado del taxi y me había tocado yo solita pensando en esa chica hermosa. Nada de lo ocurrido había sido real salvo mi calentura. “¿Estás segura que solo te gustan los hombres?” me preguntó mi yo curiosa riéndose de mí.


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VACACIONES EN LA PLAYA. CAPITULO 1
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4 comentarios - Una chica curiosa. Capítulo 3

exiliado-40 +1
hermoso y caliente senti en el relato los labios carnosos de clara como besaba como me gustan los labios carnosos +4
HistoriasDe +1
Que bueno! Muchas gracias!!!
exiliado-40
@HistoriasDe de nada ud se lo merece
Pervberto +1
Descubrí esta bella serie. Dejo los pocos puntos que me quedan y prometo más.
HistoriasDe
Que bueno que te haya gustado! Gracias por pasar.