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Ellas, de su lado.

Hola amigos. Esta es la continuación del post anterior, dejo el link.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2926747/Ellas-al-otro-lado.html
En realidad más que continuación es la tercer parte. Hay una segunda que Poringa no me deja publicar porque dice que tiene contenido prohibido. Quedará como texto maldito. Hay un usuari@ que tuvo acceso al mismo. El misterio quizás se devele en algún momento. De todas maneras agradezco a ese usuari@ (@Lady_GodivaII, shhhhh, no le cuenten a nadie!) por su ayuda en los vanos intentos de publicarlo. Dicho todo lo anterior, los dejo con la tercer parte de ésta fascinante zaga erótica de voyeurismo.



La primera vez que vieron el enorme vientre de Lucíana desnudo del otro de la calle se quedaron paralizadas. El hombre de traje, seguía de traje sentado en su silla mecedora tomando una cerveza de lata y sosteniendo sus binoculares con la otra mano.
La mujer embarazada vestía unas calzas rayadas negras y blancas y una especie de pequeño top que cubría apenas sus tetas cargadas de leche para el niño por nacer. Si alguien se lo hubiese preguntado, la respuesta era que cargaba un embarazo de unos ocho meses. Una panza enorme y tensa. El ombligo salido hacia el mundo, la piel estirada y brillante de crema antiestrías que acababa de pasarse en el baño. Ellas no lo sabían, apenas entreveían el brillo a través de los ventanales.
No hacían nada. Estaban duros en sus puestos de avistaje.
Connie se tapó instintivamente con la sábana. Estaba desnuda y vestía solamente un portaligas que se había puesto para calentar al vecino. Miranda se quedó parada al lado de la ventana. Sus pequeñas tetas dejaban ver sus pequeños pezones parados, duros.
Miranda sintió que la nueva vuelta de tuerca de ésta situación enrevesada le gustaba. Una vez, hacía como diez años, había estado con una embarazada fugazmente. Era la encargada de la producción de una obra que dirigía y madre soltera consciente. Quería ser "madre y no cargar con ningún padre a quien cuidar", decía. La llevó a su casa varias veces y hasta empezaba a pensar en lo lindo de la maternidad cuando la dejó aduciendo que tampoco quería cargar con otra mujer. Fue una de sus separaciones más dolorosas.
Sacó en claro de esa experiencia que, si lo quieren, las mujeres embarazadas pueden ser volcanes en erupción permanente en busca de fuego de sexo dónde arder. Recordaba esa piel jugosa siempre esperando su lluvia de caricias. Su lengua lista. Su sexo abierto, exhuberante, delicioso. Su clítoris enorme y apetitoso. Parado y húmedo, siempre la esperaba como una pequeña pija para ser chupada debajo de ese enorme vientre.
"Fui casi madre" solía decir cuando se ponía un poco borracha y un poco melancólica.
Hubo un par de larguísimos minutos de estatismo de los cuatro. Nadie hacía nada, como en esa pavada del manequin challenge.
Miranda cortó el estatismo y se fue a sentar a la cama junto a Connie.
- A ver qué hacen.- le dijo agarrándole la mano. Las dos sentadas en canastita miraban expectantes lo que podía venir del otro lado de la calle.
Pero pareció que pasar de fisgones a mirados desestabilizó las expectativas de la pareja. Sobre todo de ella, que previo a mirar fijamente al hombre de traje y decir ampulosamente algo señalando hacia dónde estaban, se retiró de la habitación. El la siguió y apagando la luz, cerró la puerta tras de sí.
Miranda y Connie se empezaron a reir ruidosamente. Habían fumado un porro antes de abrir las cortinas. Solían hacerlo juntas antes del sexo. Connie decía que la relajaba y le hacía sentir mejor los labios de Miranda.
Un piso más abajo, Lucía, la vecina del primero, había sido espectadora del espectáculo de la pareja de enfrente. A ella también le sorprendió la entrada en escena de la mujer embarazada. Hablaba con ella de vez en cuando porque compartían horarios de pilates en la academia del barrio. De vez en cuando se divertía mirando las pajas de su marido escondida en las sombras. Sabía que el juego era con sus vecinas de arriba, pero ella participaba oculta. Sobre todo le llamaba la atención y calentaba el tamaño enorme de su pija.
Esa noche estaba cansada. Olió el porro de arriba y se arrimó a la ventana porque sabía que habría sexo. Siempre pasaba lo mismo. Venía de un día extraño y excitante.
Se quedó después de hora en la oficina junto a Fabricio, un chico recien ingresado. Venía cojiendo con él hacía un par de semanas y lo convenció para que probaran en el laburo. El dudaba, pero al final aceptó. Se quedaron y ella lo fue a buscar, llevándolo a su despacho. El chico ésta vez se puso serio y al entrar al pequeño habitáculo la dió vuelta violentamente apoyándole la cara contra el escritorio. Lucía sintió la fuerza de sus brazos y sobre todo su mano apoyada fuertemente contra su cara y apretándola contra el escritorio. Un dedo llegaba a las cercanías de su boca y lo empezó a lamer despacio.
Fabricio no titubeó, le levantó la pollera hasta la cintura con la mano libre y le arrancó la bombacha de un tirón firme y certero. Se sintió expuesta, con todo su sexo a la merced de su amante, nunca había sido así el sexo. Después sintió la saliva cayendo en su ojete y se dió cuenta de lo que estaba por suceder. Intentó disuadirlo de que no quería por el culo, pero Fabricio no amainó la presión de la cara, ni se detuvo ante sus movimientos intentando zafar. Arrimó su pija a la entrada del orto y la fué metiendo de a poco, abriéndose paso firmemente. Lucía se sintió abriéndose en dos. Su orto dejaba entrar la pija a duras penas. Le dolía. Le dolía pero le empezaba a calentar enormemente. Se dejó hacer. Le encantó ser la muñeca del jóven para que hiciera con ella lo que más le plazca. Y lo que le placía era romperle el orto.
De a poco fué sintiendo como la verga se acomodaba dentro suyo. El dolor empezaba a dejar paso al placer y su concha empezaba a mojarse. El sacó la pija para volver a escupirla. Dos veces lo hizo. Sintió como iba metiendo la saliva viscosa dentro del agujero y después nuevamente la cabeza de la verga. La mano firme, dura, autoritaria en su cara la obligaba a seguir quieta. Sin posibilidad de moverse ni hacer nada, solo recibiendo.
Después de unos momentos lo que empezó a recibir fueron duros empellones de la pija buscando hasta dónde era capaz de penetrarla por el culo. La cojía y le embestía cada vez con más violencia. Ella deliraba de placer también. Sentía que se abría para él, que se cagaba, que se partía de dolor y se moría de placer. Todo junto en una tormenta de sentimientos que la desbordaban. Se empezó a tocar el clítoris con la mano libre. Acabó dos veces antes de sentir la leche derramándose en su interior.
Fabricio sacó la pija y sintió que su orto era un cráter. Tuvo que ir corriendo al baño. Al salir, él ya se había acomodado la ropa y salió del lugar dándole un piquito de compromiso.
De vuelta en su casa, cansada, medio muerta se bañó. Vió una pequeña mancha de sangre en el papel cuando se limpió. Le dolía.
Fué ahí cuando sintió el olor a porro. No pudo resistirse como siempre.
Cuando las luces de enfrente se apagaron volvió a sentir ganas de su pequeño hombre. Su mano firme en su cara. Sus músculos haciendo de ella lo que quisieren. Su verga entrando sin permiso a su ojete.
Se puso en cuatro sobre la cama, con la cara contra el colchón. Se bajó la calza y la bombacha hasta las rodillas y dejó su orto todavía abierto expuesto para simular que lo volvía a entregar a su hombre. Con los dedos de la mano derecha buscó el culo. Un poco todavía le dolía, pero fue acariciando el exterior. Sentía sus dedos recorrer el agujero e imaginaba que era la cabeza de la verga de Fabricio buscando la forma de volver a entrar. Con la otra mano se tocó el clítoris. Acabó casi instantáneamente y cayó extenuada sobre las sábanas. Escuchó las risas de sus vecinas que no paraban. Parecía que bailaban. Se quedó dormida así, boca abajo y con la ropa por las rodillas.

9 comentarios - Ellas, de su lado.

Lomorocha
Hummmm me mata la curiosidad por saber qué es lo que censuran de la segunda parte...

Y espero que haya más! Ya no es un relato, es una serie de cuentos entrelazados entre sí y espero el que sigue...
Lomorocha
@paspadohastalos uuuufff no apto para leer sola en la noche? Hummmmmm quizás sea una excelente compañía
paspadohastalos +1
@Lomorocha probablemente sea una buena compañía, sobre todo disfrutable leyendolo con poca ropa y una copa al alcance de la mano.
Lomorocha +1
@paspadohastalos tendré muy en cuenta el consejo del autor 😉
EscritorOculto
Acabo de leer los dos relatos, increibles señor. sorprendente como llevas el tema del voyeurismo a toda la trama y los detalles de cada personaje y situacion.
Me dejas con mucha expectativa por ese capitulo perdido, me encantaria poder leerlo... pero bueno
Saludos y espero el siguiente capitulo
paspadohastalos +1
Muchas gracias. Es raro lo que paso con ese texto. No lo pude publicar de ninguna manera. Esta bueno, después te lo mando por mp si querés.
EscritorOculto +1
@paspadohastalos Se lo agradeceria mucho ese gesto
Pervberto +1
Tremendo y excitante, Como si fuese poco, con ayuda de milady.
paspadohastalos
Muchas gracias!
Lady_GodivaII +1
Una cosa de locos ...buenísimo
El tema de agregar personajes voyeuristas es una gran idea!
Felicitaciones!
paspadohastalos +1
Gracias y gracias!
enrosario +1
Muy buen relato!
Me pasó lo mismo q a todos, me quedo con las ganas de la segunda parte "prohibida" ja
Si no es mucha molestia, podrás mandarlo como mp?
Desde ya muchas gracias!
paspadohastalos +2
Muchas gracias a vos por pasar! Después te lo mando, pero cuidado, es un texto prohibido...
grancucon +1
¡¡¡¡ Grande Maestro.... Muy Bueno Su Relato....Muy Candente y Agradable de Leerse...Felicitaciones y Gracias por Compartirlo...!!!!
paspadohastalos +1
Gracias a vos por pasar!!!!!!
mimilau +1
Te aplaudo, la forma como vas cambiando de historia y escena en un mismo relato es muy buena... puedo ver cada una de tus descripciones y eso es lo que amo de los relatos... los buenos relatos...
Quiero más...
paspadohastalos +1
Muchas gracias, lo mejor de escribirlos, es que generen cosas en quien lee. Si querés ambien puedo mandarte el texto maldito...
mimilau
@paspadohastalos Por supuesto que lo quiero... sin lugar a dudas...