Comparto este relato que encontré hace varios años.
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CAPÍTULOS ANTERIORES:
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 1]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 2]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 3]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 4]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 5]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 6]
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Un verano inolvidable.
El resto del verano no varió mucho. El amor entre mi madre y yo se afianzó cada vez más. Era excitante ver a los otros tener sexo, pues muchos días se produjeron orgías espontáneas, pero ella y yo nos mantuvimos al margen, teniendo sexo junto a ellos pero entre nosotros.
Laura, Luis y Mati tenían su trío familiar. Al final Mati no sólo era la novia de Luis, si no que Laura y ella llegaron a convertirse en amantes. Era lo que más nos provocaba a mi madre y a mí, ver como ellas adoraban el pene de su macho y ver como entre ellas tenían sexo lésbico mientras él satisfacía a una y otra.
Maribel adoraba a su “pony”. Aquel enorme y brioso muchacho mantenía satisfecho el caliente sexo de ella.
Pero llegó la última noche. Ellas habían organizado una cena en casa de Laura y Luis. Allí nos reunimos todos, Laura, Luis, Mati, Edu, Maribel, mi madre y yo. Los chicos nos habíamos vestido con ropas más bien elegantes, pero ellas estaban preciosas. Llevaban trajes de noches con generosos escotes. Mi madre llevaba un traje largo y muy ajustado a su cuerpo, marcándole las curvas de sus caderas y mostrando su generoso culo. Laura había elegido una falda corta y mostraba sus contorneados muslos. Mati lucía su hermosa cintura con una falda de vuelo que le bajaba de las rodillas. Maribel no importó que ropa llevaba, su escote mostraba sus cualidades más importantes, aquellos redondos y generosos pechos.
Todas estaban preciosas y seductoras aquella noche. Entre todos hicimos una especie de barbacoa y al rato, una vez habíamos acabado, nos sentamos y empezamos a tomar unas bebidas en el jardín junto a la piscina. Laura, Luis y Mati estaban sentados en un sillón columpio al que acercamos una mesa, ellas tenían sus piernas sobre él mientras el empujaba con sus piernas para mecerlos suavemente. Edu descansaba tumbado sobre una tumbona mientras Maribel estaba recostada junto a él y lo acariciaba. Mi madre decidió tumbarse en el césped, sobre una manta y yo me coloqué tras ella, abrazándola, dándole caricias y besos.
Charlábamos un poco de todo y nos divertíamos. Poco a poco íbamos acabando con las bebidas y al rato todos teníamos cierto grado alcohólico en la sangre que nos hizo, sin comentar nada, tener una orgía como la primera vez en que todos, menos Edu, coincidimos en aquella casa.
Comenzó Maribel que se colocó de rodillas junto a su hombre y le sacó su pene.
-¡Mirad chicas! – Dijo divertida. - ¡Veis lo que tengo en la mano! – Agarraba el pene flácido de Edu. - ¡Pues voy a hacer magia!
Aquel pene se perdió dentro de su boca y comenzó a mamarlo mientras su mano lo acariciaba. Podía sentir cómo poco a poco iba creciendo dentro de su boca y cada vez podía tragarse menos. En menos de medio minuto aquel falo estaba en plena erección y su boca apenas podía abarcar el enorme glande.
-¡Cariño! – Dijo Laura a Luis. - ¿Te importa si ayudo a Maribel?
-¡Para nada mamá! – Le contestó besándola en la boca.
Laura se bajó de su asiento y gateó hasta colocarse junto a Edu en frente de Maribel. Su mano acarició los testículos de él y Edu disfrutaba con aquello. Laura se puso de pie y quitó la falda y la camisa de generoso escote. Allí apareció una de las diosas de la lujuria, con aquel perfecto cuerpo, con aquellas medias negras sujetas por un porta ligas. Sus bragas negras se pegaban a su redondo culo, a su deseado sexo. Se bajó las copas del sujetador y dejó libres sus pezones erectos. Se volvió a arrodillar y le ofreció sus pezones a Edu que comenzó a mamarlos de inmediato mientras Maribel no dejaba de tragar su endurecido pene.
Los otros cuatro los mirábamos, entusiasmados con el espectáculo que nos ofrecían. Mati se incorporó y quedó sentada junto a Luis que la rodeaba con un brazo, ella colocó una de sus piernas sobre la suya, los dos estaban sentados con las piernas ligeramente abiertas. Ella lo miró y comenzaron a besarse apasionadamente.
Yo tenía a mi madre delante, con su redondo culo apuntando hacia mí. Me pegué a ella y pudo notar mi endurecido pene que intentaba escapar de su prisión para buscar su sexo. La abracé y comencé a acariciar sus pechos mientras ella volvía la cabeza para ofrecerme su boca. Nos besamos y podía sentir en su lengua que aquella noche estaba más excitada que nunca. Comencé a jugar con mi lengua en su oreja.
-¿Te gustaría probar algo tan enorme cómo lo que tiene Edu?
No dijo nada, sólo movió la cabeza asintiendo sobre el deseo que latía en su sexo. Se levantó y caminó hasta donde estaban los tres. Se quedó allí de pie, viendo como Laura recibía el pene de él que le ofrecía Maribel. Esta última se levantó y se quitó también su vestido. Llevaba un corpiño que se ajustaba a su cuerpo, con unas copas bajas que dejaban sus pechos libres, sus pezones erectos. El corpiño tenía un porta liga que sujetaban sus medias. Sus bragas también marcaban su culo y su sexo. Maribel se lanzó a besarlo apasionadamente mientras su amiga lo hundía en su boca.
Me acerqué por detrás de mi madre y la abracé, aún estaba de pie, mirando a los tres amantes, sin atreverse a entrar en aquella orgía que empezaba a formarse. Sobre su falda empecé a acariciar su sexo, apenas podía alcanzarlo pero aquellas caricias le gustaban. Mordí su cuello y ella empezó a estremecerse de placer, sin apartar la vista de los otros tres. Edu empezaba a bajarle las bragas a Maribel hasta que quedó liberada de ellas. Se movió hasta que su cabeza quedó horizontal. Maribel abrió las piernas y las colocó a ambos lados de la tumbona, su húmedo sexo estaba sobre la cabeza de Edu que sentía como Laura jugaba con su lengua en su redondo y enorme glande produciéndole placer.
Subí su falda con las dos manos hasta que pude meter una y tocar sus suaves bragas que ya estaban mojadas. Muchos otros días habíamos visto a Edu tener sexo con Maribel, ellos eran como dos animales salvajes, cuando menos te lo esperaban estaban haciéndolo, pero tal vez el alcohol que mi madre había tomado había conseguido que aquel enorme pene la atrajera. Metí mi mano bajo sus bragas y pude comprobar como sus labios estaban empapados, los separé con un dedo y noté su erecto clítoris. Recorrí toda su longitud con mi dedo y penetré en su vagina, sus piernas temblaron al sentir como entraba en ella. No dejaba de mirarlos, de mirar como Edu empezaba a lamer el sexo de Maribel mientras entre ella y Laura jugaban con el enorme falo, lamiéndolo de abajo arriba, pasando su lengua por los testículos.
Desabroché el vestido de mi madre y se lo comencé a quitar allí, de pie. Ella se dejaba hacer hipnotizada por la escena que estaba viendo. Miré a Luis y Mati que aún permanecían en el columpio. Los dos tenían las piernas abiertas y mientras ella agitaba el pene de él que había sacado por la portañuela del pantalón, él había subido su falda y bajo sus bragas la mano de su amante la masturbaba, al igual que mi madre los dos gozaban viendo el espectáculo.
Se lo quité por completo y la volví a abrazar. Ella seguía viendo a los tres amantes.
-¿Quieres probarla? – Le dije al oído. - ¿Quieres tener en tu boca esa polla? – Ella pasó su lengua por la boca y caminó hasta colocarse frente a Edu.
La tenue luz del jardín hacía a todas las mujeres más hermosas de los que eran… o tal vez era la lujuria que las envolvían y que sus sensuales cuerpos transmitían a los hombres que las íbamos a amar. Mi madre abrió un poco las piernas y se inclinó hacia delante, apoyó las manos sobre el filo de la tumbona y su boca quedó a poca distancia del pene de Edu. Maribel lo tragaba todo lo que su boca permitía.
-¿Quieres probarlo? – Le preguntó Laura a mi madre sin dejar de masajear sus testículos. - ¡Ya verás que dura y buena está esta polla!
Me agaché tras mi madre y entre sus piernas pude ver como Maribel le ofrecía el descomunal pene. La lengua de mi madre empezó a jugar con aquel enrojecido glande, haciendo círculos alrededor. Agarré sus bragas y comencé a bajarlas. Ella movió las piernas y conseguí que su sexo quedara libre mientras vi como su boca intentaba tragar el descomunal pene.
Tenía su culo frente a mi cara. Entre sus piernas podía ver sus labios en los que no dejaba de emanar los flujos de su caliente vagina. Agarré sus cachetes y sentí la suavidad de su piel. Metí mi cara en él y pude sentir el aroma íntimo de mi madre. Mi lengua empezó a lamer sin importar que fuera lo que tocaba. Sentí unos dedos que tocaban el húmedo sexo de mi madre, me separé y pude ver la mano de Laura que restregaba su clítoris provocando placer a mi madre. Se colocó sentada en el suelo entre las piernas de mi madre y separó los labios, su lengua entró y comenzó a lamerla.
Me separé algo para ver la escena. Edu estaba tumbado en la tumbona lamiendo el sexo a Maribel que se retorcía y gemía mientras su mano se aferraba al endurecido pene que mi madre intentaba tragar mientras Laura le lamía su mojada raja provocándole placer.
Bajé la cremallera de mi pantalón y liberé mi pene que ya llevaba un largo tiempo endurecido por la excitación. Lo agité un poco y lo acerqué a mi madre. Laura dejó el sexo de mi madre y agarró mi pene para empezar a lamerlo. Pude sentir la caliente boca de ella que me preparó para penetrar a mi madre. Su mano tiró de mí para que me acercara a ellas. Sentí como mi glande pasó entre los labios del sexo de mi madre y como ella ponía su culo aún más en pompa para recibirme. Sentí el calor de la entrada de su vagina en la punta de mi pene y empecé a empujar.
-¡Ooooo, hijo, entra en mí y llena mi coño con tu polla! – Mi madre giró la cabeza para mirarme mientras iba entrando poco a poco en ella. Todo mi pene estaba dentro, volvió a lamer a Edu mientras yo la embestía.
Sentí como mi pene era envuelto por la calida vagina de mi amada madre. Me agitaba agarrado al culo de ella y sentí la lengua de Laura que me pasaba la lengua por los testículos cada vez que se acercaban a ella.
-¡Uauuuuu Laura, eso me vuelve loca! – Gimió mi madre. - ¡Lámeme el coño mientras Paco me penetra!
Laura estaba jugando con su lengua sobre el clítoris de mi madre y aquello la volvía loca. Sentía como mi pene y mis testículos cada vez estaban más mojados por los flujos que ella lanzaba al gozar. Mi amada Marta dejó de lamer a Edu, no podía, estaba sintiendo tanto placer en su sexo que no podía hacer otra cosa.
Maribel aprovechó para saltar sobre el pene de su deseado joven. Tanto había sido penetrada por él que en un momento estaba su vagina totalmente dilatada y llena con el descomunal ariete que portaba él.
La lengua de mi madre comenzó a lamer los endurecidos pezones de Maribel mientras botaba sobre su amante. Laura se giró y comenzó a lamer los testículos de Edu mientras veía como su pene se hundía brutalmente en la vagina de Maribel, perdiéndose entre los labios mojados de ella.
Agarrado al culo de mi madre veía como Maribel gemía y se retorcía de placer llenándose de Edu, notaba como mis testículos golpeaban a mi madre con cada embestida. Miré hacía Luis y Mati. Aún estaban en el columpio, pero ella estaba con la falda subida hasta su cintura, tenía los pies en el filo del asiento y las piernas dobladas, podía ver como se había apartado las bragas a un lado para que el pene de Luis le entrara… Ella gemía y botaba para ser penetrada.
Entre las piernas de mi madre pude ver el culo de Laura que se agitaba lamiendo a Edu. Saqué mi pene y me agaché. Delante tenía el redondo culo de aquella madura mujer. Aparté las bragas y empecé a lamer su estrecho culo.
-¡Unnnn, que me gusta una lengua en mi ano! – Gimoteo Laura. - ¡Coge todo lo que quieras!
Mi madre se apartó, y volvió a colocarse sobre nosotros, pero ahora miraba hacia mí, se sentó levemente sobre el culo de su amiga y su mojada raja estaba delante de mí. Saqué mi boca del culo de Laura y me hundí en la húmeda raja de mi amada Marta que empezó a gemir al sentir como mis labios aprisionaban su clítoris y lo succionaban fuertemente provocándole más placer aún.
-¡Hijo de puta, vas a hacer que tu madre se corra! – Gimió enloquecida por la brutal sacudida de placer que le provoqué.
Mientras mi boca le daba placer a mi madre, una de mis manos buscó entre las piernas de Laura hasta encontrar la mojada entrada de ella. Empecé a masturbarla tocando su raja suavemente. Ella no dejaba de lamer los sexos de Maribel y Edu que chocaban delante de su cara con unas deliciosas penetraciones.
Junto a nosotros escuchamos los gemidos y gritos de Mati que empezaba a tener su orgasmo. Sentí la mano de mi madre que agarró mi pelo y me separó de su sexo, me hizo levantar y me llevó a la manta. Me tumbó boca arriba y me montó, clavándose mi pene por completo de una vez, gimiendo enloquecida por el placer. Sus pechos se agitaban al ritmo de las penetraciones que le daba.
Miré al lado y pude ver como Laura se acercaba a su hijo y a Mati. Se arrodilló delante de ellos y sacó el pene del sexo de novia para comenzar a darle una buena mamada. Mati se bajó del asiento y se arrodilló junto a su suegra-novia y entre las dos daban placer a su novio. Se alternaban en tragar el endurecido pene.
-¡Te gusta que tu mamá te la coma! – Le decía Mati mientras tocaba sus testículos y su pene se hundía en la boca de Laura. - ¡Aquí tienes a tus dos mujeres para que nos folles y nos hagas gozar con tu dura polla!
Aquellas palabras enloquecían de placer a Luis que no podía dejar de mirar como ellas se peleaban y alternaban en comer su endurecido pene. Acariciaba las cabezas de sus mujeres, haciéndolas cambiar. Laura se levantó y lo besó profundamente en la boca. Él pudo sentir en su boca el sabor de todos los sexos que su madre había comido antes. Laura se colocó de rodillas en el asiento y agarrada al respaldo, ofreciendo su culo en pompa para que él la penetrara.
-¡Folla a tu mamita! – Le dijo insinuante. - ¡Clava tu polla en mi coño y has que me corra!
Él se levantó y se colocó detrás con su pene desafiando el culo de su madre. Mati se colocó junto a él y lo besó. Agarró su pene y lo dirigió a la vagina de Laura.
-¡Qué bien entra tu polla en mí! – Gimió Laura mientras él la penetraba agarrado a sus caderas. - ¡Folla a mamá, hazla gritar de placer, has que me corra!
Mientras clavaba con energía su pene en ella, Mati lamía sus pezones y lo acariciaba. Su pene quería lanzar su semen, no podía contenerlo por mucho tiempo. Laura gemía con cada embestida de su hijo y Mati se arrodilló junto a ella para besarla. Luis estaba agarrado a las caderas de su madre y junto a ellos podía ver el culo en pompa de Mati que pedía ser penetrada mientras besaba a su suegra.
Luis agarró su pene y lo llevó tras de Mati, empezó a penetrarla mientras ellas no paraban de besarse y acariciarse los pechos. Unas cuantas embestidas a su novia y volvió al calor maternal de la vagina de su amada Laura que se tensó y lanzó gemidos al sentir que se corría con el pene de su hijo. Él aceleró las penetraciones hasta que arrancó todo el placer que pudo de su madre. Mati se arrodilló junto a ellos y sacó el pene de su novio de la vagina de su madre. Empezó a agitarla con la mano para masturbarlo mientras apuntaba su glande directamente a su boca que esperaba abierta a que fuera bañada con su semen.
-¡Mati, ya me voy a correr! – Dijo Luis. - ¡Qué bien me la meneas!
Luis se tensó y de la punta de su pene empezó a brotar el blanco semen que tanto esperaba Mati. Laura corrió y se arrodilló junto a ella y pudo recibir apenas un poco de semen sobre su cara. Mati tenía abierta la boca y en su lengua estaba el semen de su amado Luis. Lo saboreó y después besó a Laura. Sus lenguas jugaron de una boca a otra, saboreando el sabor del semen de su amante. Se separaron y Mati comenzó a lamer la cara de su suegra para limpiar el semen que allí había caído. De nuevo se besaron y Luis puso su pene junto a sus bocas. Rápidamente las dos lenguas lamieron el enrojecido glande dejándolo totalmente limpio.
-¡Marta, vas a hacer que me corra! – Le decía a mi madre que botaba enloquecida sobre mi pene. - ¡Me encanta como mueves tu coño sobre mi polla! – Ella restregaba su sexo contra el mío, con mi pene totalmente hundido en ella. - ¡Sigue, no pares, siento su vagina caliente!
Ella no decía nada, simplemente gemía y frotaba su sexo brutalmente contra mí. Yo agarraba su culo e intentaba hundir todo lo posible mi pene en ella, deleitándome con sus gemidos. Su cara me mostró que su orgasmo ya estaba llegando. Su gesto se torció cuando empezó a invadirla el placer. Agarré su culo con mis manos y la penetré lo más rápido que podía. No tardó en gritar de placer.
-¡Dios, fóllame más! – Gemía y se retorcía de placer. - ¡Fóllame y vuélveme loca! ¡Pero no te corras dentro, hoy no te corras dentro!
No paré de penetrarla hasta que las fuerzas la abandonaron y cayó sobre mí rendida al placer. Tenía ganas de correrme y pensé en llenarla por completo con mi semen aunque quedara embarazada. Sentía que me iba a vaciar, mi leche subía por el tronco de mi pene, todo estaba a punto para llenar la vagina de mi madre… En un último esfuerzo conseguí sacarla de ella y la dejé sobre su culo, entre sus cachetes. Mi pene lanzó el blanco semen que cayó sobre su espalda mientras ella se movía para que mi pene rozara con su culo y siguiera eyaculando. Unas de sus manos lo agarró y lo presionó aún más contra los cachetes de su redondo culo. Me estuvo masturbando con su culo hasta que todo mi semen salió, besándonos mientras sentía las caricias de mi madre.
En la tumbona lo gritos de Maribel nos hicieron mirar. Ella estaba a cuatro patas sobre aquel mueble, con su culo en pompa, ofreciéndolo a su enorme amante que se clavaba bestialmente, arrancando gritos y gemidos. Mati y Laura se acercaron para verlos. Podían ver como el pene de Edu dilataba tremendamente los labios del sexo de Maribel, como se perdía dentro de ella sin ser lógico que tanta cantidad de carne estuviera dentro de ella. Maribel gemía y se retorcía mientras él gruñía enloquecido por el placer que estaban sintiendo.
-¡Me voy a correr! – Dijo Edu.
-¡Vacíate dentro de mi coño! – Gritó Maribel. - ¡Lléname con tu leche!
Dio una profunda embestida y hundió su pene totalmente en ella… el primer chorro de semen salió y llenó lo más profundo de la vagina de Maribel. Otro más y más semen la llenó por dentro.
-¡Dios, siento tu leche caliente en mis entrañas! – Gritaba Maribel. - ¡Dámelo todo!
Él siguió penetrándola cada vez más suavemente hasta que sus testículos estuvieron vacíos. Laura y Mati pudieron ver como él se echaba atrás hasta que su pene salió de Maribel. Un buen chorro de semen corrió por los labios de ella cayendo al suelo. Maribel se tumbó en la tumbona a descansar mientras el semen de su amante resbalaba por su sexo hasta llegar a su ano.
Todos habíamos tenido nuestro momento de placer. Laura se marchó a la piscina, se quitó la poca ropa que llevaba y se tiró para darse un baño. Poco a poco todos nos acabamos de desnudar y nos metimos en la piscina tras ella. Nadábamos y nos refrescábamos tras el sexo que habíamos tenido. Tras unos momentos en que cada uno andaba por un lado de la piscina, nos reunimos todos en un lado, abrazando a su respectivo amante.
-¡Cuando volvamos a nuestra ciudad debemos de quedar algún día para repetir esto! – Dijo Laura.
-¡Mi pena es que no estará mi Edu! – Dijo Maribel abrazándose a él y besándolo apasionadamente.
-¡No te preocupes cariño! – Le dijo él. - ¡Cuando no pueda más te haré una visita!
-Eso es muy romántico. – Dijo Laura. – Pero la noche no ha acabado y todavía podemos disfrutar de nuestros niños… - Laura guiñó un ojo a las demás. - ¿Os apetece tener unos camareros sumisos que os hagan gozar? – Todas asintieron con la cabeza. – ¡Pues entremos en la casa!
Todos salimos del agua y nos secamos antes de entrar en la casa. Cada uno recogió su ropa y Laura nos llevó a una de las habitaciones. Edu, Luis y yo estábamos desnudos y ella nos entregó una bolsa a cada uno.
-¡Espero que os sirvan! – Dijo Laura y nos dejó solos. - ¡Esperad a que os avise para salir!
Cada uno tenía un pequeño cuello con una pajarita, una puñeta con un botón y unos calzoncillos blancos muy ajustados que apenas nos tapaban los genitales, sobre todo a Edu cuyo glande sobresalía por el filo de aquella prenda. Y allí estábamos los tres esperando ver que sería lo que nuestras mujeres esperarían el resto de la noche. Aprovechamos para hacernos fotos con los móviles para tener algún recuerdo de las ridículas prendas que vestíamos.
Entonces se abrió la puerta de la habitación. Allí estaba Maribel, enfundada en un body de cuero con muchas cremalleras, con unas botas de hasta las rodillas y una fusta en la mano… Eso sí, se había maquillado deliciosamente y estaba preciosa.
-¡Vamos niños! – Dijo autoritariamente amenazando con la fusta. - ¡Bajad al salón que están esperando las mujeres! ¡Esta noche tenéis que servirnos bien o seréis castigados!
Salimos en fila por la puerta y a cada uno nos dio levemente un latigazo en el culo. Bajamos por la escalera hasta que llegamos al salón. Y allí estaban las tres mujeres esperando a que su amiga trajera a los sementales.
-¡Vaya que buen ganado nos traes! – Dijo Mati sentada en un sillón con las piernas cruzadas.
Ella estaba vestida de colegiala, con dos coletas, una a cada lado de la cabeza y una piruleta por la que pasaba su lengua de forma sensual. Tenía una camisa blanca que anudaba en la barriga. Una falda corta de tablas y de tela escocesa cubría apenas sus muslos mientras que unos calcetines negros y largos le cubrían desde los pies hasta por encima de las rodillas. Se incorporó y abrió las piernas dejando caer la corta falda entre sus piernas, no evitando que pudiéramos ver parte de las blancas bragas que cubrían su sexo.
-¡Hija! – Dijo Laura entrando en la habitación. - ¡Te he educado para que sólo te guste el coño de tu mamá!
Laura vestía como una típica mamá de los años sesenta americana, con un vestido ajustado por la parte superior hasta su cintura, marcando sus deliciosos pechos, hacia abajo formaba una falda de vuelo. Se sentó junto a Mati y la besó en la boca.
-¡Es que mira que machos nos ha traído Maribel! – Dijo Mati pasando su lengua por los labios. - ¿No te gustaría probar esos bulto que forman en sus calzoncillos?
-¡Eres pequeña aún para saber cómo se usa una polla de esas! – Dijo Laura.
-¡No os preocupéis! – Dijo mi madre entrado por un lado de la habitación. - ¡Yo la ayudaré para que pueda disfrutar de una buena polla!
Mi Marta apareció vestida de enfermera. Sin duda las cuatro mujeres tenían ganas de fantasear y cada una había tomado un papel. Quedé impresionado por la belleza de mi madre. Siempre me pareció hermosa, pero el maquillaje de esa noche la había vuelto muy sensual. Aquel traje ajustado, que dejaba más de medio muslo a la vista, con dos o tres botones sueltos que dejaban un poco de libertad a sus aprisionados pechos y ofrecían una excitante vista de ellos. Por debajo del traje asomaba parte de las ligas que sujetaban aquellas dos medias blancas que envolvían sus maravillosas piernas. Mi pene creció bajo el ajustado eslip deseando entrar en el sexo de aquella sensual y madura mujer en que se había transformado aquella noche mi madre.
Sentí un latigazo en el culo, Maribel nos había dado uno a cada uno para que nos moviéramos.
-¡Nosotras vamos a ser vuestras amas esta noche y tendréis que obedecernos en todo lo que os digamos! ¿Entendido? – Los tres asentimos con la cabeza. - ¡No os oigo! – Nos dijo de forma autoritaria.
-¡Sí! – Gritamos los tres a la vez.
Iba delante de nosotros y con la fusta nos indicaba el camino que debíamos seguir. Llegamos a la altura del sofá donde Mati y Laura estaban sentadas, mi madre estaba de pie detrás del sofá. Con latigazo y señalando con la maldita barita, nos colocó a cada uno delante de las tres mujeres. Cada una nos pidió una bebida y nos marchamos a la cocina, donde estaban las bebidas, para complacer los deseos de nuestras amas. Tras unos minutos volvimos al salón con las bebidas y se las dimos a ellas. Nos colocaron de pie frente a ellas.
-¡Mira pequeña Mati! – Habló Maribel. – Lo primero que tienes que buscar es una polla que tenga el tamaño que a ti te guste. Caminó hasta estar delante de Edu. - ¡A mí me gustan bien grandes y gordas! – Pasó un dedo por encima del glande de él que sobre salía del eslip. - ¡Ves como asoma! ¡Así me gustan a mí! ¿Cuál te gusta a ti?
Mati se levantó y acarició uno por uno los penes, volviendo al de Luis.
-¡Este es mi favorito! – Dijo Mati que estaba deliciosa disfrazada de colegiala y más sensual de lo que nunca hubiera imaginado en mis lujuriosas masturbaciones. - ¡Mamá, quiero ésta!
-¡Pero hija! – Dijo Laura. - ¿Seguro que quieres probarla? ¡Te aseguro que un buen coño es mejor que una polla de esas!
-¡Pues que pruebe las dos cosas y que ella elija! – Dijo Maribel. – Si este te gusta, pruébalo a la vez que el coño de tu madre y decide… ¡Vamos arrodíllate delante de él!
Mati se puso de cuclillas delante de él. Su falda se subió y podíamos ver perfectamente sus bragas blancas. El pene de él empezó a endurecerse.
-¡Ves, tu joven coño lo está calentando y su polla está reaccionando poniéndose grande y dura! – Maribel hablaba y no paraba de frotar el pene de Edu que cada vez asomaba más por encima del eslip. - ¡Bájale el eslip y libera la bestia que oculta esa tela!
Mati agarró el filo del eslip y tiró hacia abajo despacio. El pene salio y quedó erecto delante de la cara de ella.
-¿Qué tengo que hacer ahora? – Preguntó ingenua como si no supiera que tenía que hacer. - ¿La meto en mi boca?
-¡No chiquilla! – Contestó mi madre que caminó hasta colocarse delante de mí. Se agachó para ponerse de cuclillas y mostrarnos sus hermosas bragas blancas. Bajó mi eslip y agarró con una mano mi pene que se endureció rápidamente. - ¡Agárralo así con una mano y muévela suavemente por la polla, sintiendo su dureza y su tamaño!
-¡Sí así niña, así! – Dijo Maribel que también estaba en la misma postura que las otras y agarrada al pene de Edu. - ¡Ves que grande y hermosa es esta polla que me voy a comer! – Dijo mirando a Edu a la cara y pasando su lengua por los labios. - ¡Ahora tira de la piel hacia abajo para que salga la cabeza de la polla!
Las tres hicieron los mismos y nuestros glandes quedaron al aire, indefensos al ataque de aquellas pervertidas mujeres que aquella noche se habían transformado en los más oscuros objetos de nuestros jóvenes deseos.
-¡Ahora pasa tu lengua por toda la polla! – Dijo mi madre. - ¡Así, mira! – Sentí la caliente lengua que rozaba mis testículos y subía poco a poco hasta lamer el frenillo de mi glande. Sentí un gran placer y mis piernas temblaron. – ¡Ves cómo mi macho reacciona al sentir mi lengua!
-¡Vale, lo voy a hacer yo! – Mati sacó su lengua y la pasó por todo el pene de Luis, jugando con la punta en el frenillo de él y provocándole más placer aún. - ¡Mi macho ha temblado! – Dijo divertida Mati. - ¿Eso es que le gusta?
-¡Eso es que lo estás haciendo muy bien! ¡Aprendes rápido, niña! – Dijo Maribel e hizo lo mismo a Edu en su erecto pene, jugando más aún con su lengua en el frenillo y provocándole por más tiempo aquel cosquilleo insoportable de placer que le debilitaba las piernas.
-¿Mientras le esté dando con la lengua ahí sus piernas tiemblan? – Preguntó Mati y castigo ese punto que tanto placer le daba a Luis.
Luis sentía gran placer al tener la lengua de Mati jugando en su pene. Sus piernas temblaban y puso una de sus manos en la cabeza de ella. Maribel le dio un latigazo en el brazo.
-¡A vuestras amas no se las tocan hasta que ellas quieran! – Le ordenó.
Mati no dejó de castigar el pene de él con aquel cruel masaje que su lengua daba sobre el frenillo. Una mano sujetaba el pene y la otra agarró el endurecido culo del joven que gozaba e intentaba no perder el equilibrio con las caricias de ella. Laura estaba de rodillas junto a Mati, viendo lo que le hacía a su hijo. Maribel y Marta observaban como la niña castigaba el pene sin dejar de acariciar sus respectivas pollas endurecidas por el espectáculo que Mati nos ofrecía.
Luis no pudo decir nada. Estaba sintiendo tanto placer que no pudo contener la eyaculación que le vino. Sin previo aviso lanzó un gran chorro de semen que sorprendió a Mati que botó asustada, pero mantuvo su lengua castigando aquel pene. El gran chorro pasó por encima de la cabeza de ella y parte cayó en su cara y en su pelo, pero también llegó un metro por detrás de Mati, en el suelo.
-¡Dios, qué fuerza tiene la polla de mi niño! – Dijo Laura extasiada y excitada con el primer chorro que Luis lanzó. Otro chorro salió, algo más débil y que cayó en uno de los ojos de Mati y casi entra por su nariz, llenando parte de la lengua; el resto cayó todo dentro de la boca. Luis tuvo que sentarse en el suelo pues estaba agotado por tanto placer.
Mi madre y Maribel habían visto aquella corrida que le había regalado Luis y excitadas comenzaron a lamer nuestros penes. Laura se acercó a Luis que yacía en el suelo, con su pene semierecto, ella lo empezó a acariciar y su lengua lo acariciaba animándolo a volver a levantarse. Mati volvió a los pocos minutos del baño y se encontró a las otras mujeres dando amor a sus jóvenes. Mi madre la enfermera se encargaba de tragar mi pene, era deliciosamente excitante verla bajo mi pene, con sus piernas entreabierta mostrándome una visión perfecta de sus bragas gracias a que el corto vestido abotonado hasta abajo se le subía y podía verla perfectamente… sus redondos pechos sobresalían de aquel generoso escote de botones abiertos. Sus bonitos ojos me miraban desde abajo mostrándome lo que gozaba con mi pene.
Maribel estaba bajo Edu, en la misma postura que mi madre, se había desabrochado el body por la parte inferior y su sexo sufría el azote de los dedos de su mano, masturbándose duramente el clítoris mientras su lengua asomaba fuera de su boca abierta recibiendo los golpes que él le daba con el enorme pene. Paraba de golpearla y le ponía el glande sobre la lengua para que ella lo chupara e intentara tragarse aquella enormidad.
Laura estaba a cuatro patas en el suelo, sobre Luis, lamiendo su pene y acariciando sus testículos con la mano. Se había desabrochado la parte superior de su vestido y sus tetas colgaban. De vez en cuando agarraba con la mano el pene y pasaba el glande por sus pezones. Luis cada vez se ponía más y más grande ante los insistentes estímulos de mamá Laura.
-¡Así que aprovechas que me he ido para abusar de mi macho! – Dijo Mati. - ¡Eres una guarra mamá y te voy a castigar!
Mati estaba preciosa vestida de colegiala y la verdad es que sentía enormes ganas de penetrarla vestida así. No dejaba de mirar cada movimiento que hacía acercándose a su mamá ficticia. Antes de que pudiera llegar a Laura mi madre la llamó.
-¡Mati niña, ven aquí! – Mi madre se había dado cuenta lo que ella me estaba excitando y la hizo venir hasta nosotros. – Ven y arrodíllate para que te acabe de explicar cómo se mama una polla…
Mati obedeció y dejó que el pene Luis fuera castigado por su madre. Se colocó junto a mi madre de rodillas, esperando que la experimentada enfermera la enseñara. Mi madre le hablaba de cómo tenía que agarrar el pene y agitarlo para darme placer… ¡Y vaya que si me estaba dando placer con aquella mano! Después la hizo abril al boca para que mi glande entrara en ella. Sentí las succiones que me empezó a dar. Mi madre le agarraba la cabeza y se la movía para que mi polla le entrara y saliera dándome una buena mamada.
-¡Y ahora prepárate que este chico te va a lamer tu rajita hasta que te corras! – Le dijo Marta.
Mati se sentó en el filo del sofá, mirando hacia mí con sus piernas juntas; sus en las rodillas esperando que la enfermera le indicara que tenía que hacer.
-¡Separa las piernas! – Mati la obedeció. - ¡Ahora levanta tu falda para mostrarle tu coñito a nuestro macho!
Mati cogió el filo de la falda con las dos manos y la levantó suavemente. Podía ver perfectamente sus bragas. La parte que cubría su sexo eran dos tiras que caían a ambos lados de sus labios.
-¡Separa los labios de tu coño para enseñarle tu vagina!
Así lo hizo y pude ver su rosado interior y en la parte superior su erecto clítoris me pedía que lo lamiera. Su vagina comenzó a lanzar levemente flujos al sentirse excitada por la inminente lamida que le iba a hacer. Mi madre me hizo arrodillarme entre sus piernas y me forzó a que metiera mi cabeza en su sexo.
El aroma del sexo de Mati me invadió y mi pene se endureció aún más. Su vagina brillaba por los líquidos que salían de allí. Me acerqué y empecé a acariciar su clítoris con mi lengua provocando que sus caderas se movieran al ritmo de mis lamidas. Estaba gozando. Pasé mi lengua por toda su raja saboreando el néctar de aquella deliciosa mujer disfrazada de niña. Abrí toda mi boca y abarqué toda la raja que pude, mi lengua intentaba penetrar en su vagina y aquello le provocó gemidos de placer.
Mientras comía a Mati, sentí la mano de mi madre que me masturbaba, como si ordeñara mi pene para que le diera su ración diaria de leche. La otra mano acariciaba mi culo y sentí como su lengua empezó a lamer mis testículos.
-¡Qué me gusta la polla de este macho! – Decía Marta entre gruñidos de placer.
Estaba a cuatro patas detrás de mí, lamiéndome y masturbándome mientras yo me comía a su amiga que no paraba de retorcerse y gemir en el sillón. Entonces mi madre sintió como las manos de Maribel le empujaban los muslos para que abriera las piernas, así lo hizo y miró por debajo de ella sin dejar de masturbarme y vio como Edu se colocaba boca arriba entre sus piernas.
-¡Baja tu coño hasta su boca! – Le pidió Maribel que le subía el vestido hasta la cintura y abría las cintas de sus bragas para ofrecerle el sexo de mi madre a su joven amante. - ¡Vamos Marta, dale tu coño para que te haga gozar!
Mi madre abrió más las piernas viendo como su raja bajaba hasta que sintió la lengua de Edu que empezaba a jugar con sus labios. No miró más, se dedicó a lamer mis genitales mientras aquel joven le daba placer en su mojada raja.
Maribel abrió sus piernas y se sentó sobre el pene de Edu. El redondo y grueso glande de él empezó a separar los labios vaginales de ella. Maribel sintió como su vagina se empezaba a dilatar mientras el pene gigantesco se iba clavando dentro, aquella primera penetración era lo que más le gustaba de aquel joven, sentir como su vagina tenía que dilatarse más de lo normal para que su amante se acomodara dentro. Cuando sintió que el glande de Edu llegó hasta lo más profundo de su sexo, sintió el primer orgasmo, no el más intenso, pero si el más delicioso de los que tenía con él cuando la penetraba. Empezó a botar para sentirse más llena de él.
Me separé un poco de la raja de Mati para observarlo, para ver donde lamería de nuevo y pude ver como en la tela del sofá se había formado un charco por la gran cantidad de flujos que estaba lanzando ella. Separé sus labios todo lo que pude con mis dedos y mi lengua volvió a atacar su clítoris. Ella se retorcía de placer y gemía.
Luis llegó para darle a su novia lo que deseaba desesperadamente. Él se subió de pie en el sillón y colocó una pierna a cada lado de ella para que su pene quedara a la altura de su boca. Mati no dudo, se la tragó al momento mientras él se agarraba al respaldo del sillón para no caerse por el placer que le estaba ofreciendo su niña.
Maribel botaba sobre Edu, sintiendo un gran placer cuando el pene le entraba totalmente. Se inclinó hacia delante y paró su culo. Él se movía para seguir penetrándola. Maribel agarró los cachetes del culo de Marta y los separó. Podía ver la valvilla de su amante que se movía entre los labios de su vagina, trabajando incansable para darle placer a aquella madura enfermera que gozaba del pene de su hijo.
Maribel no lo dudo, su lengua empezó a jugar con su ano y Marta gemía por el placer que le ofrecían los dos amantes.
Abandoné la vagina de Mati para que Luis hiciera con ella lo que quisiera y me giré quitándole mi pene a mi madre de la mano. Me senté en el suelo con mis piernas abiertas y ella empezó a darme una dulce mamada mientras Maribel y Edu trabajaban sus dos entradas traseras. Mi pene llenaba su boca y no paraba de gemir, gruñendo y succionando fuertemente. Agarré su pelo y le saqué el pene de la boca. La besé apasionadamente sintiendo sus gemidos. Tiré de ella y para que se sentara sobre mí. Sus piernas se abrieron a ambos lados de mi cuerpo. Frente a mí estaba su sexo mojado, sus labios estaban separados por el trabajo que había hecho la boca de Edu para prepararme su vagina para ser penetrada por mi pene. La agarré por el culo y acerqué mi boca para besar con lengua sus labios vaginales.
Laura se acercó por detrás del sillón donde Mati tragaba el pene de Luis que gemía y acariciaba su cabeza.
-¡Qué bien ha aprendido mi niña a mamar una polla! – Dijo Mati acercando su cara a la de ella. - ¡Deja que mamá también disfrute de la polla de nuestro macho!
Luis sacó el pene de la boca de Mati y giró su cintura lo suficiente para que su pene apuntara a la boca de su madre. Una mano de ella la agarró y su glande se perdió dentro, dándole una gran succión que provocó que sus piernas temblaran. Laura soltó el pene de su hijo y dio la vuelta al sofá para acercarse más a ellos.
Mi madre y yo estábamos entre las piernas de Mati. Yo sentado en el suelo y lamiendo el húmedo sexo de ella. No pudo más, me retiró su vagina y empezó a doblar las piernas en busca de mi pene que la apuntaba amenazante y deseoso de llenar toda su vagina. Podía ver perfectamente aquellos labios separados, preparados para guiar mi pene al interior de su vagina que estaba a pocos centímetros de mi enrojecido glande. Sentí el calor de su sexo que empezaba a envolver mi pene.
-¡Qué maravilla, qué buena polla tiene mi hijo, mi macho, mi semental! – Mi madre gemía mientras bajaba y mi pene le invadía el interior de su vagina. – ¡Clávamela entera!
Mientras ella botaba sobre mí, le desabroché los botones y separé el traje. Su cuerpo vibraba con el placer que estaba sintiendo y bajé las copas de su sujetador para sacar sus pechos.
-¡Sí… sí, mama las tetas de mamá! – Gemía enloquecida. - ¡Has que mamá se corra!
Laura sentó a su hijo entre ella y Mati. De inmediato comenzó a lamer el pene y él besaba a Mati que acariciaba sus testículos. El pene entraba hasta su garganta, ella quería sentir a su hijo lo más profundo posible. Mati también quería lamer a Luis y Laura le cedió aquel lujurioso pene, se levantó y se colocó de rodillas sobre el sofá, apoyando sus brazos en el respaldo. Aún llevaba el vestido de su disfraz y metió sus manos bajo la falda para bajar sus bragas hasta medio muslo. Tiró de la falda y dejó su culo al aire, con ambas manos separó sus cachetes y mostró sus entradas para que algún macho la poseyera.
-¡Mira chico! – Dijo Mati a Luis. - ¡Mi mamá está esperando que alguien entre en ella!
Él botó en el sillón y en un momento estaba tras el culo de su madre, con su pene endurecido y deseando de entrar en alguna de sus entradas… o en las dos. Mati acarició su pene y lo dirigió hasta la mojada raja de Laura.
-¿A qué a ti también te gustan más las polla que los coños, mami? – Le dijo Mati a Laura.
-¡No lo sé! – Dio un gemido al sentir que Luis empezaba a penetrarla. - ¡Trae tu coño a mi boca y podré probar las dos cosas a la vez!
Luis penetraba a su madre poco a poco y podía ver como Mati se subía en el sillón, se sentaba con las piernas abierta en el respaldo, delante de Laura para ofrecerle su sexo húmedo para que ella lo pudiera probar. Él gruñía penetrando a su madre, disfrutando de la visión de la lamida que una de sus mujeres le daba a la otra.
Maribel gritó desesperada al sentir el orgasmo que le provocaba su enorme macho que la penetraba enloquecido. Ella cayó agotada encima de él que la seguía penetrando suavemente mientras ella se convulsionaba varias veces por el placer. Miró a Luis que penetraba a su madre. Vio como su culo se endurecía cada vez que clavaba su pene en Laura. Aquella visión le encantaba a Maribel y se levantó de su amante para colocarse tras Luis. Sus manos empezaron a acariciar aquel joven y prieto culo. Ella estaba a cuatro patas admirando como entre las piernas podía ver como el joven pene se perdía en el interior de la vagina de Laura que no dejaba de lanzar flujos.
Edu se colocó detrás de Maribel y empezó a acariciar su redondo culo, besándolo, separando sus cachetes. La mano de ella acarició los testículos del joven que penetraba a su madre y sintió como Edu escupió saliva en su ano, sin duda su esfínter iba a ser dilatado para ser penetrada por el gordo pene de su amado joven. Un dedo empezó a forzar tan estrecha entrada, ella se relajó y poco a poco su ano dejaba paso a todo lo que por allí quisiera entrar.
-¡Hija! – Dijo Laura gimiendo. - ¡No elijas entre una polla o un coño! – Casi no podía hablar por el placer que su hijo le daba. - ¡Lo mejor son las dos cosas a la vez!
-¡Pues tu lengua está dándome demasiado placer! – Mati gemía y se retorcía de placer. - ¡Deja que nuestro macho me folle y dame tu coño para probar las dos cosas a la vez! ¡Tú! – Le habló a Luis. – ¡Saca tu polla de mi mamá y métela en mí!
Luis sacó su pene de su madre y Maribel aprovechó para lamer su culo mientras sentía como dos dedos de Edu dilataban su ano preparándolo para la inminente entrada del gordo rabo de él. Podía ver como Mati se colocó delante de Luis, en la misma postura que anteriormente estuvo Laura, con las piernas entre abierta permitiendo el acceso a su vagina. Luis pasó su mano mojada en saliva por los labios vaginales de Mati y con la otra mano agarró su pene, lanzó un poco de saliva y la extendió por toda su longitud. Se pegó a ella y empezó a penetrarla.
Maribel no se había perdido detalle de la penetración de su amiga mientras en su ano empezaba a sentir la presión del glande de Edu, que agarrado a sus caderas empujaba su pene para entra en ella. Poco a poco sintió como su esfínter se dilataba aún más, hasta sintió un poco de alivio al entrar por completo aquel enorme glande. Él le acariciaba su redondo culo mientras permaneció quieto, sólo con su glande dentro de su culo. Maribel veía como Luis entraba y salía con energía en la vagina de Mati y deseó que su amante siguiera penetrando su culo, empujó su culo contra Edu y su pene entró un poco más produciéndole descargas de placer que recorrieron toda su espalda. Edu penetraba suavemente el culo de ella hasta que su pene estuvo por completo perdido tras el agujero del ano de Maribel.
-¡Vamos mami, dame tu coño! – Dijo Mati mientras su vagina era penetrada. - ¡Quiero probar las dos cosas a la vez y por ahora sólo me entra la polla en el coño! ¡Deseo comer tu mojado coño! – Laura se sentó frente a ella y se abrió los labios vaginales para ofrecerle su vagina a su amiga.
-¡Ouf, Paco, cariño… me estoy corriendo! – Gemía mi madre que botaba sobre mi pene agitando sus caderas para que el roce de nuestros sexos fuera más intenso. - ¡Dios, qué me gusta que me chupes las tetas mientras tu polla entra por completo en mí!
Mi madre se agarró a mi cuello presionándome contra sus pechos. Escuché sus gemidos y sentí como su sexo empujó contra mi pene para que le entrara por completo. Un tremendo orgasmo la estaba invadiendo y sus caderas se movían compulsivamente hasta que el placer la invadió por completo.
Escuché a nuestro lado los gritos de Maribel, ella estaba teniendo su orgasmo con el grueso pene de Edu taladrándole su ano. Los miré, ella estaba inclinada apoyada en sus codos, con su redondo culo bien en pompa mientras él estaba completamente subido sobre su culo, con las piernas a ambos lados del ella. Podía ver como en cada embestida que le daba, casi todo su pene salía y volvía a entrar en el ano de su amante. Rugía y gruñía deseando lanzar su semen en ella que no paraba de gemir. Sus caderas dieron un gran empujón, dejando totalmente clavado su sexo dentro de su ano.
-¡Qué me gusta correrme en tu culo! – Grito Edu. - ¿Te gusta mi leche?
-¡Dios, me estás quemando por dentro con tu caliente corrida! – Gimió Maribel. Otro empujón y más semen cayó dentro de ella. - ¡Sigue corriéndote!
Cuando el pene de él salió de su culo detrás salio parte del semen que había depositado en ella. Los dos se tumbaron en el suelo a descansar de aquella corrida.
-¡Sí que es verdad que no hay nada como ser follada por una polla y comerse un buen coño! – Dijo Mati mientras Luis seguía penetrándola. - ¡Luis, ya me voy a correr! ¡Dame más fuerte y más rápido!
Él la obedeció y agarrado a sus caderas la penetraba enloquecido mientras los dedos de Mati jugaban con el clítoris de Laura. Las dos mujeres empezaron a gemir al mismo tiempo, mientras él seguía dándole placer a Mati. Aquel pene se clavó en la vagina de Mati y comenzó a lanzar su semen, llenándola por completo. Su madre y su novia gemían de placer, una al ver como su hijo follaba a la otra que gozaba al sentir el caliente semen derramarse dentro de ella.
Mi madre permanecía sentada sobre mí, con mi pene dentro de su vagina. Aún no me había corrido y ella quería que lo hiciera ya.
-¡Chicas! – Dijo mi madre sobre mí. - ¡Mi macho aún no ha lanzado su carga! ¿Queréis compartirla conmigo?
Maribel se acercó gateando mientras mi madre se levantó y me puso en pie, se arrodilló delante de mí para empezar a masturbarme con la mano. Maribel sacó su lengua y la pasó por mi glande. Las podía ver bajo mí, de rodillas y lamiéndome. Por detrás apareció Laura y se hizo un hueco para tragarse mi glande y succionar. Mati se colocó tras su suegra y por encima de su hombro pidió probar mi pene. Las cuatro jugaban con mi pene, pasándosela de una a otra, entrando en cada una de las bocas. Disfrutaba viendo a aquellas cuatro maravillosas mujeres y necesite lanzar mi semen. Les quité el pene y comencé a hacerme una buena paja apuntando hacia ellas. Las cuatro me esperaban con sus bocas bien abiertas. No tardé mucho. El primer chorro de semen se lo lancé a mi madre, le entró en lo más profundo de su boca y se lo tragó. Pasé mi pene de una a otra y mi semen fue saboreado por todas que después empezaron a besarse, pasando sus lenguas por los restos de semen que había en las caras de ellas hasta estar todas bien limpias.
Epílogo.
Un día después de aquella última noche, todos volvimos a la ciudad, menos Edu que siguió trabajando en su pueblo. Aunque Maribel y Edu no prometieron verse más, tres meses después ella fue a buscarlo pues estaba embarazada y tendría un hijo de él. Cada uno siguió viviendo en su ciudad, pero de vez en cuando pasaban tiempo juntos, bien en casa de ella o de él, con su pequeño crío.
Mati y Luis no llegaron a casarse, pero si vivían juntos en casa de Laura. Después de unos años en que los tres disfrutaban todas las noches, tenían un niño y una niña. Laura era la mujer más feliz del mundo, era abuela y compartía el amor de sus dos nietos con el sexo de su hijo y su nuera.
Mi madre y yo vivimos juntos, como pareja, aunque en la calle nos comportamos como madre e hijo, en la soledad de casa tenemos una relación de pareja de amantes en la que nos damos todo el amor y el sexo que necesitamos. Nunca hemos tenido hijos y nunca llegaremos a tenerlos de mutuo acuerdo.
Fin.
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CAPÍTULOS ANTERIORES:
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 1]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 2]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 3]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 4]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 5]
De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capitulo 6]
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Un verano inolvidable.
El resto del verano no varió mucho. El amor entre mi madre y yo se afianzó cada vez más. Era excitante ver a los otros tener sexo, pues muchos días se produjeron orgías espontáneas, pero ella y yo nos mantuvimos al margen, teniendo sexo junto a ellos pero entre nosotros.
Laura, Luis y Mati tenían su trío familiar. Al final Mati no sólo era la novia de Luis, si no que Laura y ella llegaron a convertirse en amantes. Era lo que más nos provocaba a mi madre y a mí, ver como ellas adoraban el pene de su macho y ver como entre ellas tenían sexo lésbico mientras él satisfacía a una y otra.
Maribel adoraba a su “pony”. Aquel enorme y brioso muchacho mantenía satisfecho el caliente sexo de ella.
Pero llegó la última noche. Ellas habían organizado una cena en casa de Laura y Luis. Allí nos reunimos todos, Laura, Luis, Mati, Edu, Maribel, mi madre y yo. Los chicos nos habíamos vestido con ropas más bien elegantes, pero ellas estaban preciosas. Llevaban trajes de noches con generosos escotes. Mi madre llevaba un traje largo y muy ajustado a su cuerpo, marcándole las curvas de sus caderas y mostrando su generoso culo. Laura había elegido una falda corta y mostraba sus contorneados muslos. Mati lucía su hermosa cintura con una falda de vuelo que le bajaba de las rodillas. Maribel no importó que ropa llevaba, su escote mostraba sus cualidades más importantes, aquellos redondos y generosos pechos.
Todas estaban preciosas y seductoras aquella noche. Entre todos hicimos una especie de barbacoa y al rato, una vez habíamos acabado, nos sentamos y empezamos a tomar unas bebidas en el jardín junto a la piscina. Laura, Luis y Mati estaban sentados en un sillón columpio al que acercamos una mesa, ellas tenían sus piernas sobre él mientras el empujaba con sus piernas para mecerlos suavemente. Edu descansaba tumbado sobre una tumbona mientras Maribel estaba recostada junto a él y lo acariciaba. Mi madre decidió tumbarse en el césped, sobre una manta y yo me coloqué tras ella, abrazándola, dándole caricias y besos.
Charlábamos un poco de todo y nos divertíamos. Poco a poco íbamos acabando con las bebidas y al rato todos teníamos cierto grado alcohólico en la sangre que nos hizo, sin comentar nada, tener una orgía como la primera vez en que todos, menos Edu, coincidimos en aquella casa.
Comenzó Maribel que se colocó de rodillas junto a su hombre y le sacó su pene.
-¡Mirad chicas! – Dijo divertida. - ¡Veis lo que tengo en la mano! – Agarraba el pene flácido de Edu. - ¡Pues voy a hacer magia!
Aquel pene se perdió dentro de su boca y comenzó a mamarlo mientras su mano lo acariciaba. Podía sentir cómo poco a poco iba creciendo dentro de su boca y cada vez podía tragarse menos. En menos de medio minuto aquel falo estaba en plena erección y su boca apenas podía abarcar el enorme glande.
-¡Cariño! – Dijo Laura a Luis. - ¿Te importa si ayudo a Maribel?
-¡Para nada mamá! – Le contestó besándola en la boca.
Laura se bajó de su asiento y gateó hasta colocarse junto a Edu en frente de Maribel. Su mano acarició los testículos de él y Edu disfrutaba con aquello. Laura se puso de pie y quitó la falda y la camisa de generoso escote. Allí apareció una de las diosas de la lujuria, con aquel perfecto cuerpo, con aquellas medias negras sujetas por un porta ligas. Sus bragas negras se pegaban a su redondo culo, a su deseado sexo. Se bajó las copas del sujetador y dejó libres sus pezones erectos. Se volvió a arrodillar y le ofreció sus pezones a Edu que comenzó a mamarlos de inmediato mientras Maribel no dejaba de tragar su endurecido pene.
Los otros cuatro los mirábamos, entusiasmados con el espectáculo que nos ofrecían. Mati se incorporó y quedó sentada junto a Luis que la rodeaba con un brazo, ella colocó una de sus piernas sobre la suya, los dos estaban sentados con las piernas ligeramente abiertas. Ella lo miró y comenzaron a besarse apasionadamente.
Yo tenía a mi madre delante, con su redondo culo apuntando hacia mí. Me pegué a ella y pudo notar mi endurecido pene que intentaba escapar de su prisión para buscar su sexo. La abracé y comencé a acariciar sus pechos mientras ella volvía la cabeza para ofrecerme su boca. Nos besamos y podía sentir en su lengua que aquella noche estaba más excitada que nunca. Comencé a jugar con mi lengua en su oreja.
-¿Te gustaría probar algo tan enorme cómo lo que tiene Edu?
No dijo nada, sólo movió la cabeza asintiendo sobre el deseo que latía en su sexo. Se levantó y caminó hasta donde estaban los tres. Se quedó allí de pie, viendo como Laura recibía el pene de él que le ofrecía Maribel. Esta última se levantó y se quitó también su vestido. Llevaba un corpiño que se ajustaba a su cuerpo, con unas copas bajas que dejaban sus pechos libres, sus pezones erectos. El corpiño tenía un porta liga que sujetaban sus medias. Sus bragas también marcaban su culo y su sexo. Maribel se lanzó a besarlo apasionadamente mientras su amiga lo hundía en su boca.
Me acerqué por detrás de mi madre y la abracé, aún estaba de pie, mirando a los tres amantes, sin atreverse a entrar en aquella orgía que empezaba a formarse. Sobre su falda empecé a acariciar su sexo, apenas podía alcanzarlo pero aquellas caricias le gustaban. Mordí su cuello y ella empezó a estremecerse de placer, sin apartar la vista de los otros tres. Edu empezaba a bajarle las bragas a Maribel hasta que quedó liberada de ellas. Se movió hasta que su cabeza quedó horizontal. Maribel abrió las piernas y las colocó a ambos lados de la tumbona, su húmedo sexo estaba sobre la cabeza de Edu que sentía como Laura jugaba con su lengua en su redondo y enorme glande produciéndole placer.
Subí su falda con las dos manos hasta que pude meter una y tocar sus suaves bragas que ya estaban mojadas. Muchos otros días habíamos visto a Edu tener sexo con Maribel, ellos eran como dos animales salvajes, cuando menos te lo esperaban estaban haciéndolo, pero tal vez el alcohol que mi madre había tomado había conseguido que aquel enorme pene la atrajera. Metí mi mano bajo sus bragas y pude comprobar como sus labios estaban empapados, los separé con un dedo y noté su erecto clítoris. Recorrí toda su longitud con mi dedo y penetré en su vagina, sus piernas temblaron al sentir como entraba en ella. No dejaba de mirarlos, de mirar como Edu empezaba a lamer el sexo de Maribel mientras entre ella y Laura jugaban con el enorme falo, lamiéndolo de abajo arriba, pasando su lengua por los testículos.
Desabroché el vestido de mi madre y se lo comencé a quitar allí, de pie. Ella se dejaba hacer hipnotizada por la escena que estaba viendo. Miré a Luis y Mati que aún permanecían en el columpio. Los dos tenían las piernas abiertas y mientras ella agitaba el pene de él que había sacado por la portañuela del pantalón, él había subido su falda y bajo sus bragas la mano de su amante la masturbaba, al igual que mi madre los dos gozaban viendo el espectáculo.
Se lo quité por completo y la volví a abrazar. Ella seguía viendo a los tres amantes.
-¿Quieres probarla? – Le dije al oído. - ¿Quieres tener en tu boca esa polla? – Ella pasó su lengua por la boca y caminó hasta colocarse frente a Edu.
La tenue luz del jardín hacía a todas las mujeres más hermosas de los que eran… o tal vez era la lujuria que las envolvían y que sus sensuales cuerpos transmitían a los hombres que las íbamos a amar. Mi madre abrió un poco las piernas y se inclinó hacia delante, apoyó las manos sobre el filo de la tumbona y su boca quedó a poca distancia del pene de Edu. Maribel lo tragaba todo lo que su boca permitía.
-¿Quieres probarlo? – Le preguntó Laura a mi madre sin dejar de masajear sus testículos. - ¡Ya verás que dura y buena está esta polla!
Me agaché tras mi madre y entre sus piernas pude ver como Maribel le ofrecía el descomunal pene. La lengua de mi madre empezó a jugar con aquel enrojecido glande, haciendo círculos alrededor. Agarré sus bragas y comencé a bajarlas. Ella movió las piernas y conseguí que su sexo quedara libre mientras vi como su boca intentaba tragar el descomunal pene.
Tenía su culo frente a mi cara. Entre sus piernas podía ver sus labios en los que no dejaba de emanar los flujos de su caliente vagina. Agarré sus cachetes y sentí la suavidad de su piel. Metí mi cara en él y pude sentir el aroma íntimo de mi madre. Mi lengua empezó a lamer sin importar que fuera lo que tocaba. Sentí unos dedos que tocaban el húmedo sexo de mi madre, me separé y pude ver la mano de Laura que restregaba su clítoris provocando placer a mi madre. Se colocó sentada en el suelo entre las piernas de mi madre y separó los labios, su lengua entró y comenzó a lamerla.
Me separé algo para ver la escena. Edu estaba tumbado en la tumbona lamiendo el sexo a Maribel que se retorcía y gemía mientras su mano se aferraba al endurecido pene que mi madre intentaba tragar mientras Laura le lamía su mojada raja provocándole placer.
Bajé la cremallera de mi pantalón y liberé mi pene que ya llevaba un largo tiempo endurecido por la excitación. Lo agité un poco y lo acerqué a mi madre. Laura dejó el sexo de mi madre y agarró mi pene para empezar a lamerlo. Pude sentir la caliente boca de ella que me preparó para penetrar a mi madre. Su mano tiró de mí para que me acercara a ellas. Sentí como mi glande pasó entre los labios del sexo de mi madre y como ella ponía su culo aún más en pompa para recibirme. Sentí el calor de la entrada de su vagina en la punta de mi pene y empecé a empujar.
-¡Ooooo, hijo, entra en mí y llena mi coño con tu polla! – Mi madre giró la cabeza para mirarme mientras iba entrando poco a poco en ella. Todo mi pene estaba dentro, volvió a lamer a Edu mientras yo la embestía.
Sentí como mi pene era envuelto por la calida vagina de mi amada madre. Me agitaba agarrado al culo de ella y sentí la lengua de Laura que me pasaba la lengua por los testículos cada vez que se acercaban a ella.
-¡Uauuuuu Laura, eso me vuelve loca! – Gimió mi madre. - ¡Lámeme el coño mientras Paco me penetra!
Laura estaba jugando con su lengua sobre el clítoris de mi madre y aquello la volvía loca. Sentía como mi pene y mis testículos cada vez estaban más mojados por los flujos que ella lanzaba al gozar. Mi amada Marta dejó de lamer a Edu, no podía, estaba sintiendo tanto placer en su sexo que no podía hacer otra cosa.
Maribel aprovechó para saltar sobre el pene de su deseado joven. Tanto había sido penetrada por él que en un momento estaba su vagina totalmente dilatada y llena con el descomunal ariete que portaba él.
La lengua de mi madre comenzó a lamer los endurecidos pezones de Maribel mientras botaba sobre su amante. Laura se giró y comenzó a lamer los testículos de Edu mientras veía como su pene se hundía brutalmente en la vagina de Maribel, perdiéndose entre los labios mojados de ella.
Agarrado al culo de mi madre veía como Maribel gemía y se retorcía de placer llenándose de Edu, notaba como mis testículos golpeaban a mi madre con cada embestida. Miré hacía Luis y Mati. Aún estaban en el columpio, pero ella estaba con la falda subida hasta su cintura, tenía los pies en el filo del asiento y las piernas dobladas, podía ver como se había apartado las bragas a un lado para que el pene de Luis le entrara… Ella gemía y botaba para ser penetrada.
Entre las piernas de mi madre pude ver el culo de Laura que se agitaba lamiendo a Edu. Saqué mi pene y me agaché. Delante tenía el redondo culo de aquella madura mujer. Aparté las bragas y empecé a lamer su estrecho culo.
-¡Unnnn, que me gusta una lengua en mi ano! – Gimoteo Laura. - ¡Coge todo lo que quieras!
Mi madre se apartó, y volvió a colocarse sobre nosotros, pero ahora miraba hacia mí, se sentó levemente sobre el culo de su amiga y su mojada raja estaba delante de mí. Saqué mi boca del culo de Laura y me hundí en la húmeda raja de mi amada Marta que empezó a gemir al sentir como mis labios aprisionaban su clítoris y lo succionaban fuertemente provocándole más placer aún.
-¡Hijo de puta, vas a hacer que tu madre se corra! – Gimió enloquecida por la brutal sacudida de placer que le provoqué.
Mientras mi boca le daba placer a mi madre, una de mis manos buscó entre las piernas de Laura hasta encontrar la mojada entrada de ella. Empecé a masturbarla tocando su raja suavemente. Ella no dejaba de lamer los sexos de Maribel y Edu que chocaban delante de su cara con unas deliciosas penetraciones.
Junto a nosotros escuchamos los gemidos y gritos de Mati que empezaba a tener su orgasmo. Sentí la mano de mi madre que agarró mi pelo y me separó de su sexo, me hizo levantar y me llevó a la manta. Me tumbó boca arriba y me montó, clavándose mi pene por completo de una vez, gimiendo enloquecida por el placer. Sus pechos se agitaban al ritmo de las penetraciones que le daba.
Miré al lado y pude ver como Laura se acercaba a su hijo y a Mati. Se arrodilló delante de ellos y sacó el pene del sexo de novia para comenzar a darle una buena mamada. Mati se bajó del asiento y se arrodilló junto a su suegra-novia y entre las dos daban placer a su novio. Se alternaban en tragar el endurecido pene.
-¡Te gusta que tu mamá te la coma! – Le decía Mati mientras tocaba sus testículos y su pene se hundía en la boca de Laura. - ¡Aquí tienes a tus dos mujeres para que nos folles y nos hagas gozar con tu dura polla!
Aquellas palabras enloquecían de placer a Luis que no podía dejar de mirar como ellas se peleaban y alternaban en comer su endurecido pene. Acariciaba las cabezas de sus mujeres, haciéndolas cambiar. Laura se levantó y lo besó profundamente en la boca. Él pudo sentir en su boca el sabor de todos los sexos que su madre había comido antes. Laura se colocó de rodillas en el asiento y agarrada al respaldo, ofreciendo su culo en pompa para que él la penetrara.
-¡Folla a tu mamita! – Le dijo insinuante. - ¡Clava tu polla en mi coño y has que me corra!
Él se levantó y se colocó detrás con su pene desafiando el culo de su madre. Mati se colocó junto a él y lo besó. Agarró su pene y lo dirigió a la vagina de Laura.
-¡Qué bien entra tu polla en mí! – Gimió Laura mientras él la penetraba agarrado a sus caderas. - ¡Folla a mamá, hazla gritar de placer, has que me corra!
Mientras clavaba con energía su pene en ella, Mati lamía sus pezones y lo acariciaba. Su pene quería lanzar su semen, no podía contenerlo por mucho tiempo. Laura gemía con cada embestida de su hijo y Mati se arrodilló junto a ella para besarla. Luis estaba agarrado a las caderas de su madre y junto a ellos podía ver el culo en pompa de Mati que pedía ser penetrada mientras besaba a su suegra.
Luis agarró su pene y lo llevó tras de Mati, empezó a penetrarla mientras ellas no paraban de besarse y acariciarse los pechos. Unas cuantas embestidas a su novia y volvió al calor maternal de la vagina de su amada Laura que se tensó y lanzó gemidos al sentir que se corría con el pene de su hijo. Él aceleró las penetraciones hasta que arrancó todo el placer que pudo de su madre. Mati se arrodilló junto a ellos y sacó el pene de su novio de la vagina de su madre. Empezó a agitarla con la mano para masturbarlo mientras apuntaba su glande directamente a su boca que esperaba abierta a que fuera bañada con su semen.
-¡Mati, ya me voy a correr! – Dijo Luis. - ¡Qué bien me la meneas!
Luis se tensó y de la punta de su pene empezó a brotar el blanco semen que tanto esperaba Mati. Laura corrió y se arrodilló junto a ella y pudo recibir apenas un poco de semen sobre su cara. Mati tenía abierta la boca y en su lengua estaba el semen de su amado Luis. Lo saboreó y después besó a Laura. Sus lenguas jugaron de una boca a otra, saboreando el sabor del semen de su amante. Se separaron y Mati comenzó a lamer la cara de su suegra para limpiar el semen que allí había caído. De nuevo se besaron y Luis puso su pene junto a sus bocas. Rápidamente las dos lenguas lamieron el enrojecido glande dejándolo totalmente limpio.
-¡Marta, vas a hacer que me corra! – Le decía a mi madre que botaba enloquecida sobre mi pene. - ¡Me encanta como mueves tu coño sobre mi polla! – Ella restregaba su sexo contra el mío, con mi pene totalmente hundido en ella. - ¡Sigue, no pares, siento su vagina caliente!
Ella no decía nada, simplemente gemía y frotaba su sexo brutalmente contra mí. Yo agarraba su culo e intentaba hundir todo lo posible mi pene en ella, deleitándome con sus gemidos. Su cara me mostró que su orgasmo ya estaba llegando. Su gesto se torció cuando empezó a invadirla el placer. Agarré su culo con mis manos y la penetré lo más rápido que podía. No tardó en gritar de placer.
-¡Dios, fóllame más! – Gemía y se retorcía de placer. - ¡Fóllame y vuélveme loca! ¡Pero no te corras dentro, hoy no te corras dentro!
No paré de penetrarla hasta que las fuerzas la abandonaron y cayó sobre mí rendida al placer. Tenía ganas de correrme y pensé en llenarla por completo con mi semen aunque quedara embarazada. Sentía que me iba a vaciar, mi leche subía por el tronco de mi pene, todo estaba a punto para llenar la vagina de mi madre… En un último esfuerzo conseguí sacarla de ella y la dejé sobre su culo, entre sus cachetes. Mi pene lanzó el blanco semen que cayó sobre su espalda mientras ella se movía para que mi pene rozara con su culo y siguiera eyaculando. Unas de sus manos lo agarró y lo presionó aún más contra los cachetes de su redondo culo. Me estuvo masturbando con su culo hasta que todo mi semen salió, besándonos mientras sentía las caricias de mi madre.
En la tumbona lo gritos de Maribel nos hicieron mirar. Ella estaba a cuatro patas sobre aquel mueble, con su culo en pompa, ofreciéndolo a su enorme amante que se clavaba bestialmente, arrancando gritos y gemidos. Mati y Laura se acercaron para verlos. Podían ver como el pene de Edu dilataba tremendamente los labios del sexo de Maribel, como se perdía dentro de ella sin ser lógico que tanta cantidad de carne estuviera dentro de ella. Maribel gemía y se retorcía mientras él gruñía enloquecido por el placer que estaban sintiendo.
-¡Me voy a correr! – Dijo Edu.
-¡Vacíate dentro de mi coño! – Gritó Maribel. - ¡Lléname con tu leche!
Dio una profunda embestida y hundió su pene totalmente en ella… el primer chorro de semen salió y llenó lo más profundo de la vagina de Maribel. Otro más y más semen la llenó por dentro.
-¡Dios, siento tu leche caliente en mis entrañas! – Gritaba Maribel. - ¡Dámelo todo!
Él siguió penetrándola cada vez más suavemente hasta que sus testículos estuvieron vacíos. Laura y Mati pudieron ver como él se echaba atrás hasta que su pene salió de Maribel. Un buen chorro de semen corrió por los labios de ella cayendo al suelo. Maribel se tumbó en la tumbona a descansar mientras el semen de su amante resbalaba por su sexo hasta llegar a su ano.
Todos habíamos tenido nuestro momento de placer. Laura se marchó a la piscina, se quitó la poca ropa que llevaba y se tiró para darse un baño. Poco a poco todos nos acabamos de desnudar y nos metimos en la piscina tras ella. Nadábamos y nos refrescábamos tras el sexo que habíamos tenido. Tras unos momentos en que cada uno andaba por un lado de la piscina, nos reunimos todos en un lado, abrazando a su respectivo amante.
-¡Cuando volvamos a nuestra ciudad debemos de quedar algún día para repetir esto! – Dijo Laura.
-¡Mi pena es que no estará mi Edu! – Dijo Maribel abrazándose a él y besándolo apasionadamente.
-¡No te preocupes cariño! – Le dijo él. - ¡Cuando no pueda más te haré una visita!
-Eso es muy romántico. – Dijo Laura. – Pero la noche no ha acabado y todavía podemos disfrutar de nuestros niños… - Laura guiñó un ojo a las demás. - ¿Os apetece tener unos camareros sumisos que os hagan gozar? – Todas asintieron con la cabeza. – ¡Pues entremos en la casa!
Todos salimos del agua y nos secamos antes de entrar en la casa. Cada uno recogió su ropa y Laura nos llevó a una de las habitaciones. Edu, Luis y yo estábamos desnudos y ella nos entregó una bolsa a cada uno.
-¡Espero que os sirvan! – Dijo Laura y nos dejó solos. - ¡Esperad a que os avise para salir!
Cada uno tenía un pequeño cuello con una pajarita, una puñeta con un botón y unos calzoncillos blancos muy ajustados que apenas nos tapaban los genitales, sobre todo a Edu cuyo glande sobresalía por el filo de aquella prenda. Y allí estábamos los tres esperando ver que sería lo que nuestras mujeres esperarían el resto de la noche. Aprovechamos para hacernos fotos con los móviles para tener algún recuerdo de las ridículas prendas que vestíamos.
Entonces se abrió la puerta de la habitación. Allí estaba Maribel, enfundada en un body de cuero con muchas cremalleras, con unas botas de hasta las rodillas y una fusta en la mano… Eso sí, se había maquillado deliciosamente y estaba preciosa.
-¡Vamos niños! – Dijo autoritariamente amenazando con la fusta. - ¡Bajad al salón que están esperando las mujeres! ¡Esta noche tenéis que servirnos bien o seréis castigados!
Salimos en fila por la puerta y a cada uno nos dio levemente un latigazo en el culo. Bajamos por la escalera hasta que llegamos al salón. Y allí estaban las tres mujeres esperando a que su amiga trajera a los sementales.
-¡Vaya que buen ganado nos traes! – Dijo Mati sentada en un sillón con las piernas cruzadas.
Ella estaba vestida de colegiala, con dos coletas, una a cada lado de la cabeza y una piruleta por la que pasaba su lengua de forma sensual. Tenía una camisa blanca que anudaba en la barriga. Una falda corta de tablas y de tela escocesa cubría apenas sus muslos mientras que unos calcetines negros y largos le cubrían desde los pies hasta por encima de las rodillas. Se incorporó y abrió las piernas dejando caer la corta falda entre sus piernas, no evitando que pudiéramos ver parte de las blancas bragas que cubrían su sexo.
-¡Hija! – Dijo Laura entrando en la habitación. - ¡Te he educado para que sólo te guste el coño de tu mamá!
Laura vestía como una típica mamá de los años sesenta americana, con un vestido ajustado por la parte superior hasta su cintura, marcando sus deliciosos pechos, hacia abajo formaba una falda de vuelo. Se sentó junto a Mati y la besó en la boca.
-¡Es que mira que machos nos ha traído Maribel! – Dijo Mati pasando su lengua por los labios. - ¿No te gustaría probar esos bulto que forman en sus calzoncillos?
-¡Eres pequeña aún para saber cómo se usa una polla de esas! – Dijo Laura.
-¡No os preocupéis! – Dijo mi madre entrado por un lado de la habitación. - ¡Yo la ayudaré para que pueda disfrutar de una buena polla!
Mi Marta apareció vestida de enfermera. Sin duda las cuatro mujeres tenían ganas de fantasear y cada una había tomado un papel. Quedé impresionado por la belleza de mi madre. Siempre me pareció hermosa, pero el maquillaje de esa noche la había vuelto muy sensual. Aquel traje ajustado, que dejaba más de medio muslo a la vista, con dos o tres botones sueltos que dejaban un poco de libertad a sus aprisionados pechos y ofrecían una excitante vista de ellos. Por debajo del traje asomaba parte de las ligas que sujetaban aquellas dos medias blancas que envolvían sus maravillosas piernas. Mi pene creció bajo el ajustado eslip deseando entrar en el sexo de aquella sensual y madura mujer en que se había transformado aquella noche mi madre.
Sentí un latigazo en el culo, Maribel nos había dado uno a cada uno para que nos moviéramos.
-¡Nosotras vamos a ser vuestras amas esta noche y tendréis que obedecernos en todo lo que os digamos! ¿Entendido? – Los tres asentimos con la cabeza. - ¡No os oigo! – Nos dijo de forma autoritaria.
-¡Sí! – Gritamos los tres a la vez.
Iba delante de nosotros y con la fusta nos indicaba el camino que debíamos seguir. Llegamos a la altura del sofá donde Mati y Laura estaban sentadas, mi madre estaba de pie detrás del sofá. Con latigazo y señalando con la maldita barita, nos colocó a cada uno delante de las tres mujeres. Cada una nos pidió una bebida y nos marchamos a la cocina, donde estaban las bebidas, para complacer los deseos de nuestras amas. Tras unos minutos volvimos al salón con las bebidas y se las dimos a ellas. Nos colocaron de pie frente a ellas.
-¡Mira pequeña Mati! – Habló Maribel. – Lo primero que tienes que buscar es una polla que tenga el tamaño que a ti te guste. Caminó hasta estar delante de Edu. - ¡A mí me gustan bien grandes y gordas! – Pasó un dedo por encima del glande de él que sobre salía del eslip. - ¡Ves como asoma! ¡Así me gustan a mí! ¿Cuál te gusta a ti?
Mati se levantó y acarició uno por uno los penes, volviendo al de Luis.
-¡Este es mi favorito! – Dijo Mati que estaba deliciosa disfrazada de colegiala y más sensual de lo que nunca hubiera imaginado en mis lujuriosas masturbaciones. - ¡Mamá, quiero ésta!
-¡Pero hija! – Dijo Laura. - ¿Seguro que quieres probarla? ¡Te aseguro que un buen coño es mejor que una polla de esas!
-¡Pues que pruebe las dos cosas y que ella elija! – Dijo Maribel. – Si este te gusta, pruébalo a la vez que el coño de tu madre y decide… ¡Vamos arrodíllate delante de él!
Mati se puso de cuclillas delante de él. Su falda se subió y podíamos ver perfectamente sus bragas blancas. El pene de él empezó a endurecerse.
-¡Ves, tu joven coño lo está calentando y su polla está reaccionando poniéndose grande y dura! – Maribel hablaba y no paraba de frotar el pene de Edu que cada vez asomaba más por encima del eslip. - ¡Bájale el eslip y libera la bestia que oculta esa tela!
Mati agarró el filo del eslip y tiró hacia abajo despacio. El pene salio y quedó erecto delante de la cara de ella.
-¿Qué tengo que hacer ahora? – Preguntó ingenua como si no supiera que tenía que hacer. - ¿La meto en mi boca?
-¡No chiquilla! – Contestó mi madre que caminó hasta colocarse delante de mí. Se agachó para ponerse de cuclillas y mostrarnos sus hermosas bragas blancas. Bajó mi eslip y agarró con una mano mi pene que se endureció rápidamente. - ¡Agárralo así con una mano y muévela suavemente por la polla, sintiendo su dureza y su tamaño!
-¡Sí así niña, así! – Dijo Maribel que también estaba en la misma postura que las otras y agarrada al pene de Edu. - ¡Ves que grande y hermosa es esta polla que me voy a comer! – Dijo mirando a Edu a la cara y pasando su lengua por los labios. - ¡Ahora tira de la piel hacia abajo para que salga la cabeza de la polla!
Las tres hicieron los mismos y nuestros glandes quedaron al aire, indefensos al ataque de aquellas pervertidas mujeres que aquella noche se habían transformado en los más oscuros objetos de nuestros jóvenes deseos.
-¡Ahora pasa tu lengua por toda la polla! – Dijo mi madre. - ¡Así, mira! – Sentí la caliente lengua que rozaba mis testículos y subía poco a poco hasta lamer el frenillo de mi glande. Sentí un gran placer y mis piernas temblaron. – ¡Ves cómo mi macho reacciona al sentir mi lengua!
-¡Vale, lo voy a hacer yo! – Mati sacó su lengua y la pasó por todo el pene de Luis, jugando con la punta en el frenillo de él y provocándole más placer aún. - ¡Mi macho ha temblado! – Dijo divertida Mati. - ¿Eso es que le gusta?
-¡Eso es que lo estás haciendo muy bien! ¡Aprendes rápido, niña! – Dijo Maribel e hizo lo mismo a Edu en su erecto pene, jugando más aún con su lengua en el frenillo y provocándole por más tiempo aquel cosquilleo insoportable de placer que le debilitaba las piernas.
-¿Mientras le esté dando con la lengua ahí sus piernas tiemblan? – Preguntó Mati y castigo ese punto que tanto placer le daba a Luis.
Luis sentía gran placer al tener la lengua de Mati jugando en su pene. Sus piernas temblaban y puso una de sus manos en la cabeza de ella. Maribel le dio un latigazo en el brazo.
-¡A vuestras amas no se las tocan hasta que ellas quieran! – Le ordenó.
Mati no dejó de castigar el pene de él con aquel cruel masaje que su lengua daba sobre el frenillo. Una mano sujetaba el pene y la otra agarró el endurecido culo del joven que gozaba e intentaba no perder el equilibrio con las caricias de ella. Laura estaba de rodillas junto a Mati, viendo lo que le hacía a su hijo. Maribel y Marta observaban como la niña castigaba el pene sin dejar de acariciar sus respectivas pollas endurecidas por el espectáculo que Mati nos ofrecía.
Luis no pudo decir nada. Estaba sintiendo tanto placer que no pudo contener la eyaculación que le vino. Sin previo aviso lanzó un gran chorro de semen que sorprendió a Mati que botó asustada, pero mantuvo su lengua castigando aquel pene. El gran chorro pasó por encima de la cabeza de ella y parte cayó en su cara y en su pelo, pero también llegó un metro por detrás de Mati, en el suelo.
-¡Dios, qué fuerza tiene la polla de mi niño! – Dijo Laura extasiada y excitada con el primer chorro que Luis lanzó. Otro chorro salió, algo más débil y que cayó en uno de los ojos de Mati y casi entra por su nariz, llenando parte de la lengua; el resto cayó todo dentro de la boca. Luis tuvo que sentarse en el suelo pues estaba agotado por tanto placer.
Mi madre y Maribel habían visto aquella corrida que le había regalado Luis y excitadas comenzaron a lamer nuestros penes. Laura se acercó a Luis que yacía en el suelo, con su pene semierecto, ella lo empezó a acariciar y su lengua lo acariciaba animándolo a volver a levantarse. Mati volvió a los pocos minutos del baño y se encontró a las otras mujeres dando amor a sus jóvenes. Mi madre la enfermera se encargaba de tragar mi pene, era deliciosamente excitante verla bajo mi pene, con sus piernas entreabierta mostrándome una visión perfecta de sus bragas gracias a que el corto vestido abotonado hasta abajo se le subía y podía verla perfectamente… sus redondos pechos sobresalían de aquel generoso escote de botones abiertos. Sus bonitos ojos me miraban desde abajo mostrándome lo que gozaba con mi pene.
Maribel estaba bajo Edu, en la misma postura que mi madre, se había desabrochado el body por la parte inferior y su sexo sufría el azote de los dedos de su mano, masturbándose duramente el clítoris mientras su lengua asomaba fuera de su boca abierta recibiendo los golpes que él le daba con el enorme pene. Paraba de golpearla y le ponía el glande sobre la lengua para que ella lo chupara e intentara tragarse aquella enormidad.
Laura estaba a cuatro patas en el suelo, sobre Luis, lamiendo su pene y acariciando sus testículos con la mano. Se había desabrochado la parte superior de su vestido y sus tetas colgaban. De vez en cuando agarraba con la mano el pene y pasaba el glande por sus pezones. Luis cada vez se ponía más y más grande ante los insistentes estímulos de mamá Laura.
-¡Así que aprovechas que me he ido para abusar de mi macho! – Dijo Mati. - ¡Eres una guarra mamá y te voy a castigar!
Mati estaba preciosa vestida de colegiala y la verdad es que sentía enormes ganas de penetrarla vestida así. No dejaba de mirar cada movimiento que hacía acercándose a su mamá ficticia. Antes de que pudiera llegar a Laura mi madre la llamó.
-¡Mati niña, ven aquí! – Mi madre se había dado cuenta lo que ella me estaba excitando y la hizo venir hasta nosotros. – Ven y arrodíllate para que te acabe de explicar cómo se mama una polla…
Mati obedeció y dejó que el pene Luis fuera castigado por su madre. Se colocó junto a mi madre de rodillas, esperando que la experimentada enfermera la enseñara. Mi madre le hablaba de cómo tenía que agarrar el pene y agitarlo para darme placer… ¡Y vaya que si me estaba dando placer con aquella mano! Después la hizo abril al boca para que mi glande entrara en ella. Sentí las succiones que me empezó a dar. Mi madre le agarraba la cabeza y se la movía para que mi polla le entrara y saliera dándome una buena mamada.
-¡Y ahora prepárate que este chico te va a lamer tu rajita hasta que te corras! – Le dijo Marta.
Mati se sentó en el filo del sofá, mirando hacia mí con sus piernas juntas; sus en las rodillas esperando que la enfermera le indicara que tenía que hacer.
-¡Separa las piernas! – Mati la obedeció. - ¡Ahora levanta tu falda para mostrarle tu coñito a nuestro macho!
Mati cogió el filo de la falda con las dos manos y la levantó suavemente. Podía ver perfectamente sus bragas. La parte que cubría su sexo eran dos tiras que caían a ambos lados de sus labios.
-¡Separa los labios de tu coño para enseñarle tu vagina!
Así lo hizo y pude ver su rosado interior y en la parte superior su erecto clítoris me pedía que lo lamiera. Su vagina comenzó a lanzar levemente flujos al sentirse excitada por la inminente lamida que le iba a hacer. Mi madre me hizo arrodillarme entre sus piernas y me forzó a que metiera mi cabeza en su sexo.
El aroma del sexo de Mati me invadió y mi pene se endureció aún más. Su vagina brillaba por los líquidos que salían de allí. Me acerqué y empecé a acariciar su clítoris con mi lengua provocando que sus caderas se movieran al ritmo de mis lamidas. Estaba gozando. Pasé mi lengua por toda su raja saboreando el néctar de aquella deliciosa mujer disfrazada de niña. Abrí toda mi boca y abarqué toda la raja que pude, mi lengua intentaba penetrar en su vagina y aquello le provocó gemidos de placer.
Mientras comía a Mati, sentí la mano de mi madre que me masturbaba, como si ordeñara mi pene para que le diera su ración diaria de leche. La otra mano acariciaba mi culo y sentí como su lengua empezó a lamer mis testículos.
-¡Qué me gusta la polla de este macho! – Decía Marta entre gruñidos de placer.
Estaba a cuatro patas detrás de mí, lamiéndome y masturbándome mientras yo me comía a su amiga que no paraba de retorcerse y gemir en el sillón. Entonces mi madre sintió como las manos de Maribel le empujaban los muslos para que abriera las piernas, así lo hizo y miró por debajo de ella sin dejar de masturbarme y vio como Edu se colocaba boca arriba entre sus piernas.
-¡Baja tu coño hasta su boca! – Le pidió Maribel que le subía el vestido hasta la cintura y abría las cintas de sus bragas para ofrecerle el sexo de mi madre a su joven amante. - ¡Vamos Marta, dale tu coño para que te haga gozar!
Mi madre abrió más las piernas viendo como su raja bajaba hasta que sintió la lengua de Edu que empezaba a jugar con sus labios. No miró más, se dedicó a lamer mis genitales mientras aquel joven le daba placer en su mojada raja.
Maribel abrió sus piernas y se sentó sobre el pene de Edu. El redondo y grueso glande de él empezó a separar los labios vaginales de ella. Maribel sintió como su vagina se empezaba a dilatar mientras el pene gigantesco se iba clavando dentro, aquella primera penetración era lo que más le gustaba de aquel joven, sentir como su vagina tenía que dilatarse más de lo normal para que su amante se acomodara dentro. Cuando sintió que el glande de Edu llegó hasta lo más profundo de su sexo, sintió el primer orgasmo, no el más intenso, pero si el más delicioso de los que tenía con él cuando la penetraba. Empezó a botar para sentirse más llena de él.
Me separé un poco de la raja de Mati para observarlo, para ver donde lamería de nuevo y pude ver como en la tela del sofá se había formado un charco por la gran cantidad de flujos que estaba lanzando ella. Separé sus labios todo lo que pude con mis dedos y mi lengua volvió a atacar su clítoris. Ella se retorcía de placer y gemía.
Luis llegó para darle a su novia lo que deseaba desesperadamente. Él se subió de pie en el sillón y colocó una pierna a cada lado de ella para que su pene quedara a la altura de su boca. Mati no dudo, se la tragó al momento mientras él se agarraba al respaldo del sillón para no caerse por el placer que le estaba ofreciendo su niña.
Maribel botaba sobre Edu, sintiendo un gran placer cuando el pene le entraba totalmente. Se inclinó hacia delante y paró su culo. Él se movía para seguir penetrándola. Maribel agarró los cachetes del culo de Marta y los separó. Podía ver la valvilla de su amante que se movía entre los labios de su vagina, trabajando incansable para darle placer a aquella madura enfermera que gozaba del pene de su hijo.
Maribel no lo dudo, su lengua empezó a jugar con su ano y Marta gemía por el placer que le ofrecían los dos amantes.
Abandoné la vagina de Mati para que Luis hiciera con ella lo que quisiera y me giré quitándole mi pene a mi madre de la mano. Me senté en el suelo con mis piernas abiertas y ella empezó a darme una dulce mamada mientras Maribel y Edu trabajaban sus dos entradas traseras. Mi pene llenaba su boca y no paraba de gemir, gruñendo y succionando fuertemente. Agarré su pelo y le saqué el pene de la boca. La besé apasionadamente sintiendo sus gemidos. Tiré de ella y para que se sentara sobre mí. Sus piernas se abrieron a ambos lados de mi cuerpo. Frente a mí estaba su sexo mojado, sus labios estaban separados por el trabajo que había hecho la boca de Edu para prepararme su vagina para ser penetrada por mi pene. La agarré por el culo y acerqué mi boca para besar con lengua sus labios vaginales.
Laura se acercó por detrás del sillón donde Mati tragaba el pene de Luis que gemía y acariciaba su cabeza.
-¡Qué bien ha aprendido mi niña a mamar una polla! – Dijo Mati acercando su cara a la de ella. - ¡Deja que mamá también disfrute de la polla de nuestro macho!
Luis sacó el pene de la boca de Mati y giró su cintura lo suficiente para que su pene apuntara a la boca de su madre. Una mano de ella la agarró y su glande se perdió dentro, dándole una gran succión que provocó que sus piernas temblaran. Laura soltó el pene de su hijo y dio la vuelta al sofá para acercarse más a ellos.
Mi madre y yo estábamos entre las piernas de Mati. Yo sentado en el suelo y lamiendo el húmedo sexo de ella. No pudo más, me retiró su vagina y empezó a doblar las piernas en busca de mi pene que la apuntaba amenazante y deseoso de llenar toda su vagina. Podía ver perfectamente aquellos labios separados, preparados para guiar mi pene al interior de su vagina que estaba a pocos centímetros de mi enrojecido glande. Sentí el calor de su sexo que empezaba a envolver mi pene.
-¡Qué maravilla, qué buena polla tiene mi hijo, mi macho, mi semental! – Mi madre gemía mientras bajaba y mi pene le invadía el interior de su vagina. – ¡Clávamela entera!
Mientras ella botaba sobre mí, le desabroché los botones y separé el traje. Su cuerpo vibraba con el placer que estaba sintiendo y bajé las copas de su sujetador para sacar sus pechos.
-¡Sí… sí, mama las tetas de mamá! – Gemía enloquecida. - ¡Has que mamá se corra!
Laura sentó a su hijo entre ella y Mati. De inmediato comenzó a lamer el pene y él besaba a Mati que acariciaba sus testículos. El pene entraba hasta su garganta, ella quería sentir a su hijo lo más profundo posible. Mati también quería lamer a Luis y Laura le cedió aquel lujurioso pene, se levantó y se colocó de rodillas sobre el sofá, apoyando sus brazos en el respaldo. Aún llevaba el vestido de su disfraz y metió sus manos bajo la falda para bajar sus bragas hasta medio muslo. Tiró de la falda y dejó su culo al aire, con ambas manos separó sus cachetes y mostró sus entradas para que algún macho la poseyera.
-¡Mira chico! – Dijo Mati a Luis. - ¡Mi mamá está esperando que alguien entre en ella!
Él botó en el sillón y en un momento estaba tras el culo de su madre, con su pene endurecido y deseando de entrar en alguna de sus entradas… o en las dos. Mati acarició su pene y lo dirigió hasta la mojada raja de Laura.
-¿A qué a ti también te gustan más las polla que los coños, mami? – Le dijo Mati a Laura.
-¡No lo sé! – Dio un gemido al sentir que Luis empezaba a penetrarla. - ¡Trae tu coño a mi boca y podré probar las dos cosas a la vez!
Luis penetraba a su madre poco a poco y podía ver como Mati se subía en el sillón, se sentaba con las piernas abierta en el respaldo, delante de Laura para ofrecerle su sexo húmedo para que ella lo pudiera probar. Él gruñía penetrando a su madre, disfrutando de la visión de la lamida que una de sus mujeres le daba a la otra.
Maribel gritó desesperada al sentir el orgasmo que le provocaba su enorme macho que la penetraba enloquecido. Ella cayó agotada encima de él que la seguía penetrando suavemente mientras ella se convulsionaba varias veces por el placer. Miró a Luis que penetraba a su madre. Vio como su culo se endurecía cada vez que clavaba su pene en Laura. Aquella visión le encantaba a Maribel y se levantó de su amante para colocarse tras Luis. Sus manos empezaron a acariciar aquel joven y prieto culo. Ella estaba a cuatro patas admirando como entre las piernas podía ver como el joven pene se perdía en el interior de la vagina de Laura que no dejaba de lanzar flujos.
Edu se colocó detrás de Maribel y empezó a acariciar su redondo culo, besándolo, separando sus cachetes. La mano de ella acarició los testículos del joven que penetraba a su madre y sintió como Edu escupió saliva en su ano, sin duda su esfínter iba a ser dilatado para ser penetrada por el gordo pene de su amado joven. Un dedo empezó a forzar tan estrecha entrada, ella se relajó y poco a poco su ano dejaba paso a todo lo que por allí quisiera entrar.
-¡Hija! – Dijo Laura gimiendo. - ¡No elijas entre una polla o un coño! – Casi no podía hablar por el placer que su hijo le daba. - ¡Lo mejor son las dos cosas a la vez!
-¡Pues tu lengua está dándome demasiado placer! – Mati gemía y se retorcía de placer. - ¡Deja que nuestro macho me folle y dame tu coño para probar las dos cosas a la vez! ¡Tú! – Le habló a Luis. – ¡Saca tu polla de mi mamá y métela en mí!
Luis sacó su pene de su madre y Maribel aprovechó para lamer su culo mientras sentía como dos dedos de Edu dilataban su ano preparándolo para la inminente entrada del gordo rabo de él. Podía ver como Mati se colocó delante de Luis, en la misma postura que anteriormente estuvo Laura, con las piernas entre abierta permitiendo el acceso a su vagina. Luis pasó su mano mojada en saliva por los labios vaginales de Mati y con la otra mano agarró su pene, lanzó un poco de saliva y la extendió por toda su longitud. Se pegó a ella y empezó a penetrarla.
Maribel no se había perdido detalle de la penetración de su amiga mientras en su ano empezaba a sentir la presión del glande de Edu, que agarrado a sus caderas empujaba su pene para entra en ella. Poco a poco sintió como su esfínter se dilataba aún más, hasta sintió un poco de alivio al entrar por completo aquel enorme glande. Él le acariciaba su redondo culo mientras permaneció quieto, sólo con su glande dentro de su culo. Maribel veía como Luis entraba y salía con energía en la vagina de Mati y deseó que su amante siguiera penetrando su culo, empujó su culo contra Edu y su pene entró un poco más produciéndole descargas de placer que recorrieron toda su espalda. Edu penetraba suavemente el culo de ella hasta que su pene estuvo por completo perdido tras el agujero del ano de Maribel.
-¡Vamos mami, dame tu coño! – Dijo Mati mientras su vagina era penetrada. - ¡Quiero probar las dos cosas a la vez y por ahora sólo me entra la polla en el coño! ¡Deseo comer tu mojado coño! – Laura se sentó frente a ella y se abrió los labios vaginales para ofrecerle su vagina a su amiga.
-¡Ouf, Paco, cariño… me estoy corriendo! – Gemía mi madre que botaba sobre mi pene agitando sus caderas para que el roce de nuestros sexos fuera más intenso. - ¡Dios, qué me gusta que me chupes las tetas mientras tu polla entra por completo en mí!
Mi madre se agarró a mi cuello presionándome contra sus pechos. Escuché sus gemidos y sentí como su sexo empujó contra mi pene para que le entrara por completo. Un tremendo orgasmo la estaba invadiendo y sus caderas se movían compulsivamente hasta que el placer la invadió por completo.
Escuché a nuestro lado los gritos de Maribel, ella estaba teniendo su orgasmo con el grueso pene de Edu taladrándole su ano. Los miré, ella estaba inclinada apoyada en sus codos, con su redondo culo bien en pompa mientras él estaba completamente subido sobre su culo, con las piernas a ambos lados del ella. Podía ver como en cada embestida que le daba, casi todo su pene salía y volvía a entrar en el ano de su amante. Rugía y gruñía deseando lanzar su semen en ella que no paraba de gemir. Sus caderas dieron un gran empujón, dejando totalmente clavado su sexo dentro de su ano.
-¡Qué me gusta correrme en tu culo! – Grito Edu. - ¿Te gusta mi leche?
-¡Dios, me estás quemando por dentro con tu caliente corrida! – Gimió Maribel. Otro empujón y más semen cayó dentro de ella. - ¡Sigue corriéndote!
Cuando el pene de él salió de su culo detrás salio parte del semen que había depositado en ella. Los dos se tumbaron en el suelo a descansar de aquella corrida.
-¡Sí que es verdad que no hay nada como ser follada por una polla y comerse un buen coño! – Dijo Mati mientras Luis seguía penetrándola. - ¡Luis, ya me voy a correr! ¡Dame más fuerte y más rápido!
Él la obedeció y agarrado a sus caderas la penetraba enloquecido mientras los dedos de Mati jugaban con el clítoris de Laura. Las dos mujeres empezaron a gemir al mismo tiempo, mientras él seguía dándole placer a Mati. Aquel pene se clavó en la vagina de Mati y comenzó a lanzar su semen, llenándola por completo. Su madre y su novia gemían de placer, una al ver como su hijo follaba a la otra que gozaba al sentir el caliente semen derramarse dentro de ella.
Mi madre permanecía sentada sobre mí, con mi pene dentro de su vagina. Aún no me había corrido y ella quería que lo hiciera ya.
-¡Chicas! – Dijo mi madre sobre mí. - ¡Mi macho aún no ha lanzado su carga! ¿Queréis compartirla conmigo?
Maribel se acercó gateando mientras mi madre se levantó y me puso en pie, se arrodilló delante de mí para empezar a masturbarme con la mano. Maribel sacó su lengua y la pasó por mi glande. Las podía ver bajo mí, de rodillas y lamiéndome. Por detrás apareció Laura y se hizo un hueco para tragarse mi glande y succionar. Mati se colocó tras su suegra y por encima de su hombro pidió probar mi pene. Las cuatro jugaban con mi pene, pasándosela de una a otra, entrando en cada una de las bocas. Disfrutaba viendo a aquellas cuatro maravillosas mujeres y necesite lanzar mi semen. Les quité el pene y comencé a hacerme una buena paja apuntando hacia ellas. Las cuatro me esperaban con sus bocas bien abiertas. No tardé mucho. El primer chorro de semen se lo lancé a mi madre, le entró en lo más profundo de su boca y se lo tragó. Pasé mi pene de una a otra y mi semen fue saboreado por todas que después empezaron a besarse, pasando sus lenguas por los restos de semen que había en las caras de ellas hasta estar todas bien limpias.
Epílogo.
Un día después de aquella última noche, todos volvimos a la ciudad, menos Edu que siguió trabajando en su pueblo. Aunque Maribel y Edu no prometieron verse más, tres meses después ella fue a buscarlo pues estaba embarazada y tendría un hijo de él. Cada uno siguió viviendo en su ciudad, pero de vez en cuando pasaban tiempo juntos, bien en casa de ella o de él, con su pequeño crío.
Mati y Luis no llegaron a casarse, pero si vivían juntos en casa de Laura. Después de unos años en que los tres disfrutaban todas las noches, tenían un niño y una niña. Laura era la mujer más feliz del mundo, era abuela y compartía el amor de sus dos nietos con el sexo de su hijo y su nuera.
Mi madre y yo vivimos juntos, como pareja, aunque en la calle nos comportamos como madre e hijo, en la soledad de casa tenemos una relación de pareja de amantes en la que nos damos todo el amor y el sexo que necesitamos. Nunca hemos tenido hijos y nunca llegaremos a tenerlos de mutuo acuerdo.
Fin.
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23 comentarios - De vacaciones con mi madre y sus amigas [Capítulo 7] Final.
Grx. por pasar. 😉
Una lástima que haya terminado... pero lo bueno es que puede haber nuevas sagas!!
Gracias!
Muy bueno y caliente esta saga. Me encantaron todas las partes
Van puntos + fav
Buenisimo man..., muy muy bueno.
Gracias.