Este es mi primer escrito. Suelo escribir o improvisar historias, pero este es definitivamente mi primer escrito en P!
Solía tener otra cuenta, hace ya un tiempo, por el cual entable varias conversaciones e intimidades con una usuaria que ya no se encuentra hoy en día. Ella era una chica esbelta, de cabello corto, castaño claro, con ojos marrones claros, de anteojos, más alta que yo. Tenía 20 años en el momento que la conocí. Yo por mi parte fui y soy un tipo regular. Metro ochenta, pelo corto castaño, ancho de espalda, no voy al gimnasio pero no soy gordo. Con mis plus treinta es algo que mantengo... y hubo algo que surgió de mí que a ella le llamo la atención.
Luego de muchas charlas, conociendo nuestras fantasías y aspectos más personales, fuimos entablando una relación más cercana. No solo pasaba por lo físico sino que además había química (cosa fundamental). Ella no se animaba a dar el paso final para conocernos en persona y definir si lo pasábamos al plano físico o mantener las charlas virtuales... y el detalle era porque ella estaba de novia. Si, de trampa... pero cada vez que hablábamos yo le indicaba que no quería provocarle problemas a ella, ni tampoco yo tener problemas con nadie; por ende, lo que hubiera entre nosotros, moría entre nosotros.
Llego el día indicado y finalmente nos conocimos una tarde en un lugar bastante concurrido. No es una historia muy detonadora de fantasías, por lo único que voy a decir fue que después de caminar nos besamos y nos terminamos sacando todas las ganas acumuladas en un hotel. Luego continuamos hablando y coordinamos para vernos nuevamente otro día, con mayor tiempo y esta vez de noche.
Nos encontramos en las mismas esquinas de la ciudad, pasadas la 1 de la mañana de un martes. La calle estaba casi desierta por más que de día en el mismo lugar pasaran frenéticamente peatones amontonados frente a vidrieras y vehículos a miles. El silencio y los peatones eventuales completaban el paisaje de esa noche despejada, ideal. Yo había llevado una camisa negra, con jeans negros y zapatos, esperándola, sin saber bien de donde venía. Por ahí entre las siluetas que caminaban hacia mí, logre divisar sus piernas, con un paso sensual y atrapante.
Con unos zapatos con taco mínimo (para no sobrepasar mi altura), unas calzas negras le cubrían sus piernas y una pollerita con volados mínimos que me dejo estupefacto. Llevaba también un top negro, bajo un pequeño saco también negro. Ella bien sabía que el negro es mi color preferido, y su intención esa noche era complacerme por completo.
Nos miramos detenidamente mientras ella se acercaba a mí y después de las sonrisas, nos fundimos en un beso apasionado que no nos dejó respirar. Sus manos me sostenían, me empujaban hacia ella con fuerza por mi espalda, mientras las mías hacían lo mismo con la suya... aunque luego comenzaron a bajar hasta sentir esa cola que desato un calor dentro mío incontenible.
Como habíamos arreglado, fuimos primero a un bar que quedaba a un par de cuadras. Comenzamos a caminar y ya después de la primera cuadra, frente a una plaza desierta, seguimos con la sesión de besos profundos. Esta vez... mis manos descendieron por su parte delantera, buscando su entrepierna. Sentí que ella corto el beso, sorprendida, y me dijo suave casi al oído "...no...", pero hubo algo en su rostro, y algo en su timbre, que no me convenció. La bese aún más fuerte... la apreté mas fuerte a mi cuerpo y con mi mano libre comencé a mover mis dedos en su concha, sobre la calza. Sentía en la yema de mis dedos el calor que emanaba, oía su placer potenciarse al poner ella su boca en mi oído, sin embargo la noche debía ser larga... y aleje mis manos de ella... sonriéndole y mirándola fijo mientras lo hacía. Ella quedo sorprendida (y honestamente, yo también, ya que no soy de abalanzarme así), y regalándome una sonrisa supo perdonarme haber frenado... aunque sus mejillas se encontraban al rojo vivo y su boca quedo sin aliento.
Caminamos y encontramos el bar. Subimos las escaleras escapando de la calle, pasamos por las mesas de pool y nos sentamos en las mesas del fondo, junto a otras parejas que con la música del lugar y su conversación llenaban el ambiente. Ya sentados, comenzamos a charlar más a fondo, y con la ayuda de la cerveza, nuestras manos jugaron por debajo de la mesa, nuevamente la mía con su calza y la de ella apretándome firme sobre mi jean. Sonrisas, suspiros ahogados y rostros de placer pasaron inadvertidos por los demás clientes.
Terminamos la cerveza y fue decisión unánime irnos del bar para nuevos rumbos. Ella paso al baño y yo la espere en el comienzo de las escaleras. Mientras veía que todo el mundo estaba disperso, sin prestar especial atención a nada ni nadie. Ella volvió con su andar seductor y comenzamos a bajar las escaleras. Después del primer descanso, no pude resistirlo más y comencé a besarla, sujetándola contra la pared. Ella devolvía la pasión que recibía besándome aún más fuerte. Sus brazos pasaron sobre mis hombros y me sujetaron con fuerza. Sus piernas se abrieron para que mi pierna se ubique entre ellas, sintiendo en sus muslos mi erección sobre mi pantalón.
Sin pensar absolutamente nada comencé nuevamente a estimularla sobre sus calzas. Ella aparto su boca de mi beso, y comenzó a gemir suavemente en mi oído. Pero lo que comenzó siendo un suave gemido, fue subiendo la intensidad a medida que mi mano subía su ritmo. La sentía totalmente caliente, y con ese detalle y sus gemidos, ya no pensaba en absolutamente más nada. Ni en el tipo de seguridad sentado al principio de las escaleras, en los posibles clientes que entren o salgan, en la poca gente que pueda pasar por la calle y mirar por esa escalera... en nada. Ella estaba rendida de placer y yo tenía una sola cosa en mente.
Sus dedos se clavaron en mi espalda, sus gemidos se intensificaron y de repente callaron, y su boca quedo abierta con un ceño fruncido. Mi sonrisa emergió natural y ella aun no abría sus ojos.
Un minuto eterno después volvió su compostura, y me beso con extrema pasión. El ver su rostro deformado por esa ola de placer me hizo soltar una risa por lo bajo, y retomamos nuestro camino a la calle. De ahí nos internamos en un cuarto de hotel...
Solía tener otra cuenta, hace ya un tiempo, por el cual entable varias conversaciones e intimidades con una usuaria que ya no se encuentra hoy en día. Ella era una chica esbelta, de cabello corto, castaño claro, con ojos marrones claros, de anteojos, más alta que yo. Tenía 20 años en el momento que la conocí. Yo por mi parte fui y soy un tipo regular. Metro ochenta, pelo corto castaño, ancho de espalda, no voy al gimnasio pero no soy gordo. Con mis plus treinta es algo que mantengo... y hubo algo que surgió de mí que a ella le llamo la atención.
Luego de muchas charlas, conociendo nuestras fantasías y aspectos más personales, fuimos entablando una relación más cercana. No solo pasaba por lo físico sino que además había química (cosa fundamental). Ella no se animaba a dar el paso final para conocernos en persona y definir si lo pasábamos al plano físico o mantener las charlas virtuales... y el detalle era porque ella estaba de novia. Si, de trampa... pero cada vez que hablábamos yo le indicaba que no quería provocarle problemas a ella, ni tampoco yo tener problemas con nadie; por ende, lo que hubiera entre nosotros, moría entre nosotros.
Llego el día indicado y finalmente nos conocimos una tarde en un lugar bastante concurrido. No es una historia muy detonadora de fantasías, por lo único que voy a decir fue que después de caminar nos besamos y nos terminamos sacando todas las ganas acumuladas en un hotel. Luego continuamos hablando y coordinamos para vernos nuevamente otro día, con mayor tiempo y esta vez de noche.
Nos encontramos en las mismas esquinas de la ciudad, pasadas la 1 de la mañana de un martes. La calle estaba casi desierta por más que de día en el mismo lugar pasaran frenéticamente peatones amontonados frente a vidrieras y vehículos a miles. El silencio y los peatones eventuales completaban el paisaje de esa noche despejada, ideal. Yo había llevado una camisa negra, con jeans negros y zapatos, esperándola, sin saber bien de donde venía. Por ahí entre las siluetas que caminaban hacia mí, logre divisar sus piernas, con un paso sensual y atrapante.
Con unos zapatos con taco mínimo (para no sobrepasar mi altura), unas calzas negras le cubrían sus piernas y una pollerita con volados mínimos que me dejo estupefacto. Llevaba también un top negro, bajo un pequeño saco también negro. Ella bien sabía que el negro es mi color preferido, y su intención esa noche era complacerme por completo.
Nos miramos detenidamente mientras ella se acercaba a mí y después de las sonrisas, nos fundimos en un beso apasionado que no nos dejó respirar. Sus manos me sostenían, me empujaban hacia ella con fuerza por mi espalda, mientras las mías hacían lo mismo con la suya... aunque luego comenzaron a bajar hasta sentir esa cola que desato un calor dentro mío incontenible.
Como habíamos arreglado, fuimos primero a un bar que quedaba a un par de cuadras. Comenzamos a caminar y ya después de la primera cuadra, frente a una plaza desierta, seguimos con la sesión de besos profundos. Esta vez... mis manos descendieron por su parte delantera, buscando su entrepierna. Sentí que ella corto el beso, sorprendida, y me dijo suave casi al oído "...no...", pero hubo algo en su rostro, y algo en su timbre, que no me convenció. La bese aún más fuerte... la apreté mas fuerte a mi cuerpo y con mi mano libre comencé a mover mis dedos en su concha, sobre la calza. Sentía en la yema de mis dedos el calor que emanaba, oía su placer potenciarse al poner ella su boca en mi oído, sin embargo la noche debía ser larga... y aleje mis manos de ella... sonriéndole y mirándola fijo mientras lo hacía. Ella quedo sorprendida (y honestamente, yo también, ya que no soy de abalanzarme así), y regalándome una sonrisa supo perdonarme haber frenado... aunque sus mejillas se encontraban al rojo vivo y su boca quedo sin aliento.
Caminamos y encontramos el bar. Subimos las escaleras escapando de la calle, pasamos por las mesas de pool y nos sentamos en las mesas del fondo, junto a otras parejas que con la música del lugar y su conversación llenaban el ambiente. Ya sentados, comenzamos a charlar más a fondo, y con la ayuda de la cerveza, nuestras manos jugaron por debajo de la mesa, nuevamente la mía con su calza y la de ella apretándome firme sobre mi jean. Sonrisas, suspiros ahogados y rostros de placer pasaron inadvertidos por los demás clientes.
Terminamos la cerveza y fue decisión unánime irnos del bar para nuevos rumbos. Ella paso al baño y yo la espere en el comienzo de las escaleras. Mientras veía que todo el mundo estaba disperso, sin prestar especial atención a nada ni nadie. Ella volvió con su andar seductor y comenzamos a bajar las escaleras. Después del primer descanso, no pude resistirlo más y comencé a besarla, sujetándola contra la pared. Ella devolvía la pasión que recibía besándome aún más fuerte. Sus brazos pasaron sobre mis hombros y me sujetaron con fuerza. Sus piernas se abrieron para que mi pierna se ubique entre ellas, sintiendo en sus muslos mi erección sobre mi pantalón.
Sin pensar absolutamente nada comencé nuevamente a estimularla sobre sus calzas. Ella aparto su boca de mi beso, y comenzó a gemir suavemente en mi oído. Pero lo que comenzó siendo un suave gemido, fue subiendo la intensidad a medida que mi mano subía su ritmo. La sentía totalmente caliente, y con ese detalle y sus gemidos, ya no pensaba en absolutamente más nada. Ni en el tipo de seguridad sentado al principio de las escaleras, en los posibles clientes que entren o salgan, en la poca gente que pueda pasar por la calle y mirar por esa escalera... en nada. Ella estaba rendida de placer y yo tenía una sola cosa en mente.
Sus dedos se clavaron en mi espalda, sus gemidos se intensificaron y de repente callaron, y su boca quedo abierta con un ceño fruncido. Mi sonrisa emergió natural y ella aun no abría sus ojos.
Un minuto eterno después volvió su compostura, y me beso con extrema pasión. El ver su rostro deformado por esa ola de placer me hizo soltar una risa por lo bajo, y retomamos nuestro camino a la calle. De ahí nos internamos en un cuarto de hotel...
15 comentarios - Una noche, un bar y gemidos en las escaleras
Dejo puntos y besos 💋
Y q paso después?
Van puntines
Dev.-