Mi hermana, tenía prohibido irme a ver jugar a la pelota en el club del barrio.
No por ella, sino por mis "amigos", yo sabía que ellos la miraban de forma grosera e incorrecta, aunque me aseguraban todo lo contrario. Hasta a veces me hacían dudar de mi mismo, y casi me convencían de que tenía celos enfermizos por ella.
Sin embargo, y a pesar de algunas cavilaciones por aquellas dudas, me mantuve firme y nunca dejé que ella asistiera, a pesar de los comentarios y gastadas que recibía por parte de ellos. Pero, al tocarme el servicio militar, ya no estuve allí para impedir que ella fuera, no a verme a mí, que de hecho no estaría, si no al club.
Por supuesto, en mi ausencia ella hizo todo lo que yo le prohibía, y ellos, mis "amigos" como lo imaginaba, también, se aprovecharon con creces de aquello.
Esto también, fue confesado por un arrepentido cuando termine con la obligación con el gobierno de entonces y cumplí con mi deber como ciudadano y como recompensa de la sociedad me cojieron a @felina mi hermana.
Mi hermana, fue entonces al club de nuestro barrio a ver jugar al equipo de futbol del que yo era integrante. Fue recibida de manera victoriosa por ellos, con cánticos de hinchada y la invitaron a pasar, posar y fotografiarse dentro del campo de juego.
Una cosa llevo a la otra y el cachondeo paso a ser manoseo y este empezó con empujones, luego caricias y termino en "garche", se la morfaron todos, no solo ellos, los locales, mis compañeros de equipo, sino hasta el cuadro rival, los jugadores del visitante también se la "culearon".
Compartieron todos masivamente a mi hermana, hasta el árbitro y jueces de líneas, los de la comisión directiva del club, todos se la cojieron, la enfiestaron.
A plena luz, en el medio del campo de juego la fueron desvistiendo hasta dejarla primero semi desnuda, hasta quedar como Dios la trajo al mundo, en cueros.
w
Ella sin amilanarse, sin sentirse cohibida, menos aun tener vergüenza, ni la mínima dignidad por su persona ni la mía, su hermano, se dejo llevar por sus instintos mas bajos y accedió a ser "enfiestada" en público.
Ellos lo mismo, se comportaron como animales en celo, sin frenos inhibitorios, pelaron las garchas y se turnaban para acceder a algunos de sus agujeros, se mantenían alertas, excitados, con las "porongas" paradas, buscando el momento para meterla.
@Felina mi hermana, chupaba lo que se le pusiera adelante, acariciaba lo que se acercaba, y a su vez, era chupada, lamida, baboseada y penetrada por chotas anónimas, desconocidas.
La hipersexualidad de mi hermana, se caracterizaba por una frecuente estimulación visual que hacía que su individualismo exacerbe su natural sexualidad hasta la adicción. Esto provocaba que se autoestimule genitalmente y alcance el orgasmo o bien escale en mayores grados de placer, como en ese momento.
La hipersexualidad de ella, se manifestaba porque era reprimida sexualmente por nuestra madre desde su infancia y en su adolescencia, pero por otro lado yo la pervertía a un conjunto de prácticas sexuales que no se ajustaban a lo socialmente establecido como sexualidad normal entre hermano/hermana.
La excitaba con el acto de frotar cualquier parte del cuerpo, incluyendo sus nalgas, los senos, el abdomen, los muslos, los pies, las manos, las piernas y los órganos sexuales, ya sea desnudos o vestidos, pero sin penetración. Proseguía con el contacto genital con genital sin penetración.
Lo hacía como una forma de juego previo, como método para lograr la satisfacción sexual sin coito, como una manera de preservar la virginidad de mi hermana, o como un forma de sexo seguro entre familiares.
Fue nuestra etapa más temprana de la intimidad física, antes del contacto más explícito que yo deseaba, como un sustituto para la penetración. También obtenía la excitación sexual y/o el orgasmo al interactuar sexualmente con ella en estado de sueño, mientras ella dormía.
Jugábamos a la "Bella durmiente", el cuento de una joven que sufre una maldición en la que cayó dormida por un siglo. Basándome en el argumento de esa historia en la que una bella joven cae dormida y es despertada por un príncipe que admira su belleza eterna y la excitaba sexualmente.
Tantos cuidados me tomé, para que esta manga de párvulos la disfruten alegre y vulgarmente en mi ausencia. Por un lado, por la picardía entendida como la acción misma o el dicho y compromiso en el que hay malicia y atrevimiento, es decir, haberme prometido cuidarla y vigilarla, para luego invitarla y garcharla.
Todo mi trabajo con ella, basado en erotismo y sensualidad, buscando atraerla e incitándola con expresiones faciales complejas, acciones corporales y manifestaciones verbales, en función de la intimidad y de la intencionalidad con que las empleé, tirado a la basura.
La voluptuosidad despertada por aquella incitación a la satisfacción de los placeres de los sentidos, especialmente el placer sexual. La transformó en una hedonista, en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de su vida.
Y allí se encontraba ella, con total satisfacción, sin impedimento alguno, deleitándose a pesar de tener doloridas unas partes de su cuerpo.
La percepción sensorial, emoción o sensación que ella percibió y experimentaba sin tener conciencia de ello, era evidente.
Ella era una persona que terminaba convertida en una cosa de placer, le convenía a ellos el nombre o apelativo con que la designaban, por ser, entre todas las de su clase, la más importante, conocida o caracterízada "trola" del barrio "Felina la puta buena".
No por ella, sino por mis "amigos", yo sabía que ellos la miraban de forma grosera e incorrecta, aunque me aseguraban todo lo contrario. Hasta a veces me hacían dudar de mi mismo, y casi me convencían de que tenía celos enfermizos por ella.
Sin embargo, y a pesar de algunas cavilaciones por aquellas dudas, me mantuve firme y nunca dejé que ella asistiera, a pesar de los comentarios y gastadas que recibía por parte de ellos. Pero, al tocarme el servicio militar, ya no estuve allí para impedir que ella fuera, no a verme a mí, que de hecho no estaría, si no al club.
Por supuesto, en mi ausencia ella hizo todo lo que yo le prohibía, y ellos, mis "amigos" como lo imaginaba, también, se aprovecharon con creces de aquello.
Esto también, fue confesado por un arrepentido cuando termine con la obligación con el gobierno de entonces y cumplí con mi deber como ciudadano y como recompensa de la sociedad me cojieron a @felina mi hermana.
Mi hermana, fue entonces al club de nuestro barrio a ver jugar al equipo de futbol del que yo era integrante. Fue recibida de manera victoriosa por ellos, con cánticos de hinchada y la invitaron a pasar, posar y fotografiarse dentro del campo de juego.
Una cosa llevo a la otra y el cachondeo paso a ser manoseo y este empezó con empujones, luego caricias y termino en "garche", se la morfaron todos, no solo ellos, los locales, mis compañeros de equipo, sino hasta el cuadro rival, los jugadores del visitante también se la "culearon".
Compartieron todos masivamente a mi hermana, hasta el árbitro y jueces de líneas, los de la comisión directiva del club, todos se la cojieron, la enfiestaron.
A plena luz, en el medio del campo de juego la fueron desvistiendo hasta dejarla primero semi desnuda, hasta quedar como Dios la trajo al mundo, en cueros.
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Ella sin amilanarse, sin sentirse cohibida, menos aun tener vergüenza, ni la mínima dignidad por su persona ni la mía, su hermano, se dejo llevar por sus instintos mas bajos y accedió a ser "enfiestada" en público.
Ellos lo mismo, se comportaron como animales en celo, sin frenos inhibitorios, pelaron las garchas y se turnaban para acceder a algunos de sus agujeros, se mantenían alertas, excitados, con las "porongas" paradas, buscando el momento para meterla.
@Felina mi hermana, chupaba lo que se le pusiera adelante, acariciaba lo que se acercaba, y a su vez, era chupada, lamida, baboseada y penetrada por chotas anónimas, desconocidas.
La hipersexualidad de mi hermana, se caracterizaba por una frecuente estimulación visual que hacía que su individualismo exacerbe su natural sexualidad hasta la adicción. Esto provocaba que se autoestimule genitalmente y alcance el orgasmo o bien escale en mayores grados de placer, como en ese momento.
La hipersexualidad de ella, se manifestaba porque era reprimida sexualmente por nuestra madre desde su infancia y en su adolescencia, pero por otro lado yo la pervertía a un conjunto de prácticas sexuales que no se ajustaban a lo socialmente establecido como sexualidad normal entre hermano/hermana.
La excitaba con el acto de frotar cualquier parte del cuerpo, incluyendo sus nalgas, los senos, el abdomen, los muslos, los pies, las manos, las piernas y los órganos sexuales, ya sea desnudos o vestidos, pero sin penetración. Proseguía con el contacto genital con genital sin penetración.
Lo hacía como una forma de juego previo, como método para lograr la satisfacción sexual sin coito, como una manera de preservar la virginidad de mi hermana, o como un forma de sexo seguro entre familiares.
Fue nuestra etapa más temprana de la intimidad física, antes del contacto más explícito que yo deseaba, como un sustituto para la penetración. También obtenía la excitación sexual y/o el orgasmo al interactuar sexualmente con ella en estado de sueño, mientras ella dormía.
Jugábamos a la "Bella durmiente", el cuento de una joven que sufre una maldición en la que cayó dormida por un siglo. Basándome en el argumento de esa historia en la que una bella joven cae dormida y es despertada por un príncipe que admira su belleza eterna y la excitaba sexualmente.
Tantos cuidados me tomé, para que esta manga de párvulos la disfruten alegre y vulgarmente en mi ausencia. Por un lado, por la picardía entendida como la acción misma o el dicho y compromiso en el que hay malicia y atrevimiento, es decir, haberme prometido cuidarla y vigilarla, para luego invitarla y garcharla.
Todo mi trabajo con ella, basado en erotismo y sensualidad, buscando atraerla e incitándola con expresiones faciales complejas, acciones corporales y manifestaciones verbales, en función de la intimidad y de la intencionalidad con que las empleé, tirado a la basura.
La voluptuosidad despertada por aquella incitación a la satisfacción de los placeres de los sentidos, especialmente el placer sexual. La transformó en una hedonista, en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de su vida.
Y allí se encontraba ella, con total satisfacción, sin impedimento alguno, deleitándose a pesar de tener doloridas unas partes de su cuerpo.
La percepción sensorial, emoción o sensación que ella percibió y experimentaba sin tener conciencia de ello, era evidente.
Ella era una persona que terminaba convertida en una cosa de placer, le convenía a ellos el nombre o apelativo con que la designaban, por ser, entre todas las de su clase, la más importante, conocida o caracterízada "trola" del barrio "Felina la puta buena".
30 comentarios - Mi hermana también fue al club del barrio c/imágenes
Putisima!