Una historia, un protagonista, una fantasía. Todos nos hemos dejado llevar alguna que otra vez por nuestra mente. Viví estas fantasías como si fueran reales, donde los protagonistas de nuestros relatos se encargan de vivir las suyas a flor de piel. Una historia por distinta, un protagonista nuevo, una fantasía por cumplir. Dejate llevar por la imaginación...
La tanga verde
Preciosa. Esa es la única palabra que puede definirla. Ni linda, ni hermosa, ni diosa o alguna otra boludés. ¡Preciosa! ¿Quién? Me vecina. Georgina, o Geor como le dicen las amigas, se mudó hace 2 meses al edificio y no me la puedo sacar de la cabeza. Cada vez que me la cruzo en la puerta, en el ascensor, o en el palier del edificio me quedo mirándola como un nabo.
Mi nombre es Juan Bautista y hace 4 años que vivo en el edificio, desde que terminaron de construirlo. Fui de los primeros en mudarme y en todos estos años vi pasar un montón de personas. Al ser un edificio de todos departamentos de 1 dormitorio y estar cerca de la facultad de medicina, se llena de estudiantes. Pero nunca vi a una chica como ella en mis 25 años de vida. Es bien flaquita y petiza, de 1,60 mas o menos. Tiene unas piernas divinas y la wacha lo sabe porque vive paseándose en short. La cola no es algo del otro mundo e visto mejores, pero es como una manzanita perfecta. La pancita es bien plana y te dan ganas de besarla cada vez que la vez y las tetas son muy llamativas. Para una persona de ese físico son enormes. De cara no hace falta decir que es impresionante. Ojos verdes, nariz chiquita, sonrisa impactante, pelo largo marrón claro. ¡Preciosa!
La primera vez que la vi fue el día que se mudó. Yo salía apurado y le pasé por al lado. Me llamó la atención lo linda que era, pero nada más. Esa misma tarde descubrí que se mudaba al lado mío. A los dos días me tocó la puerta para pedirme un poco de azúcar. Eran las 7 de la mañana y yo tenía una pinta de zombi increíble, pero le di el azúcar y ella me sonrió. Ahí me empezó a interesar. Con el tiempo nos fuimos cruzando por el edificio. Casi siempre salgo con el celular en la mano, por lo que no hablamos. Pero hace dos semanas me habló.
- Hola.- Me dice cuando se sube al ascensor.
- Ah, ¿Qué haces?- Le digo.- ¿Bien?
- Sí, sí bien.- Me contesta sonriendo. Yo me quedaba como un tarado cada vez que me sonreía.- ¿Vos cursas medicina verdad?
- Sí.- Le digo.- Me quedan 3 materias y termino. Me atrasé un poco.
- ¿En serio?- Me pregunta sorprendida- ¿Pero vos cuantos años tenés?
- 25.- Le digo.- ¿Vos?
- 20. Pero estoy en 1ro recién. Lo que pasa que me quedé dos años en mi pueblo trabajando.
Y estuvimos hablando un rato. Lamentablemente me contó que estaba de novia, con un chico de su edad que vivía hacía dos años en Rosario y estudiaba Derecho. La verdad es que me puse un poco mal por eso, pero traté de no decirle nada al respecto. Esa noche me la volví a cruzar. Como era viernes, se juntó con sus amigas en su casa e hicieron una previa. Yo, que salía a comer con mis viejos, volví y la vi terriblemente producida. Si sin maquillaje ya era preciosa, imagínense producida. Rajaba la tierra. Pero yo daba la batalla casi perdida.
Sin embargo hace 4 días pasó algo increíble. Martes a la noche, a eso de las 10 y media empiezan los gritos. Primero ella y después un chico. “Sos un pelotudo”, “Y vos sos una trola”, “Callate imbécil”. Me preocupé un poco, por lo que levanté la oreja a ver si escuchaba algo más. Pero enseguida él sale por la puerta y se va del edificio. No sabía qué hacer hasta que la vi en el balcón y decidí salir.
- ¿Todo bien?- Le pregunto. Pero cuando me di cuenta Geor estaba llorando en remera y en culote.
Me contó que el novio le había dicho a su mejor amiga que la había engañado y que por eso ella se vengó engañándolo con otro chico. Pero que en realidad lo del novio era mentira y había sido una prueba para ella. Obviamente a ella no le gustó nada y lo mandó a la mierda, pero él alegaba que ella lo había engañado. Aparentemente era el fin de su relación.
Pero a mí me costaba horrores concentrarme en lo que me decía. La miraba de arriba a abajo impresionado. La cola que tenía definitivamente era una locura, hermosa. Trataba de acotar comentarios a lo que me contaba, pero no le podía sacar los ojos de encima. Ella por suerte no se dio cuenta y hablamos un rato. Le di algunos consejos de amor, pero no soy el indicado. Al final ella quedó en hablar con su novio y tratar de arreglar las cosas, pero si él no asumía algo de la culpa no le iba a dar una oportunidad. A mí a esas alturas ya me entraba todo por un oído y me salía por el otro. Solo le admiraba el culo y la bombachita verde que tenía.
Esa noche soñé con ella. Estaba vestida igual que en el balcón. Me decía que no quería más a su novio y que me quería a mí. Yo la hacía pasar a mi casa y nos tirábamos en la cama a coger como dos conejos. Me levanté a la mañana siguiente totalmente duro y pensando en Georgina. Tenía que encarármela y llevármela a la cama.
Hoy, sábado, era el día. La escuché moverse por su casa toda la tarde. Limpiaba, movía los muebles, vio varias películas. Hizo de todo. Pero lo peor pasó casi a las 9. Escucho que le tocan el timbre, ella baja a abrir y cuando vuelve a subir, veo por la mirilla de la puerta y veo que volvía con el novio. Esa era la noche que definía todo.
Cenaron en silencio. Yo también. Podía escucharlos hablar, y de vez en cuando levantaban la voz, pero no gritaron. Un rato más tarde me tiré en el sillón en frente de la tele y puse una película, pero unos ruidos provenientes del apartamento de Geor me hicieron bajarle el volumen. Salgo al balcón en silencio y me asomo por su ventana y veo que estaban los dos tirados en el sillón besándose con muchas ganas. ¡Se habían arreglado! Volví a entrar al depto casi enojado y me quedé viendo la película, pero no me di cuenta de que nunca puse el volumen. Mi cabeza estaba en su casa. De repente me di cuenta de que escuchaba todo lo que pasaba. Ella lo besaba con ganas y a él le encantaba, ya que de vez en cuando hacía comentarios como “mi amor” o “mi vida que bien que besas”. No me pude contener. Tenía que ser yo el que estaba con ella. Así que mi mente empezó a divagar…
Georgina no se había arreglado con el novio, todo lo contrario. En el medio de la cena habían empezado a los gritos. Él se había ido enojado como la otra vez y ella buscando consuelo me había venido a buscar a mi casa.
- Necesito que me cojas como nadie lo hizo.- Me dijo con cara de trola. ¡Y es más!... Estaba vestida con la remera blanca y el culote verde ese que tanto me gustaba.
Me llevó de la mano hasta su casa y los dos nos tiramos en el sillón. Era yo el que en ese momento le estaba diciendo que me encantaban sus besos. Era yo el que en ese momento le estaba diciendo “chúpamela loquita”. Y ella obedeció. Me la chupó como siempre había querido. No era su novio el que gemía de placer en su sillón, era yo. Me bajó el pantalón y el bóxer de un tirón y se metió mi pija bien dura en la boca saboreando cada centímetro de ella. Era una loca chupándola. Le pasaba la lengua por todos lados. Se detenía en la cabeza y después se la volvía a meter toda adentro. Una putita profesional.
En un momento los gemidos cambiaron. Ya no era más él (yo) el que recibía el placer, sino ella. Ahora se la estaba chupando. Y es que sin darme cuenta la había sentado sobre el sillón, le había sacado la tanguita verde y le había empezado a chupar la concha con ganas. Me sorprendió escuchar los gemidos de Georgina, eran muy excitantes. Se la chupaba con ganas, mientras que le metía un dedo bien a fondo. Ella se movía un poco para los costados, hasta que no aguantó más y me dijo casi que con un grito:
- ¡Cogeme!
Yo obedecí. Me levanté, me saqué lo poco que me quedaba de ropa y se la metí de una. Ella pegó un grito de placer y satisfacción que me llegó hasta el cerebro. Escuchaba cada suspiro que daba y me volvía loco. Me transportaba cada vez más a su departamento. Me sentía completamente entre sus brazos. Ella me abrazaba y me apretaba la espalda baja para que no me pudiera separar. Yo, con una mano apoyada en la pared me, la cogía con ganas. Ella no paraba de gemir de placer cada vez que yo se la metía más adentro que antes.
- ¡Ay sí!- Me decía gimiendo de placer al oído, pero no controlaba su voz y era más un grito que un suspiro.
Me di cuenta que habíamos cambiado de posición cuando ella se quedó callada por unos segundos y después volvió a gemir. Mi mente se quedó en blanco, así que decidí salir al balcón para ver. Ahora ella estaba arriba de su novio… Perdón, arriba mío. Volví a sentarme y pude sentir como me cabalgaba entusiasmada. Su cola golpeaba sobre mis muslos con cada movimiento que daba. Su divina cola. Yo se la apretaba para darle un envión y mientras, le chupaba las tetas que rebotaban de acá para allá. Les pasaba la lengua de una a la otra, trataba de metérmelas enteras en la boca, todo mientras ella me seguía montando como todo una vaquera.
Volvimos a cambiar de pose, pero esta vez no tuve que espiar para darme cuenta como estábamos. Sentí el golpe en la pared y automáticamente me di cuenta que yo la había levantado del culo, mientras ella me abrazaba con los brazos, y entre besos y chupones nos fuimos hasta la pared que daba contra mi casa y seguimos cogiendo.
Se ve que esta era la pose que más disfrutaba, porque sus gritos ya no trataban de ser para nada disimulados. “¡Ay si!”, “¡Cogeme, cogeme!”, o “¡Así dale!” eran las frases que Geor usaba para indicarme que le encantaba como me la estaba garchando. Mezclados con gemidos y gritos de placer, seguimos cogiendo así hasta que ninguno de los dos pudo más. Casi en conjunto pegamos un grito de satisfacción pura que indicaba que habíamos acabado. Él de ella fue más fuerte y agudo, el mío más callado. Pero los dos habíamos logrado acabar y hacer acabar al otro…
Cuando me di cuenta, abrí los ojos y vi que la película que estaba viendo había terminado y estaban pasando los títulos. Tenía una de las manos apretando un almohadón del sillón y en la otra mi pija llena de semen. Los gritos de Georgina y de su novio habían parado. Logré entrar en la realidad, pero cuando lo hice, lo primero que pensé fue en que tenía que cogerme a Georgina algún día. Y lamentablemente, no podía esperar mucho más.
6 comentarios - La tanga verde (Fantasía)
Gracias!!