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Lobo Viejo, Solitario y Sureño con una Hembra Nórdica.

En la vida silvestre la mayoría de los mamíferos machos son polígamos; disfrutan de múltiples hembras mientras son jóvenes y ganadores (es decir consiguen derrotar a los rivales ya que, se sabe, las hembras los prefieren: los consideran “donantes” de los mejores genes para sus hijos).
Pero con los años pierden el vigor y el atractivo y, con él, a las hembras. Deambulan entonces por la vida solitarios hasta el último viaje.
Los hombres como especie, también somos mamíferos y, con variantes, conservamos (en lo que atañe a los machos, disfrutamos y padecemos) ese comportamiento atávico.
El que escribe esto, cabello ralo, entrecano, transita su quinta década de vida, habita, con su esposa, en la periferia de la ciudad capital de Argentina, pero ella, por una dolencia, había suspendido su actividad sexual, desde varios meses antes, por lo que, sexualmente, era un solitario.

Gracias a que la empresa multinacional para la cual trabajo suele asignarme tareas en otros países, como a los demás colegas, ya que los profesionales argentinos somos baratos y con capacitación de buen nivel, en octubre de 201X me encontraba en Milán, instalando una aplicación especial para Telecom Italia junto con una ingeniera dinamarquesa, Hegga, de la firma Ericsson de unos 38 años declarados de edad (talvez dejó de computar 2 o 3) muy capaz técnicamente y bien dotada físicamente: ojazos celestes, cabellos largos rubios, facciones delicadas, buena estatura, senos justos para mi gusto, curvas sensuales, cola deliciosa, piernas largas y torneadas a la perfección. Agradable en la relación laboral y fuera de ella. Era la tercera vez que compartíamos tareas en el exterior y nos conocíamos bastante bien, por las largas charlas que mantuvimos durante las tareas, en almuerzos, cenas y, algunos, fines de semana de paseos por la geografía del país en que nos había tocado trabajar. Ella, además de casada es, para mi muy joven, como para que yo abrigase alguna pretensión sexual. De hecho nunca intenté ni siquiera tantear el terreno. No cabía, en mi cabeza, que el trato que me dispensaba mi colega escondiera alguna inquietud erótica.
Lo que ocurrió, y motiva este relato, fue repentino y espontáneo, por lo menos para mí.
Llevábamos casi una semana lidiando con un problema que, ni siquiera con las consultas a nuestras empresas y a los desarrolladores de la aplicación, habíamos podido resolver. La noche del quinto día Hegga me llamó por teléfono desde su habitación del hotel contigua a la mía:
< vení, Julio, creo que descubrí algo en la maldita aplicación. Necesito tu ayuda para ver si llegamos a buen puerto.>
<¿Ahora tiene que ser?>
<¡Si!..no seas perezoso, te espero>
Me puse el pantalón del pijama y fui a verla.
Cuando explicó su hallazgo, supe de inmediato que estaba bien rumbeada. Casi una hora después de iniciada la improvisada reunión, yo dí con la tecla que faltaba para redondear la solución perseguida tantos días. Hegga, exultante me abrazó efusivamente y empezamos a dar vueltas apretados y riendo de buena gana. Al concluir ese símil de danza, quedamos cara a cara, las bocas a escasos centímetros de separación y sus ojos, robados al cielo, posados en los míos.
<¡sos genial Julio,! Descubriste como ponerle el moño a la solución>
Me dio tres besos: uno en cada mejilla y el último un beso en los labios y quedó mirándome sonriente.
Unos instantes de titubeo y:
<vos tenés más méritos que yo, encontraste la punta del ovillo> respondí y le “agradecí” con su misma moneda, con otro beso en los labios.
Ahí saltó la chispa interior; la sangre bajó instantáneamente a borbotones hasta mi entrepiernas y tuve una erección desmedida que, como seguíamos con los cuerpos unidos, Hegga no pudo menos que percibirla en su monte de Venus. Despegó su cuerpo, bajó los ojos, un instante hacia mi bulto, fingiendo cerciorarse que era lo que había sentido, volvió a posarlos en los míos y:
<¡uhhmmmm! Julio….Julito…¿estás pensando que festejemos a lo grande, Noooo?>
<¡¡por favor …Hegga!!!…no quisiera que pienses…no quise….>
<¡que lindo que sos!!!....no te disculpes, yo si lo pensé…. y lo pienso…y me siento halagada…….. e interesada.>
<…..te llevarías un chasco…no creo que pueda…. colmar tus expectativas >
<Tonterías,….…vas a ver que saldrá todo bien> Dicho lo último pasó a la acción. Comenzó a sacarme el saco del pijama y, una vez que lo hizo, se despojó de la parte de arriba del suyo dejando sus hermosas tetas (turgentes aun, a despecho de su edad) a mi consideración. Me prendí a ellas desbordado, con las manos primero y besándolas luego. Reanudamos el boca a boca, mientras cada cual se deshacía del pantalón del pijama ajeno. Quedamos en bombacha y calzoncillo y así, abrazados, nos tiramos en el colchón.
Tuve un momento de lucidez y transmití mi preocupación:
<dulce, no tengo preservativo.>
<no importa, bombonito, somos sanos y yo me cuido con las pastillitas>
Urgido por la excitación la despojé del calzón y me desembaracé del calzoncillo. Esa primera noche, salvo algunas caricias reciprocas en los sexos, fuimos contenidos y totalmente ortodoxos: me arrancó dos polvos, ella abajo yo arriba, cogiéndola con suavidad y delicadeza, Hegga complementó, con maestría, mis entra y sale: movimientos irresistibles y gemidos bajitos con cada embate. Sólo la expresión de intenso placer en su rostro y el estremecimiento de su cuerpo develaron sus orgasmos y el gusto que le daba sentir que la inundaba mi licor de huevos. Después de meses de abstinencia, con tan deliciosa partenaire, esa noche me resultó alucinante, inolvidable.
Nos quedamos en Milán otros seis días en los cuales ya no dormimos en distintas camas.
Una vez roto el hielo la primera noche, las siguientes, fueron más “locas”: mi lengua saboreó por vez primera una conchita vikinga y quedé encantado, la boca vikinga mamó (por vez primera, aseguró) una pija latina, sudaca e hizo varios bis. El sexo propiamente dicho fue más intenso y fantasioso en las posiciones: yo la cogí tantas veces como ella me cogió cabalgándome de distintas maneras. La ante-última noche accedió a que le entrara brevemente por el culito. Le dolió, y me lo hizo saber. Entonces abortamos la experiencia y volvimos a disfrutar, los dos, de acuerdo a como lo tiene previsto la naturaleza.
Ahora, intercambiamos emails cariñosos. Deseo que nos asignen alguna tarea conjunta. Aunque no veo nada en el horizonte, mantengo las esperanzas de reencontrarnos.
Mientras, devuelto a la vida sexual activa gracias a Hegga, he logrado “capturar” algunas presas femeninas locales; todas de creciditas a maduras, pero de carnes muy sabrosas.
Además mi esposa, recuperada la salud, reanudó, con todo entusiasmo, la demanda erótica, lícita conmigo e ilícita, con algún improvisado.
“E la nave vá” y confío que navegará bastante tiempo aún.

8 comentarios - Lobo Viejo, Solitario y Sureño con una Hembra Nórdica.

amigolo
Buen relato. Van puntitos y te invitamos a pasar por nuestros posts para saber tu opinión. Besitos.
mdqpablo
muy buen relato , nos encantó
bigdick1
Entiendo claramente tu vivencia......yo tuve amoríos con una alemana....despyes de ella mi vida sexual nunca fue la misma.....pero eso será motivo de un relato!!!
shad_t
muy bueno van 10
jorvac164
Me encantò. Van 10 y saludos!!Ojala se te de de nuevo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
InvisibleT
Bien por vos, por Hegga y por tu mujer! garchando todo es un poco mas luminoso!
dantraloco
En Europa no se estila tanto dar el culo como en ARgentina jajajja
Buen relato, me alegro de que recuperarais la salud sexual jajajaaja
Van ocho puntos