You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Vacaciones en la playa. Capítulo 4

Vacaciones en la playa. Capítulo 4


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 4: Reviviendo el pasado
   Me levanté y Cristian dormía al lado mío. Me costó unos segundos darme cuenta que estaba en su pieza y que los dos nos habíamos quedado dormidos. Por la ventana entraba un sol impresionante que denotaba que ya era completamente de día. Tomé mi celular y vi que eran las 10 de la mañana y que tenía varios mensajes de las chicas preguntándome donde estaba. Agarré la ropa y despertando a Cris le dije que me tenía que ir. Él me propuso desayunar algo, pero yo le dije que prefería irme. Así que agarré las cosas y salí de su casa tras darle un beso y una sonrisa.
   Empecé a caminar por la calle y veía como la gente llegaba a la playa y me miraba raro, después de todo yo estaba volviendo del boliche a las diez de la mañana. Pero no me importaba, acababa de tener una noche espectacular con doble dosis de sexo bien fuerte con un chico que me encantaba y no podía estar más contenta.
   Apenas entré al departamento escuché unos ruidos que me llamaron la atención. De atrás de la pared que dividía la entrada con la cocina comedor venían unos gemidos de placer bien fuertes y claros. ¡Daiana estaba cogiéndose a alguien en el comedor! Me asomé para ver y descubrí que un chico divino, de cuerpo perfecto, pelo rubio y carita hermosa, le estaba dando bien duro de parado mientras ella estaba tirada contra la mesa, la misma mesa sobre la que comíamos todos los días. No supe que hacer, tenía que pasar sí o sí y lo peor es que tenía que pasar dos veces por ahí, una para ir al baño y otra para ir a mi pieza. Así que agaché la cabeza, y rápido caminé por la habitación sin mirarlos. Ellos se dieron cuenta de que estaba ahí, pero parecieron ignorarme. Salí del baño y volví a pasar, pero ellos ya se habían ido.

   Cuando me levanté eran casi las 3 de la tarde y las chicas se habían ido a la playa. Me cambié y fui con ellas para descubrir que Daiana no estaba, entonces les conté lo que había visto y Lorena me dijo que cuando ellas llegaron cerca de las 5 y media de la mañana ya la habían visto con ese chico en el living.
   - ¿O sea que estuvo cogiendo unas 5 horas?- Le pregunté sorprendida a las chicas.
   - Yo me levanté en una para ir al baño a eso de las 9 y la vi cogiendo en el sillón que hay ahí chicas.- Nos contó Natalia.- No me siento más en ese sillón.
   Seguimos hablando sobre la misteriosa chica que estaba viviendo con nosotras y a pesar de que Nati la conocía un poco más que nosotras, se dio cuenta de que empezaba a caerle bastante mal su compañera de la facultad. Después de un rato empezaron a preguntarme sobre mi noche y les conté a grandes rasgos todo lo que había sucedido en la noche anterior, desde los mensajes con Tomás hasta despertarme en la cama con Cristian. Acto seguido pasamos a hablar de Lorena y Gastón, pero ella no pareció sentirse cómoda con el tema de conversación, por lo que terminamos charlando de distintas cosas.

   Cerca de las 5 de la tarde me llegó un mensaje de Tomás, diciéndome que esa noche vaya a hacer previa a la casa de ellos y que quería verme. “Andate con la otra” le escribí de manera cortante y él me dijo que quería explicarme todo, a lo que yo no le respondí. Sin embargo él insistió en verme y en que “Fernanda ya fue”, por lo que cansada le dije que si no le había gustado el polvo con la otra no me viniera a buscar a mi porque yo no iba a ser segunda opción de nadie. Después de eso dejó de enviarme mensajes.
   Unas horas más tarde decidimos volver al departamento y nos encontramos a Daiana durmiendo totalmente desnuda en el sillón. Natalia la despertó y ella, casi hecha un zombi, se fue directo a la pieza. “A veces me da miedo” dijo Lorena y todas empezamos a reírnos de su comentario.
   Preparamos la cena con Paula mientras las otras se bañaban y yo de paso me mandaba mensajes con Cristian, que me comentaba que estaban yendo en auto hasta Mar del Plata donde unos amigos de Juan Ignacio los estaban esperando para comer un asado y después salir, por lo que esa noche yo estaba sola y decidimos con Paula ponernos un propósito: Hacer que Natalia y Facundo estén juntos.
   La historia es bastante larga y no es necesario explicarla por completo, lo que es importante es que ellos dos se venían histeriqueando hacía mucho tiempo y a pesar de que se morían de ganar por estar con el otro, no había pasado a más que unos besos. Por eso, a pesar de que yo no tenía ganas de ir y ver a Tomás, terminamos parando una vez más en la casa de los chicos. Él enseguida vino a buscarme pero yo le corté el rostro de entrada y le dije que si me volvía a hablar le iba a pegar, lo que pareció dejar en claro mis cero ganas de estar con él.
   El resto de la noche, estuvimos con Paula comiéndole la cabeza tanto a Facu como a Nati para que estén juntos. Casi cuando nos estábamos por ir al boliche, Daiana nos manda un whatsapp preguntándonos donde estábamos y entre todos la pasamos a buscar para que viniera con nosotras. “Que piba rara esa” nos dijo Andrés a Lorena y a mi y Pablo enseguida comentó que tenía cara de loca a lo que nosotras no pudimos evitar reírnos.
   El plan de Pau y mío funcionó un rato después, ya que tras una charla motivadora con Facundo, él fue directamente a buscarla y se la encaró un poco alejados del grupo. Pero nosotras no nos íbamos a conformar con unos besos, queríamos que concretaran, por lo que después del boliche le prepusimos a los chicos ir a comer algo por ahí. Luciano, Andres y Facundo se sumaron, mientras que Tomás y Pablo se volvieron al departamento y Daiana había desaparecido nuevamente, así que el resto compramos unas hamburguesas en frente de nuestro departamento y subimos a comer arriba.
   La situación parecía que no se iba a dar y después de que los chicos estiraran un poco el momento para ver si Facu activaba, decidieron irse. Pero él prefirió quedarse un rato más. Nosotros nos quedamos hablando ahí hasta que Nati le propuso ir a la pieza. Como ella dormía conmigo él prefirió no ir para no molestarme a mi, por lo que yo entendí que querían quedarse ahí asique me fui a dormir. Sin embargo minutos más tarde ellos entraron a la habitación y se empezaron a besar en la cama de al lado. Yo me hice la dormida y me tapé un poco más con las sabanas, pero veía todo lo que pasaba ya que la luz empezaba a entrar por la ventana.
   Tardaron un rato en entrar en acción, a pesar de eso terminaron haciendo por debajo de las sábanas. Él se acostó encima de ella y de a poco se fueron sacando la ropa que armó una pila al costado de la cama y comenzaron a coger despacito. Trataban de hacerlo de manera bien silenciosa, pero los gemidos de Nati, pro las suaves que fuesen, se escuchaban en la pieza y a medida que se iban haciendo más intensos, comenzaban a calentarme. Las sabanas de poco se iban corriendo y ellos se dejaban ver. Se besaban con pasión y se acariciaban a medida que lo hacían. La imagen me gustaba cada vez más y más y me gustaba verlo. Se notaba el deseo en la forma en la que se miraban, la forma en la que se tocaban, la manera en la que se besana. Sus cuerpos rozándose mientras se movían…

   - Me puso re caliente boluda. Y no me podía dormir.- Le dije a Paula mientras le contaba de la noche de Natalia con Facundo.- Me daban ganas de sumarme.
   - ¿Y por qué no te sumaste? Facundo seguro decía que si.- Me preguntó ella.
   - Es que era la primera vez de ellos dos, no quería arruinárselos.- Le respondí.- No es como cuando estuvimos con tu ex.- Le dije haciendo referencia a la única vez que yo había participado en un trío con ella y su ex novio hacía ya unos años.
   - ¡Que buena noche!- Me dijo ella recordando lo bien que la habíamos pasado.- Habría que repetirla.
   Entonces las dos nos miramos fijo y enseguida nos dimos cuenta de que estábamos pensando lo mismo: teníamos que hacer nuevamente un trío. Casi sin dar muchas vueltas, empezamos a organizar lo que teníamos que hacer. “¿No querés decirle a Cristian? Yo no tengo drama de estar con él.” Me sugirió Pau pero yo le dije que prefería que fuese con alguien más. Obviamente el siguiente nombre que salió a la luz fue el de Tomás, pero ni loca le daba el placer a ese idiota de estar conmigo y una amiga.
   - Tenemos que buscar alguien en un boliche que quiera estar con nosotras dos.- Le dije después de hablar un rato.- ¡Pero que esté bueno!
   - Obvio amiga.- Me dijo ella.- Vos sabes mis gustos y si no es musculoso no va.
   Así que entre risas y sugerencias sobre el chico perfecto y lo que teníamos que hacer, nos volvimos caminando hasta el departamento debatiendo una noche que para entonces parecía bastante lejana. Pero cuando llegamos al departamento y descubrimos que Daiana no estaba, Natalia iba a salir con Facundo y que Lorena se sentía medio mal y prefería quedarse en vez de salir, nos dimos cuenta que el destino nos estaba diciendo algo.
   - Esta noche sí o sí.- Me dijo Paula y las dos nos fuimos a cambiar para matar.

   Después de bailar un rato y divertirnos, lo vimos. Enseguida supimos que si hacíamos algo tenía que ser con él, un morocho alto de ojos claros y con una espalda inmensa, que debía tener unos 30 años. Estaba solo parado sobre la barra con un trago en la mano y después de unas miradas cruzadas conmigo nos fuimos acercando despacito hasta quedar a pocos metros de él. Fue entonces cuando empezamos el juego de seducción.
   Ya lo teníamos hablado, pero nos dejamos llevar un poco por el momento. Aprovechando las canciones de reggaetón, comenzamos a bailar apretadas con Pau pegando cuerpo con cuerpo. Ella fue la que primero dejó soltar sus manos, tocándome de manera bien sensual el cuerpo y yo le seguí el juego pasándole la boca a centímetros de su cuello.
   Seguimos bailando de esa forma unos cuantos minutos más hasta que nos dimos cuenta de que él no era el único que nos estaba mirando y cuando otros dos chicos vinieron a encararnos directamente nos acercamos a él después de rechazarlos. “Hola” le dijimos al unísono y empezamos a hablar.
   - Tobías.- Nos respondió cuando le preguntamos el nombre y después le dijimos el nuestro.- Yo tengo 31, ¿ustedes?
   - 24 respondió rápidamente Paula antes de que yo pudiera decirle la verdad.
   - ¡Mirá vos!- Dijo él sorprendido.- Parecen más chicas. ¿Quieren tomar algo?- Nos invitó y nosotras aceptamos.
   Estuvimos hablando un rato largo y descubrimos que no solo vivía ahí, sino que era el mejor amigo del dueño del lugar y aparentemente tenía mucha plata. Cada momento que pasaba nos gustaba más. Para colmo nosotras nunca cortamos con el juego y entre las dos nos acariciábamos o bailábamos pegadas alguna canción que nos gustaba y de vez en cuando le bailábamos a él o le tocábamos el cuerpo bien despacio. Podíamos darnos cuenta como se iba calentando.
   Ya entrada la noche habíamos tomado una gran cantidad de alcohol y parecía que no teníamos filtro alguno. Seguíamos hablando con Tobías y mientras él nos servía más tragos nosotras bailábamos y nos tocábamos cada vez más. El beso no tardó en llegar. Fue Paula la que tomó la iniciativa, pero yo no puse ningún freno y dejé que me comiera la boca bien en frente de él.
   - Ahora vos con ella.- Le dijo Pau a Tobías señalándome a mi.
   Él pareció sorprenderse del pedido de mi amiga, pero sin dar muchas vueltas apoyó su mano sobre mi cara y me besó con ganas. Enseguida le devolví el beso y sentí como su otra mano se apoyaba sobre la parte baja de mi espalda y me pegaba a su cuerpo. Entonces posé mis brazos sobre sus hombres y empecé a transármelo metiéndole la lengua bien adentro de la boca.
   - Ahora te toca a vos.- Le dije a Paula tras alejarme de él y ella se tiró sobre Tobías.
   Uno de los chicos de la barra miraba completamente sorprendido, mientras que algunas personas que estaban alrededor empezaban a darse vuelta para observar la situación, después de todo había dos chicas de 20 años transándose a uno de 30 en medio del boliche.
   - ¿No querés que vayamos a otro lado?- Le preguntó ella agarrándolo de la mano y alejándolo un poco de la barra. Tobías aceptó sin problema.

   Nos llevó en auto hasta la casa y Pau fue adelante manejando la radio buscando canciones para que las dos cantáramos a los gritos. Cuando llegamos descubrimos una casa enorme, increíblemente equipada y excelente. Entramos y fuimos al living donde él nos sirvió otros tragos y nos sentamos en el sillón más grande, una a cada lado de Tobías. Él encendió el equipo de música desde su celular y siguieron sonando algunas canciones del boliche que las dos cantábamos apasionadas.
   Pero la sensualidad no tardó en aparecer cuando Pau pasó por encima de él para darme un beso bien apasionado en la boca que me tomó por sorpresa. A pesar de eso yo me dejé llevar y puse mi mano sobre su cuerpo y le devolví el beso. “Bailen un rato chicas” nos pidió Tobías y las dos nos levantamos y empezamos a bailar de manera sensual en forma de él que nos miraba fascinado con su trago en la mano.
   De a poco nos volvimos a dejar llevar como lo habíamos hecho en el boliche y cuando nos dimos cuenta nos estábamos besando una vez más, pero ahora de manera bien hot. Nuestras manos recorrían el cuerpo de la otra y comenzaban a meterse por debajo de la ropa para tocar la piel. Pau introdujo la suya dentro de mi pantalón y comenzó a tocarme por encima de la tanguita que de a poco comenzaba tocarse. Miré de reojo a Tobías que seguía sentado en el sillón, con su trago en la mano y observando cada movimiento que nosotras dábamos. Se notaba la lujuria en su mirada.
   Paula me desabrochó el short y a medida que se arrodillaba frente a mi, me lo fue bajando hasta sacármelo. Posó sus manos en mi cola y me la apretó bien fuerte sacudiéndomela. “¿Te gusta la cola de mi amiga?” le preguntó a Tobías y él le respondió “Me encanta” recostándose aun más en el sillón y disfrutando del show. Acto seguido ella me bajó la tanguita y comenzó a besarme la cintura de manera bien fogosa. Una de sus manos seguía sobre mi cola, pero la otra la llevó hacia adelante y fue tocándome el cuerpo hasta meter uno de sus dedos en mi conchita.
   - Mmm sí.- Dije yo entre gemidos de placer cuando su lengua pasó por mi clítoris.
   Mi amiga me estaba chupando la concha mientras un extraño que habíamos conocido esa noche nos miraba. La situación me causaba un morbo que me calentaba muchísimo y no pude aguantar mis gemidos de placer. “Mmm ¡que rico!” exhalé por mis labios a medida que Paula pasaba su lengua cada vez más rápido por mi conchita haciendo que me mojara toda.
   Me arrodillé con la idea de devolverle el favor y me encontré una vez más con la boca de mi amiga y nos sumergimos en un beso bien mojado. “Levantate” le dije a Pau, pero ella tenía una idea mejor. Giró hacia Tobías y le desabrochó el cierre bajándole el pantalón. Entonces yo entendí y me sumé bajándole el bóxer y su pija bien dura se hizo notar. Nos miramos fijos por un segundo y él sonrió.
   Primero fui yo la que se metió su pija en la boca y comencé a chupársela con ganas, pero enseguida apareció mi amiga y decidí compartirla con ella. Entre las dos comenzamos a chupársela como locas. Nos la metíamos bien a fondo y después dejábamos que la otra la disfrutara. Le pasábamos la lengua de arriba abajo y le acariciábamos el cuerpo a medida que nos íbamos sacando la ropa de a poco. Su pija, de unos 16 centímetros aproximadamente, se ponía cada vez más dura a medida que se la íbamos chupando entre las dos. “Pónganse juntitas” nos pidió él y cada una de costado apoyamos nuestros labios sobre su verga y comenzamos a mamársela hacia arriba y hacia abajo.
   - ¡Por favor! ¡Qué lindas que son!- Exclamó Tobías excitado.
   Paula se paró y rápidamente se sentó de frente a él sobre su pija y comenzó a cogérselo. Las manos de él fueron directamente al culo de mi amiga y la ayudaban con sus movimientos. Yo me senté al lado de ellos dos y mientras le acariciaba la espalda a mi amiga, veía como cogía con Tobías. Él enseguida dedicó una de sus manos para tocarme las tetas y de a poco la fue bajando hasta meter un dedito en mi concha. Así, mientras mi amiga lo cabalgaba él me satisfacía con su mano.
   Le dijo a Pau que se levante y que se pusiera en cuatro a lo largo del sillón y que yo me acomodara sobre la punta. Tobías se acomodó atrás de ella y después de metérsela y volver a cogérsela la obligó a que me chupara la concha una vez más. Mi amiga me miró con ganas y después sumergió su cabeza entre mis piernas y comenzó a lamerme bien suave ahí abajo. “Mmm sí” gemí yo mientras que su lengua pasaba bien rápido de lado a lado por mi clítoris.
   Pero Tobías no quería perder tiempo y quería cogernos a las dos por igual. Por lo que se levantó y corriendo a Paula de donde estaba se acostó sobre mi y me la metió de una causándome un grito de placer puro. Comenzó a cogerme bien fuerte de entrada, provocándome gemidos de satisfacción y que mis manos se clavaran en el sillón. Pau se quedó parada unos segundos al lado nuestro y después se sentó en el apoyabrazos que estaba a centímetros de mi cabeza y empezó a masajearme las tetas a medida que él me cogía cada vez más duro.
   - ¡Como me gusta que se manoseen así!- Nos dijo él y volvió a metérmela bien a fondo con un golpe seco que me causó un grito increíble.- Ahora quiero que vos se la chupes a tu amiga.- Me dijo a mi.
   Pau, como pudo, se acomodó sobre el sillón dándole la espalda a Tobías y comenzó a bajar su cintura hasta que estuvo a milímetros de mi cara. Yo, bien obediente, saqué mi lengua y comencé a chuparle la conchita despacito. Al principio lo hacía moviendo apenas mi lengua, pero Paula quería que me soltara un poco más, por lo que tomó mi cabeza desde la nuca y la pegó a su cuerpo. Rápidamente empecé a chuparle con ganas la concha bien húmeda.
   - ¡Qué lindo!- Grito Tobías y le encajó un cachetazo en la cola a Pau.
   Yo seguía disfrutando al máximo de cómo él me cogía mientras que le lamía la conchita a mi amiga. Hacía mucho tiempo que no había hecho algo así y ahora que lo volvía a hacer me daba cuenta de que me encantaba. Escuchar los ruidos de placer que ella emitía que se mezclaban con los golpes del cuerpo de Tobías sobre el mío me volvían loca. Mi lengua se movía cada vez más, parecía loca, disfrutando del sabor de la concha recién cogida de mi amiga.
   - Se me arrodillan las dos.- Nos ordenó nuevamente Tobías haciéndose a un lado y levantándose.
   Pau se paró y se acomodó frente a él y yo me arrodillé al lado suyo. Comenzó a pajearse y nosotras enseguida sacamos la lengua, listas para recibir toda la lechita. Pero él antes quería que se la chupáramos un ratito más, así que se la metió en la boca a Paula que comenzó a mover su cabeza hacia adelante y hacia atrás para saborearla. Segundos después me tocó el turno a mi, después nuevamente a mi amiga y así varias veces, hasta que al final volvió a tocarse esta vez dispuesto a acabar.
   Cuando lo hizo la gran mayoría fue a parar a la cara de mi amiga, ya que estaba bien en frente de él, pero unas cuantas gotas me salpicaron a mi y con mi dedo las empujé directo a mi boca para después tragármelas todas. Pero como si eso no fuera suficiente, Tobías nos obligó a besarnos una vez más y toda la lechita calentita que estaba en los labios de Pau, se pasaron a los míos.
   - ¿Les gustó putitas?- Nos preguntó él sentándose nuevamente en el sillón y mirando cómo nos limpiábamos un poco la cara.
   - Sí.- Respondimos las dos al unísono y después nos miramos y nos reímos.


CAPITULO 1

ANTERIOR

SIGUIENTE

3 comentarios - Vacaciones en la playa. Capítulo 4

FaradayD +1
me explota la pija
HistoriasDe
Mm me imagino lo durita que debe estar! Que lindo.
Gracias por pasar
husardemomo +1
Genia. De lo mejor que escribiste hasta ahora.
HistoriasDe
Gracias!! 🙂