Mi doctora me prescribió, para un chequeo de rutina, análisis de sangre.
Antes de ir al trabajo, bien temprano, fui al instituto IDT donde, vaya sorpresa, me tocó en suerte Laura, para tomarme la muestra de sangre.
Laura, amiga, desde algo más de un año atrás, de mi esposa, es una rubia hermosa de 38 años, ojos verdes, labios carnosos, piel blanca, senos más que correctos, piernas largas y torneadas, culo de ensueño, estado civil separada…..Con ella siempre tuve buena onda y, si bien en ocasiones me parecía percibir “tierra fértil”, nuestras charlas y bromas nunca fueron más allá de un coqueteo sin malicia. Al menos eso creía yo, por lo que ni me propuse “levantarla”.
Al entrar al instituto, en el hall, me encontré con ella que se aprestaba a tomar servicio.
Después del saludo y exclamaciones de sorpresa, le comenté el motivo de mi presencia allí.
-Decile a la recepcionista que haga el trámite normal, pero que no te dé número de turno, porque yo voy a atenderte. – me instruyó.
Luego de corto tiempo sentado en la sala de espera, Laura salió del sector de los boxes, vestida con el uniforme celeste reglamentario, y me hizo seña de pasar. Una vez en el recinto, se comportó del modo habitual de esas ocasiones:
-Sentate y arremangate-
-Creo que en el brazo izquierdo mis venas son más amigables- propuse.
-Vamos a ver.-
Se situó enfrente mío, palpó, con el dedo índice, mi brazo sobre al apoyabrazos de la butaca y, al parecer satisfecha con lo relevado, ató un cordón elástico por encima del codo.
-Apretá el puño….respirá fuerte –
Introdujo la aguja en la vena escogida y
-Abrí la mano. –
Extrajo la muestra, retiró la aguja…….avanzó un paso, apoyó su entrepiernas en mi mano que había quedado con la palma hacia arriba. Levanté la vista, ella con sus ojos fijos en los míos, con una expresión de desafío primero y de interrogación luego, no se movió. La que sí se movió fue mi palma que, de pasiva se volvió activa y manoseó su sexo unos instantes.
-¿Y eso?- murmuró y se apartó para dejar la jeringa en la pequeña mesada, regresó a mi, con una bolita de algodón y tela adhesiva, para sellar el orificio de entrada de la aguja y, otra vez, apoyó su entrepiernas en mi mano.
-Apretá fuerte- indicó.
Yo, obediente, apreté su sexo, con entusiasmo. Esta vez no sólo mis ojos se levantaron. En mi entrepiernas, mi miembro se desperezó y asumió la postura de “combate”.
-¡El algodón…te dije- se retiró para realizar los pasos propios de su tarea (verter sangre en probetas con reactivos y placas de vidrio,…).
Al cabo de ellas, me extendió un talón (para el retiro de los resultados del análisis).
-Bueno ya está…- dijo con evidente expectativa por mi reacción a su doble provocación.
Y yo reaccioné.
-Estuvo muuuuyy buena la extracción….¿te imaginás lo genial que sería la introducción? ¿A que hora salís? –
-A las 14:00 – respondió.
Le di un beso fugaz, en la mejilla, y, ya saliendo del box, le propuse:
-¿Te espero en la salida por la calle Larrea?-
-Dale-
Mientras me dirigía a la oficina pensé que había sido una inesperada y agradable revelación: Laura estaba caliente conmigo y yo sin advertirlo.
Al llegar al trabajo, le indiqué a mi asistente, que debía retirarme a las 13:30 hs y que no volvería de modo que reprogramase lo que tenía agendado para la tarde.
A las 13:50 hs estaba en el hall del IDT, cerca de la puerta de salida a la calle Larrea.
Laura no demoró y, ambos tampoco nos demoramos mucho en los aprontes: previo paso por un bar cercano, apenas pasadas las 15:00 hs, entramos en el hotel MIX, sobre la misma calle Larrea, a 500 mts. del instituto.
Previamente, en el bar ella me enrostró y se justificó por haber tenido que tomar la iniciativa:
-..hace tiempo que me inquietás….. te di pie infinidad de veces…..pero vos hablas y jodes pero…de decidirte nada…si fuera por vos…ni en el año del arquero….-
-..sos un minón, Lau, ….. me gustás un vagón….pero sos amiga de Claudia…..por eso no me atreví..- le mentí.
Repito lo que dije antes, hasta ese día, no había percibido su calentura conmigo.
¡Sin comentarios relativos a mi capacidad de observación, por favor!!!
Ya en el cuarto del hotel, nos besamos por primera vez, larga y apasionadamente. Se hizo evidente que los dos lo deseábamos y necesitábamos desde vaya a saber cuánto tiempo atrás, aunque yo no tenía conciencia de ello.
La transición del besarse con ardor, pero a la vez de modo habitual, a la porfía de lenguas y caricias atrevidas no se hizo esperar. Enseguida las prendas de vestir fueron un estorbo:
-¡Ahhhii…que lindo…..sacate esto..- suspiró Laura y la emprendió con mi camisa.
Mi contraofensiva la dejó, velozmente, cubierta sólo con su ropa interior.
Puedo jurar que, de las mujeres que he admirado en paños menores (en vivo, en teatro, cine o TV) Laura está en el podio de las mejores en lucir la prenda íntima inventada por Catalina de Medici, la suave, excitante y perfumada bombachita.
Claro que una vez que, abrazados nos dejamos caer en la cama, perdió rápidamente ambas prendas interiores y yo, previo deshacerme de todas las mías, me subí encima de ella, entre sus piernas y, sucesivamente, le besé la boca, las tetas, el ombligo, el vientre plano y alcancé el objetivo: la depilada y más que húmeda concha. Y allí me quedé lamiendo y chupando.
Laura suspiró, gimió hasta que reclamó lo que más deseaba:
-¡ahhhh…nuumm!! Basta de juegos, vení, quiero sentirte adentro…-
Obedecí, porque a esa altura mi deseo no era menor que el de ella, me calcé el preservativo y volví sobre su cuerpo. Ella “manoteó” el “ganso” y lo guió a la entrada de su cueva. Sólo tuve que empujar para dar comienzo a la primera, fantástica, cogida de la tarde.
Fantástica si, los dos fuimos presas de un torbellino de pasión, inundados por los sentidos.
Aplacado, momentáneamente por el epílogo, el hervor de las sangres, Laura dijo sentirse apenada pero que estaba ahí conmigo no por retorcida ni “por loca de abajo”
-No se si Claudia va a perdonarme.....Pero....escuchame… no tiene explicación…. mi espíritu anduvo inquieto, a partir de los primeros momentos en que nos vimos, en tu casa. Ni hablar de lo cautivada me sentí a poco de tratarte…. es devorante la sugestión interior que me genera tu presencia. –
No sé cuánto, con mis argumentos y consideraciones, conseguí aliviarle la pena y el sentimiento de culpa.
Tampoco me explico cómo, un tipo de “cabotaje” como yo pudo generar esa “devorante la sugestión interior..” en esa hermosa mujer.
Por último con el doble propósito de tranquilizarla y “jugar una ficha” a nuevos futuros encuentros deshonestos, antes de volver a reavivar la brasa para la segunda vuelta, le dije la “originalidad” siguiente:
-Claudia no tiene que enterarse si somos cuidadosos.-
No tuve que empeñarme demasiado. Bastaron unos pocos besos y caricias, para que su mano fuera en procura de mi “anguila”, ya reanimada, y sus dos inseparables compañeros. Por su parte mi mano desde su entrepiernas pasó a sus glúteos:
-¿Este culito delicioso está en el menú del día?- le murmuré al oído.
-Toda yo, estoy.-
Cogímos dos veces más esa tarde.
La segunda fue misionero tradicional, estuvo tan buena que no me dio ganas de hacer una pausa, interrumpir el “mete y saca” para cambio de posiciones.
En la cogida de cierre, con el último aliento, Laura accedió en ponerse en cuatro y luego de bombearla un poco por la cachucha, y, simultáneamente preparar el camino con los dedos, me saqué el condón, cambié de agujero y le hice ese culo alucinante que tiene. No lo inauguré, pero fue un placer superlativo…le dejé una, impresionante, cantidad de semen en la retaguardia.
Hubo, en los meses transcurridos desde la toma de muestra de sangre, varias “trampas” adicionales en el mismo hotel, a la salida de ella de su trabajo.
Laura, se entrega sin limitaciones, es de lo mejor que puede sucederle a un hombre en una cama.
No creo que se justifiquen nuevos relatos: son otros capítulos, escasamente originales, de historias de miserias, deslealtades e infidelidades humanas, que tanto deleitan a los humanos.
Antes de ir al trabajo, bien temprano, fui al instituto IDT donde, vaya sorpresa, me tocó en suerte Laura, para tomarme la muestra de sangre.
Laura, amiga, desde algo más de un año atrás, de mi esposa, es una rubia hermosa de 38 años, ojos verdes, labios carnosos, piel blanca, senos más que correctos, piernas largas y torneadas, culo de ensueño, estado civil separada…..Con ella siempre tuve buena onda y, si bien en ocasiones me parecía percibir “tierra fértil”, nuestras charlas y bromas nunca fueron más allá de un coqueteo sin malicia. Al menos eso creía yo, por lo que ni me propuse “levantarla”.
Al entrar al instituto, en el hall, me encontré con ella que se aprestaba a tomar servicio.
Después del saludo y exclamaciones de sorpresa, le comenté el motivo de mi presencia allí.
-Decile a la recepcionista que haga el trámite normal, pero que no te dé número de turno, porque yo voy a atenderte. – me instruyó.
Luego de corto tiempo sentado en la sala de espera, Laura salió del sector de los boxes, vestida con el uniforme celeste reglamentario, y me hizo seña de pasar. Una vez en el recinto, se comportó del modo habitual de esas ocasiones:
-Sentate y arremangate-
-Creo que en el brazo izquierdo mis venas son más amigables- propuse.
-Vamos a ver.-
Se situó enfrente mío, palpó, con el dedo índice, mi brazo sobre al apoyabrazos de la butaca y, al parecer satisfecha con lo relevado, ató un cordón elástico por encima del codo.
-Apretá el puño….respirá fuerte –
Introdujo la aguja en la vena escogida y
-Abrí la mano. –
Extrajo la muestra, retiró la aguja…….avanzó un paso, apoyó su entrepiernas en mi mano que había quedado con la palma hacia arriba. Levanté la vista, ella con sus ojos fijos en los míos, con una expresión de desafío primero y de interrogación luego, no se movió. La que sí se movió fue mi palma que, de pasiva se volvió activa y manoseó su sexo unos instantes.
-¿Y eso?- murmuró y se apartó para dejar la jeringa en la pequeña mesada, regresó a mi, con una bolita de algodón y tela adhesiva, para sellar el orificio de entrada de la aguja y, otra vez, apoyó su entrepiernas en mi mano.
-Apretá fuerte- indicó.
Yo, obediente, apreté su sexo, con entusiasmo. Esta vez no sólo mis ojos se levantaron. En mi entrepiernas, mi miembro se desperezó y asumió la postura de “combate”.
-¡El algodón…te dije- se retiró para realizar los pasos propios de su tarea (verter sangre en probetas con reactivos y placas de vidrio,…).
Al cabo de ellas, me extendió un talón (para el retiro de los resultados del análisis).
-Bueno ya está…- dijo con evidente expectativa por mi reacción a su doble provocación.
Y yo reaccioné.
-Estuvo muuuuyy buena la extracción….¿te imaginás lo genial que sería la introducción? ¿A que hora salís? –
-A las 14:00 – respondió.
Le di un beso fugaz, en la mejilla, y, ya saliendo del box, le propuse:
-¿Te espero en la salida por la calle Larrea?-
-Dale-
Mientras me dirigía a la oficina pensé que había sido una inesperada y agradable revelación: Laura estaba caliente conmigo y yo sin advertirlo.
Al llegar al trabajo, le indiqué a mi asistente, que debía retirarme a las 13:30 hs y que no volvería de modo que reprogramase lo que tenía agendado para la tarde.
A las 13:50 hs estaba en el hall del IDT, cerca de la puerta de salida a la calle Larrea.
Laura no demoró y, ambos tampoco nos demoramos mucho en los aprontes: previo paso por un bar cercano, apenas pasadas las 15:00 hs, entramos en el hotel MIX, sobre la misma calle Larrea, a 500 mts. del instituto.
Previamente, en el bar ella me enrostró y se justificó por haber tenido que tomar la iniciativa:
-..hace tiempo que me inquietás….. te di pie infinidad de veces…..pero vos hablas y jodes pero…de decidirte nada…si fuera por vos…ni en el año del arquero….-
-..sos un minón, Lau, ….. me gustás un vagón….pero sos amiga de Claudia…..por eso no me atreví..- le mentí.
Repito lo que dije antes, hasta ese día, no había percibido su calentura conmigo.
¡Sin comentarios relativos a mi capacidad de observación, por favor!!!
Ya en el cuarto del hotel, nos besamos por primera vez, larga y apasionadamente. Se hizo evidente que los dos lo deseábamos y necesitábamos desde vaya a saber cuánto tiempo atrás, aunque yo no tenía conciencia de ello.
La transición del besarse con ardor, pero a la vez de modo habitual, a la porfía de lenguas y caricias atrevidas no se hizo esperar. Enseguida las prendas de vestir fueron un estorbo:
-¡Ahhhii…que lindo…..sacate esto..- suspiró Laura y la emprendió con mi camisa.
Mi contraofensiva la dejó, velozmente, cubierta sólo con su ropa interior.
Puedo jurar que, de las mujeres que he admirado en paños menores (en vivo, en teatro, cine o TV) Laura está en el podio de las mejores en lucir la prenda íntima inventada por Catalina de Medici, la suave, excitante y perfumada bombachita.
Claro que una vez que, abrazados nos dejamos caer en la cama, perdió rápidamente ambas prendas interiores y yo, previo deshacerme de todas las mías, me subí encima de ella, entre sus piernas y, sucesivamente, le besé la boca, las tetas, el ombligo, el vientre plano y alcancé el objetivo: la depilada y más que húmeda concha. Y allí me quedé lamiendo y chupando.
Laura suspiró, gimió hasta que reclamó lo que más deseaba:
-¡ahhhh…nuumm!! Basta de juegos, vení, quiero sentirte adentro…-
Obedecí, porque a esa altura mi deseo no era menor que el de ella, me calcé el preservativo y volví sobre su cuerpo. Ella “manoteó” el “ganso” y lo guió a la entrada de su cueva. Sólo tuve que empujar para dar comienzo a la primera, fantástica, cogida de la tarde.
Fantástica si, los dos fuimos presas de un torbellino de pasión, inundados por los sentidos.
Aplacado, momentáneamente por el epílogo, el hervor de las sangres, Laura dijo sentirse apenada pero que estaba ahí conmigo no por retorcida ni “por loca de abajo”
-No se si Claudia va a perdonarme.....Pero....escuchame… no tiene explicación…. mi espíritu anduvo inquieto, a partir de los primeros momentos en que nos vimos, en tu casa. Ni hablar de lo cautivada me sentí a poco de tratarte…. es devorante la sugestión interior que me genera tu presencia. –
No sé cuánto, con mis argumentos y consideraciones, conseguí aliviarle la pena y el sentimiento de culpa.
Tampoco me explico cómo, un tipo de “cabotaje” como yo pudo generar esa “devorante la sugestión interior..” en esa hermosa mujer.
Por último con el doble propósito de tranquilizarla y “jugar una ficha” a nuevos futuros encuentros deshonestos, antes de volver a reavivar la brasa para la segunda vuelta, le dije la “originalidad” siguiente:
-Claudia no tiene que enterarse si somos cuidadosos.-
No tuve que empeñarme demasiado. Bastaron unos pocos besos y caricias, para que su mano fuera en procura de mi “anguila”, ya reanimada, y sus dos inseparables compañeros. Por su parte mi mano desde su entrepiernas pasó a sus glúteos:
-¿Este culito delicioso está en el menú del día?- le murmuré al oído.
-Toda yo, estoy.-
Cogímos dos veces más esa tarde.
La segunda fue misionero tradicional, estuvo tan buena que no me dio ganas de hacer una pausa, interrumpir el “mete y saca” para cambio de posiciones.
En la cogida de cierre, con el último aliento, Laura accedió en ponerse en cuatro y luego de bombearla un poco por la cachucha, y, simultáneamente preparar el camino con los dedos, me saqué el condón, cambié de agujero y le hice ese culo alucinante que tiene. No lo inauguré, pero fue un placer superlativo…le dejé una, impresionante, cantidad de semen en la retaguardia.
Hubo, en los meses transcurridos desde la toma de muestra de sangre, varias “trampas” adicionales en el mismo hotel, a la salida de ella de su trabajo.
Laura, se entrega sin limitaciones, es de lo mejor que puede sucederle a un hombre en una cama.
No creo que se justifiquen nuevos relatos: son otros capítulos, escasamente originales, de historias de miserias, deslealtades e infidelidades humanas, que tanto deleitan a los humanos.
10 comentarios - Analista anal-izada
Tal vez te engañaste por que lo leíste en otro sitio web: es que, desde vieja data, vengo publicando en sitios como:
Relatos Eróticos Gemidos. Cortorelatos, Sexosintabues, ...., ....., con distintos avatares
Jamás he copiado y publicado, como de mi autoría, relatos de otros. Paradójicamente, en Poringa, he encontrado copias - adaptadas de relatos míos publicados en otros sitios.
Para magodelanoche: de adolescente y joven, viví en Paraná - Entre Ríos y, entonces, y aún hoy, la vulva se la refería con términos como "cachucha", "cachumena". Parecía menos brutal que concha. Desde entonces los sigo teniendo incorporados.
Saludos a los dos y a todos los foreros