Hola!! nos acercamos al final de la historia jeje,
Volví a casa sintiéndome abochornada por lo que había hecho. Me ardía el culo, tenía el cuerpo lleno de las pequeñas mordiditas de esos dos negros, y sin embargo, las oleadas de placer todavía me estaban estremeciendo las piernas. Ese trío, esa doble penetración, ambas vergas rasgando mi interior, habían significado la mejor cogida de mi vida y ansiaba volver a repetirla cuanto antes. Le había dicho a mi primo que cuando tuviera la oportunidad, me dejara volver a filmar con él. Además me había pagado una buena suma de dinero, que si bien no era exorbitante, me serviría para darle un buen mantenimiento a mi coche.
Me vestí con unos diminutos shorts y esperé en la sala de la casa. Miraba televisión y bebía un yogur de manzana, el cual movía dentro de mi boca imaginando que era el semen de un hombre atractivo. Dios, me estaba convirtiendo en una verdadera ninfómana, y vergonzosamente me gustaba sentir ese apetito sexual.
Llegó mi madre y se sentó conmigo. Traía una minifalda muy reveladora que mostraba su perfecto par de muslos bronceados, y sus tetas estaban apretujadas dentro de su ceñida blusa. Nos sumergimos en un incómodo silencio antes de que ella hablara.
—Entonces… lo hiciste. Filmaste una porno.
Me sonrojé.
—Sí.
—¿Te gustó? —preguntó con una ceja arqueada.
—Pues… sí.
—Mis dos niñas se han vuelto una estrellas para adultos. Quién lo diría —suspiró con resignación y luego sonrió —. Cualquier otra madre estaría enferma, pero yo siento algo de orgullo por ustedes dos. Ganan su propio dinero y son empleos donde disfrutan. ¿Por qué lo hiciste?
Cabizbaja, le conté lo que había sucedido con Demian y cómo me había molestado su mentira. Incluso le dije que habíamos tenido sexo con su hija y que la chica era una perfecta mamadora de verga. Mamá se ruborizó mientras le contaba, y comenzó a acalorarse. Al darme cuenta de ello, fui un poco más explícita.
—Me ponía a cuatro patas y me clavaba la verga en el recto ¡jajaja! Se siente bien.
—Claro que se siente bien — me dio un codazo —. Y chupar una buena verga es una sensación incomparable.
—Supongo que tienes razón. Y sobre lo que pasó con Lilith… este…
—Está bien. Ya he hablado con tu hermana. Me contó que incluso se fueron a un motel. La pobre lloró diciendo que te quería tanto y que no se arrepentía de haberte hecho el amor. Así que… bueno, lo acepto. Que mis hijas sean incestuosas no es tan grave.
Abracé a mamá. Había cambiado tanto. Inesperadamente el desenfreno sexual nos estaba uniendo más como familia. Creo que era porque nos encontrábamos en sintonía femenina y nos gustaban las mismas cosas: penes, penes y penes. Y también los testículos.
Mamá me abrazó y movida por un calor que mi relato le había producido, me dio un beso. Su lengua se entrelazó con la mía dejando un hilito de saliva resbalar. Aquello me encendió sobremanera y la abracé. Sin esperar a nada, le quité la blusa hasta dejar su apretujado sostén a la vista. Las tetas inmensas de silicona lucían espectaculares. Mamá se desabrochó el bra y se apretó los pezones. Sonriendo, me tomó de la mano y me llevó por las escaleras. En el trayecto me solté y me fui sacando el short, las bragas, la blusa y el sujetador. Igual ella. Cuando entramos al dormitorio, ya estábamos encueradas y calientes. Quería tener sexo de inmediato. Ella se recostó en la cama, pero no se lanzó contra mí. Sino que me pidió que me acomodara junto a ella.
—Chupa mis tetas, amor. Imagina que eres una niñita.
Ese juego me gustaba. Me acomodé y tomé uno de los pezones de mamá en mi boca, y comencé a succionar. Imaginé el sabor de la lechita que me llenaba la garganta. Ella tenía una cara sonrojada, con una bella sonrisa. Mientras tanto yo separé las piernas y me comencé a masturbar el clítoris lentamente. Mordía su pezón, lo embarraba de saliva y succionaba de él.
Entonces abrieron la puerta del dormitorio y apareció Lilith. Se quedó allí, quietecita y con la mirada sorprendida por la escena que se desarrollaba de nosotras. Mamá, conservando la calma, le hizo una señal con el dedo. En ese momento Lilith rió, se quitó la minifalda, la blusa y todo lo demás y se recostó al otro lado de mamá.
—Vamos, mis niñas. Beban de las tetas de su mamá.
Mi hermanita no esperó a que se lo volvieran a decir, y con su delicada boquita se metió uno de los pezones de mamá. El pecho era tan grande que la carita pequeña de Lilith sí que parecía la de un bebé mamando. Y tenía una cara tan tranquila y tierna que me mojé de inmediato. Vi como le daba de lenguetazos al pezón, lo chupaba. Recorría con la lengua toda la areola y luego enterraba la cara para oler el aroma maternal que manaba de allí.
Yo quería más.
—Mamá… ¿podemos… darnos placer entre las tres?
—Claro que sí, cariño.
Presurosa, me puse a horcajadas sobre su cara, de tal forma que mi vagina chorreante quedaba al alcance de su boca. Mamá me separó los labios de la vulva y empezó a lamerme el agujero con toda suavidad. Notaba sus dientecitos tirando de mis mojados pliegues y sus dedos que se enterraban en mi estrecha zona. Jugaba con mi clítoris y exprimía mi coño para que se formara una capa de fluidos que ella recogía con la lengua.
Vi que mi hermana menor continuaba degustando del pecho, pero no tardó mucho porque bajó con la lengua. Mamá abrió las piernas para dar cabida a su hijita, la cual de inmediato se hundió en su sexo depilado. El coño de mamá era de otro nivel, con el clítoris más grande que el de nosotras. Vi que Lilith preparaba tres dedos de su pequeña mano y perforaba a mamá.
—Estás caliente. No puedo creer que de bebé pasé por aquí.
—Fuiste el bebé más hermoso del mundo, Lilith.
—¿Y yo qué? —pregunté.
—Bueno, tú también. Nunca me imaginé haciendo esto con ustedes, mis hijas.
Me relajé. Mamá jadeaba de gozo mientras disfrutaba de mi coño. Froté mi cadera por toda su cara, mostrándole lo dispuesta que estaba para el sexo. Ella respondió perforándome con sumo cuidado la concha, metiendo y moviendo sus deditos.
Después de ese calentamiento, Lilith fue a su cuarto a traer sus consoladores. Queríamos ensartar a nuestra madre para hacerla disfrutar de una buena vez. Ella sonrió con coquetería, mordiéndose el labio inferior. Separó las piernas mientras se mordía la uña del dedo menique. Su entrepierna era increíblemente atractiva, con una vagina de húmedos labios bañado en su miel. El clítoris estaba empapado, y el anillo de su culo estaba apretujado, pero no duraría mucho.
—Hagan lo que quieran conmigo.
A Lilith, que era experta en el manejo de consoladores, no se lo dijo dos veces. Me dio un juguete para que lo mojara con saliva. Luego de devolvérselo, me coloqué sobre mamá de forma que ella pudiera lamerme todo el culo si quisiera. Cosa que hizo. Mientras tanto, mi preciosa hermana de rostro angelical y perverso deseo sexual, empezó con sus juegos. Masajeaba el clítoris de su madre con su dedo al tiempo que introducía un vibrador encendido por su coño. Mamá gimió como una gata en celo, moviendo sus caderas con frenesí para aumentar la sensación de placer.
Yo me pegué a su clítoris. Ahora ella manaba más flujos. Bastantes en comparación a nosotras dos. Sin perder más tiempo, Lilith se dio prisa en introducir otro de los juguetes más pequeños por el estrecho anito de nuestra progenitora. Me sorprendió la facilidad con la que la perforó. Mamá era adicta al sexo anal, tal y como Lilith. ¡Qué hermosa era!
Lilith, sorprendida por la forma en la que el culo se tragó el juguete, pegó su lengua y comenzó a lamer.
—Lubrica muchísimo —me comentó.
—Y está delicioso —le respondí con un poco de jugos en mi lengua. Lilith me chupó la lengua para darse cuenta del sabor, y luego yo dejé escapar un hilito de saliva para que se lo tragara. Sonreímos, inocentes e infantiles, y nos besamos con cariño. Luego nuestras bocas bajaron para degustar el coñito de nuestra mamá, como hijas obedientes brindándole placer.
Mamá me dio una fortísima cachetada. Mis nalgas sonaron por todo el cuarto. Lilith se rió. Comenzó a mover el consolador con más fuerza, más fuerza hasta que los gritos de nuestra madre se hicieron más intensos.
—¡Me voy a correr! ¡Me voy a correr!
—Pues hazlo.
—¡Tontas! ¡Soy una squirter!
Eso nos puso como locas y nos abrió los ojos como platos. Lilith aumentó su movimiento, añorando, deseando beber de los jugos de mamá. Yo también.
—¡Ahh! ¡Aquí viene, niñas!
Y así fue. Cuando Lilith retiró el consolador, de mamá mano un chorrito de jugos deliciosos que empaparon la cara de mi hermana menor. Ella, riendo, pegó la boca y cubrió la entrada de la vagina. Cerró sus ojitos delicados para beberse toda la corrida de mamá. Cuando hubo terminado, me miró con una sonrisa de oreja a oreja y se limpió los labios.
—¡Rayos!
—¡Jajaja! ¡no me dejaste!
—Siempre podemos sacar más —dijo mamá, así que nos concentramos en eso.
Más tarde, luego de la tremenda sesión de lésbico trío con mamá, yo me fui a la computadora para pedirle a mi primo que me diera el link del vídeo grabado. No tardó mucho en responderme, y mientras miraba mi actuación, volví a calentarme un poco. Dios… ¿de verdad esa era mi cara durante el orgasmo? El plano de mi coño siendo taladrado por las inmensas vergas transmitía desde la pantalla hasta mí un rápido aumento del grado de excitación. Además la penetración por mi recto fue preciosa. Me estaba comiendo casi la mitad de la inmensa polla negra de mi compañero. Luego vino lo mejor, el baño de leche por toda mi cara y mis tetas. Todavía llevaba impreso el sabor del semen en mis labios y me lo había bebido deseosa como una buena niña tomando su lechita.
Sin más reparos, entré al facebook del cabrón de Demian y le envié el vídeo para que lo viera, junto con un mensaje en el que le expresaba mi desprecio por él y por sus mentiras. Claro, que por una parte era injusto puesto que yo también era una devoradora sexual, pero nunca le había mentido a Demian, y el hecho de que él sí lo hubiera hecho me molestaba muchísimo.
El vio el vídeo, y no tardó mucho en comunicarse conmigo para pedirme disculpas por lo sucedido. Dijo que quería verme, que ansiaba tenerme entre sus brazos y que estaba dispuesto a terminar para siempre con su esposa si yo volvía con él. Le dije que aunque lo sentía, ya no iba a ser el producto de su infidelidad, y que siguiera amando a su hija y a su mujer si le daba la gana. No quería saber nada sobre él.
Así fueron pasando los días hasta que se cerró un mes. Durante ese tiempo yo no había tenido ninguna clase de encuentro pornográfico en el set. Algunas de mis filmaciones se limitaban a masturbarme frente a las cámaras. Por alguna razón mi primo se negaba a involucrarme con otros actores. Creo que se sentía celoso al ver cómo me follaban.
En una ocasión Lilith fue a verme actuar, y tenía una sonrisita coqueta mientras miraba detrás de las cámaras como yo me clavaba unas bolas chinas en la vagina. Esa tarde tuvimos sexo entre ella, mamá y yo. Comenzaba a ser una bonita relación familiar donde abundaba el amor y el erotismo. Nos queríamos. Estábamos inmersas en una relación incestuosa tan profunda que sólo nosotras podríamos comprenderla.
Sin embargo un día mientras cenábamos, mamá se le ocurrió la siguiente idea.
—Deberíamos montarnos una orgía.
Tanto Lilith como yo dejamos nuestra comida.
—¿Qué clase de orgía? —pregunté.
—Pues… Lilith puede traer a ese actor porno con el que está saliendo, y yo podría invitar a Gerard. Sería genial ¿no lo creen?
Nos quedamos calladas durante un segundo. Era una situación que requería un detallado análisis de las cosas. Claro que la promesa de sexo era bellísima.
—¿Sólo dos hombres? Podemos traer a más —dijo Lilith.
—¿Más? —preguntó mamá.
—Sí… como a los actores porno negros que mi hermana conoció.
Mamá se ruborizó.
—¿Puedes hacerlo, Ashley?
—Sí… estoy segura de que vendrán.
—Entonces… mañana por la noche vamos a montar nuestra fiestecita…
******
aWwww, jajaja se viene una buena follada, el debut total de Lilith y de su familia
Nos vemos en el siguiente capítulo, que sería el final. No olviden darle un vistazo a la otra historia que he subido, nos vemos, saludos y gracias por leer 🙂
Volví a casa sintiéndome abochornada por lo que había hecho. Me ardía el culo, tenía el cuerpo lleno de las pequeñas mordiditas de esos dos negros, y sin embargo, las oleadas de placer todavía me estaban estremeciendo las piernas. Ese trío, esa doble penetración, ambas vergas rasgando mi interior, habían significado la mejor cogida de mi vida y ansiaba volver a repetirla cuanto antes. Le había dicho a mi primo que cuando tuviera la oportunidad, me dejara volver a filmar con él. Además me había pagado una buena suma de dinero, que si bien no era exorbitante, me serviría para darle un buen mantenimiento a mi coche.
Me vestí con unos diminutos shorts y esperé en la sala de la casa. Miraba televisión y bebía un yogur de manzana, el cual movía dentro de mi boca imaginando que era el semen de un hombre atractivo. Dios, me estaba convirtiendo en una verdadera ninfómana, y vergonzosamente me gustaba sentir ese apetito sexual.
Llegó mi madre y se sentó conmigo. Traía una minifalda muy reveladora que mostraba su perfecto par de muslos bronceados, y sus tetas estaban apretujadas dentro de su ceñida blusa. Nos sumergimos en un incómodo silencio antes de que ella hablara.
—Entonces… lo hiciste. Filmaste una porno.
Me sonrojé.
—Sí.
—¿Te gustó? —preguntó con una ceja arqueada.
—Pues… sí.
—Mis dos niñas se han vuelto una estrellas para adultos. Quién lo diría —suspiró con resignación y luego sonrió —. Cualquier otra madre estaría enferma, pero yo siento algo de orgullo por ustedes dos. Ganan su propio dinero y son empleos donde disfrutan. ¿Por qué lo hiciste?
Cabizbaja, le conté lo que había sucedido con Demian y cómo me había molestado su mentira. Incluso le dije que habíamos tenido sexo con su hija y que la chica era una perfecta mamadora de verga. Mamá se ruborizó mientras le contaba, y comenzó a acalorarse. Al darme cuenta de ello, fui un poco más explícita.
—Me ponía a cuatro patas y me clavaba la verga en el recto ¡jajaja! Se siente bien.
—Claro que se siente bien — me dio un codazo —. Y chupar una buena verga es una sensación incomparable.
—Supongo que tienes razón. Y sobre lo que pasó con Lilith… este…
—Está bien. Ya he hablado con tu hermana. Me contó que incluso se fueron a un motel. La pobre lloró diciendo que te quería tanto y que no se arrepentía de haberte hecho el amor. Así que… bueno, lo acepto. Que mis hijas sean incestuosas no es tan grave.
Abracé a mamá. Había cambiado tanto. Inesperadamente el desenfreno sexual nos estaba uniendo más como familia. Creo que era porque nos encontrábamos en sintonía femenina y nos gustaban las mismas cosas: penes, penes y penes. Y también los testículos.
Mamá me abrazó y movida por un calor que mi relato le había producido, me dio un beso. Su lengua se entrelazó con la mía dejando un hilito de saliva resbalar. Aquello me encendió sobremanera y la abracé. Sin esperar a nada, le quité la blusa hasta dejar su apretujado sostén a la vista. Las tetas inmensas de silicona lucían espectaculares. Mamá se desabrochó el bra y se apretó los pezones. Sonriendo, me tomó de la mano y me llevó por las escaleras. En el trayecto me solté y me fui sacando el short, las bragas, la blusa y el sujetador. Igual ella. Cuando entramos al dormitorio, ya estábamos encueradas y calientes. Quería tener sexo de inmediato. Ella se recostó en la cama, pero no se lanzó contra mí. Sino que me pidió que me acomodara junto a ella.
—Chupa mis tetas, amor. Imagina que eres una niñita.
Ese juego me gustaba. Me acomodé y tomé uno de los pezones de mamá en mi boca, y comencé a succionar. Imaginé el sabor de la lechita que me llenaba la garganta. Ella tenía una cara sonrojada, con una bella sonrisa. Mientras tanto yo separé las piernas y me comencé a masturbar el clítoris lentamente. Mordía su pezón, lo embarraba de saliva y succionaba de él.
Entonces abrieron la puerta del dormitorio y apareció Lilith. Se quedó allí, quietecita y con la mirada sorprendida por la escena que se desarrollaba de nosotras. Mamá, conservando la calma, le hizo una señal con el dedo. En ese momento Lilith rió, se quitó la minifalda, la blusa y todo lo demás y se recostó al otro lado de mamá.
—Vamos, mis niñas. Beban de las tetas de su mamá.
Mi hermanita no esperó a que se lo volvieran a decir, y con su delicada boquita se metió uno de los pezones de mamá. El pecho era tan grande que la carita pequeña de Lilith sí que parecía la de un bebé mamando. Y tenía una cara tan tranquila y tierna que me mojé de inmediato. Vi como le daba de lenguetazos al pezón, lo chupaba. Recorría con la lengua toda la areola y luego enterraba la cara para oler el aroma maternal que manaba de allí.
Yo quería más.
—Mamá… ¿podemos… darnos placer entre las tres?
—Claro que sí, cariño.
Presurosa, me puse a horcajadas sobre su cara, de tal forma que mi vagina chorreante quedaba al alcance de su boca. Mamá me separó los labios de la vulva y empezó a lamerme el agujero con toda suavidad. Notaba sus dientecitos tirando de mis mojados pliegues y sus dedos que se enterraban en mi estrecha zona. Jugaba con mi clítoris y exprimía mi coño para que se formara una capa de fluidos que ella recogía con la lengua.
Vi que mi hermana menor continuaba degustando del pecho, pero no tardó mucho porque bajó con la lengua. Mamá abrió las piernas para dar cabida a su hijita, la cual de inmediato se hundió en su sexo depilado. El coño de mamá era de otro nivel, con el clítoris más grande que el de nosotras. Vi que Lilith preparaba tres dedos de su pequeña mano y perforaba a mamá.
—Estás caliente. No puedo creer que de bebé pasé por aquí.
—Fuiste el bebé más hermoso del mundo, Lilith.
—¿Y yo qué? —pregunté.
—Bueno, tú también. Nunca me imaginé haciendo esto con ustedes, mis hijas.
Me relajé. Mamá jadeaba de gozo mientras disfrutaba de mi coño. Froté mi cadera por toda su cara, mostrándole lo dispuesta que estaba para el sexo. Ella respondió perforándome con sumo cuidado la concha, metiendo y moviendo sus deditos.
Después de ese calentamiento, Lilith fue a su cuarto a traer sus consoladores. Queríamos ensartar a nuestra madre para hacerla disfrutar de una buena vez. Ella sonrió con coquetería, mordiéndose el labio inferior. Separó las piernas mientras se mordía la uña del dedo menique. Su entrepierna era increíblemente atractiva, con una vagina de húmedos labios bañado en su miel. El clítoris estaba empapado, y el anillo de su culo estaba apretujado, pero no duraría mucho.
—Hagan lo que quieran conmigo.
A Lilith, que era experta en el manejo de consoladores, no se lo dijo dos veces. Me dio un juguete para que lo mojara con saliva. Luego de devolvérselo, me coloqué sobre mamá de forma que ella pudiera lamerme todo el culo si quisiera. Cosa que hizo. Mientras tanto, mi preciosa hermana de rostro angelical y perverso deseo sexual, empezó con sus juegos. Masajeaba el clítoris de su madre con su dedo al tiempo que introducía un vibrador encendido por su coño. Mamá gimió como una gata en celo, moviendo sus caderas con frenesí para aumentar la sensación de placer.
Yo me pegué a su clítoris. Ahora ella manaba más flujos. Bastantes en comparación a nosotras dos. Sin perder más tiempo, Lilith se dio prisa en introducir otro de los juguetes más pequeños por el estrecho anito de nuestra progenitora. Me sorprendió la facilidad con la que la perforó. Mamá era adicta al sexo anal, tal y como Lilith. ¡Qué hermosa era!
Lilith, sorprendida por la forma en la que el culo se tragó el juguete, pegó su lengua y comenzó a lamer.
—Lubrica muchísimo —me comentó.
—Y está delicioso —le respondí con un poco de jugos en mi lengua. Lilith me chupó la lengua para darse cuenta del sabor, y luego yo dejé escapar un hilito de saliva para que se lo tragara. Sonreímos, inocentes e infantiles, y nos besamos con cariño. Luego nuestras bocas bajaron para degustar el coñito de nuestra mamá, como hijas obedientes brindándole placer.
Mamá me dio una fortísima cachetada. Mis nalgas sonaron por todo el cuarto. Lilith se rió. Comenzó a mover el consolador con más fuerza, más fuerza hasta que los gritos de nuestra madre se hicieron más intensos.
—¡Me voy a correr! ¡Me voy a correr!
—Pues hazlo.
—¡Tontas! ¡Soy una squirter!
Eso nos puso como locas y nos abrió los ojos como platos. Lilith aumentó su movimiento, añorando, deseando beber de los jugos de mamá. Yo también.
—¡Ahh! ¡Aquí viene, niñas!
Y así fue. Cuando Lilith retiró el consolador, de mamá mano un chorrito de jugos deliciosos que empaparon la cara de mi hermana menor. Ella, riendo, pegó la boca y cubrió la entrada de la vagina. Cerró sus ojitos delicados para beberse toda la corrida de mamá. Cuando hubo terminado, me miró con una sonrisa de oreja a oreja y se limpió los labios.
—¡Rayos!
—¡Jajaja! ¡no me dejaste!
—Siempre podemos sacar más —dijo mamá, así que nos concentramos en eso.
Más tarde, luego de la tremenda sesión de lésbico trío con mamá, yo me fui a la computadora para pedirle a mi primo que me diera el link del vídeo grabado. No tardó mucho en responderme, y mientras miraba mi actuación, volví a calentarme un poco. Dios… ¿de verdad esa era mi cara durante el orgasmo? El plano de mi coño siendo taladrado por las inmensas vergas transmitía desde la pantalla hasta mí un rápido aumento del grado de excitación. Además la penetración por mi recto fue preciosa. Me estaba comiendo casi la mitad de la inmensa polla negra de mi compañero. Luego vino lo mejor, el baño de leche por toda mi cara y mis tetas. Todavía llevaba impreso el sabor del semen en mis labios y me lo había bebido deseosa como una buena niña tomando su lechita.
Sin más reparos, entré al facebook del cabrón de Demian y le envié el vídeo para que lo viera, junto con un mensaje en el que le expresaba mi desprecio por él y por sus mentiras. Claro, que por una parte era injusto puesto que yo también era una devoradora sexual, pero nunca le había mentido a Demian, y el hecho de que él sí lo hubiera hecho me molestaba muchísimo.
El vio el vídeo, y no tardó mucho en comunicarse conmigo para pedirme disculpas por lo sucedido. Dijo que quería verme, que ansiaba tenerme entre sus brazos y que estaba dispuesto a terminar para siempre con su esposa si yo volvía con él. Le dije que aunque lo sentía, ya no iba a ser el producto de su infidelidad, y que siguiera amando a su hija y a su mujer si le daba la gana. No quería saber nada sobre él.
Así fueron pasando los días hasta que se cerró un mes. Durante ese tiempo yo no había tenido ninguna clase de encuentro pornográfico en el set. Algunas de mis filmaciones se limitaban a masturbarme frente a las cámaras. Por alguna razón mi primo se negaba a involucrarme con otros actores. Creo que se sentía celoso al ver cómo me follaban.
En una ocasión Lilith fue a verme actuar, y tenía una sonrisita coqueta mientras miraba detrás de las cámaras como yo me clavaba unas bolas chinas en la vagina. Esa tarde tuvimos sexo entre ella, mamá y yo. Comenzaba a ser una bonita relación familiar donde abundaba el amor y el erotismo. Nos queríamos. Estábamos inmersas en una relación incestuosa tan profunda que sólo nosotras podríamos comprenderla.
Sin embargo un día mientras cenábamos, mamá se le ocurrió la siguiente idea.
—Deberíamos montarnos una orgía.
Tanto Lilith como yo dejamos nuestra comida.
—¿Qué clase de orgía? —pregunté.
—Pues… Lilith puede traer a ese actor porno con el que está saliendo, y yo podría invitar a Gerard. Sería genial ¿no lo creen?
Nos quedamos calladas durante un segundo. Era una situación que requería un detallado análisis de las cosas. Claro que la promesa de sexo era bellísima.
—¿Sólo dos hombres? Podemos traer a más —dijo Lilith.
—¿Más? —preguntó mamá.
—Sí… como a los actores porno negros que mi hermana conoció.
Mamá se ruborizó.
—¿Puedes hacerlo, Ashley?
—Sí… estoy segura de que vendrán.
—Entonces… mañana por la noche vamos a montar nuestra fiestecita…
******
aWwww, jajaja se viene una buena follada, el debut total de Lilith y de su familia
Nos vemos en el siguiente capítulo, que sería el final. No olviden darle un vistazo a la otra historia que he subido, nos vemos, saludos y gracias por leer 🙂
3 comentarios - Trabajos Sexuales Cap 16
El trío lésbico me dio mucha ternura, morbo.... y calor!!
Me imagino a las dos nenas chupando las tetas de mamá... falta que tengan leche, no?
gracias!!