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Mi Tía y sus amigas (Cuarta parte) final.

En la cara se ve que está feliz por su amiga. Sé que me agradece el haberla proporcionado su primera experiencia sexual completa. El haber sido tan tierno, tan amable, tan comprensivo. Haber estado pendiente de sus gustos y sus deseos.

- ¿Sabes una cosa, Diego? – dice Cris sacándome de mis pensamientos.

- ¿Qué?

- Me gustó cuando fuiste tan dulce conmigo, pero este polvo salvaje ha sido la leche. Me gusta cuando te comportas como un animal y me sacudes esos… pollazos tan enormes – dice esto último bajando la voz.

- Eres tú la que saca mi lado animal. Yo intentaba ser tierno.

- ¿De verdad? – me pregunta ilusionada – Pues tendré que intentarlo más veces.

Me revuelve el pelo como haría mi madre y me mira agradecida. Mi mano derecha acaricia la espalda de tía Laura, me giro para besar la parte superior de su cabeza.

Esto es todo tan íntimo, tan sensual, tan cachondo. Desnudo, recién follado, abrazado a mi tía y con la polla dentro de su amiga. De su amiga Cristina, la inocente y hasta hace poco virgen Cristina. Mi tía rompe el hechizo.

- Cristina como no te des prisa no llegas a trabajar.

- ¡Ahí va! ¿Qué hora es? – salta como un resorte de la cama, sacando mi polla al fresco.

- Te queda una hora para entrar. – Dice mi tía, con cara de haberla pillado en un renuncio.

- ¿Puedo coger tu coche? – Le pregunta a mi tía recogiéndola toalla y su ropa del suelo. – Mira que tener una guardia esta noche.

- Sí, a mí puede llevarme Diego. – juguetea mimosa con el vello de mi pecho mientras se lo dice – y ten cuidado con el bisturí, que hoy te veo muy lanzada.

- Espero tener una noche tranquila, estoy rota, y tengo el chichi escocido - lo dice con un tono cansado. Luego parece darse cuenta de algo y añade - Y tú ¿Vas a dormir aquí?

Cris retrocede y saca la cabeza del baño para preguntarlo, al darse cuenta lo que eso puede implicar.

- No voy a dejar Diego solo, después de romper con su novia. – El tono pícaro anuncia buenas noticias.

- Ya. – añade simplemente Cristina metiéndose en el baño

Permanecemos unos minutos abrazados oyendo como suena el agua de la ducha. Tía Laura es la primera en moverse, levanta mi verga, manchada con los jugos de Cristina y quita el condón.

- Este pajarito ha tenido hoy un buen vuelo – sonríe, mientras se envuelve el condón usado en un pañuelo de papel.- ¿En qué piensas?

- Estoy pensando en que tienes mucha suerte con tus amigas. Son todas unas mujeres alucinantes. Tenéis casi 40 años y seguís teniendo una camaradería y una complicidad, como si estuvierais en el instituto.

- Nos conservamos jóvenes, ya lo ves – dice mi tía estirándose y mostrando su cuerpo con coquetería, lo que provoca mi sonrisa.

- Lo digo en serio. Me dais mucha envidia. Lo que habéis hecho este fin de semana por Cristina es increíble.

- Bueno, nosotras nos esforzamos, pero el que ha hecho el trabajo principal ha sido mi sobrinito – se levanta ligeramente y me da un beso en la nariz – Además, creo que todas han sacado su beneficio.

- Ves, a eso me refiero. No lo habéis hecho con mojigatería o por quedar bien. Era una ayuda sincera, con sus luces y sus sombras. Una ayuda de verdad, salida del corazón. Me doy cuenta que yo no tengo amigos como vosotras – me estoy poniendo realmente triste.

- Bueno, - dice mi tía tratando de animarme – creo que desde hoy tienes cuatro amigas incondicionales, para “lo que haga falta” – acentúa estas últimas palabras para hacerme sentir bien.

- Joder, que tengo 29 años y hoy he pasado el sábado más salvaje de mi vida. Y lo he hecho con mi tía y sus amigas, quizás haya malgastado mi vida. Ahora que comparo, ni siquiera puedo decir que tenga unas grandes experiencias sexuales.

- No lo creo, cariño - me dice muy seria – Creo que a lo largo de estos años … - y luego añade con una risa – te has convertido en el mejor come coño del mundo.

- Eres una cabrona – le digo haciéndole cosquillas.

Balanceo su cuerpo sobre el mío. Tía Lauraabre sus piernas, por lo que su coño queda envolviendo mi flácido peney sus pechos se aprietan contra mi pecho. Mirándome a los ojos, dice:

- Creo que debería acompañar a Cristina a su trabajo. Creo que querrá compartir su nueva experiencia y sus sensaciones con una buena amiga.

- Probablemente querrá hacerlo contigo– le respondo mecánicamente.

¿Querrá traerse el coche, por si quiere escapar de mi lado? Parece que estamos siempre a punto de cruzar una calle con mucho tránsito y tenemos miedo a que un coche nos arrolle. Abrazocon fuerza a mi tía, apretándola contra mi pecho. Presiona sus labios contra los míos, me da un beso rápido,me aparta con dulzura y se levanta.

- Volveré enseguida - dice ella, secándose los calditos que jalonan su cuerpo – Ni siquiera voy a ducharme, para extasiar a Cristina con el olor de tu cuerpo en el coche y entre cachonda a trabajar

Me río de su ocurrencia ¿Quién sabe cómo va a acabar todo esto? De lo que no tengo duda, es que mi tía va más caliente que una plancha, después todo lo que ha pasado esta tarde. ¿Estamos a punto de cruzar la calle? Sin duda voy a salir de dudas rápidamente.

¡A la mierda con Claudia! De otra cosa no tengo dudas, después de lo vivido hoy, no tengo derecho a quejarme y, además, tengo cosas más importantes en las que pensar.

El hospital donde trabaja Cristina está a unos 15 o 20 minutos. Tengo poco tiempo para quitarme el muermo y prepararme para recibir a mi tía como se merece. Con cariño y alegría. ¡Me ha regalado los días más felices de mi vida! Ha cambiado mi vida en solo un par de días y… en lo demás prefiero no pensar.

En poco más de media hora, oigo como ella abre la puerta. Yo estoy sentado en el sofáviendo la tele, sin ver nada realmente. Deja las llaves sobre la mesa y me sonríe tiernamente. Yo le devuelvo la sonrisa.

- Has tardado poco – le digo, ofreciéndola un sitio a mi lado

Se sienta, se quita los zapatos y pone la cabeza en mi regazo, acurrucándose a mi lado.

- Diego - dice ella, abrazándose a mis muslos. –Sabes lo que te dije antes en la ducha de no hacernos daño. Lo dije muy en serio. Estoy esperando que algo cambie en mis sentimiento, en mis deseos, y me haga cambiar de opinión, pero no encuentro nada que haga cambiar mis ganas de que me…

Se incorpora, se pone de rodillas en el sofá y me besa con una intensidad incontrolada. Parece que no encuentra le momento de separarse de mí, cuando por fin lo hace.

- Perdona mis dudas, pero para que lo sepas, si quisieras follarme ahora mismo, no pondría la más mínima resistencia. Es más, me quitarías un peso de encima, tener que tomar la decisión más difícil de mi vida.

- No me gustaría violarte, tita. – le digo apartando el pelo de su cara.

- Me harías un favor – dice con una sonrisa que es casi una mueca

- Yo tampoco tengo claro lo que hacer. Eres mi tía, me has visto crecer. Como decíais Cris y tú, me habéis cambiado los pañales y sonado los mocos y ahora… Pero es que hasta eso le añade un punto morboso.

- Cierto, y tampoco en eso quiero hacerte daño. Tú debes conocer nuevas chicas de tu edad. Empezar de nuevo tu vida.

- Bueno, pero mientras tanto, me dejarás practicar con mujeres más maduras.

- ¡Eres un cabrón! Yo te hablaba en serio – me golpea el hombro, casi a punto de llorar.

- Yo también, pero no sé cómo resolver este problema.

Le beso a mi tía en la boca, a falta de más y mejores razones.Nuestraslenguas invaden la boca del otro, en un beso desesperado.

Tía Laura ya no está desnuda. Ella se puso mi camisa para salir de casa y un pequeño leggins muy cortito que no se ve por los faldones de la camisa. Ahora solo tiene abrochados dos botones inferiores y deja la mayor parte de sus pechos al aire, yo solo tengo el pantalón de deporte, pero eso es suficiente barrera, para frenar de nuevo nuestros desesperados impulsos.

- Ayúdame a recoger un poco y a meter las sábanas en la lavadora – dice separándose de mí y caminando hacia el piso superior.

- ¿Cómo has dejado a Cristina?

- Mejor que nunca. Me dijo que la llamaras cuando quieras echar un polvo - me contesta, sonriendo. - Gracias por hacer eso por Cris. No sabes lo que ha significado para ella – me dice tía Laura, dándome un abrazo. – Por eso y por todo.

- Sí, bueno, me la debes - apunto con una mueca de burla.- Me has prostituido con todas sus amigas. Me ha obligado a comer sus coños y a follar ellas, como si fuera una especie de esclavo sexual.

- Oh pobre bebé - dice mi tía, tocando mi mejilla. - ¿Cómo puedo pagarte por haber sufrido tal depravación? - Ella está de pie cerca, mirándome a los ojos.

- ¿Esta es mi camisa? - Le pregunto, agarrando las solapas y separándolas para exponer sus pechos.

Ha salido de casa sin el sujetador, solo con la camisa y el pantaloncito que parece que no lleva. Eso me pone cachondo aunque sé que solo ha estado en el coche con su amiga.

- Me sentía rara yendo por la calle desnuda - se encoge de hombros. -¿Te importaque la lleve o prefieres que limpie la casa desnuda?

- ¡Cuidado!- Digo acercándola más a mí. – Estás realmente cruzando la línea, tita. Al final voy a violarte – y añado con fingida cólera. - Una cosa es que me beses, me toquetees, me chupes la polla o incluso que me ofrezcas de esclavo sexual a tus amigas y otra es que me quites mi camisa nueva de seda salvaje ¡Eso ya es demasiado!

- ¿Demasiado qué? - Pregunta ella presionando su cuerpo contra el mío.

- ¡Demasiada intimidad! - Contesto. - ¡Quítatelo ahora mismo!

- Si insistes - dice con timidez exagerada. - Por cierto, eso son cuatro cosas, no una - me dice mientras se desabrocha los dos botones inferiores y deja caer la camisa al suelo.

- ¿Cuatro cosas de qué? - pregunto, sinceramente confundido.

- Besar, tocar, chupar y ofrecerte como esclavo, sonríe mientras toca mi pecho desnudo con su mano - Eso soncuatro cosas y dijiste que una cosa era... –Sus dedos trazan círculos alrededor de mis tetillas

- Bueno, pero que tengas claro, que hay líneas que no debes cruzar - le amonesto, con un toque dramático. - Eres mi tía y hay ciertas líneas que no se deben cruzar.

- ¿Cómo llevar tu ropa? -pregunta, mientras se roza mis costillas con la punta de sus pezones y se mueve, como una nena mala, girando sobre su cintura para aumentar el roce.

Pongo las manos en su espalda desnuda y tiro de ella hacia mi mí. Ahora que estamos solos es más raro estar así con mi tía. Cuando sus amigas estaban aquí, podríamos fingir que estos jueguecitos eran simplemente payasadas. Ahora que sólo estamos nosotros dos...

- ¿Hay otras líneas que estoy cruzando y no deba cruzar? - me pregunta, como si estuviera leyendo mi mente.

Ella está pegada a mí. Siento que quiero y no debo pasar el límite. Mi pene apenas puede soportar una nueva emoción.

- Probablemente - contesto, bajando mi boca a la suya.

Nos besamos esta vez con más ternura y, si es posible, de una forma más erótica que cuando mi tía atacó mi boca con desesperación en el sillón. En lugar de luchar por el espacio, nuestras lenguas se entrelazan en una danza tentadoramente lenta. El beso no hace nada para disuadirme de cruzar las líneas rojas que mi mente ha marcado.

- Estoy más caliente de lo que he estado nunca –me dice mi tía, rompiendo el beso y fijando sus bellos ojos en los míos. – He estado viendojoder a mis amigas toda la tarde y yo solo miraba.

- ¿Qué pasaba por tu mente cuando nos veías? - le pregunto, todavía aturdido por la pasión de su beso.

- Me hubiera gustado ser yo - dice, en voz baja. - Especialmente las dos veces que te tiraste a Cristina - ella sonríe. - Y tú ¿En qué estabas pensabas mientras estaba follando con ellas?

- Estaba deseando que fuera tú - contesto con sinceridad.

- ¿En serio? - Se pregunta algo incrédula. -¿Incluso cuando estabas follando con la calentorra de Ali?

- Incluso entonces - contesto, apretando mis manos contra su culo firme y tirando de ella contra mí. – Ali es apasionada y salvaje, Clara dominante y viciosa y Cris inocente y tierna, pero yo me preguntaba como serías tú. Como sería estar con mi tía.

- Sin lugar a dudas la mejor de todas – me dice abrazándome con verdadero cariño - ¿y ahora qué? – hace, de nuevo, mi tía la pregunta del millón.

-

Ahora ¿Qué debemos hacer? Decido ejercer de adulto, viendo que mi tía es un manojo de dudas

- Creo que deberíamos seguir tu consejo de anoche y dejar esta decisión para por la mañana - le digo muy serio - y no sólo porque ya me haya corrido tres veces hoy - añado para quitar leña al fuego.

Tía Laura simplemente se mantiene apretada contra mí, sin decir nada,

- Y por la mañana sólo habrá dos opciones - le digo, aspirando el olor de su cabello. - Sí o no. No habrá espacio para un nuevo tal vez.

Ella asiente con la cabeza. Sabe que tengo razón.

- Sí o no. - Repito, hundiendo los dedos suavemente en su culo. Mi tía permanece en silencio.

- Está bien, si es no, - asegura ella. – nunca volveré a sentirme tan mojada como hoy - susurra, después de dudar un momento más.

Da un pequeño paso atrás y deja el espacio para que pase mis manos suavemente por sus tetas. Baje por su abdomen y toque su pantaloncito de licra por encima, deslizo la mano por su monte de venus. Ella abre sus piernas para darme acceso y ahueco la mano para agarrar su coño, en un gesto desesperado. Mi dedo medio se aprieta sobre la tela, en un gesto inútil por penetrar en su gruta.

- Mmmm - murmura ella cuando mi dedo se desliza hacia arriba y abajo de su raja – menos mal que los pantalones eran míos, si me los llegas a quitar, creo que la que te viola soy yo.

- Creo que deberíamos irnos a acostar – le digo apartándome ligeramente de ella.

- ¿Vas a dormir conmigo esta noche? – pregunta con ojitos de gatita abandonada - Será más fácil darte mi respuesta por la mañana, si ya estamos juntos sonríe.

Asiento con la cabeza y ella me lleva de la mano por el pasillo hasta su dormitorio.

- Pero creo que tampoco me gusta que duermas con tu ropa puesta. - Le digo antes de entrar en la cama.

Sin esperar una respuesta, tiro de la goma sus pequeñas mallas y empujo de ellas hacia abajo. Ella levanta las piernas, para que las saque por sus pies y dejar su chochito lampiño a mi vista. Luego añade:

- Tampoco tu pretenderás dormir con esos pantalones tan horrorosos

A mí me gustan, pero permito que ella los baje hasta mis pies y se deshaga de ellos, arrojándolos a un rincón de la habitación. Se incorpora y me vuelve a abrazar. Presiona su muslo contra mi pene flácido. Apoyo mi cara sobre la suya y nuestros labios de nuevo se encuentran con un ademán impaciente. Su lengua penetra en mi boca en mi boca. No lo puedo evitar, mis dedos exploran la suavidad aterciopelada de la entrada a su coño. Nos separamos de mala gana

- Voy a querer que me folles por la mañana. - dice mi tía totalmente segura, mirándome a la cara con sus grandes ojos marrones.

Sonrío y asiento con la cabeza, no sé qué más añadir.

- No me importa si me despiertas temprano – digo finalmente, mientras nos deslizamos debajo de las sábanas.

Se abraza a mi espalda y baja la mano desde mi pecho hasta mi polla a media asta. Sube y baja la mano, pero de momento es incapaz de ir más allá. Allí se queda quieta durante unos instantes. Los dos callados, escuchando la respiración del otro, pero no llevamos dos minutos a oscuras, cuando dice mi tía, con ese tono de mujer, que te pide un algo que no puedes rechazar

- Puedo pedirte un favor, Diego

- Lo que tú quieras, tita. - replico

- No te duermas todavía. Puedes darme unas chupaditas de esas que le dabas a tu novia. Estoy demasiado cachonda para dormir.

No se lo puedo negar. Mis ojos se va acostumbrando a la oscuridad y veo a tía Laura, tumbándose hacia atrás y abriendo sus piernas tentadoramente.

- ¿Tu lengua funciona todavía? - se burla de mí con voz cariñosa.

- ¡Por supuesto! - Respondo, arrastrándome entre sus piernas.

Su coño está empapado. Separo sus labios vaginales y lamo alrededor de cada pliegue

- ¡Ummhhhh, Diego! - gime, cuando golpeo con mi lengua sobre su clítoris y meto mi dedo dentro de su coñito – hoy se lo has chupado a todas y a mí no me haces caso desde anoche. Eres un cabroncete, sobrinito. No te voy a querer.

Su palabras me encienden todavía más. Pienso darle a mi tía el mayor orgasmo del mundo. Empapo mi rostro en sus calditos, mientras ella grita mi nombre y violentamente culmina en de mi cara.

- ¡OH DIOS! ¡Joder! Diego! ¡Umhh, Diego!¿Cómo me gusta! - Sus jugos brotan sobre mi lengua, mientras su cuerpo se contorsiona y se retuerce. Sus manos se aferran a mi pelo y amenazan con destrozar mi cara contra su coño, abierto como una flor.

Poco a poco va parando y separa mi boca agarrándome por la barbilla. Respira, tranquilizando su ritmo. Enciende la luz de la mesilla y veo su secreciones deslizándose por sus muslos y entre sus nalgas. Me limpio con el envés de la mano y me tumbo a su lado viendo cómo se recupera, todavía jadeando mirando al techo.

- Dios, lo necesitaba! - dice ella, volviéndose hacia mí y dándome un fuerte abrazo apretado abrazo.

- Así que te gusta cómo te como el chichi - le señalo.- Al final te va a terminar cayendo bien Claudia

Sonríe,acerca su boca a la mía y desliza su lengua en mi boca. Nos besamos apasionadamente y sus manos se deslizan entre mis piernas, apretando suavemente mi pene semi-erecto.

- Ni por esas me cae bien. Ya verás cuando empiece yo a darte mis lecciones.

- Estoy deseando.

- Pues dicen que no hay dos sin tres. Pero tampoco tres sin pareja. No te animas y vamos a por el cuarto.

Mi tía se insinúa pegando aún más su cuerpo al mío, pero yo ya he tomado una decisión.

- Lo deseo tanto como tú, tita – le digo con sinceridad. – Pero estoy realmente agotado de nuestras vacilaciones y nuestros miedos. No podría resistir otro amago y no llegar a nada. Creo que deberíamos consultarlo con la almohada. Si todavía queremos por la mañana, no habrá ninguna duda. Además, será todavía mejor si estoy totalmente recuperado. No quiero decepcionarte la primera vez

- ¡Joder, me pone cachonda verte hablar como si tu fueras el adulto y yo una chiquilla! Si estás decidido, mejor cállate - dice ella, acurrucándose en mis brazos.. Luego agrega - No me puedo imaginar cómo podrías decepcionarme, sobrinito. Descansemos y ya veremos lo que trae mañana.

Cierro los ojos, pero mi mente se tambalea pensando en todo lo que ha pasado desde que ayer llegué a esta casa ¡Especialmente con el hecho de dormir con mi tía! ¡¡Y en pelotas!!

Me despierto en medio de la noche cuando mi tía se da la vuelta. Rueda sobre ella y se queda abrazada a la almohada en posición fetal. Me coloco en cucharita, colocando mi polla contra su hermoso culo y se acopla cómodamente entre sus cálidas mejillas. Pienso en lo que deparará la mañana. Paso mi brazo alrededor de su cintura y respiro su aroma. Un instinto básico me hace tirar de ella y apretarla con más fuerza contra mí. Luego caigo de nuevo en un dulce sueño.

Cuando despierto por la mañana, tía Laura ya se ha levantado y, de nuevo, me despabila el apetitoso olor a pan tostado. Me lavo la cara en el baño, me cepillo los dientes y bajo a la cocina sin vestirme. Hay un plato de tostadas en la mesa y mi tía está preparando toda clase de delicias para untarlas sobre ellas, de espaldas a mí.

Lleva el atractivo camisón púrpura que llevaba el viernes por la noche. Mi pene responde al instante a la visión y al recuerdo, incluso antes de que me dé cuenta, que no lleva puesto aquel pequeño tirachinas a juego, ni cualquier otro tipo de bragas.

- Hey, dormilón - me dice cuando me ve agarrando una tostada del plato - pensé que necesitarías coger fuerzas, para lo que tengo planeado para hoy - me dice sonriendo. Mira mi verga dura y parece satisfecha

- ¿Qué es lo que has planeado, tita? - pregunto pasando por detrás de ellas y acariciando sus nalgas desnudas.

- Bueno, cuando estés bien alimentado, supongo será más fácil persuadirte para que hagas pasar un buen rato a una chica dispuesta y facilona. - se ríe, moviendo el culo en contra de mis manos.

- El camino al corazón de un hombre es a través de su estómago, ¿eh? -Pregunto, atrayéndola hacia mí y rozando mi polla entre sus nalgas.

- ¡Diego! - me hace a un lado y coloca la bandeja con queso fresco, aceite, tomate, jamón, mantequilla y mermeladas sobre la mesa - Come primero y después podrás tener todo el sexo que quieras. – me advierte bromeando. – El desayuno es la comida más importante del día. Vete a por la leche y trae la cafetera que ya ha subido el café.

- Vaya, cuanta seriedad. – Saco la botella de leche de la nevera y la replico – Pues esta será la comida más importante del día, pero ayer no te quejaste de la comida que hice por la noche.

- Muchachito, no digas guarderías en la mesa – me amenaza con una cuchara de madera, que coloca entre las mermeladas

- Está bien, me callo. Además, me gusta cómo te vistes para desayunar.

- También a mi e gusta como … no te vistes para desayunar dice ella.

Creo que tratamos de relajarnos. De tomarlo a broma, pues ambos estamos ansiosos por lo que, sin duda, va a suceder.

- ¿A qué hora viene mis padres? - Pregunto mientras nos sentamos a disfrutar de las tostadas.

Mi pene ha quedado perpetuamente duro, mientras veo a mi tía moverse alrededor de la cocina con su tenue camisoncito.

- Vendrán tarde. Alrededor de las 8 de esta noche, creo. Cuando se van con la hermana y el cuñado de Cris, siempre apuran hasta el final - Eso es cierto. Yo asiento, ella sonríe. - ¿Piensas que tendremos tiempo suficiente? -pregunta tímidamente.

- ¿Para qué, tita? - Brome entre bocado y bocado de tostada.

- Por lo que tú quieras – susurra con un tono seductor – y tú sabes lo que yo quiero - sus ojos reflejan los mismos sentimientos lujuriosos que yo tengo

- ¿A qué estamos esperando? – pregunto.

Limpiamos la mesa y ponemos los platos y vasos en el lavavajillas. La sigo por el pasillo hasta su dormitorio. Intento asimilar que voy a follar con mi tía. Mi rabo nunca ha estado tan duro. Tía Laura se desliza el camisón por los hombros justo al entrar a su habitación y lo deja caer al suelo, junto a su cama. Cuando se gira hacia mí, tengo la sensación de que hay un ligero toque de nerviosismo en su sonrisa.

- ¿Estás segura de esto, tía Laura? - Pregunto, caminando cerca y sujetándola entre mis brazos.

- Nunca había estado más segura de algo - responde, besándome suavemente en los labios.

- Ahora sí que vamos a cruzar la línea - le recuerdo apartando su pelo de la cara.

- ¡Oh! - se ríe - como si ducharse juntos o tener sexo oral no lo fuera – la verdad es que hay que darle parte razón, pero esto ha costado más.

Tía Laura se tumba de nuevo en su cama, separando sus muslos incitante y me arrastra entre ellos. Sus largos labios vaginales ya están brillando con sus flujos, cuando bajo mi cara hacia ellos.

- Solo fóllame, Diego - dice mi tía, tirando de mí por los hombros. - No necesito ningún juego previo. Estoy harta de juegos previos.

Supongo que tiene razón. Todo lo que no sea joder, follar, meter, copular está de más. Solo muerdo unos de sus dulces pezones antes de colocarme sobre mi tía.

- No puedo creer que estemos haciendo esto - digo mientras me apoyo sobre mis codos y coloco mi pene entre sus ansiosos labios.

- Cállate ya – me pide tía Laura.

Mi pene es una barra de acero, anhelando penetrar en el cuerpo de mi tía. Hago una pequeña pausa para admirar el hermoso cuerpo de mi tía, retrasando un segundo más lo inevitable. Ella es un espectáculo para la vista, la perfección personificada.

¡Dios! Mi rabo se desliza suavemente en el sedoso coño mi tía. Sin duda, no necesitaba ningún juego previo. Sus paredes vaginales resbalan, dando la bienvenida al intruso incestuoso que las invade. Desde luego mi tía estaba tan caliente como un atizador de la chimenea. Lo necesitaba tanto como yo. Eso me hace sentirme orgulloso de mi tía y seguro de mi mismo. Se deshacen todos mis temores

- Mmmmmhhhh - tía Laura ronronea como una gata, cuando mi henchido cipote llena su coño y llego con mi cuerpo hasta su monte de Venus.

- ¡Cómo me gusta, tita! - le susurro

Tenemos los ojos fijos el uno enel otro y ninguno de los dos se mueve, solo sus músculos vaginales se comprimen alrededor de mi pene. Yo hincho mis venas por toda respuesta.

- ¡Esto no puede ser malo! –Responde ella, agarrando mi cara entre sus dos manos y tirando de mí para darme un beso.

Sigo con mi polla rígida aprisionada dentro de su cálido cuerpo. Mi pecho se apoya contra sus tensos pezones y nuestras bocas se encuentran en un beso apasionado. Envuelve sus piernas alrededor de mí y clava los talones en mi culo, empujándome más adentro, si es posible. Su lengua me transmite una pasión urgente, inaplazable, mientras arquea la espalda para abrir su coño aún más. No estamos realmente follando. Estamos empujando el uno contra el otro como si quisiéramos fundirnos en una sola persona.

Se arquea hacia arriba y me presiona hacia abajo como si tratara de empujar mi cuerpo entero dentro de ella, en lugar de sólo mi verga.

Empiezo un movimiento lento, tímido, medido, mientras nuestras lenguas mantienen una lucha ardiente, feroz. Estamos el uno gimiendo en la boca del otro y nuestros cuerpos se retuercen con la intensidad abrumadora de nuestra pasión incestuosa. Sus talones golpean en mi espalda y yo agarro sus nalgas con garras de lobo a punto de devorar a Caperucita.

- No me jodas, Diego –jadea mi tía, rompiendo el beso desesperado y se balancea con fuerza contra mi rabo. - ¡Fóllame fuerte! ¡¡¡Fóllame como si fueras mi dueño!!! - suplica.

Deslizo mis manos por sus muslos y agarro detrás de sus rodillas, empujando sus piernas hacia arriba. Retiro mi polla hasta la entrada de su mojado agujero, hasta que sólo la cabeza permanece entre sus ardientes labios. Luego empujo sus tobillos hacia ella, hasta que es casi la doblo por la mitad y golpeo mi polla en su coño, recorriendo de nuevo el aterciopelado camino hasta su matriz.

- ¡Oh, sí! - ella gime cuando sacudo su coño con mi pasión desenfrenada. Aplasto su clítoris con mi pubis y me muevo al ritmo de sus suspiros, sus gritos y sus improperios.

- ¡Así! ¡Así! ¡Más!¡Más! ¡Más!¡Más fuerte, cabrón! ¡Más fuerte!¡Destroza a tu puta tía! ¡A la zorra de tu tía! ¡¡¡Cómo deseaba esto!!! ¡¡¡Como deseaba tu rabo, cabrón!!! ¡ Jódeme! ¡Jódeme! ¡Jódeme!

Mi tía se desata al cruzar la línea. Claro que hemos cruzado la puta línea roja. Cuando libera su mente de presiones y convencionalismos, su lengua se desata y su lascivia también. Yo también abandono todos mis tabúes y mis prejuicios y sigo martillando el coño de mi tía, como si me fuera la vida en ello. No puedo recordar haber estado nunca tan excitando. Ella sigue gimiendo y gritando mi nombre y todo tipo de obscenidades.

- ¡Joder, Diego! ¡Tu tía es una zorra! ¡Y tú el cabrón que se la folla! Sigue follándome! Sigue, cabrón! - grita cuando sigo y sigo y sigo percutiendo contra su coño. ya hemos llegado al punto de no retorno y me esfuerzo, me exprimo para sacar el último aliento de mi tía.

- ¡Oh Dios, tía! ¡Cómo te deseaba! - suspiro, cuando tía Laura me libera del fuerte abrazo de sus piernas.

Planta de sus pies en el colchón y curva su espalda para que mi rabo entre hasta el fondo. Agarra mis nalgas, tirando de mí hacia abajo, en un gesto desesperado para no perderse ni un milímetro de piel en su interior. Otro beso. Su lengua invade mi boca y nuestros cuerpos se funden juntos en todos sus poros, pero me impide moverme con facilidad.

- ¡Mierda! ¡Diego! - se queja tía Laura - No pierdas el ritmo.

Deslizo mis manos bajo su espalda y agarro sus hombros, para evitar que se golpee con el cabecero de la cama cuando sacudo su coño y zarandeo todo su cuerpo.

- OH DIOS MÍO! - Tía Laura llora, cuando su orgasmo explota y va creciendo a medida que dejo mi alma en este polvo.

Su cuerpo queda como desmadejado, dejándose hacer a merced de mis pollazos.

- ¡OH SÍ! Oh, mierda!¡DIEEEGOOOO! - tía Laura grita y menea la cabeza de un lado a otro, clavando sus dedos en mi espalda, cuando su orgasmo la sacude todavía con más fuerza.

Yo sigo y sigo y sigo, sin a tender a sus señales. Ahora ella tiene sus brazos alrededor de mí cuello y sus pies firmemente plantados en su colchón. Empieza a empujar las caderas acoplándose a mi ritmo, mientras respira por la boca como una parturienta.

Mis huevos se encogen y solo tardo un par de golpes contundentes en unirme a ella en un glorioso orgasmo.

Mi polla convulsiona dentro de su coño de forma espontanea, soltando los últimos restos de mi leche. Ella se estremece conmigo en los últimos estertores del deleite, del goce, del placer supremo. Saboreando hasta la última fracción de las delicias de nuestra unión incestuosa.

Se hace el silencio, nuestros cuerpos empapados en sudor permanecen inertes, uno sobre otro. Nos falta el aire. Tomamos dos o tres grandes bocanadas y nuestros labios vuelven de nuevo encontrarse, pero no hay urgencia en este lujurioso beso lánguido, solo alegría y amor .... Sí, definitivamente, me gusta, me encanta mi tía de una manera no muy fraternal.

- Te amo, tita - declaro sinceramente, cuando nuestros cuerpos sea acoplan descansando de la singular batalla, de una incestuosa y placentera batalla.

Mi agotado pene permanece dentro de ella y mi cuerpo la aplasta contra el colchón. De repente, ella me sobresalta empujándome fuera de ella. Me da pena, hubiera estado dentro de ella toda la mañana, fundiéndome con el cuerpo caliente de mi tía, pero al parecer ella tiene otras ideas.

Quizás es que ahora se arrepienta, que la invada vergüenza después de haberse desatado bajo mis manos. Puede que sienta pudor de las barbaridades que salieron de su boca, en pleno éxtasis incestuoso con su sobrino. Sea cual sea su pensamiento, ella me ha sacado de su cuerpo y está a mi lado dándome la espalda.

Antes de que pueda preguntar qué le pasa, ella gira, se mueve entre mis piernas y agarra mi pene flácido recubierto de sus flujos y de los míos, lo introduce en su boca girando su lengua alrededor de mi glande ¡Joder! Mi tía es increíble. No deja de sorprenderme

- Te recuperaste muy rápido ayer - dice ella, aspirando profundamente el olor de mi polla empapado de su saliva y los calditos de su coño. - Te quiero dentro de mí de nuevo, tan pronto como sea posible - sonríe. -Esto es muy bueno – da un besito a mi polla- ¡Me estás convirtiendo en toda una puta, Diego!

Ahueca las manos y recoge mis testículos con cuidado, con ternura. Luego empieza chupar la polla de nuevo. Dentro de su boca su lengua no deja de moverse, hasta que mi pene se ha recuperado totalmente.

- Ya tengo otra vez mi rifle cargado - sonríe, mientras se levanta y pone una pierna a cada lado de mí. - Ya solo tengo que apuntar y disparar a la diana.

Su mano gira y sube y baja, entorno a mi cipote rígido, duro y caliente.

- Te amo, tita - le digo por segunda vez, mientras posiciona su coño empapado sobre mi glande.

La abundancia de jugos que genera su chichi, facilita mi entrada y poco a poco se empala sobre la dura polla que sujeta con la mano diestra.

- Claro que me amas - se ríe. - Todos los hombres aman a la mujer que se están tirando, en el momento en que se la están tirando. Ya veremos que me dices mañana - añade, mientras menea su culo hasta encontrarse cómoda.

Se inclina hacia adelante, para que cuelguen sus hermosos pechos tentadoramente cerca de mi cara. Comienza ondulando las caderas, en una especie de balanceo delicioso sobre mi polla. ¡Mierda! Con todos sus trucos, Clara, no consiguió ni acercarse a como me siento ahora. Sé que a mi tía le gustaría saberlo ¡Más excitante, más caliente, más zorra, que su perversa amiga Clara! Pero no es el momento de decirlo.

Tomando mis manos, tía Laura las coloca sobre sus magníficos pechos. Muevo mis manos en un movimiento circular alrededor de sus duros pezones.

- Oh sí - gime.

Su cabello está pegado a su frente y pequeñas gotas de sudor corren por entre sus deliciosos pechos.

Desliza sus caderas hacia delante y hacia atrás, resbalando mi polla dentro y fuera de su coño calientito, mientras va abriendo y cerrando sus músculos vaginales alrededor de mí ¡Esto es cojonudo!

- Eres increíble, tita - le digo, pellizcando sus pezones y amasando sus pechos.

Siento como una mezcla de nuestros jugos escurren entre mis nalgas. Ella continúa moviendo sus caderas, en un movimiento ondulante sobre mi pene. Me acoplo a su ritmo e intento empuja mi pene lo más profundamente posible en su enardecida vagina, drenando más fluidos al exterior.

Cuando se inclina hacia delante de nuevo, agarro uno de sus pezones entre mis dientes y chupo fuerte, antes de que ella se aleje y se siente sobre mí con la espalda recta.

Termina con sus movimientos de balanceo y comienza a botar sobre mi polla. Me está montando cada vez más fuerte y más rápido. La veo morderse el labio y suspirar cada vez con más fuerza. Decido colaborar. Empujo mi pene hacia arriba, entrando violentamente dentro de ella, siguiendo el ritmo que ella va marcando. Aprieto sus pechos suculentos, los suelto y golpean contra su caja torácica. Observo como me monta, como se folla con mi pija inhiesta y soy un espectador de lujo de cómo se provoca un profundo e intenso orgasmo.

- ¡Joder, Diego, Joder! !Diego! ¡Oooh Mierda! ¡Cómo me gusta! - grita, al tiempo que su cara se congestiona y se estremece, cabalgando una ola tras ola de puro placer. – ¡Cariño, te aaaaaamoo¡ ¡Mi niño, te aamoooo!! - grita, y noto las contracción de su coño sobre mi sensible pene, que termina liberando toda su carga al tiempo que se desploma sobre mi pecho.

Le envuelvo en mis brazos y se queda allí sin aliento.

- Por supuesto que sí. Claro que me quieres - bromeo – Todas las mujeres quieren a los hombres, cuando están en medio de un orgasmo. Ya veremos lo que piensas por la mañana.

Ella golpea con su puño en mi pecho, se incorpora y mete su lengua profundamente en mi boca. Nuestras lenguas se entrelazan en su boca, mientras mi rabo sigue cómodamente escondido dentro de su coño palpitante. Nos deleitamos con el resplandor y la gloria de nuestra recién iniciada vida sexual incestuosa.

Ninguno de los dos se quiere desenganchar del otro para no perder la magia del momento. Pero suena el teléfono de tía Laura.

- Ignóralo. Ni siquiera pienses en él - le susurro.

- Es Cristina - me dice ella, reconociendo el tono de llamada. - Voy a ver, está sola en casa. Debe haber llegado ahora de trabajar. Puede ser que necesite algo.

Al estirarse hacia la mesilla para coger su teléfono, saca mi polla de su interior calentito y yo gimo para mostrar mi decepción.

- Pobre bebé - se guasea, mientras golpea ligeramente su teléfono y dice hola.

Escucha por un minuto y luego una sonrisa traviesa cubre toda su cara.

- Cristina, quiere saber si puede venir - me dice cubriendo el teléfono.

La decepción debe ser obvia en mi cara.

- Está sola en casa y dice que se aburre.

Me encojo de hombros. Y A mí eso que me importa ¡Qué carajo! No quiero que nadie venga a interrumpir.

- Cris, cariño ¿Puedes darnos media horita más? - dice mi tía, pasando su dedo hacia arriba y hacia abajo sobre mi resbaladiza polla.

- Te entiendo, claro, pero entiéndeme tú a mí - insiste intentando buscar un poco de tiempo para nuestra nueva intimidad. Mi pene sorprendentemente, empieza a responder.

- ¡Joder, Cristina! - grita tía Laura en el teléfono. - ¡Ayer eras virgen y ahora te has convertido en una puta calentorra! - se ríe hablando con su amiga del alma.

Se queda escuchando durante un minuto, mientras sigue masajeando mi desgastada polla.

- Está bien, voy a guardar algo para tí, pero como tardes mucho no te garantizo nada - se ríe antes de colgar y tirar su teléfono a un lado del colchón, volviéndose hacia mí y tirándose boca abajo, para abrazarse a mi pecho.

- ¿Qué era eso de lo que hablabais? - Pregunto cuando ella inclina la cabeza hacia mi pene.

- ¿Te he mencionado que Cristina y yo compartimos todo? - me pregunta mientras limpia mi pene flácido con la lengua.

- No, pero ¿qué quiere decir con que guardará algo para ella? - pregunto, levantando las cejas inquisitivamente y me pregunto que sabrá Cristina sobre lo que ha pasado entre nosotros.

- Lo que quiero decir, es que no sólo intercambiamos ropa o información - me dice ella, chupando mi glande con su boca para dar énfasis. - Quiero decir que compartimos todo.

- ¿Eso me incluye? - pregunto, empujando mi polla profundamente en su boca.

- Podría - replica pícaramente, mientras lame un lado de mi rabo, luego el otro y, finalmente, dirige la limpieza con su cálida lengua hacia mis huevos. - Yo nunca he hecho un trío, - añade mi tía como sin darle importancia - y por supuesto, sabemos que Cristina, tampoco.

¡Joder! La idea de Cristina y tía Laura juntas es casi imposible de asimilar. Le sonrío, al mismo tiempo que mi polla se extiende en toda su longitud.

- Parece que te gusta la idea - se burla de mí - Vamos a tomar una ducha, para estar listos cuando llegue.

- Realmente te amo, tita - le digo cuando saltamos de la cama y vamos de cabeza a la ducha.

- Todos los chicos dicen lo mismo, cuando les anticipan que pueden hacer un trío - se ríe. - Luego ya veremos lo que dices por la mañana. -

Mi tía se ríe. Se ríe con ganas. Está contenta, muy contenta, y a mí eso me hace feliz. Muy feliz.

Bueno, por fin ¡Por fin! Le ha dejado tía Laura meterla en caliente al pobre de Diego. Bueno, la verdad, es que le ha dejado meterla en caliente, después de pasarse por la piedra a todas sus amigas. Quizás no sea “tan pobre” el bueno de Diego después de todo. Aunque también hay que reconocer, que viene de una ruptura sentimental el chaval y eso siempre es doloroso.



En fin, después de culminarse el incesto entre tía y sobrino, la cosa podría quedarse aquí, pero sería una putada no enterarse de lo que sucederá después, que parce interesante. Ya se sabe lo que dice el refrán “el que hace un incesto, hace ciento”, por lo que supongo que habrá que contarlo, pero para eso habrá que esperar.

11 comentarios - Mi Tía y sus amigas (Cuarta parte) final.

predakorps +1
barbaro, hay van 10 puntimes mas y k siga la fiesta !!!!!!!!
nigerblack
excelente historia!! van los puntos que me quedan

avisa cuando subas algo mas, igual te sigo
pacovader
Disfrutadisimo. 😀 avisa si continua. 😀
elexbahiense
Muy bueno, da para unas cuantas historias mas, van puntos
ultramiron
de lo mejor que he leido, te djo puntines y ojala sigan las historias de la tia laura y cristina
sampacat
Una mas.....una mas!!! mis 10...
Diego14s
subiras el proximo? estaria bueno leer el trii