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Las apariencias engañan ( 2da. parte)

Volvimos raudamente a casa, y allí me bajé. Mis padres todavía no habían regresado. Me pegué una ducha y me acosté, sin poder conciliar el sueño, con las imágenes que tenía en mi mente. Mi pudorosa tía, la remilgada, despatarrada en el asiento trasero de su auto y siendo pasada por la piedra por cuatro machos. Y la muy puta ni mosqueó. Se ve que está acostumbrada a ese tratamiento. El único que no hizo nada fui yo, pero ya tendría mi revancha. No iba a parar hasta tenerla toda una noche para mí solo. Era solo cuestión de esperar.
Al rato llegó mi tía. Se metió al baño y escuché correr el agua de la ducha. Seguro que tenía mocos para sacarse de todo el cuerpo. La habían regado para el campeonato. Por fin, salió del baño y se metió en mi habitación. Un buen rato después llegaron mis padres.
Al día siguiente todo continuó igual, y mi tía como si nada hubiera pasado. Frente a mis padres inventó una historia sobre que estuvo en casa hasta tarde y luego fue a tomar un helado y al volver como tenía calor se pegó un duchazo y se acostó. Mi madre se compadeció de ella.
- Hubieras venido con nosotros Raquel. La pasamos muy bien y no te hubieras aburrido.
- Dejala madre. A la tía le gusta divertirse así. Le gusta sentirse cómoda, dije con cara de inocente.
- Tú Pablo, en lugar de salir con tus amigos, podrías haberla acompañado a conocer un poco la ciudad, dijo mi madre enojada.
- No lo retes, hermanita. El es joven y tiene sus propios planes, dijo condescendiente.
- Gracias tía. Pero mamá tiene razón. Alguna noche cuando quieras, puedo mostrarte como se pasa una buena noche, dije con doble intención que nadie interpretó.
- Pues que no quede en promesas. El viernes tenemos una reunión en el club hasta la madrugada, así que tienes toda la semana para organizar una salida con tu tía.
- Está bien mamá, si es que la tía está de acuerdo, dije resignado.
- No puedes condenar a tu hijo a arrastrar una vieja por allí, dijo mi tía.
- Tu tranquila. Es hora que pase mas tiempo con la familia.
Y así, sin quererlo, mi madre puso en marcha mi plan. Solo era cuestión de sintonía fina.
La semana pasó lentamente. Para colmo, mi amigo que estaba desesperado por que yo le dijera en que apartamento vivía mi vecina, porque quería volver a cepillarla. Me costó trabajo esquivarlo toda la semana, pero al fin llegó el viernes.
Para evitar complicaciones le dije a mi tía que saldríamos tarde, así que era mejor que dejáramos que mis padres terminaran de arreglarse y se fueran y después sería nuestro turno. Y así hicimos. Cuando ellos se fueron, mi tía fue a bañarse y cambiarse. Yo me quedé en el comedor mirando televisión.
Cuando escuché que fue a cambiarse, como sin darme cuenta entré a mi habitación a buscar alguna ropa, y la encontré a mi tía apenas envuelta en la toalla, con el cabellos mojado cayendo sobre sus hombros y con una cara de sorprendida increíble.
Entré y la miré y me sorprendí también.
- Perdón tía, pero pensé que todavía estabas en el baño y quise sacar mis cosas antes que volvieras, pero a pesar de mis disculpas no me moví de la habitación.
- No hay problemas, Pablo. Saca lo que necesites.
Comencé a revisar mi armario lentamente, mientras mi tía, se sentó en la cama tranquilamente.
- ¿ Cómo piensas vestirte esta noche? Pregunté sin mirarla.
- Pues ahí tengo un pantalón y una blusa, dijo señalando una silla cercana.
- Que lástima dije siempre de espaldas a ella.
- ¿ Porqué sobrino?
- Pensé que ibas a vestirte como la noche pasada, deje caer como una bomba.
El aire se espesó en la habitación de manera evidente.
- ¿ Qué noche? Dijo con la vos con un tenue temblor.
- La semana pasada, cuando quedaste sola en casa, dije mientras seguía revisando mi ropa, y notaba como de pronto mi verga se iba endureciendo.
- ¿ Me viste? Preguntó sorprendida.
- Si Tía. Te ví y sin querer te seguí, dije, tomando unas cosas y enfilando hacia la puerta.
De un salto se cruzó en mi camino.
- ¿ Y que es lo que viste?, preguntó nerviosa.
- No tiene importancia, dije, tratando de llegar a la puerta.
Ella me tomó del brazo y me llevó hasta la cama, haciendo que me sentara en ella y luego se sentó a mi lado.
- No me gusta que mi vigilen.
- Si no te vigilaba tía. Simplemente pasé con una amigo por aquí justo cuando salías. Yo no sabía que ibas a salir, por eso me llamó la atención. Además me encantó la forma en que te habías vestido.
Su rostró se sonrojó. Mi argumento era creíble. Ella no había dicho que iba a salir, por lo tanto no podía acusarme de que yo la vigilara.
- Si, me llamó una amiga y tuve que salir inesperadamente. Y como era una fiesta sorpresa entre amigas, decidí vestirme de esa manera tan…..provocativa…
- No te apenes tía. La verdad que te sentaba muy bien, pero comprende. De verte siempre vestida como una monja a verte de pronto convertida en una loba, no podía menos que sorprenderme…. Y llamarme la atención…. Dije tratando de despertar su curiosidad. Y lo conseguí.
- ¿ Y que hiciste?
- Pues nada. Fuimos detrás de tu auto hasta el bar donde te encontraste con tus amigas, dije con inocencia. Y ya íbamos a irnos, cuando saliste conversando seguramente con alguno de los que estaba en la reunión.
- Si, era Gerardo, el hijo de Carla una de mis amigas, que se ofreció a acompañarme de regreso para que no tuviera miedo, dijo mi tía tratando de cubrirse.
- Bueno, yo no lo sabía. Me pareció como que se subía al auto por la fuerza, y además vimos que le hizo un gesto a otros dos jóvenes que estaban allí afuera, y ellos también se fueron siguiendo tu auto. La verdad tía, que tuve mucho miedo por tí. Pensé que te estaban secuestrando, así que no me quedó mas remedio que seguirlos. Mi madre no me hubiera perdonado nunca que te abandonara.
Mi tía me escuchaba y se veía que su mente trabajaba a mil. ¿ hasta adonde habría llegado yo con mi seguimiento?
- Pero pasó algo curioso, unas cuadras mas allá los perdí de vista….. dije metiendo mas presión.
Mi tía respiró aliviada.
- ¿ Y entonces?
- Me detuve un minuto y pensé. El camino que llevaban no era para venir a casa. Y se me ocurrió que el destino podía ser el parque de la ciudad. Pero el parque es enorme y no es facil encontrar a nadie allí.
- Sigue, sigue, me insistió mi tía que no se animaba a arriesgar mas mentiras.
- Te imaginas como estaba de preocupado. Hasta pensé en llamar a la policía. Llegué al parque, me bajé del auto y caminé buscando el tuyo.
- ¿ Y?
- Antes de seguir, tía, ¿ Quieres tu contarme lo que pasó?, la desafié.
Se quedó callada. Sus ojos mostraban que su mente estaba a mil por hora tratando de armar una explicación válida.
- Gerardo me llevó hasta un descampado y trató de propasarse conmigo, dijo decidida.
Puse cara de sorpresa y la atraje hacia mí abrazándola. Su cuerpo caliente y excitante en contra del mío era una sensación muy fuerte.
- Pobre tía. Lo entiendo, porque realmente eres muy atractiva y sensual, pero no se hace eso con una dama, dije teniéndola abrazada.
- Ya pasó, Pablo. Una es muy confiada.
- Y seguramente te amenazó con lastimarte, le dije al oído sin soltarla.
- Si, eso hizo, respondió mi tía aflojándose entre mis brazos.
- Dejame imaginar la escena, por un minuto. Habrá tratado de llevarte al asiento trasero, porque los delanteros tiene poco espacio, no?.
Mi tía asintió con la cabeza.
- Que pedazo de cabrón. Con lo que debe ser hacer el amor contigo cuando lo haces voluntariamente, tratar de forzarte, dije, mientras una de mis manos bajaba por su espalda hasta el nacimiento de su culo, sin que ella se opusiera.
- Me imagino que no podrás borrarte de la cabeza esos momentos. Todo lo que pasó. Lástima que no llegué a impedirlo, dije mientras mi otra mano comenzaba a acariciar su cuello y su oreja.
- No, no puedo borrarlo de mi mente dijo ya totalmente abandonada entre mis brazos.
- No es para menos. Un muchacho joven, fuerte, atractivo, recorriendo todo tu cuerpo y tratando de poseerte, mientras tu lo rechazas y te defiendes, no es facil de olvidar…
Mi tía tembló imperceptiblemente. Seguro que estaba recordando todo lo que había pasado, pero el recuerdo no le daba aversión. Por el contrario, la muy puta se estaba calentando como una marmita.
- Me imagino cuando comenzó a tocarte íntimamente, dije mientras la mano que estaba en su cuello bajó apretando sus tetas y llegando hasta sus piernas para meterse bajo el borde de la toalla, llegando hasta su sexo.
Mi tía dio un pequeño salto.
- ¿ Qué haces sobrino?
- Me estoy imaginando esa terrible escena. Esa mano fuerte de un macho caliente, acariciando tu sexo. No se como pudiste soportarlo, dije mientras era mi mano la que jugueteaba con sus labios vaginales, y aprovechando la humedad, mi dedo medio se metió dentro de su vagina.
- Espera Pablo, dijo tratando de alejarse, lo que no permití.
- Me imagino que abrió la puerta del auto, y te llevó hasta el borde del asiento para luego meterse entre tus piernas y adueñarse de tu boca para que no gritaras, dije y de inmediato me apoderé de sus labios con desesperación.
Al principio, la sorpresa la congeló, pero la naturaleza ardiente de mi tía, con la que yo contaba, no pudo resistir tanto ataque, y su boca comenzó a responder a la mía.
La fui llevando hasta acostarla sobre la cama. En el camino le aflojé la toalla que cayó al suelo antes que llegáramos al lecho. Ahora la tenía totalmente desnuda toda para mí.
Mis caricias se hicieron cada vez mas posesiva y mi tía trataba de contenerme de alguna manera, pero sus manos llegaban siempre tarde a mis caricias, y se notaba como se iba desesperando, sabiendo que no iba a poder controlarse si no me paraba de inmediato.
Cuando mi mano me indicó que su sexo estaba húmedo, decidí apurar las cosas para que ella se rindiera. Así como estaba encima de ella, desabroché mi bragueta y saqué mi verga. Ella notó la maniobra.
- No espera sobrino, ¿ qué vas a hacer? Soy tu tía, tu tía…. Y quedó muda cuando sintió la cabeza de mi verga entrar en su cuerpo.
- Ahhhhhh, dijo, déjame, déjame, ¿ Porqué haces esto?
- Porque me calientas, y porque se que te gusta, dije comenzando a bombearla.
- Yo no soy así, déjame, déjame, dijo mientras sus manos trataban de alejarme. Seguramente pensaba en la hermana y en los problemas familiares si esto llegaba a saberse.
- Si eres así, tía. Tengo todo filmado, zorrita. 4 tipos de follaron la otra noche. Y lo disfrutaste como toda una puta. Vamos entrégate y disfruta. No quisiera tener que difundir ese video, dije acelerando mis cepilladas.
Cuando escuchó eso se quedó quieta, y sus brazos aflojaron la resistencia que sostenían. Me dejó que siguiera sin decir mas nada, y luego, lentamente comenzó a acariciarme.
- No serías capaz de hacer eso, no Pablito?, dijo asustada de lo que significaba que se supiera lo que hacía en sus ratos libres.
- No tiíta, lo único que quiero es hacerte gozar y disfrutarte como te mereces.
En ese momento me detuve y salí de su cuerpo. Era el momento de comenzar a gozar en grande.
Me levanté de la cama y me quedé de pie.
Me miró intrigada.
- Desvísteme así podemos disfrutar mas, le dije poniendo mis brazos en jarra.
Mi tía me miró de arriba a abajo, deteniéndose por un segundo en mi vara que estaba hinchada y chorreante. Se levantó de la cama y lentamente comenzó a desnudarme. Yo disfrutaba como un marrano. Era mi sueño hecho realidad. Una milf toda para mí.
- ¿ Estabas solo la otra noche cuando me seguiste?
- No tía, no tengo auto así que un amigo me acompañó
Se sobresaltó.
- Tranquila, que le dije que eras una vecina del edificio, no mi tía. El no te conoce.
Siguió con su tarea pero no quedó del todo tranquila.
- Es de fiar? Preguntó por fin.
- Tía, fue el que te cepilló último. No pude detenerlo, y no podía decirle que eras mi recatada tía, como te imaginarás. Por cierto, quedó enloquecido contigo. Insiste en que le diga en que departamento vives para ir a visitarte.
- Pero…..
- Basta de hablar. Ya estoy desnudo. Ahora quiero tener tus labios alrededor de mi verga, como tu sabes. Te he visto chupar y me pareció fascinante, le dije tomando su cabeza y dirigiéndola hacia mi lanza. Cuando la sintió pegar en sus labios, instintivamente abrió su boca y se la fue tragando. Mis manos en su cabeza la dirigían haciendo que entrara y saliera, mientras su lengua me acariciaba de ida y de vuelta.
Durante un largo rato mantuvo su fellatio, y por fin, hice que volviera a acostarse, y ubicándome entre sus piernas la volví a penetrar, esta vez lentamente, mientras mi boca recorría sus tetas, su cuello, sus orejas, para terminar apoderándome de su boca, y disfrutar de ella mientras mi verga la penetraba una y otra vez. La sensación era maravillosa. Sentí como sus piernas me envolvían y como su cuerpo se acomodaba en la cama para hacer la unión mas placentera. Sentí como su orgasmo iba creciendo, a medida que sus piernas me apretaban y sus uñas comenzaban a marcar mi espalda, hasta que por fin, se dejó ir en un clímax perfecto.
Solté su boca y me detuve, apoyándome en mis codos para disfrutar de su rostro reflejando el placer incontrolable de su orgasmo, hasta que por fin se quedó quieta y recién allí abrió sus ojos.
- Pablito, eres bueno en la cama, dijo mi tía halagándome.
- Es merito de la compañía, tía.
- No me digas tía, dijo poniendo cara de enojada.
- ¿ Y como quieres que te diga?
- Raquel, dijo sonriendo
Me retiré unos centímetros y volví a clavarla.
- Prefiero decirte putita. Mi putita, dije comenzando nuevamente a serrucharla.
- Como quieras, dijo mi tía , entregada.
Hice que girara de costado, y así entre sus piernas seguí con mi tarea. Ella me abrazaba y me besaba. Era toda una experta. Me llevó con sus caricias y con su boca al mejor orgasmo que tuve en mi vida. La manera en que la inundé de semen, no volvió a pasarme con ninguna otra hembra. Pensé que me moría de placer.
Quedamos allí uno frente al otro, sobre la cama.
- Bueno, me parece que tenemos una salida pendiente.
- Hmmm, no estoy seguro de querer salir de dentro de tu cuerpo, dije sonriendo
- Salgamos a comer algo y luego podemos volver a conversar, dijo levantándose agilmente y corriendo al baño.
Cuando ella salió fue mi turno de ir a lavarme un poco, y luego nos cambiamos acariciándonos y besándonos cada vez que pasábamos cerca. No se puso la ropa de puta de la noche anterior, pero tampoco la de monja que usaba habitualmente. Era algo intermedio, de mucha categoría y de acuerdo a su físico.
Cuando estuvimos listos, fuimos a la puerta para salir.
- Mira sobrino, tienes que entender que mientras esté aquí, tenemos que tener cuidado que nadie nos descubra, y si nos comportamos podremos seguir jugando, pero sabiendo que esto se termina cuando yo me vaya. Nunca mas volveremos a esto. Está claro?
- Si tía. Lo tengo muy claro. Esto ha sido una casualidad y se que no durará para siempre. Pero mientras tanto, pienso cogerte todas las veces que pueda, si no te molesta.
- Para nada sobrino. La verdad que he gozado mucho contigo.
Salimos, subimos a su auto y nos dirigimos a un restaurante que había en el centro. A las 11 de la noche ya habíamos comido y decidimos caminar un rato antes de volver al departamento.
De pronto, en una esquina, lo inesperado. Richard en la vereda de enfrente. Traté de hacer que no lo veía, pero el cabrón me mando un wattsapp.
“ Lo conseguiste cabrón. Esta noche te la tiras”
Lo leí y le contesté. Mi tía estaba entretenida con las vidrieras.
“ Es posible. Mañana te cuento”
“ Que mañana. Yo la quiero volver a follar a esta puta. Vamos, invítame que te ayudo. Entre los dos la partimos “.
El morbo pudo mas que yo. En verdad había disfrutado viéndola tirar con otros y más disfrutaría si yo también me la pudiera tirar.
“ Sígueme tranquilo. Si ella acepta, no va a haber problemas, pero no te entusiasmes”
“ Ok amigo, te sigo”
La invité a mi tía a tomar un café y entramos a un pequeño local, donde había poca gente.
- Tenemos una pequeña variante sobre lo que planeamos, le dije mientras revolvía la bebida.
- No entiendo, dijo, mirándome con curiosidad.
- Mi amigo, el que te vacunó al final, el que te hizo el culito, acaba de vernos.
Su rostro empalideció.
- Tenemos que desaparecer, dijo tratando de levantarse.
- Tranquila tía. Quédate tranquila. Conseguí que volviera a sentarse.
- Tal como yo lo veo, tenemos la ventaja de que no sabe que eres mi tía y está viviendo en mi casa. El cree que vives en el mismo edificio.
- Continúa, dijo mi tía.
- El va a seguirnos hasta el edificio y una vez allí, debemos decidir que queremos.
- ¿ Cómo que queremos?
- Tía, yo puedo convencerlo de que te llevo a mi departamento y que te meteré en mi habitación donde voy a poseerte, sin necesidad de aclara mucho quien eres.
- Estoy de acuerdo.
- Pero el problema, es que el sabes que eres una puta a la que no le alcanza una sola verga. No puedo evitar que el también nos acompañe.
- No Pablo, no estoy de acuerdo. Si llegan tus padres estoy perdida.
- No tía. Al contrario. Primero que te gusta que te pasen por la piedra entre varios. No me lo puedes negar poque lo he visto y varias veces. Segundo, que me calienta verte tirar con otros. Y tercero, que justamente mi amigo es la garantía de que nadie va a sospechar. Si mis padre encuentran a Richard en casa, jamás se les ocurriría que tu puedes ser tan puta como para comerte dos jovencitos al mismo tiempo, dije sonriendo.
- No soy ninguna puta.
- No tía, no lo eres. Pero te gusta que te sacudan el polvo entre varios. Me parece bien. Así que ahora, nos iremos, subiremos al auto, volveremos a casa, y una vez allí, nos atenderás junto con mi amigo como toda una geisha. Y pasarás una noche de primera, no te quejes, dije mientras dejaba el dinero en la mesa y tomándola de la mano la sacaba del local. Su rostro serio no permitía saber si aceptaría la idea o no, pero ya me iba a enterar.

2 comentarios - Las apariencias engañan ( 2da. parte)

kramalo
muy bueno...!! no tardes en poner el tercer post.....sino, me encamo con tu tia...jeje!!