Festejo II

Quiero cogerte.
El deseo me llena. Quiero cogerte de los pies a la cabeza.
Cogerte con ganas, con todo mi cuerpo, hasta la última gota de sudor y semen.
Quiero cogerte y penetrar cada poro de tu piel. Cada pequeño resquicio de tu cuerpo. Cada agujero deseoso, húmedo. Hacerte realidad cada fantasía, cada calentura, cada pequeña idea loca que se te cruzó por la mente. Quiero que me poseas, cogiéndote. Metiéndome allá profundo en tus entrañas y acariciar el secreto de tu calentura, lamer, chupar, comerte entera en cada beso.
Quiero que mi lengua transcurra por cada centímetro de tu cuerpo. Quiero chupar tu clítoris y sentir tus flujos cayendo sobre mi. Quiero tus tetas, quiero tu cola, meterme en tu ano, quiero tu cara, tus labios, tu cintura. Tus manos, tus dedos, tus pies.
Quiero que me beses, que me cabalgues, que me exprimas todas las energías. Que me chupes, me cojas, me estrujes y me arranques a tirones toda la calentura que me llena.
Quiero sentirte.
En dos palabras.
Quiero cogerte.

Otra vez escribiendo mails pretenciosos. Otra vez dudando en mandarlos.
Anoche al final la desperté lamiendo su hermoso culo. Un poco protestó al principio. Después se acomodó boca abado y levantó la cola para ofrecerme su ogete. Fui con la lengua hasta la entrada misma de su ano y allí me dediqué a explorar los pequeños pliegues que lo circundan. Sentía su piel tensa en esa zona, su dureza de los músculos que empezaban a abrir y cerrar el agujero. Sus nalgas que se movían de a poco.
Su respiración se iba haciendo cada vez más intensa. Me alejé un momento para ver ese hermoso orto. Le pasé dos dedos por encima, acariciándolo.
- Seguí chupando.- me dijo un poco agitada y levantando aún más las caderas.
Le metí la lengua de a poco todo lo que pude. El agujero se abría y cerraba aprisonándomela. Empecé a tocarle el clítoris al mismo tiempo. Su calentura iba en aumento. Después de unos minutos me pidió que le metiera un dedo. Lo hice y sentía como cada vez se iba abriendo más y más ante mis caricias y presión. Después fueron dos y tres. Cuando entraron dos falanges creí que estábamos listos finalmente para meterle la pija.
No teníamos lubricante, así que usé todo lo que pude mi saliva, mezclada un poco con sus propios flujos que salían a raudales de su concha.
Me puse un forro y apoyé la cabeza en ese hermoso orto que fue tragándomela de a poco hasta desaparecer adentro suyo. Con la pija hasta los huevos adentro de su ano fuí comenzando a bombearla en forma un poco circular. Ella gemía de placer y se agarraba las tetas, pellizcándose los pezones.
Pasé una mano hacia adelante de su cuerpo y comencé a pajearla mientras la cogía por el culo. Me empecé a volver loco de la calentura y yo también gemía fuerte. Los dos casi gritábamos de gozo. Así, cogiéndola por el culo acabamos casi al mismo tiempo.
Cuando nos recompusimos miró la hora. Vió que era tardísimo y me dijo que se tenía que ir urgente porque su marido iba a empezar a sospechar.
En ese momento me enteré que era casada. Se lo dije y me lanzó una carcajada que me hizo reir a mi también.
Quedamos que nos veríamos cuando se dieran los horarios y las posibilidades de cada uno.
Así que hoy estoy mandando este mail. Lo anterior sucedió hace tres días y no volví a tener novedades suyas.
Lo mando.
Quince minutos más tarde me llega una respuesta:

Hermoso, pero no hacía falta tanta palabra. Yo tambien quiero cogerte.