En 2013 murió mi padre, fue súbitamente, cada domingo comíamos juntos, o bien en su casa, o salíamos a comer a algún restaurante, un domingo de julio fui como siempre a su casa, llamé al timbre y no abrió, pasaron unos minutos, pensé que tal vez había salido a dar una vuelta, lo hacía a menudo, él se había desentendido completamente del negocio familiar, nunca iba por allá, y las reuniones que teníamos él y yo eran en parte para que él preguntase mil cosas de como iba todo, volví a llamar y no hubo respuesta, así que regresé al coche, abrí la guantera, y cogí las copias de llaves que tenía de su casa y entré en ella, reinaba un silencio absoluto, las persianas de la parte de atrás que daban al patio estaban cerradas, cosa poco habitual en él, le llamé pero no obtuve respuesta, la cocina estaba totalmente ordenada, al igual que el comedor, subí a la planta de arriba y me acerqué a su habitación, estaba totalmente a oscuras, pero no se oía nada, y allí estaba él, parecía dormido, pero estaba muerto. Al martes siguiente lo enterraron.
Esa semana la pasé limpiando y ordenando, clasificando y tirando a la basura cosas que no tenían importancia, me reuní con el abogado el cual me leyó el testamento de mi padre, me dejaba como heredero universal de todos sus bienes, eso incluía ademas de la casa familiar, los coches, la empresa, y las casas de la montaña y de la playa, agradecí al abogado por todo, y quedamos para más adelante para firmar los documentos oficiales, mientras me dediqué a recoger, así pasé la semana, apenas iba por el negocio, entre otras cosas para evitar los comentarios de trabajadores, las lágrimas y los recuerdos. Llegó el viernes, y hacia las 3 de la tarde, apenas había parado para comer, llamaron a la puerta, la casa estaba hecha un desastre, al estar ordenando todo, me acerqué a la puerta y abrí, era la mujer que iba cada semana para limpiar, una señora de Bolivia, bajita, delgada, cabello oscuro, tez morena. Al abrir yo se quedó muda sin saber que decir, hasta que se presentó, la hice pasar y le dije que mi padre había fallecido el domingo pasado, que lamentablemente no la había avisado porqué no tenía su teléfono para que no viniera, ella me dio su pésame, me habló de mi padre, lo que había intentado evitar toda la semana, ahora lo tenía en la puerta de casa, le pedí que no comentara más diciendo que para mi era doloroso cada vez que alguien me hablaba de él, quizás más adelante, también le dije lo que estaba haciendo, y se ofreció para ayudar, «De acuerdo, suba a las habitaciones, toda la ropa que encuentre hay que colocarla en bolsas para dar a beneficencia, si ve algo que le sirva a su marido puede cogerlo» «No tengo marido señor, estoy divorciada, solo estamos acá mi hija de 22 años, y yo», me contestó, «Lo siento, no quería molestarla, aun así si quiere coger algo para un familiar suyo, adelante», «No me molesta señor, ese canalla me engañó con una amiga mía, así que mejor así, ahora yo también soy más feliz», «Muy bien, pues adelante, usted misma» le dije, y seguí en lo mío en el salón, tenía ante mi un baúl lleno de fotografías y las iba ordenando, las que iba a quedarme y las que no, algunas por repetitivas, otras por poco interesantes, en un montón guardé todas las que tenía donde salía mi madre, a la que perdí cuando tenía 8 años, junto con las que tenía de mi padre, mi abuelo, en fin momentos buenos familiares, en otro montón las que no interesaban, de repente empecé a encontrar muchas de Sonia, y mi cabeza se inundó de recuerdos, fotos de ella sola en la playa, los tres juntos, ella y yo, y muchas de ellas ya estaban hechas de cuando nosotros dos teníamos sexo, eso inundó mi mente de recuerdos, y me fui calentando, me levanté y subí a ver que hacía la mujer de la limpieza, estaba en la habitación de mi padre con una inmensa bolsa negra de basura metiendo ropa, «¿Qué tal todo? ¿Ha encontrado algo que le interese?» «No señor, no hay nada, pero bien, estoy recogiendo todo tal y como usted me ha pedido», se había cambiado de ropa, y se había puesto una bata, debajo de esa bata, pude observar que no llevaba nada más excepto los sujetadores, y los pantalones cortos que había traído, y también se había puesto un calzado más cómodo, bajé a la cocina, por un momento había deseado tirarla a la cama y follarla brutalmente, de eso tenía culpa María, la camionera (http://www.poringa.net/posts/relatos/2889077/La-camionera.html), últimamente había follado con ella, abrí el frigorífico, y lo único que mi padre tenía era agua, tomé un vaso, y le subí uno a la mujer, que por cierto se llamaba Zuleima, o algo así, se lo ofrecí y lo agradeció, se lo bebió, mientras ella bebía yo miraba como caía una gota de sudor desde su cuello, por su pecho y se perdía dentro de la bata de trabajo, notaba mi polla despertar, alargó la mano para devolverme el vaso, y yo lo recogí, me fui, no sin antes girarme, ella se había dado la vuelta y estaba agachada, con todo el culo en pompa, joder, mi polla pedía guerra, pero como iba yo a abalanzarme sobre ella, no podía hacerlo, bajé y dejé el vaso en la cocina, volví a las fotos, seguí encontrando fotos de Sonia, y empece a recordar todo lo que hacíamos juntos, mi polla estaba cada vez más dura, subí, ella estaba de puntitas queriendo alcanzar un montón de ropa que había en el armario, me acerqué con la excusa de ayudarla, yo llegaba con más facilidad que ella, así que puse mis manos en su cintura y la aparté, mi polla pensaba que tras este movimiento mío iba a disfrutar, por eso hacía todos los intentos posibles por salir de mis pantalones, mi erección era evidente, no podía ocultarla, me puse delante de ella, pero de espaldas a ella, y alcancé el montón de ropa que ella intentaba alcanzar sin éxito, me giré y se lo entregué, el montón de ropa en mis manos ocultaba de su vista mi erección, me olvide de ella, pero al entregarle el montón de ropa ella se giró para dejarlo sobre la cama, y su culo rozó mi polla, me aparté hacia atrás, y ella se giró, miró mi polla dura, apuntando hacia ella descaradamente, me miró, y me preguntó, «Se encuentra bien señor?» «La verdad es que no, son muchas emociones de golpe, y no lo llevo bien, gracias por preguntar» Pasé por su lado con intención de irme, pero ella alargó la mano, con aparente inocencia y me tocó la pierna, «Perdone» me dijo, «No pasa nada» le contesté, pero no pude más y puse mis manos en su caderas, ella acarició mi polla, y se ofreció a relajarme, a lo que no dije que no, bajó mis pantalones, y mi polla salió disparada hacia su cara, la agarró con una de sus manos, y empezó a chuparla suavemente, poco a poco iba introduciendo mi polla en su boca, yo cerré los ojos, por mi cabeza pasaban mil imágenes, entre ellas Sonia haciendo lo mismo, María, y cada una de las mujeres que podía recordar, agarré su cabeza y empece a follarle la boca con fuerza, descargué toda mi leche en su boca, ella relamió la polla, se levantó y sin decir nada se fue al baño a lavarse, yo seguía excitado, así que fui tras ella, la encontré agachada en el lavamanos enjuagando su boca, le acaricié el culo, ella no decía ni hacía nada, pasé mis manos por delante, y desabroché sus pantalones, que cayeron, ella entre gemidos iba diciendo «Que hace señor? No lo haga por favor» a la vez que dirigía mi mano hasta su coño, peludo, húmedo, separó las piernas, y yo acaricié su coño con mi mano, mi polla estaba alojada en sus nalgas, ella alargó la mano para alcanzarla y empezó a acariciarla, mientras yo la masturbaba, sus negativas se habían convertido en gemidos de placer, su cuerpo se movía acercó mi polla hasta su coño, y yo sin pensarlo dos veces la metí bestialmente, ella dio un grito seco de dolor, se agarró fuerte al lavamanos, me miró a través del espejo, y su cara se torno en cara de placer, empujó su cuerpo hacia mi, notando toda mi polla dentro de ella, yo seguí moviendo adelante y atrás, ella de vez en cuando miraba por el espejo, entre nosotros no hubo intercambio de palabras, ni besos, ni caricias, era puro sexo, alcancé sus tetas, y las apreté, aparté el sujetador, y acaricié sus pezones, grandes, mientras mi polla iba follando, ella estaba en silencio, apoyada al lavamanos, de repente empezó a gemir con más intensidad, y a mover su cuerpo hacia mi, noté como se contraía su coño, como sus piernas se debilitaban, dejé sus tetas, y puse mis manos en sus caderas y comencé a empujar con más fuerza, solo en ese momento se giró, me miró a la cara y me dijo: «Sí, me gusta, no pare señor» yo no paré, no porqué ella me lo dijera, sino porqué tenía intención de no parar hasta llegar al final, «Donde quieres que me corra» le pregunté, «Avíseme antes» me pidió, así que cuando vi que no podía más la avisé, con un movimiento de su cuerpo entendí que quería que dejara de follarla, la saqué, ella se giró, agarró mi polla con mi mano y me masturbó acercando su cara a mi polla, no pude más y me corrí, salpiqué su cara, ella relamió mi polla dejándola limpia, salí del baño, me subí los pantalones y bajé a seguir ordenando las fotografías, ella no bajó hasta pasado un tiempo, seguimos como si nada hubiese pasado, jamás volvió a suceder nada entre nosotros dos, era como si no hubiese ocurrido.
Cada viernes venía a casa a limpiar por tres horas, un día vino y me advirtió que tenía que ir a su país para arreglar unos papeles con su ex, pero si no me importaba durante el mes que ella no estuviera vendría su hija, por supuesto le dije.
Sabréis que pasó con su hija.
Esa semana la pasé limpiando y ordenando, clasificando y tirando a la basura cosas que no tenían importancia, me reuní con el abogado el cual me leyó el testamento de mi padre, me dejaba como heredero universal de todos sus bienes, eso incluía ademas de la casa familiar, los coches, la empresa, y las casas de la montaña y de la playa, agradecí al abogado por todo, y quedamos para más adelante para firmar los documentos oficiales, mientras me dediqué a recoger, así pasé la semana, apenas iba por el negocio, entre otras cosas para evitar los comentarios de trabajadores, las lágrimas y los recuerdos. Llegó el viernes, y hacia las 3 de la tarde, apenas había parado para comer, llamaron a la puerta, la casa estaba hecha un desastre, al estar ordenando todo, me acerqué a la puerta y abrí, era la mujer que iba cada semana para limpiar, una señora de Bolivia, bajita, delgada, cabello oscuro, tez morena. Al abrir yo se quedó muda sin saber que decir, hasta que se presentó, la hice pasar y le dije que mi padre había fallecido el domingo pasado, que lamentablemente no la había avisado porqué no tenía su teléfono para que no viniera, ella me dio su pésame, me habló de mi padre, lo que había intentado evitar toda la semana, ahora lo tenía en la puerta de casa, le pedí que no comentara más diciendo que para mi era doloroso cada vez que alguien me hablaba de él, quizás más adelante, también le dije lo que estaba haciendo, y se ofreció para ayudar, «De acuerdo, suba a las habitaciones, toda la ropa que encuentre hay que colocarla en bolsas para dar a beneficencia, si ve algo que le sirva a su marido puede cogerlo» «No tengo marido señor, estoy divorciada, solo estamos acá mi hija de 22 años, y yo», me contestó, «Lo siento, no quería molestarla, aun así si quiere coger algo para un familiar suyo, adelante», «No me molesta señor, ese canalla me engañó con una amiga mía, así que mejor así, ahora yo también soy más feliz», «Muy bien, pues adelante, usted misma» le dije, y seguí en lo mío en el salón, tenía ante mi un baúl lleno de fotografías y las iba ordenando, las que iba a quedarme y las que no, algunas por repetitivas, otras por poco interesantes, en un montón guardé todas las que tenía donde salía mi madre, a la que perdí cuando tenía 8 años, junto con las que tenía de mi padre, mi abuelo, en fin momentos buenos familiares, en otro montón las que no interesaban, de repente empecé a encontrar muchas de Sonia, y mi cabeza se inundó de recuerdos, fotos de ella sola en la playa, los tres juntos, ella y yo, y muchas de ellas ya estaban hechas de cuando nosotros dos teníamos sexo, eso inundó mi mente de recuerdos, y me fui calentando, me levanté y subí a ver que hacía la mujer de la limpieza, estaba en la habitación de mi padre con una inmensa bolsa negra de basura metiendo ropa, «¿Qué tal todo? ¿Ha encontrado algo que le interese?» «No señor, no hay nada, pero bien, estoy recogiendo todo tal y como usted me ha pedido», se había cambiado de ropa, y se había puesto una bata, debajo de esa bata, pude observar que no llevaba nada más excepto los sujetadores, y los pantalones cortos que había traído, y también se había puesto un calzado más cómodo, bajé a la cocina, por un momento había deseado tirarla a la cama y follarla brutalmente, de eso tenía culpa María, la camionera (http://www.poringa.net/posts/relatos/2889077/La-camionera.html), últimamente había follado con ella, abrí el frigorífico, y lo único que mi padre tenía era agua, tomé un vaso, y le subí uno a la mujer, que por cierto se llamaba Zuleima, o algo así, se lo ofrecí y lo agradeció, se lo bebió, mientras ella bebía yo miraba como caía una gota de sudor desde su cuello, por su pecho y se perdía dentro de la bata de trabajo, notaba mi polla despertar, alargó la mano para devolverme el vaso, y yo lo recogí, me fui, no sin antes girarme, ella se había dado la vuelta y estaba agachada, con todo el culo en pompa, joder, mi polla pedía guerra, pero como iba yo a abalanzarme sobre ella, no podía hacerlo, bajé y dejé el vaso en la cocina, volví a las fotos, seguí encontrando fotos de Sonia, y empece a recordar todo lo que hacíamos juntos, mi polla estaba cada vez más dura, subí, ella estaba de puntitas queriendo alcanzar un montón de ropa que había en el armario, me acerqué con la excusa de ayudarla, yo llegaba con más facilidad que ella, así que puse mis manos en su cintura y la aparté, mi polla pensaba que tras este movimiento mío iba a disfrutar, por eso hacía todos los intentos posibles por salir de mis pantalones, mi erección era evidente, no podía ocultarla, me puse delante de ella, pero de espaldas a ella, y alcancé el montón de ropa que ella intentaba alcanzar sin éxito, me giré y se lo entregué, el montón de ropa en mis manos ocultaba de su vista mi erección, me olvide de ella, pero al entregarle el montón de ropa ella se giró para dejarlo sobre la cama, y su culo rozó mi polla, me aparté hacia atrás, y ella se giró, miró mi polla dura, apuntando hacia ella descaradamente, me miró, y me preguntó, «Se encuentra bien señor?» «La verdad es que no, son muchas emociones de golpe, y no lo llevo bien, gracias por preguntar» Pasé por su lado con intención de irme, pero ella alargó la mano, con aparente inocencia y me tocó la pierna, «Perdone» me dijo, «No pasa nada» le contesté, pero no pude más y puse mis manos en su caderas, ella acarició mi polla, y se ofreció a relajarme, a lo que no dije que no, bajó mis pantalones, y mi polla salió disparada hacia su cara, la agarró con una de sus manos, y empezó a chuparla suavemente, poco a poco iba introduciendo mi polla en su boca, yo cerré los ojos, por mi cabeza pasaban mil imágenes, entre ellas Sonia haciendo lo mismo, María, y cada una de las mujeres que podía recordar, agarré su cabeza y empece a follarle la boca con fuerza, descargué toda mi leche en su boca, ella relamió la polla, se levantó y sin decir nada se fue al baño a lavarse, yo seguía excitado, así que fui tras ella, la encontré agachada en el lavamanos enjuagando su boca, le acaricié el culo, ella no decía ni hacía nada, pasé mis manos por delante, y desabroché sus pantalones, que cayeron, ella entre gemidos iba diciendo «Que hace señor? No lo haga por favor» a la vez que dirigía mi mano hasta su coño, peludo, húmedo, separó las piernas, y yo acaricié su coño con mi mano, mi polla estaba alojada en sus nalgas, ella alargó la mano para alcanzarla y empezó a acariciarla, mientras yo la masturbaba, sus negativas se habían convertido en gemidos de placer, su cuerpo se movía acercó mi polla hasta su coño, y yo sin pensarlo dos veces la metí bestialmente, ella dio un grito seco de dolor, se agarró fuerte al lavamanos, me miró a través del espejo, y su cara se torno en cara de placer, empujó su cuerpo hacia mi, notando toda mi polla dentro de ella, yo seguí moviendo adelante y atrás, ella de vez en cuando miraba por el espejo, entre nosotros no hubo intercambio de palabras, ni besos, ni caricias, era puro sexo, alcancé sus tetas, y las apreté, aparté el sujetador, y acaricié sus pezones, grandes, mientras mi polla iba follando, ella estaba en silencio, apoyada al lavamanos, de repente empezó a gemir con más intensidad, y a mover su cuerpo hacia mi, noté como se contraía su coño, como sus piernas se debilitaban, dejé sus tetas, y puse mis manos en sus caderas y comencé a empujar con más fuerza, solo en ese momento se giró, me miró a la cara y me dijo: «Sí, me gusta, no pare señor» yo no paré, no porqué ella me lo dijera, sino porqué tenía intención de no parar hasta llegar al final, «Donde quieres que me corra» le pregunté, «Avíseme antes» me pidió, así que cuando vi que no podía más la avisé, con un movimiento de su cuerpo entendí que quería que dejara de follarla, la saqué, ella se giró, agarró mi polla con mi mano y me masturbó acercando su cara a mi polla, no pude más y me corrí, salpiqué su cara, ella relamió mi polla dejándola limpia, salí del baño, me subí los pantalones y bajé a seguir ordenando las fotografías, ella no bajó hasta pasado un tiempo, seguimos como si nada hubiese pasado, jamás volvió a suceder nada entre nosotros dos, era como si no hubiese ocurrido.
Cada viernes venía a casa a limpiar por tres horas, un día vino y me advirtió que tenía que ir a su país para arreglar unos papeles con su ex, pero si no me importaba durante el mes que ella no estuviera vendría su hija, por supuesto le dije.
Sabréis que pasó con su hija.
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