Les traigo una nueva entrega de esta saga que combina incesto, con juegos eróticos.
En esta ocasión, hay un cambio de planes drástico pero no por ello poco sensual. En los tags se darán cuenta que es un capítulo distinto al resto
Como siempre, y ya es costumbre, pero por tecnicismo y para los recién llegados me gusta explicar; las imágenes son a modo de incentivo, de decoración, recuerde que aunque ayudan, en sus mentes esta la última palabra...
La acción esta muy bien distribuida, esta vez no hay atajos porque no los creo necesarios. Disfruten
Los personajes: Julieta, la eterna Juli...
Daniela, ya la van a conocer, es un personaje nuevo.
Ahora si, sigamos nomás...
El viaje hacia la quinta de Román era largo, y por ende, era casi inevitable que surgiera un imprevisto. Matías iba manejando como un campeón por la ruta 14. Había pasado por Monte Caceros y Paso de los Libres cuando escucharon un bombazo de atrás
- Es la llanta, la puta madre.- Le dijo a Flor que se asomaba sin salir por la ventanilla. Se salvaron de un accidente porque como en cada fecha cercana a las fiestas, el tránsito en la ruta era un infierno.
Santino se bajó a ayudar mientras adentro las mujeres dormían, en especial Julieta y Mónica que iban atrás. Flor se había pasado adelante.
- Tengo una de repuesto Santi, pero es una cagada, no es nueva. Me vino con el auto y el vendedor me dijo que estaba más para el descarte que otra cosa. – Estaba parchada en dos lados y se veía de lejos que estaba gastada. No servía más que para salvar las papas unas horas en la ciudad.
- ¿Va a aguantar todo el viaje?- Preguntó Santi mientras lo ayudaba a sacar el gato neumático y la llave cruz.- Digo, pasamos a Paso de los Libres hace poco, podemos volver.
- Me olvidé que andaba con este traste encima, debí comprar una buena, aunque todas estaban bien. Debí pisar algo afilado.
Matías pensó por un momento y resolvió.
- Vamos a poner esta llanta, pero en el siguiente pueblo buscamos una nueva.- Entre los dos cambiaron la rota por la sana, a la que Matías no le tenía confianza.
- Entonces. ¿Esta buena esa Carolina?- Se interesó Santino, ya sabía un poco de lo ocurrido, ya que los conocidos por webcam cancelaron sus planes para ir unos días a la quinta de Román.
- Ya vas a ver, esa foto de perfil no es nada. Julieta grabó todo de anoche, cuando volvamos te lo paso. – Le prometió.
- Que loco todo eso. Cuesta creer que cualquier persona pueda hacerlo…
- Pienso lo mismo Santi, lo mismo. Parece bastante fácil vencer las barreras de la gente. Y por cierto…- Terminando de ajustar las tuercas, le pidió que se le acerque.- Nunca pensé que una simple fantasía con Juli podría hacerse realidad, así que si te pasa algo con Flor… es natural que quieras devolverme el golpe.
-No quise decirlo en ese tono, no lo dije de molesto, como alguien que se quiere cobrar algo. Sí, te volteaste a mi hermana, y después a mi vieja, pero no me molesta tanto como crees- Dicho así, Matías se sintió para la mierda. Santino tenía que saber que estando en momento y lugar indicados esas situaciones no fueron tan descabelladas como suenan. - … solo quería decirte que no te ofendas si me tiro a alguien de tu rama del árbol genealógico ¿Me entendés?
Matías le tendió una mano para que le ayudara a levantarse.
- Tenés piedra libre. Lo que quieras, mientras no sea contra su voluntad he. Yo no acose nunca a nadie. – Y le golpeó el hombro amistoso.- Además te serví a mis ex en bandeja y no te quejaste jaja.
Santino rió. Él día en que Mati se apretaba Candela por primera vez y a Julieta por segunda,
Santi se había colado y para no dejarlo colgando y aliviarle el impacto, le presentó a Carla y Belén, sus alocadas ex novias ninfómanas con las que se desquitó a lo lindo (en la parte dos ) Esos días con sus ex, en perspectiva, ahora le parecían más normales que ningún otro.
Ambos entraron al telo viviente que era su auto, donde todas dormían. Lamentablemente, por haber salido más tarde, y además cambiar la llanta, tendría que viajar de noche cosa que no quería por su inexperiencia.
- ¡La puta madre! Que tránsito…- Se quejó dos horas después, algo nervioso y cansado de manejar. Moni a su lado servía mate frío, a pesar de que eran las ocho el sol no bajaba del todo y hacía un calor que rajaba el asfalto. Julieta cantaba como una loca “The Final Countdown” de Europe una y otra vez atrás, a veces ayudada por Flor.
- Tenes un gusto musical hermoso pero… ¿es necesario que la cantes dos horas sin parar corazón?
- Bueno che, hay que entretenerse, todo el día acá metidos como sardinas en lata… - Y Juli le pateó el asiento- Tengo ganas de estirar las piernas.
- ¿Porqué no paramos en un lado y a la mañana salimos? Debe haber una posada o algo así. Además de descansar buscamos una llanta mejor.
Matías se lo pensó. Faltaba poco para llegar, era un pecado parar una noche en un hotel de mala muerte y encima pagar una fortuna. Estaban entrando a Oberá, y no quedaban muchos kilómetros hasta Puerto Iguazú, donde Román residía.
- Dale, te noto nervioso. – Palmeándole una gamba Mónica- No estás acostumbrado a manejar tanto y menos con este tránsito de locos, deberíamos parar por acá cerca.
- Allá hay un hotel, paremos ahí…- Exclamó Florencia sacando la mano de la ventanilla, apuntando a un edificio alto en una zona céntrica. Tenía una fachada bordó y decía Vito Primero en letras de relieve prolijas
- Bueno, acepto, hacemos una cosa. Salgo a buscar una buena rueda, así me quedo tranquilo, y me despreocupo del asunto- Ante los problemas, nunca podía posponerlo si era una pavada, si podía resolverlo al instante, lo hacía o no se quedaba tranquilo- Ustedes le avisan a Román que llegamos temprano a la mañana ¿Ok? Pidan habitación así puedo dormir un toque, comerme un sándwich.
- Te acompaño.- Dijo de una Julieta...- Quiero estirar las piernas.- Despegándose el pantalón del trasero y acomodando su remera y campera rayada. Tenía un look de ciudad, como siempre se vestía como si fuera más chica.
- Yo también voy. Vos Santi pedí una habitación con Flor, la que tengan y cuiden el auto he.- Les pidió Mónica dejándoles dinero para que tengan por las dudas.- Tenía pinta de turista veraniega, llevaba un pañuelo al cuello, una remera con el dibujo de un guacamayo que evidenciaba la falta de sostén y una calza apretadísima.
Con todos de acuerdo, la noche estrellada misionera se hizo presente. Mientras caminaron hacia un bar para preguntar sobre un mecánico, Matías ya se hacía a la idea de que sin ellos, Santi se iba a hacer una farra con Flor, como un perro cuidando el asado.
- Dice que a dos cuadras para allá- Apuntando a la derecha.- Hay uno bueno. Un taller gomeria, pero que nos tenemos que apurar porque capaz sierra temprano.
- Bueno, apuremos que quiero quedarme tranquilo.
- Que caprichoso he, podríamos arreglarlo mañana a la mañana. Cuando se te mete una idea no te la sacás más.
- No Juli, no pospongamos esto, sino salimos mañana a las 3. Quiero salir tempranito y sin apuros para comprar facturas a las 11 con Román.
- Santino dice que tienen habitación. Consiguió una con tres camas comunes, así que vamos a tener que compartir.
- A mi me tiras en una losa de piedra y me duermo.- La verdad estaba fundido por la tensión de la carretera, le faltaba cancha rutera.
- Eso lo vemos después Juli.- Y caminaron por una avenida muy linda, con árboles en el centro de la calle donde todo tenía un tono rojizo, desde el asfalto, el suelo, la tierra, y también los techos, muy prolijo todo. Julieta no paraba de sacar fotos, le sacó a una catedral picuda y a los árboles.
- Guarda la cámara Juli, que te la roban en capital, aca, en la Quiaca y en cualquier parte.
- Que aguafiestas primo, disfruta, deja esos pensamientos.- Dándole palmaditas en la mejilla como si estuviera retando a un nene.
Para su horrible fortuna, aunque el taller estaba iluminado aún, tenían el galpón abierto que daba a la calle, y tres mecánicos estaban allí sentados en cajones de birra mirando un partido con tortas fritas, no trabajaban más. Se estaban relajando, el horario de atención estaba terminado y lo repitieron varias veces. Eran dos hombres grandes con mamelucos grasientos y uno que debía ser el patrón, de camisa y vaquero en el centro.
- Perdón viejo si estás apurado, yo laburé todo el día, ahora estamos mirando el partido con los muchachos. Discúlpanos.
- Solamente necesito una llanta nueva, vamos, no sean así…
- Si te cobro, te cobro el triple, trabajamos hasta las ocho ¿No entendés?- Saltó un pelado con barba candado que debía medir como dos metros.
- No te pongas violento hey, que mala onda…- Matías por primera vez maldijo a los clásicos de verano, ni lo miraban a él, ni a Moni y a Juli esperando afuera. Estaban hipnotizados morfando y chupando birra.
- ¿Cuánto sería el triple?- Insistió.
- Para vos, tres mil.- Cortó secante el otro mecánico, un barbudo y flaco que tenía fácil, sesenta años.
- ¡Es inaudito! No quieren laburar.
- Macho, es 22 de Diciembre, estamos arreglando gomas todo el día y hoy paramos antes por el partido ¿Capichi?- Replicó el jefe- Ahora, si me disculpa, cerramos la persiana. Andiamo.
Matías volvió con las mujeres derrotado, tendría que hacerlo por la mañana.
- No nos cuentes, ya escuchamos todo.- Expresó Moni aunque su hija seguía en la suya, sacando fotos.- Es una lástima que hayan dejado sus puestos antes, era solo vender una llanta y todos contentos.
- Todo por el fútbol, si Flor estuviera aca se sienta con ellos a ver ¿Quién juega?
- River y Boca.- Contestó sin importancia.
- ¿Cómo van?
- Empatado dos a dos. Con goles de Tévez y Mora
- ¿En serio?
- No boluda, van cero a cero, te dije que era Boca y River, cuando le den un penal a uno de los dos se rompe el cero. Ahora no jodas, dejame pensar.
- No hay nada que pensar, al final dejaron la persiana arriba, me parece que podemos aprovechar eso.- Expresó misteriosa Moni desde afuera- Solo hay una cosa que los puede activar a esos viejos vagos… vos hijita- Masajeándole los hombros como si fuera a pelear en un ring.
- ¿Yo? ¿Estás insinuando lo que creo?
- Hijita ¿Vos viste todos los que van a jugar en la noche de año nuevo? ¿Sabes que algunos te sacan como veinte años no? Sería una linda prueba para vos, que estás mal acostumbrada a las pijas arregladitas nomás.
- ¿Y que tiene? Yo pensaba jugar con Mati y Santi, no pegarme un paseo por cada chota familiar. Me calientan ellos dos nomás.
- Moni, vamos a comer algo, a acostarnos, el viaje te nublo el juicio…- Ella le cerró la boca empujándole el mentón desde abajo.
- Dale Juli, hace una obra de bien no solo por esos señores tensionados, también por tu primo, a que le agarraron bronca y le van a cobrar carísima la llanta.
- No es necesario, no tienen bronca.- Quiso salvarla, pero Juli se lo pensaba. No podía creerlo, que pensara semejante acción con tales señores como bien dijo Mónica, ella, que era una nena de 18 añitos apenas involucrada así por su madre- ¿Porqué no nos vamos mejor?
- Vamos Juli, le hiciste un show con un pepino a tres desconocidos ¿Qué tiene esto de loco para vos hijita preciosa?
- ¡Hey salgan de ahí afuera! Mañana te atiendo hermano ¿Querés? a las 7 ya está abierto campeón, el cuchicheo me está rompiendo las pelotas.- Saltó el mecánico pelado.
Matías se puso en el lugar de ellos y tenían razón. Si estaba cerrado estaba cerrado, punto final.
Y las mujeres cuchicheaban el plan pornográfico en la puerta del garaje distrayéndolos de su rato de ocio. Se arrepentía de haberle dado a un asunto tan simple tanta importancia.
Sin embargo, lejos estuvieron de irse. Los tres se metieron al taller y Moni oprimió el botón para bajar la persiana en rollo. Por un instante creyó que se armaba la podrida. Los tres machos cabríos de pie, enojados, y el único sonido que cortaba el silencio era el de las láminas de la entrada desplegándose hasta llegar al suelo tapiando el garage.
- ¡¿Qué carajo hacen?!- Exclamaron casi al unísono pero Julieta avanzo lentamente hacia el trío de incrédulos, y de una empezó a chapar al jefe de camisa azul y acento italiano. No sabía en la que se involucraba.
- ¿Qué haces nenita? ¿Estás loca? ¡Tenes mujer Jorge! ¿Estás loco?- El susodicho Jorge se despegó de Juli y miró a su camarada pelado.
- ¿Me dejas chapar tranquilo boludo?- Palmeándole el cachete- Y volvió a comerle la boquita a Juli como quien se morfa un helado de crema de un bocado. Fue un beso sin piedad, como el que le daría un camello sediento a una bandeja con agua.
Matías no podía creerlo, le bajo la presión al inframundo al ver a su Juli devorada así por esos vetustos masculinos. Mónica lo arrastró a un lado oscuro del taller, al lado de un panel con docenas de llaves inglesas de diversas medidas, dónde podían ver todo en silencio. Ahora el pelado enorme se encorvaba para llegar a sus labios de niña y probarlos.
- Mirala como los besa, como si fueran amantes de siempre ¿Que te genera esto a vos primo? a mi me pone, a dos mil.
- Esta mal, la estas prostituyendo...- Aunque lo que de verdad sentía, era que se sentía culpable de todo, por la llanta, por volver a su prima una puta, por iniciarla en el sexo de manera tan irresponsable, no le salían las palabras, aunque a su primita lo que sí le salía era besarlos.
Ahora besaba a viejo como si no hubiera un mañana, perdiendo esos labios de muñequita e esa barba hirsuta, canosa. El hombre aprovechaba como nunca, succionándole la boca que daban calambres. Y no podía culparlo, sabía lo que esos labios generaban, y lo bello que era besarlos.
Despegándose de la boca de sopapa del viejo, resolvió decidida:
- Espero que acepten este formato de pago… se les dará a los tres en el acto.- Juli sacó un almohadón sobre un cajón de cerveza (donde se estaba sentando Jorge) y se arrodillo abajo del tele con la boca y el mentón ensalivados.
- Vengan los tres, y de paso si quieren pueden ver el partido arriba mío.
- ¿Qué partido nena?- Y Jorge se sacó el cinturón para que la rubia hiciera su obra de bien.
Empezó de a poquito, masajeando el paquete que traían. Matías vio que al acercarse no pudo evitar arrugar la nariz instintivamente, el olor de esos bultos debían de ser asquerosos.
- Moni, recapacita, anda a ayudarla, que se la chupe a uno solo, no seas así.- Le rogó en un susurró.
- Es todo parte del plan bobito. Para que te acostumbres a verla así, sometida por otros, disfrutando de desconocidos… mira como traga… esta hecha toda una felatriz.
Y debía reconocerlo que la perversión de Julieta era totalmente su culpa. Si la rubia flaquita y tranquila estaba ahí chupando la pija grasienta de Jorge mientras los otros esperaban su turno, era su culpa.
- Pero que linda nena…- Babeó lujurioso el pelado alto, bajándose el cierre del mameluco hasta llegar al calzoncillo.- ¿Es para los tres el pago en efectivo nena?- Subiendo el morbo con manera de dirigirse a ella. Acariciándole el pelo con sus enormes manos, sus ojitos de cerdo se la estaban comiendo, masticando, y digiriendo cruda.
- Sí, para los tres.- Y le descubrió la polla longa y gruesa al pelado. Acto seguido, se la tragó completita, sin chistar, perdiéndose su nariz entre esa mata de pelo descuidada.
- Espero que la edad no sea un detalle mayor…- Se acercó el viejo delgado.
- Al contrario, hay que respetar a los ancianos.- Y apretó el glande del viejo para ir bajando hasta el tronco, estirándole el cuero negro al viejo.
- Mientras más viejo el toro más duro el cuerno, muñequita.- Le piropeó (¿o se piropeó él?) el viejo que le tomaba el rosto con delicadeza para conducirla del glande al nacimiento del tronco, en una mamada completa.
- ¿Te esperabas algo así Roque?- Le preguntó el pelado, que le ponía la pija ensalivada en la mano para que lo masturbara.
- Es un regalito de dios esta nena. Uuuu si, chupa, chupa…- Recibiendo el húmedo obsequio en su sexo Jorge. Y así se quedó un buen rato Julieta, cabeceándole la poronga al tano del medio y con sus manitos blancas masturbando a los otros dos caballeros a sus lados.
Mati no podía entender la dureza que su pantalón retenía, el morbo de la diferencia de edad podía más que la razón. Tampoco podía entender que Moni lo abrazara desde atrás y observara la escena sobre su hombro, en silencio. Era hipnótico ver esas pijas perderse en la boquita de su prima. Los viejos degenerados en ningún momento atinaron a preguntarle la edad, simplemente la tomaban de la cabeza para hacerle una traqueotomía con sus vergas.
- No sabes la alegría que le estás dando a este viejo.- Pero en vez de demostrarle su agradecimiento con delicadeza, la tomaba cada vez más brusco, clavándole la pinga bien hasta el fondo, el golpeteo del glande contra el fondo de su garganta se escuchaba desde el rincón.
- Ahora chúpame las bolas, a ver si reviven con tu cariñó.- Y el más grande del grupo puso una lasciva expresión al recibir entre sus holgadas bolsas la atención de la blonda.
- ¿Así le gusta abuelo?
- Mucho nena, mucho.- Y regresó al placentero sexo oral.- Le estás volviendo la vida a este anciano.
- Como se la traga la nena, me va a costar no correrme.- Y pasó al pelado, como una birra compartida entre amigos. Le agarró la cabecita como ya era costumbre, para perforarle la nuca a pijazos.
Matías hizo un último intento de hacer entrar en razón a su madre.
- Estos tipos son tres toros, la estás mandando al matadero, dale, entra a ayudarla.- Viendo como se violentaban más, y hasta le manoseaban las tetas metiendo sus manos por dentro de la remera. Parecía que se les hubiera perdido algo dentro.
- Ella se mandó solita, se ve que extrañaba una pija “legal”
- Mira el viejo, todo gentil al principio, ahora la va a lobotomizar a pijazos. Dale metete, asi la libras de uno aunque sea.
- Cállate Mati, y aprende, que no siempre vas a estar para metérsela vos. Tenes que hacerte a la idea de que tú prima no es tuya, que si va a ser libertina, no puede serlo siempre con el primo o el hermano.
Matías notó su punto. Quizás quería hacer recapacitar a su hija sobre su situación sentimental. Se había dado cuenta de lo conectados que estaban sus primos tras vivir juntos, de la química que tenían y el peligro que eso significaba. No quería que se olvidara de otros hombres, que había miles de otras pijas que no necesariamente toda su vida sexual debía ser incesto.
Mientras su cabeza se comía a sí misma en pensamientos de culpa y desesperación, Juli era apuñalada una y otra vez. Su remerita, empapada de saliva como si le hubieran dado un baldazo, no tardaría en recibir un tonel de leche encima.
- Che Fernando ¿Está tu hijo en tu casa?- Preguntó el jefe italiano a el pelado de barba candando.
- ¿Te está chupando la pija una nena y te acordás de mi hijo? ¿Estás bien Jorge?
Además del bizarro dialogo, se escuchaba el golpeteo de la pija contra la garganta, igualito a lo que se escucha en los vídeos porno… aggkh, aggkh, aggkh, aggkh, aggkh, aggkh… como si estrangularan a un pato.
- No seas pelotudo, no es lo que pensas. ¿No te quejas siempre de que es un virgo que no sale?
- ¿Y?- Al parecer era el lento del taller.
- Si serás boludo, Fernando. Roque llámalo ¿Queres? Que una oportunidad como esta no se da nunca más.- Y sacó la pija de la boca, para que Julieta expulsara un chorro de saliva que la estaba ahogando, ya vaciada, volvió con su agasajo.
- Doña, ¿Uno más será mucho? No queremos abusar.- Dijo, tomando la cabecita de Juli para su deleite personal. Ahora, cada vez que pasaba de pija en pija, un colgajo de baba la conectaba con la que dejaba, un colgajo cada vez más espeso.
- Llámalo, dale, ella puede, pero solamente hace petes, nada de propasarse de otra forma.- Que caradura, pensó Mati, propasarse decía y le estaban exprimiendo el jugo de morcilla en la boca a lo bruto. El viejo se levantó el cierre del mameluco y fue por una puerta trasera a buscar el muchacho.
- Para con esto, ni a mí se me ocurriría algo así, mírala a Juli, me parece una aberración lo que le hacen- Tiró de una re caliente Matías contra Moni. Los mecánicos miraron desconfiados y se calmaron un poco, pero solo un rato.
- Relajate, ella lo está gozando más que ninguna. En una horita se van a reír de esto. Además, tenés que acostumbrarte a que no es para vos solo.
En eso, Roque llegó con el hijo de Fernando, un muchacho también pelado, grandote, sin bigote pero de aspecto poco avispado.
- Whooaa ¿Qué onda? – Impactado ante la muchacha rubia que se devoraba la pija del padre, tan impactado que se le cayó el teléfono. Roque le empezó a susurrar para explicarle el contexto y aunque parecía nervioso, el recién llegado se unió al círculo para que le fumen la pipa de la paz.
- Anda bajándote todo, Pablo, tranquilo, es un secreto entre hombres ¿sí?…- Le dijo su padre tratando de parecer calmado, pero era difícil cando el placer te ponía roja la cara por una buena lamida de huevos.
- Viejo ¿La están violando?
- No nene, está pagando, algo así.
- No, para nada. Me llamo Julieta y estamos negociando ¿Te ayudo con eso?- Desabrochándole el jean sin moverse de su baldosa como un enganche habilidoso. Después de esos penes maduros debía de agradecida por un corte de carne fresco.
- Dejate llevar, vas a conocer lo que es un buen pete como debe ser, nada más Pablo- Le explicó el viejo, como un mentor aleccionando a su discípulo.
- Que lindas pelotitas.- Le dijo sonriéndole Julieta, acariciando las blancas bolas del joven. No tardó en probarlas con la punta de su lengüita y a succionarlas con cierto aprecio.
Matías vio como pelaba la nueva chota y le daba golpecitos con su lengüita, no tardo en comerse la cabecita roja y envolverla con su lengua, labios, y soltar las palabras más fuertes que dijo en su vida.
- Así que esto es queso de pija…- Probando la pequeña formación solida que se formaba en los prepucios descuidados. Como si nada, se la manducó de nuevo.
- Siga mamando señorita, sea buenita.- el viejo la tomó de la cabellera y la hizo cabecear como un carpinterito con la pija del recién llegado.
- ¿Se siente bien hijo? Que regalito del cielo he…
- Si pa, es muy buena.- Juli le sonrió desde abajo y succionó con mucha fuerza, luego se la llevó tan a la garganta que llegó con los labios al nacimiento de las bolas.
La felicito señora por la prestación de su hija, al terminar le regalamos la llanta del modelo que guste.
Moni le guiño un ojo, Mati en cambio no soportaría ver la visión de Juli deglutiendo tales semientes y más que guiñar un ojo tenía un tic de los nervios.
- No doy más, este viejo está por largar el caldo.
- Yo también, que linda nena, no lo puedo creer.- Concordó el pelado que usaba una mano de Juli para masturbarse.
Los caballeros de la ronda redonda siguieron compartiendo esos labios lujuriosos y ardientes, hasta que convinieron en correrse de a uno, y el decreto fue aprobado por unanimidad.
- Por favor, no me ensucien la ropa, no tengo otra.
- No hay problema nena, vos abrí la boquita que apuntamos bien adentro…- Le calmo Jorge mientras Juli se subía los lentes al pelo.
Antes que nadie, Jorge le puso el pene bien adentro, y ayudado por las manos de Julieta, empezó a correrse acompañado de palabras en italiano de las que Mati reconoció “bella ragazza puttana” aceleró la masturbación y acabó tan adentro en su garganta que la hizo atragantar y tosió leche para todos lados, chorreándole semen por el mentón.
- Perdón nena, se me fue la mano, te la puse muy adentro.- Ayudándola a juntar los colgajos de leche en su mentón, llevándolos a la boca.
- Esta bien, ya está, pude tragar.- Tosiendo cada vez más. – Venía cargadito señor.
Frente a ella se puso Fernando que le puso la pija con la cabeza en la lengua, sin esperar que este del todo lista. Él mismo se ayudó con sus manos (Las de Julieta estaban enlechadas y pegajosas) y se vino en su lengua, esta vez, Juli pudo ir tragando a medida que el pelado con ambas peladas al rojo vivo le enlechaba la lengua. Esta vez a pesar de la viscosidad del semiente no desperdició una gota.
Matías no podía creer lo pasada de rosca que estaba su inocente y delicada Juli. De debutar con su primo, de entregarle el poto a su primo, a hacerlo con su hermano, y luego con su primo y hermano a la vez, hasta lamerle la cola a su hermano, ahora resultaba que podía tragar leche como una aspiradora cuando siempre le había dado "cosita" ¿Le quedaban barreras por superar a esta chica?
- ¿Todavía tenes hambre nena? Me magino que guardaste un lugar para este viejo agradecido.- Como si no fuera desagradable mamársela, le recordaba la extrema diferencia de edad a cada rato ¿Es que no había recato en esa ciudad? ¿Ni respeto por las damas?
Al igual que Jorge, le puso el pene al fondo y se corrió como hacía mucho tiempo no hacía.
- ¡La puta! ¡Qué lindo es esto!- A diferencia de Jorge, tomó la cabeza de Julieta como a una sometida y la mantuvo ensartada hasta que se aseguró que todo quedaría adentro. – Muy bien nena, muy bien ¿Te gustó mi leche? La tenía añejada desde hace tiempo en las bolas…- Fue la misma Juli la que se separó por necesidades respiratorias.
- Señor…- Reprochó muy ronca- Debería ser más gentil, podría ser su nieta.- Tenía un hilillo de leche trasparente recorriéndose por la comisura. A diferencia del resto, su eyaculación había sido muy aguachenta.
- Perdón nena, hace tanto que no me corro, sos un milagro.- Y le besó la frente, que sería un gesto tierno por si no fuera porque le hizo un lavaje estomacal con leche.
Matías pensó que faltaba poco, el nene de papá debía tener unas ganas de venirse bárbaras, sin embargo, tenía miedo escénico, y por más que Juli se la mamaba, le hacía ojitos, y hasta le dejo tocarle las gomas, nada. Estaba bloqueado.
- Vamos campeón, que otra así no vas a encontrar en tu vida… ¡Vamos demostrales de qué estamos hechos los Godoy!
- Ya sé, pero no me sale…
- ¿Cómo no te sale? Vamos pendejo, no me hagas quedar mal.
En eso, sí intervino Moni, entendiendo que el Godoy hijo tenía un problema de nervios por la presión y la extrañeza de la situación.
- No se desesperen, voy a ayudarlo un poco, ustedes ni se me acerquen que ya tuvieron bastante he…
- Haga lo suyo madame, le estaremos siempre agradecidos…- Se sincero Roque.
Moni tomó el rostro de Pablo y comenzó a darle un beso capaz de revivir a un difunto. Como si fuera una amante pasional, le comió la boca y el efecto de esa lengua repercutió en la zona baja.
Juli sintió el envión, y algo acelerada, succionó con fuerza para recibir por fin una humilde eyaculación juvenil, muy blanca y sabrosa que debió ser como golosina después del diezmo del resto.
- Esta muy rica, muy bien Pablo.- Y le enseño la cremita reposando en su lengua, había sido poca pero sabrosa.
Las negociaciones finalizaron, Mónica se despegó del pendejo y preguntó que rueda debían tomar a la que Fernando contestó con un gesto de la mano. Matías agarró la mejor e indicada y se fueron por una puerta al lado del portón electrónico del garaje. Debían irse antes de que cambiaran la oferta. En la calle, se escuchó al rato que gritaba gol.
- Hombres- Dijo Mónica.- Siguen una pelotita como si les diera de comer.
Matías no pudo más, tras verla sometida de esa forma, por ese número se abrazo a su prima como un niñito perdido con ojos llorosos en medio de la calle.
- ¡Es la última vez que la usas o le metes esas ideas! ¡Que ella haga lo que quiera!- Levantando la llanta que por poco le aplasta un dedo a Mónica.
- Estoy bien amor, no fue para tanto, aunque quiero tomarme una cerveza para sacarme el sabor que tengo en la boca.- Y le respiró en la nariz para molestarlo, y por poco lo hace desmayar.
¿Cómo aguantaba tales tratos? - ¿Qué pasa? Si vos largas algo parecido, vamos.
Ambos rieron como dos adolescentes, cuando estaba a punto de decirle que la de él era perfume en comparación, Moni intervino.
- Al final te quiero enseñar que te tenes que despegar de mi hija, hacerte a la idea de que es tu prima y estás más pollerudo que Dardo Fuseneco. ¿Ahora te asusta en que la convertiste?
- Me asusta que no te des cuenta, lo que acabas de hacer. Una cosa es que haga eso conmigo bajo mi techo, o el tuyo, está bajo protección, pero lo de hoy… Moni, me parece que lo que va a pasar en unos días, si lo planeaste vos, no es de mi agrado.
- Vamos, te morís por vivirlo como todos, ahora hacete cargo que con vos o sin vos, que fundaste este movimiento, lo vamos a hacer igual.
Matías estaba tan confundido que prefirió callarse. Era imposible encontrar el Norte cuando se vivía una vida intraterrena, infernal, consumida en pecado. ¿Qué diferencia había entre Julieta mamándosela a él o a cuatro hombres? Ante los ojos de la ley, lo segundo era más moral, él ya vivía en el peor de los pecados, totalmente entregado a ello, y no tenía sentido revelarse.
Mónica subió a la habitación del hotel mientras ellos fueron a un kiosco cercano. Era de noche pero estaba muy húmedo y caluroso.
- Estaba bien primo, fue un jueguito.- Le susurró abrazada a él, cerca recibiendo una gaseosa y tomándose media botellita.
- No importa, soy yo el que tiene que calmarse y pensar. Vos sos libre, siempre lo vas a ser, actué como un inmaduro al celarte. Tenía un nudo en la garganta cuando vos… bueno, tenías otras cosas en la garganta, y estaba mal porque sabía que por más fuerte que sea la escena en la que te involucres, es mejor que la vida de perversión que te estoy dando. Al menos ellos no son familia.
El kiosquero lo miró raro al recibir la plata. Cuando le hablaba a los ojos a su prima se olvidaba de que el mundo seguía estando, una costumbre peligrosa.
- No te pongas mal al pedo, no sos malo como pensas, y por algún motivo crees que no decido por mí misma, que estoy en tus garras o las de mamá como hoy, nada que ver. En parte te entiendo, no te gustó verme así de sometida, te lo entiendo. Te gusta que tenga otro tipo de trato.
- Yo confieso que también me pongo algo salvaje…
- Ya sé, a Santino siempre lo cagás a pedos cuando se pone duro y es re tierno de tu parte.- Rio con ternura.- Igual de ahora en más, “vamo a calmarno”, que esto recién empieza.
- Sí, ni siquiera llegamos a lo de Román.- Ambos rieron, al final Móni tenía razón. Parecían unos enamorados. Julieta se le acercó a oído.
- Igual, bien que te gusta hacerme la cola he… no te creas tan santo putito. Capaz deberías probar una concha que no sea ni mía, ni de tu prima mayor, o hermana ¿Me entendés? Así te limpias del pecado, te sentís mejor para volverá la acción.
Eso último lo hizo pensar. Sus victorias sexuales estaban todas en el pedestal ominoso del incesto, salvo por Candela, todas tenían su sangre y hasta apellido. Un triunfo en una cancha de visitante, sin público, le haría sentir el hombre que era y no el monstruo como se veía en ese momento.
- Vos subí, necesito un rato para pensar, mientras cambio la llanta.
- ¿Querés que Santi baje a ayudarte?
- No dejalo. – Ya se imaginaba en qué situación estaría con Flor arriba- Puedo solo. En un rato subo, yo me encargo.- Y ella se perdió tras despedirlo con un pico el hotel Vito Primero.
- Al final soy el único que no está disfrutando esto, me cagó en mi cerebro.- Si pudiera apagarlo para no sentirse un enfermo, alguien con nada más que perversión en las venas que se divierte en las noches con lo prohibido y por las mañanas se hiere en remordimiento…
Refunfuñando como un viejo, una muchacha se le acercó como un ángel enviado de los cielos, bhá, como si los cielos estuvieran pendientes de accionar de alguien como él. Por el aspecto, más bien era una diablesa de los infiernos.
- ¿Necesitas ayuda para cambiar esa rueda? Puedo llamar a Tincho, el botón para que le dé una mano.
Desde abajo, renegando con el gato, le hizo sombra una jovencita rubia de ojos miel, bien misionera, de contextura pulposa. Usaba un top cuadrado gris para cubrir unos pechos muy redondos y un pantalón que usaría una promotora.
- No es necesario, no te preocupes. – Levantándose, quedó evidenciada su altura. Era bastante bajita, un caramelo delicioso.
- Bueno, tu familia ya entró, pero ya sabes que estamos a tu disposición, cualquier ayudita que precises, nos la podes pedir.- Le dijo con una simpatía que ensalzaba todo el andamiaje.
Hermosa, rubia, simpática, la respuesta a todos sus problemas.
El viejo Matías seguía ahí adentro, solo necesitaba los estímulos necesarios para despertar. Si algo con una mujer como ella se concretaba, de seguro se sentiría limpio, sano, listo para abordar lo que venía a continuación ¿Era posible? A pesar de la simpatía de la chica y la buena disposición, no dejaba de ser una encargada hotelera.
- ¿Vos a que te dedicas acá?- Limpiándose el sudor de la frente con la remera, una pobre pero efectiva excusa para mostrarle el físico a la mostrona jovencita.
- Soy la hija del dueño. Ayudo a limpiar, a cambiar las sábanas, lo que venga con tal de tener un sueldito.
- Me parece perfecto, y desde ya, te vuelvo a agradecer por tu ayuda y buena predisposición.
- Sos muy agradecido ¿Sos del interior?
- No, de Buenos Aires, pero el gracias es universal.- Aunque se sintió algo tonto con ese dicho inventado.
Así estuvieron charlando un rato, dejó en claro que todos los que trajo eran familia (por suerte no vio el pico entre él y Juli al final) le contó lo congestionada que estaba la ruta, lo hermosa que era la ciudad y lo bien que estaba el hotel.
- Y que suerte que encontré tres mecánicos simpatiquísimos que me la vendieron aunque estaba cerrado, la verdad, me cae bien esta ciudad.
- Tuviste suerte, los conozco y tienen una letrina en la boca no se salva ni el perro de sus miradas.
Deje de pasar por esa vereda a los doce.
- ¿Y ahora cuanto tenes? Si se puede saber, no quiero abusar de tu simpatía.
- Jajaj que manera de hablar, es todo un caballero, y tengo 18 añitos.
Aunque era un deleite ver esa boca pulposa hilvanar palabras, la llamaron de adentro para hacer un trabajo.
- Siempre me están solicitando, no me dejan charlar tranquila.-Y cuando giró para volver al hotel, la tomó de una mano con delicadeza.
- Y ya que sos de acá, antes de que te vayas y capaz no te vea… ¿No sabes dónde puedo comprar algo de comer? Tengo en mente un sándwich de milanesa con jamón y queso.
Ella lo miró a los ojos un rato, y para su inmensa fortuna (como si para esta altura dudáramos de su suerte) salió con la mejor respuesta posible.
- ¿Me esperas un cachito? Hago lo que me piden y te acompaño a un lugar buenísimo.
- No te quiero comprometer ni abusar de tu amabilidad.- Ella rió porque le salió con excesiva cortesía.
- No te preocupes, hoy estoy ayudando de onda porque tengo franco. Vivo aca al lado. Espérame acá abajo en quince minutos.
Matías subió a su habitación casi sin percatarse de la belleza del hotel. Sus ojos habían sido robados por al misionerita tan predispuesta. Se sentía con fe, con el potencial como para que entre ellos ocurriera un encuentro fugaz.
Entró a su cuarto en el tercer piso, muy prolijo, de tres camas individuales en hilera, separadas por mesitas de luz de madera. Mónica y Juli estaban perdidas con los celulares en la ventana opuesta a la puerta, al lado de una tele colgado del rincón. Flor y Santino se hacían los interesados en un documental sobre el golpe de estado en Mozambique y sus nefastas consecuencias para una reserva de mandriles de culo rojo.
Todos hacían de cuenta que no pasaba nada, que tenían vidas normales cuando Juli había tragado fácil, el equivalente a media reserva del banco de semen de Ámsterdam y entre los acostados era cantado que algo había pasado. Cuchicheaban, se reían, y le dedicaron miradas de soslayo que pudo detectar. Esa Flor estaba muy “Julietizada” desde que inicio el viaje.
- Que olorcito raro que hay he.- Dijo con sorna, de buen humor mientras pasaba al baño para limpiarse las manos con jabón y mientras se echaba desodorante.
- ¿A vos quien te entiende he? ¿Te recuperaste de la depresión?- Le preguntó Juli entrando en el baño y susurró.- Qué olor ¿viste? Te imaginarás porqué Flor está sentada, no se va a poder parar por un rato…
- Conocía a alguien. – Le tiró de una- La recepcionista, o mucama, no sé. Una rubiecita preciosa, me va a acompañar a comprar comida, es justo lo que dijiste que necesitaba- Arreglándose un poco el pelo.
- ¿Cómo se llama? Me la crucé, es muy linda.- Ella por suerte se mostró sumamente positiva, para nada celosa.
- No le pregunte el nombre, quede mal en eso, aunque no me lo preguntó a mí tampoco.
- Bueno, la mejor de las suertes, si necesitas espacio nos vamos.- Le sugirió- Aunque no quisiera irme.- Y lo dejó solo en el baño, donde se dio la ducha más rápida en la historia.
Tuvo que esperar a la rubia desconocida más de media hora, como todo lo que vale la pena, un amor, una buena comida, un proyecto, tarda. Se tomó la tardanza de esa manera, la mayoría de las que tardaban, valían la espera.
- Ahí estás, el que quiere uno de milanga, jamón y queso.- Le llamó la atención mientras se distraía mirando la calle en la ventana de la recepción.
Sin perder tiempo caminaron por la calle y le explicó que estaba cambiando unas sabanas atacadas por pulgas, porque unos brasileros metieron un perro de contrabando e una cartera, sin embargó, aunque Mati la escuchaba con atención, la interrumpió.
- Disculpa, pero ¿cómo te llamas?- Acompañando de una caricia en su brazo.
- Ah, perdón, buen punto, me llamo Daniela, me dicen Dani. Vos me caes bien así que me podes decir Dani.
- Yo, Matías.
- Ah, como la tira de historieta, muy buena esa.- Rió con naturalidad. No relacionaban su nombre con el personaje de historieta desde la primaria. – Mirá, en la otra cuadra, hay una escuela y enfrente en un autoservicio, venden lo que querés.
- Muchas gracias Dani, te agradezco, aunque quisiera saber antes de llegar si sos así de laboriosa con todos. Quiero decir, si ayudas tanto a todos los que llegan laburas como una esclava ¿No?
- Me gusta ayudar, nada más, ya terminé la escuela y me ayuda mientras encuentro algo copado. No sé que estudiar todavía. Si son buena onda y agradecidos mejor– Obsequiándole una mirada muy sincera. Tan hermosa como enigmática, era todo un acertijo, siendo así de buena, de simpática y comprometida, saber si era la clase de mujer con la que un hombre podía tener una relación carnal ocasional.
Era un riesgo, podía dejar en clara sus intenciones y quedar como un mujeriego sin chances de embocarla, sin embargo, no tenía el tiempo a favor, mañana por la mañana partirían y tenía que sacarse la duda rápidamente.
Matías pagó cuatro sándwich de distintos ingredientes, entre ellos su mentado de milanga, jamón y queso.
- ¿Son todos para ahora?
- No linda, con dos me basta, pero son para mañana, los otros ya picaron algo. ¿Vos queres algo? ¿Te gusta el chocolate?
- No es necesario, dejá, no me compres nada, no es necesario…
Obviamente, ante la contundente negativa de la jovencita eligió un rico chocolate y se lo obsequió.
Ella le agradeció con un beso en la mejilla. Una vez afuera del autoservicio empezó a comerlo, era un milka de los buenos y no permitiría que se derritiera por el calor veraniego. Pasara lo que pasara, Matías era agradecido, si ella tuvo un buen gesto lo recompensaría.
- ¿Queres un pedacito Mati?
- Muy rico.- Le expresó tras dar una mordidita donde ella había dado. Y cuando ambos tragaron sus respectivas porciones, se conectaron las miradas en silencio. Matías puso tercera, era ahora o nunca para el beso que confirmaría sus intenciones y tanto se hizo esperar.
Contra una pared, bajo la luz de un poste la tomó del rostro a una cuadra del hotel y le besó esa boca con sabor a chocolate, y para su deleite, ella lo recibió gustosa. Pasó sus bracitos por su cuello rozándolo con la barra aumentando el ahínco de sus labios y lengua hurgando la suya.
Ninguno quiso separar sus labios y duró mucho más de lo que hubiera pensado.
- Mira, Dani, yo mañana me voy…
- Entonces deberíamos apurarnos ¿No?- Matías le sonrió agradecido por su intuición femenina.- Vamos al hotel, hay una habitación clausurada por problemas en el calefactor, vamos.
- ¿No te va a traer problemas no?- Y ella le vio la mejilla manchada de chocolate.
- Para nada- Y le paso la lengua por la manchita.- Vamos que ya es tarde. ¿O queres comer primero?
- Primero te como a vos preciosa, vamos.
Con la hemoglobina, glucosa, y todas las sustancias hirviendo de emoción ante la perspectiva de comer semejante caramelito, entró al hotel después de ella y en el segundo piso, a un lado de la escalera, Daniela lo tomó de la ropa para que entrara a la habitación clausurada.
Contra una pared a oscuras se devoraron los labios y cuando ella le mordió el labio inferior encontró la luz para indicarle al hombre el camino a la cama. Antes de abalanzarse se quitó la remera para frotarse rapidito la piel contra la piel.
- Te noto con hambre Matías ¿Querés otra probadita?- Enseñándole la barrita de chocolate, muy cerca de esos pechos que ese top redondeaba tan bien.
- Ya te dije, te quiero a vos.- Lo que era decir algo parecido, porque todavía tenía ese saborcito a chocolate y maní en la boca, y hasta le quedaban unos trocitos en las muelas.
- Woooa que besos, me encantan- Prendiéndose a su lengua como babosa.
- Vos no te quedas atrás bombón.- Aunque su mente de hombre ya tenía unas ideas en mente que eran toda una delicia. Pasó a besarle el cuello, hombros, omóplatos, mientras sus manos fuertes le acariciaban la cadera y vientres tan ardientes.
- ¿A todas les das está atención así?- Sorprendida por el empeño en hacerla sentir complacida.
- A todas, si hago algo tiene que tener dos características…- Posicionándose sobre el top, listo para bajarlo- Si lo hago, tiene que ser completo, y tiene que estar bien hecho.
Y con ese pie descubrió las preciosas y redondeadas tetas. Del tamaño justo, como la palma de la mano, coronadas con dos pezones cual cereza en la crema. Las acaricio con soltura de manera circular, sintiendo la dureza de esos copitos cada vez que los pellizcaba.
- Mmmm Mati, es como si nunca hubieras visto unas tetas…
- Cada teta hay que tratarla con el amor de una primeriza… date vuelta, quiero que me caigan en la boca.
Cambiando de posición, ella se le puso arriba después de retirarse el top y obediente, le puso el pecho entera en la boca, para que lo succione como un sediento, aunque más que sediento, estaba hambriento de carne nueva, de carne legal. Esos pezones inflados a besos y chupadas obscenas le devolvió la vida, como si le cambiaran el alma. Totalmente activo, la volvió a dar vuelta como si la joven fuera un bife a la sartén y volvió a alimentarse de esas tetas, subiéndolas y bajándolas una y otra vez a fuerza de chupones.
- Me las vas a dejar rojas de tanto chupón, que hambre que tenías…
- Es que tenés unos timbres tan lindos.- Golpeteándoselos con la lengua como un niño con un chupetín. – Sorbiendo la babita que le dejaba en cada beso húmedo.
- Yo tengo algo que te va a dar nutrientes… - Mientras él seguía mamando esas mamas ella mordió un pedacito de chocolate, lo derritió en su boca, y hecho babita se lo esputó en su seno cual maestra pastelera caramelizando el helado.
Matías lamió cada chorrito de baba con chocolate que le caía de sus labios, extasiado de aquel sabor y carne ardiente en sus manos, hundió su cabeza entre los chopes, donde un trocito de chocolate fue desparramado entre las tetas, saboreándolo, sorbiéndolo.
Ella le tomó la cara para lengüetearle el mentón, nariz y mejillas donde tenía chocolate, luego se besaron mientras ella preparaba el postre. Fue todo una distracción.
- No te imaginas como necesitaba comerme unas tetas y algo más…
- Bueno, baja y busca ese algo más, no tengo problema.
Sin más preámbulos, con la ansiedad dibujada en el rostro, la despojó de su calzado y pantalón ajustado hasta quedar mano a mano con una bombachita celeste inocente, muy de nena, algo gastada y con unas letras hippies que decían el poder de las flores en inglés.
Se abalanzo sobre esa empanadita tapizada como un almohadón de carne, se refregó bien la nariz y boca para impregnarse de ese perfume de mujer. Sintió la zona alta muy durita con el simple roce de su nariz en el nacimiento de la anchoíta.
Le retiró la prenda para rebelar un tajo precioso, en el centro de una vulva protuberante bordeada de pequeños pelitos enrulados del color de su pelo. Ella empezó a jadear con el cuello arqueado para atrás mientras él le masajeaba la rallita de arriba para abajo, de arriba para abajo…
Para variar, pensó en trabajar manualmente en vez de irse de boca de una… le masajeó el clítoris, al abrirle los pequeños labios como alas de mariposa, de par en par, para exponer esa zona tan erógena en su sexo. Lo masajeo y apretó como si fuera un pequeño botoncito rosado.
Para hacerla desear, fue masajeando del clítoris para abajo, amagando con entrar a la vagina una, dos, hasta cinco veces, en la sexta se mando muy lentamente con dos dedos y con el índice y medio adentro, masajeando las paredes húmedas, con el pulgar le movió los labios, masajeando el pequeño orificio urinal.
- Más, más, más… métemelo más, sí… - Exclamo en unos susurros muy cachondos.- Vas a encontrar una sorpresita…
- Mmm ya me di cuenta, te metiste un pedacito de chocolate putita…- Encontrando un trocito casi derretido que se derramaba por un lado- ¿Te gusta que te hurgue la conchita preciosa? ¿Qué juegue con tu agujerito?- Le respondió siguiéndole la corriente con los susurros. El hombre complacido, con la mano toda aceitada de chocolate, probó sus dedos llenos de flujo y la golosina para lubricarlos con su saliva e introducirlos más profundamente, como si quisiera alcanzar el ombligo desde su interior.
- Que coñito tan chiquito que tenes…- Admitió, dado que llegaba al cérvix y lo masajeaba con prudencia, recorriéndolo de norte a sur. Ella se arqueaba como la chica del exorcista, como si una fuerza la levantara del colchón pujándola del ombligo, entendiendo que quería acción, aceleró la mano.
Progresivamente, como un tema que se acelera, le coló los dedos hasta llegar a una velocidad abrupta e irresistible. No tardó en verle las manos aferrarse a las sábanas, arquearse como una víbora y salpicar flujo para todos lados. Pequeñas gotitas saltaron para todas partes mientras seguía con la colada culpable de su
Sus dedos se bañaron de ese elixir femenil hasta que le llegó a la muñeca, ahí cambio de herramienta dejando la mano y pasando a la boca, para limpiar todo, o embarrarlo más, no importaba, lo que si le importaba era bautizarse la cara con semejante concha joven, respirar a través de ella, sorber cada milímetro hasta sacarla como una hoja de otoño.
- ¿Rico el chocolate no?
- ¿Qué chocolate? Tu concha esta rica nena…- Y tras una buena degustación vaginal, avanzó sobre su cuerpo pegado a ella para alcanzar sus labios una vez más.
Qué mundo injusto y machista pensó, mientras su prima amada había soportado descargas de semen aborrecible entre otras sensaciones forzosas, y él, entre besos de chocolate y caricias de lujuria se devoraba semejante carozito, una nena rubia que era un infierno de mujer… ¿O su prima lo disfruto tanto como él disfrutaba su nueva presa?
- Espero que no te vayas de aca sin probar lo que es un buen “misionero” es la especialidad de la provincia.
- Para nada, no me voy sin dejarle un buen presente a tu nena…- Sin saber si el término se llamaba así por la provincia o los misioneros religiosos de la época colonial, no era momento para ponerse semiólogo. Y sin despegarse de su beso, presentó la herramienta de carne bien direccionada, y de ahí empezó el sexo que necesitaba, con su miembro engolosinado de aquella vulva apretadita, sus pechos blanditos contra sus pectorales, y las piernas de ella apresándole las nalgas.
Se notaba que le gustaba, sus manos le apretaban la espalda para enterrarse la banana más profundo, hombros y pectorales se frotaban mientras le daba para que tenga y no lo extrañe por un tiempo. Tenía la pija borracha de jugos vaginales, esa chica era una regadera…
- Mmm sos un dedal nena, pensé que estarías más abierta a este tipo de tratos…
- Señor, quizás su herramienta… mmm sea demasiado… graaaande…
- Ne gustan así, apretaditas… de empanaditas pequeñas y jugosas…
- Usted es un peligro señor…- Haciéndose la damisela en apuros.
- Si supieras corazón.- Colocando las piernas blancas y proporcionadas de la petisita contra su hombro izquierdo, y llegar más profundamente a su centro húmedo.
- Me estás taladrando toda…- Expresó con los ojos dados vuelta sin dejar de clavarle las uñas en la espalda, cosa que a Matías siempre le gustó. Él volvió a desquitarse con sus ubrecitas, succionándolas en el enésimo intento de dejarlas sequitas.
- Mis tetas te van a soñar un mes entero…
- ¿Un mes nomás? Entonces me tengo que poner las pilas, no estoy agasajándote como se debe.- Y la hizo reír levemente, entre gemidos cuando hundió su cara en sus tetas e hizo el clásico “brbrbrrbbrbrb” que popularizó, el Sucio Potter.
Por supuesto, dada la pose, la calentura, las miradas, la mera visión de sus pezones inflamados y brillantes como si tuviera un corpiño de baba, lo hicieron correrse como un toro, tras mantener un ritmo fuerte y parejo con el que llenó el tronco de la raíz a la cabeza de leche, por fin pudo sellar el pacto con su salud mental liberando una nada desdeñable cantidad de leche, en el fondo de esa predispuesta rubia misionera.
Siguió batiendo el contenido en ese hueco infernal con s cuchara de carne hasta que sintió su pene perdiendo el vigor, y ahí retiró su pieza completando un hermoso y prolijo cream pie, dado que se derramo la lechita espesa, casi amarillenta, hasta las sábanas.
- Que bueno cuando todo sale tan, pero tan bien…
- ¿Te puedo pedir una última cosa bombón? Que te quedes así, y me dejes sacarte una fotito, porque más de uno no me va a creer que estuve con alguien tan linda.
- Jajaja dale, no tengo drama.- Quedándose así, abiertita, expuesta con la cremita al aire esperando a que Matías encuentre el encuadre perfecto y tome una foto para capturar todo su encanto amateur, todas sus glorias femeninas en un mismo fotograma de muestra.
- Son las dos de la mañana. Me van a estar extrañando corazón, y créeme, que no quería que esto fuera un toco y me voy, pero llegue acá de casualidad, no estaban mis planes.- Alcanzándole la ropa, limpiándole las tetas con la sábana antes de ponerle el top.
Ella asintió, mientras se vestía, quizás ella sí quería un “touch and go” y nada más, dado que por la diferencia de edad, y lo promiscua que parecía, debía estar acostumbrada a esos tratos, hasta que dijo:
- Me gustaría verte, o encontrarte de alguna u otra forma. Déjame tu número, tu face, algo…- Exigió con naturalidad.
- Por supuesto.- Y le dejó todos los datos necesarios para que se reencuentren o comuniquen otra vez. Le hizo una perdida, le dejó un mensaje de whatsapp… ya estaba en su mundo, Daniela era parte del círculo de victorias y era una fundamental, en un momento de crisis institucional, en el que su equipo solo ganaba en casa, haciendo pesar la localía, había ganado una copa casi internacional, de otra región, de otra etnia, y en un momento en el que se planteó dejar toda competición.
- Gracias por esto corazón, sos un caramelito Dani, una actitud admirable, ya nos estamos contactando.- Agarrando la bolsa con los sándwich, ya no tan frescos.- Solamente voy a decir de despedida, que no soy tan bueno, tengo mis demonios, pero nunca, nunca use a una mujer. Si me buscas, me vas a encontrar, lo de hoy no tiene porque ser algo aislado si no es lo que queres.
- Whoaau. Me gusta eso, que estes abierto a un reencuentro, o no, que me des la decisión a mí.
- Tal cual. Vos tenés la decisión, aunque te repito, tengo varias sorpresas.
- Fue un placer conocerte Matías, por más sorpresas que tengas, me hiciste gozar como a una loquita.- Dándole un beso en la puerta, y antes de cerrarse…- buen viaje, que la pases lindo en año nuevo.- Y le dejó un pedacito de chocolate en la boca, como un último recuerdo.
Al llegar a su departamento, solo Santino y Móni dormían en una misma cama. Juli estaba en la puerta afuera esperándolo con su hermana, esta última corrió a abrazarlo.
- Si serás pajero, son las dos de la mañana ¿No estabas cansado con hambre boludo?- Le reprochó abrazada.- ¿Es vedad que estabas con la recepcionista?
- Necesitaba otra cosa, después te cuento bien Flor, dejame que coma un poquito y ponga esto en la heladera.
- Mati, compramos cosas para vos- Le contó Juli al entrar, en silencio para no despertar al resto.- Al menos estuvo lindo me imagino.
Le sonrió radiante y le besó la frente.
- Me renové. Como si lavara toda la perversión de estos tiempos, lo necesario para arrancar los nuevos compromisos.
Cerca de la ventana, de cara a la calle misionera, iluminada por luces artificiales, la felicidad del momento volvía todo mágico, las estrellas, el viento veraniego meciendo los árboles, la sensaciones de su cuerpo, como el cansancio de sus caderas y muslo, los rajuñones en la espalda… la deliciosa milanga con jamón y queso en su boca disolviéndose.
Con esa felicidad se acostó en la cama individual que le dejaron, para despertarse en unas horas y recorrer los pocos quilómetros que faltaban para terminar el viaje, pero que eran los primeros quilómetros de una fiesta que prometía mucho más de lo que parecía.
Esto es todo amigos jeje Todo un desafio este capitulo, antesala a lo que se viene, no tiene incesto, ni anilingus o cualquier práctica anal, cosa queme encanta escribir, y por eso me cuesta no abusar de ello
La próxima, por fin llegan a la quinta de Román y empiezan a aparecer aquellos familiares contactados por chat por acción de Moni, y vemos como se arman las parejitas y se dan las cosas en una navidad y fin de años explosivos que se vienen.
Si les gustó, unos comentarios, puntitos, sugerencias, siempre ayudan Aca abajo les dejó los links de los otros episodios
1- http://www.poringa.net/posts/relatos/2848482/Jugando-con-su-primita.html
2 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2851819/Jugando-con-su-primita-Parte-II.html
3 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2851820/Jugando-con-su-primita-Parte-III.html
4 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2881590/Jugando-con-su-primita-IV.html
5 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2884463/Jugando-con-su-primita-V.html
6 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2888633/Jugando-con-su-primita-VI.html
En esta ocasión, hay un cambio de planes drástico pero no por ello poco sensual. En los tags se darán cuenta que es un capítulo distinto al resto
Como siempre, y ya es costumbre, pero por tecnicismo y para los recién llegados me gusta explicar; las imágenes son a modo de incentivo, de decoración, recuerde que aunque ayudan, en sus mentes esta la última palabra...
La acción esta muy bien distribuida, esta vez no hay atajos porque no los creo necesarios. Disfruten
Los personajes: Julieta, la eterna Juli...
Daniela, ya la van a conocer, es un personaje nuevo.
Ahora si, sigamos nomás...
El viaje hacia la quinta de Román era largo, y por ende, era casi inevitable que surgiera un imprevisto. Matías iba manejando como un campeón por la ruta 14. Había pasado por Monte Caceros y Paso de los Libres cuando escucharon un bombazo de atrás
- Es la llanta, la puta madre.- Le dijo a Flor que se asomaba sin salir por la ventanilla. Se salvaron de un accidente porque como en cada fecha cercana a las fiestas, el tránsito en la ruta era un infierno.
Santino se bajó a ayudar mientras adentro las mujeres dormían, en especial Julieta y Mónica que iban atrás. Flor se había pasado adelante.
- Tengo una de repuesto Santi, pero es una cagada, no es nueva. Me vino con el auto y el vendedor me dijo que estaba más para el descarte que otra cosa. – Estaba parchada en dos lados y se veía de lejos que estaba gastada. No servía más que para salvar las papas unas horas en la ciudad.
- ¿Va a aguantar todo el viaje?- Preguntó Santi mientras lo ayudaba a sacar el gato neumático y la llave cruz.- Digo, pasamos a Paso de los Libres hace poco, podemos volver.
- Me olvidé que andaba con este traste encima, debí comprar una buena, aunque todas estaban bien. Debí pisar algo afilado.
Matías pensó por un momento y resolvió.
- Vamos a poner esta llanta, pero en el siguiente pueblo buscamos una nueva.- Entre los dos cambiaron la rota por la sana, a la que Matías no le tenía confianza.
- Entonces. ¿Esta buena esa Carolina?- Se interesó Santino, ya sabía un poco de lo ocurrido, ya que los conocidos por webcam cancelaron sus planes para ir unos días a la quinta de Román.
- Ya vas a ver, esa foto de perfil no es nada. Julieta grabó todo de anoche, cuando volvamos te lo paso. – Le prometió.
- Que loco todo eso. Cuesta creer que cualquier persona pueda hacerlo…
- Pienso lo mismo Santi, lo mismo. Parece bastante fácil vencer las barreras de la gente. Y por cierto…- Terminando de ajustar las tuercas, le pidió que se le acerque.- Nunca pensé que una simple fantasía con Juli podría hacerse realidad, así que si te pasa algo con Flor… es natural que quieras devolverme el golpe.
-No quise decirlo en ese tono, no lo dije de molesto, como alguien que se quiere cobrar algo. Sí, te volteaste a mi hermana, y después a mi vieja, pero no me molesta tanto como crees- Dicho así, Matías se sintió para la mierda. Santino tenía que saber que estando en momento y lugar indicados esas situaciones no fueron tan descabelladas como suenan. - … solo quería decirte que no te ofendas si me tiro a alguien de tu rama del árbol genealógico ¿Me entendés?
Matías le tendió una mano para que le ayudara a levantarse.
- Tenés piedra libre. Lo que quieras, mientras no sea contra su voluntad he. Yo no acose nunca a nadie. – Y le golpeó el hombro amistoso.- Además te serví a mis ex en bandeja y no te quejaste jaja.
Santino rió. Él día en que Mati se apretaba Candela por primera vez y a Julieta por segunda,
Santi se había colado y para no dejarlo colgando y aliviarle el impacto, le presentó a Carla y Belén, sus alocadas ex novias ninfómanas con las que se desquitó a lo lindo (en la parte dos ) Esos días con sus ex, en perspectiva, ahora le parecían más normales que ningún otro.
Ambos entraron al telo viviente que era su auto, donde todas dormían. Lamentablemente, por haber salido más tarde, y además cambiar la llanta, tendría que viajar de noche cosa que no quería por su inexperiencia.
- ¡La puta madre! Que tránsito…- Se quejó dos horas después, algo nervioso y cansado de manejar. Moni a su lado servía mate frío, a pesar de que eran las ocho el sol no bajaba del todo y hacía un calor que rajaba el asfalto. Julieta cantaba como una loca “The Final Countdown” de Europe una y otra vez atrás, a veces ayudada por Flor.
- Tenes un gusto musical hermoso pero… ¿es necesario que la cantes dos horas sin parar corazón?
- Bueno che, hay que entretenerse, todo el día acá metidos como sardinas en lata… - Y Juli le pateó el asiento- Tengo ganas de estirar las piernas.
- ¿Porqué no paramos en un lado y a la mañana salimos? Debe haber una posada o algo así. Además de descansar buscamos una llanta mejor.
Matías se lo pensó. Faltaba poco para llegar, era un pecado parar una noche en un hotel de mala muerte y encima pagar una fortuna. Estaban entrando a Oberá, y no quedaban muchos kilómetros hasta Puerto Iguazú, donde Román residía.
- Dale, te noto nervioso. – Palmeándole una gamba Mónica- No estás acostumbrado a manejar tanto y menos con este tránsito de locos, deberíamos parar por acá cerca.
- Allá hay un hotel, paremos ahí…- Exclamó Florencia sacando la mano de la ventanilla, apuntando a un edificio alto en una zona céntrica. Tenía una fachada bordó y decía Vito Primero en letras de relieve prolijas
- Bueno, acepto, hacemos una cosa. Salgo a buscar una buena rueda, así me quedo tranquilo, y me despreocupo del asunto- Ante los problemas, nunca podía posponerlo si era una pavada, si podía resolverlo al instante, lo hacía o no se quedaba tranquilo- Ustedes le avisan a Román que llegamos temprano a la mañana ¿Ok? Pidan habitación así puedo dormir un toque, comerme un sándwich.
- Te acompaño.- Dijo de una Julieta...- Quiero estirar las piernas.- Despegándose el pantalón del trasero y acomodando su remera y campera rayada. Tenía un look de ciudad, como siempre se vestía como si fuera más chica.
- Yo también voy. Vos Santi pedí una habitación con Flor, la que tengan y cuiden el auto he.- Les pidió Mónica dejándoles dinero para que tengan por las dudas.- Tenía pinta de turista veraniega, llevaba un pañuelo al cuello, una remera con el dibujo de un guacamayo que evidenciaba la falta de sostén y una calza apretadísima.
Con todos de acuerdo, la noche estrellada misionera se hizo presente. Mientras caminaron hacia un bar para preguntar sobre un mecánico, Matías ya se hacía a la idea de que sin ellos, Santi se iba a hacer una farra con Flor, como un perro cuidando el asado.
- Dice que a dos cuadras para allá- Apuntando a la derecha.- Hay uno bueno. Un taller gomeria, pero que nos tenemos que apurar porque capaz sierra temprano.
- Bueno, apuremos que quiero quedarme tranquilo.
- Que caprichoso he, podríamos arreglarlo mañana a la mañana. Cuando se te mete una idea no te la sacás más.
- No Juli, no pospongamos esto, sino salimos mañana a las 3. Quiero salir tempranito y sin apuros para comprar facturas a las 11 con Román.
- Santino dice que tienen habitación. Consiguió una con tres camas comunes, así que vamos a tener que compartir.
- A mi me tiras en una losa de piedra y me duermo.- La verdad estaba fundido por la tensión de la carretera, le faltaba cancha rutera.
- Eso lo vemos después Juli.- Y caminaron por una avenida muy linda, con árboles en el centro de la calle donde todo tenía un tono rojizo, desde el asfalto, el suelo, la tierra, y también los techos, muy prolijo todo. Julieta no paraba de sacar fotos, le sacó a una catedral picuda y a los árboles.
- Guarda la cámara Juli, que te la roban en capital, aca, en la Quiaca y en cualquier parte.
- Que aguafiestas primo, disfruta, deja esos pensamientos.- Dándole palmaditas en la mejilla como si estuviera retando a un nene.
Para su horrible fortuna, aunque el taller estaba iluminado aún, tenían el galpón abierto que daba a la calle, y tres mecánicos estaban allí sentados en cajones de birra mirando un partido con tortas fritas, no trabajaban más. Se estaban relajando, el horario de atención estaba terminado y lo repitieron varias veces. Eran dos hombres grandes con mamelucos grasientos y uno que debía ser el patrón, de camisa y vaquero en el centro.
- Perdón viejo si estás apurado, yo laburé todo el día, ahora estamos mirando el partido con los muchachos. Discúlpanos.
- Solamente necesito una llanta nueva, vamos, no sean así…
- Si te cobro, te cobro el triple, trabajamos hasta las ocho ¿No entendés?- Saltó un pelado con barba candado que debía medir como dos metros.
- No te pongas violento hey, que mala onda…- Matías por primera vez maldijo a los clásicos de verano, ni lo miraban a él, ni a Moni y a Juli esperando afuera. Estaban hipnotizados morfando y chupando birra.
- ¿Cuánto sería el triple?- Insistió.
- Para vos, tres mil.- Cortó secante el otro mecánico, un barbudo y flaco que tenía fácil, sesenta años.
- ¡Es inaudito! No quieren laburar.
- Macho, es 22 de Diciembre, estamos arreglando gomas todo el día y hoy paramos antes por el partido ¿Capichi?- Replicó el jefe- Ahora, si me disculpa, cerramos la persiana. Andiamo.
Matías volvió con las mujeres derrotado, tendría que hacerlo por la mañana.
- No nos cuentes, ya escuchamos todo.- Expresó Moni aunque su hija seguía en la suya, sacando fotos.- Es una lástima que hayan dejado sus puestos antes, era solo vender una llanta y todos contentos.
- Todo por el fútbol, si Flor estuviera aca se sienta con ellos a ver ¿Quién juega?
- River y Boca.- Contestó sin importancia.
- ¿Cómo van?
- Empatado dos a dos. Con goles de Tévez y Mora
- ¿En serio?
- No boluda, van cero a cero, te dije que era Boca y River, cuando le den un penal a uno de los dos se rompe el cero. Ahora no jodas, dejame pensar.
- No hay nada que pensar, al final dejaron la persiana arriba, me parece que podemos aprovechar eso.- Expresó misteriosa Moni desde afuera- Solo hay una cosa que los puede activar a esos viejos vagos… vos hijita- Masajeándole los hombros como si fuera a pelear en un ring.
- ¿Yo? ¿Estás insinuando lo que creo?
- Hijita ¿Vos viste todos los que van a jugar en la noche de año nuevo? ¿Sabes que algunos te sacan como veinte años no? Sería una linda prueba para vos, que estás mal acostumbrada a las pijas arregladitas nomás.
- ¿Y que tiene? Yo pensaba jugar con Mati y Santi, no pegarme un paseo por cada chota familiar. Me calientan ellos dos nomás.
- Moni, vamos a comer algo, a acostarnos, el viaje te nublo el juicio…- Ella le cerró la boca empujándole el mentón desde abajo.
- Dale Juli, hace una obra de bien no solo por esos señores tensionados, también por tu primo, a que le agarraron bronca y le van a cobrar carísima la llanta.
- No es necesario, no tienen bronca.- Quiso salvarla, pero Juli se lo pensaba. No podía creerlo, que pensara semejante acción con tales señores como bien dijo Mónica, ella, que era una nena de 18 añitos apenas involucrada así por su madre- ¿Porqué no nos vamos mejor?
- Vamos Juli, le hiciste un show con un pepino a tres desconocidos ¿Qué tiene esto de loco para vos hijita preciosa?
- ¡Hey salgan de ahí afuera! Mañana te atiendo hermano ¿Querés? a las 7 ya está abierto campeón, el cuchicheo me está rompiendo las pelotas.- Saltó el mecánico pelado.
Matías se puso en el lugar de ellos y tenían razón. Si estaba cerrado estaba cerrado, punto final.
Y las mujeres cuchicheaban el plan pornográfico en la puerta del garaje distrayéndolos de su rato de ocio. Se arrepentía de haberle dado a un asunto tan simple tanta importancia.
Sin embargo, lejos estuvieron de irse. Los tres se metieron al taller y Moni oprimió el botón para bajar la persiana en rollo. Por un instante creyó que se armaba la podrida. Los tres machos cabríos de pie, enojados, y el único sonido que cortaba el silencio era el de las láminas de la entrada desplegándose hasta llegar al suelo tapiando el garage.
- ¡¿Qué carajo hacen?!- Exclamaron casi al unísono pero Julieta avanzo lentamente hacia el trío de incrédulos, y de una empezó a chapar al jefe de camisa azul y acento italiano. No sabía en la que se involucraba.
- ¿Qué haces nenita? ¿Estás loca? ¡Tenes mujer Jorge! ¿Estás loco?- El susodicho Jorge se despegó de Juli y miró a su camarada pelado.
- ¿Me dejas chapar tranquilo boludo?- Palmeándole el cachete- Y volvió a comerle la boquita a Juli como quien se morfa un helado de crema de un bocado. Fue un beso sin piedad, como el que le daría un camello sediento a una bandeja con agua.
Matías no podía creerlo, le bajo la presión al inframundo al ver a su Juli devorada así por esos vetustos masculinos. Mónica lo arrastró a un lado oscuro del taller, al lado de un panel con docenas de llaves inglesas de diversas medidas, dónde podían ver todo en silencio. Ahora el pelado enorme se encorvaba para llegar a sus labios de niña y probarlos.
- Mirala como los besa, como si fueran amantes de siempre ¿Que te genera esto a vos primo? a mi me pone, a dos mil.
- Esta mal, la estas prostituyendo...- Aunque lo que de verdad sentía, era que se sentía culpable de todo, por la llanta, por volver a su prima una puta, por iniciarla en el sexo de manera tan irresponsable, no le salían las palabras, aunque a su primita lo que sí le salía era besarlos.
Ahora besaba a viejo como si no hubiera un mañana, perdiendo esos labios de muñequita e esa barba hirsuta, canosa. El hombre aprovechaba como nunca, succionándole la boca que daban calambres. Y no podía culparlo, sabía lo que esos labios generaban, y lo bello que era besarlos.
Despegándose de la boca de sopapa del viejo, resolvió decidida:
- Espero que acepten este formato de pago… se les dará a los tres en el acto.- Juli sacó un almohadón sobre un cajón de cerveza (donde se estaba sentando Jorge) y se arrodillo abajo del tele con la boca y el mentón ensalivados.
- Vengan los tres, y de paso si quieren pueden ver el partido arriba mío.
- ¿Qué partido nena?- Y Jorge se sacó el cinturón para que la rubia hiciera su obra de bien.
Empezó de a poquito, masajeando el paquete que traían. Matías vio que al acercarse no pudo evitar arrugar la nariz instintivamente, el olor de esos bultos debían de ser asquerosos.
- Moni, recapacita, anda a ayudarla, que se la chupe a uno solo, no seas así.- Le rogó en un susurró.
- Es todo parte del plan bobito. Para que te acostumbres a verla así, sometida por otros, disfrutando de desconocidos… mira como traga… esta hecha toda una felatriz.
Y debía reconocerlo que la perversión de Julieta era totalmente su culpa. Si la rubia flaquita y tranquila estaba ahí chupando la pija grasienta de Jorge mientras los otros esperaban su turno, era su culpa.
- Pero que linda nena…- Babeó lujurioso el pelado alto, bajándose el cierre del mameluco hasta llegar al calzoncillo.- ¿Es para los tres el pago en efectivo nena?- Subiendo el morbo con manera de dirigirse a ella. Acariciándole el pelo con sus enormes manos, sus ojitos de cerdo se la estaban comiendo, masticando, y digiriendo cruda.
- Sí, para los tres.- Y le descubrió la polla longa y gruesa al pelado. Acto seguido, se la tragó completita, sin chistar, perdiéndose su nariz entre esa mata de pelo descuidada.
- Espero que la edad no sea un detalle mayor…- Se acercó el viejo delgado.
- Al contrario, hay que respetar a los ancianos.- Y apretó el glande del viejo para ir bajando hasta el tronco, estirándole el cuero negro al viejo.
- Mientras más viejo el toro más duro el cuerno, muñequita.- Le piropeó (¿o se piropeó él?) el viejo que le tomaba el rosto con delicadeza para conducirla del glande al nacimiento del tronco, en una mamada completa.
- ¿Te esperabas algo así Roque?- Le preguntó el pelado, que le ponía la pija ensalivada en la mano para que lo masturbara.
- Es un regalito de dios esta nena. Uuuu si, chupa, chupa…- Recibiendo el húmedo obsequio en su sexo Jorge. Y así se quedó un buen rato Julieta, cabeceándole la poronga al tano del medio y con sus manitos blancas masturbando a los otros dos caballeros a sus lados.
Mati no podía entender la dureza que su pantalón retenía, el morbo de la diferencia de edad podía más que la razón. Tampoco podía entender que Moni lo abrazara desde atrás y observara la escena sobre su hombro, en silencio. Era hipnótico ver esas pijas perderse en la boquita de su prima. Los viejos degenerados en ningún momento atinaron a preguntarle la edad, simplemente la tomaban de la cabeza para hacerle una traqueotomía con sus vergas.
- No sabes la alegría que le estás dando a este viejo.- Pero en vez de demostrarle su agradecimiento con delicadeza, la tomaba cada vez más brusco, clavándole la pinga bien hasta el fondo, el golpeteo del glande contra el fondo de su garganta se escuchaba desde el rincón.
- Ahora chúpame las bolas, a ver si reviven con tu cariñó.- Y el más grande del grupo puso una lasciva expresión al recibir entre sus holgadas bolsas la atención de la blonda.
- ¿Así le gusta abuelo?
- Mucho nena, mucho.- Y regresó al placentero sexo oral.- Le estás volviendo la vida a este anciano.
- Como se la traga la nena, me va a costar no correrme.- Y pasó al pelado, como una birra compartida entre amigos. Le agarró la cabecita como ya era costumbre, para perforarle la nuca a pijazos.
Matías hizo un último intento de hacer entrar en razón a su madre.
- Estos tipos son tres toros, la estás mandando al matadero, dale, entra a ayudarla.- Viendo como se violentaban más, y hasta le manoseaban las tetas metiendo sus manos por dentro de la remera. Parecía que se les hubiera perdido algo dentro.
- Ella se mandó solita, se ve que extrañaba una pija “legal”
- Mira el viejo, todo gentil al principio, ahora la va a lobotomizar a pijazos. Dale metete, asi la libras de uno aunque sea.
- Cállate Mati, y aprende, que no siempre vas a estar para metérsela vos. Tenes que hacerte a la idea de que tú prima no es tuya, que si va a ser libertina, no puede serlo siempre con el primo o el hermano.
Matías notó su punto. Quizás quería hacer recapacitar a su hija sobre su situación sentimental. Se había dado cuenta de lo conectados que estaban sus primos tras vivir juntos, de la química que tenían y el peligro que eso significaba. No quería que se olvidara de otros hombres, que había miles de otras pijas que no necesariamente toda su vida sexual debía ser incesto.
Mientras su cabeza se comía a sí misma en pensamientos de culpa y desesperación, Juli era apuñalada una y otra vez. Su remerita, empapada de saliva como si le hubieran dado un baldazo, no tardaría en recibir un tonel de leche encima.
- Che Fernando ¿Está tu hijo en tu casa?- Preguntó el jefe italiano a el pelado de barba candando.
- ¿Te está chupando la pija una nena y te acordás de mi hijo? ¿Estás bien Jorge?
Además del bizarro dialogo, se escuchaba el golpeteo de la pija contra la garganta, igualito a lo que se escucha en los vídeos porno… aggkh, aggkh, aggkh, aggkh, aggkh, aggkh… como si estrangularan a un pato.
- No seas pelotudo, no es lo que pensas. ¿No te quejas siempre de que es un virgo que no sale?
- ¿Y?- Al parecer era el lento del taller.
- Si serás boludo, Fernando. Roque llámalo ¿Queres? Que una oportunidad como esta no se da nunca más.- Y sacó la pija de la boca, para que Julieta expulsara un chorro de saliva que la estaba ahogando, ya vaciada, volvió con su agasajo.
- Doña, ¿Uno más será mucho? No queremos abusar.- Dijo, tomando la cabecita de Juli para su deleite personal. Ahora, cada vez que pasaba de pija en pija, un colgajo de baba la conectaba con la que dejaba, un colgajo cada vez más espeso.
- Llámalo, dale, ella puede, pero solamente hace petes, nada de propasarse de otra forma.- Que caradura, pensó Mati, propasarse decía y le estaban exprimiendo el jugo de morcilla en la boca a lo bruto. El viejo se levantó el cierre del mameluco y fue por una puerta trasera a buscar el muchacho.
- Para con esto, ni a mí se me ocurriría algo así, mírala a Juli, me parece una aberración lo que le hacen- Tiró de una re caliente Matías contra Moni. Los mecánicos miraron desconfiados y se calmaron un poco, pero solo un rato.
- Relajate, ella lo está gozando más que ninguna. En una horita se van a reír de esto. Además, tenés que acostumbrarte a que no es para vos solo.
En eso, Roque llegó con el hijo de Fernando, un muchacho también pelado, grandote, sin bigote pero de aspecto poco avispado.
- Whooaa ¿Qué onda? – Impactado ante la muchacha rubia que se devoraba la pija del padre, tan impactado que se le cayó el teléfono. Roque le empezó a susurrar para explicarle el contexto y aunque parecía nervioso, el recién llegado se unió al círculo para que le fumen la pipa de la paz.
- Anda bajándote todo, Pablo, tranquilo, es un secreto entre hombres ¿sí?…- Le dijo su padre tratando de parecer calmado, pero era difícil cando el placer te ponía roja la cara por una buena lamida de huevos.
- Viejo ¿La están violando?
- No nene, está pagando, algo así.
- No, para nada. Me llamo Julieta y estamos negociando ¿Te ayudo con eso?- Desabrochándole el jean sin moverse de su baldosa como un enganche habilidoso. Después de esos penes maduros debía de agradecida por un corte de carne fresco.
- Dejate llevar, vas a conocer lo que es un buen pete como debe ser, nada más Pablo- Le explicó el viejo, como un mentor aleccionando a su discípulo.
- Que lindas pelotitas.- Le dijo sonriéndole Julieta, acariciando las blancas bolas del joven. No tardó en probarlas con la punta de su lengüita y a succionarlas con cierto aprecio.
Matías vio como pelaba la nueva chota y le daba golpecitos con su lengüita, no tardo en comerse la cabecita roja y envolverla con su lengua, labios, y soltar las palabras más fuertes que dijo en su vida.
- Así que esto es queso de pija…- Probando la pequeña formación solida que se formaba en los prepucios descuidados. Como si nada, se la manducó de nuevo.
- Siga mamando señorita, sea buenita.- el viejo la tomó de la cabellera y la hizo cabecear como un carpinterito con la pija del recién llegado.
- ¿Se siente bien hijo? Que regalito del cielo he…
- Si pa, es muy buena.- Juli le sonrió desde abajo y succionó con mucha fuerza, luego se la llevó tan a la garganta que llegó con los labios al nacimiento de las bolas.
La felicito señora por la prestación de su hija, al terminar le regalamos la llanta del modelo que guste.
Moni le guiño un ojo, Mati en cambio no soportaría ver la visión de Juli deglutiendo tales semientes y más que guiñar un ojo tenía un tic de los nervios.
- No doy más, este viejo está por largar el caldo.
- Yo también, que linda nena, no lo puedo creer.- Concordó el pelado que usaba una mano de Juli para masturbarse.
Los caballeros de la ronda redonda siguieron compartiendo esos labios lujuriosos y ardientes, hasta que convinieron en correrse de a uno, y el decreto fue aprobado por unanimidad.
- Por favor, no me ensucien la ropa, no tengo otra.
- No hay problema nena, vos abrí la boquita que apuntamos bien adentro…- Le calmo Jorge mientras Juli se subía los lentes al pelo.
Antes que nadie, Jorge le puso el pene bien adentro, y ayudado por las manos de Julieta, empezó a correrse acompañado de palabras en italiano de las que Mati reconoció “bella ragazza puttana” aceleró la masturbación y acabó tan adentro en su garganta que la hizo atragantar y tosió leche para todos lados, chorreándole semen por el mentón.
- Perdón nena, se me fue la mano, te la puse muy adentro.- Ayudándola a juntar los colgajos de leche en su mentón, llevándolos a la boca.
- Esta bien, ya está, pude tragar.- Tosiendo cada vez más. – Venía cargadito señor.
Frente a ella se puso Fernando que le puso la pija con la cabeza en la lengua, sin esperar que este del todo lista. Él mismo se ayudó con sus manos (Las de Julieta estaban enlechadas y pegajosas) y se vino en su lengua, esta vez, Juli pudo ir tragando a medida que el pelado con ambas peladas al rojo vivo le enlechaba la lengua. Esta vez a pesar de la viscosidad del semiente no desperdició una gota.
Matías no podía creer lo pasada de rosca que estaba su inocente y delicada Juli. De debutar con su primo, de entregarle el poto a su primo, a hacerlo con su hermano, y luego con su primo y hermano a la vez, hasta lamerle la cola a su hermano, ahora resultaba que podía tragar leche como una aspiradora cuando siempre le había dado "cosita" ¿Le quedaban barreras por superar a esta chica?
- ¿Todavía tenes hambre nena? Me magino que guardaste un lugar para este viejo agradecido.- Como si no fuera desagradable mamársela, le recordaba la extrema diferencia de edad a cada rato ¿Es que no había recato en esa ciudad? ¿Ni respeto por las damas?
Al igual que Jorge, le puso el pene al fondo y se corrió como hacía mucho tiempo no hacía.
- ¡La puta! ¡Qué lindo es esto!- A diferencia de Jorge, tomó la cabeza de Julieta como a una sometida y la mantuvo ensartada hasta que se aseguró que todo quedaría adentro. – Muy bien nena, muy bien ¿Te gustó mi leche? La tenía añejada desde hace tiempo en las bolas…- Fue la misma Juli la que se separó por necesidades respiratorias.
- Señor…- Reprochó muy ronca- Debería ser más gentil, podría ser su nieta.- Tenía un hilillo de leche trasparente recorriéndose por la comisura. A diferencia del resto, su eyaculación había sido muy aguachenta.
- Perdón nena, hace tanto que no me corro, sos un milagro.- Y le besó la frente, que sería un gesto tierno por si no fuera porque le hizo un lavaje estomacal con leche.
Matías pensó que faltaba poco, el nene de papá debía tener unas ganas de venirse bárbaras, sin embargo, tenía miedo escénico, y por más que Juli se la mamaba, le hacía ojitos, y hasta le dejo tocarle las gomas, nada. Estaba bloqueado.
- Vamos campeón, que otra así no vas a encontrar en tu vida… ¡Vamos demostrales de qué estamos hechos los Godoy!
- Ya sé, pero no me sale…
- ¿Cómo no te sale? Vamos pendejo, no me hagas quedar mal.
En eso, sí intervino Moni, entendiendo que el Godoy hijo tenía un problema de nervios por la presión y la extrañeza de la situación.
- No se desesperen, voy a ayudarlo un poco, ustedes ni se me acerquen que ya tuvieron bastante he…
- Haga lo suyo madame, le estaremos siempre agradecidos…- Se sincero Roque.
Moni tomó el rostro de Pablo y comenzó a darle un beso capaz de revivir a un difunto. Como si fuera una amante pasional, le comió la boca y el efecto de esa lengua repercutió en la zona baja.
Juli sintió el envión, y algo acelerada, succionó con fuerza para recibir por fin una humilde eyaculación juvenil, muy blanca y sabrosa que debió ser como golosina después del diezmo del resto.
- Esta muy rica, muy bien Pablo.- Y le enseño la cremita reposando en su lengua, había sido poca pero sabrosa.
Las negociaciones finalizaron, Mónica se despegó del pendejo y preguntó que rueda debían tomar a la que Fernando contestó con un gesto de la mano. Matías agarró la mejor e indicada y se fueron por una puerta al lado del portón electrónico del garaje. Debían irse antes de que cambiaran la oferta. En la calle, se escuchó al rato que gritaba gol.
- Hombres- Dijo Mónica.- Siguen una pelotita como si les diera de comer.
Matías no pudo más, tras verla sometida de esa forma, por ese número se abrazo a su prima como un niñito perdido con ojos llorosos en medio de la calle.
- ¡Es la última vez que la usas o le metes esas ideas! ¡Que ella haga lo que quiera!- Levantando la llanta que por poco le aplasta un dedo a Mónica.
- Estoy bien amor, no fue para tanto, aunque quiero tomarme una cerveza para sacarme el sabor que tengo en la boca.- Y le respiró en la nariz para molestarlo, y por poco lo hace desmayar.
¿Cómo aguantaba tales tratos? - ¿Qué pasa? Si vos largas algo parecido, vamos.
Ambos rieron como dos adolescentes, cuando estaba a punto de decirle que la de él era perfume en comparación, Moni intervino.
- Al final te quiero enseñar que te tenes que despegar de mi hija, hacerte a la idea de que es tu prima y estás más pollerudo que Dardo Fuseneco. ¿Ahora te asusta en que la convertiste?
- Me asusta que no te des cuenta, lo que acabas de hacer. Una cosa es que haga eso conmigo bajo mi techo, o el tuyo, está bajo protección, pero lo de hoy… Moni, me parece que lo que va a pasar en unos días, si lo planeaste vos, no es de mi agrado.
- Vamos, te morís por vivirlo como todos, ahora hacete cargo que con vos o sin vos, que fundaste este movimiento, lo vamos a hacer igual.
Matías estaba tan confundido que prefirió callarse. Era imposible encontrar el Norte cuando se vivía una vida intraterrena, infernal, consumida en pecado. ¿Qué diferencia había entre Julieta mamándosela a él o a cuatro hombres? Ante los ojos de la ley, lo segundo era más moral, él ya vivía en el peor de los pecados, totalmente entregado a ello, y no tenía sentido revelarse.
Mónica subió a la habitación del hotel mientras ellos fueron a un kiosco cercano. Era de noche pero estaba muy húmedo y caluroso.
- Estaba bien primo, fue un jueguito.- Le susurró abrazada a él, cerca recibiendo una gaseosa y tomándose media botellita.
- No importa, soy yo el que tiene que calmarse y pensar. Vos sos libre, siempre lo vas a ser, actué como un inmaduro al celarte. Tenía un nudo en la garganta cuando vos… bueno, tenías otras cosas en la garganta, y estaba mal porque sabía que por más fuerte que sea la escena en la que te involucres, es mejor que la vida de perversión que te estoy dando. Al menos ellos no son familia.
El kiosquero lo miró raro al recibir la plata. Cuando le hablaba a los ojos a su prima se olvidaba de que el mundo seguía estando, una costumbre peligrosa.
- No te pongas mal al pedo, no sos malo como pensas, y por algún motivo crees que no decido por mí misma, que estoy en tus garras o las de mamá como hoy, nada que ver. En parte te entiendo, no te gustó verme así de sometida, te lo entiendo. Te gusta que tenga otro tipo de trato.
- Yo confieso que también me pongo algo salvaje…
- Ya sé, a Santino siempre lo cagás a pedos cuando se pone duro y es re tierno de tu parte.- Rio con ternura.- Igual de ahora en más, “vamo a calmarno”, que esto recién empieza.
- Sí, ni siquiera llegamos a lo de Román.- Ambos rieron, al final Móni tenía razón. Parecían unos enamorados. Julieta se le acercó a oído.
- Igual, bien que te gusta hacerme la cola he… no te creas tan santo putito. Capaz deberías probar una concha que no sea ni mía, ni de tu prima mayor, o hermana ¿Me entendés? Así te limpias del pecado, te sentís mejor para volverá la acción.
Eso último lo hizo pensar. Sus victorias sexuales estaban todas en el pedestal ominoso del incesto, salvo por Candela, todas tenían su sangre y hasta apellido. Un triunfo en una cancha de visitante, sin público, le haría sentir el hombre que era y no el monstruo como se veía en ese momento.
- Vos subí, necesito un rato para pensar, mientras cambio la llanta.
- ¿Querés que Santi baje a ayudarte?
- No dejalo. – Ya se imaginaba en qué situación estaría con Flor arriba- Puedo solo. En un rato subo, yo me encargo.- Y ella se perdió tras despedirlo con un pico el hotel Vito Primero.
- Al final soy el único que no está disfrutando esto, me cagó en mi cerebro.- Si pudiera apagarlo para no sentirse un enfermo, alguien con nada más que perversión en las venas que se divierte en las noches con lo prohibido y por las mañanas se hiere en remordimiento…
Refunfuñando como un viejo, una muchacha se le acercó como un ángel enviado de los cielos, bhá, como si los cielos estuvieran pendientes de accionar de alguien como él. Por el aspecto, más bien era una diablesa de los infiernos.
- ¿Necesitas ayuda para cambiar esa rueda? Puedo llamar a Tincho, el botón para que le dé una mano.
Desde abajo, renegando con el gato, le hizo sombra una jovencita rubia de ojos miel, bien misionera, de contextura pulposa. Usaba un top cuadrado gris para cubrir unos pechos muy redondos y un pantalón que usaría una promotora.
- No es necesario, no te preocupes. – Levantándose, quedó evidenciada su altura. Era bastante bajita, un caramelo delicioso.
- Bueno, tu familia ya entró, pero ya sabes que estamos a tu disposición, cualquier ayudita que precises, nos la podes pedir.- Le dijo con una simpatía que ensalzaba todo el andamiaje.
Hermosa, rubia, simpática, la respuesta a todos sus problemas.
El viejo Matías seguía ahí adentro, solo necesitaba los estímulos necesarios para despertar. Si algo con una mujer como ella se concretaba, de seguro se sentiría limpio, sano, listo para abordar lo que venía a continuación ¿Era posible? A pesar de la simpatía de la chica y la buena disposición, no dejaba de ser una encargada hotelera.
- ¿Vos a que te dedicas acá?- Limpiándose el sudor de la frente con la remera, una pobre pero efectiva excusa para mostrarle el físico a la mostrona jovencita.
- Soy la hija del dueño. Ayudo a limpiar, a cambiar las sábanas, lo que venga con tal de tener un sueldito.
- Me parece perfecto, y desde ya, te vuelvo a agradecer por tu ayuda y buena predisposición.
- Sos muy agradecido ¿Sos del interior?
- No, de Buenos Aires, pero el gracias es universal.- Aunque se sintió algo tonto con ese dicho inventado.
Así estuvieron charlando un rato, dejó en claro que todos los que trajo eran familia (por suerte no vio el pico entre él y Juli al final) le contó lo congestionada que estaba la ruta, lo hermosa que era la ciudad y lo bien que estaba el hotel.
- Y que suerte que encontré tres mecánicos simpatiquísimos que me la vendieron aunque estaba cerrado, la verdad, me cae bien esta ciudad.
- Tuviste suerte, los conozco y tienen una letrina en la boca no se salva ni el perro de sus miradas.
Deje de pasar por esa vereda a los doce.
- ¿Y ahora cuanto tenes? Si se puede saber, no quiero abusar de tu simpatía.
- Jajaj que manera de hablar, es todo un caballero, y tengo 18 añitos.
Aunque era un deleite ver esa boca pulposa hilvanar palabras, la llamaron de adentro para hacer un trabajo.
- Siempre me están solicitando, no me dejan charlar tranquila.-Y cuando giró para volver al hotel, la tomó de una mano con delicadeza.
- Y ya que sos de acá, antes de que te vayas y capaz no te vea… ¿No sabes dónde puedo comprar algo de comer? Tengo en mente un sándwich de milanesa con jamón y queso.
Ella lo miró a los ojos un rato, y para su inmensa fortuna (como si para esta altura dudáramos de su suerte) salió con la mejor respuesta posible.
- ¿Me esperas un cachito? Hago lo que me piden y te acompaño a un lugar buenísimo.
- No te quiero comprometer ni abusar de tu amabilidad.- Ella rió porque le salió con excesiva cortesía.
- No te preocupes, hoy estoy ayudando de onda porque tengo franco. Vivo aca al lado. Espérame acá abajo en quince minutos.
Matías subió a su habitación casi sin percatarse de la belleza del hotel. Sus ojos habían sido robados por al misionerita tan predispuesta. Se sentía con fe, con el potencial como para que entre ellos ocurriera un encuentro fugaz.
Entró a su cuarto en el tercer piso, muy prolijo, de tres camas individuales en hilera, separadas por mesitas de luz de madera. Mónica y Juli estaban perdidas con los celulares en la ventana opuesta a la puerta, al lado de una tele colgado del rincón. Flor y Santino se hacían los interesados en un documental sobre el golpe de estado en Mozambique y sus nefastas consecuencias para una reserva de mandriles de culo rojo.
Todos hacían de cuenta que no pasaba nada, que tenían vidas normales cuando Juli había tragado fácil, el equivalente a media reserva del banco de semen de Ámsterdam y entre los acostados era cantado que algo había pasado. Cuchicheaban, se reían, y le dedicaron miradas de soslayo que pudo detectar. Esa Flor estaba muy “Julietizada” desde que inicio el viaje.
- Que olorcito raro que hay he.- Dijo con sorna, de buen humor mientras pasaba al baño para limpiarse las manos con jabón y mientras se echaba desodorante.
- ¿A vos quien te entiende he? ¿Te recuperaste de la depresión?- Le preguntó Juli entrando en el baño y susurró.- Qué olor ¿viste? Te imaginarás porqué Flor está sentada, no se va a poder parar por un rato…
- Conocía a alguien. – Le tiró de una- La recepcionista, o mucama, no sé. Una rubiecita preciosa, me va a acompañar a comprar comida, es justo lo que dijiste que necesitaba- Arreglándose un poco el pelo.
- ¿Cómo se llama? Me la crucé, es muy linda.- Ella por suerte se mostró sumamente positiva, para nada celosa.
- No le pregunte el nombre, quede mal en eso, aunque no me lo preguntó a mí tampoco.
- Bueno, la mejor de las suertes, si necesitas espacio nos vamos.- Le sugirió- Aunque no quisiera irme.- Y lo dejó solo en el baño, donde se dio la ducha más rápida en la historia.
Tuvo que esperar a la rubia desconocida más de media hora, como todo lo que vale la pena, un amor, una buena comida, un proyecto, tarda. Se tomó la tardanza de esa manera, la mayoría de las que tardaban, valían la espera.
- Ahí estás, el que quiere uno de milanga, jamón y queso.- Le llamó la atención mientras se distraía mirando la calle en la ventana de la recepción.
Sin perder tiempo caminaron por la calle y le explicó que estaba cambiando unas sabanas atacadas por pulgas, porque unos brasileros metieron un perro de contrabando e una cartera, sin embargó, aunque Mati la escuchaba con atención, la interrumpió.
- Disculpa, pero ¿cómo te llamas?- Acompañando de una caricia en su brazo.
- Ah, perdón, buen punto, me llamo Daniela, me dicen Dani. Vos me caes bien así que me podes decir Dani.
- Yo, Matías.
- Ah, como la tira de historieta, muy buena esa.- Rió con naturalidad. No relacionaban su nombre con el personaje de historieta desde la primaria. – Mirá, en la otra cuadra, hay una escuela y enfrente en un autoservicio, venden lo que querés.
- Muchas gracias Dani, te agradezco, aunque quisiera saber antes de llegar si sos así de laboriosa con todos. Quiero decir, si ayudas tanto a todos los que llegan laburas como una esclava ¿No?
- Me gusta ayudar, nada más, ya terminé la escuela y me ayuda mientras encuentro algo copado. No sé que estudiar todavía. Si son buena onda y agradecidos mejor– Obsequiándole una mirada muy sincera. Tan hermosa como enigmática, era todo un acertijo, siendo así de buena, de simpática y comprometida, saber si era la clase de mujer con la que un hombre podía tener una relación carnal ocasional.
Era un riesgo, podía dejar en clara sus intenciones y quedar como un mujeriego sin chances de embocarla, sin embargo, no tenía el tiempo a favor, mañana por la mañana partirían y tenía que sacarse la duda rápidamente.
Matías pagó cuatro sándwich de distintos ingredientes, entre ellos su mentado de milanga, jamón y queso.
- ¿Son todos para ahora?
- No linda, con dos me basta, pero son para mañana, los otros ya picaron algo. ¿Vos queres algo? ¿Te gusta el chocolate?
- No es necesario, dejá, no me compres nada, no es necesario…
Obviamente, ante la contundente negativa de la jovencita eligió un rico chocolate y se lo obsequió.
Ella le agradeció con un beso en la mejilla. Una vez afuera del autoservicio empezó a comerlo, era un milka de los buenos y no permitiría que se derritiera por el calor veraniego. Pasara lo que pasara, Matías era agradecido, si ella tuvo un buen gesto lo recompensaría.
- ¿Queres un pedacito Mati?
- Muy rico.- Le expresó tras dar una mordidita donde ella había dado. Y cuando ambos tragaron sus respectivas porciones, se conectaron las miradas en silencio. Matías puso tercera, era ahora o nunca para el beso que confirmaría sus intenciones y tanto se hizo esperar.
Contra una pared, bajo la luz de un poste la tomó del rostro a una cuadra del hotel y le besó esa boca con sabor a chocolate, y para su deleite, ella lo recibió gustosa. Pasó sus bracitos por su cuello rozándolo con la barra aumentando el ahínco de sus labios y lengua hurgando la suya.
Ninguno quiso separar sus labios y duró mucho más de lo que hubiera pensado.
- Mira, Dani, yo mañana me voy…
- Entonces deberíamos apurarnos ¿No?- Matías le sonrió agradecido por su intuición femenina.- Vamos al hotel, hay una habitación clausurada por problemas en el calefactor, vamos.
- ¿No te va a traer problemas no?- Y ella le vio la mejilla manchada de chocolate.
- Para nada- Y le paso la lengua por la manchita.- Vamos que ya es tarde. ¿O queres comer primero?
- Primero te como a vos preciosa, vamos.
Con la hemoglobina, glucosa, y todas las sustancias hirviendo de emoción ante la perspectiva de comer semejante caramelito, entró al hotel después de ella y en el segundo piso, a un lado de la escalera, Daniela lo tomó de la ropa para que entrara a la habitación clausurada.
Contra una pared a oscuras se devoraron los labios y cuando ella le mordió el labio inferior encontró la luz para indicarle al hombre el camino a la cama. Antes de abalanzarse se quitó la remera para frotarse rapidito la piel contra la piel.
- Te noto con hambre Matías ¿Querés otra probadita?- Enseñándole la barrita de chocolate, muy cerca de esos pechos que ese top redondeaba tan bien.
- Ya te dije, te quiero a vos.- Lo que era decir algo parecido, porque todavía tenía ese saborcito a chocolate y maní en la boca, y hasta le quedaban unos trocitos en las muelas.
- Woooa que besos, me encantan- Prendiéndose a su lengua como babosa.
- Vos no te quedas atrás bombón.- Aunque su mente de hombre ya tenía unas ideas en mente que eran toda una delicia. Pasó a besarle el cuello, hombros, omóplatos, mientras sus manos fuertes le acariciaban la cadera y vientres tan ardientes.
- ¿A todas les das está atención así?- Sorprendida por el empeño en hacerla sentir complacida.
- A todas, si hago algo tiene que tener dos características…- Posicionándose sobre el top, listo para bajarlo- Si lo hago, tiene que ser completo, y tiene que estar bien hecho.
Y con ese pie descubrió las preciosas y redondeadas tetas. Del tamaño justo, como la palma de la mano, coronadas con dos pezones cual cereza en la crema. Las acaricio con soltura de manera circular, sintiendo la dureza de esos copitos cada vez que los pellizcaba.
- Mmmm Mati, es como si nunca hubieras visto unas tetas…
- Cada teta hay que tratarla con el amor de una primeriza… date vuelta, quiero que me caigan en la boca.
Cambiando de posición, ella se le puso arriba después de retirarse el top y obediente, le puso el pecho entera en la boca, para que lo succione como un sediento, aunque más que sediento, estaba hambriento de carne nueva, de carne legal. Esos pezones inflados a besos y chupadas obscenas le devolvió la vida, como si le cambiaran el alma. Totalmente activo, la volvió a dar vuelta como si la joven fuera un bife a la sartén y volvió a alimentarse de esas tetas, subiéndolas y bajándolas una y otra vez a fuerza de chupones.
- Me las vas a dejar rojas de tanto chupón, que hambre que tenías…
- Es que tenés unos timbres tan lindos.- Golpeteándoselos con la lengua como un niño con un chupetín. – Sorbiendo la babita que le dejaba en cada beso húmedo.
- Yo tengo algo que te va a dar nutrientes… - Mientras él seguía mamando esas mamas ella mordió un pedacito de chocolate, lo derritió en su boca, y hecho babita se lo esputó en su seno cual maestra pastelera caramelizando el helado.
Matías lamió cada chorrito de baba con chocolate que le caía de sus labios, extasiado de aquel sabor y carne ardiente en sus manos, hundió su cabeza entre los chopes, donde un trocito de chocolate fue desparramado entre las tetas, saboreándolo, sorbiéndolo.
Ella le tomó la cara para lengüetearle el mentón, nariz y mejillas donde tenía chocolate, luego se besaron mientras ella preparaba el postre. Fue todo una distracción.
- No te imaginas como necesitaba comerme unas tetas y algo más…
- Bueno, baja y busca ese algo más, no tengo problema.
Sin más preámbulos, con la ansiedad dibujada en el rostro, la despojó de su calzado y pantalón ajustado hasta quedar mano a mano con una bombachita celeste inocente, muy de nena, algo gastada y con unas letras hippies que decían el poder de las flores en inglés.
Se abalanzo sobre esa empanadita tapizada como un almohadón de carne, se refregó bien la nariz y boca para impregnarse de ese perfume de mujer. Sintió la zona alta muy durita con el simple roce de su nariz en el nacimiento de la anchoíta.
Le retiró la prenda para rebelar un tajo precioso, en el centro de una vulva protuberante bordeada de pequeños pelitos enrulados del color de su pelo. Ella empezó a jadear con el cuello arqueado para atrás mientras él le masajeaba la rallita de arriba para abajo, de arriba para abajo…
Para variar, pensó en trabajar manualmente en vez de irse de boca de una… le masajeó el clítoris, al abrirle los pequeños labios como alas de mariposa, de par en par, para exponer esa zona tan erógena en su sexo. Lo masajeo y apretó como si fuera un pequeño botoncito rosado.
Para hacerla desear, fue masajeando del clítoris para abajo, amagando con entrar a la vagina una, dos, hasta cinco veces, en la sexta se mando muy lentamente con dos dedos y con el índice y medio adentro, masajeando las paredes húmedas, con el pulgar le movió los labios, masajeando el pequeño orificio urinal.
- Más, más, más… métemelo más, sí… - Exclamo en unos susurros muy cachondos.- Vas a encontrar una sorpresita…
- Mmm ya me di cuenta, te metiste un pedacito de chocolate putita…- Encontrando un trocito casi derretido que se derramaba por un lado- ¿Te gusta que te hurgue la conchita preciosa? ¿Qué juegue con tu agujerito?- Le respondió siguiéndole la corriente con los susurros. El hombre complacido, con la mano toda aceitada de chocolate, probó sus dedos llenos de flujo y la golosina para lubricarlos con su saliva e introducirlos más profundamente, como si quisiera alcanzar el ombligo desde su interior.
- Que coñito tan chiquito que tenes…- Admitió, dado que llegaba al cérvix y lo masajeaba con prudencia, recorriéndolo de norte a sur. Ella se arqueaba como la chica del exorcista, como si una fuerza la levantara del colchón pujándola del ombligo, entendiendo que quería acción, aceleró la mano.
Progresivamente, como un tema que se acelera, le coló los dedos hasta llegar a una velocidad abrupta e irresistible. No tardó en verle las manos aferrarse a las sábanas, arquearse como una víbora y salpicar flujo para todos lados. Pequeñas gotitas saltaron para todas partes mientras seguía con la colada culpable de su
Sus dedos se bañaron de ese elixir femenil hasta que le llegó a la muñeca, ahí cambio de herramienta dejando la mano y pasando a la boca, para limpiar todo, o embarrarlo más, no importaba, lo que si le importaba era bautizarse la cara con semejante concha joven, respirar a través de ella, sorber cada milímetro hasta sacarla como una hoja de otoño.
- ¿Rico el chocolate no?
- ¿Qué chocolate? Tu concha esta rica nena…- Y tras una buena degustación vaginal, avanzó sobre su cuerpo pegado a ella para alcanzar sus labios una vez más.
Qué mundo injusto y machista pensó, mientras su prima amada había soportado descargas de semen aborrecible entre otras sensaciones forzosas, y él, entre besos de chocolate y caricias de lujuria se devoraba semejante carozito, una nena rubia que era un infierno de mujer… ¿O su prima lo disfruto tanto como él disfrutaba su nueva presa?
- Espero que no te vayas de aca sin probar lo que es un buen “misionero” es la especialidad de la provincia.
- Para nada, no me voy sin dejarle un buen presente a tu nena…- Sin saber si el término se llamaba así por la provincia o los misioneros religiosos de la época colonial, no era momento para ponerse semiólogo. Y sin despegarse de su beso, presentó la herramienta de carne bien direccionada, y de ahí empezó el sexo que necesitaba, con su miembro engolosinado de aquella vulva apretadita, sus pechos blanditos contra sus pectorales, y las piernas de ella apresándole las nalgas.
Se notaba que le gustaba, sus manos le apretaban la espalda para enterrarse la banana más profundo, hombros y pectorales se frotaban mientras le daba para que tenga y no lo extrañe por un tiempo. Tenía la pija borracha de jugos vaginales, esa chica era una regadera…
- Mmm sos un dedal nena, pensé que estarías más abierta a este tipo de tratos…
- Señor, quizás su herramienta… mmm sea demasiado… graaaande…
- Ne gustan así, apretaditas… de empanaditas pequeñas y jugosas…
- Usted es un peligro señor…- Haciéndose la damisela en apuros.
- Si supieras corazón.- Colocando las piernas blancas y proporcionadas de la petisita contra su hombro izquierdo, y llegar más profundamente a su centro húmedo.
- Me estás taladrando toda…- Expresó con los ojos dados vuelta sin dejar de clavarle las uñas en la espalda, cosa que a Matías siempre le gustó. Él volvió a desquitarse con sus ubrecitas, succionándolas en el enésimo intento de dejarlas sequitas.
- Mis tetas te van a soñar un mes entero…
- ¿Un mes nomás? Entonces me tengo que poner las pilas, no estoy agasajándote como se debe.- Y la hizo reír levemente, entre gemidos cuando hundió su cara en sus tetas e hizo el clásico “brbrbrrbbrbrb” que popularizó, el Sucio Potter.
Por supuesto, dada la pose, la calentura, las miradas, la mera visión de sus pezones inflamados y brillantes como si tuviera un corpiño de baba, lo hicieron correrse como un toro, tras mantener un ritmo fuerte y parejo con el que llenó el tronco de la raíz a la cabeza de leche, por fin pudo sellar el pacto con su salud mental liberando una nada desdeñable cantidad de leche, en el fondo de esa predispuesta rubia misionera.
Siguió batiendo el contenido en ese hueco infernal con s cuchara de carne hasta que sintió su pene perdiendo el vigor, y ahí retiró su pieza completando un hermoso y prolijo cream pie, dado que se derramo la lechita espesa, casi amarillenta, hasta las sábanas.
- Que bueno cuando todo sale tan, pero tan bien…
- ¿Te puedo pedir una última cosa bombón? Que te quedes así, y me dejes sacarte una fotito, porque más de uno no me va a creer que estuve con alguien tan linda.
- Jajaja dale, no tengo drama.- Quedándose así, abiertita, expuesta con la cremita al aire esperando a que Matías encuentre el encuadre perfecto y tome una foto para capturar todo su encanto amateur, todas sus glorias femeninas en un mismo fotograma de muestra.
- Son las dos de la mañana. Me van a estar extrañando corazón, y créeme, que no quería que esto fuera un toco y me voy, pero llegue acá de casualidad, no estaban mis planes.- Alcanzándole la ropa, limpiándole las tetas con la sábana antes de ponerle el top.
Ella asintió, mientras se vestía, quizás ella sí quería un “touch and go” y nada más, dado que por la diferencia de edad, y lo promiscua que parecía, debía estar acostumbrada a esos tratos, hasta que dijo:
- Me gustaría verte, o encontrarte de alguna u otra forma. Déjame tu número, tu face, algo…- Exigió con naturalidad.
- Por supuesto.- Y le dejó todos los datos necesarios para que se reencuentren o comuniquen otra vez. Le hizo una perdida, le dejó un mensaje de whatsapp… ya estaba en su mundo, Daniela era parte del círculo de victorias y era una fundamental, en un momento de crisis institucional, en el que su equipo solo ganaba en casa, haciendo pesar la localía, había ganado una copa casi internacional, de otra región, de otra etnia, y en un momento en el que se planteó dejar toda competición.
- Gracias por esto corazón, sos un caramelito Dani, una actitud admirable, ya nos estamos contactando.- Agarrando la bolsa con los sándwich, ya no tan frescos.- Solamente voy a decir de despedida, que no soy tan bueno, tengo mis demonios, pero nunca, nunca use a una mujer. Si me buscas, me vas a encontrar, lo de hoy no tiene porque ser algo aislado si no es lo que queres.
- Whoaau. Me gusta eso, que estes abierto a un reencuentro, o no, que me des la decisión a mí.
- Tal cual. Vos tenés la decisión, aunque te repito, tengo varias sorpresas.
- Fue un placer conocerte Matías, por más sorpresas que tengas, me hiciste gozar como a una loquita.- Dándole un beso en la puerta, y antes de cerrarse…- buen viaje, que la pases lindo en año nuevo.- Y le dejó un pedacito de chocolate en la boca, como un último recuerdo.
Al llegar a su departamento, solo Santino y Móni dormían en una misma cama. Juli estaba en la puerta afuera esperándolo con su hermana, esta última corrió a abrazarlo.
- Si serás pajero, son las dos de la mañana ¿No estabas cansado con hambre boludo?- Le reprochó abrazada.- ¿Es vedad que estabas con la recepcionista?
- Necesitaba otra cosa, después te cuento bien Flor, dejame que coma un poquito y ponga esto en la heladera.
- Mati, compramos cosas para vos- Le contó Juli al entrar, en silencio para no despertar al resto.- Al menos estuvo lindo me imagino.
Le sonrió radiante y le besó la frente.
- Me renové. Como si lavara toda la perversión de estos tiempos, lo necesario para arrancar los nuevos compromisos.
Cerca de la ventana, de cara a la calle misionera, iluminada por luces artificiales, la felicidad del momento volvía todo mágico, las estrellas, el viento veraniego meciendo los árboles, la sensaciones de su cuerpo, como el cansancio de sus caderas y muslo, los rajuñones en la espalda… la deliciosa milanga con jamón y queso en su boca disolviéndose.
Con esa felicidad se acostó en la cama individual que le dejaron, para despertarse en unas horas y recorrer los pocos quilómetros que faltaban para terminar el viaje, pero que eran los primeros quilómetros de una fiesta que prometía mucho más de lo que parecía.
Esto es todo amigos jeje Todo un desafio este capitulo, antesala a lo que se viene, no tiene incesto, ni anilingus o cualquier práctica anal, cosa queme encanta escribir, y por eso me cuesta no abusar de ello
La próxima, por fin llegan a la quinta de Román y empiezan a aparecer aquellos familiares contactados por chat por acción de Moni, y vemos como se arman las parejitas y se dan las cosas en una navidad y fin de años explosivos que se vienen.
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1- http://www.poringa.net/posts/relatos/2848482/Jugando-con-su-primita.html
2 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2851819/Jugando-con-su-primita-Parte-II.html
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5 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2884463/Jugando-con-su-primita-V.html
6 - http://www.poringa.net/posts/relatos/2888633/Jugando-con-su-primita-VI.html
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