Siguiendo mi aprendizaje en la empresa familiar, a menudo me hacía cargo de la logística, recepción de mercancía, comprobar que todo estuviese bien, envío, cosas de esas, seguía con mi aprendizaje, hace 5 años, cuando yo contaba con 40 años, hicimos unos cambios en una de las máquinas, de manera que un viernes por la tarde, cuando los trabajadores habían terminado su jornada laboral, para no alterar el trabajo, vinieron a desmontarla y llevarla en camión, y substituirla por una nueva, que el mismo camión traía, en la empresa solo habíamos quedado mi padre, y yo, el fabricante de la máquina trajo los mecánicos necesarios para poner en marcha la máquina, de manera que el lunes ya estuviese totalmente operativa, los mecánicos se pusieron a desmontar la máquina obsoleta un poco antes de que los trabajadores terminaran su jornada laboral, y antes de que llegase el transporte, hacía las tres de la tarde llegó el camión con la nueva máquina, para mi sorpresa el conductor era una mujer, de unos 40 años, alta, mediría más de 1,70, cabello recogido en una coleta, tejanos anchos y botas, y camisa abierta, dejando ver la camiseta debajo que cubría unos pechos normales, se le notaba en forma, entró en la fábrica y nos entregó el manifiesto de la carga, todo parecía correcto, así que le pusimos la aprobación, me preguntó donde había un lugar para comer cerca, tenía hambre, yo tampoco había comido, así que pensé en lugar de indicarle mejor vamos juntos, así se lo dije a mi padre, que no dijo nada, salí de la fábrica con la camionera, fuimos al típico restaurante de polígono industrial, y pedimos para comer, estuvimos charlando e hice patente mi asombro al ver que ella llevaba el camión, me comentó que no era el primero que se lo decía, y me comentó también que muchos le decían de todo al verla, y muchos ponían en duda que le gustasen los hombres, ese comentario me sorprendió porqué no había pensando en ningún momento en ese aspecto, simplemente me llamó la atención que fuese camionera, comimos, se tomo una cerveza, yo como es costumbre en mi, no ingerí nada de alcohol, terminamos de comer, y decidí pagar yo, ella insistió en que no lo hiciese, pero me excusé diciendo que normalmente mis comidas eran aburridas y que por una vez que lo había pasado bien, aceptó, salimos del restaurante y volvimos a la fábrica.
Para mi sorpresa, los mecánicos y mi padre se habían largado y habían dejado todo sin hacer, no habían avanzado en nada, la miré y por un momento no supe que hacer, nos quedamos los dos de pie mirando todas las herramientas por el suelo, y tal como lo habían dejado, llamé a mi padre para preguntarle que había sucedido, y me respondió que ellos también tenían hambre y que se habían largado, que en 30 minutos más o menos volvían, se lo comenté a la mujer, la cual dijo unas cuantas palabrotas, me pidió perdón, y mirándome me dijo: «Y ahora que hacemos?», «Si quieres subimos a la oficina, por lo menos hay aire acondicionado y estaremos más cómodos» le respondí, «Me parece bien, aquí no hay ni donde sentarse» me respondió ella, así que nos dirigimos a las escaleras, en un acto de caballerosidad, le indiqué con la mano que pasara delante, subimos a las oficinas, abrí mi despacho, y entramos, en mi despacho además de la mesa con la silla correspondiente, tengo un sofá, donde a veces me tumbo para relajarme, allí nos sentamos, de la mini nevera que tengo saqué un par de refrescos y le ofrecí, ella aceptó, se quitó la camisa que llevaba, se quedó con la camiseta de tirantes, y vi en sus brazos varios tatuajes, cosa que personalmente me excita mucho, no se porqué, le comenté que se veían bonitos los tatuajes, y ella me indicó que tenía más, se levantó la camiseta, tenía un dragón en el vientre que seguía por su dorso hasta la espalda, justo la boca del dragón estaba abierta y lanzaba llamas de fuego sobre su ombligo, se puso de pie, estaba tremenda, le dije lo bonito que era el tatuaje, y que además se la veía en forma, me comentó que iba al gym cada dos días, sino sentada en el camión tendría el culo enorme, no pude más y le dije que el culo lo tenía perfecto, «Por eso me has hecho subir las escaleras delante de ti, para verme el culo, que travieso eres», «No, la verdad es que no ha sido por eso, es ahora que te veo de pie que me doy cuenta», se rió y volvió a sentarse a mi lado, sin bajarse la camiseta, la tenía recogida debajo de su sujetador, dejando el vientre a la vista, me iba contando de sus viajes, yo la miraba, pero de vez en cuando miraba su vientre, por momentos me iba calentando, ella me tomó la mano y la acercó a su vientre: «Tócalo, si quieres, no muerde, y las llamas solo te quemaran si quieres», yo acaricié ese vientre duro, me daba igual el tatuaje, acercó su mano a mi pierna y empezó a acariciarla y acercarla hasta mi polla, la tenía semidura, ella empezó a acariciarla por encima del pantalón, dejé la botella de refresco en el suelo y me abalance a besarla, pero esta mujer no era sumisa, le gustaba llevar el control, no sabía donde me había metido.
Me apartó de ella, se levantó, me miró con cara de vicio, se sacó la ropa, y quedó tan solo en ropa interior, tenía el cuerpo atlético, y ademas unos pechos más grandes de lo que me habían parecido antes, su dragón parecía que en cualquier momento iba a salir volando de su cuerpo, se acercó hacía mi, yo seguía sentado, levantó el pie y lo apoyó en el respaldo del sofá, apartó la braguita, y poniendo su mano en mi cabeza me ordeno: «comete mi coño, ahora, a ver como lo haces» ante tal orden, no pude negarme me acerqué hasta ella, y empece a lamerle el coño, acerqué una mano para acariciar su culo, pero ella cogió mi mano y la llevó hasta sus tetas, aproveché para acariciarlas, y sacarlas de debajo del sujetador, estuve acariciando sus pezones, mientras sorbía, lamía y mordisqueaba su clítoris, ella cogía mi cabeza y la hundía, cada vez que me apartaba para respirar un poco aprovechaba para mirarla, ella me miraba con cara de vicio, y solo decía: «Sigue así, que me gusta, sigue hasta que me corra», yo volvía a lamer, mordisquear, poco a poco fui abandonando las tetas, y baje hasta su culo, un culo duro, acaricié sus nalgas, las apreté con fuerza a la vez que seguía dándole placer con la lengua, de repente la boca se me llenó de su jugo vaginal, ella empezó a gemir apretaba más fuerte mi cabeza, yo seguía con su clítoris entre mis dientes, sorbiendo, y ella agitándose, en ese momento le metí un dedo por el culo, y ella dio un pequeño chillido, seguido de más gemidos de placer, seguía moviéndose, mi polla estaba durisima, tenía ganas de follar, pero estaba claro que esa mujer no aceptaría órdenes de nadie, allí estaba yo sentado con la ropa puesta comiéndome un coño con dos dedos en su culo, y saboreando sus jugos.
Bajó el pie del sofá, su respiración estaba acelerada, se echó atrás unos pasos, me miró, yo la miré, miró mi polla, y soltó «La tienes dura, ni siquiera la has sacado, no quieres usarla o que?» «Por supuesto, si te apetece», se arrodillo ante mi, me bajó la cremallera del pantalón, metió su mano dentro, y la sacó, la tenía mojada de tanta excitación, le pasó la punta de la lengua por el glande, me miró, un hilo de líquido preseminal, enlazó su lengua con mi polla, se volvió hacia ella, y empezó un magnifico francés muy salivado, al principio suave, pero poco a poco fue acelerando, con una mano me apretaba los huevos, y con la otra empezó a desabrocharme el pantalón, y la camisa, ayudé incorporando un poco mi cuerpo para sacarme la camisa, ella seguía con mi polla en su boca, la lamía, escupía en ella, y volvía a lamer, dejó de chuparmela, y me intentó sacar el bóxer, levanté un poco el culo, y bajé mis bóxers y mis pantalones hasta mis tobillos, volvió a chuparla, pero antes me dijo: «No te corras, que quiero que me la metas por el coño y por el culo, que ya he visto que te ha gustado meterme los dedos» siguió chupando, a mi me costaba aguantarme tanto, y se lo dije, se levantó, y se puso encima de mi, yo la detuve, y le dije: «Sin condón no» «Estoy tan caliente que así a pelo, me la metería entera cabrón» me contestó, pero la convencí que a pelo no. Yo mismo me puse el condón, ella se sentó dándome la espalda y se la metió entera, se movía adelante y atrás yo apretaba sus tetas desde atrás, y veía la cola del dragón moviendo, era una pasada, estaba muy excitado, aun así milagrosamente aguantaba como un jabato.
Se corrió, apretó su coño con mi polla dentro y me gustó, se levantó, y cambió de agujero, se la introdujo en su culo en la misma posición, entro bien, el condón estaba todo mojado con sus jugos de manera que entró sin problema, allí no pude más y en pocos minutos me corrí, ella siguió moviendo hasta que la tuve tan flácida que era imposible follar, se levantó, se giró y me besó apasionadamente: «Gracias por este polvo, me ha encantado, hacía días que andaba caliente, y no había follado, ahora tengo que irme» Se vistió y se fue, yo me quedé sentado en el sofá en bolas. La puerta se abrió, era mi padre, yo me tapé como pude. «Que Martin, lo has pasado bien con esa mujer» «Pues sí» le respondí, «Otro día te la llevas a tu casa» me contestó, no le respondí por respeto, pero pensé que me lo digas tu tiene delito, cuando te has follado a todas las que has podido y más.
Hubieron más encuentros con ella.
Para mi sorpresa, los mecánicos y mi padre se habían largado y habían dejado todo sin hacer, no habían avanzado en nada, la miré y por un momento no supe que hacer, nos quedamos los dos de pie mirando todas las herramientas por el suelo, y tal como lo habían dejado, llamé a mi padre para preguntarle que había sucedido, y me respondió que ellos también tenían hambre y que se habían largado, que en 30 minutos más o menos volvían, se lo comenté a la mujer, la cual dijo unas cuantas palabrotas, me pidió perdón, y mirándome me dijo: «Y ahora que hacemos?», «Si quieres subimos a la oficina, por lo menos hay aire acondicionado y estaremos más cómodos» le respondí, «Me parece bien, aquí no hay ni donde sentarse» me respondió ella, así que nos dirigimos a las escaleras, en un acto de caballerosidad, le indiqué con la mano que pasara delante, subimos a las oficinas, abrí mi despacho, y entramos, en mi despacho además de la mesa con la silla correspondiente, tengo un sofá, donde a veces me tumbo para relajarme, allí nos sentamos, de la mini nevera que tengo saqué un par de refrescos y le ofrecí, ella aceptó, se quitó la camisa que llevaba, se quedó con la camiseta de tirantes, y vi en sus brazos varios tatuajes, cosa que personalmente me excita mucho, no se porqué, le comenté que se veían bonitos los tatuajes, y ella me indicó que tenía más, se levantó la camiseta, tenía un dragón en el vientre que seguía por su dorso hasta la espalda, justo la boca del dragón estaba abierta y lanzaba llamas de fuego sobre su ombligo, se puso de pie, estaba tremenda, le dije lo bonito que era el tatuaje, y que además se la veía en forma, me comentó que iba al gym cada dos días, sino sentada en el camión tendría el culo enorme, no pude más y le dije que el culo lo tenía perfecto, «Por eso me has hecho subir las escaleras delante de ti, para verme el culo, que travieso eres», «No, la verdad es que no ha sido por eso, es ahora que te veo de pie que me doy cuenta», se rió y volvió a sentarse a mi lado, sin bajarse la camiseta, la tenía recogida debajo de su sujetador, dejando el vientre a la vista, me iba contando de sus viajes, yo la miraba, pero de vez en cuando miraba su vientre, por momentos me iba calentando, ella me tomó la mano y la acercó a su vientre: «Tócalo, si quieres, no muerde, y las llamas solo te quemaran si quieres», yo acaricié ese vientre duro, me daba igual el tatuaje, acercó su mano a mi pierna y empezó a acariciarla y acercarla hasta mi polla, la tenía semidura, ella empezó a acariciarla por encima del pantalón, dejé la botella de refresco en el suelo y me abalance a besarla, pero esta mujer no era sumisa, le gustaba llevar el control, no sabía donde me había metido.
Me apartó de ella, se levantó, me miró con cara de vicio, se sacó la ropa, y quedó tan solo en ropa interior, tenía el cuerpo atlético, y ademas unos pechos más grandes de lo que me habían parecido antes, su dragón parecía que en cualquier momento iba a salir volando de su cuerpo, se acercó hacía mi, yo seguía sentado, levantó el pie y lo apoyó en el respaldo del sofá, apartó la braguita, y poniendo su mano en mi cabeza me ordeno: «comete mi coño, ahora, a ver como lo haces» ante tal orden, no pude negarme me acerqué hasta ella, y empece a lamerle el coño, acerqué una mano para acariciar su culo, pero ella cogió mi mano y la llevó hasta sus tetas, aproveché para acariciarlas, y sacarlas de debajo del sujetador, estuve acariciando sus pezones, mientras sorbía, lamía y mordisqueaba su clítoris, ella cogía mi cabeza y la hundía, cada vez que me apartaba para respirar un poco aprovechaba para mirarla, ella me miraba con cara de vicio, y solo decía: «Sigue así, que me gusta, sigue hasta que me corra», yo volvía a lamer, mordisquear, poco a poco fui abandonando las tetas, y baje hasta su culo, un culo duro, acaricié sus nalgas, las apreté con fuerza a la vez que seguía dándole placer con la lengua, de repente la boca se me llenó de su jugo vaginal, ella empezó a gemir apretaba más fuerte mi cabeza, yo seguía con su clítoris entre mis dientes, sorbiendo, y ella agitándose, en ese momento le metí un dedo por el culo, y ella dio un pequeño chillido, seguido de más gemidos de placer, seguía moviéndose, mi polla estaba durisima, tenía ganas de follar, pero estaba claro que esa mujer no aceptaría órdenes de nadie, allí estaba yo sentado con la ropa puesta comiéndome un coño con dos dedos en su culo, y saboreando sus jugos.
Bajó el pie del sofá, su respiración estaba acelerada, se echó atrás unos pasos, me miró, yo la miré, miró mi polla, y soltó «La tienes dura, ni siquiera la has sacado, no quieres usarla o que?» «Por supuesto, si te apetece», se arrodillo ante mi, me bajó la cremallera del pantalón, metió su mano dentro, y la sacó, la tenía mojada de tanta excitación, le pasó la punta de la lengua por el glande, me miró, un hilo de líquido preseminal, enlazó su lengua con mi polla, se volvió hacia ella, y empezó un magnifico francés muy salivado, al principio suave, pero poco a poco fue acelerando, con una mano me apretaba los huevos, y con la otra empezó a desabrocharme el pantalón, y la camisa, ayudé incorporando un poco mi cuerpo para sacarme la camisa, ella seguía con mi polla en su boca, la lamía, escupía en ella, y volvía a lamer, dejó de chuparmela, y me intentó sacar el bóxer, levanté un poco el culo, y bajé mis bóxers y mis pantalones hasta mis tobillos, volvió a chuparla, pero antes me dijo: «No te corras, que quiero que me la metas por el coño y por el culo, que ya he visto que te ha gustado meterme los dedos» siguió chupando, a mi me costaba aguantarme tanto, y se lo dije, se levantó, y se puso encima de mi, yo la detuve, y le dije: «Sin condón no» «Estoy tan caliente que así a pelo, me la metería entera cabrón» me contestó, pero la convencí que a pelo no. Yo mismo me puse el condón, ella se sentó dándome la espalda y se la metió entera, se movía adelante y atrás yo apretaba sus tetas desde atrás, y veía la cola del dragón moviendo, era una pasada, estaba muy excitado, aun así milagrosamente aguantaba como un jabato.
Se corrió, apretó su coño con mi polla dentro y me gustó, se levantó, y cambió de agujero, se la introdujo en su culo en la misma posición, entro bien, el condón estaba todo mojado con sus jugos de manera que entró sin problema, allí no pude más y en pocos minutos me corrí, ella siguió moviendo hasta que la tuve tan flácida que era imposible follar, se levantó, se giró y me besó apasionadamente: «Gracias por este polvo, me ha encantado, hacía días que andaba caliente, y no había follado, ahora tengo que irme» Se vistió y se fue, yo me quedé sentado en el sofá en bolas. La puerta se abrió, era mi padre, yo me tapé como pude. «Que Martin, lo has pasado bien con esa mujer» «Pues sí» le respondí, «Otro día te la llevas a tu casa» me contestó, no le respondí por respeto, pero pensé que me lo digas tu tiene delito, cuando te has follado a todas las que has podido y más.
Hubieron más encuentros con ella.
7 comentarios - La camionera
Saludos Viejo..!