Hola, gracias por sus lindos mensajes. Muchos me solicitaron que envíe una nueva historia y eso les traigo hoy. Les voy a contar una vez que me reencontré con un ex compañero de la facultad que me gustaba.
Conocí a Leo en la universidad. Siempre me llamó la atención y yo me daba cuenta de que yo le gustaba. Muchas veces lo sorprendí mirándome cuando pensaba que yo no lo veía. Al paso del tiempo charlamos y pegamos onda, pero aunque me gustaba (y hasta había tenido fantasías sexuales con él) yo no profundizaba en la relación, ya que estaba saliendo con una amiga mía. Y como es un chico inteligente, no tardó mucho en perder el interés en mí hasta el punto en que ya sólo nos hablábamos para saludarnos, y nada más.
Leo abandonó la carrera, porque se dedicó plenamente a la otra que cursaba de manera simultánea y se mudó con mi amiga a Córdoba. Como les conté, era novio de mi amiga y oí decir que hasta tenían (o tienen) planes de boda. De todos modos, estuve casi dos años sin verlo para nada. En ese tiempo yo tuve varios novios y experiencias con otros muchachos. Soy muy sexual, y la verdad no me da pena confesarlo.
Hace unos meses me lo encontré en la terminal de micro de Retiro. Yo había ido a un negocio y lo vi venir. El me vio y nos saludamos de beso y con mucho entusiasmo. Nos quedamos hablando un rato, y viéndolo tan guapo recordé los pensamientos eróticos que me asaltaban cuando estábamos en la facu. Le pregunté por su novia, mi amiga, y me dijo muy serio que su relación estaba en una especie de bache. Se habían peleado y se dejaron de ver un tiempo, y ahora él iba a verla, pero sin saber muy bien lo que iba a ocurrir. Leo ya no vivía en la ciudad, sino en Córdoba y mi amiga había regresado, sin yo saberlo a Buenos AIres; por lo que Leo había venido solamente para verla, aunque había adelantado su viaje dos días antes del día en que habían acordado verse. Quería pensar bien las cosas, me dijo.
La verdad, yo siempre había estado celosa de su novia. Al grado de que cuando lo supe, tuve incluso algún sueño erótico con él y yo como protagonistas. El viejo tema de que apenas un hombre que nos gusta tiene novia, ya lo queremos para nosotras, por más que lo hayamos rehuido antes. Y de veras que ahora lo veía yo tan atractivo que rápidamente nos imaginé metidos en la cama. Era un sueño que durante un tiempo estuve deseando hacer realidad y ahí y ahora tenía una oportunidad que no iba a dejar escapar. Pero tenía que ser sutil, porque yo sabía ya muy bien que a Leo no le gustaban demasiado las mujeres faltas de delicadeza. Así que simplemente le dije que si no tenía prisa, lo invitaba a comer. El aceptó si lo dejaba pagar la mitad de la cuenta y nos encaminamos a un restaurante cercano.
Para no prolongar demasiado los preliminares, diré que estuvimos en el restaurante un buen tiempo. Yo le pregunté cómo había sido su noviazgo y me contestó sin reservas ni dramas. Seguía siendo tan sincero como siempre. Incluso me confió que su novia había sido también su primera pareja sexual. ¡Imagínense! Si yo le hubiera correspondido en aquellos tiempos a mí me hubiera tocado desvirginarlo jaja. Y la verdad es que después de lo que pasó, no sé si hubiera sido mejor o peor para mí.
Ya en la comida yo me le acercaba y lo tocaba muy sutilmente. Después nos fuimos a un parque cercano y estuvimos en los bancos conversando. Me senté muy cerca y le estuve coqueteando sutilmente. Yo me daba cuenta de que eso lo ponía un poco nervioso, hasta que finalmente me dijo:
- Kari, déjame decirte que cuando estábamos en la facu me gustabas mucho. Incluso pensé en proponerte en salir.
Eso me puso muy feliz y le pregunté por qué no se había animado. El me contestó que siempre me sentía evasiva, y entonces yo le confesé mis motivos. Pero además le agregué que siempre había pensado que estaba muy guapo. El se apenó y ahí sentí que era el momento de tocarlo y acercarme. Le acaricié las mejillas y los labios y le dije que ahora lo veía todavía más guapo que antes y me le acerqué. Vaciló un momento, pero pronto sentí que se acercaba a mí y nos dimos un beso. Fue un beso suave, delicado y delicioso que se hizo progresivamente más apasionado. Nos abrazamos y estuvimos besándonos un rato, sin hablar. Yo le decía que me gustaba mucho y que probando sus besos me arrepentía de no haberme hecho su novia.
En un momento entre los besos, él me preguntó si no tenía novio. Yo le sonreí y le aseguré que por el momento no tenía, y era verdad: había roto con mi novio anterior hace sólo 15 días. Leo sonrió a su vez y dijo que estaba bien, que oficialmente él tampoco tenía, y seguimos besándonos mientras nuestras manos iban cada vez más abajo. Le dije que no podiamos seguir asi en la calle y me invito a un telo.
Llegamos a la habitación y de pie continuábamos besándonos, sus brazos rodeando mi cuerpo me hacían sentir indefensa, sólo acariciaba su espalda y lo dejaba hacerme todo. Bajó por mi cuello y sus manos se estacionaron en mis tetas aún cubiertas por el corpiño blanco.
-Cómeme las tetas- Le exigí con la respiración cada vez más agitada.
Desató las tiras del cuello y de la espalda, primero las tocó con extrema delicadeza, apenas rozaba mis pezones pero eso bastó para que pusieran bien duros. Los besó y después los chupó, pasaba su lengua, los apretaba con sus labios, incluso los jalaba. Chupaba una y masajeaba la otra, la intensidad iba en aumento, presionaba cada vez más fuerte pero no me quejaba, al contrario: gemía.
-Mmm… sigue-
-Tenes unas tetas riquísimas, Kari-
Desabrochó mi falda, cayó al piso y empezó a masturbarme sobre la tanga.
-que puta sos, tenes la concha mojada-
-Así me puse sólo de pensar en tu verga-
Me empujó a la cama, me bajó la tanga y con fuerza abrió mis piernas. Recorrió con su boca la parte interna de mis muslos, yo estaba muy ansiosa, sentía pequeños mordiscos que me hacían desear su lengua en mi concha, así que dirigí mi mano a mi rajita para tocarme.
-No, nada de eso. Te esta mojada me encargo sólo yo… además así sin un pelo es como me gustan- Pasaba su lengua por todo el exterior de mi vagina, se acercaba al clítoris y se alejaba. Jugaba con mi orgasmo, no dejaba que me tocara la concha, me quedé pellizcándome los pezones. Arqueaba mi espalda y presionaba su cabeza a mi vagina usando mis manos.
-¡Leo, por favor, déjame terminar! Chúpame toda o déjame tocarme, estoy muy cerca-
-¿Qué queres Kari?-
-Venirme en tu boca-
-Quiero que te corras pero en mi pija- Contestó y me metió un dedo, lentamente entraba y salía prolongando el placer.
-Mmmm… siii, mmmm, ahhhh- Casi terminé y él se detuvo.
-No Leo, ¿qué haces?-
-Querés jugar y estamos jugando-
Estaba frustrada, completamente mojada y quería un orgasmo. Me senté y violentamente le bajé las bermudas que llevaba, para mi sorpresa no usaba bóxer y su verga me sorprendió. No estaba totalmente parada, era de un buen tamaño y estaba muy gruesa.
-¿Te vas a quedar viéndola?-
Salí de mi asombró y empecé a pasar mi lengua por las bolas, subí lentamente. La besaba de lado, la lamía, cuando llegué a la punta empecé a chuparla por los costados. Cuando la metí a mi boca ya había aumentado de tamaño y de grosor. Él la metió a mi boca y me cogió así, apretaba todo lo que podía y le sobaba las bolas, hincada no dejaba de verlo a los ojos. Me excitaba mucho oírlo, verlo gozar.
-Trágatela toda, anda- Me decía mientras la metía más dentro. Llegaba de verdad profundo, tanto que tuve que sacar la lengua para evitar que me dieran arcadas. –Si en tu boca se siente así de rico, qué será de tu culo-
Escuchar esas palabras me intimidaron, me gusta una enculada de vez en cuando pero el grueso de tu verga me asustaba.
No se vino en mi boca, me puso de pie e hizo que me recargara en una pequeña mesa.
-¿Quieres por la concha?- Me preguntó al oído.
-Si, cógeme ya- Le respondí en voz alta.
Me penetró lentamente, sentía como su verga iba abriendo mi vagina. Estaba muy mojada pero aún así me sentía apretada
-Mmmm… tan puta y tan estrecha, tenes la concha muy rico que vamos a abrir bien…. Mmmm.-
-Dame bien, métela toda Leo-
En cuanto lo dije, sacó toda su verga y la metió de nuevo de un solo golpe.
-Ahhhh, pelotudo!- Fue un grito de dolor con sorpresa.
-Toma Kari, querías- mi -pija-aca –la- tenes- Me decía en el mete saca, la metía con más fuerza y también más rápido.
Me bombeaba muy rápido, un momento apretaba mis tetas, después iba por mi clítoris, se apoyaba de mis hombros para metérmela con más fuerza y cuando ponía sus manos en mi cintura sentía que llegaba muy profundo.
Estuvimos así por un buen rato, entre gemidos y gritos logré venirme dos veces. Cambiaba de frecuencia pero siempre en la misma posición, me tenía como su perrita.
Me jaló de la coleta y me levantó.
-Ese culo que vi por el espejo debe ser lo más rico de tu cuerpo- Me susurró al oído mientras me sobaba las tetas.
Dudé un poco, en ese tiempo besó mi cuello y restregó su erección en mi cintura. Intentó bajar su verga para que diera a mis nalgas pero se regresó.
-Mírala, está tiesa. Esta pija quiere un culo como el tuyo- Cuando lo dijo sentí un de sus dedos empujando mi orto.
Me llevó de nuevo a la cama, colocó una almohada a la mitad y me recostó boca abajo sobre ella. Sus manos me sobaban las nalgas, las apretaba, las besaba, luego su lengua. Sin trabajo alguno levantó un poco mi culo y primero me penetró por la vagina.
Volví a gemir, me gustaba sentirme llena. Entonces puso su verga afuera de mi culo, empujaba lentamente y el dolor comenzó. Tensé mi cuerpo, no me movía, no emitía ningún sonido.
Era como si me partiera en dos, me llenaba su gorda y caliente verga centímetro a centímetro. Se abría paso dejando un rastro de dolor, yo jalaba las sábanas sintiendo sus manos por mi cuerpo hasta que se detuvo, por fin la había metido completa.
-Te la comiste toda, Kari. Enséñame lo puta que de verdad sos- Dijo.
Lentamente comencé a moverme, me clavaba yo solita en esa verga bien tiesa. Rápidamente comencé a aumentar el ritmo, escuchaba a Leo decir lo puta que era, el gran culo que se estaba cogiendo, lo rico que se sentía. De mi boca sólo salían gemidos, ahora sí de placer completo, me gustaba mucho tener su verga dentro de mi culito, sentía como se abría y realmente era yo la que se clavaba en su polla.
-Mmhgggg, con tremenda puta me vine a encontrar, solita te coges. Es mi turno- Terminó de decirlo y me dio una nalgada, me tomó fuertemente de la cintura y yo dejé de moverme. –Tan puta que entiendes a nalgadas, así me gusta- terminó de decir.
Sacó su verga y volvió a clavármela de un solo golpe.
-Ahhhh. Leo sos un hijo de puta-
-Y todavía no terminamos, te va a encantar Kari-
El mete saca se hizo de verdad intenso, me clavaba su verga con mucha fuerza, no paré de gritar, me encantó sentirme tan a su disposición. Me llenaba totalmente, me abría por completo, me partía en dos. A cada embestída sentía que la verga me iba a salir por la boca. Mi culo estaba lleno y penetrado como nunca. Creía que había llegado al colmo del placer, pero un instante después Leo me dijo que me sentara en su verga. Lo hicimos con mucho cuidado en una de las sillas que había en la habitación. Leo apretaba mis tetas y bajaba sus manos para frotarme la concha.
Unos momentos después sentí que su chorro de leche llenaba mi culo no pude evitar venirme yo también. Su leche me inundó, él me inundó. Se quedó un momento dentro y me a la parte superior de la cama, me cubrió con la sábana que había cubierto su erección horas antes. Me besó y me dejó dormir.
La conchita y el culo me quedaron doliendo durante tres días. Aquel día tuve que dedicarme completamente a descansar, y al día siguiente estuve a punto de llegar tarde a mi trabajo. Me imagino que estuve caminando raro un par de días, pero nadie me hizo observaciones al respecto. No he vuelto a ver a Leo, pero al despedirnos lo hicimos de nuevo e intercambiamos correos electrónicos. Parece que al fin volvió con su novia, pero me dijo que le encantó la cogida que nos dimos y hemos abierto la posibilidad de que vuelva a ocurrir. ¿Y qué más da? No se encuentra a un hombre como ese todos los días. Tal vez en un futuro vuelva a pelearse con su novia y entonces yo podré ocupar su lugar. Confieso que me encantaría eso, y también entiendo por qué su novia se aferra a él. Seamos francas: a nosotras nos gusta el sexo tanto como a los hombres, y si nos gusta, si no tenemos prejuicios y no tenemos suficiente... pues también tenemos que buscarlo.
Espero que les haya gustado mi relato. Les mando muchos besos a todos y a todas. ¡Hasta pronto!
Conocí a Leo en la universidad. Siempre me llamó la atención y yo me daba cuenta de que yo le gustaba. Muchas veces lo sorprendí mirándome cuando pensaba que yo no lo veía. Al paso del tiempo charlamos y pegamos onda, pero aunque me gustaba (y hasta había tenido fantasías sexuales con él) yo no profundizaba en la relación, ya que estaba saliendo con una amiga mía. Y como es un chico inteligente, no tardó mucho en perder el interés en mí hasta el punto en que ya sólo nos hablábamos para saludarnos, y nada más.
Leo abandonó la carrera, porque se dedicó plenamente a la otra que cursaba de manera simultánea y se mudó con mi amiga a Córdoba. Como les conté, era novio de mi amiga y oí decir que hasta tenían (o tienen) planes de boda. De todos modos, estuve casi dos años sin verlo para nada. En ese tiempo yo tuve varios novios y experiencias con otros muchachos. Soy muy sexual, y la verdad no me da pena confesarlo.
Hace unos meses me lo encontré en la terminal de micro de Retiro. Yo había ido a un negocio y lo vi venir. El me vio y nos saludamos de beso y con mucho entusiasmo. Nos quedamos hablando un rato, y viéndolo tan guapo recordé los pensamientos eróticos que me asaltaban cuando estábamos en la facu. Le pregunté por su novia, mi amiga, y me dijo muy serio que su relación estaba en una especie de bache. Se habían peleado y se dejaron de ver un tiempo, y ahora él iba a verla, pero sin saber muy bien lo que iba a ocurrir. Leo ya no vivía en la ciudad, sino en Córdoba y mi amiga había regresado, sin yo saberlo a Buenos AIres; por lo que Leo había venido solamente para verla, aunque había adelantado su viaje dos días antes del día en que habían acordado verse. Quería pensar bien las cosas, me dijo.
La verdad, yo siempre había estado celosa de su novia. Al grado de que cuando lo supe, tuve incluso algún sueño erótico con él y yo como protagonistas. El viejo tema de que apenas un hombre que nos gusta tiene novia, ya lo queremos para nosotras, por más que lo hayamos rehuido antes. Y de veras que ahora lo veía yo tan atractivo que rápidamente nos imaginé metidos en la cama. Era un sueño que durante un tiempo estuve deseando hacer realidad y ahí y ahora tenía una oportunidad que no iba a dejar escapar. Pero tenía que ser sutil, porque yo sabía ya muy bien que a Leo no le gustaban demasiado las mujeres faltas de delicadeza. Así que simplemente le dije que si no tenía prisa, lo invitaba a comer. El aceptó si lo dejaba pagar la mitad de la cuenta y nos encaminamos a un restaurante cercano.
Para no prolongar demasiado los preliminares, diré que estuvimos en el restaurante un buen tiempo. Yo le pregunté cómo había sido su noviazgo y me contestó sin reservas ni dramas. Seguía siendo tan sincero como siempre. Incluso me confió que su novia había sido también su primera pareja sexual. ¡Imagínense! Si yo le hubiera correspondido en aquellos tiempos a mí me hubiera tocado desvirginarlo jaja. Y la verdad es que después de lo que pasó, no sé si hubiera sido mejor o peor para mí.
Ya en la comida yo me le acercaba y lo tocaba muy sutilmente. Después nos fuimos a un parque cercano y estuvimos en los bancos conversando. Me senté muy cerca y le estuve coqueteando sutilmente. Yo me daba cuenta de que eso lo ponía un poco nervioso, hasta que finalmente me dijo:
- Kari, déjame decirte que cuando estábamos en la facu me gustabas mucho. Incluso pensé en proponerte en salir.
Eso me puso muy feliz y le pregunté por qué no se había animado. El me contestó que siempre me sentía evasiva, y entonces yo le confesé mis motivos. Pero además le agregué que siempre había pensado que estaba muy guapo. El se apenó y ahí sentí que era el momento de tocarlo y acercarme. Le acaricié las mejillas y los labios y le dije que ahora lo veía todavía más guapo que antes y me le acerqué. Vaciló un momento, pero pronto sentí que se acercaba a mí y nos dimos un beso. Fue un beso suave, delicado y delicioso que se hizo progresivamente más apasionado. Nos abrazamos y estuvimos besándonos un rato, sin hablar. Yo le decía que me gustaba mucho y que probando sus besos me arrepentía de no haberme hecho su novia.
En un momento entre los besos, él me preguntó si no tenía novio. Yo le sonreí y le aseguré que por el momento no tenía, y era verdad: había roto con mi novio anterior hace sólo 15 días. Leo sonrió a su vez y dijo que estaba bien, que oficialmente él tampoco tenía, y seguimos besándonos mientras nuestras manos iban cada vez más abajo. Le dije que no podiamos seguir asi en la calle y me invito a un telo.
Llegamos a la habitación y de pie continuábamos besándonos, sus brazos rodeando mi cuerpo me hacían sentir indefensa, sólo acariciaba su espalda y lo dejaba hacerme todo. Bajó por mi cuello y sus manos se estacionaron en mis tetas aún cubiertas por el corpiño blanco.
-Cómeme las tetas- Le exigí con la respiración cada vez más agitada.
Desató las tiras del cuello y de la espalda, primero las tocó con extrema delicadeza, apenas rozaba mis pezones pero eso bastó para que pusieran bien duros. Los besó y después los chupó, pasaba su lengua, los apretaba con sus labios, incluso los jalaba. Chupaba una y masajeaba la otra, la intensidad iba en aumento, presionaba cada vez más fuerte pero no me quejaba, al contrario: gemía.
-Mmm… sigue-
-Tenes unas tetas riquísimas, Kari-
Desabrochó mi falda, cayó al piso y empezó a masturbarme sobre la tanga.
-que puta sos, tenes la concha mojada-
-Así me puse sólo de pensar en tu verga-
Me empujó a la cama, me bajó la tanga y con fuerza abrió mis piernas. Recorrió con su boca la parte interna de mis muslos, yo estaba muy ansiosa, sentía pequeños mordiscos que me hacían desear su lengua en mi concha, así que dirigí mi mano a mi rajita para tocarme.
-No, nada de eso. Te esta mojada me encargo sólo yo… además así sin un pelo es como me gustan- Pasaba su lengua por todo el exterior de mi vagina, se acercaba al clítoris y se alejaba. Jugaba con mi orgasmo, no dejaba que me tocara la concha, me quedé pellizcándome los pezones. Arqueaba mi espalda y presionaba su cabeza a mi vagina usando mis manos.
-¡Leo, por favor, déjame terminar! Chúpame toda o déjame tocarme, estoy muy cerca-
-¿Qué queres Kari?-
-Venirme en tu boca-
-Quiero que te corras pero en mi pija- Contestó y me metió un dedo, lentamente entraba y salía prolongando el placer.
-Mmmm… siii, mmmm, ahhhh- Casi terminé y él se detuvo.
-No Leo, ¿qué haces?-
-Querés jugar y estamos jugando-
Estaba frustrada, completamente mojada y quería un orgasmo. Me senté y violentamente le bajé las bermudas que llevaba, para mi sorpresa no usaba bóxer y su verga me sorprendió. No estaba totalmente parada, era de un buen tamaño y estaba muy gruesa.
-¿Te vas a quedar viéndola?-
Salí de mi asombró y empecé a pasar mi lengua por las bolas, subí lentamente. La besaba de lado, la lamía, cuando llegué a la punta empecé a chuparla por los costados. Cuando la metí a mi boca ya había aumentado de tamaño y de grosor. Él la metió a mi boca y me cogió así, apretaba todo lo que podía y le sobaba las bolas, hincada no dejaba de verlo a los ojos. Me excitaba mucho oírlo, verlo gozar.
-Trágatela toda, anda- Me decía mientras la metía más dentro. Llegaba de verdad profundo, tanto que tuve que sacar la lengua para evitar que me dieran arcadas. –Si en tu boca se siente así de rico, qué será de tu culo-
Escuchar esas palabras me intimidaron, me gusta una enculada de vez en cuando pero el grueso de tu verga me asustaba.
No se vino en mi boca, me puso de pie e hizo que me recargara en una pequeña mesa.
-¿Quieres por la concha?- Me preguntó al oído.
-Si, cógeme ya- Le respondí en voz alta.
Me penetró lentamente, sentía como su verga iba abriendo mi vagina. Estaba muy mojada pero aún así me sentía apretada
-Mmmm… tan puta y tan estrecha, tenes la concha muy rico que vamos a abrir bien…. Mmmm.-
-Dame bien, métela toda Leo-
En cuanto lo dije, sacó toda su verga y la metió de nuevo de un solo golpe.
-Ahhhh, pelotudo!- Fue un grito de dolor con sorpresa.
-Toma Kari, querías- mi -pija-aca –la- tenes- Me decía en el mete saca, la metía con más fuerza y también más rápido.
Me bombeaba muy rápido, un momento apretaba mis tetas, después iba por mi clítoris, se apoyaba de mis hombros para metérmela con más fuerza y cuando ponía sus manos en mi cintura sentía que llegaba muy profundo.
Estuvimos así por un buen rato, entre gemidos y gritos logré venirme dos veces. Cambiaba de frecuencia pero siempre en la misma posición, me tenía como su perrita.
Me jaló de la coleta y me levantó.
-Ese culo que vi por el espejo debe ser lo más rico de tu cuerpo- Me susurró al oído mientras me sobaba las tetas.
Dudé un poco, en ese tiempo besó mi cuello y restregó su erección en mi cintura. Intentó bajar su verga para que diera a mis nalgas pero se regresó.
-Mírala, está tiesa. Esta pija quiere un culo como el tuyo- Cuando lo dijo sentí un de sus dedos empujando mi orto.
Me llevó de nuevo a la cama, colocó una almohada a la mitad y me recostó boca abajo sobre ella. Sus manos me sobaban las nalgas, las apretaba, las besaba, luego su lengua. Sin trabajo alguno levantó un poco mi culo y primero me penetró por la vagina.
Volví a gemir, me gustaba sentirme llena. Entonces puso su verga afuera de mi culo, empujaba lentamente y el dolor comenzó. Tensé mi cuerpo, no me movía, no emitía ningún sonido.
Era como si me partiera en dos, me llenaba su gorda y caliente verga centímetro a centímetro. Se abría paso dejando un rastro de dolor, yo jalaba las sábanas sintiendo sus manos por mi cuerpo hasta que se detuvo, por fin la había metido completa.
-Te la comiste toda, Kari. Enséñame lo puta que de verdad sos- Dijo.
Lentamente comencé a moverme, me clavaba yo solita en esa verga bien tiesa. Rápidamente comencé a aumentar el ritmo, escuchaba a Leo decir lo puta que era, el gran culo que se estaba cogiendo, lo rico que se sentía. De mi boca sólo salían gemidos, ahora sí de placer completo, me gustaba mucho tener su verga dentro de mi culito, sentía como se abría y realmente era yo la que se clavaba en su polla.
-Mmhgggg, con tremenda puta me vine a encontrar, solita te coges. Es mi turno- Terminó de decirlo y me dio una nalgada, me tomó fuertemente de la cintura y yo dejé de moverme. –Tan puta que entiendes a nalgadas, así me gusta- terminó de decir.
Sacó su verga y volvió a clavármela de un solo golpe.
-Ahhhh. Leo sos un hijo de puta-
-Y todavía no terminamos, te va a encantar Kari-
El mete saca se hizo de verdad intenso, me clavaba su verga con mucha fuerza, no paré de gritar, me encantó sentirme tan a su disposición. Me llenaba totalmente, me abría por completo, me partía en dos. A cada embestída sentía que la verga me iba a salir por la boca. Mi culo estaba lleno y penetrado como nunca. Creía que había llegado al colmo del placer, pero un instante después Leo me dijo que me sentara en su verga. Lo hicimos con mucho cuidado en una de las sillas que había en la habitación. Leo apretaba mis tetas y bajaba sus manos para frotarme la concha.
Unos momentos después sentí que su chorro de leche llenaba mi culo no pude evitar venirme yo también. Su leche me inundó, él me inundó. Se quedó un momento dentro y me a la parte superior de la cama, me cubrió con la sábana que había cubierto su erección horas antes. Me besó y me dejó dormir.
La conchita y el culo me quedaron doliendo durante tres días. Aquel día tuve que dedicarme completamente a descansar, y al día siguiente estuve a punto de llegar tarde a mi trabajo. Me imagino que estuve caminando raro un par de días, pero nadie me hizo observaciones al respecto. No he vuelto a ver a Leo, pero al despedirnos lo hicimos de nuevo e intercambiamos correos electrónicos. Parece que al fin volvió con su novia, pero me dijo que le encantó la cogida que nos dimos y hemos abierto la posibilidad de que vuelva a ocurrir. ¿Y qué más da? No se encuentra a un hombre como ese todos los días. Tal vez en un futuro vuelva a pelearse con su novia y entonces yo podré ocupar su lugar. Confieso que me encantaría eso, y también entiendo por qué su novia se aferra a él. Seamos francas: a nosotras nos gusta el sexo tanto como a los hombres, y si nos gusta, si no tenemos prejuicios y no tenemos suficiente... pues también tenemos que buscarlo.
Espero que les haya gustado mi relato. Les mando muchos besos a todos y a todas. ¡Hasta pronto!
11 comentarios - Me llenaron la cola de leche
muy buen relato !