Mi media hermana segunda parte
En casa, mis padres estaban contentos por la relación que teníamos con Johana, ni sospechaban que en cada oportunidad que teníamos nos desfogábamos salvajemente.
Yo en ese tiempo estaba a punto de terminar el año en la facultad y estaba a full con el estudio, Johana que había retomado la carrera en su nueva universidad, también estaba muy atareada, por lo que mi casa era el centro de reuniones de estudios del grupo de amigas con las que cursaba.
Un martes, tuve que ir solamente a entregar unos trabajos prácticos y volver, era muy tedioso ir solamente a dejar unos papeles con unos dvds para que me los calificaran, pero me sacaba un peso de encima, por lo que volví a casa mucho antes de la hora habitual, en vez de llegar a las 23:30 llegue a las 20:00. Entre, y molesto por el calor salude sin prestar mucha atención, las chicas que estaban con mi hermana, me saludaron y más de una se me quedó mirando.
Pasé derecho a darme una ducha fría, ya repuesto, fui al ataque de la heladera, me hice unos sándwiches y los acompañé con una cerveza bien helada, estaba en lo mío cuando aparece Johana con Antonella una de sus amigas, a buscar jugo fresco.
Antonella muy desinhibida:
A – hola me llamo Antonella. Se agacho y me dio un beso en la mejilla.
Yo – hola, soy Juan, dije secamente.
A – Johana no me dijo que tenía un hermano mayor
Yo - ¿no?, bueno ahora ya sabes
Si las miradas mataran, Johana iría presa por asesinato, se le veía un gran enojo con su amiga, cuando se fueron me sonreí por lo celosa que resultó ser mi querida hermanita.
Con mucho sigilo me acerque hacia el comedor donde estaban estudiando
Johana - Anto parecías una regalada por como saludaste a mi hermano
Anto - Que querés si vos te lo tenías bien calladito
Gime – Bueno johy, convengamos que tu hermano está muy bueno ¿no?
Johana - ¿vos también?
Gime – hey ¿porque tan celosa?, ¿tenés miedo de que lo violemos?
Johana – son unas estúpidas, aparte él tiene novia y la quiere mucho
En realidad yo no tenía ninguna novia, ese era un invento de mi hermana para sacarme las moscas de encima (como dice ella), me fui a mi cuarto y estuve leyendo unos apuntes, hasta que se abrió la puerta y Johana entro, se recostó a mi lado y me abrazo fuerte. En ese momento, necesitaba mucho cariño, así que la atraje hacia mí y la besé apasionadamente, nuestros cuerpos rápidamente respondieron a tanto ardor, Johana estiro la mano y me agarro la verga por encima de la bermuda, y mis manos volaron a sus pechos, que le acaricie los pezones erectos es una de las cosas que más la excita. En eso estábamos, cuando un dejo de cordura de su parte, me dijo que nuestros padres estaban en la casa, que ahora no podíamos hacer nada.
Johana - Juan quiero que tengamos un tiempo para nosotros, necesito saber que sos todo mío, y no se me ocurre nada,
Yo - tengo una idea, ¿Cuánto te falta para terminar de cursar?
Johana – el viernes termino
Yo – yo termino mañana, déjame que hable con los viejos a ver que dicen de que nos dejen la cabaña una semana ¿Qué tal?
Johana – seria genial
Se agarró de mi cuello y me besó apasionadamente, cuando salía de mi habitación le dije, riéndome, que ya sabía que las amiguitas me tenían ganas, ella se volvió y con un falso enojo comenzamos a forcejear, yo riendo y ella haciéndose la enojada, aunque en el fondo creo que algo de enojo había.
En una de esas la agarro de los brazos, y la giro, quedando ella apoyada con toda la espalda y el culito contra mí, la reacción de mi verga no se hizo esperar, ella la sintió.
Johana - Esta noche cuando se duerman nuestros padres vengo y arreglamos esto, no te creas que te lo vas a llevar de arriba y toda coqueta, se dio vuelta y salió de mi habitación.
Después de cenar voy al living y estaba mi padre viendo televisión, me siento en el sofá, y me pregunta que pasaba hoy en mi habitación. Sin problemas le conté que estábamos jugando, debido a que las amigas de ella me echaron el ojo y a Johana no le convenció que se regalaran tanto.
La conversación no pasó a mayores, pero decidí no hablar de la cabaña, dada la charla que habíamos tenido, al rato él se fue a dormir y yo me quedé haciendo tiempo, cuando en la casa reinaba el silencio, apague todo y me fui a mi habitación, la que está más retirada; yo lo había elegido así para poder traer a mis noviecitas sin que me delatasen los ruidos. No pasaron más de 10 minutos cuando veo que la puerta se abre y entra Johana, solo veía la silueta, cuando estuvo al lado de mi cama, se sacó el camisoncito y se acostó a mi lado. Haciéndome el dormido, sentí como su mano se apoderaba de mi virilidad, la niña, ya había aprendido, a pajearme como me gusta, bajando suavemente y apretando cuando sube, en unos segundos tenía la pija que me explotaba, gire mi cabeza y la besé, pasando uno de mis brazos por debajo de allá, la subí sobre mí, sus pechos me apretaban mi tórax, nuestras respiraciones agitadas, delataban nuestra nocturna actividad.
Baje mis manos hacia el redondo culo y le separé las nalgas, apretando, amasando; hice un poco de fuerza y sus pechos quedaron a la altura de mi boca, los chupé, les pase la lengua fuerte, los pezones duros, y los gemidos de mi amada hermana, me daban más ímpetu para seguir.
Nos giramos y estando yo arriba, fui directo a su conchita, que mojada y caliente me esperaba; me llevé una gran sorpresa, cuando besando centímetro a centímetro, descubrí que estaba totalmente depilada, me puse a jugar son su botoncito de placer, haciendo gemir aún más fuerte a Johana.
Me detuve, para decirle a mi hermanita que hiciera menos ruido, y seguí en lo mío, ella no tardó en explotar en un fuerte orgasmo, con el que se retorció sobre mi cama. La besé apasionadamente en los labios, intercambiando sus fluidos, a todo esto su camisoncito lo tenía de collar, ella sin darse cuenta se estuvo estrujando los senos, apretando los pezones duros y rosados.
Ella recuperada del orgasmo, se ubicó para devolverme el favor, agarró mi pija y la pajeó un par de veces antes de meterla en su boquita, yo la gire sobre mí y la ubique para nuevamente comerme esa conchita, que era un manantial, nos comimos mutuamente, durante largo rato, yo hacía un gran esfuerzo por no acabar, por prolongar lo más posible esa vorágine de placer.
El 69 es un circulo de placer increíble, porque mientras más placer recibes, más placer das; mi hermanita no se estaba quieta, metiendo y sacando mi pija a gran velocidad de su boca, de a ratos, se la metía muy profundo y la dejaba ahí unos segundos. Abrí sus nalgas y posicioné mi lengua sobre su ano, su primera reacción fue contraerlo, pero después de sucesivas pasadas, ya podía introducir unos milímetros dentro, Johana, arqueaba su espalda abandonando mi erección, hasta que no pudo resistir más y acabó nuevamente, quedando rendida sobre mí, con mi pija en la mano y su cabeza apoyada en mi pierna.
Estuvimos unos segundos así, hasta que ella se ubicó sobre mí, agarró una remera mía y me limpió todo el pecho, que estaba todo mojado con sus flujos. Se paró en mi cama con una pierna a cada lado y fue bajando, hasta que sus labios vaginales encontraron la cabeza de mi verga y lentamente se la hundió hasta al fondo, cuando nuestros cuerpos se tocaron ella largó un largo suspiro, sus movimientos primero lentos, fueron tomando mayor velocidad, tomándola de las caderas, le fui marcando el ritmo, hasta que el cansancio no la dejó seguir. Se acostó sobre mi pecho, y nos giramos en la cama, sin sacar mi pija de su interior, estando yo encima, levanté sus piernas hasta dejarlas en mis hombros, mis envestidas eran suaves pero muy profundas, sentía que mi verga llegaba a lugares recónditos de su anatomía.
Tanto sexo, tanta excitación, nos fue ganando y aumentando la cadencia de mis movimientos, le avise que estaba a punto, ella me confirmó que también.
Johana - Dale hermanito, lléname de lechita caliente, la quiero dentro mío, dale acabame toda, ahhhhh,
No pude más y con mi verga bien adentro de su concha, descargue varios chorros de leche, que Johana al sentirlos calientes, también llegó al orgasmo, baje las piernas y la besé, más que nada para tapar la boca y que no se escucharan los alaridos de placer. El orgasmo que tuvo fue larguísimo, cuando dejó de gritar, movía su cabeza hacia los lados como poseída, hasta que ya no nos quedó más fuerza.
Con mi cabeza en su pecho, nos quedamos dormidos, pasaron 20 minutos y me desperté, preocupado, desperté a Johana y juntos cambiamos la ropa de cama y me fui a duchar. Johana hizo lo mismo y nos dormimos cada uno en su cuarto.
Me desperté y fui a la cocina, mi madre había salido a hacer unas compras, esa semana trabajaba de tarde, prepare un variado desayuno y en una bandeja se lo llevé a mi hermana.
Yo - Hola, dormilona.
Johana - Ajummm, hola mi amor
Yo - Tené cuidado, podría haber alguien en casa y te escucha
Johana - Hace rato escuche la puerta de calle y sabía que estábamos solitos
Yo - Mamá no tarda en llegar, así que no podemos hacer nada
Johana - Ya sé, pero un beso te voy a dar
Mi hermanita me besó apasionadamente, y me abrazó fuerte, le pedí que se acomodara en la cama así tomaba el desayuno, ella feliz me pidió que me quedara.
Yo - Johy, anoche acabe adentro tuyo, vamos a tener que hacer algo para que no te quedes embarazada.
Johana - Jijijijijiji, ya lo estoy haciendo, el mes pasado fui al ginecólogo y le pedí que me diera unos anticonceptivos. Iba a ser una sorpresa para cuando estemos solos, pero no me pude aguantar.
Yo - Que gran sorpresa hermanita, ya me están dando ganas de agarrarte de nuevo, dije con una sonrisa libidinosa.
Johana - Ahora no podemos, pero convence a los viejos que nos dejen la cabaña.
En eso escucho la puerta de calle, era mamá que entraba; llegó hasta donde estábamos, y nos saludó, a todo esto yo estaba sentado en los pies de la cama y mi hermana debidamente tapada, para no levantar sospechas.
Esa mañana le dije a mi madre la idea que teníamos con Johana y aunque no le termino de cerrar, me dijo que la última palabra la tenía mi padre. Al mediodía cuando llegó, mi hermana salía a la facultad y en la sobremesa le plantee la idea a mi viejo.
Yo - Papa, con Johana queremos ir una semanita a la cabaña, yo ya termine de rendir y ella termina pasado mañana ¿hay algún problema?
P - ¿Ustedes solos?
Yo - Si queremos descansar, fue un año duro con los estudios y a Johana le va a hacer bien, el otro día hablo con su madre y las cosas no mejoran.
P - Si ya sé, yo también estoy al tanto, está estable. Esta bien vayan, pero cuidame a tu hermana, no hagan locuras
Yo - Quédate tranquilo viejo, yo me encargo.
La tarde se me hizo interminable, estaba desesperado por darle las buenas noticias a Johana, hasta que a eso de las 20:30 llegó feliz porque había sacado buena nota en el examen final. La agarré de la mano y la llevé al jardín y le dije que teníamos la cabaña para nosotros solos toda la semana siguiente.
Ella termino de rendir el viernes, el sábado, yo tenía todo preparado y partimos en el auto de mi vieja hacia la montaña, después de una hora de viaje, llegamos, nos ubicamos, limpiamos un poco y armamos la cama en el dormitorio matrimonial, casi no hablábamos, solamente nos mirábamos y reíamos. Almorzamos liviano y pícaramente le dije que iba a hacer una siesta. Johana lavó los platos y los demás bártulos y se metió al baño.
Pasaron quince minutos y apareció en la puerta de la habitación con un camisoncito de gasa transparente, y un micro tanguita. Los pezones parados, ya indicaban su calentura, un mechón del pelo le caía tapándole un ojo. Caminando lo más sexi posible se acercó a mí meneando la cadera mientras daba vueltas modelando su atuendo. Miraba embobado mientras se subía a la cama como toda una gata en celo en cuatro patas haciendo que sus tetas se columpien muy sexi y como invitándome a tocárselas.
Yo - johy me tenés loco jejejeje-
Johana - vos me convertiste en esto mi amor-
Yo – veni arriba mío.
Con nuestros sexos friccionándose, mi verga ya estaba lista para la acción, pero este momento debía ser especial, por lo que me tranquilicé y seguí besándola, abrazados, mis manos acariciando toda su espalda, bajando a su redondo culito, los gemidos no tardaron en aparecer, junto a nuestra agitada respiración.
Johana fue bajando, besándome todo, cara cuello, pecho, se entretuvo en las tetillas; siguió dándome mordiscos suaves por el abdomen y llego a la verga. Con los labios juntos la recorría de abajo a arriba, su pelo me hacía cosquillas, pero el placer le ganaba lejos.
Respiraba agitado, sintiendo a veces como mi hermanita me clavaba los dientes, sin decir nada disfrute de ese dolor placentero.
Yo – Johy para que no aguanto.
Johana – hoy es especial y quiero que me llenes la boquita.
Eso me termino de volver loco y chorro tras chorro fueron cayendo en la boca de Johana, que me miraba a los ojos desde abajo; me estremecí por el movimiento de su lengua en mi sensible glande; a la niña le encanta torturarme con tanto placer.
Cuando ya ni palpitaba la verga mi hermanita con cuidado se la saco de la boca y mirándome traviesamente, trago todo lo que había en su boca.
Era mi turno de torturarla, la acomode de espaldas en la cama y me fui de una a su conchita, ni le saque la tanguita, solo se la corrí y me embriagó su aroma a mujer, pase la lengua por su abertura; mi hermana se arqueo en la cama; volví a hacerlo más veces, poniéndole más presión a las lamidas.
U mechón de pelo le cubría un ojo, eso me éxito aún más; me dedique al clítoris, lo aprisione entre mis labios y sorbiéndolo fuerte, le pasaba la punta de la lengua. Johana no pudo más y tirándome contra ella acabó en un orgasmo interminable.
Me empujó para salir, hice el amague y le di otra lamida, se retorció; era mi turno de torturarla.
Johana – no por favor no, que estoy muy sensible.
Yo – viste hermanita, que todo tiene una vuelta?
Johana - sí, hermano veo.
Con una última estocada a su clítoris, me moví a su lado y nos besamos. Así comenzamos nuestra semana solos.
En casa, mis padres estaban contentos por la relación que teníamos con Johana, ni sospechaban que en cada oportunidad que teníamos nos desfogábamos salvajemente.
Yo en ese tiempo estaba a punto de terminar el año en la facultad y estaba a full con el estudio, Johana que había retomado la carrera en su nueva universidad, también estaba muy atareada, por lo que mi casa era el centro de reuniones de estudios del grupo de amigas con las que cursaba.
Un martes, tuve que ir solamente a entregar unos trabajos prácticos y volver, era muy tedioso ir solamente a dejar unos papeles con unos dvds para que me los calificaran, pero me sacaba un peso de encima, por lo que volví a casa mucho antes de la hora habitual, en vez de llegar a las 23:30 llegue a las 20:00. Entre, y molesto por el calor salude sin prestar mucha atención, las chicas que estaban con mi hermana, me saludaron y más de una se me quedó mirando.
Pasé derecho a darme una ducha fría, ya repuesto, fui al ataque de la heladera, me hice unos sándwiches y los acompañé con una cerveza bien helada, estaba en lo mío cuando aparece Johana con Antonella una de sus amigas, a buscar jugo fresco.
Antonella muy desinhibida:
A – hola me llamo Antonella. Se agacho y me dio un beso en la mejilla.
Yo – hola, soy Juan, dije secamente.
A – Johana no me dijo que tenía un hermano mayor
Yo - ¿no?, bueno ahora ya sabes
Si las miradas mataran, Johana iría presa por asesinato, se le veía un gran enojo con su amiga, cuando se fueron me sonreí por lo celosa que resultó ser mi querida hermanita.
Con mucho sigilo me acerque hacia el comedor donde estaban estudiando
Johana - Anto parecías una regalada por como saludaste a mi hermano
Anto - Que querés si vos te lo tenías bien calladito
Gime – Bueno johy, convengamos que tu hermano está muy bueno ¿no?
Johana - ¿vos también?
Gime – hey ¿porque tan celosa?, ¿tenés miedo de que lo violemos?
Johana – son unas estúpidas, aparte él tiene novia y la quiere mucho
En realidad yo no tenía ninguna novia, ese era un invento de mi hermana para sacarme las moscas de encima (como dice ella), me fui a mi cuarto y estuve leyendo unos apuntes, hasta que se abrió la puerta y Johana entro, se recostó a mi lado y me abrazo fuerte. En ese momento, necesitaba mucho cariño, así que la atraje hacia mí y la besé apasionadamente, nuestros cuerpos rápidamente respondieron a tanto ardor, Johana estiro la mano y me agarro la verga por encima de la bermuda, y mis manos volaron a sus pechos, que le acaricie los pezones erectos es una de las cosas que más la excita. En eso estábamos, cuando un dejo de cordura de su parte, me dijo que nuestros padres estaban en la casa, que ahora no podíamos hacer nada.
Johana - Juan quiero que tengamos un tiempo para nosotros, necesito saber que sos todo mío, y no se me ocurre nada,
Yo - tengo una idea, ¿Cuánto te falta para terminar de cursar?
Johana – el viernes termino
Yo – yo termino mañana, déjame que hable con los viejos a ver que dicen de que nos dejen la cabaña una semana ¿Qué tal?
Johana – seria genial
Se agarró de mi cuello y me besó apasionadamente, cuando salía de mi habitación le dije, riéndome, que ya sabía que las amiguitas me tenían ganas, ella se volvió y con un falso enojo comenzamos a forcejear, yo riendo y ella haciéndose la enojada, aunque en el fondo creo que algo de enojo había.
En una de esas la agarro de los brazos, y la giro, quedando ella apoyada con toda la espalda y el culito contra mí, la reacción de mi verga no se hizo esperar, ella la sintió.
Johana - Esta noche cuando se duerman nuestros padres vengo y arreglamos esto, no te creas que te lo vas a llevar de arriba y toda coqueta, se dio vuelta y salió de mi habitación.
Después de cenar voy al living y estaba mi padre viendo televisión, me siento en el sofá, y me pregunta que pasaba hoy en mi habitación. Sin problemas le conté que estábamos jugando, debido a que las amigas de ella me echaron el ojo y a Johana no le convenció que se regalaran tanto.
La conversación no pasó a mayores, pero decidí no hablar de la cabaña, dada la charla que habíamos tenido, al rato él se fue a dormir y yo me quedé haciendo tiempo, cuando en la casa reinaba el silencio, apague todo y me fui a mi habitación, la que está más retirada; yo lo había elegido así para poder traer a mis noviecitas sin que me delatasen los ruidos. No pasaron más de 10 minutos cuando veo que la puerta se abre y entra Johana, solo veía la silueta, cuando estuvo al lado de mi cama, se sacó el camisoncito y se acostó a mi lado. Haciéndome el dormido, sentí como su mano se apoderaba de mi virilidad, la niña, ya había aprendido, a pajearme como me gusta, bajando suavemente y apretando cuando sube, en unos segundos tenía la pija que me explotaba, gire mi cabeza y la besé, pasando uno de mis brazos por debajo de allá, la subí sobre mí, sus pechos me apretaban mi tórax, nuestras respiraciones agitadas, delataban nuestra nocturna actividad.
Baje mis manos hacia el redondo culo y le separé las nalgas, apretando, amasando; hice un poco de fuerza y sus pechos quedaron a la altura de mi boca, los chupé, les pase la lengua fuerte, los pezones duros, y los gemidos de mi amada hermana, me daban más ímpetu para seguir.
Nos giramos y estando yo arriba, fui directo a su conchita, que mojada y caliente me esperaba; me llevé una gran sorpresa, cuando besando centímetro a centímetro, descubrí que estaba totalmente depilada, me puse a jugar son su botoncito de placer, haciendo gemir aún más fuerte a Johana.
Me detuve, para decirle a mi hermanita que hiciera menos ruido, y seguí en lo mío, ella no tardó en explotar en un fuerte orgasmo, con el que se retorció sobre mi cama. La besé apasionadamente en los labios, intercambiando sus fluidos, a todo esto su camisoncito lo tenía de collar, ella sin darse cuenta se estuvo estrujando los senos, apretando los pezones duros y rosados.
Ella recuperada del orgasmo, se ubicó para devolverme el favor, agarró mi pija y la pajeó un par de veces antes de meterla en su boquita, yo la gire sobre mí y la ubique para nuevamente comerme esa conchita, que era un manantial, nos comimos mutuamente, durante largo rato, yo hacía un gran esfuerzo por no acabar, por prolongar lo más posible esa vorágine de placer.
El 69 es un circulo de placer increíble, porque mientras más placer recibes, más placer das; mi hermanita no se estaba quieta, metiendo y sacando mi pija a gran velocidad de su boca, de a ratos, se la metía muy profundo y la dejaba ahí unos segundos. Abrí sus nalgas y posicioné mi lengua sobre su ano, su primera reacción fue contraerlo, pero después de sucesivas pasadas, ya podía introducir unos milímetros dentro, Johana, arqueaba su espalda abandonando mi erección, hasta que no pudo resistir más y acabó nuevamente, quedando rendida sobre mí, con mi pija en la mano y su cabeza apoyada en mi pierna.
Estuvimos unos segundos así, hasta que ella se ubicó sobre mí, agarró una remera mía y me limpió todo el pecho, que estaba todo mojado con sus flujos. Se paró en mi cama con una pierna a cada lado y fue bajando, hasta que sus labios vaginales encontraron la cabeza de mi verga y lentamente se la hundió hasta al fondo, cuando nuestros cuerpos se tocaron ella largó un largo suspiro, sus movimientos primero lentos, fueron tomando mayor velocidad, tomándola de las caderas, le fui marcando el ritmo, hasta que el cansancio no la dejó seguir. Se acostó sobre mi pecho, y nos giramos en la cama, sin sacar mi pija de su interior, estando yo encima, levanté sus piernas hasta dejarlas en mis hombros, mis envestidas eran suaves pero muy profundas, sentía que mi verga llegaba a lugares recónditos de su anatomía.
Tanto sexo, tanta excitación, nos fue ganando y aumentando la cadencia de mis movimientos, le avise que estaba a punto, ella me confirmó que también.
Johana - Dale hermanito, lléname de lechita caliente, la quiero dentro mío, dale acabame toda, ahhhhh,
No pude más y con mi verga bien adentro de su concha, descargue varios chorros de leche, que Johana al sentirlos calientes, también llegó al orgasmo, baje las piernas y la besé, más que nada para tapar la boca y que no se escucharan los alaridos de placer. El orgasmo que tuvo fue larguísimo, cuando dejó de gritar, movía su cabeza hacia los lados como poseída, hasta que ya no nos quedó más fuerza.
Con mi cabeza en su pecho, nos quedamos dormidos, pasaron 20 minutos y me desperté, preocupado, desperté a Johana y juntos cambiamos la ropa de cama y me fui a duchar. Johana hizo lo mismo y nos dormimos cada uno en su cuarto.
Me desperté y fui a la cocina, mi madre había salido a hacer unas compras, esa semana trabajaba de tarde, prepare un variado desayuno y en una bandeja se lo llevé a mi hermana.
Yo - Hola, dormilona.
Johana - Ajummm, hola mi amor
Yo - Tené cuidado, podría haber alguien en casa y te escucha
Johana - Hace rato escuche la puerta de calle y sabía que estábamos solitos
Yo - Mamá no tarda en llegar, así que no podemos hacer nada
Johana - Ya sé, pero un beso te voy a dar
Mi hermanita me besó apasionadamente, y me abrazó fuerte, le pedí que se acomodara en la cama así tomaba el desayuno, ella feliz me pidió que me quedara.
Yo - Johy, anoche acabe adentro tuyo, vamos a tener que hacer algo para que no te quedes embarazada.
Johana - Jijijijijiji, ya lo estoy haciendo, el mes pasado fui al ginecólogo y le pedí que me diera unos anticonceptivos. Iba a ser una sorpresa para cuando estemos solos, pero no me pude aguantar.
Yo - Que gran sorpresa hermanita, ya me están dando ganas de agarrarte de nuevo, dije con una sonrisa libidinosa.
Johana - Ahora no podemos, pero convence a los viejos que nos dejen la cabaña.
En eso escucho la puerta de calle, era mamá que entraba; llegó hasta donde estábamos, y nos saludó, a todo esto yo estaba sentado en los pies de la cama y mi hermana debidamente tapada, para no levantar sospechas.
Esa mañana le dije a mi madre la idea que teníamos con Johana y aunque no le termino de cerrar, me dijo que la última palabra la tenía mi padre. Al mediodía cuando llegó, mi hermana salía a la facultad y en la sobremesa le plantee la idea a mi viejo.
Yo - Papa, con Johana queremos ir una semanita a la cabaña, yo ya termine de rendir y ella termina pasado mañana ¿hay algún problema?
P - ¿Ustedes solos?
Yo - Si queremos descansar, fue un año duro con los estudios y a Johana le va a hacer bien, el otro día hablo con su madre y las cosas no mejoran.
P - Si ya sé, yo también estoy al tanto, está estable. Esta bien vayan, pero cuidame a tu hermana, no hagan locuras
Yo - Quédate tranquilo viejo, yo me encargo.
La tarde se me hizo interminable, estaba desesperado por darle las buenas noticias a Johana, hasta que a eso de las 20:30 llegó feliz porque había sacado buena nota en el examen final. La agarré de la mano y la llevé al jardín y le dije que teníamos la cabaña para nosotros solos toda la semana siguiente.
Ella termino de rendir el viernes, el sábado, yo tenía todo preparado y partimos en el auto de mi vieja hacia la montaña, después de una hora de viaje, llegamos, nos ubicamos, limpiamos un poco y armamos la cama en el dormitorio matrimonial, casi no hablábamos, solamente nos mirábamos y reíamos. Almorzamos liviano y pícaramente le dije que iba a hacer una siesta. Johana lavó los platos y los demás bártulos y se metió al baño.
Pasaron quince minutos y apareció en la puerta de la habitación con un camisoncito de gasa transparente, y un micro tanguita. Los pezones parados, ya indicaban su calentura, un mechón del pelo le caía tapándole un ojo. Caminando lo más sexi posible se acercó a mí meneando la cadera mientras daba vueltas modelando su atuendo. Miraba embobado mientras se subía a la cama como toda una gata en celo en cuatro patas haciendo que sus tetas se columpien muy sexi y como invitándome a tocárselas.
Yo - johy me tenés loco jejejeje-
Johana - vos me convertiste en esto mi amor-
Yo – veni arriba mío.
Con nuestros sexos friccionándose, mi verga ya estaba lista para la acción, pero este momento debía ser especial, por lo que me tranquilicé y seguí besándola, abrazados, mis manos acariciando toda su espalda, bajando a su redondo culito, los gemidos no tardaron en aparecer, junto a nuestra agitada respiración.
Johana fue bajando, besándome todo, cara cuello, pecho, se entretuvo en las tetillas; siguió dándome mordiscos suaves por el abdomen y llego a la verga. Con los labios juntos la recorría de abajo a arriba, su pelo me hacía cosquillas, pero el placer le ganaba lejos.
Respiraba agitado, sintiendo a veces como mi hermanita me clavaba los dientes, sin decir nada disfrute de ese dolor placentero.
Yo – Johy para que no aguanto.
Johana – hoy es especial y quiero que me llenes la boquita.
Eso me termino de volver loco y chorro tras chorro fueron cayendo en la boca de Johana, que me miraba a los ojos desde abajo; me estremecí por el movimiento de su lengua en mi sensible glande; a la niña le encanta torturarme con tanto placer.
Cuando ya ni palpitaba la verga mi hermanita con cuidado se la saco de la boca y mirándome traviesamente, trago todo lo que había en su boca.
Era mi turno de torturarla, la acomode de espaldas en la cama y me fui de una a su conchita, ni le saque la tanguita, solo se la corrí y me embriagó su aroma a mujer, pase la lengua por su abertura; mi hermana se arqueo en la cama; volví a hacerlo más veces, poniéndole más presión a las lamidas.
U mechón de pelo le cubría un ojo, eso me éxito aún más; me dedique al clítoris, lo aprisione entre mis labios y sorbiéndolo fuerte, le pasaba la punta de la lengua. Johana no pudo más y tirándome contra ella acabó en un orgasmo interminable.
Me empujó para salir, hice el amague y le di otra lamida, se retorció; era mi turno de torturarla.
Johana – no por favor no, que estoy muy sensible.
Yo – viste hermanita, que todo tiene una vuelta?
Johana - sí, hermano veo.
Con una última estocada a su clítoris, me moví a su lado y nos besamos. Así comenzamos nuestra semana solos.
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