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Amigo amante 2

El infierno tan temido se abre ante mí.
Con Diego y Paula somos amigos de años, de juntarnos semana por medio para comer un asado o ir a bailar. Por eso después del polvo que nos echamos la noche de mi cumpleaños, y sobre todo después de haber estado juntos en un telo, me preocupaba lo que pasaría cuando volviera a ver a Diego en plan amical. Lo cual, inevitablemente, sucedió este domingo, cuando vinieron a casa a ver la final de la Eurocopa.
A mí el fútbol ni fú ni fá, solo cuando juega la Selección, pero a Paula le gusta, aunque creo que le presta mas atención a las piernas de los jugadores que a lo que hagan con la pelota.
Cuando llegaron, todo normal, ninguna miradita ni gesto indiscreto. Como si esos últimos días no hubiesen existido.
Me aliviaba realmente que Diego pudiera mantener su promesa y no volver a buscarme, ya que de hacerlo empeoraría nuestra situación.
-Ojala que el puto de Ronaldo termine llorando como el pobre Lionel- comenta Diego, confeso "hater" del portugués.
-No digas boludeces, que va a ser puto- lo rebate su mujer.
-¿No lo viste que siempre aparece en la fotos con sus amiguitos?- le retruca el marido.
-Yo me conformo con que se erre un penal- interviene mi esposo.
-¿Y vos Mariela?- me pregunta Diego - ¿Por quién hinchás?-
-No sé, para mí que gane el mejor- le contesto, tratando de ocultar el nerviosismo que me invade cada vez que me mira o me habla.
-El mejor es Francia, lejos- acota mi marido.
-¡Viva le France...!- grita Diego eufórico.
Estamos todos en la cocina, preparando el almuerzo. Todavía falta un buen rato para el partido, por lo que no tenemos demasiado apuro. Mi marido sazona la carne, Paula prepara las ensaladas y Diego se encarga de elegir el vino. Yo me ocupo de poner la mesa.
En medio de todos estos preparativos, suena el timbre del lavarropas anunciando que terminó el lavado.
Me salvó la campana, pienso, por lo menos voy a poder tomarme un respiro. La verdad es que la presencia de Diego me estaba incomodando más de lo que había previsto. Miren que le he puesto los cuernos a mi marido con alguno de sus colegas (Bruno, Fernando) y hasta con algún socio comercial (Awekonosecuanto), pero era la primera vez que lo engañaba con alguien tan cercano, casi un hermano. Si fuera alguien que veíamos de vez en cuando, vaya y pase, pero Diego..., Diego es una presencia constante en nuestras vidas. Y para empeorarlo todo, también estaba Paula, quién me consideraba no solo su amiga, sino su confidente más íntima.
-Voy a colgar la ropa- les aviso mientras pongo todo en un canasto, amontonado, para escaparme lo mas pronto posible.
Por suerte a mi marido, todo un neófito en las tareas domésticas, no se le ocurre preguntar porque no uso el secarropas.
-Esperá que te acompaño- me dice Paula.
-Dejá que voy yo así seguís con la ensalada que sos mejor para eso- interviene Diego.
¿Como voy a decirle que no? Que no lo quiero tener ni cerca. Que su sola presencia me hace sentir sucia, promiscua, indecente. No puedo...
Poniendo mi mejor sonrisa acepto su ayuda. Soy una infiel profesional, así que no me cuesta nada fingir que no pasa nada.
Estamos saliendo del departamento cuando mi marido me llama. Ya está, pienso, se pudrió todo, el corazón me late a mil por horas.
-¿Si?- pregunto con un hilo de voz.
-Te olvidás los broches- me dice alcanzándome una bolsita entretejida que usamos para guardarlos.
-Gracias- le digo y salgo, con Diego tras de mí.
El edificio en donde vivimos es de ocho pisos, nosotros estamos en el tercero, así que el viaje en el ascensor me parece una eternidad.
-¿Me extrañaste?- me pregunta Diego mirándome en esa forma que hasta sabés lo que está imaginando.
-No te hagas el boludo Diego, en serio- lo reto, tratando de no mirarlo a los ojos, porque si lo hago, sé que voy a caer en su trampa.
Cuando llegamos al último piso, abre la puerta del ascensor y me hace pasar. No lo hace por caballero, sino para tocarme la cola cuando paso delante suyo.
-¡Diego!- le grito.
Si no tuviera el canasto entre manos le daba un buen bife. Pero antes de que pueda decirle algo mas, me lo saca, lo deja a un costado, y tomándome de la mano me lleva escaleras arriba. Solo hay un piso hasta la terraza, así que ahí nos detenemos, junto a la puerta.
-Somos dos hijos de puta Diego, estamos cagando a quienes mas queremos- le digo a modo de defensa, sabiendo ya lo que pretende.
-Igual voy a cogerte Mariela, no puedo evitarlo- me dice, con esa misma mirada de sátiro que tenía en el boliche.
Tratar de detenerlo o hacerlo entrar en razón solo demoraría lo inevitable, y no estamos como para hacerla demasiado larga.
Todo es tan repentino, imprevisto, alocado, que no tiene forros encima, así que le pido que me coja por el culo. No vaya a ser que le de a mi marido otro hijo que no sea suyo.
-Te cojo por donde sea- me dice, pelando una erección que parece estar aguantando desde hace rato.
Me bajo el jean, la bombacha y me inclino hacia delante, apoyándome en los escalones que conducen al cuarto de máquinas del ascensor.
-Lubricámelo un poquito- le pido, agachada y expectante, entregándome ya casi resignada.
Se chupa los dedos, me los mete en el culo y me revuelve los intestinos, dilatándome, abriéndome mas de lo que suelo estar.
Cierro los ojos por un momento y lo que siento ahora, en vez de sus dedos, es su pija, dura, caliente, invasiva.
No estoy tan lubricada como debería por lo que esa primera intrusión me duele, me duele en serio, pero no puedo gritar, así que me muerdo los labios conteniendo ese primigenio grito de dolor. No digo nada. Quiero que me duela, quiero sufrir, pagar con lágrimas el precio de esa traición.
Con el fervor de la lujuria a tope, Diego me agarra de la cintura y empieza el bombeo, culeándome a fondo, estremeciéndome las nalgas con cada golpe. Lo escucho jadear al ritmo de las penetraciones, llenándome todo el culo con su pija. Con esa pija que ya no es la de un amigo, sino la de un amante.
-Apurate que nos van a venir a buscar- le digo, sin tocarme, ya que este polvo es solo suyo, no mío, yo no quiero saber nada, que me use si quiere, que me coja el culo, que yo no voy a acompañarlo en su disfrute.
Por supuesto que a él no le importa, en ese momento no es un hombre sino un animal, un macho sometiendo a su hembra. Le chupa un huevo si lo disfruto o no.
-Dale, dale...- lo vuelvo a apurar, ahora sí entre suspiros, sintiendo, pese a mi reticencia, el placer primal expandiéndose por todo mi cuerpo.
Casi sin darme cuenta me pongo en puntas de pie, levantando aun más la cola, buscando que el encule sea mas profundo. Yo también me siento presa de esa lujuria, de ese tsunami emocional que amenaza con arrasar todo y no dejar supervivientes.
-¡Dale..., dale...!- le insisto.
De nuevo el apuro, la urgencia, la clandestinidad como aliada, igual que aquella noche en el boliche.
Siento las contracciones en mi vientre, los espasmos de placer, las descargas y los golpes. No soy yo la que reacciona, sino mi cuerpo. Aunque no quiera, aunque me niegue, mi putez gana la batalla, revelándose en todo su esplendor.
Comprendiendo que corremos el riesgo de que nos descubran con las manos en la masa, ó..., siendo más explícita, con su pija en mi culo..., Diego acelera sus embistes, y entre exaltados aunque contenidos suspiros, me acaba adentro. Siento su leche caliente y abundante llenándome el culo.
Intento resistirme, pero no puedo negar mi propia naturaleza y acabo con él, mojándome también por delante, sintiendo que ambos orificios me rebalsan de placer.
Ni bien me la saca, me subo el pantalón, la bombacha, y bajo los escalones hasta donde habíamos dejado el canasto, abandonado por nuestra precipitada urgencia.
Lo agarro y salgo a la terraza. Diego viene tras de mí, subiéndose el cierre del pantalón y terminándose de acomodar la camisa.
Cuelgo la ropa a las apuradas y nos volvemos antes de que Paula o mi marido suban a buscarnos. Ya habíamos "acabado", pero el lugar en el que estuvimos huele tanto a sexo que cualquiera que pase por ahí se daría cuenta de lo sucedido.
Cuando entramos al departamento el semen de Diego empieza a derramárseme por entre las nalgas. Dejo el canasto y la bolsa de broches en el lavadero y voy al baño, de prisa, casi corriendo, antes de que se me note la humedad a través del pantalón.
-La mesa está lista- me avisa mi marido.
-Ya voy, no me tardo nada- le digo.
Me doy un bidetazo, me cambio la bombacha y para mayor seguridad me pongo una toalla íntima en la raya del culo, para evitar cualquier posible "accidente".
Lo que pasó después resulta anecdótico. El almuerzo, el partido, Portugal campeón, el mate entre amigos. Por supuesto que las miradas con Diego se intensificaron. Éramos cómplices en el crimen. Los hipócritas, los infieles.
En cierto momento voy a buscar mas bizcochitos a la cocina y él viene tras de mí. Mientras simula tomar un vaso de agua y yo revuelvo la alacena, me dice:
-Tenemos que volver a vernos-
-Mañana mismo- coincido, saliendo con una bolsita "Satur" de bizcochitos azucarados.
Si lo nuestro era un crimen, seguiríamos cometiéndolo.



24 comentarios - Amigo amante 2

fe3ro0zz
Algun dia voy a encontrarte por ahi Marie. Y vas a escribir después un relato conmigo. "El Paraguayito" se va a titular
bildecaledonia
Marita como la mayoria de tus relatos E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R haces que me haga toda la pelicula de esas apasionantes situaciones. Son para hacer un terrible libreto de cine erotico-porno. Y en la semana se volvieron a ver con tu amigo amante?
ludaza
Bendita lujuiria, muy buen relato!
NaneroE
Excelente relato! Me empingué leyéndolo jejeje
tucumaninsomnio
Me pones la pija muy dura... Te doy mis puntos.... Por que no pones Fotos? O pasamelas quiero hacermeuuna flor de paja por tú foto
borracho_tuerto
"No digo nada. Quiero que me duela, quiero sufrir, pagar con lágrimas el precio de esa traición."

"...este polvo es solo suyo, no mío, yo no quiero saber nada..."

"Aunque no quiera, aunque me niegue, mi putez gana la batalla, revelándose en todo su esplendor."

" Intento resistirme, pero no puedo negar mi propia naturaleza y acabo con el..."
[/i]
Mi querida Mary, el sentimiento de culpa te embarga querida, se nota en estas frases, pero por lo que se lee, igual lo disfrutas mucho, y los encuentros con tu "amigo-amante" continuarán para el placer y la calentura de todos nosotros...jajaja: Pero a quién no le gustaría culear con esa amiga nuestra que tanto nos calienta, y nos parece inalcanzable? A mi se pasan varias por mi mente...jajaja
BUENISIMO



Amigo amante 2
Pervberto
No se puede remar mucho tiempo contra la corriente.
inksane
muy buen relato!!!!!
juste
Cada cruce con vos termina en polvo!!! Esta bueno q las mujeres no den vueltas
K00L
ufff que rico, buena lecheada me sacaste
chikabisex
QUE GRAN PUTA QUE SOS!!!!! Dicho con todo respeto y cariño..... Escribís increíble!!! Van 10 puntitos.....
dantraloco
ummmmmmm la adrenalina calienta mucho
Van 9 puntos
Betogomez3000
Me encantaria hacerte mia............Hermosa Hembra!!!!