Cecilia vive sola. En un departamento de un ambiente, estudia arquitectura. Todo es papeles dibujos, lapices y tableros y una cama de una plaza. Tiene a su novio y a su gato. Sentada en su tablero dejò por un momento de dibujar sus planos para dibujar un cuerpo de hombre. Sin cabeza como los dibuja ella. Dibujò los brazos el torso y las piernas. No le dibujó cadera pero si dudó al momento de dibujar el pene. Se decidió y lo hizo erecto, se tomó un tiempo para hacer los detalles de lo que le gustaba como pene. La vista era desde abajo en treinta grados. Mirando su dibujo fantaseó con él. Sentada en su taburete abrió las piernas y su minifalda de modal se levantó hasta las caderas. Apoyó las lolas enormes en el tablero y levanto la cola. La tanga rosa se estiró y le apretó el clítoris. En ese momento se dio cuenta que ya se había mojado lo suficiente como para acariciar sus labios.
Le habló al dibujo susurrando y le dijo que le rozara la zanja. Para eso ella levantó la pollera desde atrás y sus glúteos quedaron expuestos. Luego le dijo "correme la tanga y apoya la cabeza en mi concha, la tengo caliente y húmeda para vos". Luciano su novio, dormía en la ignorancia misma.
A Cecilia sólo la alumbraba su farolito del tablero. La madrugada arreciaba sobre la ciudad. Movía su cadera simulando que tenía el pene del dibujo frotándole la concha. En realidad la rozaba contra el tapizado del taburete. Sacó sus tetas del corpiño y las empezó a acariciar sobre las areolas con los dedos mojados en saliva. Lo hacía pervertidamente, asquerosamente lasciva.
Se estaba acercando a un leve orgasmo cuando ve por la ventana el reflejo de Luciano parado detrás de ella. Se asustó, pero el susto fue inútil, Luciano la tomó de la cintura levantó su cola y hundió su pene erecto en la concha de Cecilia que hizo un ruido gomoso, un chasquido producto de la gran cantidad de flujo que había excretado con sus inocentes juegos. Un largo gemido y un hijo de puta clavame hasta el fondo fueron las únicas palabras.
Luciano la tomó de las tetas y comenzó a cogerla desesperadamente. "Puta, te gusta fantasear"- le dijo. "Que pija dibujaste? -le preguntó". "La mia?". "No"- le dijo ella, es la pija de Alberto, el portero". Luciano, paró de moverse. Por un instante no supo que hacer, y ella dando vuelta su rostro lo miró con los ojos enardecidos de lujuria y le dijo -" seguí hijo de puta, no pares ahora por favor". Luciano tomó aire, saco la pija la mojó con saliva en la cabeza y le metió dos de dos en el ano. Cecilia ya estaba enloquecida de placer, agarró los dos cachetes de su culo enorme y se lo ofreció como sacrificio. Luciano la penetró por atrás sin clemencia. La dejo quieta un segundo y ella le estrangulaba la pija contrayendo el esfìnter anal. Luciano comenzó a moverla, su cabeza explotaba de erección, hasta que no pudo más y largo todo su semen en su culo. Cecilia comenzó a temblar producto de un fuerte orgasmo. Se agarró de los costados del tablero y haciendo fuerza hacia atrás se enterró aun más el pene duro de Luciano. Se quedaron asi un largo rato.
Con la pija adentro Luciano le preguntó si Alberto la había cogido. Ella no le dijo que no. Le dijo que tanto nivel de detalle como había dibujado la pija excedía la imaginación.
Luciano apagó la luz del tablero y por esa noche no supimos más de los dos.
Le habló al dibujo susurrando y le dijo que le rozara la zanja. Para eso ella levantó la pollera desde atrás y sus glúteos quedaron expuestos. Luego le dijo "correme la tanga y apoya la cabeza en mi concha, la tengo caliente y húmeda para vos". Luciano su novio, dormía en la ignorancia misma.
A Cecilia sólo la alumbraba su farolito del tablero. La madrugada arreciaba sobre la ciudad. Movía su cadera simulando que tenía el pene del dibujo frotándole la concha. En realidad la rozaba contra el tapizado del taburete. Sacó sus tetas del corpiño y las empezó a acariciar sobre las areolas con los dedos mojados en saliva. Lo hacía pervertidamente, asquerosamente lasciva.
Se estaba acercando a un leve orgasmo cuando ve por la ventana el reflejo de Luciano parado detrás de ella. Se asustó, pero el susto fue inútil, Luciano la tomó de la cintura levantó su cola y hundió su pene erecto en la concha de Cecilia que hizo un ruido gomoso, un chasquido producto de la gran cantidad de flujo que había excretado con sus inocentes juegos. Un largo gemido y un hijo de puta clavame hasta el fondo fueron las únicas palabras.
Luciano la tomó de las tetas y comenzó a cogerla desesperadamente. "Puta, te gusta fantasear"- le dijo. "Que pija dibujaste? -le preguntó". "La mia?". "No"- le dijo ella, es la pija de Alberto, el portero". Luciano, paró de moverse. Por un instante no supo que hacer, y ella dando vuelta su rostro lo miró con los ojos enardecidos de lujuria y le dijo -" seguí hijo de puta, no pares ahora por favor". Luciano tomó aire, saco la pija la mojó con saliva en la cabeza y le metió dos de dos en el ano. Cecilia ya estaba enloquecida de placer, agarró los dos cachetes de su culo enorme y se lo ofreció como sacrificio. Luciano la penetró por atrás sin clemencia. La dejo quieta un segundo y ella le estrangulaba la pija contrayendo el esfìnter anal. Luciano comenzó a moverla, su cabeza explotaba de erección, hasta que no pudo más y largo todo su semen en su culo. Cecilia comenzó a temblar producto de un fuerte orgasmo. Se agarró de los costados del tablero y haciendo fuerza hacia atrás se enterró aun más el pene duro de Luciano. Se quedaron asi un largo rato.
Con la pija adentro Luciano le preguntó si Alberto la había cogido. Ella no le dijo que no. Le dijo que tanto nivel de detalle como había dibujado la pija excedía la imaginación.
Luciano apagó la luz del tablero y por esa noche no supimos más de los dos.
6 comentarios - Cecilia arquitecta