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Los Garcia papers 3

Leyò solo la primera lìnea :
" Feliz cumpleaños Garcìa . Bienvenido al primer dìa de su muerte "
El renovado sabor seco y àcido de su boca era tan desagradable como la aceleraciòn de su corazòn , que sentìa desbocado en su pecho.
Dedicò unos segundos a intentar sosegar sus ràpidos latidos y esperò con paciencia hasta notar que recuperaba su ritmo habitual . Era muy conciente de su soledad en ese momento , y detestò la vulnerabilidad que esa soledad le provocaba
Sin embargo , en contradicciòn consigo mismo , siguiò leyendo , despacio , detenièndose en cada frase , dejando que la inquietud arraigara en èl ....


" .... Pertenezco a algùn momento de su pasado .
Usted arruinò mi vida. Quizà no sepa còmo
porquè o cuando , pero lo hizo . Llenò todos mis
instantes de deseos y tristezas . Arruinò mi vida.
Y ahora estoy decidido a arruinar la suya , tengo
los papeles ."


Garcìa inspirò hondo otra vez .Vivìa en un mundo donde las amenazas y las promesas falsas eran corrientes, pero aquellas palabras sonaban muy distintas de las divagaciones atroces a las que estaba acostumbrado.
El problema fundamental era la falta de pruebas , asì que desobedeciendo las recomendaciones mèdicas se vistiò y regresò a la oficina. Empezarìa por allì .

Garcìa entra sigilosamente en su despacho en penumbras. Una pequeña lámpara arroja un estrecho círculo de luz blanca sobre el escritorio. Allí puede ver un bulto informe, entre sospechoso y repulsivo; a su lado, el papel de estraza y un pequeño envase de cartón, abierto sin duda por su secretaria. Según reza el envase, contenía una muñeca inflable, tamaño natural. Garcìa sonrió: indudablemente, el regalo de uno de sus múltiples admiradores secretos. Luego frunció las cejas con enojo: le había recomendado no tocar nada.
Enciende el televisor.
Toma entre sus manos el objeto informe que hay sobre el escritorio y busca; por fin encuentra la válvula. La lleva a los labios y sopla lentamente. La muñeca se va inflando. Representa a una hermosa mujer, de cuerpo exuberante y cabellera rubia natural. Terminado el trabajo, cierra la válvula —que resultó estar situada bajo la axila izquierda— y contempla admirado el objeto: es una imitación perfecta. La piel de plástico es suave al tacto, como la de una verdadera mujer; los cabellos rubios y largos exhalan un suave perfume de violetas, y el pubis, que las piernas entreabiertas dejan al descubierto, muestra unos vellos negros, rizados, que también parecen naturales, y un sexo también entreabierto ligeramente. Garcìa no puede evitar acariciarlo con su mano, y nota una humedad especial, producida sin duda por un algún lubricante sintético. También acaricia los enormes pechos mientras estudia el rostro, que se parece vagamente a alguien conocido: tal vez una actriz de cine.

La sonrisa es tentadora y desafiante. Garcìa, con alguna idea en su mente, comienza a desvestirse.
En la pantalla de televisión se observan algunos avisos publicitarios. Se sienta en el sofá, acariciando a la muñeca. Garcìa no sabe que está por caer en una trampa mortal. ¡Garcìa! ¡Tu vanidad te ciega! ¿Cómo puedes pensar en el regalo de un admirador secreto? Tú no tienes admiradores, Garcìa. ¿Cómo no te das cuenta de lo burdo de la trampa?

_GARCÌA !
Se ha abierto violentamente la puerta del despacho y Garcìa se pone en pie de un salto, buscando afanosamente su revólver en el bolsillo del pantalón; pero la mano roza su pierna desnuda. En la pantalla del televisor, aparece la imagen del payaso Plin Plin que visitarà Stick Harbor para las vacaciones de invierno.
—¡Garcìa! —repite la voz, y Garcìa suspira aliviado al comprobar que se trata de Doris, la esposa del kiosquero de la esquina.Ellos eran una pareja de jubilados que con el retiro de èl habìan abierto un kiosco para incrementar sus ingresos
—. ¡Qué suerte que lo encuentro! —y al reparar en la desnudez del detective, se arregla el pelo y dulcifica el tono—. ¿Me estabas esperando? —pregunta. Cierra la puerta y da unos pasos en el despacho. Garcìa comienza a desvestirla desganadamente, echando por encima del hombro de ella miradas que alternan entre la muñeca y el televisor. —¡No, no! —dice ella, aunque no intenta detenerlo—. Lo buscaba desesperadamente porque necesito saber el fin de la historia esa de su accidente, atentado , no sè , còmo està usted .... ?. No podré dormir mientras no lo sepa.

(Hay una breve discusión entre Doris y el detective; finalmente llegan a un acuerdo.) —Está bien —dice Garcìa, sentándose en su sillón, mientras Doris se desliza debajo del escritorio—. ¡Pero quítese la dentadura postiza, por Dios! No sería la primera vez...
Su vista vuelve a clavarse en la muñeca inflable, quien le produce mayor interés que la suegra del encargado. A Garcìa no lo atrae realmente esta mujer; casi se ha enamorado de la muñeca rubia. “Si pudiera escribir a máquina —piensa—. Si tan sólo fuera capaz de escribir a máquina. Es mil veces más atractiva que Vicky, y no tendría que pagarle los sueldos atrasados” —piensa.
—¿Y bien? —pregunta Garcìa. —Primero tú —se oye la voz, desde el escritorio. —Bien. El asunto es muy sencillo... Debí descartar —dice Garcìa, hablando hacia abajo, en dirección a la veterana—, en primer término, cualquier forma ingeniosa de asesinato por medio de los venenos. Descartados los venenos —y aquí Garcìa siente la cosquilla de unos labios y tiene cierta dificultad para continuar la coherencia de su discurso—, y si hubiera habido otra forma de muerte, por ejemplo algo infeccioso, podría inferirse alguna acción directa o indirecta sobre la víctima; recuerdo el caso de quien ha sido envenenado con esporas de carbunclo incluidas en la goma... en la goma... en la goma de un sobre de carta.....
_ .... Resumiendo: decidí aceptar que .... que ... que había ocurrido ..... ocurrido .... en tal caso, y como se había ...
Vuelve a abrirse violentamente la puerta del despacho.
En el vano se ve la figura de un hombre mayor ,furioso y fuera de si, quien tiene un revólver en su mano derecha.
—¡Garcìa! —grita—. ¡¿Dónde está mi mujer?!
Doris, aterrada, tiene un sobresalto y se golpea levemente contra la tapa del escritorio; Garcìa, a su vez, le golpea la cabeza con una rodilla, indicándole que no se detenga. “Precisamente ahora...” —murmura Garcìa para sus adentros.
—¡Ea! —insiste, colérico, el hombre mayor y furioso, dando unos pasos en la habitación.
—En primer lugar, estimado señor, debo decirle que es de pésima educación entrar en una oficina sin hacerse anunciar, y más aún con esa terrible arma en la mano. En segundo lugar, yo podría ocuparme muy bien de su caso, pero necesito todos los detalles. ¿Cuándo ha visto a su mujer por última vez?
—Mi mujer —dice el panadero, bullendo de rabia— desapareció de la reunión y estoy seguro de que ha salido a buscarlo a usted. Ella es muy aficionada a los enigmas, y estoy seguro de que usted dejó sin concluir la historia esa suya del atentado a propósito, para atraerla a este maldito cubil...
—... aficionada a los enigmas —repite Carter, tomando notas en su libreta— ... maldito cubil... Bien —agrega, dejando el block, y su voz adquiere unos extraños matices, entre agudos y dulzones—. Usted necesita una pequeña psicoterapia, mi estimado amigo. Es evidente que sus celos provienen de un complejo de inferioridad, probablemente por hechos acaecidos durante su primera infancia. Tal vez una madre dominante... No sé; si usted averigua con mi secretaria, ella le dará hora para la primera consulta. Por otra parte, mis servicios como detective podrán ayudarlo a encontrar a su esposa. Sin embargo, el problema está centrado claramente en su superyó, que inhibe su capacidad afectiva... su capacidad... afectiva...
—Es cierto —dice el panadero, derrumbándose. Había dejado caer el brazo con el arma y lo miraba con ojos de perro manso—. Mi superyó corresponde a una imagen paterna, y me inhibe la libido. Necesito urgentemente una terapia, Dr. Garcìa. ¿Cuándo puedo venir a verlo?
Pero algo le está sucediendo a Garcìa, tal vez a causa de Doris .... Siente que se desliza vertiginosamente en los abismos de la Lujuria y la Perdiciòn. Su cuerpo tiembla, poseído de pequeñas y rapidísimas convulsiones; se siente ascendiendo a un cielo ilimitado, sin referencias ...... Golpea el escritorio con los puños. Solloza. Aprieta los dientes. En su mente revolotean inquietos pájaros multicolores , entrando y saliendo de zonas infinitas. Se muerde las manos. Se pellizca la cara.
El panadero, aterrorizado, huye locamente.
Se escuchan sus pasos, mejor dicho sus saltos y caídas al bajar a oscuras los escalones de madera hasta la calle.
La panadera sale, gateando, de abajo del escritorio, se limpia la boca ,se coloca la dentadura postiza y se apoya en el hombro Garcìa de manera còmplice .......
_Bueno otro dìa continuamos .... Ah ! No se preocupe por las cartas , fue una bromita mìa , jijijiiiii !!


Los Garcia papers 3

Remember ....Cuànto cuesta una alegrìa ?
GRACIAS POR COMPARTIR .

4 comentarios - Los Garcia papers 3

angieyruben +1
Esos García Papers resultaron la broma de una señora lujuriosa con ganas de coger y me parece que los otos Papers son la obra de un personaje tenebroso con ganas de cogernos a todos !!!
Dejé puntines amigo !!!


Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!

veterana
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
elledany
Jajajajaaaaaaa !!! Los quieeerrrooooo !!!
narutito87 +1
tremenda fiestera la panadera jajaja gracias amigo por compartir 😀 saludos 😉
elledany +1
Que la amasa , la amasa .... jajajaaaa !! Un abrazo capo !
HectorBethlam
cada vez mas pajero me pongo con este tipo de posts