Era una tarde de hace unos años. Caminaba sin rumbo fijo por el centro de la ciudad. Casualmente había un evento de música electrónica un poco extraño. Me quedé a ver. Me interesaba en esa época. Al rato apareció un amigo que no veía hacía un tiempo. Venía acompañado por una mujer. Un poco hippie, medio pelirroja. Hacía calor. Llevaba puesta una solera sin corpiño. No pude evitar mirarle las tetas cuando me la presentó. Eran bastante grandes y resaltaban los pezones. Cuando subí la mirada estaba sonriendo con ojos pícaros.
- Betina. - Se presentó y me dió un sonoro beso en la mejilla.
La saludé y sentí el rubor que me enrojecía porque me agarró en supuesta falta.
Nos sentamos los tres en una escalinata a ver el show. Era ese tipo de intervención multimedia. Un poco de música, un poco de video, un poco de performance. Todo junto en medio del movimiento del centro daba una escena un poco surrealista.
Al rato charlábamos más de lo que escuchábamos. Ella compartía bastante mis opiniones y me hacía reir con sus salidas. Además de sus tetas que subían y bajaban con sus sonoras carcajadas. Como iba en sandalias me entretenía mirándole los pies. Finos dedos con uñas pintadas de negro. Me empezaba a calentar.
Pasada una hora aproximadamente mi amigo recibió un mensaje.
- Che, me tengo que ir.- Dijo. - Quédense ustedes, si puedo vuelvo más tarde.-
Nos miramos con Betina y la satisfacción por su ausencia fue mutua.
- Portense muy mal.- Dijo al irse.
Seguimos en la nuestra un rato muy largo. Veía su boca mientras me hablaba y pensaba solamente en meterle la pija. Me iba calentando y atrayendo cada vez mas. Ella por su parte parecía disfrutar también con mi compañía.
De repente caimos en la cuenta que el evento había terminado y que nosotros seguíamos sentados en aquella escalinata. Era ya de noche y estábamos solos.
Nos reímos por la colgadura.
- Y ahora?- dijo ella.
- Vamos a tener que besarnos.- dije y la besé con ganas. Ella no se resistió, al contrario. Sentí su lengua meterse en mi boca, deseosa de quedarse ahí todo lo que sea necesario. La abracé y sentí su piel vibrando conmigo. Fue una explosión de calentura de ambos.
De no haber estado en plena calle la hubiese desnudado ahí mismo. La pija me explotaba. Sentí sus tetas apretándose contra mi pecho. Su respiración agitada. Nos separamos un segundo. Sus cachetes colorados y su mirada lo decían todo.
- Vamos a tu casa o a la mía.- le dije.
- Yo vivo con mis padres, me separé hace tres meses.- contestó.
- Entonces vamos a la mía. Pero hay que ir en taxi, es lejos.-
- Vamos, tenés forros?-
- Si.- le contesté y nos empezamos a besar nuevamente, casi sin poder aguantar la excitación. La espera en la esquina fue toda una tortura. No quería separarme un segundo de esa piel, ese cuerpo vibrante que se excitaba cada vez más en mis brazos.
Pudimos conseguir uno. Le dije la dirección. Eran unos veinte minutos de viaje.
Nos seguimos franeleando acalorados en el asiento trasero. No nos importaba nada. En algún momento se me dió por mirar al conductor. Veía atento todo en el retrovisor. Igual seguimos.
En un momento ella me agarró la mano derecha y la guió a su entrepierna. Subí un poco la corta pollera y la toqué sobre la bombacha. Estaba toda mojada. El contacto le hizo lanzar un suspiro de calentura. Se la corrí y con el dedo mayor busqué su clítoris. Lo encontré endurecido y listo para recibirme. La acaricié. Ella había hundido su cara en mi cuello y empecé a sentir su lengua que buscaba mi oreja. La pija me estallaba sintiendo su respiración acalorada.
Metí el dedo dentro suyo. Ella empezó a buscarme la pija con su mano.
- Quiero cojerte, reventarte la pija. Quiero toda tu leche.- Me decía despacio al oído entre jadeos y su lengua juguetona. Sentía que acababa allí mismo.
No lo hice porque sentimos el coche parar y al mirar vi que estábamos en la puerta de mi casa.
Nos recompusimos mas o menos, le pagué y nos bajamos.
Entramos casi corriendo.
- Esperame que voy al baño un minuto.- me dijo ni bien traspusimos la puerta. Le señalé donde estaba y me senté en el sillón a esperar.
Apareció un minuto más tarde completamente desnuda y corriendo se tiró encima mío. Me arrancó practicamente los pantalones y el boxer y se metió la pija en la boca con un ansia que me puso como loco. Le agarré la cabeza con ambas manos y la empujaba para que la chupara cada vez más profundo. Ella jadeaba y seguía metiéndosela.
- Que hermosa pija pibe.- me dijo y se levantó.
Yo terminé de desvestirme. Me puse en forro y la tiré sobre el sillón. Sobre ella la penetré con fuerza. Con una desesperación que compartíamos el uno por el otro. Bombeaba fuerte dentro de su concha. Sentía sus flujos salir a mares mojándome la pija y los huevos. Agarraba fuerte sus dos manos a la altura de su cabeza. Inmovilizada decía:
- Cojeme, haceme de todo, dale, mas fuerte. Con los ojos bien abierto y la mirada fija en la mía.
Acabamos muy poco tiempo después. La franeleada del taxi nos había puesto a punto.
Con la respiración agitada me levanté lleno de sudor. Veía la transpiración de ambos en medio de sus tetas. Me saqué el forro y empecé a besarlas. Ella también seguía caliente así que se las agarraba y me las ofrecía para que les pase la lengua. Sus pezones rosados estaban duros como piedra. Ella se empezó a mover caliente.
- Metémela de nuevo que está hirviendo.- me dijo.
Me puse otro forro y volví a penetrar esa concha hermosa. Seguía muy mojada. Ella se movía junto a mi. Me acariciaba y pellizcaba los pezones mientras la cojía. El ritmo no era tan acalorado como al principio, pero seguía muy intenso.
Le dije que se diera vuelta. Ella se arrodilló sobre el sillón con los brazos apoyados en el respado. Me ofreció su concha. Ví ese culo precioso y no me resistí a meterle la lengua en el ano. Ella gimió caliente y se retorcía de placer. Empecé a tocarle el clítoris frenéticamente mientras chupaba. Ella seguía gimiendo cada vez más fuerte y a mover el culo en círculos. La sentía acabar en un largo gemido. Su ano apretó mi lengua con fuerza. Sentí los dedos llenos de flujo. Ella se tiró boca arriba en el sillón.
- Me culeaste con la lengua. Wow!.- Dijo como festejando.
Estaba tan caliente que le pedí que me la chupara con urgencia. Lo hizo sentada y yo parado delante de ella. Con maestría me fue llevando de a poco. Su mano me acariciaba primero los huevos y después fue buscándome el orto. Sentí su dedo acariciarlo, meterse un poquito mientras su lengua recorría mi pija. Estallé dentro de su boca llenándosela de semen. Vi caer un pequeño chorrito por su comisura.
En ese momento oímos sonar un celular en el baño. Ella se levantó rápido para atender.
- Hola, si. No, terminó y nos fuimos. No vas a creer, pero estoy en lo de tu amigo en bolas. Recién me acabó en la boca. Es un potro! Si, si. Me metió la lengua en el culo y me hizo acabar. Un divino!
Yo no entendía nada.
- Dice si puede venir.- me preguntó.
Negué enfáticamente con la cabeza y los brazos. Ella no me hizo caso y le dijo que se acercara, que tomaríamos unas cervezas. Finalmente me resigné. Pensé que podía seguir cojiéndola más tarde.
Aclaro a ésta altura que mi amigo se llama Horacio y que es gay. Y que el tenor de las conversaciones con él siempre tienen el mismo tono. Es muy boca sucia y desihnibido y solemos todos hablar de esa manera con él.
Colgó y se sentó a mi lado. Acariciándome el pecho me preguntó si me había enojado.
- Estoy re feliz.- le dije irónico.
Ella no dijo nada y me empezó a acariciar el pezón derecho. Muy despacio haciéndolo poner duro. Lo pellizcaba haciéndome volver a calentar de a poco. Lo dejó y empezó lo mismo con el otro. Sentí como se me iba poniendo dura la pija nuevamente.
- Vi que me mirabas los pies antes. Te gustan?.- me preguntó.
- Me encantan.- le respondí.
- Querés chuparlos?.-
Me levanté del sillón y me senté en el piso frente a ella. Levantó la pierna izquierda y la cruzó sobre la derecha dejándo el pie a la altura de mi cabeza. Lo veía delante mío, pies hermosos, dedos largos. Ya dije que tenía las uñas pintadas de negro. Eso me calentaba mucho. Empecé pasándole la lengua entre los dedos. Ella los movía al contacto con mi lengua.. Me empece a pajear y a chuparle el dedo gordo como si fuese una pequeña pija. Vi como ella se pellizcaba los pezones, Viéndome verla se empezó a acariciar las tetas y la panza de manera sensual. Sus manos las agarraban y me las ofrecía. Ya tenía medio pie dentro de la boca cuando se empezó a tocar el clítoris.
- Te voy a cojer de nuevo.- Le dije y poniéndome un forro la acerqué hacia mi. Abierta de piernas sobre el sillón, apoyó sus talones en mis hombros. Acerqué la pija y la metí con fuerza. Ella se agarraba las tetas y gemía. Le agarré los tobillos y acerqué ambos pies a mi boca. Lamiéndolos la seguía cojiendo, dándole fuerte.
- Te quiero romper el orto.- le dije.
- Si, pero antes meteme la lengua como antes- dijo dándose vuelta y poniendose con los brazos sobre el respaldo. Otra vez me ofreció su orificio. Y otra vez fui metiéndole la lengua poco a poco y a pajearla. Ella revolvía su cola en mi cara. Sentia el dulce amargor de su ano y me pajeaba. Busque el lubricante y lo empecé a abrir con los dedos. La veía gozar y querer que la cojiera. Le acerqué la pija y empecé a hacer presión en el orto que se abría goloso. Su ojete abréndose y ella pidiendo más mientras se tocaba el clítoris es de las mejores imágenes que me llevo de esa noche.
Una vez adentro la empecé a cojer, primero suavemente, sintiendo cómo me la apretaba, después más fuerte. La agarré del pelo. Ella gemía con las tetas en las manos.
- Cojeme fuerte, rompeme toda.- Casi que me ordenó. La agarré de la cintura y la empecé a bombear todo lo fuerte que podía. La sentí acabar. Le dieron tres espasmos fortísimos con la pija metida en el orto.
Justo en ese momento empezó a sonar el timbre.
No una vez. Varias y continuadas. No había dudas. Horacio había llegado.
Betina me dijo que la siga cojiendo hasta acabar. Que esperara afuera a que terminemos.
- Una vez me dejó afuera una hora porque se estaba bajando a un chongo.- Me dijo.
Yo no estaba de humor. Prefería seguir más tarde, cuando Horacio se fuera, así que me saqué el forro y me puse el pantalón. Betina se puso solo la solera y juntos fuimos a abrir la puerta.
Horacio nos esperaba con dos cajas de pizza y una bolsa con dos botellas de coca y una de fernet.
- Comieron?- preguntó.
CONTINUARA.....
- Betina. - Se presentó y me dió un sonoro beso en la mejilla.
La saludé y sentí el rubor que me enrojecía porque me agarró en supuesta falta.
Nos sentamos los tres en una escalinata a ver el show. Era ese tipo de intervención multimedia. Un poco de música, un poco de video, un poco de performance. Todo junto en medio del movimiento del centro daba una escena un poco surrealista.
Al rato charlábamos más de lo que escuchábamos. Ella compartía bastante mis opiniones y me hacía reir con sus salidas. Además de sus tetas que subían y bajaban con sus sonoras carcajadas. Como iba en sandalias me entretenía mirándole los pies. Finos dedos con uñas pintadas de negro. Me empezaba a calentar.
Pasada una hora aproximadamente mi amigo recibió un mensaje.
- Che, me tengo que ir.- Dijo. - Quédense ustedes, si puedo vuelvo más tarde.-
Nos miramos con Betina y la satisfacción por su ausencia fue mutua.
- Portense muy mal.- Dijo al irse.
Seguimos en la nuestra un rato muy largo. Veía su boca mientras me hablaba y pensaba solamente en meterle la pija. Me iba calentando y atrayendo cada vez mas. Ella por su parte parecía disfrutar también con mi compañía.
De repente caimos en la cuenta que el evento había terminado y que nosotros seguíamos sentados en aquella escalinata. Era ya de noche y estábamos solos.
Nos reímos por la colgadura.
- Y ahora?- dijo ella.
- Vamos a tener que besarnos.- dije y la besé con ganas. Ella no se resistió, al contrario. Sentí su lengua meterse en mi boca, deseosa de quedarse ahí todo lo que sea necesario. La abracé y sentí su piel vibrando conmigo. Fue una explosión de calentura de ambos.
De no haber estado en plena calle la hubiese desnudado ahí mismo. La pija me explotaba. Sentí sus tetas apretándose contra mi pecho. Su respiración agitada. Nos separamos un segundo. Sus cachetes colorados y su mirada lo decían todo.
- Vamos a tu casa o a la mía.- le dije.
- Yo vivo con mis padres, me separé hace tres meses.- contestó.
- Entonces vamos a la mía. Pero hay que ir en taxi, es lejos.-
- Vamos, tenés forros?-
- Si.- le contesté y nos empezamos a besar nuevamente, casi sin poder aguantar la excitación. La espera en la esquina fue toda una tortura. No quería separarme un segundo de esa piel, ese cuerpo vibrante que se excitaba cada vez más en mis brazos.
Pudimos conseguir uno. Le dije la dirección. Eran unos veinte minutos de viaje.
Nos seguimos franeleando acalorados en el asiento trasero. No nos importaba nada. En algún momento se me dió por mirar al conductor. Veía atento todo en el retrovisor. Igual seguimos.
En un momento ella me agarró la mano derecha y la guió a su entrepierna. Subí un poco la corta pollera y la toqué sobre la bombacha. Estaba toda mojada. El contacto le hizo lanzar un suspiro de calentura. Se la corrí y con el dedo mayor busqué su clítoris. Lo encontré endurecido y listo para recibirme. La acaricié. Ella había hundido su cara en mi cuello y empecé a sentir su lengua que buscaba mi oreja. La pija me estallaba sintiendo su respiración acalorada.
Metí el dedo dentro suyo. Ella empezó a buscarme la pija con su mano.
- Quiero cojerte, reventarte la pija. Quiero toda tu leche.- Me decía despacio al oído entre jadeos y su lengua juguetona. Sentía que acababa allí mismo.
No lo hice porque sentimos el coche parar y al mirar vi que estábamos en la puerta de mi casa.
Nos recompusimos mas o menos, le pagué y nos bajamos.
Entramos casi corriendo.
- Esperame que voy al baño un minuto.- me dijo ni bien traspusimos la puerta. Le señalé donde estaba y me senté en el sillón a esperar.
Apareció un minuto más tarde completamente desnuda y corriendo se tiró encima mío. Me arrancó practicamente los pantalones y el boxer y se metió la pija en la boca con un ansia que me puso como loco. Le agarré la cabeza con ambas manos y la empujaba para que la chupara cada vez más profundo. Ella jadeaba y seguía metiéndosela.
- Que hermosa pija pibe.- me dijo y se levantó.
Yo terminé de desvestirme. Me puse en forro y la tiré sobre el sillón. Sobre ella la penetré con fuerza. Con una desesperación que compartíamos el uno por el otro. Bombeaba fuerte dentro de su concha. Sentía sus flujos salir a mares mojándome la pija y los huevos. Agarraba fuerte sus dos manos a la altura de su cabeza. Inmovilizada decía:
- Cojeme, haceme de todo, dale, mas fuerte. Con los ojos bien abierto y la mirada fija en la mía.
Acabamos muy poco tiempo después. La franeleada del taxi nos había puesto a punto.
Con la respiración agitada me levanté lleno de sudor. Veía la transpiración de ambos en medio de sus tetas. Me saqué el forro y empecé a besarlas. Ella también seguía caliente así que se las agarraba y me las ofrecía para que les pase la lengua. Sus pezones rosados estaban duros como piedra. Ella se empezó a mover caliente.
- Metémela de nuevo que está hirviendo.- me dijo.
Me puse otro forro y volví a penetrar esa concha hermosa. Seguía muy mojada. Ella se movía junto a mi. Me acariciaba y pellizcaba los pezones mientras la cojía. El ritmo no era tan acalorado como al principio, pero seguía muy intenso.
Le dije que se diera vuelta. Ella se arrodilló sobre el sillón con los brazos apoyados en el respado. Me ofreció su concha. Ví ese culo precioso y no me resistí a meterle la lengua en el ano. Ella gimió caliente y se retorcía de placer. Empecé a tocarle el clítoris frenéticamente mientras chupaba. Ella seguía gimiendo cada vez más fuerte y a mover el culo en círculos. La sentía acabar en un largo gemido. Su ano apretó mi lengua con fuerza. Sentí los dedos llenos de flujo. Ella se tiró boca arriba en el sillón.
- Me culeaste con la lengua. Wow!.- Dijo como festejando.
Estaba tan caliente que le pedí que me la chupara con urgencia. Lo hizo sentada y yo parado delante de ella. Con maestría me fue llevando de a poco. Su mano me acariciaba primero los huevos y después fue buscándome el orto. Sentí su dedo acariciarlo, meterse un poquito mientras su lengua recorría mi pija. Estallé dentro de su boca llenándosela de semen. Vi caer un pequeño chorrito por su comisura.
En ese momento oímos sonar un celular en el baño. Ella se levantó rápido para atender.
- Hola, si. No, terminó y nos fuimos. No vas a creer, pero estoy en lo de tu amigo en bolas. Recién me acabó en la boca. Es un potro! Si, si. Me metió la lengua en el culo y me hizo acabar. Un divino!
Yo no entendía nada.
- Dice si puede venir.- me preguntó.
Negué enfáticamente con la cabeza y los brazos. Ella no me hizo caso y le dijo que se acercara, que tomaríamos unas cervezas. Finalmente me resigné. Pensé que podía seguir cojiéndola más tarde.
Aclaro a ésta altura que mi amigo se llama Horacio y que es gay. Y que el tenor de las conversaciones con él siempre tienen el mismo tono. Es muy boca sucia y desihnibido y solemos todos hablar de esa manera con él.
Colgó y se sentó a mi lado. Acariciándome el pecho me preguntó si me había enojado.
- Estoy re feliz.- le dije irónico.
Ella no dijo nada y me empezó a acariciar el pezón derecho. Muy despacio haciéndolo poner duro. Lo pellizcaba haciéndome volver a calentar de a poco. Lo dejó y empezó lo mismo con el otro. Sentí como se me iba poniendo dura la pija nuevamente.
- Vi que me mirabas los pies antes. Te gustan?.- me preguntó.
- Me encantan.- le respondí.
- Querés chuparlos?.-
Me levanté del sillón y me senté en el piso frente a ella. Levantó la pierna izquierda y la cruzó sobre la derecha dejándo el pie a la altura de mi cabeza. Lo veía delante mío, pies hermosos, dedos largos. Ya dije que tenía las uñas pintadas de negro. Eso me calentaba mucho. Empecé pasándole la lengua entre los dedos. Ella los movía al contacto con mi lengua.. Me empece a pajear y a chuparle el dedo gordo como si fuese una pequeña pija. Vi como ella se pellizcaba los pezones, Viéndome verla se empezó a acariciar las tetas y la panza de manera sensual. Sus manos las agarraban y me las ofrecía. Ya tenía medio pie dentro de la boca cuando se empezó a tocar el clítoris.
- Te voy a cojer de nuevo.- Le dije y poniéndome un forro la acerqué hacia mi. Abierta de piernas sobre el sillón, apoyó sus talones en mis hombros. Acerqué la pija y la metí con fuerza. Ella se agarraba las tetas y gemía. Le agarré los tobillos y acerqué ambos pies a mi boca. Lamiéndolos la seguía cojiendo, dándole fuerte.
- Te quiero romper el orto.- le dije.
- Si, pero antes meteme la lengua como antes- dijo dándose vuelta y poniendose con los brazos sobre el respaldo. Otra vez me ofreció su orificio. Y otra vez fui metiéndole la lengua poco a poco y a pajearla. Ella revolvía su cola en mi cara. Sentia el dulce amargor de su ano y me pajeaba. Busque el lubricante y lo empecé a abrir con los dedos. La veía gozar y querer que la cojiera. Le acerqué la pija y empecé a hacer presión en el orto que se abría goloso. Su ojete abréndose y ella pidiendo más mientras se tocaba el clítoris es de las mejores imágenes que me llevo de esa noche.
Una vez adentro la empecé a cojer, primero suavemente, sintiendo cómo me la apretaba, después más fuerte. La agarré del pelo. Ella gemía con las tetas en las manos.
- Cojeme fuerte, rompeme toda.- Casi que me ordenó. La agarré de la cintura y la empecé a bombear todo lo fuerte que podía. La sentí acabar. Le dieron tres espasmos fortísimos con la pija metida en el orto.
Justo en ese momento empezó a sonar el timbre.
No una vez. Varias y continuadas. No había dudas. Horacio había llegado.
Betina me dijo que la siga cojiendo hasta acabar. Que esperara afuera a que terminemos.
- Una vez me dejó afuera una hora porque se estaba bajando a un chongo.- Me dijo.
Yo no estaba de humor. Prefería seguir más tarde, cuando Horacio se fuera, así que me saqué el forro y me puse el pantalón. Betina se puso solo la solera y juntos fuimos a abrir la puerta.
Horacio nos esperaba con dos cajas de pizza y una bolsa con dos botellas de coca y una de fernet.
- Comieron?- preguntó.
CONTINUARA.....
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