Muchas veces me quedaba con ganas de cogerme a mujeres en pareja, porque no me aceptaban solo. Entonces pensé en involucrarme con una mujer, primero gozar mucho los dos, sin límites, y después convencerla a ella de hacernos pasar por pareja, así los dos podíamos “conocer más gente”, jeje.. Conocí a Graciela hace casi cinco años en un sitio de Internet, y fue maravilloso, antes hubo otras chicas, pero ésta fue mi mejor relación. Es de estatura media, con melena rubia y unos ojos verdes preciosos, con un cuerpo muy bonito, un culo sensacional, un tatuaje en la zona baja de la espalda, un piercing en el ombligo y, lo mejor, una sensualidad desbordante. Lo que más me gusta de ella físicamente es lo sexy que es, desprende sexualidad por cada poro de su piel y no puedes estar a su lado sin notarlo, en cada cosa que hace, en cada detalle. Ni hablar de sus gomas, cómo me enamoran…
Así fue ocurriendo, teníamos un sexo maravilloso entre nosotros, no parábamos de gozar, pero yo no quería correrme de mi objetivo. Después de un tiempo, coincidimos, y empezamos a conocer parejas en foros liberales por Internet, la búsqueda no fue sencilla pero al cabo de unos meses dimos con una pareja de 45 años que nos llamó la atención, nos vimos por la webcam, nos gustamos y creamos un grupo de WhatsApp donde charlamos animadamente durante unos días. Al principio de cosas muy mundanas, temas para ir conociéndonos y tomar confianza, hasta que Andrés abrió la veda mandando una foto del culo de Raquel, un culO para quedarse embobado toda la tarde. Y empezó la fiesta, a mí me encanta la fotografía y sé que no tengo ni idea pero me encanta hacerle fotos a Graciela y es un goce compartirlas con gente liberal y que te digan lo que se calientan. Tengo fotos de Graciela chupándomela dignas de la mejor revista porno, y algunas de su cuerpo preciosas, así que nos animamos y compartimos con ellos una selección de nuestras mejores mamadas, pijazos y perversiones que se vieron recompensadas con piropos y mensajes muy eróticos, estuvimos así unos días llenando nuestra imaginación de sexo y yo disfrutando con lo buena que estaba Raquel, una chica alta con el pelo rubio larguísimo, ojos azules, un buen culo y unas tetas maravillosas. Después de imaginarnos muchas veces lo que haríamos si nos acostábamos con ellos dos, empezamos a preguntarnos por WhatsApp lo que nos gustaría hacer, y la conversación se fue calentando mucho, ya que comenzamos a sincerarnos, y a decirnos qué le haríamos a cada uno de ellos.
Raquel se metió en mi cabeza y no podía dejar de imaginármela con Andrés sacándose la calentura por la conversación que habíamos tenido. Quería que esas cosas que habíamos dicho se hiciesen realidad, si íbamos a abrir nuestra sexualidad con alguien más, quería que nos estrenásemos con ellos, me moría de ganas de cogérmela. Quedamos en encontrarnos en un bar al cabo de un par de días por la noche, y Raquel se aguantó las ganas, ciertamente fue una conversación animada, hablando de las experiencias que habíamos tenido (más bien de las suyas porque nosotros éramos novatos). Por mensaje era muy fácil soltarse y decirse guarangadas pero cara a cara estábamos todos más calmados, sobre todo Graciela que es más tímida aunque no lo parezca y nadie se lo crea. Ella y yo comentamos que parecía que la cosa iba por el buen camino. Nuestras conversaciones con ellos se calentaron más y más y parecía que iba a pasar lo que todos queríamos, así que un sábado les invitamos a cenar a casa y después de cenar empezamos con un jueguecito que se me ocurrió para ir rompiendo el hielo: se me ocurrió que uno se pusiera un antifaz y los demás le besáramos por turnos y él tenía que adivinar quién le besaba. Los hombres adivinábamos las mujeres y ellas a nosotros, un morbazo de morirse, sobre todo en mi cabeza cuando se me ocurrió. Ellos aceptaron, así que fuimos besándonos, reconociendo a veces a nuestra pareja, y dándonos cuenta de cuando no lo era…
Acabó el juego y nos pusimos los cuatro en el sofá, un poco cortados, sobre todo ellos al principio, alguien preguntó "¿y ahora qué?" y yo propuse que podríamos seguir pero sin antifaz, todos reímos pero parece que nadie daba el primer paso, estaba nervioso pero muerto de ganas de besarme con Raquel como quisiera, y de hacerle de todo. Así que me dije que era ahora o nunca y que la cosa no se podía quedar así, me lancé y empecé a besar a Raquel, unos segundos después levanté la vista y Andrés y Graciela ya estaban también a lo suyo. Raquel estaba a tope, me besaba con un montón de ganas, me acariciaba, nos metíamos mano por encima de la ropa, era increíble, me abrumaban las sensaciones, después de tanto tiempo sentir todo completamente diferente a Graciela era increíble. Ella se lanzaba, se puso a meterme mano al bulto por encima del pantalón mientras nos besábamos y estuvimos en el sofá un rato así hasta que Graciela se subió a horcajadas de Andrés, así que tomé a Raquel de la mano y me la llevé al otro sofá y me la subí a horcajadas yo también. Le sobaba todo el cuerpo y a ella le encantaba, se la veía disfrutar de verdad, y ahí vino uno de los mejores momentos de la noche, cuando ellas dos se estiraron y estando encima de nosotros se empezaron a besar entre ellas, agarrándose la cara la una a la otra, un beso intenso, cálido, con las lenguas en la boca de la otra, mientras nosotros no parábamos de franelearlas, la cosa se animaba mucho, estaba siendo increíble.
Ella se bajó y se sentó en el sofá a mi lado, yo me desabroché el cinturón y ella se puso a meterme mano, esta vez directamente sin ser a través del pantalón, y la pija se me empezó a poner más dura. Mientras la besaba, bajé mi mano por su tripa y le desabroché el botón del pantalón, y le bajé la cremallera para llegar a acariciar su conchita por encima de la bombacha con la punta de mis dedos. Era increíblemente suave, daba gusto meterle mano y sentirla por encima, además me dio la sensación de que lo tenía depilado, como en las fotos que había visto, me moría de ganas de desnudarla entera y comerla de arriba a abajo. La abracé y metí mi mano por su espalda, debajo de su camiseta y con un poco de pericia le quité el corpìño con una mano, después le metí la otra mano por delante y le pude tocar las tetas, que me encantaron, y decidí que sobraba ropa, así que yo me quité la camiseta y después le quité la camiseta y le chupé los pezones mientras le miraba a los ojos. A ella le gustó porque ponía cara de placer y se mordía el labio inferior, y yo estaba disfrutando como un niño, me encantaba sentir sus tetas en mis manos. Después de besarla, le chupé y mordí el cuello y aproveché para acercarme a su oído y susurrarle: "quiero comerte entera", le di otro beso en el cuello y me separé para mirarla a los ojos, su cara mostraba mucho deseo, me dio un intenso y cálido beso y me dijo: "te voy a comer yo a ti antes". Nos levantamos para desnudarnos y al volverse me agarró la pija y comenzó a masturbarme de pie mientras me besaba moviendo su lengua dentro de mi boca, eso me encantaba y yo le correspondía chocando cálidamente mi lengua contra la suya.
Me senté en el sofá y ella se metió mi pija en la boca en un suspiro, se me puso aún más dura y más grande y desde esa postura podía ver cómo Graciela estaba haciendo lo mismo con Andrés, su pija era más gruesa que la mía (¡y eso que yo tengo un buen miembro!) y Graciela le daba a la lengua que daba gusto verla. De hecho, verla con otro hombre, disfrutando y dándole placer, no me produjo ningún sentimiento de celos, me encantó. En ese momento las mujeres comentaron algo entre ellas que no recuerdo, mi memoria se nubló con el gran placer que me estaba dando Raquel, y yo volví la mirada a Raquel para deleitarme con su trabajo. La tumbé en el sofá y ella se abrió de piernas, efectivamente tenía la concha entera depilada, como a mí me gusta. Empecé a darle besitos por los muslos, después pasé por el clítoris, sentí que estaba bastante excitada, así que me salté un rato de besitos y empecé a lamerle la conchita dando pasadas desde abajo hasta arriba seguidas de varios toquecitos con la punta de lengua en el clítoris, no cabía duda de que le estaba gustando, ella se ponía las manos en la cabeza y se tocaba las tetas, apretándolas, con su mirada me pidió más. Aproveché para subir la mano izquierda y tocarle los pechos, se notaba que los tenía sensibles y le daba placer, sin dejar de lado la comida de concha que le estaba haciendo, tenía un sabor riquísimo, y seguí hasta que se me ocurrió meterle un dedo con la mano derecha para comprobar si tenía la zona del punto G sensible, y sí, acerté, porque se empezó a retorcer de placer y a gemir mucho. Me estaba encantado, me sentía genial dándole placer y ella estaba disfrutando como una loca, seguí presionando mi dedo hacia mí en su zona interior y masajeando su punto G hasta que de repente ella me pidió que parase y yo lo hice, porque no la conocía y no sabía si le hacía daño o estaba incómoda. Estuvimos horas cogiendo, para qué abundar en detalles, nos chupamos todo, cada uno hizo disfrutar mucho al otro, y sabía que en la habitación, Graciela estaba haciendo lo mismo con Andrés. Después del brutal orgasmo que tuvimos, nos fuimos a la cocina, donde estaban Graciela y Andrés recuperándose de su polvo, yo desde el salón miré y, al ver a los tres desnudos, dije: "nunca había habido tanta gente desnuda a la vez en esta cocina", y todos reímos. Andrés le comentó a Raquel que había acabado cogiendo con Graciela, y que era la primera vez que lo conseguía haciendo un intercambio, yo estaba absorto mirando a las dos chicas de arriba a abajo, el cuerpo de mujer es algo que me vuelve loco, pero además ellas me encantaban, en un momento dado me di cuenta de que parecía que la cosa iba a terminar ahí, y yo tenía aún muchas cosas en la cabeza así que crucé una mirada de complicidad con Raquel, sonreí, ella también me sonrió y tomé su mano para llevármela de nuevo al salón.
Ella me pidió que me sentara y empezó a chupármela otra vez, no tardé ni diez segundos en volver a tener la pija durísima, la chica lo hacía de maravilla y a mí me encantaba. Andrés y Graciela se habían sentado en el otro sofá y estaban mirándonos. Graciela preguntó si se podía unir a la mamada, Raquel se la sacó de la boca y le hizo un gesto de aprobación, Graciela se puso a su lado y empezó a chupármela con Raquel a escasos centímetros de ella, observando. Yo me moría de ganas de que lo hiciesen a la vez, pero no lo hicieron, y cuando Graciela se sacó la pija de la boca, Raquel le tomó el relevo. Así seguimos largos minutos, gozando a lo caballo, sintiendo mucho placer, logré que acabe otra vez, y se quedó extenuada, tendida en la cama, con ese cuerpo maravilloso cuerpo desnudo palpitando a centímetros del mío. Nos limpiamos y salimos al salón, era muy tarde así que preparamos las cosas y se quedaron a dormir en casa. Fue una experiencia genial, de esas experiencias que te marcan para siempre, fueron tantas las sensaciones que me quedé abrumado por todo, incluso me costó dormir después de tantas cosas vividas. Fue la primera de las veces que lo hicimos con ellos, después fuimos conociendo a otras parejas, y las sensaciones fueron similares. Por cosas de la vida, me separé de Graciela, que se fue a vivir a Brasil, y en este momento estoy buscando una compañera de ruta para poder repetir esa experiencia, tan maravillosa, de gozar con el cuerpo de una mujer mientras sabés que tu compañera también está gozando. Quién sabe si encontraré a una mujer con la mente tan abierta, esa incertidumbre forma parte de todo esto y lo hace único, esperando la próxima experiencia...
Así fue ocurriendo, teníamos un sexo maravilloso entre nosotros, no parábamos de gozar, pero yo no quería correrme de mi objetivo. Después de un tiempo, coincidimos, y empezamos a conocer parejas en foros liberales por Internet, la búsqueda no fue sencilla pero al cabo de unos meses dimos con una pareja de 45 años que nos llamó la atención, nos vimos por la webcam, nos gustamos y creamos un grupo de WhatsApp donde charlamos animadamente durante unos días. Al principio de cosas muy mundanas, temas para ir conociéndonos y tomar confianza, hasta que Andrés abrió la veda mandando una foto del culo de Raquel, un culO para quedarse embobado toda la tarde. Y empezó la fiesta, a mí me encanta la fotografía y sé que no tengo ni idea pero me encanta hacerle fotos a Graciela y es un goce compartirlas con gente liberal y que te digan lo que se calientan. Tengo fotos de Graciela chupándomela dignas de la mejor revista porno, y algunas de su cuerpo preciosas, así que nos animamos y compartimos con ellos una selección de nuestras mejores mamadas, pijazos y perversiones que se vieron recompensadas con piropos y mensajes muy eróticos, estuvimos así unos días llenando nuestra imaginación de sexo y yo disfrutando con lo buena que estaba Raquel, una chica alta con el pelo rubio larguísimo, ojos azules, un buen culo y unas tetas maravillosas. Después de imaginarnos muchas veces lo que haríamos si nos acostábamos con ellos dos, empezamos a preguntarnos por WhatsApp lo que nos gustaría hacer, y la conversación se fue calentando mucho, ya que comenzamos a sincerarnos, y a decirnos qué le haríamos a cada uno de ellos.
Raquel se metió en mi cabeza y no podía dejar de imaginármela con Andrés sacándose la calentura por la conversación que habíamos tenido. Quería que esas cosas que habíamos dicho se hiciesen realidad, si íbamos a abrir nuestra sexualidad con alguien más, quería que nos estrenásemos con ellos, me moría de ganas de cogérmela. Quedamos en encontrarnos en un bar al cabo de un par de días por la noche, y Raquel se aguantó las ganas, ciertamente fue una conversación animada, hablando de las experiencias que habíamos tenido (más bien de las suyas porque nosotros éramos novatos). Por mensaje era muy fácil soltarse y decirse guarangadas pero cara a cara estábamos todos más calmados, sobre todo Graciela que es más tímida aunque no lo parezca y nadie se lo crea. Ella y yo comentamos que parecía que la cosa iba por el buen camino. Nuestras conversaciones con ellos se calentaron más y más y parecía que iba a pasar lo que todos queríamos, así que un sábado les invitamos a cenar a casa y después de cenar empezamos con un jueguecito que se me ocurrió para ir rompiendo el hielo: se me ocurrió que uno se pusiera un antifaz y los demás le besáramos por turnos y él tenía que adivinar quién le besaba. Los hombres adivinábamos las mujeres y ellas a nosotros, un morbazo de morirse, sobre todo en mi cabeza cuando se me ocurrió. Ellos aceptaron, así que fuimos besándonos, reconociendo a veces a nuestra pareja, y dándonos cuenta de cuando no lo era…
Acabó el juego y nos pusimos los cuatro en el sofá, un poco cortados, sobre todo ellos al principio, alguien preguntó "¿y ahora qué?" y yo propuse que podríamos seguir pero sin antifaz, todos reímos pero parece que nadie daba el primer paso, estaba nervioso pero muerto de ganas de besarme con Raquel como quisiera, y de hacerle de todo. Así que me dije que era ahora o nunca y que la cosa no se podía quedar así, me lancé y empecé a besar a Raquel, unos segundos después levanté la vista y Andrés y Graciela ya estaban también a lo suyo. Raquel estaba a tope, me besaba con un montón de ganas, me acariciaba, nos metíamos mano por encima de la ropa, era increíble, me abrumaban las sensaciones, después de tanto tiempo sentir todo completamente diferente a Graciela era increíble. Ella se lanzaba, se puso a meterme mano al bulto por encima del pantalón mientras nos besábamos y estuvimos en el sofá un rato así hasta que Graciela se subió a horcajadas de Andrés, así que tomé a Raquel de la mano y me la llevé al otro sofá y me la subí a horcajadas yo también. Le sobaba todo el cuerpo y a ella le encantaba, se la veía disfrutar de verdad, y ahí vino uno de los mejores momentos de la noche, cuando ellas dos se estiraron y estando encima de nosotros se empezaron a besar entre ellas, agarrándose la cara la una a la otra, un beso intenso, cálido, con las lenguas en la boca de la otra, mientras nosotros no parábamos de franelearlas, la cosa se animaba mucho, estaba siendo increíble.
Ella se bajó y se sentó en el sofá a mi lado, yo me desabroché el cinturón y ella se puso a meterme mano, esta vez directamente sin ser a través del pantalón, y la pija se me empezó a poner más dura. Mientras la besaba, bajé mi mano por su tripa y le desabroché el botón del pantalón, y le bajé la cremallera para llegar a acariciar su conchita por encima de la bombacha con la punta de mis dedos. Era increíblemente suave, daba gusto meterle mano y sentirla por encima, además me dio la sensación de que lo tenía depilado, como en las fotos que había visto, me moría de ganas de desnudarla entera y comerla de arriba a abajo. La abracé y metí mi mano por su espalda, debajo de su camiseta y con un poco de pericia le quité el corpìño con una mano, después le metí la otra mano por delante y le pude tocar las tetas, que me encantaron, y decidí que sobraba ropa, así que yo me quité la camiseta y después le quité la camiseta y le chupé los pezones mientras le miraba a los ojos. A ella le gustó porque ponía cara de placer y se mordía el labio inferior, y yo estaba disfrutando como un niño, me encantaba sentir sus tetas en mis manos. Después de besarla, le chupé y mordí el cuello y aproveché para acercarme a su oído y susurrarle: "quiero comerte entera", le di otro beso en el cuello y me separé para mirarla a los ojos, su cara mostraba mucho deseo, me dio un intenso y cálido beso y me dijo: "te voy a comer yo a ti antes". Nos levantamos para desnudarnos y al volverse me agarró la pija y comenzó a masturbarme de pie mientras me besaba moviendo su lengua dentro de mi boca, eso me encantaba y yo le correspondía chocando cálidamente mi lengua contra la suya.
Me senté en el sofá y ella se metió mi pija en la boca en un suspiro, se me puso aún más dura y más grande y desde esa postura podía ver cómo Graciela estaba haciendo lo mismo con Andrés, su pija era más gruesa que la mía (¡y eso que yo tengo un buen miembro!) y Graciela le daba a la lengua que daba gusto verla. De hecho, verla con otro hombre, disfrutando y dándole placer, no me produjo ningún sentimiento de celos, me encantó. En ese momento las mujeres comentaron algo entre ellas que no recuerdo, mi memoria se nubló con el gran placer que me estaba dando Raquel, y yo volví la mirada a Raquel para deleitarme con su trabajo. La tumbé en el sofá y ella se abrió de piernas, efectivamente tenía la concha entera depilada, como a mí me gusta. Empecé a darle besitos por los muslos, después pasé por el clítoris, sentí que estaba bastante excitada, así que me salté un rato de besitos y empecé a lamerle la conchita dando pasadas desde abajo hasta arriba seguidas de varios toquecitos con la punta de lengua en el clítoris, no cabía duda de que le estaba gustando, ella se ponía las manos en la cabeza y se tocaba las tetas, apretándolas, con su mirada me pidió más. Aproveché para subir la mano izquierda y tocarle los pechos, se notaba que los tenía sensibles y le daba placer, sin dejar de lado la comida de concha que le estaba haciendo, tenía un sabor riquísimo, y seguí hasta que se me ocurrió meterle un dedo con la mano derecha para comprobar si tenía la zona del punto G sensible, y sí, acerté, porque se empezó a retorcer de placer y a gemir mucho. Me estaba encantado, me sentía genial dándole placer y ella estaba disfrutando como una loca, seguí presionando mi dedo hacia mí en su zona interior y masajeando su punto G hasta que de repente ella me pidió que parase y yo lo hice, porque no la conocía y no sabía si le hacía daño o estaba incómoda. Estuvimos horas cogiendo, para qué abundar en detalles, nos chupamos todo, cada uno hizo disfrutar mucho al otro, y sabía que en la habitación, Graciela estaba haciendo lo mismo con Andrés. Después del brutal orgasmo que tuvimos, nos fuimos a la cocina, donde estaban Graciela y Andrés recuperándose de su polvo, yo desde el salón miré y, al ver a los tres desnudos, dije: "nunca había habido tanta gente desnuda a la vez en esta cocina", y todos reímos. Andrés le comentó a Raquel que había acabado cogiendo con Graciela, y que era la primera vez que lo conseguía haciendo un intercambio, yo estaba absorto mirando a las dos chicas de arriba a abajo, el cuerpo de mujer es algo que me vuelve loco, pero además ellas me encantaban, en un momento dado me di cuenta de que parecía que la cosa iba a terminar ahí, y yo tenía aún muchas cosas en la cabeza así que crucé una mirada de complicidad con Raquel, sonreí, ella también me sonrió y tomé su mano para llevármela de nuevo al salón.
Ella me pidió que me sentara y empezó a chupármela otra vez, no tardé ni diez segundos en volver a tener la pija durísima, la chica lo hacía de maravilla y a mí me encantaba. Andrés y Graciela se habían sentado en el otro sofá y estaban mirándonos. Graciela preguntó si se podía unir a la mamada, Raquel se la sacó de la boca y le hizo un gesto de aprobación, Graciela se puso a su lado y empezó a chupármela con Raquel a escasos centímetros de ella, observando. Yo me moría de ganas de que lo hiciesen a la vez, pero no lo hicieron, y cuando Graciela se sacó la pija de la boca, Raquel le tomó el relevo. Así seguimos largos minutos, gozando a lo caballo, sintiendo mucho placer, logré que acabe otra vez, y se quedó extenuada, tendida en la cama, con ese cuerpo maravilloso cuerpo desnudo palpitando a centímetros del mío. Nos limpiamos y salimos al salón, era muy tarde así que preparamos las cosas y se quedaron a dormir en casa. Fue una experiencia genial, de esas experiencias que te marcan para siempre, fueron tantas las sensaciones que me quedé abrumado por todo, incluso me costó dormir después de tantas cosas vividas. Fue la primera de las veces que lo hicimos con ellos, después fuimos conociendo a otras parejas, y las sensaciones fueron similares. Por cosas de la vida, me separé de Graciela, que se fue a vivir a Brasil, y en este momento estoy buscando una compañera de ruta para poder repetir esa experiencia, tan maravillosa, de gozar con el cuerpo de una mujer mientras sabés que tu compañera también está gozando. Quién sabe si encontraré a una mujer con la mente tan abierta, esa incertidumbre forma parte de todo esto y lo hace único, esperando la próxima experiencia...
6 comentarios - Conocer el placer en pareja.. con quien no lo es..