Me gustaba chuparle los dedos de los pies.
Me gustaba agarrarle el clítoris con los dedos índice y pulgar y pajearla hasta hacerla reventar en un orgasmo.
Me gustaba cuando me miraba con esa mirada un poco perturbada. Veía en sus ojos un rayo que preanunciaba una de sus tormentosas calenturas, llenas de nuevas petiiciones.
Me gustaba cuando se me subía en la cama y me cabalgaba enloquecida diciéndome que mi pija era la mejor. Yo me quedaba extasiado viendo bambolear sus preciosas tetas. Grandes, carnosas. Chupaba apenas sus pequeños pezones rosados y me dejaba hacer hasta llenarle la concha de semen.
Me gustaba cuando, a veces, se levantaba y ponía la concha sobre mis labios, haciendo caer de a poco la leche recién derramada. Después me lamía y juntos tragábamos esa mezcla de jugos.
Me gustaba su cuerpo. Me enoloquecía su cuerpo. Esa cintura fina. Su culo pequeño. Sus largas piernas. Sus tetas enormes. Su espalda un poco arqueada. Sus manos, sus pies. Los pliegues de los labios de su concha. Ya dije sus pequeños pezones rosados. Su ombligo, sus hombros, su cuello, su pelo largo y muy enrulado, su ano.
Me gustaba acostarme boca abajo y que me lamiera. Se ponía sobre mi y me empezaba a chupar despacio la espalda, el culo, los brazos, las piernas, hasta los pies. Sentía su lengua acariciarme. La sentía caliente sobre mi, apretándose contra mi piel cada vez más fuerte de acuerdo a como subía su calentura.
Me gustaba cuando en un momento me abría las nalgas y acercaba la lengua al ano. Explotaba de placer sintiendo como se metía poco a poco.
Me gustaba cuando se sentaba en el sillón, ponía una película pornográfica, se abría de piernas y me pedía que le chupara la concha. La veía con los ojos fijos en la pantalla, sacando la lengua a veces y su mano firme en mi nuca, empujándome cada vez más hacia sí. Sus jugos me llenaban la cara al acabar.
Me gustaba sentir ese día el olor de sus flujos acompañándome adonde vaya.
Me gustaba despertarme, abrazarla y empezar a apoyarle la pija en el culo. Le abría los cachetes y la metía entre ellos. Ella se despertaba y empezaba a mover las caderas. De a poco la pija se quedaba en la puerta de su ano. Ella me atraía hacia si, para que acaricie sus tetas. Me la agarraba y se la pasaba por el ojete mientras se tocaba el clítoris. Así acababa para después darme una chupada y decirme "buenos días" con la boca llena de semen y una de sus sonrisas hermosas.
Me gustaba verla a los ojos cuando otra pija la penetraba. Sobre todo cuando se ponía en cuatro y la veía gozar con los ojos semi cerrados y agarrando fuerte las sábanas. Yo me sentaba frente a ella y solos la veía pajeándome hasta acabarle en la cara.
Me gustaba cogerla mientras otros nos veían coger. Nos mirábamos y en nuestro mundo privado nos excitaba la presencia de otros en el cuarto.
Me gustaba compartir con ella una pija o una concha. Que juntos chupásemos al compañero de ocasión y sentirlo o sentirla reventar de placer en nuestras bocas y compartir sus fluídos.
Me gustaba cuando me abrazaba y juntos caminábamos de nuevo a casa después de otra aventura sexual.
Me gustaba cuando en el desayuno me decía que tenía ganas de llamar a Naiara, nuestra travesti favorita. Sabía que esa noche nos esperaba una linda celebración de los cuerpos.
Me gustaba verla pajearse frente a mi cuando Naiara me cogía por el culo.
Me gustaba verla caliente.
Me gustaba.
Me gustaba agarrarle el clítoris con los dedos índice y pulgar y pajearla hasta hacerla reventar en un orgasmo.
Me gustaba cuando me miraba con esa mirada un poco perturbada. Veía en sus ojos un rayo que preanunciaba una de sus tormentosas calenturas, llenas de nuevas petiiciones.
Me gustaba cuando se me subía en la cama y me cabalgaba enloquecida diciéndome que mi pija era la mejor. Yo me quedaba extasiado viendo bambolear sus preciosas tetas. Grandes, carnosas. Chupaba apenas sus pequeños pezones rosados y me dejaba hacer hasta llenarle la concha de semen.
Me gustaba cuando, a veces, se levantaba y ponía la concha sobre mis labios, haciendo caer de a poco la leche recién derramada. Después me lamía y juntos tragábamos esa mezcla de jugos.
Me gustaba su cuerpo. Me enoloquecía su cuerpo. Esa cintura fina. Su culo pequeño. Sus largas piernas. Sus tetas enormes. Su espalda un poco arqueada. Sus manos, sus pies. Los pliegues de los labios de su concha. Ya dije sus pequeños pezones rosados. Su ombligo, sus hombros, su cuello, su pelo largo y muy enrulado, su ano.
Me gustaba acostarme boca abajo y que me lamiera. Se ponía sobre mi y me empezaba a chupar despacio la espalda, el culo, los brazos, las piernas, hasta los pies. Sentía su lengua acariciarme. La sentía caliente sobre mi, apretándose contra mi piel cada vez más fuerte de acuerdo a como subía su calentura.
Me gustaba cuando en un momento me abría las nalgas y acercaba la lengua al ano. Explotaba de placer sintiendo como se metía poco a poco.
Me gustaba cuando se sentaba en el sillón, ponía una película pornográfica, se abría de piernas y me pedía que le chupara la concha. La veía con los ojos fijos en la pantalla, sacando la lengua a veces y su mano firme en mi nuca, empujándome cada vez más hacia sí. Sus jugos me llenaban la cara al acabar.
Me gustaba sentir ese día el olor de sus flujos acompañándome adonde vaya.
Me gustaba despertarme, abrazarla y empezar a apoyarle la pija en el culo. Le abría los cachetes y la metía entre ellos. Ella se despertaba y empezaba a mover las caderas. De a poco la pija se quedaba en la puerta de su ano. Ella me atraía hacia si, para que acaricie sus tetas. Me la agarraba y se la pasaba por el ojete mientras se tocaba el clítoris. Así acababa para después darme una chupada y decirme "buenos días" con la boca llena de semen y una de sus sonrisas hermosas.
Me gustaba verla a los ojos cuando otra pija la penetraba. Sobre todo cuando se ponía en cuatro y la veía gozar con los ojos semi cerrados y agarrando fuerte las sábanas. Yo me sentaba frente a ella y solos la veía pajeándome hasta acabarle en la cara.
Me gustaba cogerla mientras otros nos veían coger. Nos mirábamos y en nuestro mundo privado nos excitaba la presencia de otros en el cuarto.
Me gustaba compartir con ella una pija o una concha. Que juntos chupásemos al compañero de ocasión y sentirlo o sentirla reventar de placer en nuestras bocas y compartir sus fluídos.
Me gustaba cuando me abrazaba y juntos caminábamos de nuevo a casa después de otra aventura sexual.
Me gustaba cuando en el desayuno me decía que tenía ganas de llamar a Naiara, nuestra travesti favorita. Sabía que esa noche nos esperaba una linda celebración de los cuerpos.
Me gustaba verla pajearse frente a mi cuando Naiara me cogía por el culo.
Me gustaba verla caliente.
Me gustaba.
7 comentarios - Lo que me gustaba de ella.