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Un verano caliente. Capítulo 8

Un verano caliente. Capítulo 8

Esta es la historia de Julián, un chico de 23 años que después de pasar el mejor verano de su vida nos cuenta las historias que vivió y nos mantiene calientes en este invierno frío. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 8: La caleitnavergas
Vamos a repasar un poco como iban las vacaciones. Arrancaron el lunes 7 con una cena con los chicos de la facultad que terminaron en mi primera vez con Celeste. Tan solo unos días después, en una cena en el club, Noelia y yo nos alejamos un poco del grupo para hacerlos debajo de las tribunas de la cancha de futbol, reivindicando que ese año también íbamos a tener un verano lleno de sexo. Sin embargo Celeste volvió a ponerse cachonda después de una joda y terminé otra vez en su departamento. Una de mis favoritas de fin de año fue la tarde que nos quedamos a comer con las culonas en el club y pude ver como Cecilia se masturbaba en la ducha mientras pensaba en mí, lo que me motivó a cogérmela sí o sí. Sin embargo no era tan fácil. Tuve dos despedidas después de eso: la de los compañeros de la secundaria, donde me reencontré con Soledad, mi ex, y terminamos cogiendo bien duro en su casa. Y la despedida del club, donde Noe otra vez me volvió a demostrar por qué vale la pena cogérsela mientras lo hacíamos contra los postes de la cancha de rugby. Por último la noche de Navidad, donde la fiesta en Paraná se volvió excelente al conocer a Vanina y so conchita con capacidad reducida.
Después de Navidad nos quedamos el sábado y el domingo en Paraná para pasar los días en familia y en la pileta de la casa de mis tíos. Les conté a mis primos de Vanina y uno de ellos la conocía. Aparentemente era la hija del rector de la facultad pública de Paraná y era conocida por ser bastante santita y virga. Por lo que fue una sorpresa para ellos lo que les conté. También les hice llegar mi noche a los chicos del club y contarles de mis “problemas” por tener la verga gorda, a lo que ellos se cagaron de la risa. Lo que yo no sabía es que cuando hablaba esto con ellos, las tetonas también se estaban enterando.

- ¿Así que tu pija gorda no entra en cualquier trolita?- Me preguntó Noelia cegándose de la risa cuando llegué el lunes 28 al club.
A pesar de que me calenté con los pibes por haberle contado a las chicas, no podía negar de que me gustaba esa reputación. Después de todo era el pibe que tenía la pija grande, ¿Qué mejor que eso? Lo que no me esperaba es lo que paso en esos dos días.
El lunes apenas llegué al club a las 2 de la tarde Noelia me dijo eso y al principio me enojé un poco, por lo que los chicos ni me hablaron. Pero una vez que nos metimos a la pileta y empezamos a boludear con una pelota mi enojo se fue pasando. Al principio todo parecía normal, sin embargo Noelia empezó a calentarme…
Sin que me diera cuenta terminó al lado mío y en más de una ocasión se tiró encima de mí para sacarme la pelota. No lo hacía como las otras veces que intentaba darme besos o abrazos, era con el fin de sacarme la pelota, pero siempre terminaba acariciándome el pecho o franeleándome las tetas por la espalda. Después de un rato nos calmamos y empezamos a hablar. Y en medio de una “batalla acuática” (así llamaba Fernando a intentar ahogarte por sorpresa) entre Fer y Valentín, todo se desvirtuó y Noe terminó agarrándome la pija por arriba de la malla sin ningún disimulo. Obviamente nadie más se dio cuenta, pero sus intenciones eran claras ya que me miró fijo a los ojos cuando lo hizo y me guiño un ojo.
Después de eso nos fuimos a las mesas a jugar a las cartas y hablar al pedo y ella que estaba sentada al lado mío, en dos ocasiones me puso la mano en el muslo y me lo apretó bien fuerte. En ambas le saqué la mano enseguida, pero cuando lo hizo la tercera vez no le dije nada, quería saber hasta dónde llegaba. Pero cuando me empezó a masajear la pierna de manera sensual, tuve que correrle la mano porque empezaba a gustarme.
Definitivamente Noe me estaba buscando y me iba a encontrar. Como dije antes, no me gusta dar muchas vueltas: si me vas a calentar al pedo no, o cogemos o nada. Así que aproveché cuando todos empezaron a hablar y decidieron ir a la pileta otra vez para decirle:
- Dejá de calentarme.- Le comenté entre dientes para que los demás no escucharan.- Si tenés ganas aguantá un tiempo y después cogemos.
- ¿Así que ahora sos el chico pija larga?- Me dijo riéndose.- Una vez que el rumor se corra vas a estar rodeado de chicas Juli.- Siguió diciéndome mientras íbamos caminando hacia la pileta.- Tengo que aprovechar antes de que estés muy ocupado.- Concluyó cuando llegamos a donde estaba el resto de los chicos.
Estaba algo confundido, pero me seguía gustando la idea de ser conocido como “el chico de la verga grande”, por lo que no dije nada. Aparte Noelia me estaba volviendo loco y a pesar de que no quería quedar re mil encarpado ahí, me era imposible pararla, después de todo ¿quién va a parar a una mina que lo manosea?
Pero la cosa se fue poniendo peor. Cuando nos volvimos a meter, Noe de vez en cuando se metía abajo del agua y me acariciaba la verga. ¡Me estaba matando! Ya era muy poco disimulado, tanto, que en un momento Luciana le dijo que se calmara porque nos iban a sacar. La cosa no cambió cuando volvimos a salir. En un momento me vi solo con Noelia y ella no le importó nada que hubiera gente bien alrededor nuestro y me metió la mano adentro de la malla y me empezó a pajear. Se la saqué una y dos veces, pero a la tercera ya no me pude contener, me encantaba. Solo se calmó cuando vio que Mariana y Emanuel volvía con una gaseosa.
Cuando decidimos quedarnos a comer, éramos solo Ema, Fernando, Mariana, Noe y yo, por lo que en vez de asado decidimos hacer unas pizas usando las cocinas que había en el club. Cuando fuimos al súper que está a unas cuadras Noelia siguió buscándome. Iba caminando delante de mi y se paraba en seco para que yo me la chocara, eso sí, cada vez que lo hacía sacaba culo para que la terminara apoyando. Y en más de una ocasión “se le cayó” la billetera o algo del súper al piso y se agachó para levantarlo, dejando ya sea su culo o su escote a plena vista.

- Basta boluda.- Le dije cuando estábamos haciendo la cola para pagar.- Me estás volviendo loco.
- Si querés cuando llegamos vamos a dar una vuelta.- Me dijo sonriendo, ya que nuestras vueltas por el club siempre terminaban en sexo.
Cuando volvimos Noe siguió haciendo de las suyas y cada vez que alguien se daba vuelta, aprovechaba para tocarme o acariciarme. Me estaba calentando demasiado. Llegamos y sin ninguna carpa “fuimos a caminar”. Pero todavía era temprano y como ya todo el mundo estaba de vacaciones, el club estaba bastante lleno a pesar de ser casi las 9.
- ¿A dónde vamos?- Le pregunto viendo que nuestros lugares favoritos estaban ocupados.
Ella fue caminando hacía la parte de atrás de las canchas de tenis, que esa zona solía estar bastante desierta y dicho y hecho no había nadie. Me empujó contra la reja y me empezó a comer la boca muy caliente. Yo la abracé y de a poco fui bajando mis manos hasta su culo, que se lo terminé apretando con ganas. Noe me empezó a besar el cuello mientras me acariciaba el cuerpo con sus manos.
- Así que le rompiste la concha a una entrerriana.- Me dijo entre besos. Yo me reí y seguí manoseándole el orto.- ¿Sabés que tengo ganas?- Me preguntó levantándome un poco la remera y besándome las abdominales. Como yo no le dije nada y solo la miré ella siguió.- Tengo ganas de que me llenes toda de leche, pero toda.
Sabía que no tenía problema en hacerlo, de hecho ya le había acabado en las tetas y en la boca en más de una ocasión. Por lo que no entendía muy bien a donde iba, capaz que solo lo hacía para calentarme.
- Sabés que no tengo problema con eso.- Le digo mientras ella se arrodillaba adelante mío y empezaba a manosearme por arriba de la malla.
- Pero esta vez quiero hacerte acabar con la boca.- Me confesó de la nada.
Me calentó mucho que me dijera eso, me encantaba que me la chuparan. Los mejores petes que me habían hecho en su momento habían sido los de Soledad, mi ex novia. Después de ella me fue difícil encontrar a alguien que la chupara tan bien, sin embargo Noelia era muy pareja. No le ponía tanta actitud de trola, pero su lengua hacía magias.
- ¿Y que estás esperando?- Le digo sonriendo y mirándola desde arriba.
Noe tomó esa pregunta como un desafío, me bajó un poco la malla y empezó a chupar. Creo que nunca describí como la chupaba Noelia, simplemente dije que lo hacía bien. Bueno, la tetona solía empezar mandándosela toda de una adentro, y después arrancaba a chupar. La sostenía con una mano y se la metía y se la sacaba de la boca mientras te pajeaba, con la otra mano solía tocarse las tetas o a veces tocarte los huevos. Una vez que ya la tenías completamente dura le dedicaba un buen tiempo a la cabeza, tiraba la pielcita para atrás y le mandaba lengua a lo loco. Eso erra terriblemente excitante.
Una vez que ya tuve la punta roja a punto de explotar del placer, se dedicó a chupármela como antes. Me hacía la paja con su mano, mientras que con la boca iba para adelante y para atrás. Se la metía bien a fondo, se ahogaba un poco, se la sacaba y volví a chuparla. A veces le mandaba la lengua para adelante y para atrás. Era muy buena chupadora.
- Avísame cuando estés por acabar.- Me dijo mirándome a los ojos con mi verga en el medio de la boca.- Así me saco la ropa.
- Sacatela ya.- Le dije.
No estaba a mil, pero me iba a calentar mucho más verla desnuda que con ropa. Ella se desvistió en un instante y se volvió a agachar, esta vez en cuclillas y con las piernas abiertas. Con la mano que solía tocarme las bolas, empezó a tocarse la concha y a mandarse los dedos. Como me gustaba esa imagen. Noelia disfrutaba a más no poder y yo no estaba haciendo nada.
- Ahí está.- Alcancé a decirle.
Justo cuando corrió la boca salió el primer chorro de semen que fue a parar bien a sus tetas. Ella se tiró para atrás y mientras la leche salía, se iba corriendo para que cada centímetro de su cuerpo terminara cubierto en semen. Estaba toda blanca y yo seguía acabando. Una cantidad enorme de leche me salía y no paraba. El pete había sido mágico.
Cuando tuvo todas las tetas, los hombros y la panza llena de semen se paró y me miró. Empezó a esparcírselo con las manos por todo el cuerpo y parecía que le encantaba. Una vez que estaba toda reluciente se empezó a limpiar. Al final terminó yendo al vestuario a bañarse y yo volví con los chicos que obviamente sabían que algo habíamos hecho. Pero ellos no tenían idea del baño de crema que le acababa de dar a Noe.


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3 comentarios - Un verano caliente. Capítulo 8

husardemomo +1
Genial, relato. Este tuvo sus toques de comedia. Van puntos.
HistoriasDe
Jajaja vamos abarcando varios géneros
Gracias por pasar!