You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Corto y simple

Eugenia nunca había visitado la oficina de Arturo, que nunca había ganas de hacerlo hasta que un día, después de hacer compras importantes, pensó que lo sorprendería, quizás podría persuadirlo para ir a tomar un café con ella. La pareja de ambos ha sido de una relación estable durante más de tres años, todas las noches en su casa, salvo en los fines de semana que le había dicho que tenía que cuidar a su anciana madre, que vivía en una localidad cercana a dos horas en coche de Buenos Aires.

Cuando llegó al edificio de oficinas donde trabajaba Arturo, ella se topó con su secretaria, que era una mujer muy bonita.

"Me pregunto si podía ver al señor Lorca Rodríguez", preguntó ella (este era el apellido de Arturo)

"¿Puede decirme quien es la persona que lo busca?"

"Sólo dígale que soy Eugenia, su novia."

Los ojos de la mujer, se le salían de las orbitas, y luego con mucha brusquedad dijo que le diría. Parecía que había algo que estaba pasando en esa oficina y cuando salió Arturo seguido de su secretaria, pudo ver que tenía una cara tan larga como un contrabajo. Arturo estaba muy nervioso y dijo que le encantaría ir a tomar un café pero que se hallaba demasiado ocupado.

Eugenia pronto se dio cuenta de que la rubia juvenil con mini falda y grandes tetas era esa anciana madre que cuidaba todos los fines de semana. Lo miro para no dejarle ninguna duda de que sabía lo que estaba pasando. Ella salió de la oficina rápidamente y se fue directo a casa.

"No puedo creer que nos cogiera a ambas al mismo tiempo," murmuró para sí misma mientras se sentaba en el micro luego de pasar la Sube. Unas pocas personas la miraban, pero no le importaba una mierda ya que se estaba comiendo de bronca las uñas.

En el momento en que llegó a casa su actitud fue cambiando, Eugenia sabía que ahora la bomba rubia la consciente de que su príncipe azul tenía otra mujer cinco noches a la semana y que a su vez Arturo estaría sintiendo las llamas de ese puto infierno. Ella estaría esperándolo para darle el mismo tratamiento cuando llegue a su casa. Pero decidió darle una sorpresa, ella cocinaba una cena preciosa, puso una mesa elegante, se puso su ropa interior más sexy y cuando entró ella lo besó con dulzura, le ayudó a quitarse el abrigo y no hizo mención al hecho de que su madre era considerablemente más joven que él.

A los postres, insistió en que Arturo se relajara y fueron a tomar un baño de burbujas. El espacio era lo suficientemente grande para dos personas y tan pronto como se metió en el agua se puso del otro lado para poder mirarlo a la cara. Cuando sus dedos empezaron a jugar con sus bolas su pija parecía la aleta de un tiburón en el jacuzzi.
Eugenia se acomodó, se arrodilló delante de él y mientras cerraba sus ojos se limpió las burbujas con la mano y se lo llevó todo a la boca. A pesar de que su nariz estaba bajo la espuma se puso a trabajar de arriba abajo su pene, acariciando sus bolas al mismo tiempo. Arturo, luego de recibir un sermón de puteadas absolutas por su secretaria, que siente, todavía, los proyectiles dirigidos a la cabeza, como todos sus archivos esparcidos por el suelo, se sentía celestial.
Cuando acabo, Eugenia mantuvo su poronga en la boca y la arrimo a la canilla de agua tibia y entre besos y agua, mirándolo a los ojos se tragó ese polvo.
La estrategia de Eugenia había sido perfecta, como su “ex “secretaria había quemado todas sus fotografías en la chimenea frente a la cual hicieron el amor tantas veces, Eugenia venció. Aunque supo que ya sería difícil ser felices para siempre.

3 comentarios - Corto y simple

Si-Nombre
Excelente muy buena estrategia, gracias por compartir!!!
perchacubo
Gracias por leer!!