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Le entrega la cola al profesor decrépito

Le entrega la cola al profesor decrépito

Loli esperó hasta pasadas las 6 pm cuando ya la facultad en pleno había abandonado sus funciones administrativas para acercarse a la oficina del profesor Raimundo, docente de la cátedra de Cálculo V, materia por la que una infinidad de alumnos se preparaban para cursar el próximo semestre dada la complejidad y dificultad con que la enseñaba el profesor. Sólo los más destacados podrían acariciar la mínima nota aprobatoria.

Loli, la estudiante más sensual y atractiva de toda el área de Ingeniería no preveía verle la cara a Raimundo por un semestre más, incluyendo sus miradas lascivas y su mano decrépita rozando su hombro. Lo encontró, como era de esperarse, ocupado en la corrección de decenas de pruebas; sólo y ensimismado. Bastó su presencia en aquel sitio para sacarlo de la abstracción y marcar una débil sonrisa en sus labios. Loli no necesitó establecer un largo dialogo con Raimundo, se sentó en el escritorio y cruzó sus piernas hermosas, descubiertas por la minifalda, y le acarició el rostro con dulzura.

Allí estaba Armando (no Raimundo, el profesor perverso) el hombre a quién ella se entregaría como una mujer deseosa de amor, el hombre que le era esquivo desde el inicio de la carrera. Ahora transformado en Armando, éste no dudó en levantarse de su silla y besarla de manera descontrolada. Loli cerraba sus ojos y le enseñaba sus lindos pechos, tomaba sus manos y se las colocaba sobre ellos para que Armando los acariciara y recorriera con su lengua cada centímetro de ellos. Aprovechaban la soledad para desvestirse y fundirse en un solo abrazo, con tanta fuerza que el mismo Armando se sorprendía de la entrega de su alumna preferida, se colocó un preservativo y procedió a embestirla sobre el escritorio, sobre las pruebas que estaban por corregir y sus apuntes y ejercicios prácticos.

Loli le imploraba más a su amante, se apretaba sus pechos y se estimulaba el clítoris. Armando no salía de su asombro, incrementaba sus revoluciones que al parecer eran pocas, presionaba sus penetraciones hasta donde se perdía su miembro por completo en la sima de una vagina húmeda y caliente de tanto éxtasis. Ante los ruegos de Loli, sacó de su gaveta un envase con lubricante y con una cantidad considerable en mano le aplicó con dulzura por toda el área que cubrían la división entre las nalgas más apetecidas entre los hombres de la casa de estudios. Una vez lubricado el conducto, Armando llegaba hasta el último confín inexplorado de Loli. Ella, acostada y con las piernas totalmente abiertas se dejaba llevar del movimiento frenético de su amante para sentir como éste perdía el control y eyaculaba como nunca jamás pensó que lo llegaría a hacer, dejando su vida por escasos segundos para entregarse a un reino donde las penumbras son sinónimo de deseo y felicidad. Una vez acomodado el desorden, Loli abandonaba la oficina con la sensación de haber disfrutado un rato agradable pensando que era Armando el protagonista, un hombre que jamás le pondría un dedo encima.

1 comentarios - Le entrega la cola al profesor decrépito

chikabisex +1
Disculpame, leí 2 veces el principio y no entendí lo de Raimundo y Armando......