Relato de ficción.
Tren Sarmiento, CABA. Domingo, 9 am. Dirección a Moreno.
Ese día me había levantado temprano, tenía que ir a visitar a la flia. Ya en Once, en la estación, esperando en la plataforma con mis auriculares, con música de domingo, tranquila, jazz…
Mientras esperaba a que el próximo tren arribara, que según la pantalla llegaba en 10 min.
En fin, metido en mi mundo, yendo y viniendo para entrar en calor ya que eran en estos últimos días de otoño, donde el frío invernal se hace sentir de a poco, a pesar del sol, la temperatura no superaba los 9° C.
Los primeros 5’ minutos, pasaron sin pena ni gloria, miraba si llegaba el tren y para el otro lado, para ver si había algún personaje interesante a quién observar o no.
Sin querer queriendo, ví a una mujer, joven de 18/19. Más de eso no aparentaba. Evidentemente volvía de algún bar o boliche, se le notaba en la cara rastros de cansancio, pero era una maravilla.
Flaca con campera de cuero con una remera por debajo, pintada de rojo fuerte los labios, un poco corrido el rímel de sus ojos, tenía puesto también una pollera, apenas por debajo de su cola, medias negras, finas, pero que se ajustaban a sus piernas, elegantes y botas.
La campera estaba a medio cerrar, digamos que el deslizador estaba por debajo de sus pechos, por cierto de tamaño mediano, preciosos.
La verdad, una jovencita que tenía su atractivo.
Activo en mí las hormonas sexuales, miré con disimulo, traté de concentrarme en la música que estaba sonando, pero nada. Mi morbo me pudo más, volví a mirar, pero ya sin reparos… De a poco iba sintiendo un calor, aclarando que el sol que había no era.
Crucé miradas con ella, la miré por unos segundos, no sé, no me sentía que la incomodaba, pues ella tampoco evitaba que me evitaba, le largué una sonrisa y le dí la espalda.
Me dí cuenta, ya estaba comenzando a tener una erección, pero no quería que eso sucediera, moví mi brazo, y traté de acomodarme mi miembro, para evitar que se note (estaba con un look casual, mas tirando a deportivo, shoggin y camperas).
Me quedé mirando la vía, mientras el angelito lujurioso me hablaba para que girara, pero no, hacía fuerza para no hacerlo. Imposible.
Miré a mi derecha para buscarla de nuevo, no la ve. Vuelvo la mirada a la izquierda, y ahí estaba, a pocos metros míos, me estaba observando, se dio cuenta y se hizo la que miraba si venía el tren. Aparecía a lo lejos.
Me muevo un poco, más adelante, dejándola a ella, más atrás, de paso aprovechaba y seguía observando su figura. En la plataforma, había gente, pero no tanto como un día de semana en hora pico, para el tren, abren las puertas, entro y busco con la mirada a ver por dónde estaba, la vi entrar a mi mismo vagón, espero que se siente, y busco un lugar diagonal a ella, eran justo los asientos enfrentados. Nos miramos nuevamente, le guiñé un ojo, y me puse a mirar por la ventana.
Por dentro, la calentura era incontrolable, imaginándome a ella, y lo que podríamos hacer. La erección apareció nuevamente, y ya puse mi mano, casi inconsciente, para tratar de tapar y a la vez tocarme, miré a donde se encontraba la flaca, con un poco de vergüenza, y justo la encontré mirando, pero no precisamente mi cara, estaba atónita. Eso me puso a mil, giré mi cabeza para ambos lados para ver si había alguien cerca, antes de seguir tocándome, frente a ella, sin inhibiciones. Efectivamente, había gente, pero la más cercana era una señora mayor, a tres asientos delante de nosotros.
Eso me daba vía libre a hacer lo que guste, evidentemente la joven, tampoco se quedaba atrás, hacía movimientos sensuales, mientras mordía apenas su labio inferior.
¡uyy Dios, esto se está poniendo bueno! – Pensaba.
Seguí, me toqué, marcaba con mi mano ya mi miembro erecto, para que dimensione el tamaño, eso se ve que la puso un poco morbosa, mientras nos mirábamos, por todos lados, ella se ve que que tampoco tenía nada de frío ya, con movimientos leves, movio su pollera un poco para arriba, con ayuda de sus manos, y metió un dedo por su vagina y le pregunté:
- Nena ¿hace calor? – Mientras tenía mi mano sobre mi pene.
- Un poco nene – Me responde.
- ¿Estás segura que solo un poco? Porque yo siento mucho calor, ¿se nota?
- Evidentemente, se nota y mucho.
- Permiso – Atiné a sentarme al lado de ella – ¿Me permite, si usted desea, que tome su mano, y pueda sentir que realmente a mi me hace mucho calor? (Mientras hacía la pregunta, también lo hacía físicamente) Era una pregunta que sinceramente no esperaba que me respondiera.
- Si, puede. Apá… realmente usted si está muy caliente – Respondió con su mano izquierda sobre mi pene. -
Mientras tanto, el tren estaba en otra estación, sube gente al vagón, ella sacó rápido la mano, yo crucé la pierna para disimular un poco de lo caliente que me encontraba.
Se a poco se fue llenando, aunque todavía no había gente parada, se sientan al frente de nosotros, otra pareja, de jóvenes, de apariencias cercana a los 30. Se ve que también venían un poco mimosos, porque no les importo nada, y comenzaron a besarse y acariciarse. El tren cierra las puertas y arranca.
Ante esto, ya la música que de mis auriculares estaba de adorno, porque los tenía colgando sobre mi cuello, y al ver la calentura que ya me recorría las venas, me acerco al oído a la flaca para decirle:
- ¿Te parece si nos tocamos frente a ellos? Mientras mi mano, ya recorría su panza.
La flaca que se encontraba tan caliente como una pava hirviendo, se ve que le dio morbo la situación, aprovecho me dijo:
- Dale corazón, me está excitando esta situación. – Me plantó un beso en la boca, mientras su mano derecha fue a agarrar derecho mi pene.
Creo que la excitación pudo más, mi mano bajó de la panza al pelvis de ella, y busqué por debajo de su pollera, alcancé con dos dedos su vagina, un poco húmeda por la situación.
Comencé a acariciar su clítoris, daba pequeños movimientos. Mientras mi mano izquierda pasaba por detrás de su espalda, por debajo de su campera, pero por encima de la remera, le apretaba su pecho derecho. Esto me estaba poniendo cada vez un poco más cachondo. Ella me respondía aprentandome fuerte la pija, frotando bien su mano, y besándome con más sensualidad.
Abrí los ojos, porque en esencia estaba en un éxtasis, no pude evitar mirar al frente, y descubrí que la pareja nos estaba observando, casi atónitos por lo que estábamos haciendo.
Dejo de besarla, le respiro por la nuca y le digo al oído:
- Mira como los estamos poniendo a la pareja. Me está volando la cabeza esta situación flaca divina.
Ella los miró, les guiñó el ojo, se mordió el labio y me volvió a besar.
Ya totalmente sin vergüenza, nos dejábamos llevar.
Hasta que la mujer de la pareja que nos miraba nos dijo:
- Chicos, me están calentando… Por favor, no hagan esto aquí.
Nos reímos con la flaca, y le dije:
- Disculpame, las hormonas nos superaron. -Mientras sin reparo, mirando fijo a la pareja, le metí la entera por la vagina a la flaca, dándole un franeleo que jamás olvidará, largó un gemido-
Miré la estación que estaba llegando y le dije a la flaca:
- Me tengo que bajar, si quieres, puedes seguirme y lo terminamos afuera
Le dí un beso, me levanté. Y me fui a la puerta, sin mirar atrás.
Mientras miraba la puerta esperando que la abran, incrédulo y caliente por lo que acaba de pasar, me abrazan de atrás, mientras una mano entraba por debajo de mi pantalón, agarra mi pene bien erecto y me dice al oído:
- Hijo de puta, así no me vas a dejar…
Continuará…
Tren Sarmiento, CABA. Domingo, 9 am. Dirección a Moreno.
Ese día me había levantado temprano, tenía que ir a visitar a la flia. Ya en Once, en la estación, esperando en la plataforma con mis auriculares, con música de domingo, tranquila, jazz…
Mientras esperaba a que el próximo tren arribara, que según la pantalla llegaba en 10 min.
En fin, metido en mi mundo, yendo y viniendo para entrar en calor ya que eran en estos últimos días de otoño, donde el frío invernal se hace sentir de a poco, a pesar del sol, la temperatura no superaba los 9° C.
Los primeros 5’ minutos, pasaron sin pena ni gloria, miraba si llegaba el tren y para el otro lado, para ver si había algún personaje interesante a quién observar o no.
Sin querer queriendo, ví a una mujer, joven de 18/19. Más de eso no aparentaba. Evidentemente volvía de algún bar o boliche, se le notaba en la cara rastros de cansancio, pero era una maravilla.
Flaca con campera de cuero con una remera por debajo, pintada de rojo fuerte los labios, un poco corrido el rímel de sus ojos, tenía puesto también una pollera, apenas por debajo de su cola, medias negras, finas, pero que se ajustaban a sus piernas, elegantes y botas.
La campera estaba a medio cerrar, digamos que el deslizador estaba por debajo de sus pechos, por cierto de tamaño mediano, preciosos.
La verdad, una jovencita que tenía su atractivo.
Activo en mí las hormonas sexuales, miré con disimulo, traté de concentrarme en la música que estaba sonando, pero nada. Mi morbo me pudo más, volví a mirar, pero ya sin reparos… De a poco iba sintiendo un calor, aclarando que el sol que había no era.
Crucé miradas con ella, la miré por unos segundos, no sé, no me sentía que la incomodaba, pues ella tampoco evitaba que me evitaba, le largué una sonrisa y le dí la espalda.
Me dí cuenta, ya estaba comenzando a tener una erección, pero no quería que eso sucediera, moví mi brazo, y traté de acomodarme mi miembro, para evitar que se note (estaba con un look casual, mas tirando a deportivo, shoggin y camperas).
Me quedé mirando la vía, mientras el angelito lujurioso me hablaba para que girara, pero no, hacía fuerza para no hacerlo. Imposible.
Miré a mi derecha para buscarla de nuevo, no la ve. Vuelvo la mirada a la izquierda, y ahí estaba, a pocos metros míos, me estaba observando, se dio cuenta y se hizo la que miraba si venía el tren. Aparecía a lo lejos.
Me muevo un poco, más adelante, dejándola a ella, más atrás, de paso aprovechaba y seguía observando su figura. En la plataforma, había gente, pero no tanto como un día de semana en hora pico, para el tren, abren las puertas, entro y busco con la mirada a ver por dónde estaba, la vi entrar a mi mismo vagón, espero que se siente, y busco un lugar diagonal a ella, eran justo los asientos enfrentados. Nos miramos nuevamente, le guiñé un ojo, y me puse a mirar por la ventana.
Por dentro, la calentura era incontrolable, imaginándome a ella, y lo que podríamos hacer. La erección apareció nuevamente, y ya puse mi mano, casi inconsciente, para tratar de tapar y a la vez tocarme, miré a donde se encontraba la flaca, con un poco de vergüenza, y justo la encontré mirando, pero no precisamente mi cara, estaba atónita. Eso me puso a mil, giré mi cabeza para ambos lados para ver si había alguien cerca, antes de seguir tocándome, frente a ella, sin inhibiciones. Efectivamente, había gente, pero la más cercana era una señora mayor, a tres asientos delante de nosotros.
Eso me daba vía libre a hacer lo que guste, evidentemente la joven, tampoco se quedaba atrás, hacía movimientos sensuales, mientras mordía apenas su labio inferior.
¡uyy Dios, esto se está poniendo bueno! – Pensaba.
Seguí, me toqué, marcaba con mi mano ya mi miembro erecto, para que dimensione el tamaño, eso se ve que la puso un poco morbosa, mientras nos mirábamos, por todos lados, ella se ve que que tampoco tenía nada de frío ya, con movimientos leves, movio su pollera un poco para arriba, con ayuda de sus manos, y metió un dedo por su vagina y le pregunté:
- Nena ¿hace calor? – Mientras tenía mi mano sobre mi pene.
- Un poco nene – Me responde.
- ¿Estás segura que solo un poco? Porque yo siento mucho calor, ¿se nota?
- Evidentemente, se nota y mucho.
- Permiso – Atiné a sentarme al lado de ella – ¿Me permite, si usted desea, que tome su mano, y pueda sentir que realmente a mi me hace mucho calor? (Mientras hacía la pregunta, también lo hacía físicamente) Era una pregunta que sinceramente no esperaba que me respondiera.
- Si, puede. Apá… realmente usted si está muy caliente – Respondió con su mano izquierda sobre mi pene. -
Mientras tanto, el tren estaba en otra estación, sube gente al vagón, ella sacó rápido la mano, yo crucé la pierna para disimular un poco de lo caliente que me encontraba.
Se a poco se fue llenando, aunque todavía no había gente parada, se sientan al frente de nosotros, otra pareja, de jóvenes, de apariencias cercana a los 30. Se ve que también venían un poco mimosos, porque no les importo nada, y comenzaron a besarse y acariciarse. El tren cierra las puertas y arranca.
Ante esto, ya la música que de mis auriculares estaba de adorno, porque los tenía colgando sobre mi cuello, y al ver la calentura que ya me recorría las venas, me acerco al oído a la flaca para decirle:
- ¿Te parece si nos tocamos frente a ellos? Mientras mi mano, ya recorría su panza.
La flaca que se encontraba tan caliente como una pava hirviendo, se ve que le dio morbo la situación, aprovecho me dijo:
- Dale corazón, me está excitando esta situación. – Me plantó un beso en la boca, mientras su mano derecha fue a agarrar derecho mi pene.
Creo que la excitación pudo más, mi mano bajó de la panza al pelvis de ella, y busqué por debajo de su pollera, alcancé con dos dedos su vagina, un poco húmeda por la situación.
Comencé a acariciar su clítoris, daba pequeños movimientos. Mientras mi mano izquierda pasaba por detrás de su espalda, por debajo de su campera, pero por encima de la remera, le apretaba su pecho derecho. Esto me estaba poniendo cada vez un poco más cachondo. Ella me respondía aprentandome fuerte la pija, frotando bien su mano, y besándome con más sensualidad.
Abrí los ojos, porque en esencia estaba en un éxtasis, no pude evitar mirar al frente, y descubrí que la pareja nos estaba observando, casi atónitos por lo que estábamos haciendo.
Dejo de besarla, le respiro por la nuca y le digo al oído:
- Mira como los estamos poniendo a la pareja. Me está volando la cabeza esta situación flaca divina.
Ella los miró, les guiñó el ojo, se mordió el labio y me volvió a besar.
Ya totalmente sin vergüenza, nos dejábamos llevar.
Hasta que la mujer de la pareja que nos miraba nos dijo:
- Chicos, me están calentando… Por favor, no hagan esto aquí.
Nos reímos con la flaca, y le dije:
- Disculpame, las hormonas nos superaron. -Mientras sin reparo, mirando fijo a la pareja, le metí la entera por la vagina a la flaca, dándole un franeleo que jamás olvidará, largó un gemido-
Miré la estación que estaba llegando y le dije a la flaca:
- Me tengo que bajar, si quieres, puedes seguirme y lo terminamos afuera
Le dí un beso, me levanté. Y me fui a la puerta, sin mirar atrás.
Mientras miraba la puerta esperando que la abran, incrédulo y caliente por lo que acaba de pasar, me abrazan de atrás, mientras una mano entraba por debajo de mi pantalón, agarra mi pene bien erecto y me dice al oído:
- Hijo de puta, así no me vas a dejar…
Continuará…
4 comentarios - Ficción en el FC Sarmiento
Muy buen relato Amigo @TinchoVersatil!!!
Te seguimos también 🙂
+10 para VOS