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Mi vecino Hugo

Como les contaba antes, en mi pueblo, barrio o como que quiera llamar vive toda clase de gente, pero la mayoría son familias que trabajan y que tienen hijos que estudian. Hace como dos años llegó al pueblo un señor de unos 45 o 50 años y se mudó a una casa que queda a unas cuatro cuadras de donde yo vivo. El tipo es un loco lindo, muy agradable y conversador. Se la pasa recorriendo el pueblo y conversando con todos. No hace nada absolutamente que tenga que ver con el trabajo, y tampoco sé que esté jubilado, quizás sacó la lotería o algo de eso y se vino para acá. La verdad si yo hubiera sacado la lotería, me hubiera ido de paseo por otros lugares, pero, como la verdad no sé de donde tiene el dinero, es solo imaginación mía. Lo que si debe tener porque se viste bien, arregló toda la casa que se compró, tiene jardinero, que se yo, vive lo mas bien para no trabajar.
Un día había ido al autoservicio que queda cerca de mi casa y me encontré con Amalia, una vecina que como yo no trabaja. Ella me dijo, viste Hugo, y le dije, quien es Hugo, el vecino nuevo, ese que está arreglando la casa. Le dije que sabía de él y que lo había visto, pero que no sabía quién era. Sabes lo que va a hacer? Me dijo que cuando terminara la casa nos invitaría a varios a la inauguración. Nos iba a convidar a cenar para así conocer a la gente del barrio. Me pidió que yo le diera una lista de gente, ya los puse a ustedes, a Bety, a Amelia y a varios más, Y sabes cuándo es? Le pregunté, me dijo que sería después que termine los arreglos, como en un mes más o menos y nos va a mandar una invitación. Es flor de tipo. Y muy buen mozo, y se rió. Yo le pregunté, tuviste algo con él, y me dijo que no, en absoluto., Vos sabes como es mi marido, si se entera de algo me desnuca, y nos reímos las dos.
Pasaron unas tres semanas y recibimos en casa un sobre con la invitación. A la noche cuando llegaron mi esposo y mi hijastro, se las mostré. Mi marido dijo, no vamos nada, quien sabe quién es el tal Hugo. Yo le dije que me parecía medio una grosería no ir, igual faltaba todavía una semana más para que fuera la reunión, así que le dije que iba a averiguar de qué se trataba. Hablé con Bety y Amalia y ella nos dijo de qué se trataba. Parece que el tipo vivió mucho tiempo en Estados Unidos y se volvió y le gustó ese lugar y por eso se acomodó ahí. Lo que quería era conocernos a todos porque así podía conversar con alguien porque estaba solo.
Cuando llegamos a la fiesta ya había un montón de gente. Nos recibió lo más amable y bueno estuvimos ahí un rato. Nos mostró la casa que tenía solo dos dormitorios, uno donde estaba él , el otro era un escritorio, luego un estar , la cocina y el baño. El patio trasero tenía una barbacoa muy linda y detrás de la barbacoa otro dormitorio con un baño. Todo estaba muy bien arreglado y prolijo.
Durante la reunión él se ocupó de conversar con los hombres casi exclusivamente y mi esposo quedó encantado con el tipo. Nosotras, las mujeres chismeábamos un poco, ya que estábamos todas juntas.
Un par de semanas después de la fiesta, caminábamos a la mañana con Bety y nos encontramos con Amalia, que venía como de la casa de Hugo, Bety de una le preguntó y ella dijo que si que venía de ahí. Que el tipo era encantador y que le había enseñado a cocinar algunas comidas mexicanas que estaban buenísimas. Estábamos hablando las tres y se apareció Hugo y se puso a conversar con nosotras y nos acompaño a cada una hasta su casa.
En el trayecto nos habló de lo que había hecho en el exterior y era re interesante. Nos invitó que fuéramos a su casa a ver las fotos que tenia y los recuerdos que había traído.
Como un mes después viene Bety a casa y me dice que tiene que contarme algo, que es? Me parece que Amalia anda con el Hugo, sabes que yo pensé eso el día que me dijo lo de la fiesta. Como sabes? No lo sé, pero me lo imagino. Fuiste a su casa tú? Y yo le dije que no. Ella me dijo que había ido una mañana, que no trabaja, y que él le mostro pila de cosas lindas y que le había regalado un reloj y que le pidió que volviera cuando quisiera y le dijo además, dígale a las otras señoras que vengan cuando quieran.
Un día como a las dos de la tarde salí a hacer un mandado a la mercería y me lo encontré al Hugo. Me saludó lo más amable y me invitó a su casa a mostrarme sus cosas. Yo fui, total no pasaba nada. Me mostro pila de cosas y recuerdos que tenía y después me llevó al dormitorio que está detrás de la barbacoa y ahí tenía más cosas y las estuvimos viendo. Había un estuche en forma de baúl como del tamaño de una caja de zapatos encima de una mesita que había en el cuarto, pero de eso no habló. Vimos fotos de lugares preciosos y otras cosas. Estábamos sentados en la cama, pues ese cuarto tenía solo la cama, la mesita y una especie de biblioteca con todas las cosas de los viajes de él, y de pronto me tomó la mano y me dijo, mira, yo se que estás medio triste, y se el porqué de esa tristeza. Yo quedé medio sorprendida de lo que me decía y le dije que no estaba triste, y él insistió y me dijo lo siguiente, me dijo un pajarito que estabas triste y que sentís que te falta algo, a lo que le respondí que no sabía a que se refería ni quien le había dicho eso, bueno, me dijo, en la fiesta que hice hablé con mucha gente y entre ellos con tu marido, que me pareció un gran tipo, y él me dijo que estaba sintiéndose viejo y que por ese motivo estabas triste porque él te desatendía un poco. Yo quedé colorada como un tomate y le dije, como mi marido va a contar eso a alguien que apenas conoce? No puedo creer, y el tomando mi mano de nuevo, me dice por tu reacción parece que es cierto. Yo le dije, que sea cierto o no es cosa de andarlo contando, y él me respondió, no te pongas mal, mientras me acariciaba el hombro, yo no se lo dije a nadie y no se lo diré a nadie, y para que me lo dices a mi? Dime, porqué me lo dices? En caso de ser cierto es problema mío no tuyo. Ahí (después me di cuenta) comenzó su juego de seducción y me dijo, yo no lo conté para molestarte, sino que está bueno hablar de eso para poder sentirnos mejor. Siempre hay cosas que se pueden hacer que y que nos permiten vivir mejor sin que ello implique nada malo. Yo estaba muy nerviosa con el tono que tenía esa conversación y las caricias de Hugo . Del brazo pasó a la rodilla y le dije, mira Hugo, seguimos con esto otro día, yo me voy ya.. Como quieras, yo estoy para ayudarte y nada mas. Me dio un beso en la mejilla y me acompaño a la puerta.
Cuando llegué a casa, lo que me había pasado me empezó a trabajar la cabeza y no podía sacármelo de encima. Me acordaba de las caricias en el hombro y en la rodilla. Eso me tuvo mal el resto del día. No podía creer que mi marido hubiera hablado del tema con un desconocido. A la noche cuando llegaron le dije a mi marido que tenía que hablar con él. Nos fuimos al dormitorio y le dije lo que había pasado. Bajó la cabeza y me dijo, te pido disculpas, que me perdones, pero creo que había tomado algo de más y se me escapó. Yo le dije, mira eso es imperdonable, además lo deberías haber hablado conmigo, ver que solución le encontrábamos, pero nunca con un extraño. Terminé la conversación diciéndole que estaba indignada y me fui del dormitorio. A la noche no vino a cenar y cené con Darío, su hijo, el que me preguntó que le pasaba al padre, yo le dije que seguro había vuelto cansado. Vi un rato de tele y me fui al dormitorio, allí estaba llorando y yo le dije, bueno viejo, no es para tanto, no te pongas a llorar (mi cola estaba sucia con lo que hacía con otros), te perdono pero hagamos dos cosas. Nunca más hables de esto con nadie y andá al médico para ver si puedes arreglar algo esto.
Pasaron unos diez días y en mi cabeza seguía Hugo, como me pensaba ayudar? Una mañana salgo como a las once a hacer un mandado al autoservicio y me encuentro con Amalia que venía al mismo lugar que yo. Cuando me vio me dijo, has estado con Hugo? Y le dije que sí que había ido a su casa y ella me dijo, viste que hombre que es? Divino, no? Vengo de su casa, y él siempre está a la orden para ayudar, y se rió. Yo me quedé callada, pero ella siguió
preguntando y como el que calla otorga, le contesté que solo habíamos conversado. Entonces ella me dijo seguro que solo conversaron y se volvió a reír. Después no habló más de eso. Después de almorzar salí afuera y vi a Bety que se iba con sus chicos a la escuela. Me tiró un beso y se fue. Yo salí medio sin rumbo y a dos cuadras de casa estaba parado en la esquina Hugo, me vio y me dijo, Mary no quieres venir por casa, tengo helado y te convido, lo hice yo. Seguí caminando con él, no había nadie en la calle ese día porque hacía mucho calor. Yo no hablaba nada y él me miraba y sonreía. Llegamos a su casa entramos y me dijo, vamos al patio, en la heladera de la barbacoa tengo el helado. Me senté en la mesa de la barbacoa y el sirvió los helados. Me dijo, acá hace calor, vamos al lado que tengo el aire prendido. Entramos en el dormitorio y nos sentamos en la cama a tomar el helado. Yo no hablé nada solo gracias. Terminé el helado y él puso los platitos en la mesita. El me dijo que me sentara y me miró a los ojos y yo le dije, tú me dijiste que me podías ayudar a mí y a mi marido con esto, como es esa ayuda? Y él me contestó, yo puedo ayudarte a ti, no a él. El debería ir al médico. Le dije entonces , como me ayudarías sos psicólogo o algo por el estilo? Me dijo no y me seguía mirando a los ojos y me dijo, que linda eres y cuando quise acordar me dio un beso, mas bien un chupón tremendo que me hizo temblar. Me volvió a mirar y me dio otro beso menos fogoso, pero metió la mano por debajo de la pollera y me empezó a manosear la vulva. Como dice siempre Bety, el cuerpo es débil y empecé a colaborar. Me empujo para que quedara acostada boca arriba, me levantó la pollera, me sacó la bombacha y empezó a besarme debajo de una forma que me hacía arquear el cuerpo. Yo largue unos gemidos tremendos mientras él metía la lengua y los dedos por todos lados . Llegué a una especie de éxtasis permanente hasta que se desprendió el pantalón, y me apoyó sobre la vulva su pija caliente y dura. La movió un poco de arriba abajo y cuando vio que estaba en la puerta me abrazó y se dejó caer lentamente mientras su pija entraba en mi vagina, luego comenzó a moverse lento al principio y luego aumentando el ritmo, Yo con mis piernas lo abracé mientras él me besaba en la boca. De pronto paró, me puso de costado y me entró por detrás dándome besos en la nuca y abrazándome, yo me sentía en el cielo. Paró de pronto y se hincó en la cama y su pija quedó cerca de mi boca y él me dijo, me la besas? Yo le di unas chupadas y él volvió a ponerse encima de mí y comenzó de nuevo a moverse hasta que sacó su pija y largó un chorro de semen que me mojó la vulva y las piernas. Me dio otro beso y me dijo, esa es mi ayuda. Yo me paré y le di otro beso. Me mostró el baño y me fui a lavar. Cuando salgo del baño no encontraba la bombacha y le pregunté si la había visto y me dijo que la iba a guardar de recuerdo y que la había puesto en el baúl que estaba en la mesita. Abrí el baúl y había más de una bombacha ahí y le dije, que es esto? Las miré y todas tenían bordado un nombre, menos la mía, Eran cinco, Amalia, Amelia, Elisa, Bety y Julia. Me dice tu las conoces, verdad? Le dije que no conocía a Julia, y me dijo que era la que vivía frente a su casa. No me acordaba, mas bien no sabía que se llamaba Julia, acá todos le decimos Pocha. Ya más distendida le dije, entonces tienes una clínica de terapia? Y se rió. Vivo solo, sabes? Y me gusta hacer el bien. Me gustó mucho estar contigo. Nos vemos de nuevo? Y le dije, quien sabe….
Cada tanto voy a visitarlo y me sigue tratando como una diosa, a pesar de que tiene 55 años.

7 comentarios - Mi vecino Hugo

mat297
que buen post, cuando vas a visitarme a mi @Maryuy? rte dejo puntos
bale06
Muy buenos relatos y la atencion que recibiste. Hay que poner una clinica de esas!
fatsy936
yo tengo una clínica igual a esa, Si alguien me necesita, solamente me lo tiene que pedir
gabm962
mami, te comes a todos los vecinos!!!