You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi vecino Ernesto

Yo vivo en este barrio hace 14 años, fue cuando nos casamos con mi marido. El era viudo, es 21 años mayor que yo, y tenía un nene de 5 años, el que vivió siempre con nosotros. Bety vivía en frente a la casa que compró mi marido y tenemos la misma edad y desde que llegamos ahí hasta ahora hemos sido amigas. Ella, en ese momento, estaba de novia con un chico dos años menor que ella, Ernesto, con el cual se casó año y medio después de que nos conociéramos. Para su casamiento fui nombrada por ella testigo del mismo, eso confirma que Bety es mi amiga, realmente muy amiga mía, pero tengo un secreto que no le puedo contar. Su marido tuvo un par de encuentros íntimos conmigo. Creo que tiene más energías de las que le consume Bety.
Creo que, además de conmigo, hay alguna otra vecina, como Vero y Adela que han estado con él. No lo sé realmente, pero tengo la intuición de que si.
Es un tipo adorable, muy simpático, buen mozo, atlético y cariñoso y por sobre todo, muy buen amante en la cama. Bety vive muy feliz con él y tiene dos chicos divinos, una de 7 y otro de 11 años. Siguen viviendo frente a mi casa, en la parte de atrás del casa, le construyeron un apartamentito de dos ambientes a la madre de Bety y al frente vive en matrimonio y los nenes. Bety no es como yo, que soy terrible haragana y no hago nada, ella trabaja a la tarde cuando deja los chicos en la escuela y el padre los pasa a buscar cuando vuelve de trabajar y Bety llega como a las 7 del trabajo. Yo hago trabajar a mi marido, jaja, y no hago nada.
Mi marido, si bien es bastante mayor que yo, fue sexualmente activo y muy buen amante hasta hace unos 4 años, cuando cumplió 57 pareció como que no funcionó mas, a pesar de que yo hago mis esfuerzos para que funcione. Nos cuesta enormemente tener una relación sexual. Nunca sabré si es porque tiene otra, porque le vino el viejazo o porque le da vergüenza ahora que su hijo está más grande, no lo sabré nunca. Eso ha llevado a que, en cierta forma, yo tenga algunas necesidades insatisfechas. Igual cada tanto… pasa algo, jaja.
Vuelvo a cómo empezó esto con Ernesto. Fue hace como tres años que un día Bety cruzó a casa y me pidió un favor, me dijo que Ernesto estaba con gripe, bastante afiebrado, y que no se animaba a dejarlo solo toda la tarde. Ella me dijo que volvía a las 5 y media porque pasaba a buscar a los chicos por el cole, ya que Ernesto no los podía ir a buscar. Yo le pregunté si no estaba su mamá y me dijo que había ido a pasar unos días con su hermana a otro pueblo y que volvía dentro de dos días. Mi colaboración debía ser ese día y el siguiente. Como Bety era muy amiga y yo los conocía desde hacía tiempo le dije que sí. A las 12 crucé a su casa y allí me esperaba ella con todas las instrucciones, que el agua fría, los paños por si tenía fiebre, las pastillas para la fiebre, que se yo, todas las indicaciones. Me llevé una revista de palabras cruzadas y los despedí en la puerta.
Fui al dormitorio de Ernesto y estaba como dormido en su cama y, para no molestarlo, me senté en un silloncito que había en el dormitorio y me puse a hacer palabras cruzadas. Pasaron como dos horas y aquello era puro silencio hasta que se comenzó a mover y abrió los ojos. Me vio y dijo, que haces ahí? Nada nene, te estoy cuidando para que no te mueras, y nos reímos los dos. Mira que tiene ganas de joder mi mujer, porqué no te dejó tranquila, si yo tengo el teléfono acá como para llamar a alguien. Bueno, ya que estás tráeme agua helada que tengo la garganta seca. Ahí empezamos a conversar y le dije que vendría al día siguiente a cuidarlo y me dijo, hacé lo que quieras, pero mira que yo estoy bien, la hincha pelotas de mi mujer me cuida por demás. El resto de la tarde pasó sin novedad, le alcancé un libro que me pidió y seguí sentada con mis palabras cruzadas. Era un otoño medio caluroso y húmedo y yo estaba medio ligera de ropa, con lo cual, sentada en ese sillón con las piernas cruzadas, seguro que algo se me vería. Digo esto porque de a ratos miraba para ver si se había dormido y veía que me estaba mirando él a mí. Al rato llegó Bety y los nenes nos saludamos, le pasé las novedades de que había tomado y todas las preguntas que me hizo, y me fui. Al otro día a la mañana le fui a preguntar si me necesitaba de tarde y me dijo que sí, que estaba mejor pero que por las dudas fuera si podía, y allí estuve a las 12 y 30.
Esa tarde fue diferente de la anterior. Si bien cuando llegó estaba dormido y tenía la indicación de darle una pastilla cuando se despertara, pasaron algunas cosas que nos fuero llevando a lo que pasó unos días después. Como a las tres de la tarde se despertó y me vio y me dijo, me traes agua por favor, si, le dije y le traje también su pastilla. Tomó eso y se levantó para ir al baño. Cuando volvió se acostó de nuevo y me dijo, vení sentate en la cama a conversar un poco. No me pareció raro lo que me pedía y lo hice y conversamos de cosas triviales hasta que empezó a preguntar cosas más personales, de cómo estaba con mi esposo que era mayor, y esas cosas. Yo no dije nada de la falta de atención que tenía, y traté en lo posible de no dar señales, hasta que de pronto el se lanzó y me dijo, sabes? Nunca me había dado cuenta de lo buena que estás, tienes linda cola, lindas piernas y unas tetas que me gustaría ver, jaja. Quedé como una estatua de piedra, no entendía nada y me dijo, ojo te lo digo como amigo y no me descubras y se rió. Siguió con el tema diciendo, pasa que si una mujer no tiene hijos se conserva mejor que una que si los tiene, que la que tiene hijos se le empiezan a notar deterioros, que se yo, esas cosas. Yo le cambié de tema pero él no salía de ahí. Me puso la mano sobre la rodilla y me dijo, un día de estos, si no te incomoda, me gustaría tomar un café a solas contigo para conversar un poco. Yo le dije, mira que soy muy amiga de Bety y no quiero que ella se sienta mal por mi culpa. La cosa quedó por ahí hasta que llegaron los nenes y Bety y nos despedimos, ahí le dije a Bety, voz alta, creo que está mucho mejor, yo diría que casi curado, y nos reímos todos.
Al otro día mi rutina había vuelto a la normalidad. A eso de las 11 cruzó Bety a decirme que Ernesto estaba casi bien y que el lunes iría a trabajar y me trajo un postre de regalo. Como es de estilo le dije para que te tomaste la molestia de traerlo y ella me dijo que no era un pago de nada simplemente una atención de una amiga. Nos dimos un beso y listo.
El trabajo de Ernesto era un taller que le dejó su padre cuando dejó de trabajar. Él le imprimió un estilo diferente al de su padre, compró 3 camionetas y las equipó como un taller rodante. Cuando alguien lo llamaba por algún desperfecto, el enviaba la camioneta y la reparación se hacía en la casa del cliente. Solo cuando había que cambiar repuestos, el mecánico lo llamaba a Ernesto y éste le llevaba los repuestos. Al taller se traen solo los autos que están muy rotos y que él se ocupaba de mandar reparar a otro lado. Allí tenía un garaje para guardar las camionetas y estanterías para guardar repuestos y una oficina. En general pasaba la mayor parte del día solo ahí escuchando la radio y hablando por teléfono o por radio con sus empleados. Mi esposo, que es un ingeniero especialista el logística, le había dado algunas ideas para mejorar el funcionamiento y él estaba muy contento con como le marchaba el negocio.
Como una semana y algo después de que se había mejorado me llamó por teléfono a eso de las 9 de la mañana y me dijo, nena, como estás? Mira quiero invitarte a tomar el café que te prometí y conversar un poco contigo para agradecerte lo que hiciste por mi. Yo le contesté que de ninguna manera, que yo tenía miedo de que esto pasara a otra cosa y que yo era muy amiga de Bety, pero él continuó dando argumentos convincentes y me dijo que me esperaba a la 1 y media, después del almuerzo, a tomar un café en el taller. Cuando dijo eso obvio que le dije que si, en el taller no podía pasar nada.
Un poquiro pasada esa hora llegué al taller caminando desde mi casa. Él estaba en la puerta y me dio un beso en la mejilla cuando llegué. Me mostró el taller, que yo no conocía por dentro y me mostró de lejos la oficina. Me llamó la atención que los vidrios de las ventanas estuvieran negros, pero seguimos recorriendo y luego me dijo, vamos por el café y entramos en la oficina. Cuando entramos estaba clara y se veía para afuera. Él me dijo que había puesto un papel para conservar el calor en la oficina, pues en invierno era muy fría, y además le permitía vigilar hacia afuera el movimiento del taller. En la oficina tenía dos escritorios, una biblioteca y un sillón grande; además había una pequeña puerta que daba a un baño muy prolijo y limpio.
Me senté en el sillón y él trajo dos café y nos pusimos a conversar . Y bueno, palabra va palabra viene, me ponía la mano sobre mi rodilla y yo se la sacaba hasta que de pronto me volvió a decir que estaba buena y que él me deseaba. Yo no quería llegar a ese punto, porque llevaba mas de cuatro meses de sequía y sabía que era muy difícil que me negara, pero no quería joder a mi amiga. De pronto el tomó los dos pocillos de café, los puso sobre el escritorio, volvió al sillón y me dio un beso en la boca que cada vez que me acuerdo me excito. Fue tremendo chupón. Me miró y le dije, porqué lo hiciste? Porque te deseo, y vino el segundo acompañado con una mano bajo mis polleras. Siguió mi pierna hacia arriba mientras me besaba hasta que llegó donde quería y me dijo suavemente en el oído, estás toda mojada. Y ahí le dije que si quería. El abrió su pantalón y quedó fuera su pija desnuda, con unas venas duras que sobresalían, especialmente la de atrás que era como un cordón. La cabezota roja estaba a punto de explotar y me pidió que se la besara. Comencé a chupar mientras el me movía la cabeza hacia arriba y hacia abajo como masturbándose con mi boca.
Yo estaba que no daba mas y él me acostó en el sillón, levantó mi falda, corrió i tanga a un costado y me penetró con es cosa dura. Hacía rato no tenía algo tan duro dentro. Nos sacudimos como locos en el sillón. En un momento la sacó y aproveche a sacarme la tanga, y él se puso por detrás como en cucharita u empezó a darme como para que tuviera, hasta que me llenó la vagina de leche caliente mientras me besaba, Fue, la verdad, un polvo magnífico. Nos dimos un largo beso y fui al baño a lavarme pues goteaba semen. Es obvio que él antes de hacer nada me había preguntado si me cuidaba y le dije que si, por eso me acabó adentro. Además la cosa no es completa ni no es así. Salí del baño y nos dimos otro beso interminable y me fui a casa, con unos nervios terribles, pero feliz de haber hecho lo que hice. Antes de irme me dijo, la próxima vez quiero besar tus tetas. Pensar en Bety será después, me dije. A partir de ese momento, nos hemos visto varias veces en estos tres años, con un único testigo, el sillón de su oficina.

3 comentarios - Mi vecino Ernesto

milfcba
muy buen relato!! gracias
fatsy936
y bueno, si tenías ganas .......... dale nomás