Queríamos comentarles que estamos empezando un nuevo proyecto de relatos más cortos. La idea es un relato por día, donde la historia de cada uno empiece y termine ese mismo día. Pero para calentar más la cosa, la pagina se basaría únicamente en fantasías. Les dejamos el link para que nos vayan siguiendo ya que en los próximos días empezaremos a subir los primeros relatos.
Muchas gracias por todo!
http://www.poringa.net/FantasiasH
Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 43: Día de entrenamiento
Zapatillas deportivas, shortcito corto, remerita apretada y un buzo para abrigar. Era el atuendo que empecé a usar para salir a hacer ejercicio casi todos los días de Abril para sobrevivir un poco al frío que se avecinaba. Llegaba del trabajo cerca de las 7 de la tarde, me vestía e iba directo al parque que tenía en a una cuadra de casa, uno que está frente al río. Estaba lleno de gente, pero yo aprovechaba las máquinas de ejercicio públicas y después de caminar un reto, me relajaba a hacer ejercicios ahí. Pasaban miles de personas, mujeres grandes, parejas, chicos jóvenes, pero no fue hasta mediados de mayo que uno cautivó mi mirada. Yo lo conocía, esa cara me resultaba muy familiar. Él me miró fijo y nuestras miradas se cruzaron por unos segundos hasta que siguió de largo. ¿Quién era? ¿Por qué me sonaba tanto?
Después de la noche de confesiones con Gastón y de haber hecho el amor de una manera hermosa, pensé que todo iba a quedar ahí, que se iba a volver oficial y que íbamos a vivir felices para siempre. Me equivoqué una vez más. Él trabajaba con su padre y tenían un estudio de abogados. Un caso de una empresa de ellos, que tiene locales comerciales en varios lugares del país, entró en un juicio complicado, por lo que él tuvo que irse hasta Jujuy, ya que el local que lo implicaba era de ahí.
Las explicaciones fueron un poco confusas, ya que no había mucho tiempo y de un día para el otro se subió al auto y se fue. “¿Cuándo vas a volver?” le pregunté angustiada. Él me dijo que no sabía, pero que cuando se solucionara todo iba a volver definitivamente, pero que la cosa podía durar unos meses. “Voy a venir algunos fines de semana” me dijo dándome esperanza, sin embargo yo no quería compartir con él algunos fines de semana, quería compartir días enteros.
Si sabía que iba a tener que esperar 3 meses para estar con él nuevamente me hubiese sacado un pasaje a Jujuy o hubiese ido con él en el auto. Lo peor de todo es que iba a volver en agosto y después de una tarde de sexo casi desesperado, no hicimos más nada y nuevamente se fue. La tristeza que sentí esos meses por esperarlo me reveló que Gastón era muy importante para mí. Pero la calentura que sentía de no poder satisfacer mi hambre sexual, me llevó a hacer muchas cosas.
A mediados de mayo apareció un segundo video de Tomás y Maipi, que para el momento ya era sabido por todos lados que salían juntos. Este duraba 17 segundos y se veía como él se la cogía a ella que estaba acostada boca arriba en la cama. Su pija entraba y salía de la concha de esa putita y al final la cámara se elevaba hasta su cara y un segundo después se cortaba el video.
Silvina y Natalia me contaron que estaba hecho un idiota, se agrandaba frente a toda la facultad y se hacía en lindo con las chicas de primero. “Un gil bárbaro” dijo Nati cuando contó como se había comportado frente a una amiga suya que recién arrancaba a estudiar. Yo les conté que la facultad privada era mucho más sencilla que la pública y que me daba mucho más tiempo a hacer lo que yo quería. Podía mirar series y películas, salía a caminar y a hacer ejercicio todos los días después del trabajo y no estaba tan preocupada leyendo miles de apuntes.
Con las chicas de la secundaria me veía menos que antes. Flavia era la que más se juntaba conmigo, el resto estaban todas inmersas en su vida de novias y algunas planeaban irse a vivir junto con su pareja. Fla me contó que se terminó poniendo de novia con Romina y estaban hablando de que se mudara al departamento de ella.
- Estoy re feliz boluda.- Me dijo con una sonrisa en la cara.- Romi es re tierna y dulce conmigo y aparte me ayudó mucho a contárselo a la gente. ¡Mis viejos la adoran boluda! Con eso te digo todo.
Se la veía muy contenta de su relación con otra chica y la verdad es que Romina era divina. Cuando la conocí a principios de mes en el cumpleaños de ella me pareció la chica ideal para Flavia. Ella siempre tenía un carácter fuerte y jodido y era decidida, por lo que una novia más bien tranquila y relajada y que pensara las cosas la ayudaba mucho. Aparte, entre nosotros, Romina es hermosa. Tiene unos ojos celestes impresionantes y un pelo negro largo divino, una cola preciosa y rasgos muy delicados. Flavia me contó que en la cama era un fuego y que nunca había acabado tantas veces con un hombre.
Pero volviendo a la historia que nos compete, en mis tardes de deporte empecé a cruzarme con un chico que me resultaba muy familiar. Alto, flaco, con un cuerpo bien armado, piernas firmes y de carita divina, con ojos verdes y pelo negro revuelto. Sentía que lo conocía de algún lado, pero no sabía de dónde y era obvio que él también sentía lo mismo porque siempre me miraba cuando nos cruzábamos. Al principio pensé que me miraba la cola, después de todo yo provocaba mucho con mi ropa, pero enseguida me di cuenta que no solo hacía eso, sino que también me miraba porque me veía cara conocida de algún lado.
Un jueves casi a fin de mes, él terminó de correr donde yo estaba haciendo los ejercicios y se fue a sentar a una de las máquinas. Nuestras miradas se cruzaron un momento y él empezó a hacer flexiones en el piso. Mientras yo seguía ejercitando las piernas lo miraba fijo. ¡Qué bueno que estaba! Y empecé a tratar de recordar quien era. “De la escuela imposible, éramos todas mujeres. ¿De la facultad?” me pregunté a mi misma. Después de todo había estudiado dos carreras, por lo que podía ser. Pero no.
Él debía tener 18, 19 años por lo que no podía ser de cuando estudié Ingeniera. ¿De Administración? Me quedé mirándolo y cuando nuestras miradas se cruzaron un segundo él se levantó y vino caminando directo hasta mi. Una sonrisa se dibujó en su rostro y yo me morí de la vergüenza. “Que no me venga a encarar, que no me venga a encarar” pensé y él se paró en frente mío.
- Hola Gabi.- Me dijo y sonrió.
Yo lo miré desconcertada y él enseguida se dio cuenta que no me acordaba quien era.
- Gian Luca, tu vecino. El hermano de Nicolás.- Me dijo y enseguida me di cuenta quien era.
No podía creer lo mucho que había cambiado, hacía meses que no me lo cruzaba en el ascensor ni en el palier, por lo que no me podía dar cuenta de lo distinto que estaba. Mucho más grande, más maduro, más lindo, con vos de hombre. Debía tener 19 años ya y yo siempre lo había visto como el hermanito de mi amante. ¡Qué loco! Pensar que en ese momento estaba caliente con el hermano de un ex mío.
Lo saludé y nos quedamos hablando un buen rato y me contó un poco de su vida como que estudiaba profesorado de educación física, pero yo no podía dejar de ver a través de su musculosa, los brazos inmensos que tenía, el pecho bien armado y las abdominales que se notaban. Se me hacía agua la boca. Nos volvimos caminando juntos y no fue hasta que nos subimos al ascensor que él se declaró en batalla. “Que linda que estás” me dijo y acto seguido se bajó en su piso. Debo confesar que esa noche me acosté en la cama, cerré los ojos y me toqué pensando en él.
Sin embargo tuve que esperar 5 días más para que se animara a proponerme algo. El viernes me lo volví a cruzar y lo saludé como una nenita tonta que se emocionaba de ver al chico que le gustaba. El domingo me lo crucé saliendo del edifico y le di un beso en el cachete con una inocente apoyada de tetas en su pecho. El lunes me lo volví a cruzar en el parque.
- Che, mis viejos no están. ¿Querés venir a tomar algo y te explico unos ejercicios que estoy aprendiendo en la facultad?- Me dijo y tiró las cartas sobre la mesa.
No llegó a cerrar la puerta de la casa que se me tiró encima y me comió la boca de un beso. Me costaba mucho creer lo que estaba haciendo, yo había estado desnuda en esa casa, había tenido sexo y me habían provocado muchos orgasmos, pero había sido el hermano del chico con el que me estaba a punto de acostar. Y lo peor de todo es que no iba a ser cosa de un día.
Fuimos directo a su pieza, estaba al lado de la de Nicolás, y nos tiramos en la cama, él encima de mi. Estábamos sucios y transpirados de haber hecho ejercicio, pero eso no nos importó nada, al contrario de cierta forma me calentaba un poco más. Nos sacamos la ropa con brutalidad y los besos en todo el cuerpo no tardaron en llegar. La transpiración le había dejado un sabor salado que me provocaba un morbo muy excitante. Gian Luca bajaba y subía por mi pecho y se concentraba mucho en mis tetas. “Siempre me calentaron tus gomas” me confesó mientras lamía mis pezones como loco.
Yo le acariciaba la espalda a medida que él bajaba y cuando me sacó la bombacha que usaba, descubrí que estaba muy mojada, el pendejo me había calentado mal y se dio cuenta. Sacó su enorme pija de los pantalones y se veía deliciosamente dura. Yo se la había visto ya, una vez que estuve con su hermano y accidentalmente abrí la puerta del baño y él estaba desnudo. Obviamente no le conté a Nicolás que la pija de su hermano se veía muy tentadora. Qué ironía tenerla ahora entre mis piernas.
Gian Luca me penetró bien a fondo con sus 22 gordos centímetros y un grito de placer salió de mi boca. El pendejo sin dar muchas vueltas empezó a cogerme bien duro y con fuerza. Se tiró sobre mi cuerpo y lo abracé con fuerza para aguantar sus pijazos en mi concha que me partían al medio. Estaba como loco, me la metía y me la sacaba casi a fondo sin parar. No pude aguantar mi locura y comencé a gemir como una perra en celo, gritando como loca cada vez que me penetraba bien a fondo.
- Sí, que lindo como gritas.- Me dijo él al oído y eso me motivo a gritar más fuerte.
El pendejo me siguió cogiendo como loco. Me puso en cuatro y tomándome de la cintura me metió toda su pija hasta el fondo provocándome nuevamente gritar como loca. Me volvió a dar vuelta y levantó mis piernas hasta volverme loca. Acabé una, dos y tres veces y él seguía ahí como loco cogiéndome. Yo no aguantaba más, quería hacerlo acabar ya, no podía seguir de tanto placer.
- Vení que me trago tu lechita.- Le digo al oído después de que me hiciera acabar una cuarta vez.
Me bajé de la cama y él se paró en frente mío. Comencé a chupársela y él emocionado apoyó sus manos sobre mi nuca y me empezó a coger los labios. Intenté meterme toda su pija en la boca, pero no pude y me ahogue escupiéndola toda. Gian Luca empezó a pajearse y cuando entró a acabar no podía creer la cantidad de semen que tenía guardado. Me llenó la boca, la cara, las tetas y siguió saliendo hasta hacerme un hermoso baño de crema. No me importaba si Gastón estaba en el norte salvando el negocio de su padre, yo necesitaba sexo y había encontrado mi nueva forma de divertirme. Subí mi mirada y ahí estaba, con sus ojos verdes mirándome.
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