Antes del relato de hoy, queríamos comentarles que estamos empezando un nuevo proyecto de relatos más cortos. La idea es un relato por día, donde la historia de cada uno empiece y termine ese mismo día. Pero para calentar más la cosa, la pagina se basaría únicamente en fantasías. Les dejamos el link para que nos vayan siguiendo ya que en los próximos días empezaremos a subir los primeros relatos.
Muchas gracias por todo!
http://www.poringa.net/FantasiasH
Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 40: WWW
Pero la felicidad dura poco y mucho más si te grabas cogiendo por la cola y tragándote la leche de un pibe que le importa más agrandarse ante sus amigos que tu intimidad. Al día siguiente el video ya estaba en manos de Emiliano, Francisco y Matías; un día después le llegaba a Natalia y ante su asombro se lo pasaba a Ingrid y a Silvina; y horas más tarde aparecía en un grupo de whatsapp de la facultad en el que somos casi 50.
“Che miren esto. No va a la facu esa piba” escribió uno y compartió el video. Enseguida algunos respondieron que sí, unas chicas dijeron que era re desubicado y otras alegaron que me habían visto. No fue hasta que Matías escribió “está en ese grupo ella” que todos se callaron, pero el daño ya estaba hecho.
- ¡Imbesil! ¿Compartiste el video?- Le grité a Tomás esa misma noche hablando por celular.
Estaba totalmente indignada y en un ataque de desesperación increíble que no sabía cómo resolver. Para colmo su respuesta fue tan patética que me indignó aun más. “Pero solo se lo compartí a un amigo mío del pueblo” me dijo como si eso fuese justificativo. Al final me terminó pidiendo disculpas, pero yo estaba tan enojada que obviamente no se las acepté y lo seguí insultando hasta que le corté.
El video siguió su rumbo la semana siguiente hasta que le llegó a mi hermano. “No Julián, no quiero hablar del tema” le grité cuando me vino a preguntar si estaba bien. Obviamente no se enojó conmigo y en los siguientes días se iba a comportar como el mejor hermano del mundo, defendiéndome ante la gente y ayudándome a que mis padres no se enteraran.
Pero de poco sirvió intentar ocultarlo, porque cuando el video le llegó a Maipi y a Ana Laura, se ocuparon de hacerlo correr por toda la facultad y ya no había vuelta atrás. Era “la puta que se cogieron por atrás y pidió leche” para todo el mundo. Caminaba por los pasillos y me miraban horrible, murmuraban cosas y me acosaban. Me agregaron más de 50 pibes al facebook (los cuales rechacé a todos) y algunos me escribían preguntándome si quería su leche o si me gustaba hacer tríos o cosas así. Me sentía horrible.
Las chicas me ayudaron bastante y sobre todo a pasar esos días que casi ni quería salir de mi casa. Flavia y Florencia fueron las que más bola me dieron, viniendo a mi casa y haciéndome pensar en otros temas, pero yo estaba muy deprimida como para hacer algo. Tomás me había fallado y yo que me había decidido a entregarle mi corazón.
- Papá, mamá… Quiero cambiarme de facultad.- Les dije un jueves a la noche después de que un grupito de chicas de primer año me dijeran puta en frente de todo el mundo.
Al final les terminé contando lo que había pasado y a pesar de la indignación y la vergüenza de ellos, aceptaron que lo mejor para mí era cambiarme de facultad. Iba a terminar la carrera en los próximos dos años, pero lo iba a hacer casi a las sombras del salón y con un promedio estándar. Tomás me había cambiado por completo el panorama y no sabía cómo sobrellevarlo.
- Gabi perdóname. En serio te lo digo. No pensé que le iba a llegar a todo el mundo.- Se disculpó una vez más cuando fui a rendir la última materia.
Pero yo estaba tan deprimida, que decidí ignorar sus comentarios.
En el único lugar que parecía que no había pasado nada era el trabajo, por lo que era el único lugar donde podía seguir siendo yo misma. Mi relación con Patricio era cada vez mejor y más informal, bromeaba conmigo y nos llevábamos muy bien a pesar de que yo trabajaba para él. Juan Manuel seguía con su papel de chamuyarme y de conquistarme, pero yo no le daba bola y con Martín nos reíamos de él y de sus intentos por invitarme a salir.
Un martes a la tarde Patricio me llamó a su oficina y lo peor que podía esperar, se dio. El video le había llegado y según él eso podía ser un problema ya que afectaba en la imagen de la empresa. “Sos la primera cara que ven las personas cuando entran al edificio Gabriela” me dijo y siguió su discurso de que no le importaba mi vida privada pero que en este caso había pasado a ser pública.
- Vamos a ver qué hacemos, pero no creo que sea conveniente que sigas trabajando en la empresa.- Me dijo con voz fría y determinante.
Era lo único que me faltaba. Había perdido al chico que me gustaba, a varios amigos, mi facultad, mi dignidad y ahora mi trabajo. No podía dejar que eso pasara, tenía que hacer algo para mantenerlo y poder seguir trabajando ahí. Juanma se enteró y para mi sorpresa, lo primero que hizo fue ir a hablar con Patricio para que no me echara y considerara esa decisión. Su forma de actuar me tomó por sorpresa, al fin y al cabo pensé que solo le gustaban mis tetas. Pero no hizo mucho efecto.
La semana siguiente, Patricio volvió a llamarme a su oficina y esta vez el miedo me invadió por completo. “A partir del lunes de la semana que viene ya no estás más vinculada a la empresa” me dijo sin dar muchas vueltas y mi cara se transformó. Siguió hablando, de que era una gran empleada, responsable, amable, cumplidora, pero que el video iba más allá de eso.
Yo estaba a punto de llorar. Con la voz temblando le rogué que no me despidiera, que lo considerara y le prometí que nunca más iba a pasar algo así, pero él no parecía muy convencido. Me levanté indignada y sin poder creerlo. Miré hacia afuera de la oficina y vi que el pasillo estaba vacío. Fui hasta la puerta y la cerré de golpe y bajé la persiana americana para que no se viera nada desde afuera.
- Gabriela, por favor…- Me dijo él al ver lo que no me iba.
Me acerqué hasta el escritorio y apoyé bien fuerte las manos sobre este dejando mi celular encima. Incliné mi cuerpo hacia adelante y sentí como mis tetas se iban hacia el borde de la camisa. Empecé a decirle a Patricio que no me iba a ir, que no se gastara en despedirme pero que yo me iba a quedar ahí y que iba a seguir trabajando como siempre. Él se tiró hacia atrás en el asiento y me preguntó porque quería seguir ahí.
- Porque es lo único bueno que me queda.- Le respondí.
- Bueno, pero ¿cómo vamos a solucionar el problema del video?- me preguntó girando su silla hacia la izquierda y esbozando una leve sonrisa.
Dudé tan solo un segundo y avancé, total el “no” ya lo tenía. Caminé despacio hacia la parte de atrás del escritorio y quedé frente a él. Como vi que no me decía nada y su sonrisa era cada vez más evidente, bajé despacito mi cuerpo y apoyé con suavidad mis manos sobre sus rodillas. Le fui abriendo con lentitud las piernas y él se dejó llevar.
- Se me ocurren algunas ideas. ¿Se las propongo y después me dice sí?- Le dije mientras me arrodillaba en frente de su cuerpo.
Apretando bien fuerte las manos, las fui subiendo hasta su pantalón. Le desabroché el cinturón y le bajé el cierre y pude sentir que adentro algo se iba poniendo bien firme. Le bajé el pantalón hasta los tobillos y después el bóxer y dejé al descubierto una pija de unos 15 o 16 centímetros bien dura y con una leve inclinación hacia arriba. Lo miré fijo a los ojos mientras la tomaba con mi mano y empecé a pajearlo con suavidad.
- No sé si esto ayude a resolver el tema del video, pero le voy a demostrar que soy una buena empleada.
Acto seguido, me metí su pija en la boca. Suavemente comencé a saborearle con los labios y la lengua., metiéndomela hasta el fondo y sacándola bien despacito. Decidí ir al principio con algo de sensualidad, bien despacio y demostrarle porque no tenía que despedirme. Él se aferró bien fuerte al asiento, cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás para dejarse llevar por mi boca.
De a poquito lo iba haciendo más rápido. Con una mano lo pajeaba suavemente, pero mi boca empezaba a descontrolarse y mis labios recorrían cada centímetros de su tronco a medida que iba disfrutando de tan rica pija. Su cabeza, bien roja y llena de leche, se marcaba cada vez más indicando de que podía explotar en cualquier momento.
- ¿Le gusta lo que le estoy haciendo jefe?- Le pregunté para darle un poco de acting.
- ¡Me encanta!- Respondió él entre gemidos de placer.
Fui aumentando la velocidad del pete más y más hasta que se convirtió en una mamada bien feroz. Mi boca subía y bajaba por su pija yendo desde la cabeza hasta la base. Le pasaba la lengua a la logar y le recorría la punta en forma de círculos. Le manoseaba los huevos y me los metía en la boca y sentía como cada vez se calentaban más y más.
- Quiero la lechita jefe.- Le dije de repente.- Deme la lechita.
Empecé a pajearlo bien rápido y pude sentir como se aproximaba una buena acabada. Una gran cantidad de semen empezó a salir y para no mancharme lo metí todo adentro de mi boca. Empecé a tragarlo pero cada vez salía más y más y terminó saliendo por mi pera y cayendo al piso. Me limpié y tragué lo que pude y lo miré con una sonrisa de puta cumplidora y él me miró sorprendido por lo que acababa de pasar.
- ¿Y? ¿Me puedo quedar con mi trabajo?- Le pregunté.
- Sí podés.- Me dijo él sonriendo y subiéndose los pantalones.- Pero vas a tener que seguir portándote bien como recién.
- No hay problema jefe.- Le dije y agarré el celular de arriba de la mesa y me fui.
Salí caminando decidida por el pasillo vacio y miré al teléfono. Decidí apagar la cámara, después de todo ya había grabado lo importante. Ahora tenía el video que iba a usar en caso de que Patricio volviera a pensar la idea de despedirme.
ANTERIOR
SIGUIENTE
1 comentarios - Una diosa. Capítulo 40
Gracias por comentar