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Compendio II
😆
Tengo que contarles que hoy desperté muy contenta, porque aparte de tenerlo aquí, conmigo, calientito y corriéndome mano bajo las frazadas, ayer las peques cumplieron 2 años.
Y es toda una experiencia distinta así, porque mis chiquiturris también adoran a su papá y no se ven así de animosas, lindas y preciosas cuando Liz y yo les hacemos fiestas.
😃
Pero lo más gracioso fue que invité a todas mis amigas para festejar a las pequeñas, junto con los vecinos.
Y ellas no me lo dejaban tranquilo, preguntándole si les podía ayudar con sus term papers…
😈
De puro mala, les dije que deberían juntarse un martes o un viernes, aprovechando que estoy haciendo la práctica…
Y Liz, entendiendo mi juego, les dijo que si necesitaban más privacidad todavía, se podía ir más temprano al instituto…
😂
¡Puso una carita de “cómo le podíamos estar haciendo eso!
Y mis amigas, más que contentas con saber que podían estar a solas con mi marido.
😆
Pero también vi al pequeñito de la vecina…
Mi marido se hará el sordo, pero yo le veo la carita a ese chiquito y veo los ojos inteligentes del mejor de mis amigos…
Eso, y que la vecina, aunque se está portando mejor, igual le echa el ojo a mi marido…
😉
En fin, salimos tan rápido del stand que ni me di tiempo para probarme el vestido, así que al día siguiente, le pedí a Liz que me ayudara a probármelo.
Ella aprovechó de probarse el corsé que se compró (Uno muy sensual, color rojo bien intenso), pero pensó que había sido idea mía lo del vestido.
Me queda bastante bien ( 😅 a pesar que estoy un poquito más gordita): los pechos me quedan bien paraditos, esponjosos y apetecibles; la cintura me aprieta un poco, pero me da forma y de cola… pues, mi trasero se ve enorme.
😆
Me dijo que no estaba bien que abusara de mi marido de esa manera, porque el vestido se ve caro y no me creía cuando le dije que había sido idea de mi marido.
Pero entonces, mientras me ayudaba a sacármelo, le conté de nuestra boda y de cómo fue que me lo propuso.
😊
Cuando mi marido y yo éramos amigos, hablaba siempre tan bonito del matrimonio: del significado de los anillos, de la ropa (“Uno se viste elegante, para honrar a su pareja” me dijo la vez que me lo explicó XD) y de lo lindo de la vida de casados.
Y yo, que solamente había conocido el matrimonio del patán de mi papá, no podía dejar de soñar con que me pidiera que se casara conmigo…
😍
Y Liz también piensa muy parecido, porque con su Fred nunca conversaron de casarse o del futuro juntos…
Entonces, le sugerí que se lo probara… porque se le notaba en los ojitos las ganas…
😮
¡Si a mí me quedaba bien, a Liz le quedaba espectacular!
Su cintura delgadita la hacía ver wow, y a lo mejor, no tiene tanto pecho como yo, pero tiene lo suyo y su cola le quedaba infartante…
Y bueno, su carita estaba roja, roja de vergüenza, porque me imagino que pensaba en la misma persona que yo que debería hacerle como pareja…
😕
Entonces, la semana se me hizo larguísima…
No pasaba día que no pensara en el vestido y en mi marido.
😅
Incluso mi amiga Lara se había dado cuenta, porque mientras le metía el vibrador por la cola, me puse a pensar bastante rato en mi marido…
XD
Y bueno, le hice acabar bastante por el trasero, al punto que me terminó preguntando si mi marido me daba así de duro cuando estoy con él.
😂
Y finalmente, él volvió.
Pero habíamos acordado que me pusiera el vestido el miércoles, porque igual llega cansado los lunes por su viaje (aunque las ganas de comerme no se las quita nadie) y el martes termino muerta por las clases de los niños.
😬
Así que mientras él lavaba la loza y acostaba a las pequeñas, yo me daba una ducha y me afeitaba las piernas.
Me puse las pantimedias blanquitas, que hacían que mis piernas se vieran sensualísimas y el corsé con el portaligas me hacían ver voluptuosa, lo cual es genial…
Y llegué al dormitorio.
😳
¡Me esperaba acostado, tranquilito, pero apenas me vio, sus ojos se pusieron enormes!
XP
¡Me encantó que su barbilla se pusiera tan loca y que me tartamudeara!
“¿A-a-así te queda?” me preguntó, sin parar de comerme con los ojos.
“¡Claro! ¿Cierto que no me veo gorda?”
“¡Por supuesto que no! ¡Te ves bellísima!” respondió galante, pero mirándome tan caliente que me hacía sonreír como el sol.
😆
Y de un momento a otro, trató de guardar compostura y volvió a ser el chico romántico del que me enamoré.
“¿No quieres que bajemos y te cargue en brazos?”
😬
“¿Estás loco? ¿Y si nos caemos?” respondí, aunque las mejillas me ardían como loca.
“Bueno… pero es que esta será como nuestra primera noche de bodas, ¿No?” dijo él, con ese tono tan amistoso que tiene.
😍
Y la verdad, era eso lo que me distrajo toda la semana.
Porque es un chico que cuando te lleva en una cita, tú te acuerdas…
Que cuando vas de vacaciones con él a la playa, te da unos recuerdos que te siguen por siempre…
Y cuando te propone matrimonio, mientras te hace el amor, cuando te arrancaste embarazada con sus hijitos, en medio del pasto helado, es algo que nunca olvidas.
😂
Así que acepté a que me cargara, pero desde el pasillo del segundo piso, porque no quería que terminásemos cayendo por las escaleras.
Y fue como en las pelis, con él cargándome con firmeza y yo colgada de sus hombros.
😍
No puedo parar de amarlo, porque sé que será mi marido por siempre, que no me dejará y siempre hará cositas como estas, que harán que cada uno de mis días sea más y más feliz.
¡Lo más gracioso es que, aunque estoy más rellenita y le costaba un poco cargarme, no se quejaba y se le notaba solamente en las cejas lo pesadita que estaba!
Pero aun así, me depositó en la cama con mucha ternura.
😛
Al toque, se acostó a mi lado, me dio uno de esos besos locos…
Y de repente…
“¡Riiip!”
😔
“¡Nooo!” le dije, deteniendo sus manos, que estaban rasgando un poquito la falda.
“¿Qué?”
“¡No lo rompas!”
“¿Por qué?”
“¡Porque salió caro y es un vestido muy bonito!” le respondí, mirándole a los ojos enteramente afligida.
😅
Les prometo que en esos momentos, no quería sonar tacaña como era mi papá.
Pero era un vestido de más de 400 dólares y todavía seguía comparándolo con la comida que pudimos haber comprado.
Además, era él… queriendo de corazón arrancarme la ropa…
😱
¡No fue un momento fácil para mí!
Y él se contenía, pero me miraba afligido.
“¡Ruiseñor, me estás matando!” me dijo y me reí, porque su carita me llegaba a dar pena.
Además, su cosita prisionera en el pantalón demandaba que la soltaran.
😆
“¡Desnúdame!” le dije, tratando de darle la mejor de mis sonrisas.
“¿Qué?”
“Que me desnudes. Que tú me saques la ropita.” Le tuve que repetir, porque la calentura lo tenía medio bobo.
“Pero no sé cómo…” me respondió, con una carita de niñito confundido y desesperado.
“¡Yo te digo cómo!”
😍
Les diré que me sentí como un regalito para él.
Porque eso era lo que más me gustaba cuando él me hablaba del matrimonio: que uno se regala para la otra persona.
Así que empezó con la faja, que fue soltando con suavidad y comprensión, aunque la calentura todavía lo tenía medio loco.
Y luego, le dije que la falda...
😮
“¡Marisol, estás usando panties!”
“Sí, me quedan lindas, ¿Verdad?”
Y como loco, me subió la falda hasta la cintura.
“¡Un portaligas!” me dijo, contento como un niño.
😃
“¡Sí! ¿Te gusta?”
“¡Me encanta!”
😩 😫 😖
Y así, sin más ni más, me empezó a comer la conchita con la lengua…
Me trabajó sin parar, incluso más que como lo había hecho el lunes.
Y es que su lengüita, al igual que él, es muy responsable de atenderte bien y como corresponde.
Se siente gordita y larga y la sacude lo suficiente para dejarte toda motivada y muy, pero muy caliente.
😫 😖 😂 😫
De esas, para dejarte desecha en la cama…
Da unas lamidas circulares en todo y la puntita te derrite entera cuando se mete en la cuevita, metiéndola y sacándola como un camaleón…
🤤
Me estaba haciendo volar bieeen, bien alto…
Y más encima, me tenía tomada de los muslos, por encima de sus hombros.
Y entonces, le da por darle mordiditas suavecitas a mi botón…
😩 😲 😩 😲
¡Sentía que me iba a morir!
Me chupeteaba con una saña que me hacía ver estrellitas de todos los colores.
Y esa sensación desesperante que te va a hacer terminar en su carita y que no puedes hacer nada al respecto…
😛
¡Magistral! ¡Magistral!
Y me sacó una de esas acabadas de campeonato.
De esas, que sientes que eres las cataratas del Niagara o de Iguazú.
💦 💦 💦
Con eso, ya me dejaba toda molida.
“¿Te la puedo meter?” me preguntó, mirándome con esos ojos de hombre preciosos.
Lo besé, relajada hasta los huesos, entregándome para cualquier cosita que quisiera hacerme.
😅
Hasta se me había olvidado que tenía el vestido de novia encima todavía.
Pero igual me sacó la faldita, me giró para sacarme el escote (igual que a mi gordita, cuando la muda)…
Y se quedó impresionado, mirando el corsé.
😮
“¡Marisol, se ven enormes!” me dijo, sin parar de mirar mis pechos.
Y me vino como vergüenza.
Él me dice que para su suerte, cuando yo estoy rellenita, también me crecen los pechos y pienso que tiene un poquito de razón, porque me cuesta un poquito respirar a que la ropa me quede apretada por la cintura.
😍
Pero bueno, en esos momentos, yo estaba sonriente sabiendo que me la iba a meter otra vez…
Y es que hasta Liz está de acuerdo conmigo: a lo mejor, no la tiene tan larguita, larguita como el vecino.
Pero si la encontramos grande y bien, bieeen gruesa…
😫 😖 😫 😖
Y es que cada vez que me la mete, es como si me quitara la virginidad siempre.
Porque entra despacito y a la fuerza.
Te va ensanchando de poquito a poquito por dentro y te roba hasta la respiración.
🤤
Lo que más me calienta cuando converso con Liz sobre su antiguo novio, es que ella dice que comparado con mi marido, no sentía nada.
Que le daba una remecida “más o menos” (So- so, como dice ella, moviendo hasta las manos), por unos 20 minutos y eso era todo.
Pero con mi marido, una necesita mínimo una o 2 horas a solas, para disfrutarlo enterita, por lo que cuando lo vendimos ayer a mis amigas, las 2 sabíamos bastante bien por qué me sonreían tanto.
😈
¡Pero otra vez, me estoy yendo por las ramas!
Parecía un pulpo, sobándome los pechos sin parar y su cosita (o debería decir bastón gordo y jugoso), entrando y saliendo sin parar.
Y para que decirles los besos que me daba.
😍
¡Me sentía como el osito Pooh, besuqueando el potecito de miel!
Yo, así, medio borracha de puro, puro placer.
El pecho me latía a mil por hora y esas ganas como de quejarte, porque te llena enterita y no te decides si es por dolor o por placer…
😲
Simplemente, magistral.
Y él, siendo mi amigo infalible de siempre, mi compañero de mil y tantas aventuras, diciéndome que me amaba.
🤤
Yo, guaaaa…
Flotando en el espacio.
😩 😖 😩 😖 😩 😖
Y lo que más me mataba en esa “nubazón de éxtasis” (porque no se me ocurre otra forma de decirle), es que él entraba y salía sin parar, pero todavía no se metía enterita, enterita.
Y es que es eso lo que nos vuelve más que locas por su cosita: que cada vez que te hace el amor, es como si literalmente te clavara con su pene.
😩 😲 😩 😲
Más adentro, más adentro y más adentro todavía.
Como si fuera a extenderte al infinito.
Y esa vez, me llegó a dar en la matriz, que a diferencia de cómo le pasa con su Hannah, conmigo le cuesta un poquito más.
😱
Y les prometo que yo literalmente babeaba por él, porque cuando es generosísimo y potente cuando acaba…
💦
¡Paff! Va una.
💦
¡Paff! Van 2.
💦
¡Paff! Van 3
💦
Y la cuarta, te deja completamente lona…
Los 2 quedamos requeté cansados, pero lo más maravilloso es que la sigues sintiendo durita y enorme dentro de ti.
😍
Nos besamos y recién ahí, me doy cuenta de lo mucho que me duelen los pechos.
XD
¡Me los apretó tanto y los sobó tan fuerte, que siento que hasta los tengo medio quemados!
Pero nos seguimos queriendo y sigo viendo en sus ojitos al chico del que me enamoré y que es el mejor de mis amigos.
Y nos despegamos…
😮 😅
¡Se le seguía viendo enorme, venosa e intimidante!
“Amor, ¿Te importa si te puedo hacer la cola?”
😩 😫 😩 😖
Y es que ni mi trasero se salva de esa sensación de perder la virginidad con él.
Porque su cabeza es enorme y mi agujerito, chiquitito y bien apretado.
Y te la empieza a meter de a poco y a poco, llenándote con su calor por ahí dentro también.
Más fuerte, más fuerte, más fuerte….
😩 😖 😩 😖
Me hace sentir un poco como mi hermana, porque siento los pechos balancearse, como si fuera una vaquita.
Y la mete más y más adentro…
😲 😲 😲
La mirada como que se me pone rara y borrosa, porque me está moliendo enterita…
Y hasta como que me duele la garganta, porque me bajan unos gemidos medios roncos.
Y él no para, no para y no para…
😫 😖 😫 😖
Más duro, más duro y más duro y fuerte.
Siento que se me va hasta el alma en esos momentos y la cola me arde por montones.
😖
Y llega hasta el fondo y la mete y la saca y la mete otra vez, que me hace ver estrellitas otra vez, sin parar…
Hasta que finalmente acaba y me recontra llena la colita…
💦 💦 💦 💦
Y es como un grifo de agua, porque no para y no para de botar juguito caliente, que te deja toda doblada…
Ahí, recién ahí, él queda medio cansado y nos acostamos, abrazados como siempre, a dormir…
😆
Pero, ¿Se acuerdan que les dije que a Liz le quedaba espectacular el vestido?
Pues, ese mismo sábado le tocaría ver a él cómo le quedaba…
😉
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1 comentarios - El vestido (2nda parte)