Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 37: 24 añitos (Parte II)
Corté el teléfono y me dediqué a esperar. No sabía que se había imaginado él, capaz que se esperaba encontrarse conmigo totalmente desnuda al lado de su novia y que le regaláramos un trío. O capaz que pensaba que yo lo iba a estar esperando para repetir la noche del auto. Pero no, yo quería mi venganza. Paola se había acostado con mi chico, se había acostado con Hernán y ahora volvía a estar con él y con su amigo en mi cumpleaños. Y ahí llegué a la cuenta de que lo habían planeado todo. Hernán no me había besado para estar conmigo, lo había hecho para dejarme contenta a mi y después acostarse con Paola sin ningún problema. ¿Y Andrés? Suertudo, debió caer en la volteada por ser simplemente un amigo de él. ¡Esa hija de puta lo había planeado todo! Pero mi venganza ya estaba en marcha.
La puerta de la habitación se abrió y a pesar de que desde ese ángulo no podía ver, supe quien era. “¿Qué haces?” escuché gritar al novio de mi amiga y vi como ellos dos se paraban de la cama y como ella intentaba taparse con las sábanas. Ignacio cerró la puerta y empezó a gritarle a Paola que era un trola, una puta y que obviamente la iba a dejar. Ella “intentó explicarle” pero la escena era bastante obvia y él no le dio tiempo. Andrés intentó calmar un poco los humos pero eso enfureció más a Ignacio que le tiró con uno de los adornos que estaba ahí, que le pasó rozando por la cabeza.
- ¡Puta de mierda!- Le gritó él a ella y salió de la pieza cerrando la puerta de un portazo.
Aproveché para salir del baño y haciéndome la estúpida pregunté “¿qué paso?” y entre llantos ella me explicó que Ignacio había entrado y los había visto. Andrés y Hernán empezaron a cambiarse, mientras ella seguía llorando en la cama. Yo le dije que iba a hablar con él y salí corriendo de la pieza cerrando nuevamente la puerta.
Empecé a caminar por la fiesta buscándolo pero no lo encontré y fui directo a la calle. Flavia intentó frenarme una vez más, pero teniendo en cuenta su estado no fue muy difícil esquivarla. Llegué a la calle y lo vi a unos metros en frente mío. “¡Ignacio!” le grité pero él no se dio vuelta y siguió caminando. Empecé a correrlo y le grité nuevamente y él simplemente giró la cabeza para seguir su camino. Llegué hasta donde estaba él y lo tomé del brazo, pero con violencia se soltó.
- ¿Para qué me llamaste?- Me preguntó con cara de odio.
- Para que veas lo que hace ella cuando vos no mirás.- Mis palabras improvisadas salían de la nada.
- Ya me mostraste el video y ahora me lo haces ver en vivo. Ya está, es una puta de mierda que se acuesta con cualquiera.- Siguió diciendo enojado.- Vos que la vas a seguir viendo decile que por lo menos yo la quería.- Terminó y amagó con subirse al auto.
- Pará.- Le dije yo y lo tomé nuevamente del brazo para darlo vuelta y empujarlo contra la puerta.- No te vayas así nomás.
- No Gabi.- Me dijo él sabiendo a que me refería.- Lo de la tora vez fue algo del momento. Ahora no.
Pero sin dejarlo pensar lo besé y él aceptó mi beso. Apoyé mis manos sobre su pecho y me pegué a él sintiendo como la remera se me pegaba al cuerpo que todavía tenía restos de semen de Hernán y Andres. Pero Ignacio no me había visto, no sabía que yo había formado parte de eso. Me alejó y antés de poder decir algo giró su cabeza hacia el costado para comprobar que Paola nos estaba mirando. Ella no dijo nada, simplemente nos miró y se dio media vuelta y se fue.
Ignacio intentó ir atrás de ella, pero yo le bloqué la salida y volví tirar mi boca sobre la suya y esta vez él aceptó mi beso con ganas. Su bronca pareció esfumarse en cuestión de segundos y una calentura zarpada lo invadió, haciendo que sus manos se descontrolaran y fueran por todo mi cuerpo como locas. “Vamos adentro” me dijo abriendo la puerta de atrás del auto y invitándome a entrar. Me acomodé boca arriba y él se tiró sobre mi y volvió a besarme, pero esta vez sus manos ya fueron directamente hacia mi remera y comenzaron a levantármela.
Nos quedamos desnudos en cuestión de segundos y los besos húmedos se hicieron bien calientes. Intentó bajar por mi cuello hasta mis tetas, pero lo frené antes de tiempo y cuando me dijo que quería chupármelas un rato, no se me ocurrió ninguna excusa y dejé que el pobre cornuda se divirtiera con mis lolas manchadas de leche del tipo que se había cogido a su novia hacía pocos minutos.
Ignacio siguió bajando hasta llegar a mi conchita y comenzó a chupármela y a meterme los dedos con violencia. Pero estaba tan abierta que no hacía falta, así que se arrodilló contra mi cuerpo y me metió su pija bien a fondo. Yo estaba tan caliente que no pude contener un grito orgásmico apenas entró su pija en mi cuerpo y una sonrisa se dibujó en su cara.
Empezó a darme duro con mucha bronca, se notaba que quería vengarse de su (ahora) ex novia y me lo había bien fuerte, provocando que mi cabeza chocara contra la puerta y que mis gritos de placer y dolor se escucharan en todo el auto. “Decile después a la putita de tu amiga lo mucho que te gusta mi pija” me dijo mientras sus manos en mi cintura se aferraban con fuerza, “Decile” repitió con bronca y siguió dándome. Sentía su verga entrar bien a fondo de mi cuerpo y abrirme al medio y con cada penetración venía un gemido mío que seguramente se debía escuchar desde afuera del auto.
Después de un buen rato de cogerme así, sacó su pija de mi cuerpo y comenzó a pajearse bien rápido hasta llenarme la pancita y la cintura de leche. Una buena cantidad de semen salió de su verga y fue a parar sobre mi cuerpo y cuando terminó me senté sobre el asiento y me metí su pija en la boca para terminar de exprimirla. Cuando terminamos, me limpié como pude su leche con una rejilla que me alcanzó y me vestí.
- Gracias por ayudarme a darme cuenta quien era mi novia Gabi.- Me dijo antes de que me bajara del auto.- Pero sobre todo gracias por dejarme vengar de ella.- Agregó y después encendió el auto y se fue.
- ¿Dónde estabas?- Me preguntó Andrea cuando volví a la fiesta minutos más tarde.- Paola se fue llorando y Flavia está vomitando en el fondo.
Salí corriendo hacia donde había señalado y vi a Daiana que abrazaba a mi amiga y a dos chicas que estaban paradas al lado de ellas y que le habían puesto una campera. “Gracias chicas” les dije y ellas se alejaron dejándonos a las tres solas. “Mirá, acá esta Gabi” le dijo Dai a Flavia que se dio media vuelta y me abrazó entre lágrimas.
- Perdoname boluda. Te re cagué el cumpleaños.- Decía sin poder parar la catarata de sus ojos.
- Nada que ver amiga.- Le dije consolándola y le hice una señal a Daiana para que se vaya.
- Si boluda, nada que ver lo que te dije antes. Yo sé quien sos vos y que te gustan los pibes, re cualquiera.- Parecía que habían pasado días desde que me había dicho que era lesbiana, pero había sido hacía tan solo una hora y yo ya me había olvidado.
- Fla, vos sos mi mejor amiga y lo vas a ser siempre.- Le dije agarrándola de la cara para que me mirara fijo.- No me importa si sos lesbiana, travesti o te haces hippie. Yo te voy a seguir bancando siempre.
- Gracias Gabi.- Me dijo y volvió a abrazarme en llantos.- El problema es que yo te amo y quiero estar con vos.- Me confesó de la nada y mi cara de sorpresa debió ser muy evidente.- Después de esa noche que la pasamos re bien las dos con Tomás, me di cuenta que a mi me gustan las mujeres y siempre sentí la re conexión con vos y además…
- Fla, parala ahí.- La corté en seco.- Vos no estás enamorada de mi. Yo también la pasé re bien esa noche y la verdad es que me excitó muchísimo estar con una mujer y más con una amiga.- Una sonrisa colorada se posó en su cara.- Pero vos y yo somos amigas y yo se que lo que estás diciendo ahora es porque estás en pedo. Estoy segura de que vas a encontrar a una mina que te haga más que feliz.
Antes de que pudiera contestarme llegaron Ailín y Andrea y ella me abrazó nuevamente y me agradeció por las palabras. Parecía increíble que todo eso estuviese pasando en una noche y recién fueran las 3 de la mañana. Todavía faltaba mucho más.
Entré nuevamente a la casa y después de prepararme un trago y de ver a Natalia y a Francisco chapando bien fuerte contra la pared, me di cuenta de lo cansada que estaba y me tiré en un sillón que había en el living. Hernán vino y se sentó al lado mío y después de unos segundos de silencio me pidió disculpas por lo que había pasado y que entendió que entre él y Paola no podía pasar nada porque era evidente de que yo seguía enamorada de él.
- Nada que ver Hernán.- Le dije molesta por su comentario.- No estoy enamorada de vos, pero es obvio que si estás conmigo, le metés los cuernos a tu noviecita conmigo y me decís que querés seguir viéndome y después te filmás cogiéndote a mi amiga, obvio que me voy a enojar.
No llegó a contestarme ya que no le di lugar, me levanté y me fui. Cuando llegué a la puerta de la casa vi como Andrés lo ayudaba a levantarse y sin saludarme pasaban por al lado mío y se iban de la fiesta. Con cara de odio, me quedé parada y mirando a la puerta casi esperanzada de que volviera a aparecer. “No estoy enamorada de vos imbécil” murmuré por lo bajo, pero en el fondo dudaba de esa afirmación.
De la nada Tomás apareció en frente de mi y con una sonrisa me dijo que me había estado buscando hacía rato. “¿Pasó algo?” me preguntó al ver mi cara de enojo. “No, nada” le dije yo y cambié la cara forzando una sonrisa y me fui a bailar con él, con Emiliano, con Matías y con Silvina afuera.
El resto de la noche fue mucho más relajada de lo que venía siendo. Nati y Francisco desaparecieron por una hora y cerca de las 4 y media de la mañana volvieron a la fiesta ambos con cara de satisfacción. Algo parecido pasó con Ingrid que nos contó que se encamó con un vecino que vino a la fiesta porque no podía dormir. Y Tomás me miraba con cara de deseo y teniendo en cuenta que ya había mucha gente que se había ido y que el cansancio de la noche empezaba a pegarnos, me hizo una señal con la cabeza y yo entendí por completo.
- Chicos, me voy a que me den mi regalo.- Les dije a todos sin ningún disimulo y tomé a Tomás de la mano y entramos a la casa mientras ellos nos gritaban riéndose.
Fuimos directo a la pieza y cerré la puerta con llave. “Acá ya pasó alguien” dijo él al ver que las sábanas estaban desparramadas por la habitación y que había un paquetito de un forro tirado en el piso. Me di media vuelta y sonreí por unos momentos pensando en que yo había sido una de las que había estado con alguien en esa pieza minutos antes. Y un morbo impresionante me invadió.
Tomás me abrazó bien fuerte por detrás y me dio un beso en el cachete seguido de un “Feliz cumple hermosa” haciendo referencia a la frase que Flavia había usado con él hacía unos meses atrás en su cumpleaños. Giré mi cabeza y nuestros labios se encontraron en un beso hermoso. Terminé de darme vuelta y lo abracé con ganas y caí en la cuenta que a pesar de todo lo que había pasado esa noche y de que durante la semana había estado convencida de que yo quería estar con Gastón, lo que de verdad quería era hacerlo con Tomás.
Nos acostamos en la cama uno al lado del otro y nos seguimos besando a medida que nos sacábamos la ropa. Mi remera voló por los aires y le siguió la suya. Nuestros cuerpos se rozaban en un calor que de a poco nos iba encendiendo y él se acostó sobre mi entre mis piernas. Me desabrochó el corpiño y al igual que Ignacio intentó bajar hasta mis tetas, pero en este caso lo frené y con una buena idea le propuse de ir a hacerlo en la bañera.
- Me vendría bien una ducha calentita.- Le dije sonriendo.
Enseguida él se paró y fue al baño para encender el agua. Yo aproveché para desvestirme y entré detrás del él que ya estaba desnudo abajo del agua. Me metí enseguida y el agua caliente cayó sobre mi cuerpo calmándome toda la agitación que había tenido durante la noche. Todos los problemas se fueron en esos segundos. Paola, Flavia, Ignacio, Hernán, Andrés, Gastón, todo desapareció en cuestión de segundos. Tomás volvió a abrazarme por detrás y sentí su pija que se iba poniendo dura chocar contra mi cola. Volví a quedar frente a él y con un “Voy a tener que ir a soplar la velita de cumpleaños” me arrodillé para hacerle un buen pete.
Su pija bien gorda estaba a medio parar, así que la tomé con mi mano y de manera bien suave le fui haciendo una paja hasta que quedó completamente dura. Me la metí en la boca y comencé a chuparla lentamente, haciéndolo casi de manera sensual y mientras que con mi otra mano le acariciaba la pierna. Sus dedos se entrelazaron entre mi pelo que recibía el agua calentita de la ducha. “Mmm” exhaló él en tono de placer cuando me metí su pija por completo en la boca.
Se la seguí chupando un buen rato hasta que estuvo completamente duro. Después él me levantó y me dio vuelta haciendo que me agachara un poco y mi cola quedara bien parada. Se escupió en la mano y comenzó a jugar sobre mi conchita, pero esta ya estaba totalmente abierta, así que sus dedos entraron sin problemas y fue dándome placer con su mano hasta que sentí un fuego en mi interior y le rogué que me la metiera en ese momento.
Su pija entró en mi cuerpo y el placer fue inmediato. Mis manos se apoyaron contra la pared de la ducha mientras el agua caía sobre mi espalda y sus brazos me envolvieron hasta que sus dedos se apoyaron sobre mis tetas y comenzó a cogerme bien fuerte. “¡Ay sí!” grité sin darme cuenta de lo bien que la estaba pasando. Después de una orgía y un rapidito en el auto, recién podía disfrutar de que alguien me cogiera en mi cumpleaños.
Tomás comenzó a darme cada vez más fuerte y más rápido y sentía sus muslos chocar contra mis piernas y mi cola que explotaba cada vez que su cintura pegaba contra mi cuerpo. “Haceme la cola” le dije sin pensarlo de lo caliente que estaba y un dedito suyo entró de lleno en mi culito. “Mmm sí, me encanta” le dije mientras su pija jugaba con mi concha y mi sus dedos sobre el otro agujero. Me agaché un poco más para que pudiera seguir abriéndolo y sentí como un segundo dedo entraba en mi cola y mis gemidos ya eran inevitables.
Me agarró por los brazos y me dio vuelta para quedar frente a frente. Con brusquedad me levantó por las piernas y me pegó contra la pared quedando yo en el aire. Con una mano apoyó la punta de su pija en mi cola y empezó a hacer fuerza hacia arriba hasta que entró sin problemas. “¡Ay sí!” grité una vez que la tuve completamente adentro y él comenzó a moverme hacia arriba y hacia abajo cogiéndome bien fuerte por atrás. No podía parar de gemir y agradecía que la música siguiera sonando afuera.
Tomás me bajó minutos más tarde y me dio vuelta apoyándome de boca contra la pared y empecé a sentir como su leche caía en mi cola e iba bajando por mis piernas. Después se pegó a mi cuerpo y me siguió besando el cuello. Se limpió y salió de la ducha dejándome bañarme tranquila. Una vez que me saqué todo el semen de encima salí y me acosté en la cama con él que me abrazó y me dio un beso que indicaba más que buen sexo.
Miré al techo y mientras escuchaba la música que sonaba de fondo mi mente se fue quedando en blanco. Traté de repasar todo lo que había pasado en esas pocas horas pero me era imposible entender como había hecho para vivir tanto en tan poco tiempo. Cuando estoy a punto de dormirme escucho que mi celular vibra y sin despertar a Tomás lo agarro y veo que tenía un whatsapp de Gastón: “Feliz cumple Gabi. Espero que la pases muy bien hoy. Te mando un beso”.
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