Tengo 22 años, tengo buen cuerpo y unas bubis que en la primaria me causaban pena pero ahora soy la envidia de algunas, no me quejo, sé lo que tengo y es bueno.
Tengo un primo de 18 años, y hace unos días nos quedamos solos en casa de mi tía viendo la tele y como hacía mucho frío estábamos en la recamara con una cobija encima (mi tía había ido a visitar a su otra hija) y entonces después de unos 20 minutos me dijo que si me podía preguntar algo haciéndome prometer que no me enojaría. Acepté y lo animé para que hablara y me preguntó que si me acordaba de cuando éramos más jóvenes y mis otras primas y yo jugábamos mucho con él al “doctor” y eso implicaba que alguna de nosotras éramos las doctoras y él el paciente y curiosamente siempre teníamos que revisarlo, tocarlo y darle besos por lo obediente y buen paciente que era.
Al final le dije que sí y que qué era lo que quería, a lo que sonrojándose me preguntó que si quería volver a jugar al “doctor”. Al principio no estaba segura, pensaba que todo eso se debía quedar en el pasado pero no sé que me sucedió que empezaron a pasarme muchas ideas por la cabeza hasta que le dije que sí. Jugaríamos pero que debíamos tener mucho cuidado y acto seguido tome su mano y la coloque en mis pechos.
-Empecemos de una vez- dije -Doctor, me duele el pecho.
-Pues habrá que revisar cual es el problema.- dijo sonriendo.
Empezó a masajearme el busto con una sola mano y seguía algo tímido así que lo ayudé un poco colocándole la otra mano en mi pecho. –Revise bien Doctor-. Tomó más confianza y empezó a apretar suavemente mis senos. Estaba muy concentrado así que bajé el cíper de la chamarra y desabotoné mi blusa. Tome su mano izquierda y la metí entre la ropa. Mis pezones estaban duros y me estaba empezando a excitar por la situación y todas las ideas que volaban en mi mente.
Me había quitado la chamarra y la blusa estaba abierta de par en par, me alegró mucho haberme puesto el sostén que se desabrocha por delante así que le ahorré la tarea a mi primo y en menos de un minuto estaba descubierta del pecho frente a él. Comodos en la cama, hicimos la cobija a un lado y empezó a tocar mis senos más salvajemente; apretándolos, manipulándolos a su gusto, acariciando mis duros pezones y de un momento a otro su lengua dibujaba círculos alrededor de ellos, estaba muy emocionado y parecía que se quería comer mis senos al mismo tiempo. Pasaba de uno a otro succionando suavemente mis senos y apretándolos sin tanta delicadeza.
Yo me había dejado llevar por la situación y estaba disfrutando cada lamida que me daba. De repente sentí su mano recorrer mi cuerpo hasta las nalgas y apretándolas con ganas. Esto me encantó. Empezó a acariciarme en la entrepierna sobre el pantalón pero yo ya estaba algo excitada y de la emoción me desabroché los jeans y junto con mi tanga los bajé hasta la rodilla. Mi primo empezó a acariciar mi vulva ya húmeda y mi clítoris, yo empecé a masturbarlo para que su pene se endureciera, lo cual no hizo falta, ya estaba super duro y erecto. Todo esto ocurría mientras nos besábamos. Entonces mientras cambiaba para lamer mis senos y besarme, sentí sus dedos entrar en mi, fue algo delicioso, empezó un jugueteo de mete-saca haciéndome gemir . El tema del doctor había quedado en el olvido, sabíamos lo que hacíamos y nos gustaba.
Se bajó los pantalones, quería meter su miembro erecto en mi vagina lo antes posible pero lo detuve y tomé el control de la situación. Lo acosté, me situé entre sus piernas sobre él y bajé hasta su cintura donde mis senos encontraron antes que mi boca su mástil carnoso y duro. Juguetee un poco con mis senos en su pene, le hice lo que se dice “una Rusa”, él estaba encantado, quería meter mano para masturbarse pero de nuevo lo detuve y de golpe me meti su pene a la boca, empece a lamerla por todos lados hasta llegar a los testículos y de nuevo a la punta, así lo hice varias veces. Ver su cara de placer me excitó aún más así que le chupé su miembro con más ganas, me lo tragaba casi todo ya que mi primito estaba bien dotado. Le gustaba que le lamiera la puntita para luego tragarme todo su pene. La baba que escurría la usaba para masturbarlo con la mano mientras le daba besos a su cabeza.
Mi primo solo movía la cabeza con brusquedad para verme a los ojos mientras lamía a su amiguito y al techo mientras susurraba mi nombre. –Aaah! Aaah! Jennifer! Si que sabes mamar prima… aah! Sii!
Se levantó y me pidió que me acostara y abriera las piernas –favor con favor se paga- dijo. Yo obedecí y tomé la posición que él me indicaba, me quité los pantalones y la tanga completamente, abrí las piernas, se agachó y di un pequeño gemido cuando su lengua tocó mi clítoris. Manejaba muy bien su lengua. Arriba y abajo, recorriendo mis labios mayores y adentrando su lengua causando que me estremeciera del placer, supongo que ya estaba escurriendo. Así siguió por breves instantes hasta que sentí que quería meterme su pene y esta vez no pude resistirme, quería sentirlo dentro de mi.
Me separé un momento para buscar el condón que siempre guardo en mi bolsa. Lo abrí rápidamente, se quitó los pantalones completamente y lo coloqué sobre su verga bien parada mientras él me veía fijamente. Momentos después me monté en él.
–estás listo?-. –Sí-.
Dirigí su pene hacia mi vulva y me fui sentando poco a poco. Sentía como se iba llenando mi vagina con la verga de mi primo, era deliciosa la sensación. Los dos nos miramos fijamente mientras su pene entraba en mi. Una vez bien metido comencé a moverme suavemente para adelante y para atrás rítmicamente. Me excitaba la forma en que nos veíamos. Puso sus manos sobre mis pechos y volvió a acariciarlos.
Quería besarme así que se sentó y yo me acomodé y lo abracé con mis piernas mientras bajaba la cabeza para besarlo.
Decidió tomar el control, cuidadosamente me acostó y se colocó sobre mi. Nunca me imaginé que estaría así con mi primo pero me gustaba y disfrutaba de todo lo que sucedía. Empezó con el mete-saca una y otra y otra y otra vez.
Mi primo me estaba haciendo gozar, apreté la cobija que habíamos hecho a un lado con una mano y el edredón de mi tía con la otra, mis pezones estaban durísimos, yo estaba hecha un mar y mi primo me enterraba su verga como quería.
Decidimos cambiar de posición y me puse en cuatro con mis nalgas frente a él, no tardó para penetrarme nuevamente mientras buscaba mis senos con sus manos.
Me puse en la esquina de la cama boca abajo, me metía su pene con buen ritmo, me paré un poco para buscar su cabeza y besarlo, él aprovechó para acariciar y apretar mis tetas pero era tanta mi excitación y mis ganas de que me la siguiera metiendo que de nuevo me agaché y dejé que sus piernas chocaran con mis muslos, soltó una, dos, tres nalgadas que me hicieron dar pequeños gritos.
Volvimos a la posición inicial, él abajo y yo clavándome su miembro en mi vagina ya goteando. Empecé a mover la cadera adelante y atrás, luego en círculos. Gemía. Me apoyé en él para comenzar un movimiento mete-saca yo misma. Volví a sentarme en su pene dejando que mi vagina lo absorbiera todo y seguí con movimientos circulares de la cadera, él me tocaba los senos o me apretaba las nalgas. –Aaaahh! Aaah!- gritaba. De pronto se levantó un poco y me apretó fuerte las nalgas, yo estaba paralizada del placer y luego pude sentir su semen calientito que invadía mi interior, pero sin riesgos. Uno de los mejores orgasmos en mi vida. –aaah! sii!!- gimió. Gemimos.
Terminamos.
Me agaché para besarlo aún con su pene dentro de mi y así nos quedamos por un par de minutos, estábamos agotados y sudorosos.
Nos separamos, empezamos a vestirnos en silencio y cuando terminamos nos deshicimos del condón.
-Bueno Luis, juegas muy bien al Doctor, me siento muy bien.-dije sonriendo. –Ya me voy, tengo que hacer tarea y ya apaga la tele que nadie la está viendo.
-Si, tu también eres excelente Doctora. JAJA- respondió. –Haber cuando volvemos a jugar.
Tengo un primo de 18 años, y hace unos días nos quedamos solos en casa de mi tía viendo la tele y como hacía mucho frío estábamos en la recamara con una cobija encima (mi tía había ido a visitar a su otra hija) y entonces después de unos 20 minutos me dijo que si me podía preguntar algo haciéndome prometer que no me enojaría. Acepté y lo animé para que hablara y me preguntó que si me acordaba de cuando éramos más jóvenes y mis otras primas y yo jugábamos mucho con él al “doctor” y eso implicaba que alguna de nosotras éramos las doctoras y él el paciente y curiosamente siempre teníamos que revisarlo, tocarlo y darle besos por lo obediente y buen paciente que era.
Al final le dije que sí y que qué era lo que quería, a lo que sonrojándose me preguntó que si quería volver a jugar al “doctor”. Al principio no estaba segura, pensaba que todo eso se debía quedar en el pasado pero no sé que me sucedió que empezaron a pasarme muchas ideas por la cabeza hasta que le dije que sí. Jugaríamos pero que debíamos tener mucho cuidado y acto seguido tome su mano y la coloque en mis pechos.
-Empecemos de una vez- dije -Doctor, me duele el pecho.
-Pues habrá que revisar cual es el problema.- dijo sonriendo.
Empezó a masajearme el busto con una sola mano y seguía algo tímido así que lo ayudé un poco colocándole la otra mano en mi pecho. –Revise bien Doctor-. Tomó más confianza y empezó a apretar suavemente mis senos. Estaba muy concentrado así que bajé el cíper de la chamarra y desabotoné mi blusa. Tome su mano izquierda y la metí entre la ropa. Mis pezones estaban duros y me estaba empezando a excitar por la situación y todas las ideas que volaban en mi mente.
Me había quitado la chamarra y la blusa estaba abierta de par en par, me alegró mucho haberme puesto el sostén que se desabrocha por delante así que le ahorré la tarea a mi primo y en menos de un minuto estaba descubierta del pecho frente a él. Comodos en la cama, hicimos la cobija a un lado y empezó a tocar mis senos más salvajemente; apretándolos, manipulándolos a su gusto, acariciando mis duros pezones y de un momento a otro su lengua dibujaba círculos alrededor de ellos, estaba muy emocionado y parecía que se quería comer mis senos al mismo tiempo. Pasaba de uno a otro succionando suavemente mis senos y apretándolos sin tanta delicadeza.
Yo me había dejado llevar por la situación y estaba disfrutando cada lamida que me daba. De repente sentí su mano recorrer mi cuerpo hasta las nalgas y apretándolas con ganas. Esto me encantó. Empezó a acariciarme en la entrepierna sobre el pantalón pero yo ya estaba algo excitada y de la emoción me desabroché los jeans y junto con mi tanga los bajé hasta la rodilla. Mi primo empezó a acariciar mi vulva ya húmeda y mi clítoris, yo empecé a masturbarlo para que su pene se endureciera, lo cual no hizo falta, ya estaba super duro y erecto. Todo esto ocurría mientras nos besábamos. Entonces mientras cambiaba para lamer mis senos y besarme, sentí sus dedos entrar en mi, fue algo delicioso, empezó un jugueteo de mete-saca haciéndome gemir . El tema del doctor había quedado en el olvido, sabíamos lo que hacíamos y nos gustaba.
Se bajó los pantalones, quería meter su miembro erecto en mi vagina lo antes posible pero lo detuve y tomé el control de la situación. Lo acosté, me situé entre sus piernas sobre él y bajé hasta su cintura donde mis senos encontraron antes que mi boca su mástil carnoso y duro. Juguetee un poco con mis senos en su pene, le hice lo que se dice “una Rusa”, él estaba encantado, quería meter mano para masturbarse pero de nuevo lo detuve y de golpe me meti su pene a la boca, empece a lamerla por todos lados hasta llegar a los testículos y de nuevo a la punta, así lo hice varias veces. Ver su cara de placer me excitó aún más así que le chupé su miembro con más ganas, me lo tragaba casi todo ya que mi primito estaba bien dotado. Le gustaba que le lamiera la puntita para luego tragarme todo su pene. La baba que escurría la usaba para masturbarlo con la mano mientras le daba besos a su cabeza.
Mi primo solo movía la cabeza con brusquedad para verme a los ojos mientras lamía a su amiguito y al techo mientras susurraba mi nombre. –Aaah! Aaah! Jennifer! Si que sabes mamar prima… aah! Sii!
Se levantó y me pidió que me acostara y abriera las piernas –favor con favor se paga- dijo. Yo obedecí y tomé la posición que él me indicaba, me quité los pantalones y la tanga completamente, abrí las piernas, se agachó y di un pequeño gemido cuando su lengua tocó mi clítoris. Manejaba muy bien su lengua. Arriba y abajo, recorriendo mis labios mayores y adentrando su lengua causando que me estremeciera del placer, supongo que ya estaba escurriendo. Así siguió por breves instantes hasta que sentí que quería meterme su pene y esta vez no pude resistirme, quería sentirlo dentro de mi.
Me separé un momento para buscar el condón que siempre guardo en mi bolsa. Lo abrí rápidamente, se quitó los pantalones completamente y lo coloqué sobre su verga bien parada mientras él me veía fijamente. Momentos después me monté en él.
–estás listo?-. –Sí-.
Dirigí su pene hacia mi vulva y me fui sentando poco a poco. Sentía como se iba llenando mi vagina con la verga de mi primo, era deliciosa la sensación. Los dos nos miramos fijamente mientras su pene entraba en mi. Una vez bien metido comencé a moverme suavemente para adelante y para atrás rítmicamente. Me excitaba la forma en que nos veíamos. Puso sus manos sobre mis pechos y volvió a acariciarlos.
Quería besarme así que se sentó y yo me acomodé y lo abracé con mis piernas mientras bajaba la cabeza para besarlo.
Decidió tomar el control, cuidadosamente me acostó y se colocó sobre mi. Nunca me imaginé que estaría así con mi primo pero me gustaba y disfrutaba de todo lo que sucedía. Empezó con el mete-saca una y otra y otra y otra vez.
Mi primo me estaba haciendo gozar, apreté la cobija que habíamos hecho a un lado con una mano y el edredón de mi tía con la otra, mis pezones estaban durísimos, yo estaba hecha un mar y mi primo me enterraba su verga como quería.
Decidimos cambiar de posición y me puse en cuatro con mis nalgas frente a él, no tardó para penetrarme nuevamente mientras buscaba mis senos con sus manos.
Me puse en la esquina de la cama boca abajo, me metía su pene con buen ritmo, me paré un poco para buscar su cabeza y besarlo, él aprovechó para acariciar y apretar mis tetas pero era tanta mi excitación y mis ganas de que me la siguiera metiendo que de nuevo me agaché y dejé que sus piernas chocaran con mis muslos, soltó una, dos, tres nalgadas que me hicieron dar pequeños gritos.
Volvimos a la posición inicial, él abajo y yo clavándome su miembro en mi vagina ya goteando. Empecé a mover la cadera adelante y atrás, luego en círculos. Gemía. Me apoyé en él para comenzar un movimiento mete-saca yo misma. Volví a sentarme en su pene dejando que mi vagina lo absorbiera todo y seguí con movimientos circulares de la cadera, él me tocaba los senos o me apretaba las nalgas. –Aaaahh! Aaah!- gritaba. De pronto se levantó un poco y me apretó fuerte las nalgas, yo estaba paralizada del placer y luego pude sentir su semen calientito que invadía mi interior, pero sin riesgos. Uno de los mejores orgasmos en mi vida. –aaah! sii!!- gimió. Gemimos.
Terminamos.
Me agaché para besarlo aún con su pene dentro de mi y así nos quedamos por un par de minutos, estábamos agotados y sudorosos.
Nos separamos, empezamos a vestirnos en silencio y cuando terminamos nos deshicimos del condón.
-Bueno Luis, juegas muy bien al Doctor, me siento muy bien.-dije sonriendo. –Ya me voy, tengo que hacer tarea y ya apaga la tele que nadie la está viendo.
-Si, tu también eres excelente Doctora. JAJA- respondió. –Haber cuando volvemos a jugar.
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