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El auto y un manual de ayuda

Venir de Mar del Plata luego de un fin de semana de encuentro y disciplinada pasión con una muchacha, es terrible, sobre todo a la hora del regreso y porque esas cuatro horitas son interminables, y el deseo ronda a los amantes como también ronda el para al costado del camino, aun a costo de llegar tarde a destino. Digamos que Carmen había llegado de Miami para pasar el fin de semana conmigo y no quedaba otra que depositarla en un vuelo de LAN Chile a determinada hora del día y que el regreso complicaba ese horario.
Ante estos acontecimientos y la presión del deseo, hace que uno deba asumir riesgos, y que a su vez los riesgos que uno asume sean aceptados por la pareja en cuanto al objetivo a lograr.
A una indicación mía, Carmen empezó a bajar el zipper de mi jean y pelo mi pija al aire que estaba enorme y dura. Entre el volante y esa bragueta ella puso su cabeza y empezó a chupar. Yo debía mantener la línea de marcha y gozar esa terrible chupada de pija. Carmen no solo me estaba chupando la poronga sino que estaba dándome su despedida, en esos momentos lo presentía y así resulto. El tránsito por la ruta dos era fluido pero no era pesado como en verano ya que estábamos sobre el fin del otoño. Su boca, garganta profunda me hacía estirarme en la butaca del auto frunciendo el culo intentando mantener los ojos abiertos concentrados en la ruta. Y por ahí lo peor, luego de casi una hora de juego así supe que me iba a correr. Como lograr una buena eyaculación sin cerrar los ojos y poner la mente en blanco. Esto meditaba cuando una manda de lobos blancos corría por el tronco de mi pija buscando la boca de Carmen.
Gracias a dios conserve mi derecha y no pegue ningún volantazo. Carmen saboreaba mi semen y se tiro en la butaca de mi costado y llevo mi mano derecha para que la ayudara a masturbarse.
Pasamos por la laguna de Chascomus y estábamos totalmente recompuestos. El avión partió a la hora exacto y un dejo de tristeza nos embargó durante la despedida.
Nunca más la volví a ver.



PD: A veces es disciplina y el relato sin irse del argumento resulta largo como consecuencia de la necesidad narrativa. Y admiro a aquellos que pueden describir hasta el milímetro escenas y situaciones puntuales con precisión de quien ve las cosas frente a un televisor. En mi caso pretendo que la narración sea corta, precisa y que no deje duda, salvo que el mensaje final sea dejarnos la duda. Por lo general uno no debe hacer una defensa de lo que escribe, ahí están los templos y la justificación de los templos decía Borges, y perdón por la comparación. Cuento corto o largo, sale lo que sale. No pretendo gustar al que me lee, pretendo decir algo. A veces tengo suerte, otras no.

4 comentarios - El auto y un manual de ayuda

Ritomansilla
Muy buen relato. Comparto contigo la PD.
perchacubo
Gracias Ritomansilla
PICURU44
excelente historia y mejor contada, mis puntitos son por la P.D.
perchacubo
Gracias picurru44.
FedorM
Nunca corrí el riesgo; valizas, freno de mano y mente en blanco... saludos.
perchacubo
gracias por leerme.
pacificlupus
+10 por todo, relato y pd. Reco y fav
perchacubo
Gracias te agradezco todo lo que has dicho y hecho