Así te empezaba a contar está historia
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Capítulo 2; El encantador de serpientes
La primera vez que fui a la casa de Oscar me terminé quedando tres horas, tal como me había dicho, si le gustaba estar conmigo iba a pagar para que me quede unas horas más.
Cinco días después, cerca del mediodía volvió a llamar al privado, pero esta vez pidió por mi
-Bien, te vas ganando clientes! me dijo la telefonista/vigilante que también se hacia la simpática y era flor de bicha
Remis hasta Palermo, con el agregado del chofer que sabía perfectamente a que nos dedicábamos las que salíamos del departamento de Congreso y se hacia el Langa, en fin , totalmente olvidable.
Hasta que por fin el oasis en medio del desierto. Me recibió con un efusivo beso en la boca, entrar a su departamento era como aislarse de la ciudad, me hizo pasar y mientras yo caminaba se agachó para poder estar a mi altura, me abrazó de atrás agarrándome de la cintura y me besó el cuello.
-almorzaste?
-emm si, dije titubeando, algo comí
-ya sé, te dijeron que no comas ni tomes nada, pero quedate tranquila, no soy un loquito, además ahí donde trabajas tienen mi dirección, dale, almorza conmigo
Remató la frase con una sonrisa y acepté, de más está decir que la comida era exquisita, sin contar el hecho de que estuvimos casi una hora entre el almuerzo y la sobremesa y él estaba pagando por ese tiempo
-Avisá que te quedas tres horas más, comi demasiado, ahora necesito hacer la digestión
Me invitó al sillón, el mismo que había sido escenario de nuestro primer encuentro, nos sentamos a mirar televisión, me abrazó y me acariciaba el pelo, me sentí tan cómoda que me quedé dormida.
Cuando me desperté el me estaba llevando en sus brazos
-Me dormí mucho?
-No, unos quince minutos, pero fue hermoso verte así
Le rodeé el cuello con mis brazos y me apoyé en su pecho
-Sos tan chiquitita, tan maleable, me encantas!
Entramos en la habitación y me dejó en la cama, me arrodillé en el borde y Oscar se quedó parado, comencé a desabrochar su camisa muy despacio, a medida que lo hacía acariciaba su pecho, así hasta que llegué al último. Seguí con su pantalón, cuando cayó al piso, sin bajarle el boxer pase mi mano por su verga que ya estaba hinchándose, hice lo mismo con la lengua, dejándole la tela llena de saliva, alterné caricias, apretones y lamidas sin terminar de desnudarlo, me detuve sólo para sacarme la ropa, me quedé sólo con la tanguita y seguí con mi tarea, que estaba disfrutando mucho.
Cuando se acostó boca arriba lo despoje de lo que le quedaba de ropa y me puse a un costado suyo, tomé con mi mano su tremenda erección, lo lamí despacio mientras lo miraba, su cara de placer me resultaba muy excitante, recorrí con mi lengua cada centímetro, sintiendo sus venas inflamarse, saboreandolo.
Cambié un poco mi posición, me giré dejando mi cola a su merced y me dispuse a succionarlo con ganas, literalmente me llené la boca, lo chupaba con ansias motivada aún más por las caricias que me daba sobre la tanga, en un momento la corrió y sus dedos se encontraron directamente con mis hoyitos, con dos de ellos me tocaba la conchita y con el pulgar jugaba en mi cola
-Pará por favor! Poneme un forro y veni arriba mío, dijo casi suplicando
Sin abandonar la labor, le puse un preservativo y me senté de un solo golpe en su pija, me quedé quieta un momento disfrutando del cuadro, comencé a moverme muy lento y de a poco fui ganando intensidad
-Sos una nenita hermosa, me volves loco!
Yo solo gemía y disfrutaba, él se fue sentando hasta que nuestras bocas se encontraron, nos besamos como si en la boca del otro buscáramos el antídoto a un potente veneno, la penetración era cada vez más intensa y sus caricias en la espalda me hicieron entregarle un orgasmo sublime que me recorrió todo el cuerpo haciéndome temblar.
Nos giramos y una vez encima mío llevó mis pies a sus hombros e inició un bombeo tremendo, con una de sus manos acariciaba mis tetas, mis sentidos estaban hipersensibilizados y volví a acabar enloqueciendolo, separó mis piernas y recostándose sobre mi, descargó en el látex varios chorros de semen.
La tarde siguió entre caricias, un nuevo polvo memorable y un cálido baño de inmersión, hasta que se terminó el tiempo pactado y volví a la jungla.
Unos días después estaba siendo solicitada otra vez por Oscar, así durante varias semanas, hasta ese sábado que, después de dos horas juntos me hizo la gran pregunta
-Te animas a venir cuando terminas de trabajar?
La sorpresa fue tal que me quedé muda
-me gustaría mucho que te quedes a dormir, y te pagaría por supuesto, además toda la plata sería para vos, que decís, te espero?
Que podía tener de malo? Pensé, yo la pasaba muy bien con él, y aunque sabía que estaba totalmente prohibido ir por mi cuenta con un cliente, nadie tenia que enterarse.
Unas horas después terminó mi horario, le dije a mi amiga que esa noche no volvía a mi casa, que iba a un cumpleaños
-boluda, no estás metiendo en ningún quilombo no?
-nada que ver, en que quilombo me voy a meter yendo a cumpleaños
-mira que "Mujer Bonita" es una película, acá los tipos te pueden prometer mucho, pero lo único que quieren es cojerte gratis
-ya sé, no soy tarada, te repito, voy al cumpleaños de una amiga, te veo mañana
Me olvidé de todo lo que mi amiga me dijo y sin una pizca de duda fui a pasar la noche con Oscar, nunca imaginé que sería el principio del gran problema que aún hoy me persigue.
13 comentarios - El camino a la perdición (cap. 2)
Que ricura
Y que suertudo él
👍👍 +10
Ansioso por saber que va a pasar más adelante en la historia Camilita!!
Muy buen relato como de costumbre querida amiga, FELICITACIONES linda +10
besos Misko
Esa imagen de por si merece no 10 puntos sino un cargamento de puntos amiga...!!!
Realmente atrapador, sigo ansioso esperando mas... 😘